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Al casino con la plata del abuelo

Fuente: Adrián Murano | Revista Zoom Fecha: 15 de  JUN 2018 El gobierno se dispone a liquidar el Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS) de la Anses. El plan no es nuevo: la maniobra fue habilitada por la ley ómnibus que en 2016 posibilitó el “blanqueo” impositivo. La novedad es que el desguace fue ratificado por escrito en el memorando de acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. “Vamos a amortizar activos de los fondos de pensión que se encuentran actualmente en posesión del gobierno como un medio para ayudar a financiar el pago de pensiones, incluyendo aquellas en la Ley de Reparación Histórica”, reza la carta de intención. “Las autoridades y el staff del FMI acordaron una misión de asistencia técnica del FMI para fines de 2018 que recopilará la información necesaria y asesorará a las autoridades sobre el registro correcto de la operación de nacionalización y los cambios subsiguientes en el sistema de pensiones que sean consistentes con principios estadísticos sólidos como los incorporados en las Manual de Estadísticas Públicas. Si las recomendaciones de la misión llevan a cambios en la medición del resultado presupuestario no se aplicarán medidas de política adicionales para los fines del programa respaldado por el FMI”, precisa el documento. En criollo: en el memorando con el prestamista, el Gobierno se compromete a liquidar el FGS para hacer frente al programa de reparación histórica a los jubilados. Esto implicará que el Ejecutivo se desprenderá no sólo de los títulos públicos que heredó de las AFJP sino también de las acciones de empresas privadas que aún tiene en sus manos. A los empresarios amigos de Macri le gusta esto. El proceso de venta de activos y saqueo de los recursos del FGS (como su nombre lo indica, creado para ser un reaseguro del delicado sistema previsional) lleva más de un año, y ya generaron media docena de causas judiciales. Por una denuncia del legislador nacional Rodolfo Tailhade, por ejemplo, el juez Claudio Bonadio lleva la demanda por la venta de bonos de la empresa EPEC, que le entregaban una tasa del 12,5% al Estado, para la suscripción de deuda de la provincia de Córdoba por U$S 150 millones a diez años, a un interés anual del 7,25%. Por ese caso se denunció una pérdida de U$S 75 millones para el organismo. La diputada Victoria Donda, por su parte, denunció la venta del 11,8% de las acciones que el FGS tenía en Petrobras. Se las entregó a Pampa Energía, de Marcelo Mindlin, a $ 10,37 cada una y tan sólo algunos días después el precio bursátil se disparó a cerca de los $ 18. El caso también está en manos de Bonadio. La Unidad Fiscal de la Seguridad Social (UFISES) inició una demanda por presuntos negociados entre el FGS, Petrobras y Pampa Energía, que por conexidad se unió también al expediente originado por Tailhade. El titular de la Procuraduría de Investigaciones Administrativas, Luis Rodríguez, denunció posibles negociaciones incompatibles, defraudación contra la administración pública y violación de los deberes de funcionarios públicos vinculados al fondo. El expediente está en manos del juez federal Claudio Casanello. Otra denuncia de la UFISES cuestiona la colocación de fondos en un fideicomiso de la financiera Axis, fundada por el ex ministro de Finanzas y flamante titular del Banco Central, Luis Caputo. El 80% de los $ 450 millones transferidos se destinaron a la compra de Lebacs, que el FGS bien podría haber adquirido sin pagar la comisión a la compañía creada por un funcionario. Esa causa transita, con el típico andar cansino que los jueces federales le otorgan a los expedientes que involucran a funcionarios en funciones, en el juzgado de Luis Rodríguez. La tercerización de las colocaciones financieras -con el consiguiente pago de comisiones a los colocadores- se convirtió en una práctica habitual durante la gestión cambiemita de la Anses, que conduce Emilio Basavilbaso. Según detectó y difundió el periodista Ari Lijalad, la Anses colocó millones de pesos en Fondos Comunes de Inversión (FCI) con tres tipos de maniobras: compra de Lebacs, inversiones en fondos donde ANSES representa casi todo el capital y la colocación de dinero de ANSES en fondos que luego invierten en empresas de allegados a Macri, como su “hermano de la vida”, Nicolás Caputo, y Marcelo Mindlin. El desvío de los recursos del FGS hacia la especulación financiera se inició apenas el PRO tomó posesión de una de las cajas más voluminosas del país. Y como es usual, la maniobra incluyó beneficios adicionales personales para funcionarios del Gobierno. En este caso, el beneficiado fue Luis Caputo: en lugar de que la ANSES comprara las Lebacs en forma directa, Caputo hizo que el FGS invirtiera en el fondo Axis, fundado por él y donde, según su última declaración jurada, conserva varios millones invertidos. Según reveló Lijalad, las inversiones de ANSES en Axis aparecen por primera vez en el acta 133, de julio de 2016. Puso, de un saque, 292 millones de pesos en el fondo Axis Ahorro Plus. Al mes siguiente, según el acta 134, rescató 236 millones pero puso 427 millones más. “Le quedaron un total de 498 millones en el fondo Axis Ahorro Plus”, concluyó el periodista. Según informó Axis a la Comisión Nacional de Valores (CNV), el 99,9% de ese fondo luego se invertía en Lebacs. O sea: ANSES gastaba millones en comisiones para que el fondo fundado por Caputo hiciera algo que el organismo podía hacer por sí mismo. El caso fue denunciado por el fiscal Gabriel De Vedia, que estaba a cargo de la Unidad Fiscal de Investigaciones de Delitos de Seguridad Social (UFISES). Luego de la denuncia, el Gobierno quiso primero eliminar la UFISES y luego, hace unos días, ordenó el desplazamiento del fiscal De Vedia. En paralelo a la persecución de los denunciantes, Mauricio Macri decidió premiar a los denunciados. El viernes, Luis Caputo fue designado al frente del Banco Central en lugar de Federico Sturzenegger, quien ofició de fusible por el incendio cambiario que lleva más de dos meses

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La revolución de las hijas brilla por derecho propio

Fuente: Luciana Peker | Página 12 Fecha: 14 de JUN 2018 El debate sobre el aborto legal, seguro y gratuito entierra, definitivamente, el “que se vayan todos” por el “que se vengan todas”. Es una demanda del movimiento de mujeres fruto de una construcción de más de treinta años de feminismo, de una tradición de tres décadas de Encuentros de Mujeres y de una forma horizontal, federal y autónoma de hacer política. Aunque, por sobre todas las cosas, es una primavera juvenil. Las grandes protagonistas políticas de la marea verde son adolescentes. Hay una ruptura de género y generacional con el poder político. Las chicas son las que llevan la batuta: las que levantan la voz, las que mandan, marchan, conducen, cantan y piden por ellas en su singularidad vital y libertaria. Son las pibas de pañuelos y puños en alto. Las Increíbles Hulk de Argentina no tienen sobredosis de músculos, tienen brillantina contra la invisibilización histórica del machismo. El boom de la participación adolescente marca una ruptura generacional y mete el dedo en la llaga con la crisis de la política tradicional (conservadora y tradicional). Hay que tener 25 años para poder ser diputado/a. Las chicas que toman, mayoritariamente, las calles, los colegios, los subtes, los colectivos, las plazas, las mesas de las familias, las redes sociales, tienen menos de 25 años. O sea: pudieron hablar en el Congreso de la Nación como oradoras (con el destacado discurso de Ofelia Fernández como ejemplo), pero no pueden ser diputadas. Tienen voz, pero no voto. Y esa tensión marca la tensa –pero no calma- trasnoche del 14 de junio. La grieta ya no es partidaria con una inusual foto que muestra de la mano a Mayra Mendoza (FPV), Karina Banfi (UCR- Cambiemos), Silvia Horne (Movimiento Evita), Daniel Lipovetzky (PRO), Mónica Macha (FPV), Lucila De Ponti (Movimiento Evita), Victoria Donda (Libres del Sur), Araceli Ferreyra (Movimiento Evita). El debate permitió un trabajo transversal que recuperó la historia de la construcción política de las mujeres que llevo a la victoria del cupo femenino en los noventa–también ganado de trasnoche y con los votos en contra que se dieron vuelta cuando las velas no ardían y el reloj bajaba las pestañas- pero que abrió una agenda de género que jamás se hubiera propuesto ni aprobado sin un piso de treinta por ciento de mujeres en el Congreso de la Nación. El abrazo multipartidario no es solo una fiesta cívica, ni una entrega de convicciones éticas, económicas y políticas. Es entender la posibilidad de construir política aún en tiempos de desaliento y desazón colectivos. La construcción de la grieta no marca un enfrentamiento sin conciliación, sino, más astutamente, la cancha marcada solo por la victoria y la derrota, sin matices, ni conquistas. Los brazos enlazados son, también, una hilvanación de una forma de construir acuerdos y discutir desacuerdos que no es naif, sino una esperanza que, justamente, saca los brazos del lugar de la derrota. Hay varones claves en la construcción del aborto legal: Lipovetsky, Sergio Whisky (PRO), Maximo Kirchner (FPV), Daniel Filmus (FPV), Leo Grosso (Movimiento Evita), Nicolás del Caño (Frente de Izquierda), Horacio Pietragalla (FPV). Pero no solo el protagonismo transversal fue de las mujeres, sino que la forma de construcción política no es casual, sino un mandato histórico y vigente de la forma de construcción política del movimiento de mujeres en la Argentina. Pero, además, la tensión entre la vieja política y la nueva política se reflejó, de manera tajante, entre el Congreso, con sus puertas adentro, sin los votos seguros e idas y vueltas para conseguir las manos levantadas por el aborto seguro, legal y gratuito. Y el ruido que entraba por las ventanas del recinto, la gente que tomaba sopa o guisos entre guantes, las carpas donde abrazarse y cubrir con gorros el aire frío de las pieles en el calor de la multitud, la música sin noche, los cantos en un grito colectivo que tiene como anticipación del Mundial en las avenidas vueltas estadio y las pizzerías vivando por el aborto en el hospital como se canta un gol en las pizzaras de los canales de televisión que suman votos a favor del aborto legal. “La más maravillosa música es la que viene de las calles”, dice Cristina Álvarez Rodríguez, la diputada del PJ-FPV, la sobrina de Evita, a las tres y media de la mañana, demasiado tarde para dormirse, demasiado temprano para votar, mientras la música entra literalmente y la marcha nocturna genera la mayor vigilia histórica en treinta años de debates en democracia. Una nueva democracia. Una democracia en donde la voz se alza y los votos se exigen, ya no es una representatividad formal y vacía, sino una asamblea permanente, nocturna, atenta y vital, que no quita sus ojos. El resultado, todavía, no estaba claro. El reloj marca casi las cuatro de la madrugada. Las activistas siguen tejiendo estrategias. Mayra Mendoza, Aracely Ferreira, Facundo Suarez Lastra (UCR), hacen referencia a la revolución de las hijas y al fervor de las nuevas generaciones en sus discursos. Daniel Filmus se pregunta como mira a los ojos a sus hijas si vuelve a su casa sin ley. Pero, por sobre todo, más allá de las palabras que traen a las jóvenes, a la solemnidad del Salón de los Pasos Perdidos, un cuerpo desnudo, pintado sobre Callao, con un espejo a la altura de los ojos, interpela a la política tradicional. ¿Qué ven cuando las ven? ¿A dónde miran cuando no las ven? Ellas, por las dudas, la multitud de hijas que pueblan el Congreso, que no se mueven, o se mueven en una marea conjunta, que pelea por un sexo verdaderamente libre, hacen una revolución brillante y de glitter verde. No se esconden. Y solamente pueden no verlas quienes no son capaces de ver a las grandes actoras políticos del Siglo XXI. Son ellas. Las hijas. Tomaron las calles. Y no las mueve nadie. No las ve solo quien no quiere verlas.

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No mancharon la camiseta argentina: A pesar de la presión de Macri e Israel

Fuente: Carlos A. Villalba* | Nuestras Voces Fecha: 8 de JUN 2018 En plena noche catalana del martes 5 de junio los jugadores de la Selección Argentina de fútbol hicieron oír su decisión de no viajar a Israel para jugar en Jerusalén. Fue el momento en que se desmoronó el riesgoso castillo de naipes político, diplomático y comercial construido por el gobierno de Mauricio Macri y el premier Benjamín Netanyahu. El intento del presidente de usar a la selección argentina y a Messi, el jugador de fútbol más famoso del mundo, como herramienta favorable a su alineamiento con Estados Unidos y con el gobierno derechista de Israel, su proveedor de las armas de control poblacional interno al Ministerio de Seguridad liderado por Patricia Bullrich, terminó en un escándalo internacional y desnudó el manejo interesado de los colores nacionales por parte de la Casa Rosada y de su operador Daniel Angelici . En plena noche catalana del martes 5 de junio los jugadores de la Selección Argentina de fútbol hicieron oír su decisión de no viajar a Israel para jugar en Jerusalén. Fue el momento en que se desmoronó el riesgoso castillo de naipes político, diplomático y comercial construido por las autoridades argentinas y el premier Benjamín Netanyahu. Las denuncias internacionales, el efecto de cartas cargadas de emoción -dirigidas sobre todo a Lionel Messi-, los ruegos a los gritos de un grupo de argentinos, barceloneses y de algún palestino durante el entrenamiento matutino del plantel, las conclusiones sobre el daño a sus propias imágenes de ídolos deportivos globales, cargados de contratos con marcas que se venden en lugares tan distantes como América, Europa, China y, también en mercados de millones de personas del mundo árabe y países de creencias musulmanas empujaron el rechazo. El intento del presidente Mauricio Macri de usar a la selección argentina y a Messi, el jugador de fútbol más famoso del mundo, en la previa del mundial de Rusia, como herramienta favorable a su alineamiento con Estados Unidos y con el gobierno derechista de Israel, su proveedor de las armas de control poblacional interno al Ministerio de Seguridad liderado por Patricia Bullrich, terminó en un escándalo internacional que desnudó el manejo interesado de los colores nacionales por parte de la Casa Rosada, de su operador Daniel Angelici y, una vez más, de la Cancillería que maneja Jorge Faurie quien, con el desastre consumado, trató de ocultar las huellas de la participación del Ejecutivo en la maniobra frustrada y de echarle el fardo “de las decisiones de la AFA”, a pesar de reconocer que existió una conversación entre el Presidente y su par de Israel, Benjamín Netanyahu, que “intentó convencer” al argentino de que actuara para que la selección concretase el viaje. No fueron la Presidencia de la Nación, la diplomacia argentina, la asociación que maneja el futbol nacional ni la empresa televisiva organizadora los que pusieron coto al dislate. Por el contrario cada uno se encargó de tirar más leña a las llamas de una herida abierta hace décadas, con la invasión israelí a territorios palestinos y la persecución permanente de su pueblo, en el marco de un conflicto que arroja un saldo de 9.476 palestinos muertos a manos del ejército israelí, tanto en Israel como en los territorios ocupados de Cisjordania y la Franja de Gaza y de bajas de 1.246 israelíes como consecuencia de las acciones de resistencia palestina desde el año 2000, según el recuento del Centro de Información Israelí por los Derechos Humanos en los Territorios Ocupados (B’TSELEM), organización insospechada de “antisemitismo”. Subestimación de la ignorancia El Mundial es una reunión deportiva que absorbe la atención de la mayoría de los argentinos, cuyo impacto ensordecedor del resto de los temas de la agenda diaria hasta más allá de la final del mediodía del 15 de julio próximo será usado por el gobierno nacional para avanzar en las políticas de ajuste y empobrecimiento que ya pactó con el Fondo Monetario Internacional. En este caso, y a pesar de las estrategias comunicacionales de sus “expertos”, el fracaso en toda la línea de la “maniobra Israel” que Macri dejó en las manos directas de su secretario general de la Presidencia, Fernando de Andreis, constituyó de manera simultánea: Una derrota diplomáticapara la política de la Alianza Cambiemos, casi tan potente como el fracaso en el intento de instalar a su primera canciller, Susana Malcorra, en la Secretaría General de la ONU. • Un impacto negativo para Tel Avivpor el aumento de la visibilización de su política. antipalestina considerada un auténtico “genocidio” por ese pueblo y sus defensores; donde el pretendido uso de la imagen de Messi actuó como bumerán y todos atendieron a las denuncias, por encima de la opinión que les merezca. • Desprestigio para la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) que, a instancias del dúo Macri-Angelici, impuso la realización del partido contra la opinión del plantel nacional, incluido el DT Jorge Sampaoli • Descrédito internacional para Torneos y Competencias/Clarín, empresa que maneja los intereses televisivos internacionales de la celeste y blanca, a pesar de que su anterior gerente, Alejandro Burzaco, permanece bajo prisión domiciliaria en Estados Unidos, engrampado a una pulsera electrónica, por el papel estelar que cumplió en el “FIFA Gate”, el proceso por sobornos, fraude y lavado de dinero efectuados por la productora deportiva de TV por cable para corromper a las dirigencias nacionales e internacionales del fútbol y garantizarse los derechos de comercialización de los juegos de la FIFA en América. El partido que debía realizarse el sábado 8 de junio, también formaba parte de la campaña recaudatoria de la AFA, presidida por Claudio Fabián “Chiqui” Tapia, dirigente de la primera “C” del fútbol del ascenso, pasible de volar por los aires en cuanto no sea funcional a los intereses del poder detrás del trono que detenta Angelici, operador macrista y presidente de un club del peso del que hoy goza Boca Juniors, el laboratorio administrativo de Macri y su equipo antes de desembarcar en Balcarce 50. El también titular del Club Atlético Barracas Central, está además sujeto a los vaivenes de la relación del poder político nacional con su suegro, el líder sindical Hugo Moyano, actualmente distanciado del gobierno y con un poder de fuego con capacidad de movilización y paralización de las actividades del país. Las razones estratégicas, y millonarias, que impulsaron su realización hicieron que la

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Fútbol y lanchas de guerra

Fuente: Jorge Elbaum | El cohete a la luna Fecha: 03 de JUN 2018 La visita de la selección argentina a Israel está atravesada por una extorsión política a los jugadores y al técnico. Detrás de un partido amistoso se divisan sobreprecios en compras de embarcaciones, negociados vinculados a la venta de armas y alianzas estratégicas suyo antecedente son los atentados terroristas sangrientos en Buenos Aires de 1992 y 1994. El vínculo entre la política y el fútbol, en la historia de la Argentina, incluye imágenes amargas atravesadas por dictaduras. Una de ellas se remonta a Antonio Ratín, expulsado injustamente en los cuartos de final de la copa del mundo, en un partido contra Inglaterra, en Wembley en 1966, donde se perdió 1 a 0. En aquella ocasión el capitán, el “Rata”, fue echado por pedirle un traductor al árbitro alemán, Rudolf Kreitlein. Pocos días antes el general Onganía había dado un golpe contra Arturo Illia. El 23 de julio de 1966 Ratín abandonó la cancha y se sentó –desafiante— en la alfombra roja de la reina. Antes que termine el partido se retiró del estadio acariciando despreciativamente el banderín del córner, ataviado con la bandera británica. Apenas 12 años después, se divisan las imágenes de tres genocidas celebrando un gol en forma desaforada, mientras los gritos de miles de desaparecidxs eran ahogados en torturas y asesinatos. La gira de la selección argentina, previa al mundial de Rusia, obliga a transitar esas ambigüedades que supone un mundial: el equipo de Messi jugará el 9 de junio en Jerusalén, después de una imposición de la diplomacia israelí, orientada a dotar de legitimidad a una ciudad que tiene dos banderas pero que se busca rodearla de una sola. El gobierno de Trump ha resuelto, en el marco de una decisión arbitraria, trasladar su embajada a una ciudad que según las Naciones Unidas corresponde dividir para que pertenezca a dos Estados: a Israel y a Palestina. La provocación efectuada por el gobierno de Estados Unidos supone un desconocimiento de todas las normativas internacionales, entre ellas la resolución 478 del Consejo de Seguridad de la ONU, que cataloga la anexión como contraria al Derecho internacional. Apropiaciones simbólicas La iniciativa por quitarle identidad a Al-Quds –nombre con que denominan a Jerusalén los palestinos— es acompañada por el gobierno de Netanyahu con la ocupación recurrente de nuevas franjas de territorio de Cisjordania, pertenecientes a la Autoridad Nacional Palestina, dirigida por Mahmud Abás. La colonización israelí de Cisjordania se desarrolla de la mano de políticas de negación de derechos civiles de los habitantes árabes. Esta situación de conflicto se ve ahondada por repetidos bombardeos –hacia las ciudades israelíes— de dos grupos gazatíes fundamentalistas (Hamás y la Yihad Islámica) que no reconocen ni a la Autoridad Nacional Palestina ni a Israel. La franja de Gaza es uno de los territorios más densamente poblado del mundo. Viven dos millones de personas y en el último mes miles de sus habitantes se han manifestado contra el traslado de las embajadas, siendo reprimidos brutalmente por las tropas israelíes que provocaron 130 muertos y 3.000 heridos. Muchos de los jugadores de la selección, y el técnico Jorge Sampaoli, han solicitado ante la AFA que el partido del 9 de junio no se lleve a cabo. La respuesta que obtuvieron fue que la cancelación no podía tomarla la AFA dado que existía un acuerdo intergubernamental (entre Macri y Netanyahu) que “de ningúna manera podía quebrantarse”. Sin embargo el (digno) disgusto de Sampaoli generó el martes pasado una situación de tensión nunca vista entre los dirigentes y el técnico, que concluyó con la reducción de la estadía a dos jornadas, cuando estaba planificada originalmente para el doble de días. Además, los deportistas y el técnico les exigieron a los funcionarios que se garantice la ausencia de políticos israelíes, ni en forma previa ni posterior al partido. Uno de los jugadores, referente del equipo –que pidió confidencialidad –afirmó “es difícil ir a jugar un partido amistoso a un país que acaba de matar a 130 personas, entre ellos 10 pibes”. El partido del día 9 –que decenas de miles de aficionados al fútbol de distintos países reclamaron que no se lleve a cabo— se transmitirá televisivamente a 50 países del mundo. El mensaje subliminal, orientado a instalar la idea de una ciudad totalmente israelí, tramitado con la complicidad del macrismo, está dado en la elección del estadio donde jugarán ambas selecciones. Será justamente en Jerusalén a diferencia de los partidos de los años anteriores, que se desarrollaban en Tel Aviv. El diputado de la Kneset (parlamento unicameral israelí) Yousef Jabareen, miembro de la Lista árabe-judía, envió semanas atrás una carta al embajador argentino en Israel solicitando que la selección de fútbol no juegue en Jerusalén. “Me preocupa mucho que este partido tenga lugar en Jerusalén. Si bien Israel siempre buscó el reconocimiento internacional y la aceptación de Jerusalén como su capital, este reconocimiento no se realizará: Jerusalén fue ocupada en violación de la ley internacional, según lo establecido en numerosas resoluciones de la ONU (…) Celebrar el partido otorga legitimidad y apoyo a las continuas violaciones de los derechos humanos del gobierno israelí, incluido el robo de tierras”, agregó el miembro del Parlamento. Lo mismo opina Claudio Morresi, ex futbolista y ex Secretario de Deportes: “La única razón por lo que la Selección argentina juegue en Jerusalén es por una presión del gobierno a la AFA. Llevar a Leo Messi y al resto del equipo a una ciudad donde existe un conflicto internacional, solo se entiende por algún negociado del gobierno, que expone a un peligro innecesario al equipo nacional. Si el pueblo israelí quiere ver a la selección argentina lo lógico sería que la lleven a jugar al estadio Ramat Gan de Tel Aviv, que tiene capacidad para 10.000 personas más que el Teddy Kolek de Jerusalén. Según la Asociación de Futbol de Palestina, el campo originario donde se iba a jugar era el Sami Ofen de Haifa y se trasladó al estadio

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Tiempos interesantes

Fuente: Edgardo Mocca | Página 12 Fecha. 03 JUN 2018 El macrismo no ha dejado de retroceder políticamente desde los días de la movilización popular en diciembre último contra el atropello legal a los jubilados y pensionados. Sin embargo su discurso público no ha cambiado en ningún asunto más o menos importante. El país de Macri es el que se incorporó al mundo, abandonó el camino que lo llevaba a Venezuela, es mirado con admiración en todos los países que valen la pena. Y lo más importante, tiene la fórmula para superar por siempre los fracasos argentinos: la libertad de los mercados. Es la misma fórmula de Alsogaray, de Martínez de Hoz, de Cavallo y de tantos otros, que repiten las nuevas generaciones de tecnócratas con la seguridad de haber descubierto la pólvora. Esa fórmula, esa ideología, ha estado detrás de cada golpe de estado oligárquico-militar. Llegó a su climax mundial en los años noventa del siglo pasado cuando se derrumbaba el muro de Berlín, desaparecía la Unión Soviética, florecía la “tercera vía” de la izquierda neoliberal y Menem convertía al justicialismo en el agente de las “reformas estructurales” que llevaron al país al desastre más grande de su historia contemporánea. Claro, al gastado relato de la meritocracia, el capital humano y la capacidad de autorregulación del mercado –tan viejo que se remonta al siglo XIX y mantuvo su predominio  hasta la gran crisis capitalista de 1929– el macrismo le agregó el atractivo de ganar una elección. Es decir, por primera vez presentándose el liberalismo conservador a elecciones con su propio partido, sin recurrir a golpes militares o a la captura de alguno de los grandes partidos populares. A eso hay que agregarle que Cambiemos es el nombre argentino de una contraofensiva de la derecha regional contra los procesos populistas de comienzos de este siglo. Entonces, el macrismo luce un ropaje moderno. Es la oligarquía joven, canchera, decontracturada, segura de sí misma. Encontró provisoriamente el modo de fundirse en un mismo deseo, en un mismo imaginario social con clases medias que prefieren la desigualdad aunque digan lo contrario. La promesa fue exitosa, fue ganadora. El problema es que después hay que gobernar. Y la tecnología publicitaria combinada con la intrusión en las intimidades individuales puede ser un auxiliar muy importante del gobierno y de la política. Lo que no puede es reemplazarlos.  Y la estructura misma del macrismo está hecha de materia publicitaria. Casi no tiene importancia el sentido directo e inmediato de las palabras, solamente importa la posibilidad de inscribirla en un relato siempre igual a sí mismo. No importa que las metas de inflación se cambien hacia arriba, que se pierdan miles de millones de dólares de reservas por una corrida cambiaria, que se rompa la alianza –inestable pero hasta hace poco efectiva– con un sector del peronismo, que la popularidad del presidente  disminuya en cada sondeo, que millones ganen las calles, que la cúpula sindical esté obligada a abandonar su postura conciliadora, que la iglesia católica advierta la gravedad de la crisis, que la Sociedad Rural bloquee de modo automático la propuesta de volver a las retenciones. No importa nada, el relato no se abandona. Nada indica que este abrazo incondicional a la utopía del libre mercado y su recitado sistemático e incesante pueda ser reemplazado por algún enfoque pragmático que surja de las orillas exteriores a los ceos que pueblan el gabinete presidencial. Hasta cabe preguntarse si todavía se está a tiempo para producir ese viraje. Antes de la desesperada intervención de Macri anunciando el inicio de una gestión con el FMI, probablemente hubiera un margen para el realismo político; el spot publicitario del presidente “llevando tranquilidad” al país sobre la base del abrazo con el centro coordinador de la usura global y corresponsable del marasmo nacional de 2001 achicó notablemente ese margen. Macri y los suyos se sienten portadores de una misión histórica. Desde el momento que convencieron al 51por ciento de los votantes, se sienten seguros de que esa misión no se agota en una gestión de gobierno y no se limita a revertir los legados de la experiencia kirchnerista. Toda la historia del país debe ser releída. Y la clave de esa relectura es que el país fracasó por ser distinto, por ser “anormal”. Esa anormalidad son los salarios relativamente altos en términos latinoamericanos, el peso de sus sindicatos, la fuerza de una cosmovisión igualitaria que viene de las viejas izquierdas inmigrantes y constituyó una fuerza de estado a partir del primer peronismo. Es anormal por su voluntad industrialista, por el peso específico de su estructura universitaria y científico-técnica. Por su capacidad de lucha y de ocupación de la calle. Por su excepcional cultivo de la memoria popular, incrementada exponencialmente por las madres, las abuelas y por el conjunto del movimiento de derechos humanos. Y ésta es la oportunidad de normalizar definitivamente al país. Hasta aquí el delirio refundacional funcionó en un contexto relativamente pacífico, a pesar del siniestro mensaje que se emite hacia las fuerzas de seguridad y relativamente institucional, a pesar del abuso de los decretos, la manipulación del poder judicial, la exclusión sistemática de la visibilidad para las voces críticas y la represión salvaje en algunos casos. Esta permanencia de cierto ethos democrático, aceptado de mala gana por el gobierno, está hoy amenazada. Detrás del discurso edulcorado, férreamente encuadrado en el relato y en las formas para su defensa que surgen del estudio de los focus groups, se mueve la amenaza, anida la extorsión. Es muy sintomático que en los días posteriores a la corrida cambiaria, las mayores novedades políticas hayan consistido en el vallado de la plaza de Mayo y en el adelanto de la intención de que el Ejército intervenga en los conflictos sociales internos. Y el día viernes cuandouna de las más gigantescas movilizaciones de los últimos tiempos ocupaba el centro porteño, tuvimos la noticia de que la cámara federal “dictaminaba” que Nissman fue asesinado. No se sabe por quién ni cómo. Pero sí se sabe

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Un fallo a pedido de la Casa Rosada

Fuente: Raúl Kollmann | Página 12 Fecha: 02 de JUN 2018 La Cámara Federal dictó ayer, en la causa por la muerte de Alberto Nisman, el fallo que le pedía la Casa Rosada y los aliados internacionales del gobierno de Cambiemos. Sin pruebas, sin elementos, en un fallo totalmente descolorido, el tribunal confirmó que el fiscal fue víctima de un supuesto homicidio, sobre el que los camaristas no pudieron describir nada: ni quién fue, ni como entraron, ni cómo salieron, ni cuál pudo haber sido la mecánica del supuesto crimen, ni cómo podría ser el vínculo con el informático Diego Lagomarsino, propietario del arma del disparo letal. Pero, además, elucubraron que la muerte fue producto de la denuncia que presentó Nisman contra Cristina Fernández de Kirchner, Héctor Timerman y otros funcionarios kirchneristas por haber firmado el Memorándum de Entendimiento con Irán. Sobre esta hipótesis tampoco aportaron un nuevo dato ni una evidencia. La Cámara no aceptó calificar la muerte de Nisman como un magnicidio ni nombró a CFK en su fallo –tal como pedía Pablo Lanusse, abogado de la madre del fiscal–, pero le dijo al juez que debe investigar a funcionarios del kirchnerismo que hablaron mucho por celular el sábado 17 de enero de 2015, día anterior al deceso del fiscal, y el mismo 18 de enero, cuando apareció el cuerpo. Suponen que esos funcionarios fueron parte de un complot. También insistieron –sin pruebas– en que los policías federales que integraban la custodia de Nisman actuaron ineficientemente a propósito para facilitar el plan del homicidio. Los camaristas Martín Irurzun y Leopoldo Bruglia –muy cercanos al gobierno de Cambiemos– le hicieron su ofrenda a la administración Macri que, como está visto, necesita seguir acusando al gobierno anterior de todos los males. Dice el fallo de ayer: “se encuentra prima facie acreditado que Natalio Alberto Nisman fue asesinado y que dicho suceso fue directa consecuencia de la denuncia que formulara el 14 de enero de 2015 como titular de la Unidad Fiscal de Investigación del atentado terrorista perpetrado contra la sede de la AMIA. Se afirmó también que, a partir de la prueba reunida, su concreción resultó posible a partir del despliegue de una correlativa logística que debió contar necesariamente con la cohesión de diversas voluntades orientadas a la concreción con éxito del plan urdido”. Este es uno de los párrafos centrales de la resolución: se parte de que a Nisman lo mataron y que hubo un complot muy sofisticado que necesitó de mucha gente –“diversas voluntades”– para cometer el crimen. La base del fallo es el estudio que hizo la Gendarmería Nacional, fuerza bajo las órdenes de Patricia Bullrich. No se confrontan las conclusiones con lo que dijeron, primero, los especialistas de la Policía Federal y luego la Junta de Criminalistas: “no había ninguna otra persona en el baño en el momento del disparo”. Irurzun y Bruglia directamente ignoran esa conclusión. Al mismo tiempo, se tergiversa el informe del Cuerpo Médico Forense que sostuvo que no es su papel dictaminar sobre homicidio o suicidio, porque eso corresponde al juez, quien tiene que mirar todos los elementos. Sin embargo, en la mañana de la autopsia, la fiscal Viviana Fein informó que recibió una llamada del titular de la Morgue Judicial, Fernando Trezza, adelantándole que no existía indicio de que otro persona hubiera disparado y que era probable el autodisparo. A lo largo de los meses, ante la insistencia de los forenses contratados por Sandra Arroyo Salgado, ex pareja de Nisman, los integrantes de la Junta Médica señalaron que “no hay evidencia desde el punto de vista pericial de lo afirmado por la querella”. La querella insistía con que fue un homicidio y los forenses de la Corte dijeron que no existía evidencia de tal cosa. Lo más notorio respecto del texto de Irurzun y Bruglia es que dedicaron una buena parte de las 39 páginas de la resolución a sostener la hipótesis del homicidio. Sin embargo no pudieron aportar nada: No existe el menor indicio de quienes fueron los autores del supuesto crimen. Dicen que Lagomarsino fue partícipe porque aportó el arma, pero no se sabe de quién fue cómplice. El técnico informático no registra ni llamadas ni mensajes con alguno de los integrantes del supuesto complot ni hay un testigo que lo haya visto en situación extraña. Hablan de que fue parte de una “célula dormida”, pero trabajó en la fiscalía durante nueve años, contratado directamente por Nisman. No se indican cómo entraron los supuestos homicidas y mucho menos como salieron del departamento ni del edificio Le Parc. La unidad del piso 13 estaba cerrada del lado de adentro y el propio baño no se podía abrir, tal como declaró la madre del fiscal. No se explica cómo Nisman ni siquiera se defendió, ya que los camaristas abandonaron la absurda hipótesis de que le dieron una sustancia, ketamina, para dejarlo indefenso. Bruglia e Irurzun convalidan que a Nisman le dieron una paliza, algo categóricamente desmentido por el Cuerpo Médico Forense. Tampoco se explica cómo es que si le pegaron una paliza no se encontró nada desordenado ni un rastro de sangre en todo el departamento. La serie de incongruencias es ilimitada, pero la Cámara pasó por encima de esos obstáculos y concluyó que detrás del crimen hubo un amplio y sofisticado complot. Por eso le dice al juez que investigue: “el caso estuvo rodeado de llamativas, reiteradas y no habituales comunicaciones desde la noche del sábado hasta avanzado el domingo entre funcionarios de diversas áreas del Estado Nacional -Poder Ejecutivo, Ministerio de Justicia, Ministerio de Seguridad provincial, Jefatura II Inteligencia del Ejército Argentino. El momento en que se cometió el delito, el grado de organización evidenciado y la amplitud de la cobertura colocan en una razonable perspectiva funcional el desarrollo del hecho, pues todos ellos se presentan como indicios de entidad suficiente como para sustentar seriamente como hipótesis que el destino de Nisman fue decidido a consecuencia de la naturaleza, gravedad y alcances de la denuncia que presentara unos

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De subsidios y omisiones

Fuente: Teodoro Boot | Revista Zoom Fecha: 01 de JUN  2018 La discusión en torno al subsidio a las tarifas de servicios públicos –que en realidad empezó en tiempos en que el actual oficialismo era oposición y, bueno es recordarlo, la mayoría de las distintas oposiciones de hoy eran un oficialismo– hubiera sido una buena oportunidad para reflexionar, no ya sobre los méritos o deméritos de los subsidios, sino sobre la naturaleza de los servicios públicos. Otro tanto ocurrió –y sigue ocurriendo– respecto a las retenciones a la exportación de productos primarios, uno de los posibles modos de redistribución de la renta extraordinaria de la pampa húmeda así como de separación de los precios internos de los alimentos de sus ocasionales valores internacionales. Para los defensores del régimen anterior, subsidio a las tarifas y retenciones van de la mano: lo que el Estado recibía de, supuestamente, los grandes productores y exportadores de granos lo redistribuía entre el conjunto de la sociedad, en especial los sectores más empobrecidos, mediante el subsidio al precio del gas, la electricidad y otros recursos energéticos. Con ser bienintencionado, el esquema tenía serios huecos y numerosos puntos cuestionables, pero va de suyo que la opción alternativa de ninguna manera puede ser la elegida por el actual oficialismo, que consiste en succionar los recursos del conjunto de la sociedad y las fuerzas productivas para ponerlos en manos de los proveedores de servicios públicos. Aparte parafrénico Más allá de la extraña tirria con que algunos ex oficialistas hoy tributarios de algunas de las sectas menores de la oposición recibieron el discurso en el Senado de Cristina Fernández, objetando que haya consistido en reivindicar su gestión (la pulsión de parte de estos ex fanatizados acólitos suyos por encontrarle el pelo al huevo a cuanto diga o deje de decir, haga o deje de hacer la ex presidenta es como para un estudio siquiátrico), es bastante razonable que la ex presidenta se elogie a sí misma. Si usara su banca en el Senado para criticarse y autoflagerarse, quien debería ser remitida a un frenopático sería ella y no sus fanatizados acólitos de ayer, a quienes –dicho sea de paso– recomendaríamos internar con una imagen en lo posible tridimensional de la ex presidenta, como para que tengan algún tema de conversación. A quién subsidian los subsidios Los indudables beneficios sociales y económicos de la política de subsidios adoptada por los gobiernos kirchneristas no deberían hacer olvidar –ni se debió haber obturado la discusión a los gritos y descalificaciones, anatematizando a los objetores– la naturaleza endeble y engañosa de sus bases de sustentación. Por ejemplo al paso, no era subsidiado el consumidor (¿acaso alguien recibió alguna vez un cheque del Estado para pagar la factura de la luz?) sino las empresas –“detalle” no casualmente pasado por alto por los grandes medios de comunicación, al servicio de los objetores al sistema de subsidios–, lo que si bien conllevaba cierto relativo control sobre costos, inversiones, calidad del servicio y distribución de dividendos, suponía también el subsidio a los altos salarios de ceos, gerentes y, principalmente, funcionarios irrelevantes o innecesarios, como los encargados de prensa y relaciones públicas de las empresas de servicios. ¿Para qué diablos sino para lobby puede necesitar una estructura de “prensa” y otra de “relaciones públicas” una empresa que por gracia estatal administra un servicio esencial en forma monopólica y subsidiada? ¿Por qué los salarios de esos lobbistas debían ser pagados –a través del Estado– por el conjunto de la sociedad contra la que esos lobbistas inevitablemente actuaban? Resignación, fatalismo, complicidad El esquema de subsidios adoptado por los gobiernos kirchneristas partió de la convicción en la irreversibilidad de la profunda alteración de la estructura productiva argentina iniciada por la última dictadura, seguida por la mayor parte de la gestión alfonsinista (de la mano de Terragno, Sourrouille y Machinea) y consumada por el menemismo con el concurso de buena parte de los oficialistas y opositores de ayer y hoy. La dictadura no sólo hizo todo lo posible por destruir la estructura financiera y productiva sobre la que durante 40 años se había sostenido la política de industrialización por sustitución de importaciones, no siempre exitosa y a menudo jaqueada por la recurrente falta de divisas, pero cuyas limitaciones se estaba en condiciones de superar, tal vez definitivamente, de no haber mediado el “oportuno” Rodrigazo de 1975. La dictadura también produjo una gran concentración económica y financiera y alentó el surgimiento de una nueva “oligarquía”, tan parasitaria como la anterior, con la que se mimetizó y a la que terminó sumándose. Es el gran momento de unos y el despegue de otros, como Bulgheroni, Astra, Acindar, Bunge y Born, Loma Negra, Macri, Pérez Companc, Techint, Arcor, Mastellone, Ledesma y todos los parásitos del Estado denominados “capitanes de la industria” que luego prosperaron durante el gobierno de Alfonsín, hasta colonizarlo por completo. Pero faltaba el toque final. Lo daría Carlos Menem con laparticipación estelar de la UCD, la complicidad de gran parte de la UCR y –no debería olvidarse– el sector mayoritario del peronismo, el Partido Justicialista y los principales gremios, con excepción de los agrupados en el MTA y CTA: el descuartizamiento y privatización de YPF, Gas del Estado, Agua y Energía Eléctrica, YCF, Obras Sanitarias, Entel, así como Aerolíneas Argentinas, Elma, la Flota Fluvial del Estado y la privatización de la Caja de Ahorro y Seguros y numerosos puertos fluviales y marítimos. Será también la gestión menemista la que elimine las retenciones a la exportación de productos primarios, reinstauradas por la dictadura libertadora y democrática tras la liquidación del IAPI y pergeñadas originalmente –de la mano de las juntas de granos y carnes– por Federico Pinedo y Raúl Prebisch durante la Década Infame. ¡Así de novedosas, izquierdistas, populistas y estatistas son las retenciones que tanto horrorizan “al campo” y la mediaclase argentina! Sintonías Con las retenciones a la exportación de productos primarios –eliminadas por Menem-Cavallo en el mismo acto en que impusieron la convertibilidad– pasa algo similar a lo que ocurre con

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El Comando Sur en Neuquén

Fuente: Elsa M. Bruzzone | alainet.org Fecha: 30 MAY 2018 Hace unos días nos enteramos de la infausta nueva: El Comando Sur de los EE UU lograba imponer, luego de un primer intento abortado en el año 2012, su objetivo de hacer pie en nuestro país para disponer una base militar en la Provincia de Neuquén. Durante el año 2017 el entonces embajador norteamericano interino Tom Cooney había recorrido la Provincia y ratificado la intención de reactivar la construcción de la base. Al mismo tiempo destacó las inversiones que Chevron y Exxon Mobil realizaban en Vaca Muerta. Los medios de comunicación provinciales informaron, en la semana del 7 de mayo, que un grupo de “técnicos” norteamericanos habían arribado la Provincia para construir las instalaciones, donadas por el Comando Sur bajo la figura de “Ayuda Humanitaria”, donde funcionará la Defensa Civil Provincial. El costo de la obra asciende a 2.000.000 dólares y consta de una sede y un galpón de 600 metros cuadrados que podría funcionar como centro de evacuación ante catástrofes eventuales ya que contará con dormitorios, baños, cocina, una sala de cuidados médicos, otra para conferencias y un helipuerto. Se ubica sobre la Autovía Norte y a escasa distancia del Aeropuerto Internacional de Neuquén . “No se trata de una base militar, sino del Programa de Ayuda Humanitaria para retomar la marcha de la obra que se suspendió en 2.012 y que consiste en un depósito y un edificio de oficinas para la coordinación de Defensa Civil y otros organismos ante una emergencia”, afirmó Leonel Dacharry, Secretario General de la Gobernación Provincial. Agregó “Comenzamos los contactos en 2009 y a través del programa conseguimos un campamento para evacuados para 250 personas, que nos vino muy bien cuando se produjo la erupción del volcán Puyehue, en 2011”. El año pasado llegó la segunda etapa del campamento, que ahora puede albergar hasta 500 personas”. Informó además que la ayuda incluyó vehículos todo terreno que integran el Plan de Manejo del Fuego, se encuentran en Junín de los Andes y pueden ser utilizados para búsqueda y rescate. Señaló que “el lugar elegido está junto a la autovía Norte y cerca de un centro de distribución estratégica como es el aeropuerto (Internacional Juan D. Perón) para el traslado de elementos a zonas que lo ameriten y que no es una base porque los edificios quedan bajo el registro dominial de la Provincia”.Añadió que las obras habían comenzado en 2012, se habían detenido y que recientemente habían llegado de EE UU “tres ingenieros y un arquitecto del programa de ayuda humanitaria para supervisar la continuidad de las tareas”. Agregó que “se trata de una estructura “muy liviana, con posibilidad de expansión, estará dotada de un grupo electrógeno por posibles cortes de energía eléctrica y servirá para el acopio de víveres, los campamentos móviles y, eventualmente, para alojar personas ante alguna emergencia”. Reiteramos para Neuquén lo que sostuvimos en nuestro documento “El Comando Sur en El Chaco”. Presentamos un análisis de la forma cómo se ha aplicado y se aplica la estrategia para el control militar y de los recursos naturales estratégicos de la Región por parte del llamado “Comando Sur” de EE UU. Todo se inició cuando el Comando Sur y la embajada norteamericana impulsaron un “Programa de Fortalecimiento del Sistema Provincial de Emergencias,” que fue aprobado en 2006 por el ex Ministro Aníbal Fernández, como un aporte a los programas sociales que desarrollaba el gobierno. De esta manera y enmascarando las reales intenciones se posibilitaba la entrada de dicho Comando en territorio argentino por la puerta de servicio. Ello implicó realizar inicialmente campañas de «concientización humanitaria» y de instrucción a la población con el objetivo de establecer, en un futuro que manifestaron cercano, personal para colaborar con la «ayuda humanitaria», tal como había ocurrido con anterioridad en Ecuador, Honduras, Costa Rica, Paraguay y Colombia. Lo que el representante del Comando Sur para Argentina no ha explicado ahora, como tampoco lo hizo en el año 2012 el Coronel Edwin Pastor cuando hacía las gestiones en la Provincia del Chaco, es como un programa con apariencia civil es realizado por un comando militar de EE UU, el cual no guarda relación de dependencia con la embajada de ese país, que es la que debería tener a su cargo o patrocinar programas realmente solidarios y exclusivamente civiles. Existiendo múltiples organismos no militares nacionales e internacionales cuya actividad se orienta hacia una misión social y humanitaria no queda claro por qué estas tareas se encomendaron al Comando Sur en forma altamente sospechosa ya que es conocida la doble misión de las embajadas y los organismos militares de EE UU en los diversos programas civiles y militares de ese país para ayuda, capacitación, intercambio, cooperación, trabajo bilateral y que culminan con la realización de ejercicios militares “combinados” con los efectivos de los países involucrados . Además todo ello constituye el fundamento del funcionamiento del llamado SIAD (Sistema Interamericano de Defensa) creado por EE UU dentro del cual el Comando Sur es el principal órgano operador para Latinoamérica y el Caribe, independientemente de las atribuciones políticas de las embajadas norteamericanas en el Continente. Por un lado, Washington presenta un componente humanitario visible al público, estructurado sobre actividades que la sociedad visualiza como ‘justas’ y en su beneficio, de modo tal que pueda justificarse una interacción bilateral. Causas como ayuda humanitaria, sanidad y salud pública, emergencias y desastres naturales, derechos humanos, seguridad, lucha contra el narcotráfico y el narcoterrorismo. Pero por otro lado existe una componente no visible que se encuadra en los objetivos estratégicos afines a los intereses de EE UU y muchas veces contrapuestos a los del país asistido conducidos por un comando militar. Además se suman a esta operatoria los ”Acuerdos de Cooperación” que el Gobierno Nacional Argentino ya viene manteniendo con EEUU en el plano militar y civil; sea por ejemplo para capacitación de civiles y militares con instructores estadounidenses, como son los Programas Internacionales para Educación y Entrenamiento Militar, de Seguridad de Fronteras y Control de Exportaciones

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¿Termina como en 1995 o como en 2001?

Fuente: Julian Zícari* | Página 12 Fecha: 29 de MAY 2018 Durante la década que rigió la convertibilidad el país tuvo dos crisis severas, una en 1995 y otra en 2001. Ambas pusieron bajo presión al sistema y llevaron a que los gobiernos a cargo de capearlas recurrieran al Fondo Monetario Internacional como prestamista de última instancia. Los resultados fueron totalmente opuestos en uno y otro caso. En 1995, tras sufrir una recesión de un año, la economía se recuperó y volvió a crecer durante dos años. En cambio, la crisis de 2001 no pudo revertirse y terminó en un terrible hundimiento. ¿Por qué se obtuvieron resultados tan distintos? La crisis de 1995 tuvo una causa clara. Estados Unidos comenzó una fuerte suba de su tasa de interés generando como consecuencia algo similar a lo que está ocurriendo hoy: muchos capitales especulativos decidieron dejar las economías periféricas -en especial las latinoamericanas- y refugiarse en destinos más seguros para captar las altas tasas. Tal huida de capital llevó a la economía mexicana a devaluar en diciembre de 1994. Lo sucedido en México pareció un anticipo de lo que podría ocurrir en Argentina, por lo que las corridas bancarias y cambiarias se hicieron sentir con fuerza, proyectando un derrumbe de la convertibilidad y de la economía. Para enfrentar el shock externo, el entonces presidente Menem y su ministro Cavallo recurrieron al FMI para obtener un salvataje, algo similar a lo que está intentando el macrismo en la actualidad. A su vez, se aplicó un fuerte programa de ajuste a partir de marzo de 1995, que incluyó el aumento del IVA, el despido de empleados estatales y la promesa de más privatizaciones. Lo llamativo fue que apenas dos meses después se realizaron las elecciones presidenciales (mayo de 1995), con la economía en recesión y el desempleo arriba del 18 por ciento, y pese a ello la población ratificó a Menem en la Casa Rosada. En suma, la mayoría demostró estar dispuesta a pagar cualquier precio con tal de mantener la convertibilidad, tolerando el ajuste. Años después, la situación volvió a ser complicada. La economía entró en recesión en 1998, se fue cerrando el flujo de fondos externos y se sembraron dudas sobre la continuidad de la convertibilidad. Por eso, en diciembre de 2000 el presidente De la Rúa cerró un acuerdo con el FMI para despejar temores y así obtuvo el Blindaje, con el cual pretendía cubrir las necesidades financieras del gobierno por los años siguientes. Eso demostró no ser suficiente y a mediados de 2001 se debió renegociar parte de la deuda externa con los acreedores, realizándose el megacanje. A su vez, al igual que Menem en 1995, el tándem De la Rúa-Cavallo buscó demostrar su compromiso con el pago de deuda y aplicó un gigantesco ajuste en julio, con la “ley de déficit cero”. Gracias a este “esfuerzo”, el FMI premió al país con el “salvataje” en septiembre de 2001, otorgándole otros 8 mil millones de dólares para terminar con las dudas frente a la crisis. El final de la historia de 2001 es conocida: apenas tres meses después del “salvataje” llegó el corralito, los saqueos y la rebelión popular que le puso fin a Cavallo y De la Rúa. ¿Por qué esta vez el resultado fue diferente? La respuesta no hay que buscarla en lo que hizo el FMI, ya que en 1995 asistió a Menem con 2300 millones de dólares y en 2001 con 10.600 millones. Es decir, en la crisis que terminó por estallar su intervención fue cinco veces más “generosa” y sin embargo todo explotó. La clave para la respuesta está en la capacidad de la tolerancia popular frente al ajuste: en 1995 la población pareció avalarlo, ya que ratificó a Menem en las elecciones. En cambio, en 2001 la población respondió con el “voto bronca”, con los piqueteros, los sectores medios activos y un sindicalismo que no dio tregua. En 2001 ya no hubo tolerancia a las políticas de ajuste. Por ello, para saber si el programa de recortes y de flexibilización laboral que el FMI busque imponerle al macrismo tendrá éxito o no, debemos preguntarnos si la población estará dispuesta a movilizarse o será pasiva. Esa es la cuestión hacia el futuro. *Julián Zícari: Autor del libro Camino al colapso. Cómo llegamos los argentinos al 2001.  

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