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Calle, Justicia y Medios: los límites para el eterno retorno de la derecha

Fuente: Edgardo Mocca | El Destape Fecha: 1 de agosto de 2020 La derecha argentina permanece estancada. No tiene otro argumento que la oposición agresiva y sistemática contra el gobierno. Tampoco se modifica el papel dirigente de los medios monopólicos en la elaboración de su discurso, la fijación de su agenda y la construcción de sus mitos movilizadores. Sin embargo, la repetición del pasado tiene sus límites.  El principal de esos límites es, paradójicamente, que la estrategia de la derecha triunfó electoralmente en la etapa anterior. De manera que la sociedad argentina que eligió a Macri vivió cuatro años bajo su presidencia. Vivió el derrumbe más importante y más veloz del país en mucho tiempo. Derrumbe económico, social,  político-institucional y moral. Entre las ruinas del edificio macrista encontramos a cada rato señales de putrefacción. El espionaje conducido al más alto nivel, el uso de jueces y fiscales para la persecución política, el apriete contra los jueces y fiscales que no se prestaban a esas prácticas, la generosidad del Banco Nación para con estafadores consumados, supervisada desde la más estrecha cercanía del presidente, increíbles negociados a favor de las empresas del mismo presidente, juicios manejados desde la Casa Rosada para quedarse con empresas ajenas… Todo eso, mientras hubo que reconstruir contra reloj un sistema público de salud destruido durante esos cuatro años y atender una emergencia social –previa a la pandemia y que la pandemia agudizó-  que había producido enormes dolores en los sectores más humildes de la población. Para decirlo con un verso de Yupanqui, “lo que ayer fue esperanza hoy es recuerdo”. Y es un recuerdo que no provoca la añoranza del regreso sino que para la mayoría del pueblo significa el temor de que eso se pueda repetir. Lo que se presentó con los colores de la libertad y la felicidad tomó la forma de una inédita destrucción.     Pero el “eterno retorno” de la política argentina está limitado por otro cambio crucial. Es el que gestó Cristina Kirchner el 18 de mayo del año pasado: la construcción de una fórmula política diferente para enfrentar a la coalición de derecha. Expresada en la centralidad de Alberto Fernández, la estrategia consiste en cambiar el escenario de la confrontación política, revisando sus formas y sus discursos. El presidente  actúa en un registro dirigido a quitarle dramatismo a la diferencia política. El estilo de conducción desplegado frente a la grave crisis sanitaria le permitió construir una escena de colaboración responsable con todos aquellos opositores que tienen responsabilidades de gobierno en los diferentes niveles. Es un mensaje político: se puede convivir en la diversidad, no es necesaria la extrema dramatización de las diferencias políticas, hay una sociedad que está necesitando acciones en común y no un griterío cotidiano penetrado por el odio y la intolerancia. En este punto hay que agregar que esa escena necesita para sostenerse el éxito en la empresa común, es decir que la situación sanitaria se mantenga bajo control, lo que según se ve claramente en estos días dista de estar asegurado. Este contenido se hizo gracias al apoyo de la comunidad de El Destape. Sumate. Sigamos haciendo historia. Sin embargo, la escena colaborativa está superpuesta con otra caracterizada por una extrema tensión, sistemáticamente incentivada y encabezada por lo que uno de sus propios protagonistas supo llamar “periodismo de guerra”. Durante la última semana la oposición parlamentaria expresó su enérgico rechazo a un proyecto de reforma judicial que no se conoce. La sola mención del nombre de la cosa produjo en las principales espadas parlamentarias una respuesta guerrera. Hay para eso una razón evidente: el enunciado de la voluntad de producir una reforma en los tribunales está señalando una cuestión clave para la política argentina, porque ahí radica una fortaleza central de los sectores del privilegio argentino. De ahí salen las cautelares, las inconstitucionalidades, las persecuciones y absoluciones, las aceleraciones y los frenos de los procesos distribuidos según los recursos de poder que expongan los involucrados: el poder judicial es una pieza esencial de la gobernabilidad política en nuestro país. Se hace cada vez más evidente que los actores principales de la resistencia a la experiencia kirchnerista, particularmente a partir del otoño de 2009, no han modificado su actitud a partir del cambio estratégico producido por Cristina en mayo del año pasado. ¿Significa eso que el cambio no ha producido resultados? La experiencia apenas ha comenzado. Y además se ha desarrollado en condiciones muy particulares producto de la pandemia. Aun así hay que evitar la confusión entre el clima social y el clima mediático. La ira contra el gobierno la escenifica un puñado de personas que golpean las cacerolas en los barrios más pudientes de Buenos Aires. Eso expresa el odio y el rencor pero de ninguna manera la fuerza social del encono contra el gobierno. Casi nadie se enteraría de estos episodios si no fuera por la farsesca amplificación del fenómeno que producen los medios concentrados y los activistas del odio en las redes sociales. Actúa sobre la realidad una maquinaria creadora de climas políticos. Una parte de la producción de esa maquinaria se concentra en desestabilizar el estado de ánimo de los hombres y mujeres que apoyan al gobierno del frente de todos. Intentan generar desazón y frustración. Buscan confundir la legítima expresión de disensos propios de un fenómeno amplio y diverso como la fuerza que ganó la última elección en refriegas capaces de debilitarlo para favorecer las posiciones de quienes, a pesar de todo, añoran la experiencia que terminó en diciembre último  Por otro lado esas reacciones expresan una asimetría. La lógica necesidad de protegernos del virus por medio de un prudente distanciamiento entre las personas es respetada por una sola de las dos grandes coaliciones que se disputan la primacía política. La otra actúa de modo desleal y desoye la responsabilidad común, ocupa la calle, a veces violentamente. Y la no ocupación de la calle es una limitación importante para los sectores en los que se apoya el gobierno, para los trabajadores, para los más humildes. Todo un desafío político que obliga

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Vicentin: ¿El fideicomiso es realmente una propuesta superadora?

Fuente: Eduardo Barcesat | El Destape Fecha: 30 de julio de 2020 A juzgar por las noticias que difunden los medios de comunicación, el Gobierno Nacional habría abandonado el proyecto original de proceder a la expropiación del Grupo Vicentín, dando apoyo a la propuesta impulsada por el Gobierno de Santa Fé, de crear un fideicomiso que reemplace la dirección del conjunto societario (fideicomisario), por un elenco representativo de los gobiernos nacional, provincial y, eventualmente,  de los acreedores del Grupo Vicentín (fiduciario), para que administren los bienes fideicometidos.- Simultáneamente, un elenco de acreedores, entre los que se encuentra la representación del Banco de la Nación Argentina, han presentado un lapidario escrito sobre la situación del Grupo Vicentín, fundado primordialmente en el dictamen de los expertos nombrados por dicho Banco, que acredita un vaciamiento pavoroso de los activos de la empresa concursada, al punto de considerar que, a la fecha, el patrimonio del grupo es de valor negativo, al tiempo que se devela, en forma documentada, la real composición del Grupo Vicentín, y las operaciones de vaciamiento incurridas en el período de la cesación de pagos. El escrito judicial incorpora también el resultado de dos investigaciones judiciales impulsadas en EEUU por bancos acreedores (discovery actions), sumamente ilustrativas del carácter fraudatorio del vaciamiento de activos, tanto por los montos fictos de las enajenaciones, como por la fecha de los actos de enajenación de los activos, y porque las cifras que “dicen” haber percibido, curiosamente, no se encuentran registradas en las constancias contables del Grupo Vicentín.- Tampoco ha cumplido la concursada en presentar la Memoria y Balance General del ejercicio correspondiente al año 2019, ni los balances trimestrales posteriores que debió cumplimentar.- Este contenido se hizo gracias al apoyo de la comunidad de El Destape. Sumate. Sigamos haciendo historia. Sin embargo, pese a todo ello, el Juez del concurso de acreedores, ya con el agua al cuello, sigue esperando algún desenlace que no sea la inmediata declaración de quiebra de todas las empresas que componen el Grupo Vicentín, y de remitir testimonio de las pruebas colectadas del obrar criminoso al Juez Penal Federal competente.- Cuando decimos “quiebra del Grupo Vicentín”, nos referimos al conjunto, a todas las empresas que componen dicho grupo, no sea que pretendan preservar las “joyas de la corona”, mientras dejan en manos de los acreedores una empresa de valor negativo millonario. Es –debe ser- de aplicación la doctrina judicial del precedente “SWIFT/DELTEC”, en el que por decisión del Juez, el Dr. Salvador María Lozada, convalidada tanto por la Cámara Comercial como por la Corte Suprema de Justicia de la Nación, se dispuso que la insolvencia de una parte apareja la quiebra del conjunto, en resguardo de los acreedores legítimos, que –hay que repetirlo- también gozan de la inviolabilidad de la propiedad privada (art. 17, C.N.), aunque no haya una “manada” de camionetas 4×4 que ganen las rutas y las plazas de la República, agitando banderas argentinas, en reclamo de protección del vaciamiento empresario y la fuga de los capitales líquidos de las familias titulares del Grupo Vicentín. Pero lo que es relevante para este análisis jurídico, es que se ha construido un imaginario social torno a una propuesta llamada “superadora” a la de la expropiación, y que radica en la figura del fideicomiso.- Dicho de la manera más sencillo, hay contrato de fideicomiso cuando alguien, el fideicomisario, entrega bienes a otro, el fiduciario, para que éste se los administre.- Ahora bien, la forma normal de conclusión del contrato de fideicomiso, es que quien administra (fiduciario), al finalizar el contrato, reintegre los bienes dados en fideicomiso al titular del fideicomiso (fideicomisario); es decir, que finalizado el fideicomiso hay que reintegrarle a los accionistas, las familias que detentan y manejan el Grupo Vicentín, las acciones que representan el patrimonio del conjunto societario.- Así lo dispone el art. 1698 del Código Civil y Comercial de la Nación, muy claramente: “Producida la extinción del fideicomiso, el fiduciario está obligado a entregar los bienes fideicometidos al fideicomisario o a sus sucesores, a otorgar los instrumentos y a contribuir a las inscripciones registrales que correspondan”.- Mediante este desgraciado mecanismo, el Grupo Vicentín (fideicomisario), se despoja de tener que enfrentar a la masa de acreedores, obligación que asume el fiduciario (Estado Nacional, Provincial, más una representación de los acreedores), para que con un patrimonio negativo, repartan migajas, si es que las hay, entre los acreedores legítimos con créditos verificados en el concurso/quiebra.- No se advierte nada “superador” en esta propuesta. Lo superador y coherente, de raigambre constitucional y legal, es expropiar el conjunto, recuperar los activos vaciados, responsabilizar penal y patrimonialmente a los directivos y accionistas del Grupo Vicentín, y resolver las acreencias de todas las víctimas del despojo. Además, vuelvo a decirlo, si el Gobierno Nacional, a través de la UIF, es parte querellante contra los responsables de los actos de vaciamiento y fuga de capitales, lo coherente, lo que se corresponde con la doctrina jurisdiccional del “acto propio”, es proseguir la intervención y expropiación del Grupo Vicentín, junto con la senda de investigación y reclamo ya habilitada; no facilitar el eludir la responsabilidad penal de los hacedores del entuerto Vicentín recurriendo a la opacidad del fideicomiso.

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Fuente: Jorge Elbaum | El Cohete a la Luna Fecha: 19 de julio de 2020 El ex Presidente Mauricio Macri visitó a Horacio Cartes para acordar estrategias comunes en relación a requerimientos judiciales de los que ambos serán protagonistas en los próximos meses. La confidencialidad de la reunión, programada de urgencia, se vincula con imputaciones que tiene a los dos ex Presidentes con posibles pedidos de captura en el marco del Lava Jato. Pocos días antes del viaje de Macri el último 7 de julio, la justicia de Brasil otorgó 10 días de plazo a Horacio Cartes para presentar su defensa respecto a los cargos de contrabando, organización criminal y lavado de dinero. El anfitrión de Macri está procesado por malversación de fondos y se lo investiga por sobornos, defraudación financiera, contrabando y narcotráfico. El fiscal de Asuntos Internacionales de Paraguay, Manuel Doldán, informó el pasado 21 de mayo que el magistrado Marcelo Da Costa Bretas, titular del Juzgado Penal de Río de Janeiro, ordenó la comparecencia de Cartes por su participación en la Operación Patrón (causa desdoblada del Lava Jato) en la que se lo investiga por su sociedad con el financista Darío Messer (conocido como el jefe de los doleiros), preso en Brasil desde mayo de 2019. Cartes se inició en el mundo de las finanzas a mediados de la década del ’80 pero su meteórica carrera se vio obstaculizada por ser condenado en 1986 en el marco de una causa por estafas millonarias contra al Banco Central del Paraguay. Luego de permanecer prófugo durante 4 años, pasó tres meses en prisión. Tiempo después la Corte Suprema de su país lo terminó sobreseyendo por presiones orquestadas desde el Partido Colorado, del cual se constituyó en referente. El delito que se le imputó en 1986 fue el de defraudación pública, por haberse apropiado indebidamente de dólares oficiales, a una cotización preferencial sólo adjudicable a exportadores. Según los biógrafos de Cartes, el padre de Darío Messer, Mordko, lo protegió cuando estuvo prófugo y lo ayudó a mantener su pequeña agencia de cambios llamada Amambay, con actividad exclusiva en la Triple Frontera. La entidad luego se transformó en Banco Amambay hasta instituirse en 2018 con el nombre actual de Banco BASA. En una entrevista concedida en 2010 al diario Última Hora, Cartes denominó a Darío Messer como su “hermano del alma” y en 2016, en Buenos Aires, cuando recibió el premio Shalom otorgado por el Congreso Judío Mundial, precisó: “En un momento muy especial de mi vida, tiempo de grandes dificultades [cuando estuvo detenido por defraudación], Dios puso en mi camino a una familia, a una gran persona, que me acogió en su corazón y sentimiento (…) Me emociona y me honra mencionar el nombre querido de don Mordko Messer, mi segundo padre”. Según las investigaciones realizadas por el juez Da Costa Bretas, la sociedad de Messer y Cartes se encargaba, entre otros ilícitos, de agilizar el pago de coimas de la empresa Odebrecht a través de sociedades anónimas repartidas en diferentes plazas financieras. Además la Justicia brasileña detectó que Cartes le transfirió a Messer, durante su presidencia, 500.000 dólares una vez que solicitó su detención en 2017. Según el juez, el aporte del amigo de Macri fue para auxiliarlo en su raid fugitivo de la justicia brasileña, en retribución por la eficiente tarea realizada por la familia Messer durante 2 décadas, en la que se logró canalizar plata sucia de los diferentes negocios de Cartes, sobre todo el vinculado con el contrabando de cigarrillos. Da Costa Bretas informó a la prensa que la Operación Patrón incluye la investigación sobre el desvió de 1.652 millones de dólares a través de la conformación de 3.000 empresas instaladas en 53 guaridas fiscales detectadas. Una de las sedes utilizadas por Messer para escurrir activos fue la Banca Privada de Andorra (BPA), desde donde partieron los 4.495.250 dólares que el fiscal federal argentino Franco Picardi detectó como parte de los sobornos para efectivizar el soterramiento del Ferrocarril Sarmiento. Las operaciones de la BPA fueron denunciadas inicialmente por el Tesoro de los Estados Unidos, institución ávida por desarticular y/o destruir cualquier posible competencia respecto de sus empresas multinacionales (sobre todo de Odebrecht). Las exigencias del Departamento del Tesoro ligadas al Lava Jato motivaron la intervención del BPA –por parte del Principado–, la disolución de su Directorio y la entrega de la información requerida por Da Costa Bretas. A partir de las auditorías que se sucedieron se logró obtener la información sobre el desvío de 4,5 millones de dólares que el fiscal federal Picardi detectó como evidencia del cohecho. La reunión urgente de Macri y Cartes tuvo como objetivo planificar una defensa conjunta frente a una posible confesión de Messer, quien era el encargado de operar con la BPA para garantizar que la Unión Transitoria de Empresas (integrada por Constructora Norberto Odebrecht, IECSA –de Calcaterra/Macri–, GHELLA y COMSA) suscribiera un contrato ficticio con la apócrifa firma española Detección de Riegos Técnicos, Control de Calidad y Supervisión de Obras de Edificación S.A. (DSC) encargada de viabilizar los sobornos. En su declaración como arrepentido, Marcelo Odebrecht –antes de ser sentenciado a 19 años de prisión el 8 de marzo de 2016– admitió haber pagado 800 millones de dólares en sobornos a funcionarios gubernamentales para garantizarse contratos de infraestructura. Uno de los nombrados en el expediente de Messer/Cartes es Gustavo Arribas, ligado al soterramiento del Ferrocarril Sarmiento. Amigos son los amigos Messer cuenta con la doble nacionalidad brasileña y paraguaya. Cartes le otorgó su Documento de Identidad guaraní durante su gobierno pero la Corte Suprema de Justicia se la quitó en 2018 tras constatar que “está siendo investigado por integrar una organización criminal en conjunción con otros operadores y empleados por lavado ilegal de activos, derivados de la corrupción a través de operaciones ilegales de compra y venta de dólar estadounidense”. Por esas imputaciones el juez Da Costa Bretas solicitó su detención ese mismo año, pero Messer logró mantenerse prófugo hasta junio de 2019. Al poco tiempo que Interpol solicitó su captura en mayo de 2017, el primo hermano de Cartes, Juan Giménez Viveros, se presentó en

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El poder económico bajo la lupa

Fuente:  Alfredo Zaiat| Página/12 Fecha: 19 de julio de 2020 a respuesta de las cámaras que agrupan a grandes empresas ante la propuesta de expropiación de Vicentin es un ejemplo contundente del papel de conducción política de los principales grupos económicos. También es la prueba de la carencia de la vocación de ser partícipes de un proyecto de desarrollo nacional. Las controversias políticas y mediáticas que provocó el tuit de Cristina Fernández de Kirchner recomendando mi artículo del domingo pasado dejaron al descubierto dos debilidades del debate público: * La dificultad para hablar, indagar y cuestionar al poder económico. * El temor en diferentes ámbitos a reflexionar, estudiar y criticar a los grupos Clarín y Techint. El análisis preferido de editorialistas y comentaristas fue la supuesta intención de CFK de marcarle la cancha de ese modo a Alberto Fernández. Las interpretaciones políticas son libres pero los hechos no. Cualquier tuit o expresión de CFK son inmediatamente publicados en los portales de Clarín, La Nación e Infobae. Les sirve para convocar audiencias y continuar la persistente tarea de demonizarla. El primero que subió ese domingo a la red del pajarito fue el artículo «la conducción política del poder económico» y fue ignorado con un potente silencio. El segundo publicado 5.28 horas después, en cambio, en tono de humor con referencia a la mulita y los silobolsas , tuvo amplia difusión en esos medios de comunicación, obviamente para aumentar aún más –si eso es posible- la tirria contra ella, el kirchnerismo y cualquier cosa que comience con la letra K. Recién tres días después hubo una decisión de qué hacer con ese primer tuit. Y la resolución fue utilizarlo para insistir con la estrategia de dividir el frente político que gobierna, con el objetivo explícito de que Alberto Fernández rompa con su vicepresidenta. Ese tiempo transcurrido y esa decisión mediática ratifica el contenido fundamental del artículo en cuestión: quiénes son los dos miembros del establishment que ejercen la conducción política del poder económico. La tapa de Clarín del miércoles pasado fue la orden de largada para encolumnar al resto, que obediente y con eco afinado repitió esa línea editorial. Con muy pocas excepciones en el dispositivo de medios dominantes, los análisis no incluyeron la discusión acerca del poder económico, su responsabilidad en las sucesivas crisis de los últimos 40 años, la oposición a modelos económicos de desarrollo con inclusión social y, fundamentalmente, no se mencionaron a los dos protagonistas principales: Techint y Clarín. Deducción Como CFK no precisó a quienes se refería al final del tuit con la convocatoria «para entender y no equivocarse», lo que se puede deducir con evidencias es que el tema de las corporaciones le parece más importante que las especulaciones políticas. Puede ser que le interesó «la discusión teórica» sobre las corporaciones, como escribió Guido Carelli Lynch en una crónica en Clarín. Ese interés se comprueba recorriendo su cuenta de Twitter y viendo que la intervención anterior había sido un retuit de uno de la periodista y escritora María Seoane. El comienzo de ese tuit dice: «Periodistas: ‘ser independiente del poder’ no lo es solo del poder político sino también de las corporaciones…». Otra pista para deducir cuál fue la motivación de CFK es recordar la presentación del libro «Sinceramente», en el predio de la Sociedad Rural cuando, con Alberto Fernández sentado en primera fila, rescató la figura de José Ber Gelbard. En ese encuentro , cuando todavía no se había anunciado la fórmula ganadora de las elecciones presidenciales, propuso «un contrato social que involucre a todos: empresarios, dirigentes sindicales, un ciudadano que es operario, cooperativistas, una persona que tenga un plan de trabajo». Para agregar que «es necesario que todos pongamos el esfuerzo». En su discurso hizo particular hincapié en el sector empresario al sostener que «hacen falta dirigentes empresarios que piensen la economía como instrumento de desarrollo del país y no solamente personal«. Señaló que «para que una empresa sea más grande tienen que ganar todos y comer todos, si no es muy difícil». En esa instancia, recordó a Gelbard a quien calificó como «el último gran empresario». Puede ser que la realidad de los hechos sea más aburrida y menos estruendosa que las crispadas especulaciones políticas. Burguesía La pirotécnica política de estos días desplazó entonces el debate central: cómo transitar el camino del desarrollo nacional, como ha intentado en varias oportunidades el peronismo en el poder, sin el sujeto económico privado dinámico del capitalismo: la burguesía, que teniendo en cuenta su recorrido en la economía argentina puede definirse como fallida . Mario Rapoport, economista e historiador, ha explicado en más de una oportunidad que la debilidad de la burguesía nacional tiene su raíz en componentes históricos cuando la elección del librecambio se impuso en el momento de la conformación de la Argentina moderna, dejando una marca que aún conserva un considerable poder ideológico. En ese entonces los intereses y grupos de poder hegemónicos durante la denominada Organización Nacional impusieron al liberalismo económico como la piedra angular del progreso argentino. Rapoport precisa que de ese modo se desechó la posibilidad de un desarrollo económico integral mediante la protección de la industria local y, de esta manera, las clases dominantes argentinas rechazaron el camino proteccionista que, por el contrario, fue adoptado por países como Estados Unidos y Australia, y prefirieron un país para pocos ligado a la producción primaria. Esto se traduce en conductas rentísticas, ya sea proveniente del campo o de recursos naturales no renovables. Empresarios Un dato periodístico que colabora para una mejor comprensión de la identificación de los grupos Techint y Clarín como conducción política del poder económica es precisar dónde surgió esa caracterización. No fue del mundo de la política, ni del oficialismo ni de la oposición, de otros periodistas, sindicalistas, sociólogos o economistas. Surgió del interior del mundo empresario. Algunos hombres de negocios están cansados de ser arrastrados a disputas políticas por cuestiones que tienen que ver exclusivamente con intereses de esos dos grupos económicos. Esto no significa que tengan divergencias ideológicas o de modelo económico. Lo que sucede es que algunos ya no quieren participar de batallas políticas permanentes, pero por miedo o por respeto excesivo callan en reuniones de AEA, del Foro de Convergencia Empresarial o de la UIA. Los empresarios también temen una tapa del diario o una campaña en contra liderada

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La salida de la pandemia

Fuente: Carlos Heller | Tiempo Argentino Fecha: 19 de julio de 2020 El país atraviesa una situación de emergencias y lo que domina es la coyuntura, aunque no hay que dejar de pensar en políticas que posibiliten una recuperación más rápida en la pospandemia. En la semana se empezó a tratar en comisión en la Cámara de Diputados, a partir de la situación generada por el Covid-19, el proyecto de ampliación de la moratoria establecida en diciembre del año pasado. Es una medida absolutamente necesaria tanto para aliviar la situación de hogares y empresas, fundamentalmente PyMEs, como del fisco, en un marco en el que los recursos no abundan. Es poner los “relojes tributarios en cero”. La moratoria va en la línea con otras herramientas que se están implementando para relajar las restricciones de liquidez de las empresas y los hogares, como el congelamiento de tarifas, el IFE o el ATP. Es necesario verla dentro de un contexto determinado, para no perder la perspectiva y no caer en discusiones que buscan apartar el foco de lo que es importante. Son medidas frente al reconocimiento de una situación de emergencia, en la que no se avizora aún el final a nivel global, al menos hasta que se encuentre y distribuya una vacuna, algo que bajo las reglas actuales de mercado no está garantizado. Según la CEPAL, la caída de la actividad económica es tan significativa que llevará a que el nivel del PIB per cápita de América Latina y el Caribe sea similar al observado en 2010. En particular, la CEPAL señala que en América Latina podrían cerrar cerca de 2,7 millones de empresas formales, siendo las MiPyMEs las más afectadas. También prevé un aumento mayor del desempleo, que incrementará los niveles de pobreza y desigualdad. Naturalmente los países más afectados son aquellos que arrastraban importantes vulnerabilidades previas. Argentina es uno de ellos. Parece que fuera algo lejano en el tiempo, pero sólo fue en diciembre que el Congreso declaró las nueve emergencias. Una herencia que dejó a las arcas públicas en una situación crítica, como así también al empleo, a la ciencia y la tecnología, y a la salud. Muy diferente sería hoy la historia para enfrentar la pandemia si no se arrastrara esa pesada mochila. Una muestra más de cómo las decisiones y las políticas pasadas tienen impactos en el presente. Los problemas de financiamiento de los Estados tienen que ver con la pandemia, pero también con temas estructurales que requieren ser abordados. Entre ellos está el tema del endeudamiento y sus intereses, que han crecido exponencialmente en nuestro país. Por eso el gobierno está firme en su idea de alcanzar un acuerdo sostenible con los bonistas bajo ley extranjera. Por otro lado, a nivel global, cada vez se alzan más voces pidiendo por impuestos que graven la riqueza, que recaigan también sobre las empresas tecnológicas, las contaminantes, o que se termine con las guaridas fiscales. Una de estas voces parte de la CEPAL, que como forma de aprovechar los espacios que permitan aumentar la recaudación fiscal llama a “combatir la evasión y la elusión fiscales” ya que antes de la crisis la región perdía en promedio el equivalente al 6,1% del PIB (325.000 millones de dólares) debido al incumplimiento tributario. Estas operatorias están a la vista, aunque son validadas por un sistema que premia el lucro máximo a como dé lugar y termina dejando sin financiamiento a los Estados. Un ejemplo de ello es la reciente noticia de que los tribunales europeos anularon la decisión del Ejecutivo del bloque, que obligó a la empresa Apple a pagar unos 15 mil millones de dólares por impuestos atrasados, aprovechando las ventajas fiscales otorgadas por Irlanda. Aunque los márgenes de acción varíen significativamente, el papel activo del Estado hoy no se discute. Suena paradójico, pero muchos de los que hoy se ponen en la fila de los que piden el apoyo estatal, son quienes poco antes propiciaban la idea de un Estado canchero, que entre otras cuestiones reduzca impuestos. Habrá que recordarlo para las discusiones que seguramente vendrán más adelante. La directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, dejó en la semana un par de definiciones a destacar sobre estos temas. Resaltó “las medidas excepcionales adoptadas por muchos países”, y afirmó que “los países de mercados emergentes y en desarrollo serán los más afectados (…), y necesitarán más apoyo durante un período más prolongado”. En particular, sin el apoyo a las empresas, en el grupo de países del G20 las quiebras de PyMEs se podrían triplicar, sostiene la funcionaria, desde un promedio del 4% antes de la pandemia hasta un 12% en 2020. Un impacto sobre el empleo y las capacidades productivas que es necesario evitar. Si bien Georgieva comentó que los desequilibrios fiscales de este apoyo son sustanciales “en esta etapa de la crisis, los costos de un repliegue prematuro son mayores que la continuación del apoyo donde es necesario”. No deja de ser valioso lo que plantea. Sin embargo, parece ser la nueva filosofía que seguramente finalizará luego de que pasen los efectos globales de la pandemia. Por ejemplo, ¿que propondrá el FMI cuando se siente a hablar del enorme pagaré que firmó el gobierno de Macri? ¿Insistirá con las típicas condicionalidades de ajuste fiscal, monetario, de reforma previsional y laboral, o habrá sacado algo en limpio de la pandemia del covid-19 y de todas las consecuencias que genera el funcionamiento del capitalismo financiero neoliberal? De ello dependerá la intensidad de la negociación de nuestro país con el organismo, que a mi entender debe rechazar sus habituales condicionamientos. El presidente Alberto Fernández sostuvo en una videoconferencia con integrantes de la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa (ACDE) que “no hay una opción al capitalismo”, pero consideró que ese sistema “se degradó y llegó la hora de ponerlo en su verdadera dimensión” tras la pandemia de coronavirus. Es un discurso que ya comenté en la columna del domingo pasado. Pero que se refuerza ante las y los muchos que dicen, palabras más, palabras menos:

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Irracionalismo: el virus político poderoso y letal que acecha a Alberto

Fuente: Edgardo Mocca | El Destape Fecha: 19 de julio de 2020 Dijo Elisa Carrió: «Si la sagrada comunión no puede darse en los templos debe darse en las calles porque Jesús es el que sana y cura». Le da así a la resistencia a la cuarentena una especie de épica teológica. ¿Cómo se hace para discutir políticamente con esa afirmación? La ex diputada nos ha acostumbrado al uso de la extravagancia oral como recurso político. Pero mucho más importante que el imposible diálogo con ese tipo de dictámenes conviene la reflexión sobre cómo llegamos a este punto. Porque haríamos mal en pensar el problema en términos psicológicos individuales: el aire de la discusión política está globalmente viciado. Está penetrado por el auge del irracionalismo: el pensamiento mágico se ha apoderado de segmentos cruciales del poder a escala global. El presidente actual de Estados Unidos practica también, en su propio estilo, estos modos del discurso. Es cierto que ese país vive un proceso acelerado de declinación de su rol como principal potencia global. Pero también es verdad que sus decisiones políticas y militares pueden provocar –y de hecho provocan- mucho daño a escala planetaria. Es la ideología del terraplanismo: el coronavirus no existe y la tierra es plana.   Ahora bien, que ese tipo de personas hayan alcanzado ese lugar no es una circunstancia casual. Todo lo contrario, parece necesario pensar en las razones sistémicas que facilitan la emergencia de liderazgos de esa naturaleza. Para Trump la ingesta de lavandina es un recurso muy importante contra la pandemia. Es un registro profundamente irracionalista que ha impregnado la práctica política del mundo occidental, que siempre se consideró a sí misma como custodio de la razón científica contra las amenazas de “teocracias orientales” y los residuos del “pensamiento pre-científico”.  La pandemia ha alimentado esta deriva de la cultura y la política occidental. En nuestro país circula la crítica al gobierno por haberse rodeado de científicos especialistas en infecciones y epidemiólogos. ¿Por quién habría de ser asesorado el presidente en estas circunstancias? ¿Por brujos y hechiceros? No, la idea que se hace circular  es que debería tener más cerca a los “economistas”. Claro que la referencia no es genérica a quienes han obtenido el correspondiente diploma universitario. Se refiere a otra comunidad: a la de un tipo de hechiceros (también ellos irracionales y en este caso corresponsables de los mayores desastres de nuestra comunidad política). Son los sacerdotes de una potente religión contemporánea: el culto al dios dinero. El que sostiene las maravillas de la apertura económica, del libre mercado, del equilibrio fiscal… Prometen la celestial utopía del “derrame” que esas prácticas producirán en las sociedades que participen en ese culto. En ese paraíso al que llegaremos sacrificando (hoy por la pandemia, siempre por los bajos salarios, la desocupación y la desidia social y estatal) a muchos millones de seres humanos de esta generación, en espera de los ríos de leche y de miel que nunca llegaron ni llegarán.   Es decir, el irracionalismo de Trump, de Carrió, de Macri, de Bolsonaro, de las ultraderechas europeas y globales no es otra cosa que la religión de los más ricos y poderosos entre los ricos y poderosos. Los militantes anti-cuarentena inscriben en sus banderas el nombre de la libertad. Los demonios que exorcizan son el comunismo, el populismo, el chavismo. Son los demonios del ataque a la propiedad privada, de la socialización, de la promoción del segmento salvaje de la sociedad, de los desheredados, de los que carecen de cultura y de buenos modales. Ese giro mundial de la derecha es el que en nuestro país ha reverdecido un viejo fantasma que después de 1983 y sobre todo en la década de los noventa había entrado en decadencia: el antiperonismo. Es muy interesante conectar esta época de derechas extremas e irracionales con la etapa del capitalismo en la que hemos entrado: la época del capitalismo de la timba, en la que impera la lógica excluyente de la acumulación del capital, ya sin el freno que funcionó en la etapa posterior a la segunda guerra: el del “estado de bienestar” como premisa de la competencia con el mundo socialista. Es la época del salto en la orientación destructiva del capital. El tiempo de la máxima capacidad aniquiladora de las armas, el de la destrucción sistemática de los recursos necesarios para la vida en el planeta. Trump puede parecer una anomalía por sus modales de gánster que se asume como tal; pero no hay que olvidar que el país que preside se resiste a firmar los acuerdos de Kyoto de prevención contra el calentamiento global. Que su país no necesitó de las “nuevas derechas  que intoxican Europa con su discurso de odio xenófobo porque en Estados Unidos el odio racial es uno de los emblemas ideológicos más potentes a escala masiva.  Es en este mundo que surgió la pandemia del coronavirus. El globalismo ideológico de los años noventa no tiene hoy discurso político para esta trágica coyuntura. Cada país trata de arreglárselas como puede. Estados Unidos (no Trump sino Estados Unidos) retira su apoyo a la Organización Mundial de la Salud. Las fronteras tienden a cerrarse (para las personas no para el capital). Sigue la escalada discursiva, las amenazas y las provocaciones de la Casa Blanca contra Irán, Venezuela, Cuba y cualquier país que no adhiera al culto excluyente del dinero. El papa Francisco, por su parte, ha colocado a su papado, por primera vez en décadas al servicio del rescate de una concepción del mundo auténticamente cristiana; por eso los ideólogos de la razón, el liberalismo y el progreso lo atacan sistemáticamente, en nombre de la religión que adora al dios dinero. El establishment corporativo clama por retomar la “actividad económica” que es el nombre neutral que se usa para designar la incesante acumulación y concentración del capital en manos de un ínfimo porcentaje de la población global.      Cada vez está más claro que en esta etapa tan dura y dolorosa estamos empezando a decidir un largo futuro.

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Debate

Primera parte: Alberto y nuestra izquierda Fuente: Jorge Alemán| La Tecl@ Eñe Fecha: 17 de julio de 2020 El apoyo al gobierno de Alberto Fernández, la percepción del avance de las ultraderechas mundiales, la opinión crítica y las diferencias con las izquierdas testimoniales. Cuando digo nuestra izquierda considero que formo parte de la misma. Sea cual sea el problema que esta definición conlleva, me considero un kirchnerista de izquierdas o un (esto es más problemático) un populista de izquierda. No pretendo callar ninguna opinión crítica, tampoco podría apoyar ciegamente nada. Cuando los otros días, Gustavo Sylvestre habló de «fuego amigo» en el marco de una entrevista, corregí su expresión. Mi percepción diferente con respecto a otr@s compañeros de la izquierda que si bien apoyan el Frente de Todos lo hacen de un modo crítico, unos más enconados que otros, es mi lectura del avance de las ultraderechas en el mundo, la presencia de dispositivos técnicos que vinieron para quedarse y que condicionarán la vida social de un modo inédito y la soledad evidente del proyecto del Frente de Tod@s en el contexto mundial. Un ejemplo de lectura diferente que por ejemplo se me impone con algunos compañer@s, es que ven en el descenso en puntos del gobierno de Fernández una prueba de su tibieza. Por el contrario, a mí me preocupa observar lo que observo en otros lugares del mundo, no una derecha acorralada por sus escándalos sino un inesperado giro de la sociedad hacia la derecha imputándole a Fernández un giro «filocomunista» y chavista. A diferencia de ellos, no pienso que la sociedad espera más «izquierda» sino que cada vez es más fuerte un giro transversal, antipolítico y neofascista, incluso en sectores populares, promovido por un nuevo tipo de aparatos ideológicos que aún están por pensarse. Como no me interesan las izquierdas testimoniales que se conforman con el sector del núcleo duro, con el cual comparto el ideario, pero no quieren ganar, siempre me enrolo con  quienes quieren construir un bloque cultural y político que  pueda a través de distintas mediaciones apoderarse, tarea lenta y ardua, del Estado. En esto, y en esta coyuntura, es donde reside mi apoyo a este gobierno. Segunda parte: El tabú de la correlación de fuerzas Fuente: Horacio González| La Tecl@ Eñe Fecha: 17 de julio de 2020 Horacio González responde en este artículo a Jorge Alemán, y abre el debate en torno a la cuestión de las izquierdas en el mundo, las críticas al gobierno nacional y la correlación de fuerzas.  Quisiera cruzar algunas líneas con Jorge Alemán respecto a la cuestión de las izquierdas, no solo en la Argentina sino en el mundo. Como serán breves, es evidente que habrá un contraste entre la enorme dimensión del problema y la rápida atención que le dedicaré. Tan solo para establecer una respuesta que ojalá anime un debate fructífero. No pienso que debamos ser exclusivamente los hijos de un pensamiento que se basa en la correlación de fuerzas, tal como la pueda establecer algún extraño aparato de medición de energías sociales consolidadas. No puede nadie ignorar la situación que atravesamos, primero, una enfermedad globalizada que inmoviliza a las sociedades y difunde un sentimiento de autoprotección desconfiado y huraño -desde luego en medio de muestras generosísimas de solidaridad -, sumada a una inédita paralización de las formas clásicas de la economía que por tener dimensiones catastróficas, hace temblar al gran concepto humanista de “primero la vida”. Además, el sigiloso pensamiento político de grandes multitudes inconfesables, adquiere peligrosas notas de resentimiento en procura de amos payasescos, como Bolsonaro o Trump, en tanto que lo que antes hubiéramos llamados “socialdemocracias”, ensayan jugadas de memoria que tenían escondidas en su pecho egoísta y conservador, intentando protegerse con medidas de derecha. Llamamos así el previo acatamiento de los gobiernos -antes de cualquier reunión, discusión o disputa- a lo que proponen las grandes empresas que ya tienen computado su cálculo de sacrificados que marchan a la pira del contagio, para que se lancen a jugar más brutalmente los letales algoritmos financieros. Abrir las compuertas de la producción se convirtió en una consigna contra los gobiernos que habían postulado la “primacía vital” -unos pocos, entre ellos el de la Argentina-, para hacerlos ceder en vista de que tampoco era posible reconstruir una economía de otro tipo, al margen de la estructura financiera que no cesa de retozar con la quiebra de las naciones, de las que ni quisiera podrían hacerse cargo, pero no lo quieren, pues es engorroso pagar el sueldo de médicos, maestros y empleados del estado. Solo quieren saborear el jugo que sigue goteando del pago de las viejas y nuevas deudas, asfixiando a los pueblos con sus reclamos de usura, que son la ruta paralela al virus. Las industrias de la conversación presencial, con sus finas tecnologías y las clases a distancias, marcarían nuestro horizonte. Escribió Ezra Pound: “Sientan cadáveres a su banquete por mandato de usura”. Jorge Alemán, a cuya obra no le escatimamos la lectura ni la merecida valoración de sumo aprecio, deduce que alguien que sea de izquierda debe poner al resguardo toda una memoria social militante, en los galpones de lo poco que reste de buenas intenciones en el mundo. La crítica a la que estábamos acostumbrados no sería conveniente. Nos convertiríamos en cuidadores de póstumos mendrugos de lo que ya fue. Con un pensamiento así dispuesto, correríamos siempre el riesgo de contraer el virus de una “enfermedad infantil” de párvulos izquierdistas, profesionales imprácticos que marcamos cuestiones y señalamos falencias. Solo por tener el goce de hacernos los niños rebeldes en medio de la tempestad que carcome al barco. Ante esta eclosión de neonazis, amenazas guerreristas, metrópolis descorazonadas, profusión de cálculos pesimistas sobre el uso ultraderechista de la pandemia, quienes saben lo que es una vida de izquierda, deben replegarla ante el sórdido espectáculo de los poderes desnudos que acechan por doquier. Banqueros desaforados, amenazas de invasiones a Venezuela, trolls desbocados que siguen tecleando excrecencias, utilización de consignas de “libertad y derechos humanos” para enmascarar un nuevo golpismo que

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Paradojales resultados de una “fake news”

Fuente: Atilio A. Boron | Blog de Atilio A. Boron Fecha: 16 de julio de 2020 (Por Atilio A. Boron) Ayer por la tarde Clarín y La Nación titulaban su edición digital con grandes caracteres celebrando el pronunciamiento del gobierno argentino en la Comisión de Derechos Humanos de la ONU reunida en Ginebra. Engullendo sin la menor perspicacia la noticia -incompleta y tendenciosa, y por lo tanto falsa- difundida por la “prensa independiente” la dirección del PRO no tardó en emitir una declaración en donde “felicitaba” al gobierno argentino por su “reconocimiento, tardío pero correcto, sobre la gravísima situación venezolana.” El comunicado titulado “Mejor tarde que nunca” fue firmado por Patricia Bullrich y Fulvio Pompeo (no confundir con Mike, el Secretario de Estado, aunque uno y otro piensen igual) culmina con una exhortación al gobierno para que sostenga esta actitud “en el tiempo, en los distintos ámbitos políticos y diplomáticos existentes, con el fin de apoyar un proceso que permita sin más demora la celebración de elecciones libres e independientes en Venezuela.” En este caso la verdad a medias que creó la “fake news” engañó y les hizo pasar un papelón a quienes son sus incansables promotores. En efecto, a poco andar se conoció la versión completa de la postura argentina en donde se ratificaba: a) el reconocimiento de Nicolás Maduro como el único presidente legítimo de Venezuela; b) la legalidad del llamado a elecciones parlamentarias convocadas por el gobierno bolivariano para diciembre de este año; c) se reafirmaba la condena al bloqueo y las sanciones económicas, que exacerbaban los sufrimientos de la población; d) y se hacía lo propio con el principio de no intervención tema sobre el cual, en el programa de Víctor Hugo Morales por la AM 750, el presidente reafirmó que nadie tenía derecho a decirle a los venezolanos como debían arreglar sus problemas. “Ni yo, ni Trump, ni nadie” sentenció, para desconsuelo de una derecha colonizada que sí le asigna ese derecho al presidente de Estados Unidos. Además, en la entrevista Fernández recordó la frustrada intervención de José Luis Rodríguez Zapatero para normalizar el proceso electoral en Venezuela y que fue saboteada, a último momento y cuando estaba todo resuelto, por la actitud antidemocrática de la oposición. El resultado: una fake news que le jugó una mala pasada a la derecha. Para colmo, con sus aclaraciones en el día de hoy, el presidente se alejó aún más del Grupo de Lima al que juzgó como irrelevante e irrepresentativo; y descalificó explícitamente -y llamándolo por su nombre- los presuntos derechos que el ocupante de la Casa Blanca esgrime para inmiscuirse en los asuntos internos de Venezuela. Reafirmó también su rechazo al golpe y la dictadura en Bolivia y el compromiso de la Argentina con el ex presidente Evo Morales y cuantos bolivianos busquen asilo en este país. Dos conclusiones surgen de este episodio: primero, que es imprescindible alinear a la Cancillería con las posturas de la Casa Rosada. No hay que ser un lince ni capaz de ver bajo el agua para percatarse que las melodías que resuenan en el Palacio San Martín no gozan del agrado del presidente. Y para jugar un papel positivo en el concierto regional o internacional este país tiene que tener una política exterior, no dos, y evitar que el presidente tenga que salir a aclarar ante los medios qué fue lo que hizo o dijo la Cancillería. Segunda conclusión: la Argentina podría haber ido un poco más lejos en su intervención en Ginebra. Por ejemplo, cuestionando la imperdonable –y permanente- omisión que Michelle Bachelet hace del tema de las sanciones económicas y el bloqueo a Venezuela cada vez que examina la situación de los derechos humanos en ese país. Podría también haber manifestado su insatisfacción ante el hecho de que la funcionaria no hubiese utilizado la misma vara para juzgar el criminal accionar de las fuerzas policiales en Chile, con sus casi cuatrocientas personas que quedaron ciegas o perdieron un ojo, amén de las mujeres violadas y los miles de detenidos y la treintena de muertos durante la represión; o señalar la incongruencia de hablar de “tortura y malos tratos y la violencia de género” a manos de las fuerzas de seguridad en un continente en donde el maltrato (que no siempre es tortura) y la violencia de género son pan de cada día, incluyendo a la Argentina. Pese a ello a esa señora sólo le preocupa lo que pueda ocurrir bajo el gobierno de Nicolás Maduro al paso que ignora las masivas violaciones de los derechos humanos perpetradas en Chile por el régimen de Piñera o en la dictadura boliviana. Podría también el gobierno argentino haberle solicitado que tornase su inquisitiva mirada hacia la vecina Colombia en donde según la agencia EFE, nada sospechosa de simpatías chavistas, el gobierno de Iván Duque fue responsable o cómplice del asesinato  de 100 activistas sociales y políticos entre el 1º de enero y el 15 de mayo de este año.* Pero Bogotá es un proxy del gobierno de Estados Unidos y Bachelet, en su papel de sumisa sirvienta de la Casa Blanca, ni se le pasa por la cabeza hacer tal cosa y prefiere lanzar sus dardos contra la República Bolivariana en lugar de hacerlo contra el narcogobierno colombiano. En fin, haciendo las sumas y las restas, gracias a la “fake news” de Clarín y La Nación la política del gobierno argentino hacia Venezuela quedó dibujada con perfiles más nítidos y esperanzadores. Y esto es una buena noticia. *https://www.efe.com/efe/america/sociedad/sube-a-100-la-cifra-de-lideres-sociales-asesinados-en-colombia-2020-dice-ong/20000013-4248539

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