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La crisis venezolana en el Consejo de Seguridad: la razón contra el insulto

Fuente: Atilio Borón  Telesur Fecha: 26 de ENE 2019 El debate de este sábado 27 de enero de 2019 en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas seguramente será incorporado a los anales que registra algunas de las más grandes confrontaciones políticas sostenidas en ese ámbito. Allí quedó plasmada con total claridad la brutalidad e insolencia del imperio cuando el secretario de Estado Michael Pompeo caracterizó al estado bolivariano como “mafioso ilegítimo” para tras cartón agregar “que muchos venezolanos se están muriendo de hambre” debido a “un experimento socialista que provocó un colapso de la economía”. Que Pompeo acuse a cualquier persona, organización o gobierno de este planeta de “mafioso” aparte de ser un gesto típico de matón de arrabal que desprecia no sólo las tradiciones diplomáticas sino las buenas maneras es a la vez un monumental contrasentido para quien durante casi un año y medio fue jefe de la mayor organización criminal y mafiosa del planeta: la CIA. Hombre de discurso trabado y trabajoso, sólo pudo proferir insultos y regurgitar desgastadas consignas de la época de la Guerra Fría en contra de Rusia, China y Cuba. Esas groserías merecieron la aprobación de los representantes de su peonada regional y, muy particularmente, del impresentable canciller de Colombia, Carlos Holmes Trujillo, un raro fósil del pleistoceno cuyo discurso lleno de mentiras e insultos fue un ultraje al buen decir de colombianas y colombianos y una enésima demostración del enorme daño que el uribismo le ha hecho –y sigue haciendo- a la entrañable Colombia. Prefiero ni hablar de lo que fue la intervención del representante de Canadá, otrora un gran país y hoy sometido al arbitrio de un gobierno que pareciera tener como única misión convertirse en la estrella número 51 en la bandera de los Estados Unidos. Paso asimismo por alto, por cuestiones de profilaxis mental, las intervenciones de algunos de los conspicuos representantes del Cartel de Lima. Frente a estos esperpentos brilló con luz enceguecedora la intervención de Jorge Arreaza, que brindó una soberbia lección de lo que debe ser un diplomático. El bolivariano demolió uno tras otro las acusaciones -que no argumentos- de Pompeo y su pandilla. Sin caer en las provocaciones y con una sangre fría admirable, mientras quienes veíamos la transmisión del debate sentíamos que nos hervía la sangre, Arreaza aportó un detallado análisis de la situación en su país, identificó el origen de la presente crisis en la perversa campaña de agresiones y hostigamientos de todo tipo lanzadas por la Casa Blanca que infligieron daños del orden de los 23.000 millones de dólares a la República Bolivariana de Venezuela agravando considerablemente la situación económica del país. Sus palabras están en línea con un reciente informe de Servicio de Investigación del Congreso de la Unión Americana que en noviembre de 2018 decía que “si bien las sanciones económicas más fuertes podrían influir en el comportamiento del gobierno venezolano, también podrían tener efectos negativos y consecuencias no deseadas. A los analistas les preocupa que las sanciones más fuertes puedan exacerbar la difícil situación humanitaria de Venezuela, que se ha caracterizado por la escasez de alimentos y medicamentos, el aumento de la pobreza y la migración masiva. Muchos grupos de la sociedad civil venezolana se oponen a sanciones que podrían empeorar las condiciones humanitarias”. No sólo eso. Además Arreaza demostró que a diferencia de la tentativa golpista del 11 de abril del 2002 cuando el gobierno de Estados Unidos (George W. Bush) estaba “detrás del golpe” en el caso actual la Casa Blanca está “delante del golpe, es su verdadera vanguadia”, reiterando por enésima vez una irrefrenable vocación de dominio y expoliación que la Roma americana, al decir de José Martí, comenzó a hacer manifiesta tan tempranamente como en el año 1823, fecha de nacimiento de la Doctrina Monroe. La inequívoca conclusión extraída por Arreaza fue que Washington ratifica a lo largo de casi dos siglos su prepotencia imperial, su absoluto desprecio por los valores que dice defender: la libertad, los derechos humanos, la democracia, meras pantallas que mal disimulan su pretensión de apoderarse de las enormes riquezas de un país, en este caso Venezuela, cuyo petróleo, oro, coltan y otros minerales estratégicos suscitan el desenfrenado apetito de las clases dominantes de Estados Unidos. El debate demostró la incoherencia y debilidad argumentativa de los críticos de la Revolución Bolivariana y los ardientes defensores del “autoproclamado” presidente de Venezuela, un hombre que en cualquier momento podría ser “descartado” por la Casa Blanca en caso de que para progresar en su plan de sembrar el caos en Venezuela tuviera que recurrir a un autoatentado para justificar y llevar a los extremos su accionar criminal. Esta es una vieja tradición estadounidense, cuyos hitos más importantes son la voladura del acorazado Maine en la bahía de La Habana en 1898, el ataque a Pearl Harbor en 1941 y, según algunos estudiosos norteamericanos, los atentados del 11 de Septiembre del 2001. No hay ninguna razón para suponer que la Casa Blanca ha abandonado ese vicio y que no esté preparada para incurrir una vez más en él en la actual coyuntura venezolana. Para concluir: lo de Arreaza fue excepcional por su contenido y por sus formas, cuestión ésta para nada marginal en las relaciones internacionales. Notable también por su versación y por el prolijo desarrollo de sus razonamientos que contrariamente a los borbotones de sus contendientes fluían con elegancia y naturalidad para defender la legitimidad y constitucionalidad del único presidente de Venezuela que no es otro que Nicolás Maduro.  Por eso quienes recordamos los grandes debates sostenidos en el seno de las Naciones Unidas por Raúl Roa -el gran ministro de Relaciones Exteriores de Fidel entre 1959 y 1976- y conocido como el “Canciller de la dignidad” por su elocuente e irrefutable defensa de la Revolución Cubana, nos regocijamos al comprobar que la tradición abierta por el cubano ha encontrado en Jorge Arreaza su auténtico heredero. ¡Felicitaciones Canciller Arreaza y larga vida a la Revolución Bolivariana!. Video relacionado  Intervención del canciller venezolano ante la

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Venezuela entra en un terreno de desenlaces inciertos y peligrosos

Fuente: Marco Teruggi | Pulso de los pueblos Fecha: 26 de ENE 2019 Las cartas están echadas y el juego en movimiento. La semana que llega a su fin ha sido la consumación del quiebre de la etapa anterior, el ingreso en un terreno de desenlaces inciertos, peligrosos, con elementos predecibles. Nos encontramos en el momento de maduración de las diferentes variables, a la espera de nuevos elementos catalizadores/justificativos. El encadenamiento de sucesos parece haber sido armado paso a paso: el intento de robo de armas de un grupo de integrantes de la Guardia Nacional Bolivariana el lunes de madrugada, seguido de focos de violencia en el oeste caraqueño, el video de Mike Pence con la bendición a Juan Guaidó y la convocatoria a la movilización del 23 de enero, la juramentación de Guaidó, el twitt de Donald Trump reconociéndolo a los pocos minutos, la continuidad de los focos de violencia, la reunión de la Organización de Estado Americanos (OEA) para intentar reconocer el gobierno paralelo, los 20 millones de dólares anunciados por Pence para la “ayuda humanitaria”, más violencia programada. No todo salió como previsto. Por el momento las dos principales variables en acción son la internacional y la violenta. En el primer caso no lograron el intento de que la OEA reconozca a Guaidó como presidente, con 16 votos contra 34. No es un fracaso nuevo: el Grupo de Lima, ahora debilitado por la postura anti-injerencista del gobierno de México, nació producto de esa incapacidad. En segundo lugar, un actor de peso como la Unión Europea no reconoció formalmente a Guaidó, y acordó -un acuerdo inestable y golpeado por gobiernos como el de Francia- la necesidad de que se realicen nuevas elecciones en Venezuela. El centro de gravitación nació y recae en los Estados Unidos, que convocaron a una reunión del Consejo de Seguridad de la Naciones Unidas para este sábado 26 ¿Qué debate y acuerdo buscan allí dentro del esquema del gobierno paralelo? La estrategia recuerda la forma en que fue llevada adelante la operación para derrocar al gobierno de Libia en el año 2011. En el segundo caso, la violencia, se ha asistido a la puesta en marcha de focos programados, que se han movido por diferentes zonas populares caraqueñas: oeste, sur y el final del este, es decir Petare, uno de los barrios más poblados. Allí, y en particular en el último caso, han sido activados grupos armados financiados para generar acciones violentas de cara a crear un cuadro incendiario con alta repercusión mediática. Los focos tienen horario de activación nocturna y diseño de manejo para las redes sociales. “Al menos el 38 por ciento de las manifestaciones eran violentas y en el 28,5 por ciento de ellas hubo un enfrentamiento a los cuerpos de seguridad, con armas de fuego y objetos contundentes”, señala el colectivo de derechos humanos Surgentes. Ha sido asesinado un Sargento Segundo de la Guardia Nacional Bolivariana y dos integrantes de ese cuerpo han sido golpeados en un intento de linchamiento a la luz del día en la zona de mayor fuerza de la oposición. En ese cuadro se ha dado un número creciente de muertes, de jóvenes de sectores populares activados por la derecha. Se trata de una situación conocida: el 2017 presentó la misma metodología, con puntos críticos de jóvenes chavistas incendiados en plena calle hasta asaltos a cuarteles militares. Es parte de la escalada, que se despliega en Caracas y varios puntos del país, crea escenarios de fuegos y muertes donde la derecha no sacrifica a su base social, y se combinan con las jornadas de movilización como la del 23. La estrategia golpista necesita combinar variables: presión internacional hacia el reconocimiento del gobierno paralelo, conformación de un río revuelto con muertos en el cuadro nacional. Ese es el momento actual. ¿Qué sigue? Uno de los pasos previstos es que se activen acciones del gobierno paralelo, que tiene su fuerza en lo internacional, pero no tiene ni poder ni incidencia en el plano nacional. Esto podría traducirse en acciones económicas, como el intento de congelar activos del Estado, o apoderarse de Citgo la filial de Pdvsa que se encuentra en los Estados Unidos. Esos ataques agudizarían el cuadro de dificultad económica con el objetivo de llevar a la economía al colapso programado desde que comenzó la estrategia de sabotaje y bloqueo. Junto a eso se espera que intenten poner en marcha la operación para traer la “ayuda humanitaria” prometida por Mike Pence en la reunión de la OEA. ¿Se tratará de un caballo de Troya? Este conjunto de pasos diseñados y movidos desde el frente internacional no traen la respuesta a cómo piensan sacar a Nicolás Maduro, democráticamente electo, del gobierno. Al ser interrogado Juan Guaidó al respecto, respondió que la intervención militar es un “elemento de fuerza que está sobre la mesa”, y respecto a un Golpe que podría dar la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (Fanb) afirmó que “siempre es un elemento a considerar”. La hoja de ruta planteada por Guaidó, pieza de un plan armado desde fuera, no puede concretarse sin una alta envergadura de violencia. ¿Cuáles serán los caminos de esa violencia? Es lo que está por verse. Se sabe de los antecedentes del 2014 y 2017, de lo que ya está en marcha, de lo que necesitan para lograr su objetivo. Guaidó, desbordado por su papel y su ánimo de triunfo, extendió a Nicolás Maduro la amnistía que ha dicho que dará a civiles y militares. La distancia entre los anuncios y la materialización del Golpe de Estado, es decir el derrocamiento de Maduro, es todavía grande. La dirección de la Fanb se pronunció, afirmó que “no aceptará jamás a un presidente impuesto a la sombra de oscuros intereses y autoproclamado al margen de la ley”. Vladimir Padrino López, ministro de Defensa, también afirmó que se va a “evitar un enfrentamiento entre venezolanos, no es la guerra civil la que solucionará los problemas de Venezuela, es el diálogo”. Esa última frase debe tomarse con toda la seriedad: una

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Hartos de los mitos, estos judíos estadounidenses están desafiando su educación sobre Israel

Fuente: Tom Pessah | 972mag Fecha: 25 de ENE 2019 Algunos de los encuentros más extraños que tuve en los años que pasé viviendo y estudiando en los Estados Unidos fueron con judíos estadounidenses. A menudo me sentía como si me hubieran metido en un musical mientras que la gente esperaba que encajara en la imagen mítica de cómo se suponía que se comportaba un israelí. El único problema era que no tenía idea del argumento que debía interpretar. Me preguntaron sobre mi tiempo en el ejército israelí o sobre los entresijos de la práctica religiosa judía. Los estudiantes proisraelíes asumieron que yo estaría allí para ratificar su defensa. Muchos de ellos estaban visiblemente decepcionados cuando no interpreté el papel. Solo gradualmente empecé a comprender cómo había sido la educación central de Israel en sus vidas y qué tan grande era realmente el obstáculo Para entender mejor este proceso, hablé con cuatro activistas judíos estadounidenses, todos ellos rondando los finales de sus 20 años y productos de la educación judía estadounidense. En los últimos años, todos se han unido a grupos no sionistas y antiocupación como Jewish Voice for Peace o IfNotNow. Michal, Susannah, Malkah y Aaron me contaron cómo su educación en Israel dio forma a su visión del mundo y lo que los llevó a cuestionar lo que habían aprendido sobre el conflicto israelí-palestino. Nota de un editor: Susannah y Malkah pidieron usar solo sus nombres de pila; los otros dos entrevistados solicitaron usar alias, citando temores de que el uso de sus nombres reales podría amenazar su estado en sus comunidades y las perspectivas de empleo en el futuro. Ya sean ortodoxos modernos, reformistas o conservadores, los cuatro entrevistados dijeron que Israel era una parte integral de su experiencia en la comunidad judía desde una edad temprana. Ninguno de ellos pudo recordar un momento en que no fuera parte de su experiencia comunitaria judía. “Cuando era más joven iba a la sinagoga todas las semanas. Israel inevitablemente sería parte de los divrei tora (la charla del Rabino sobre temas relacionados con el capítulo semanal de la Torá)”, dice Michal, exbecaria de hasbará, que, eventualmente, tendrá prohibido ingresar a Israel porque se ofreció como voluntaria en organizaciones palestinas en Cisjordania. “En Yom Kippur siempre había una mención para Israel. Durante ne’ila (servicio final de Yom Kippur – TP), en medio de hablar sobre nuestros pecados, ser humilde y reflexionar sobre lo que hemos hecho mal, hay un cambio de tono: «¡Mira lo que hemos hecho para la creación del Estado de Israel! y aquí pasamos algunos compromisos para contribuir con los bonos de Israel’. Este es un ritual profundamente reflexivo y sombrío, y estás haciendo un total de 180 para defender a Israel. Esto pasó cada Yom Kippur y Shabat, todo el tiempo. Terminaríamos con Adon Olam el sábado por la mañana y el rabino mayor diría desde el escenario: «estamos trayendo una delegación de AIPAC y puedes registrarte». Para Susannah, quien comenzó en el Movimiento Reformista y eventualmente trabajaría para Jewish Voice for Peace, el sionismo también fue parte integral de su educación judía. “Realmente no piensas en Israel y en el sionismo cuando eres un judío practicante en el Movimiento Reformista. Simplemente estás allí. Fue en un campamento de verano organizado por Young Judea, un movimiento juvenil sionista estadounidense, donde la confusión se hizo más evidente. «Fue directamente ‘América e Israel para siempre’. Una de las experiencias más dolorosas para recordar ahora es que cada mañana nos levantábamos e íbamos al asta de la bandera. Tú cantas el Hatikva y el estandarte estrellado. Te quedas parado frente a ambas banderas junto con los scouts israelíes que estaban allí. Me encantó, porque solo se trataba de cantar y estar con tus amigos. Se sentía como una fuente de orgullo». En su adolescencia, el objetivo de establecer una conexión emocional con Israel fue reemplazado por una defensa más directa. «En la escuela secundaria nos animaron a participar en programas de apoyo a Israel», explicó Malkah. El Proyecto David, una de las organizaciones estadounidenses proisraelíes más conocidas, la envió a un entrenamiento de tres días en Massachusetts, donde dice que estuvo expuesta a una agenda fuertemente antimusulmana. «Un video se llamaba Obsession, y parecía que el mensaje principal era sobre los musulmanes que querían tomar violentamente el control del mundo y cómo tendríamos que luchar contra eso». «No recuerdo ningún desacuerdo o discusión», continuó. “Todos nos sorprendimos por las cosas horribles que estábamos viendo. Ves muchas imágenes realmente aterradoras en esa película. No tuvimos mucho tiempo para socializar, principalmente hubo estas sesiones y tomé muchas notas. Probablemente no nos dieron tiempo para procesar intencionalmente, estás siendo bombardeado con las opiniones de alguien más». Malkah recordó haber regresado a casa después de la capacitación y haber experimentado un rechazo de parte de los miembros de su familia que pensaban que las opiniones de la derecha que le habían enseñado eran malas para la paz. “Volvería y diría que todo está justificado por razones de seguridad nacional. Mis puntos de vista giraron del centro a la derecha después de haber tenido esa experiencia». Sin embargo, participar en una defensa de Israel más explícita también comenzó a sembrar dudas sobre su capacidad para defender la causa. “Se esperaba en mi escuela secundaria que todos los estudiantes de alto rendimiento participaran en programas extracurriculares de defensa de Israel», dijo Aaron, quien luego se involucraría mucho con JVP y ahora dedica su tiempo a la Organización Internacional Socialista. “Todas las sesiones de capacitación fueron en el Centro de la Comunidad Judía local. Nos dijeron que se vería bien para las admisiones universitarias. El programa de los manhigim (en hebreo para «líderes» – TP) se centró en prepararnos para ser defensores de Israel en los campus, que se nos presentaron como focos de antisemitismo. El programa consistía principalmente en un ensayo de puntos de discusión desde una perspectiva liberal sionista (Israel como una democracia liberal, etc.). No rechacé nada de eso, pero recuerdo claramente que pensé ‘Vaya, si somos las personas que abogarán por

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Latinoamérica, más allá de Occidente

Fuente: Alfredo Serrano Mancilla | Celag.org Fecha: 23 de ENE 2019 El mundo se mueve geoeconómicamente y aún no lo dimensionamos lo suficiente. Seguimos mirando hacia los mismos polos creyendo que son los únicos. Nadie duda de que Estados Unidos, la Unión Europea y Japón aún conforman un triángulo clave en materia económica, pero no es el único espacio existente. Gracias al creciente protagonismo de los países emergentes, de los BRICS, se abrió algo más el ángulo de la cámara. Sin embargo, a pesar de ello, todavía hay mucho más detrás de ese muro construido por los centros convencionales del poder económico. Es cierto que la economía global no pasa por su mejor momento. La tasa de crecimiento del PIB mundial prevista, por ejemplo, por la OCDE para los dos años próximos, es del 3,5%. La productividad está a la baja y el comercio también. La economía real no despega, y todo ello dificulta el escenario a enfrentar por las economías latinoamericanas. Pero si la región se empecina en intentarlo únicamente con los bloques económicos de siempre, el objetivo se tornará aún más complejo. No es momento para dejar de relacionarse con el otro gran campo de posibilidades existente más allá del orden económico y financiero dominante. No percatarse de la importancia económica de Indonesia, Malasia, Vietnam, Corea del Sur, Turquía, Irán, Nigeria, Egipto o Camboya, y de tantos otros países más, sería un error estratégico garrafal en clave geoeconómica. China ya se dio cuenta de este fenómeno hace más de una década y actuó en consecuencia, diversificando sus relaciones económicas y dándole mayor prioridad a este nuevo mundo prominente. Latinoamérica debe hacerlo cuanto antes para construir una alternativa a la única que le ofrecen los países centrales tradicionales, que tiene como base el creciente endeudamiento externo sin reactivación productiva. Si no se esquiva a tiempo el derrame de deuda externa provocado por el gran boom de impresión en esta última década (10 billones emitidos entre Estados Unidos, Unión Europea, Inglaterra y Japón), la región quedará atada de pies y manos, con la condena de tener un modelo de desarrollo fuertemente financiarizado, vacío de economía real, sin demanda interna y altamente dependiente. El otro grupo de países mencionados están en fase de expansión y esto ha de ser aprovechado como oportunidad para la nueva inserción estratégica y eficiente a la que deben aspirar los países latinoamericanos. Entre todos, Indonesia es el país más importante, como lo manifiesta el último informe de la OCDE. El año pasado Indonesia se situó como la decimosexta economía en el mundo por el tamaño de su PIB; y como la séptima a nivel global si se ajusta su PIB por paridad de poder adquisitivo, según datos del Banco Mundial. Para las las proyecciones de la OCDE, Indonesia será la cuarta economía global para 2060. Y, a pesar de esta importancia, la relación comercial entre América Latina y el Caribe y este país es ínfima (del total de importaciones de la región en 2017, apenas el 0,3% provino de Indonesia). Pero esta no es la única economía a considerar en el nuevo mapa geoeconómico con el que relacionarse. Por ejemplo, Malasia hoy está a las puertas de convertirse en un país de altos ingresos (lugar 27 en el ranking de las economías globales, con crecimiento previsto del 5,5% para este año 2018); Vietnam logró una tasa de crecimiento promedio del 6,4% en el periodo 1985-2015; Corea del Sur ocupa el puesto 12 en importancia económica en el mundo y el sexto en exportaciones; Turquía aparece en el lugar 18 en el mundo por su PIB (en 2017 su PIB creció un 7,4%); Nigeria ha promediado un 7% de crecimiento económico en la última década; Egipto está creciendo a una tasa del 5%; Camboya ha crecido con un constante 7% en los últimos tres años. Estos son algunos datos que confirman que hay otro mundo más allá de Occidente, y que no estamos mirando hacia él. Los mencionados países están en fase de expansión y crecimiento, y presentan una ventaja fundamental: son economías aún por desarrollar y, por tanto, es más fácil encontrar una relación de complementariedad más simétrica en materia productiva, comercial y financiera con ellas. Representan potenciales aliados económicos con mayores similitudes en tamaño y desarrollo, lo que permite diseñar hojas de ruta específicas para que ambas partes puedan salir ganando, o sea, sobre una base de intercambio menos desigual, sin tanta dominancia ni supremacía de uno sobre otro. El nuevo paradigma ganar-ganar en las relaciones económicas internacionales para Latinoamérica reside en este otro universo naciente por explorar, sin que ello signifique que se abandone el relacionamiento con los BRICS ni con las economías centrales.

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Expandiendo los límites de la soberanía judía: una breve historia de los asentamientos israelíes

Fuente: Gideon Levy y Alex Levac | Haaretz Fecha: 12 de ENE 2014 Al final del día, nos ubicamos sobre la zanja que contiene el camino designado para los palestinos que quieren viajar desde un enclave de tres aldeas de Cisjordania: Biddu, Beit Surik y Qatannah, a Ramallah. Por encima de esa carretera, los vehículos israelíes aceleraron suavemente a lo largo de la carretera 443, la carretera principal a la capital, sin que los conductores vieran la carretera de segregación que se encuentra debajo, cercada por cercas de hierro y alambre de púas. Los israelíes en la autopista de arriba, los palestinos en la ruta subterránea de abajo: una imagen que vale más que mil palabras. Israel llama a estas rutas de separación «carreteras del tejido de la vida». Suena prometedor, pero en realidad estos caminos son solo otro producto monstruoso del sistema del apartheid. A unos cientos de metros de distancia, en Givon Hahadasha (New Givon), y como en el asentamiento, cerrado por todos lados con cercas de hierro y alambre de punta, y con cámaras electrónicas y una puerta eléctrica, es el hogar de la familia Agrayeb. Aquí, la ocupación es más grotesca: una familia palestina aislada de su aldea (Beit Ijza) en la cuasi prisión del enclave y abandonada para vivir en esta jaula en el corazón de un asentamiento, una situación que el Alto El Tribunal de Justicia de la única democracia de la región ha calificado como aceptable «daño proporcional». Al final de un recorrido instructivo, el túnel y la jaula, la Carretera 443 y New Givon, el «daño proporcional» y las “carreteras del tejido de la vida», todo destello sombrío, pensamientos totalmente deprimentes aquí en el reino del apartheid. Los pensamientos que surgieron a última hora de la tarde en un frío y tormentoso día de invierno nos perseguirán durante mucho tiempo. Desde que se fundó la organización contra la ocupación Breaking the Silence en 2004, se han llevado a cabo cientos de viajes de estudio a Hebrón y las colinas del sur de Hebrón, en las que han participado decenas de miles de israelíes y otros. Los recorridos, que atraen a unos 5.000 participantes al año, están orientados hasta las tripas, y nadie se vuelve indiferente del barrio fantasmal cuya población fue transferida en Hebrón o de la tierra de las cuevas cuyos habitantes han sido despojados, en las colinas del sur de Hebrón. Ahora, la ONG está lanzando un nuevo recorrido, analítico y perspicaz, de Cisjordania central, que se centra en la historia de la ocupación desde su inicio hasta nuestros días. Yehuda Shaul, de 36 años, uno de los fundadores de Breaking the Silence (Rompiendo el Silencio), un ex religioso ortodoxo Haredi y ex soldado de combate, trabajó durante aproximadamente un año y medio planeando la gira, escribiendo los textos y preparando los mapas, basándose en unos 40 libros sobre los asentamientos y otros materiales encontrados al bucear en archivos. Shaul es un guía excelente a lo largo de los senderos de la ocupación: profesional y lleno de conocimiento, no dado a la consigna. Está comprometido y determinado, pero también está sujeto a los hechos, y el recorrido está articulado en hebreo e inglés. Su gira se encuentra actualmente en la etapa piloto, antes de su lanzamiento oficial en unos pocos meses. Toma el día el recorrido en el subdistrito de Ramallah, desde el asentamiento Haredi de Modi’in Ilit hasta el hogar de la joven activista palestino Ahed Tamimi, en la aldea de Nabi Saleh; desde la región del Plan Allon hasta el proyecto de “tejido de la vida”. Durante este viaje de siete horas, surge una imagen sin adornos: los objetivos de la ocupación se determinaron inmediatamente después de la guerra de 1967. Cada gobierno israelí desde entonces, sin excepción, ha trabajado para realizarlos. El objetivo: evitar el establecimiento de cualquier entidad palestina entre el río Jordán y el mar Mediterráneo, dividiendo Cisjordania y destrozándola en fragmentos de territorio. Los métodos han variado, pero el objetivo sigue siendo inquebrantable: el eterno gobierno israelí. Ese objetivo no fue implementado solo por fanáticos de la derecha, sino por el establishment mismo de Israel, sus agencias gubernamentales, con el respaldo del poder judicial y los medios de comunicación. En camino a un millón de colonos, el primer millón, todos los medios estaban justificados. Ahora, a medida que el objetivo se acerca, el objetivo central es el desarrollo de infraestructuras. Los caminos separados, engañosos con sus rutas de desvío, los túneles y los intercambios, todos estos son más fatídicos que otra inundación de colonos. Permiten que todos los colonos vivan con relativa seguridad, no vean a los palestinos y no sepan de su existencia, vivan a un precio bajo y se pongan a trabajar en Israel rápidamente. Ese es el secreto que ha hecho posible que 650,000 israelíes violen el derecho internacional y las normas de justicia, vivan en áreas ocupadas y se sientan bien con ellos mismos. Los pocos huesos ocasionales que el ocupante arroja al ocupado permiten que la vida debajo de la bota continúe sin resistencia excesiva. Dos camiones de la compañía Guetta Movers y Grúas, que transportaban casas móviles, ascendieron por la carretera hacia el asentamiento de Beit El, un coche de policía al frente y una camioneta entre ellos. «Precaución, carga larga», se lee en el cartel que se encuentra en el último vehículo del convoy, como una especie de metáfora. Nada se dejó al azar en el establecimiento de los asentamientos y en su distribución geográfica. Los mapas cuentan la historia. Todas las ciudades palestinas de Cisjordania, con excepción de Jenin, están rodeadas de asentamientos por todos lados. Todo fue meticulosamente planeado. Un proyecto que comenzó con el regreso de un puñado de fanáticos a Hebrón y al Bloque Etzion, y con la ocupación de la «Casa de los Siete» en el barrio de Beit Hanina, en Jerusalén Este, se aceleró rápidamente según la antigua idea sionista: El asentamiento judío determina los límites de la soberanía judía.

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Ladridos limeños

Fuente: Atilio Borón | Atilioboron.com.ar Fecha: 11 de ENE 2019 En una batalla sin cuartel para ocupar el lugar del lamebotas mayor del imperio un grupo de gobiernos latinoamericanos ha resuelto desconocer la legitimidad del proceso electoral que consagró la re-elección de Nicolás Maduro como presidente de la República Bolivariana de Venezuela y fijar sanciones contra sus ministros y altos funcionarios. Los autoproclamados integrantes del Grupo de Lima, cuyo nombre más apropiado debido a la fuerte presencia del narco en casi todos esos gobiernos sería el “Cartel de Lima”, compiten para lograr la anhelada presea otorgada por la Casa Blanca. Un supuesto que une a estos obsecuentes es que cuanto más servil sea un gobierno ante Washington tanto mayor será la recompensa (económica, financiera, diplomática, etcétera) que recibirá a cambio. Craso error: como todo imperio, el norteamericano respeta el dictum clásico según el cual “Roma no paga a traidores”.  De éstos está repleta la historia latinoamericana pese a lo cual  nuestros pueblos siguen sumidos en la pobreza, la desigualdad y la ignorancia. Los traidores que se pusieron al servicio del emperador no lograron otra cosa que enriquecerse. Sus pueblos, nada. Algunos de los escribas del Cartel dicen que las elecciones en Venezuela fueron fraudulentas. Desoyen a sabiendas la sentencia de James Carter cuando aseguró que: “de las 92 elecciones que hemos monitoreado, yo diría que el proceso electoral en Venezuela es el mejor del mundo», superior, por supuesto, al de EEUU.[1] Mienten cuando hablan de la escasa representatividad del nuevo gobierno debido a la elevada abstención registrada en esa elección: 54 %, en medio de una infernal guerra económica, sabotaje a los transportes y todo tipo de inconvenientes para concurrir a votar. Sin embargo, la abstención del 53.4 % que hubo en Chile meses antes y que consagró la re-elección de Sebastián Piñera no generó inquietud alguna ni en la Casa Blanca ni entre sus sumisos lacayos. Se pliegan con entusiasmo a tan infame campaña el actual gobierno brasileño, remate final del “golpe blando” que destituyó a Dilma Rousseff  y surgido de un fraudulento proceso en donde el candidato que encabezaba las encuestas fue encarcelado e impedido de postularse en las elecciones. La estafa mereció las felicitaciones de eminentes demócratas como Donald Trump y Benjamin Netanyahu. También participa del Cartel el corrupto e inepto gobierno de Mauricio Macri, cuyo incumplimiento de todas y cada una de sus promesas de campaña ya figura en los libros de ciencia política como uno de los fraudes post-electorales más escandalosos de la historia. O el presidente Juan O. Hernández, de Honduras, surgido de un comicio tan corrupto y viciado que fue objetado por la mismísima OEA y que el Departamento de Estado demoró casi un mes en reconocer. Pese a ello Hernández no se arredra y se erige como un campeón de la democracia latinoamericana. Como Iván Duque, peón de brega de Álvaro Uribe, asesino serial de líderes políticos y sociales en Colombia, lúgubre coleccionista de fosas comunes y siniestro creador de los “falsos positivos” que exterminaron a miles de jóvenes campesinos inocentes en todo el país para demostrar la supuesta eficacia de su criminal política de “seguridad democrática.” En suma, estos malos gobernantes han montado un espectáculo que sería cómico si no fuera por la tragedia que ocasionan día a día a nuestra gente. Con sus errores y sufriendo toda clase de arteros ataques, desde dentro y fuera del país, la Revolución Bolivariana acabó con el analfabetismo, entregó a su pueblo más de dos millones y medio de viviendas y se emancipó del yugo colonial al que están deshonrosamente sometidos sus críticos, que nada hicieron por sus pueblos salvo mentirles y oprimirlos. Impertérrita, la patria de Bolívar y Chávez sigue su curso. “Ladran Sancho, señal que cabalgamos” dicen que dijo el Quijote. Más allá del debate actual sobre si lo dijo o no, flota en la obra del gran Miguel de Cervantes Saavedra  la idea de que “cambiar el mundo, amigo Sancho … no es locura ni utopía, sino justicia.”  Dejemos que los paniaguados del imperio ladren y que  la Revolución Bolivariana continúe avanzando con más bríos que nunca, corrigiendo errores y profundizando los aciertos.   [1] https://actualidad.rt.com/actualidad/view/54145-jimmy-carter-sistema-electoral-venezolano-mejor-mundo    

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El Objetivo de la derecha: Expulsión

Fuente: Amira Hass | Haaretz Fecha: 25 de DIC 2018 Las insinuaciones del saliente Jefe de Estado Mayor de las FDI Gadi Eisenkot son aterradoras incluso si no dicen nada nuevo, especialmente para aquellos que ven a Yeshastán, el conglomerado de colonos, haciéndose más grande, más rico y mejor armado. No es nada nuevo que la derecha de los colonos y la derecha sionista-religiosa estén presionando por expulsión, la escalada y la guerra. ¿Por qué la derecha de los colonos (incluso los que viven en Ra’anana) quieren la guerra? Aquí se necesita una explicación muy clara y detallada porque los niveles de represión cognitiva entre las personas que viven al oeste de la Línea Verde son altísimos. La derecha de los colonos no se conforma con la habilidad  para el robo sancionada por el Estado demostrada por los organismos oficiales: quiere más. Y el «más» es crear situaciones que permitan la expulsión masiva de palestinos. El caos de la guerra permitirá a los israelíes trasladar a los palestinos más allá de la frontera, no solo dentro de Cisjordania (como lo pide Habayit Hayehudi en un proyecto de ley, que busca normalizar el despreciable término expulsión). El objetivo del régimen colonial de los colonos israelíes no es matar a tantos palestinos como sea posible. Esto no es un cumplido; más bien, es una introducción esencial para entender las intenciones políticas sólidas. El asesinato de palestinos fue y es un medio para el fin de expandir la propiedad sionista sobre las vidas arruinadas de los palestinos. Matar es un medio legítimo para Israel, como lo son las redadas nocturnas, el encarcelamiento de dos millones de habitantes de Gaza, la expropiación de tierras a ambos lados de la Línea Verde y la asfixia económica. Este asesinato casual de un hombre de negocios de 60 años en camino al trabajo, de manifestantes detrás de la cerca de alambre de púas del campo de concentración en Gaza, así como de los sospechosos de asesinato, aún no acusados, es posible gracias a nuestra cultura de la impunidad, la cultura de «nosotros (los judíos) estamos por encima de cualquier ley». Matar es un medio que los soldados y la policía utilizan alegremente, porque han sido alimentados desde la infancia con una mezcla mortal de miedo a los palestinos y desprecio por aquellos a quienes robamos las casas y las seguiremos robando. El desdén hace que el robo sea más natural. Israel abandonó la generosa oportunidad de oro que recibió de los palestinos en 1994, y en lugar de permitir el establecimiento de un estado palestino junto a él, Israel decidió atenerse a sus características de colonizadores y mejorarlas. Así, bajo el paraguas de las negociaciones, Israel creó los enclaves palestinos. En los últimos años, estos enclaves se han convertido en la contemporización  israelí entre el deseo de ver desaparecer a los palestinos y la comprensión de que la situación geopolítica no permite una repetición de 1948. Los  colonos y la derecha religiosa exigen la anexión del Área C, el 61 por ciento de Cisjordania que envuelve a los enclaves. Es decir, hacer ahora, abiertamente y de una vez, lo que el derecho no mesiánico (en primer lugar, el Partido Laborista) ha estado haciendo mediante la aplicación hábil del método «otro dunam*, otra cabra», fuera de los focos, mientras que se seguía hablando dulcemente de paz. La derecha de los colonos no se conforma con los métodos legales de robo de tierras y hogares desarrollados por los organismos oficiales. En un momento dado, un vaquero judío expulsa a un pastor palestino, un grupo de colonos que construyen una carretera en una tierra que no es la suya, una nueva casa prefabricada que se transporta a un puesto de avanzada. Cada surco de tierra en Cisjordania y cada casa en Jerusalén Este son presas de los apetitos victoriosos de los príncipes de Yeshastán. Los judíos de Yeshastán que han estado gritando amargamente durante las últimas dos semanas que son «patos sentados»**, saben muy bien que son los israelíes mejor protegidos, más densamente acolchados. Hicieron un espectáculo de histeria para provocar una escalada y volver al plan maestro que espera en el cajón. La derecha de los colonos también codicia a los enclaves palestinos. Hebrón vacío de sus habitantes palestinos es el modelo. En cualquier caso, la falta de un futuro en los enclaves (en primer lugar en Gaza) ya está alentando a los jóvenes y profesionales a emigrar. Ningún derecho internacional y ningún país que apoyó a Oslo detuvo el galopante proyecto de asentamiento israelí. Y así, la conclusión de la derecha de los colonos es que el próximo paso natural, la expulsión masiva de palestinos, es posible, geopolíticamente, y no hay ninguna entidad internacional que se interponga en su camino. Traducción: Dardo Esterovich *Unidad de superficie equivalente a 1000 m2 (N. del T.) ** Dicho israelí equivalente a blanco fácil (N. del R.)      

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La carta secreta que detalla el plan de Israel para expulsar a los árabes, «sin brutalidad innecesaria»

Fuente: Adam Raz | Haaretz Fecha: 21 de DIC 2018 El documento reproducido aquí es importante por tres razones. Primero, por su contenido; segundo, porque ha sido clasificado; y tercero, debido a la conexión entre la primera razón y la segunda razón, que ofrece una lección sobre las relaciones recíprocas entre la liberación de documentación histórica de archivos y el reconocimiento de la historia. El documento es una carta «secreta» del 4 de diciembre de 1949, medio año después de la conclusión oficial de la Guerra de Independencia (tras la firma del acuerdo de armisticio con Siria). Su autor fue Walter Eytan, el primer director general del Ministerio de Relaciones Exteriores de Israel, y su destinatario fue Moshe Sharett, el ministro de Relaciones Exteriores, que se encontraba en Nueva York en ese momento. Eytan informa a su jefe sobre un plan «para expulsar a los residentes árabes de una gran cantidad de lugares» en Galilea y en otras partes del norte del país. Enumera las aldeas: Fasuta, Tarshiha, Jish (donde la mayoría de los habitantes desarraigados de la aldea de Biram habían ido el año anterior), Hurfeish, Rihana, Majdal y Zakariya. Eytan notó que el plan requería la expulsión de más de 10,000 árabes, la mayoría de ellos cristianos, aunque algunos eran drusos (Hurfeish) o circasianos (Rihana). La expulsión debía llevarse a cabo por «razones de seguridad». No se especificó el destino de los deportados. Eytan escribe que David Ben-Gurrión, el primer ministro, ya había aprobado la transferencia de los residentes «por la fuerza a otros lugares», pero quería el acuerdo de Sharett y Eliezer Kaplan, el ministro de finanzas, porque el costo de la operación sería alrededor de un millón de libras israelíes (incluido el reasentamiento de los desarraigados). Eytan había sido informado sobre los detalles del plan por parte de Zalman Lief, un experto en fronteras y tierra, quien asesoró a Ben-Gurrión sobre estos temas. Lief señaló que el plan podría implementarse «sin brutalidad innecesaria». Eytan enfatizó a Sharett que el acuerdo del ministro de Relaciones Exteriores era necesario para la aprobación del plan y agregó su opinión. «Expresé una respuesta fuertemente negativa por razones políticas», escribió a Sharett. «Pensé que era correcto para usted saber sobre el plan ahora, incluso si su destino no se decidirá de inmediato». Durante este período, a menudo, Sharett fue dejado deliberadamente en la oscuridad por Ben-Gurrión y sus colegas. La expulsión, por supuesto, no se llevó a cabo, pero en los años siguientes se hicieron varios intentos de transferir a decenas de miles de árabes cristianos de Galilea fuera del país a Argentina y Brasil (la idea fue descrita como una transferencia por acuerdo, con o sin las comillas). Uno de los planes se llamó «Operación Yohanan» (por Yohanan de Gush Halav -John of Giscala- un líder de la revuelta judía contra los romanos, en el primer siglo EC), que el liderazgo israelí consideró brevemente en 1952-1953, hasta que fue archivada por falta de viabilidad. Como sabemos, la ciudad de Gush Halav (Jish, en árabe) sigue intacta. En los años posteriores a la guerra, hubo una fuerte disputa dentro de la dirección con respecto a la «emigración» de los árabes del país. Moshe Dayan, por ejemplo, pensó que «el país debería ser homogéneo» y apoyó la eliminación de los árabes por la fuerza. No sabemos por qué el plan descrito en la carta no se implementó, aunque probablemente se debió principalmente a las «razones políticas» que Eytan mencionó en su carta. Después de todo, la propuesta implicó la expulsión de habitantes muchos meses después del final de la lucha. Por cierto, en unos pocos años, tanto los drusos (1956) como los circasianos (1958) se integrarán en las Fuerzas de Defensa de Israel como reclutas regulares. (En la práctica, muchos de ellos se ofrecieron como voluntarios para el servicio de las FDI durante y después de la guerra de 1948). El hecho de que Ben-Gurrión insistió en el acuerdo de Sharett para implementar el plan revela algo de las relaciones entre los dos líderes. El desacuerdo político entre las dos principales figuras de Mapai, el partido gobernante y precursor del Laborista, fue un largo camino para determinar el futuro de los dos pueblos que comparten la tierra y la dinámica entre Israel y el mundo árabe. Mientras que Sharett instó a que todos los árabes que permanecieron en Israel fueran reconocidos oficialmente y se les concediera la ciudadanía, con igualdad de derechos, Ben-Gurrión se opuso a la idea e instó a que los árabes sean vistos como una potencial quinta columna; cualquiera que pensara lo contrario era simplemente ingenuo, dijo. Por esta razón, entre otras, se opuso a revocar el control del gobierno militar sobre la población árabe en 1966, durante el período del gobierno de Levi Eshkol. Consideraba que su existencia era una necesidad, contrariamente a la opinión de Sharett y otras figuras importantes. Sharett probablemente compartió la objeción de Eytan al plan de expulsión. La carta de Eytan hasta hace poco se guardaba en un archivo en los Archivos del Estado de Israel titulado «Minorías – Asuntos de organización, religión, política hacia las minorías» (Archivo No. 2402/29). Durante más de 25 años, hasta hace unos seis meses, el archivo había estado abierto al público. El personal del Archivos incluso enviaba un escaneado por correo electrónico a cualquier persona que lo solicitare. (En el presente caso, se envió al Instituto Akevot para la Investigación de Conflictos Israelí-Palestinos, cuya agenda también incluye eliminar los obstáculos que el estado impone a los investigadores que desean descubrir documentación histórica). Pero ahora la carta (junto con una carta de ocho páginas escrita por Bechor-Shalom Sheetrit, el primer y último ministro de minorías de Israel, se ha eliminado del archivo y ya no se puede acceder a ella. Contrariamente a sus obligaciones, el Archivo no explica por qué se eliminaron los documentos, y en lugar de eso, dejan una página en blanco en la que está escrita solo la palabra «clasificado». La carta censurada de Sheetrit

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“Chalecos amarillos”: la peculiaridad de lo francés

Fuente: Atilio Borón | Atilioboron.com.ar Fecha: 14 de DIC 2018 Alemania y Japón tienen el dudoso honor de ser dos países en los que jamás triunfó una revolución. No por casualidad fueron también los que, precisamente a causa de ello, dieron nacimiento a  regímenes tan oprobiosos como el nazismo y el militarismo fascista japonés. Por contraposición la historia francesa está signada por recurrentes revoluciones y levantamientos populares. Aparte de la Gran Revolución de 1789 hubo estallidos revolucionarios en 1830, otro mucho más vigoroso en 1848 y la gloriosa Comuna de París de 1871, el primer gobierno de la clase obrera en la historia universal. Luego de su sangriento aplastamiento pareció que la rebeldía del pueblo francés se había apagado para siempre. Pero no fue así. Reapareció en la heroica  resistencia a la ocupación alemana durante la Segunda Guerra Mundial y luego, con una fuerza arrolladora, en el Mayo francés de 1968. ¿Es esto lo único que hace de Francia un país tan peculiar? No. Más importante que este incesante fermento insurreccional que históricamente distingue a las capas populares francesas es que sus luchas resuenan como ninguna otra en la escena mundial. Ya lo había advertido Karl Marx en 1848 cuando, observando la revolución en Francia, dijera que “el canto del gallo galo despertará una vez más a Europa”. Y la despertó, aunque esos sueños fueron aplastados a sangre y fuego. Miremos la historia: la Revolución Francesa retumbó en Europa y América, con fuerza atronadora; la Comuna se convirtió en una fuente de inspiración para el movimiento obrero mundial, sus enseñanzas reverberando inclusive en algunos rincones apartados de Asia. El Mayo francés se reproduciría, con las lógicas características nacionales, por todo el mundo. En otras palabras: Francia tiene esa única capacidad de convertir lo suyo en un acontecimiento histórico-universal, como gustaba decir a Hegel. Y esa es, precisamente, la inimitable peculiaridad de lo francés. La rebelión de los “chalecos amarillos” que comenzó hace pocas semanas cuando dos camioneros y la dueña de un pequeño comercio -desconocidas entre sí y habitando en distintos lugares del interior de Francia- lanzaron a través de las redes sociales una convocatoria a protestar en las rotondas de entrada de sus pequeñas ciudades por el aumento del precio del combustible. A los pocos días una de ellas tenía casi un millón de seguidores en su cuenta de Facebook. Luego vino la convocatoria del 17 de Noviembre en París y, a partir de allí, la protesta adquiriría una dimensión fenomenal que puso al gobierno de Macron entre la espada y la pared. Lo que no habían podido hacer en tres meses los sindicatos del ferrocarril lo lograron los “chalecos amarillos” en pocas semanas. Y la cosa sigue, y el “contagio” del virus rebelde que llega desde Francia ya se vislumbra más allá de sus fronteras. Se ha insinuado en Bélgica, Holanda y ahora en Polonia, con ocasión de la Cumbre del Clima en Katowice. En Egipto el régimen de Al Sisi prohibió la venta de chalecos amarillos en todo el país como una medida precautoria para evitar que el ejemplo francés cunda en su país. La revuelta, de final abierto, no es sólo por el precio del combustible. Es una protesta difusa pero generalizada y de composición social muy heterogénea contra la Francia de los ricos y que en cuya abigarrada agenda de reivindicaciones se perciben los contornos de un programa no sólo pos sino claramente anti-neoliberal. Pero hay también otros contenidos que remiten a una cosmovisión más tradicional de una  Francia blanca, cristiana y nacionalista. Ese heteróclito conjunto de reivindicaciones, inorgánicamente expresadas, alberga demandas múltiples y contradictorias aspiraciones producto de una súbita e inesperada eclosión de activismo espontaneísta, carente de dirección política. Esto es un grave problema porque toda esa enorme energía social liberada en las calles de Francia podría tanto dar lugar a conquistas revolucionarias como naufragar en un remate reaccionario. Sin embargo, más allá de la incertidumbre sobre el curso futuro de la movilización popular y la inevitable complejidad ideológica presente en todos los grandes movimientos espontáneos de masas no caben dudas de que su sola existencia ha socavado la continuidad de la hegemonía neoliberal en Francia y la estabilidad del gobierno de Emmanuel Macron. Y en un mundo de superpoblado de esperpentos como los Trumps y los Bolsonaros, los Macris y los Macrones todo esto es una buena noticia porque el “canto del gallo galo” bien podría despertar la rebeldía dormida –o premeditadamente anestesiada- de los pueblos dentro y fuera de Europa y convertirse en la chispa que incendie la reseca llanura en que las políticas neoliberales han convertido a nuestras sociedades, víctimas de un silencioso pero mortífero holocausto social de inéditas proporciones. No es la primera vez que los franceses desempeñan esa función de vanguardia en la escena universal y su ardorosa lucha podría convertirse, sobre todo en los suburbios del imperio, en el disparador de una oleada de levantamientos populares –como ocurriera principalmente con la Revolución Francesa y el Mayo de 1968- en contra de un sistema, el capitalismo, y una política, el neoliberalismo, cuyos nefastos resultados son harto conocidos. No sabemos si tal cosa habrá de ocurrir, si el temido “contagio” finalmente se producirá, pero los indicios del generalizado repudio a gobiernos que sólo enriquecen a los ricos y expolian a los pobres son inocultables en todo el mundo. No habrá que esperar mucho tiempo pues pronto la historia dictará su inapelable veredicto. Más allá de sus efectos globales la brisa que viene de Francia es oportuna y estimulante en momentos en que tantos intelectuales y publicistas de Latinoamérica, Europa y Estados Unidos se regodean hablando del “fin del ciclo progresista” en Nuestra América, que supuestamente sería seguido por el comienzo de otro de signo “neoliberal” o conservador que sólo lo pronostican quienes quieren convencer a los pueblos que no hay alternativas de recambio y que es esto, el capitalismo, o el caos, ocultando con malicia que el capitalismo es el caos en su máxima expresión. Por eso los acontecimientos en Francia ofrecen un

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