Es oficial: EEUU terceriza sus operaciones para el derrocamiento de Nicolás Maduro
Fuente: Misión Verdad Fecha: 27 de marzo de 2020 El fiscal general de los Estados Unidos, William Barr. Foto: Susan Walsh / AP Photo En medio de la lucha de Venezuela contra el Covid-19, la Administración Trump ha dado un paso dramático e inédito en las maniobras criminales que buscan derrocar al gobierno venezolano. Ya es oficial: Estados Unidos se decanta por la ruta de la violencia armada tercerizada, apoyándose en un caso judicial sin pruebas. Una falsa acusación del principal narcoestado del planeta Este jueves 26 de marzo, el fiscal general de los Estados Unidos, William Barr, presentó cargos por narcotráfico contra el presidente venezolano Nicolás Maduro, el presidente de la Asamblea Nacional Constituyente Diosdado Cabello, el ministro de Industria y Producción Tareck El Aissami, el ministro de Defensa Vladimir Padrino López y el presidente del Tribunal Supremo de Justicia Maikel Moreno. A falta de pruebas sólidas, los fiscales del Departamento de Justicia han apelado a un producto propagandístico que lleva varios años siendo punta de lanza de los ataques comunicacionales de Estados Unidos y Europa contra Venezuela: el inexistente “Cartel de los Soles”. Según el Departamento de Justicia, “desde al menos 1999, Maduro Moros, Cabello Rondón, Carvajal Barrios y Alcalá Cordones actuaron como líderes y gerentes de Cartel de los Soles (…) para facilitar la importación de toneladas de cocaína a los Estados Unidos. El Cartel de los Soles buscó no solo enriquecer a sus miembros y mejorar su poder, sino también inundar a los Estados Unidos con cocaína e infligir los efectos nocivos y adictivos de la droga en los usuarios de los Estados Unidos”. El supuesto vínculo con las FARC que viene siendo el leitmotiv de Colombia y Estados Unidos para acusar a Venezuela como un “santuario” de grupos armados, es otra de las cartas centrales de la acusación, incluyendo a Iván Márquez y Jesús Santrich: “A partir de aproximadamente 1999 (…) los líderes de las FARC acordaron con los líderes del Cartel de los Soles reubicar algunas de las operaciones de las FARC en Venezuela bajo la protección del Cartel. Posteriormente, las FARC y el Cartel de los Soles enviaron cocaína procesada desde Venezuela a los Estados Unidos a través de puntos de transbordo en el Caribe y América Central, como Honduras. Aproximadamente en 2004, el Departamento de Estado de los Estados Unidos estimó que 250 o más toneladas de cocaína transitaban a través de Venezuela por año. Los envíos marítimos se enviaron al norte desde la costa de Venezuela utilizando embarcaciones rápidas, barcos de pesca y portacontenedores”. Eso afirma el Departamento de Justicia, haciendo suponer, paradójicamente, que su sistema de prevención contra el narcotráfico es tan ineficaz que no puede detener “barcos de pesca”. Está ampliamente demostrada la relación orgánica de Estados Unidos con el narcotráfico: Antonio Maria Costa, director de la Oficina de Naciones Unidas para la Droga y el Delito, afirmó en 2009 que los capitales provenientes del narcotráfico salvaron los bancos quebrados que ocasionó el colapso financiero de 2008, que tuvo su epicentro en Estados Unidos. En 2012, el FBI encontró pruebas de que los carteles mexicanos “utilizaban cuentas de Bank of America para ocultar dinero e invertir las ganancias ilegales del narcotráfico en caballos de carrera estadounidenses”. Ese mismo año, también se dio a conocer que el cartel mexicano Los Zetas lavaba sus ganancias del narcotráfico en el banco JP Morgan, realizando transferencias directas desde México bajo una amalgama de fondos y empresas que también colocó el foco de las autoridades sobre el banco Wells Fargo. Todos estos bancos siguen funcionando como si nada hubiera pasado. La permisividad comprobada (y la lógica de beneficio directo) del sistema financiero estadounidense y de su élite política con respecto al narcotráfico internacional, hace deslucir las acusaciones contra Venezuela y su tono de supuesta defensa de la salud pública de los norteamericanos. Hace tan solo dos años, Colombia rompió récords en producción y exportación de cocaína hacia Estados Unidos, cifras que coincidieron con un vertiginoso aumento en el número de consumidores en el país norteamericano. Sobre esto, un informe de la DEA reveló: “Niveles récord de cultivos ilícitos y producción de coca en Colombia, que fue la fuente principal de la cocaína decomisada y analizada en Estados Unidos, ha expandido el mercado de la cocaína, lo cual ha conducido a un incremento del abuso doméstico”. El Departamento de Justicia intenta responsabilizar a Venezuela de la inundación de cocaína en Estados Unidos, aun cuando está demostrado por su propia agencia antidroga que el aumento en el consumo que afecta a millones de estadounidenses radica en la descontrolada producción de cocaína colombiana. También intentan posicionar a Venezuela como un “país de tránsito” de cocaína hacia Estados Unidos, aunque datos suministrados por el propio gobierno norteamericano indiquen lo contrario. Un reporte del centro de estudios Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA, por sus siglas en inglés) concluye: “Alrededor del 90% de toda la cocaína con destino a los Estados Unidos se trafica a través de las rutas del Caribe Occidental y el Pacífico Oriental, no a través de los mares del Caribe Oriental de Venezuela”. Movimiento de la cocaína en Norte y Suramérica, año 2017. Fuente: DEA Una acusación fake Como reseñó en su momento un artículo de esta tribuna, la narrativa del “Cartel de los Soles” es sobre todo excéntrica e inexplicable. Se ha promocionado como una organización amplia y peligrosa, pero no existen las condiciones que lo demuestren: no hay una lucha asesina entre carteles como en México o Colombia, nunca se ha incautado un alijo que lleve la marca de esta supuesta organización, como tampoco se conoce que la logística del ejército venezolano se esté aprovechando para traficar drogas. El fantasmal “Cartel de los Soles” es un producto para el consumo de masas que refuerza la narrativa de los halcones y del sector más extremista de la derecha venezolana. En esta misma cadena de premisas falsas, el Departamento de Justicia incurre en un fatal error de cálculo: coloca a Maduro como el “líder” de la “organización” aun cuando no es militar, y cuando apenas, en 1999, empezaba su carrera