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Hadash / CPI* condenan el acuerdo de normalización entre Israel y los Emiratos Árabes Unidos negociado por EE. UU.

Fuente:  maki.org.il  Fecha: 15 de agosto de 2020 El acuerdo para la «normalización total de las relaciones entre Israel y los Emiratos Árabes Unidos» se produjo después de una llamada telefónica el jueves por la mañana entre Trump, Netanyahu y MBZ, según un comunicado conjunto. Mohammed bin Zayed (MBZ), el príncipe heredero de Abu Dhabi, tuiteó posteriormente: «Durante una llamada con el presidente Trump y el primer ministro Netanyahu, se llegó a un acuerdo para detener una mayor anexión israelí de territorios palestinos». Los Emiratos Árabes Unidos, con la firma formal del acuerdo, se convertirán en el primer estado árabe en el Golfo Pérsico y la tercera nación árabe, después de Egipto y Jordania, en tener vínculos diplomáticos activos con Israel. Las delegaciones de Israel y los Emiratos Árabes Unidos se reunirán en las próximas semanas para firmar acuerdos bilaterales sobre inversión, turismo, vuelos directos, seguridad, telecomunicaciones y otros temas. Los dos países también están listos para intercambiar embajadores y embajadas. Netanyahu, de extrema derecha, describió el jueves 13 de agosto como «un día histórico» y dijo en un discurso televisado que «más países árabes y musulmanes se unirán a este círculo de paz». Durante una conferencia de prensa, Netanyahu promocionó una fórmula de «paz por paz». Netanyahu también dijo que todavía planea avanzar en la anexión de territorios palestinos. “No voy a renunciar a esto. Está sobre la mesa gracias a mí. Trump puso soberanía en su plan de paz, porque yo lo pedí”, dijo Netanyahu. “Pero en primer lugar dije una y otra vez que solo implementaríamos la soberanía en coordinación con Estados Unidos. Sin el apoyo de Estados Unidos, en el mejor de los casos no valdría nada y, en el peor de los casos, dañaría mucho los lazos». Sin embargo, MBZ presentó el asunto como si se le hubiera exigido concesiones por parte de Israel, haciendo hincapié en la suspensión de los planes de soberanía a cambio de la normalización de las relaciones, como se indicó en el tweet que envió citado más arriba.   El líder de la Lista Conjunta, MK Ayman Odeh (Hadash) tuiteó que, «Se hacen acuerdos entre políticos, pero se hace la paz entre pueblos». «Mientras Israel continúe controlando a millones de palestinos en los territorios ocupados», dijo, «las ilusiones de paz se seguirán celebrando en jardines extranjeros, mientras que la realidad aquí en Israel todavía requiere ser arreglada»; una referencia a la firma anticipada al aire libre en el jardín de la Casa Blanca del acuerdo entre Israel y los Emiratos Árabes Unidos, similar al evento de 1993 en Washington para formalizar el primer acuerdo de Oslo. Según un comunicado de Hadash y el Partido Comunista de Israel “Netanyahu e Israel nunca tuvieron realmente la intención de anexar, pero para que él abandonara el plan, los Emiratos Árabes Unidos acordaron abrir sus relaciones secretas. Nada cambiará y cualquiera que piense que los palestinos desaparecerán está equivocado”. «Los Emiratos Árabes Unidos o cualquier otra parte no tiene derecho a hablar en nombre del pueblo palestino, ni [este último] permite que nadie intervenga en los asuntos palestinos con respecto a los derechos legítimos en su patria». “Solo el establecimiento de un Estado de Palestina independiente y soberano basado en las fronteras de 1967, con Jerusalén Oriental como su capital y la solución de la cuestión de los refugiados traerá la paz”, dijeron. Hanan Ashrawi, una alta funcionaria de la Autoridad Palestina, dijo que Israel había sido recompensado por su ocupación. “Los Emiratos Árabes Unidos han salido a la luz sobre sus tratos secretos/normalización con Israel. Por favor, no nos hagas un favor. ¡No somos la hoja de parra de nadie!» ella tuiteó. “Que nunca experimentes la agonía de que te roben tu país; que nunca sienta el dolor de vivir en cautiverio bajo una ocupación; que nunca seas testigo de la demolición de tu casa o del asesinato de tus seres queridos». Awni Almashni, funcionario del movimiento Fatah del presidente palestino Mahmoud Abbas y activista con sede en la ciudad de Belén en Cisjordania, dijo a Middle East Eye que la paz en la región solo puede llegar si se abordan los problemas que enfrentan los palestinos. “Los acuerdos que Israel está tratando de alcanzar con los países árabes y musulmanes son una forma de eludir el problema palestino y evitarlo, pero cualquier plan de paz con cualquier país árabe es solo una ilusión y no resolverá el problema principal aquí entre Israel. y Palestina ”, dijo. Almashni señaló que la anexión se había congelado debido al rechazo absoluto del pueblo palestino y de la comunidad internacional al plan de Israel, mucho antes del anuncio del jueves. Dijo que vincular la anexión con el acuerdo de los Emiratos Árabes Unidos «es un intento de vender el acuerdo con Israel como un logro, y no lo es». De hecho, el acuerdo del jueves, que no recibió apoyos palestinos, aniquila efectivamente la Iniciativa de Paz Árabe, un esquema de 2002 reafirmado por la Liga Árabe en 2017 que ofrecía un reconocimiento generalizado de Israel a cambio de que se retirara a sus fronteras de 1967 y abordara la cuestión de los refugiados palestinos. * Frente democrático por la paz y la igualdad)/Partido Comunista de Israel Traducción: Dardo esterovich

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Un fanático peligroso

Fuente: Luis Bruschtein | La Tecl@ Eñe Fecha: 13 de agosto de 2020 Luis Bruschtein analiza en este artículo la intención de Donald Trump de imponer en la presidencia del BID al ultraconservador Mauricio Claver Carone, intento que rompe una ley no escrita que se respetó en los 64 años de existencia del BID, que estipula que la presidencia del organismo es para un país latinoamericano y forma parte de un esquema de equilibrio, ya de por sí bastante desequilibrado. Mauricio Claver Carone fue el primer funcionario norteamericano que desairó al flamante presidente Alberto Fernández el día de su asunción, cuando se retiró intempestivamente de la comitiva de Estados Unidos de la que formaba parte. El ultraconservador asesor de seguridad de Donald Trump se fue furioso porque el nuevo presidente había recibido a una delegación del gobierno legítimo de Nicolás Maduro de Venezuela. Claver Carone fue funcionario también en el FMI, y en una visita reciente a Chile dijo en una conferencia de prensa que el gobierno de los Estados Unidos había inducido a la institución financiera a que otorgara a la Argentina el préstamo más grande de toda su historia. Ni se ruborizó cuando reconoció que hicieron transgredir toda la normativa del FMI con tal de ayudar a la reelección de Mauricio Macri y evitar el triunfo de Alberto Fernández y Cristina Kirchner. Que un fanático ultraconservador como Claver Carone sea propuesto por Washington y cuente de entrada con el respaldo de Uruguay, Brasil, Paraguay, Colombia, la Venezuela impostada de Guaidó, Ecuador y Bolivia para presidir el BID, da una idea de la fuerte presión que aplica Donald Trump en la región y de la baja calidad soberana de los gobiernos actuales en Latinoamérica. Solamente cinco países se han opuesto al candidato de Washington: Argentina, México, Costa Rica. Nicaragua y Chile. La intención de imponer a Claver Carone rompe una ley no escrita que se respetó en los 64 años de existencia del BID. El acuerdo implícito estipula que la presidencia es para un país latinoamericano. Forma parte de un esquema de equilibrio, ya de por sí bastante desequilibrado. Porque Estados Unidos tiene el 30 por ciento del directorio, que se conforma en relación con los aportes de cada país. En la distribución histórica, la presidencia es para un país latinoamericano y el segundo lugar en importancia para el representante norteamericano. Si tuviera la presidencia, Estados Unidos, pasaría a ser el dueño del organismo. A principios de noviembre habrá elecciones en Estados Unidos y las encuestas le dan entre 10 y 15 puntos de ventaja al candidato opositor Joe Biden, del Partido Demócrata. Los demócratas ya dijeron que no respaldarán a Claver Carone. Pero la elección en el BID será en septiembre. Si gana el candidato de un Trump que inmediatamente es derrotado en las presidenciales, el BID quedará en el aire. Por eso los cinco países que no apoyan a Claver Carone y los observadores europeos, han pedido que la elección se postergue hasta marzo del 2021. Las perspectivas del trumpismo no serían tan buenas, porque el personaje  reaccionó con vehemencia y acusó a la Argentina de intentar “secuestrar” la elección en el BID. “Estamos viendo un esfuerzo minoritario liderado por la Argentina para obstaculizar la elección porque no han podido o querido presentar una visión competitiva”, afirmó. Argentina ha propuesto a Gustavo Béliz para encabezar el BID, y Costa Rica a la ex presidenta Laura Chinchilla. Claver Carone asegura que ya tiene los votos que necesita y ha hecho que los grandes medios de la región digan que ya tiene la elección ganada y presenten la postergación de las elecciones como una fantochada. Pero sería un problema para el BID que pongan a Claver Carone en la presidencia en septiembre y en noviembre gane Joe Biden en Estados Unidos. El BID maneja alrededor de 40 mil millones de dólares. Para algunos gobiernos, entre los que se cuenta el de Argentina, esa masa de dinero puede cumplir un papel estratégico en la salida de la crisis causada por la pandemia. Para la estrategia de Trump y Claver Carone, esa cantidad servirá para combatir la influencia de China. Y resulta obvio que también será utilizada como presión para el alineamiento contra Venezuela, Nicaragua y Cuba, en una lista que pasarían a integrar también gobiernos como el de Argentina y México, que no tienen subordinación mecánica con Washington. Los técnicos del BID están espantados porque aseguran que Claver Carone politizará al máximo el organismo. La irrupción de este fanático en la región es coherente con la proliferación de otros personajes bizarros de bajísima calidad político-institucional como Lenin Moreno, Jair Bolsonaro, Jeanine Añez y como lo fue Mauricio Macri. Buenos Aires, 13 de agosto de 2020

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Venezuela: indicios de una nueva trama golpista con el Estado de Israel de fondo

Juan Guaidó y Benjamín Netanyahu, primer ministro de Israel. Foto: Archivo Fuente:  Misión Verdad Fecha: 13 de agosto de 2020 La desorientación estratégica de Washington y su red clientelar de dirigentes políticos en Venezuela están generando reacomodos en el tablero de la guerra. Las afirmaciones del senador demócrata Chris Murphy que reventaron las redes sociales hace pocas semanas, resumen el espíritu general del momento: Washington se encuentra en un callejón sin salida y la fórmula del golpe marca Eliott Abrams está agotada. En una audiencia en el Senado de EEUU sobre Venezuela, Murphy cuestionó a Abrams públicamente por el fracaso de las todas las operaciones golpistas impulsadas por Washington desde enero de 2019 hasta la actualidad. Los efectos generados en la opinión pública por las afirmaciones del senador ampliaron el mal sabor de boca, dejando al alto mando del cambio de régimen en la Casa Blanca en una posición muy comprometida. La aparición de estas tensiones en la esfera pública dibujan un quiebre de consensos luego del fracaso de Operación Gedeón del 3 de mayo. La incursión armada por la costa central del país no sólo quemó la imagen de Guaidó y expuso a EEUU a un catastrófico fracaso. En realidad su efecto va mucho más allá del daño reputacional. En la operación estaban comprometidos activos de todo tipo, desde la DEA, el narcotráfico colombiano de La Guajira y una laberíntica red de contactos políticos que unió a Jordan Goudreau (jefe de la firma de mercenarios Silvercorp), con Donald Trump y Juan Guaidó en un objetivo común. El desmantelamiento (siempre parcial tratándose de un narcoestado como Colombia) de la capacidad logística invertida en Gedeón ha obligado la solicitud, cada vez más visible, de apoyo frontal de otros factores de poder del cambio de régimen. El tiempo corre en contra en ambos lados del atlántico y ello ha requerido compensar el repliegue táctico de Washington en medio de pelea electoral interna y también reconstruir la posición amenazante del antichavismo que orbita en torno a Guaidó, luego de declarar oficialmente que no participarán en las parlamentarias. La velocidad de determinados eventos en días recientes refleja el intento de insertar al Estado de Israel como actor de primer orden, y de una manera visible, en una nueva trama golpista contra Venezuela. Elliott Abrams ha afirmado que EEUU “está trabajado para sacar a Maduro antes de que culmine el año”, y acto seguido le han dado como nueva tarea el escalamiento del conflicto con Irán, reforzando en términos generales la línea dura neocon de homologar la guerra contra Venezuela y la República Islámica en un solo atributo común: la desacreditada lucha contra los estados “promotores del terrorismo”. La influencia de Israel en la configuración de la política exterior de la Administración Trump hacia América Latina es notable, y ello ha quedado demostrado en una red de actores que se extiende desde John Bolton, Mike Pompeo, hasta Mike Pence, Elliott Abrams y Luis Almagro, quienes cabalgan la línea discursiva de posicionar la “influencia maligna de Irán y el partido libanés Hezbolá” como la “amenaza” más urgente que debe ser atendida a escala hemisférica, con Venezuela en el centro. Lejos de ser una narrativa marcada únicamente por la propaganda, este discurso ha sido eficazmente integrado a las prioridades militares del Comando Sur y, en general, a las motivaciones geopolíticas de Washington. Sin lugar a dudas, el estrechamiento de las relaciones bilaterales entre Venezuela y la República Islámica a raíz de un poderoso envío de tanqueros para surtir de gasolina al país caribeño recientemente, ha sido aprovechado por la constelación de políticos clientes de Israel para potenciar la narrativa anti iraní. Es una ventana de oportunidad que busca ser explotada por los inutilizados políticos del antichavismo local, desorientados y en medio de una relación maltratada con Washington luego del fracaso de la Operación Gedeón. ¿Buscan que Israel interceda por ellos en el núcleo del poder estadounidense o buscan apoyo para algún acto de fuerza bruta, o es, quizás, una combinación de ambas? El pasado 23 de julio el minoritario partido de María Corina Machado, Vente Venezuela, firmó un acuerdo de cooperación (en materia, dicen ellos, de seguridad y geopolítica) con el partido Likud del actual primer ministro de Israel Benjamín Netanyahu. La iniciativa escaló un poco más allá y días después diputados opositores formaron un grupo de apoyo a Israel y su inclusión en una fundación interparlamentaria. “Estamos muy contentos de formar parte de este nuevo grupo pro-Israel en la Asamblea Nacional. Estamos entusiasmados de trabajar con la Fundación Aliados de Israel en esta honorable tarea de acercar a Israel y Venezuela”, afirmó el diputado Lawrence Castro de Voluntad Popular. El medio El Nacional contextualiza la creación de este grupo de apoyo indicando que “El día mates 28 de Julio se realizó en Jerusalén un acto con representantes de los parlamentos miembros de la Fundación Aliados de Israel. Hubo intervenciones del vicepresidente de los Estados Unidos, Mike Pence, del secretario de Estado de los Estados Unidos, Mike Pompeo, y del primer ministro de Israel Benjamín Netanyahu. Se destacó la incorporación del Grupo Parlamentario Venezolano de Aliados por Israel a la red internacional y se incorporó la bandera de Venezuela en el panel (…) El presidente de la Fundación Aliados de Israel, Josh Reinstein, se refirió extensamente sobre el respaldo al presidente interino Juan Guaidó y destacó la importancia de Venezuela”. En los primeros meses de la aventura golpista, Guaidó nombró un emisario para Israel, el rabino sionista Pynchas Brener, en un intento fallido (e ilegal) de restaurar las relaciones diplomáticas rotas oficialmente desde el año 2009. Brener fue aceptado en agosto de 2019 como “embajador” y en enero de 2019, al unísono con EEUU, el gobierno de Netanyahu apoyó la autoproclamación de Guaidó. Pero la distancia entre ese nombramiento fake y los acontecimientos de la última semana muestra una aceleración inusual en términos de construir relaciones más cercanas, tejer lazos pseudoinstitucionales, lanzar incentivos y producir acuerdos investidos de “estratégicos”. Como proclama acompañante de la incorporación de los diputados antichavistas a la Fundación Aliados de

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La nota que se prohibió: la vacuna Sputnik como una asociación mundial para salvar vidas

Fuente: Kiril Dmítriev | Revista Zoom Fecha: 13 de agosto de 2020 El éxito de Rusia en el desarrollo de una vacuna contra el COVID-19 está enraizado en la historia El momento Sputnik ha ocurrido. La vacuna rusa Sputnik V ha sido lanzada, convirtiéndose en la primera vacuna contra el COVID-19 registrada en el mundo y evocando recuerdos del impactante lanzamiento del satélite soviético en 1957 que abrió el espacio a la exploración humana. Esta nueva era no solo condujo a una competencia, sino también a muchos esfuerzos colaborativos, incluida la misión conjunta Apolo-Soyuz de Estados Unidos y la Unión Soviética. La vacuna contra el COVID-19 es la prioridad número uno del mundo y muchos países, organizaciones y compañías afirman que están cerca de desarrollarla. A finales de este año, algunos otros países podrían tener sus propias vacunas. Es importante que las barreras políticas no impidan que las mejores tecnologías disponibles se utilicen en beneficio de todas las personas frente al desafío más grave que ha enfrentado la humanidad en décadas. Lamentablemente, en lugar de examinar la ciencia que existe detrás de la plataforma de vacunas basadas en vectores adenovirales que Rusia ha desarrollado, algunos políticos y medios de comunicación internacionales optaron por centrarse en la política y en los intentos de socavar la credibilidad de la vacuna rusa. Creemos que ese enfoque es contraproducente y pedimos un cese del fuego político para las vacunas ante la pandemia de COVID-19. No es ampliamente conocido en todo el mundo que Rusia ha sido uno de los líderes mundiales en la investigación de vacunas durante siglos. La emperatriz rusa Catalina la Grande dio el ejemplo en 1768 cuando recibió la primera vacuna contra la viruela del país, 30 años antes de que se realizará la primera vacunación en Estados Unidos. En 1892, el científico ruso Dmitri Ivanovski observó un efecto inusual mientras estudiaba unas hojas de tabaco infectadas con enfermedad de mosaico. Las hojas siguieron siendo infecciosas incluso después de que el científico filtrara las bacterias. Aunque todavía faltaba casi medio siglo para que el primer virus pudiera verse a través de un microscopio, la investigación de Ivanovski dio a luz a una nueva ciencia llamada virología. Desde el descubrimiento de Ivanovski, Rusia ha sido uno de los líderes mundiales en virología e investigación de vacunas, dando decenas de científicos talentosos como el investigador Nikolái Gamaleya que estudió en el laboratorio del biólogo francés Louis Pasteur en París y abrió la segunda estación de vacunación contra la rabia del mundo en Rusia en 1886. La Unión Soviética siguió apoyando la investigación de virus y vacunas. Todas las personas nacidas después de la Segunda Guerra Mundial recibieron vacunas obligatorias contra la poliomielitis, la tuberculosis y la difteria. En un raro ejemplo de cooperación en la época de la Guerra Fría, tres destacados virólogos soviéticos viajaron a Estados Unidos en 1955 para ofrecer oportunidades de pruebas en la Unión Soviética para una vacuna estadounidense contra la poliomielitis, una enfermedad mortal que se cobró millones de vidas. Si fuimos capaces de cooperar entonces, podemos y debemos hacerlo de nuevo ahora. Décadas de esfuerzos por parte de los científicos rusos y soviéticos condujeron a la creación de una excelente infraestructura de investigación, como el Centro Nacional de Epidemiología y Microbiología Nikolái Gamaleya. Esta infraestructura va desde una de las más ricas bibliotecas de virus del mundo, creada con una técnica de preservación única, hasta centros de cría de animales experimentales. Estamos orgullosos de este legado, que nos permitió crear la primera vacuna contra el COVID-19 aprobada en el mundo. Ya hemos recibido solicitudes internacionales para 1.000 millones de dosis de nuestra vacuna y hemos llegado a acuerdos internacionales para producir 500 millones de dosis anuales con la intención de aumentarla. El verdadero secreto Actualmente, muchos medios de comunicación y políticos occidentales cuestionan la rapidez de la creación de la vacuna contra el COVID-19 en Rusia, dudando de su eficacia y autenticidad. El secreto detrás de esta velocidad es la experiencia de Rusia en la investigación de vacunas. Desde los años 1980, el Centro Gamaleya ha encabezado el esfuerzo por desarrollar una plataforma tecnológica que utiliza los adenovirus, que se encuentran en las adenoides humanas y que normalmente transmiten el resfriado común, como vectores o vehículos, que pueden engendrar un material genético de otro virus en una célula. Se extrae el gen del adenovirus, que causa la infección, y se inserta un gen con el código de una proteína de otro virus. Este elemento insertado es pequeño, no es una parte peligrosa de un virus y es seguro para el cuerpo, pero aún así ayuda al sistema inmunológico a reaccionar y producir anticuerpos que nos protegen de la infección. La plataforma tecnológica de vectores basados en adenovirus facilita y acelera la creación de nuevas vacunas mediante la modificación del vector portador inicial con material genético de nuevos virus emergentes. Tales vacunas provocan una fuerte respuesta del cuerpo humano para desarrollar inmunidad, mientras que el proceso general de modificación de vectores y fabricación de la etapa piloto toma solo unos pocos meses. Los adenovirus humanos se consideran unos de los más fáciles de diseñar de esta manera y por lo tanto se han vuelto muy populares como vectores. Desde que empezó la pandemia de COVID-19, todo lo que los investigadores rusos tuvieron que hacer fue extraer un gen codificador de la espiga del nuevo coronavirus e implantarlo en un vector familiar de adenovirus para entregarlo en una célula humana. Decidieron utilizar esta tecnología ya probada y disponible en lugar de ir a un territorio inexplorado. Los estudios más recientes indican, además, que se necesitan dos inyecciones de la vacuna para crear una inmunidad duradera. Desde 2015, los investigadores rusos han estado trabajando en un enfoque de dos vectores, de ahí la idea de utilizar dos tipos de vectores adenovirales, Ad5 y Ad26, en la vacuna contra el COVID-19. De esta manera, engañan al cuerpo, que ha desarrollado inmunidad contra el primer tipo de vector, y potencian el efecto de

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Gantz, al igual que Netanyahu, quiere drusos mercenarios de judíos

Fuente:  Daniel Kupervaser| Blog de Daniel Kupervaser Fecha: 30 de julio de 2020 Gantz obtuvo el título de embustero cuando meses atrás vendió a sus electores judíos y se acopló al gobierno de Netanyahu. En estos días le agregó una significativa condecoración a ese título cuando traicionó una explicita promesa a la población drusa de Israel. Por iniciativa del gobierno de Netanyahu, el parlamento de Israel promulgó en julio de 2018 la ley denominada de Estado Nación en la que se estableció que Israel es un estado que pertenece solamente al pueblo judío. De esta manera, y de forma categórica, esta nueva legislación ignoró y se desentendió del 25% de los ciudadanos de Israel que no son judíos. La minoría drusa de Israel se sintió profundamente traicionada. No es para menos. Desde la creación del estado, este grupo étnico se vinculó estrechamente con el destino de Israel y se convirtió en parte activa de los esfuerzos de defensa del país ofrendando la vida de cientos de sus hijos como soldados y oficiales el ejército de Israel que cayeron en combate. En masivas manifestaciones exigieron dejar la ley sin efecto, o al menos modificarla. Netanyahu se negó categóricamente a modificar la ley, pero ofreció un plan alternativo “que exprese el profundo compromiso del estado de Israel a sus ciudadanos drusos”. ¿Cómo expresar el agradecimiento?: a la israelí, con dinero, es decir, desparramar presupuestos en beneficio solo de ese sector. (“En vez de modificar la Ley Estado Nación, dinero en presupuestos”, Haaretz, 26-7-18). En otras palabras, los drusos de Israel continuarán como ciudadanos de segunda categoría por no ser judíos, pero por su predisposición a derramar sangre para defender a los judíos, se le ofrece dinero, mucho dinero. El proyecto de Netanyahu se propuso presupuestar extraordinariamente 1,300 millones de dólares para una población no mayor de 125,000 ciudadanos (Globes, 20-11-2019). Bajo esta visión, no se puede arribar a otra conclusión que Netanyahu enmarca a los drusos israelíes como ciudadanos de segundo grado con categoría de mercenarios que reciben retribución, no por ser ciudadanos de Israel, sino por el único motivo de participar activamente en la defensa de un estado que no les pertenece. La promulgación de la ley antedicha coincidió con el inicio de la carrera política de Benny Gantz. Como ex jefe del Estado Mayor del Ejército de Israel, sintió la necesidad de salir en defensa de quienes lucharon a su lado en defensa del país durante décadas. Como ex militar fue muy tajante en sus definiciones. Como político demostró que se adaptó rápidamente a la conducta de desparramar promesas. Así expresó sus duras críticas a la nueva ley. “Ellos (el gobierno de Netanyahu) abrieron fuego sobre las espaldas de nuestros hermanos drusos. Nosotros curaremos las heridas. Tenemos un pacto de sangre con los drusos, pero no menos, un pacto por la vida. Nosotros tenemos que verificar que juntos construimos una comunidad. Haré todo lo posible para modificar la ley de manera que exprese ese profundo vinculo imposible de desatar, no solamente en batallas, también en la vida. Lo haremos conjuntamente” (“Gantz responde a las críticas”, Kore.co.il, 14-1-2019). Mientras tanto, Benny Gantz participó activamente en tres reñidas elecciones demostrando ser un duro contrincante ante el ducho Netanyahu. Finalmente, en el mes de mayo de este año, frente a la propagación de corona, Gantz también se contagio de otro virus: la traición política. En un insólito giro, el renombrado general retirado resolvió abandonar la mitad de sus camaradas de carrera electoral y acoplarse a Netanyahu en un complicado acuerdo de coalición. En estos tiempos llegó el gran día de cumplir la gran promesa de Gantz a “sus hermanos de armas” como él define a los drusos: modificar la ley Estado Nación. A sabiendas que el tema exaspera a las bancadas fundamentalistas de los partidos del bloque de Netanyahu, los ex compañeros de lista de Gantz, (Yesh Atid de Lapid) trajeron a votación del parlamento un proyecto de modificación de la ley Estado Nación con el único, modesto y democrático propósito de agregar solamente el “derecho a la “igualdad entre todos los ciudadanos”. No solo que el bloque de Netanyahu rechazó el proyecto, sino que ese rechazo recibió el apoyo de 5 miembros de la lista de Gantz, quien sorpresivamente se ausentó para no votar. De esta manera quedó definido y grabado que Gantz, como Netanyahu, quieren a los drusos israelíes como mercenarios de judíos. Cuando Gadeer Mreeh, parlamentaria drusa y ex compañera de lista de Gantz, lo califica de “racista”, eso retumba en todo el mundo (“Gantz racista y ladrón de votos”, Ynet, 30-7-2020). Las sociedades del mundo observan la realidad y no quedan indiferentes. Gantz y Netanyahu aportaron significativamente a que tome mayor peso esa perspectiva internacional que otorga al judaísmo el carácter de racismo. Solo es cuestión de levantar un poco la mirada, abrir los ojos, escuchar y no dejarse llevar solamente por mensajes oficiales. Ojalá me equivoque Daniel Kupervaser Herzlya – Israel 30-7-2020 kupervaser.daniel@gmail.com@KupervaserD  

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¿La izquierda israelí todavía espera que las FDI produzcan otro salvador político más?

Fuente: Gideon Levy | Haaretz Fecha: 29 de julio de 2020 ¿Qué sabemos sobre el ex jefe del ejército Gadi Eisenkot? Muy poco. ¿Y qué saben quienes lo promocionan como futuro líder político? Incluso menos. Media docena de artículos han aparecido en la edición hebrea de Haaretz durante la semana pasada promocionando al ex jefe de gabinete. Describieron la desesperación y el vacío de liderazgo en la oposición al primer ministro Benjamin Netanyahu y el anhelo de una solución milagrosa más de lo que puede contener esta nueva promesa. Es terriblemente similar a las expectativas pasadas de los jefes del ejército que luego resultaron decepcionantes. Se basa mucho más en un deseo que en la realidad. Cuando el profesor Uri Bar-Joseph y Raviv Drucker quieren a Eisenkot, tenemos que preguntarnos por qué. Bar-Joseph tiene razón cuando escribe que los jefes del ejército no son simplemente cortados de un molde. Drucker tiene razón cuando afirma que, como marca política, los jefes han tocado fondo. Pero ninguno puede ignorar que lo único que define a esa persona pública llamada Eisenkot es su condición de ex jefe del ejército. ¿Era bueno? ¿Quién sabe? Casi toda la información sobre los altos mandos del ejército proviene de reporteros y comentaristas militares. No hay segmento del periodismo israelí que sea un fracaso mayúsculo y más vergonzoso. Con la excepción de algunos militares  sobresalientes, no hay conexión entre lo que hacen y el periodismo. Se centran más en aspectos cosméticos, como portavoces y cultivan lazos con el establishment, relatando y anunciando los actos heroicos de Israel a su público. Como lo ven, cada líder militar es un héroe de Israel. En ausencia de una guerra particularmente fallida o aclamada, no hay forma de saber quién es un buen jefe del ejército.  Por otro lado, hay una manera de saber que una carrera hecha completamente en el ejército no puede evitar moldear la mentalidad. Y esa mentalidad es limitada, distorsionada y deficiente. En la mayoría de los casos, no es apropiado para el liderazgo civil. Ser jefe del ejército significa ascender en las filas de una organización que no es democrática, cuya principal herramienta en el trabajo es la violencia y cuyo financiamiento es casi ilimitado. Significa dedicar la mayor parte de los años en el ejército a mantener la ocupación, que es tiránica, violenta y cruel por naturaleza, y que generalmente también implica la comisión de crímenes de guerra. No hay otra manera. Décadas de servicio militar también significan un punto de vista muy restringido con respecto a los árabes: son el enemigo. Y ese también es un equipaje peligroso para llevar a la vida civil. Al hacer tal transición, es posible, por supuesto, ofrecer una sorpresa y cambiar. Matti Peled fue un general muy elogiado en el seno del ejército, y luego se convirtió en un activista por la paz. Moshe Dayan, Ariel Sharon, Yitzhak Rabin, Ehud Barak y varios otros sufrieron un cambio hasta cierto punto después de abandonar el ejército, pero estaban en minoría. Cuando las personas crecen en un entorno tan formativo, inflexible y de lavado de cerebro, en el que la seguridad se ritualiza y se adora al poder, y con todas sus ceremonias, símbolos y uniformes juveniles, es difícil esperar que se liberen de sus limitaciones y abracen la libertad de pensamiento. Lo más desalentador es que, a pesar de todas las decepciones y fracasos de Yigal Yadin a Benny Gantz, Moshe Ya’alon y Gabi Ashkenazi, el campo político de centroderecha no ha aprendido nada y no ha olvidado nada, y continúa soñando con esos amores de su juventud como la única esperanza de cambio. Su reserva de sueños todavía está en el uniforme. Que deprimente. Pero también incluyó acciones positivas, y Drucker y Bar-Joseph los destacaron con razón. Eisenkot puso fin a un mayor derramamiento de sangre en su respuesta a la intifada de cuchillas que estalló en 2015, un levantamiento de docenas de jóvenes palestinos, algunos de los cuales buscaron morir por razones personales. Eisenkot tuvo las agallas para condenar a Elor Azaria, quien mató a un asaltante palestino que ya había sido sometido por otros soldados. Eisenkot también dijo que no quería que los soldados «vaciaran su cargador de municiones en una niña con unas tijeras». Eso sería obvio en cualquier país bien administrado, pero en un Israel moralmente ciego, se convirtió en un lema resonante y valiente, casi como el «Tengo un sueño» de Martin Luther King. Bar-Joseph incluso lo llamó una «escala de valores». Así se ve cuando el sistema no funciona correctamente: la izquierda sueña con Eisenkot. Traducción: Dardo Esterovich

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¿La eternización de Putin?

Fuente:  Rafael Poch| Blog de Rafael Poch Fecha: 28 de julio de 2020 Maduran las contradicciones del régimen ruso Como en el resto de las potencias, tampoco en Rusia la pandemia está alterando de forma significativa las tendencias que se observaban antes de ella, pero las acelera. El plebiscito constitucional iniciado el 25 de junio y dilatado hasta el uno de julio, ha ilustrado la maduración de las contradicciones y dificultades internas del régimen ruso. Como ocurrió en Pekín hace años cuando se blindó la autoridad de Xi Jinping, en Moscú los gobernantes también son conscientes de que se avecinan tiempos difíciles y se preparan. También ellos quieren ponerse el cinturón de seguridad, pero sus circunstancias son bien diferentes a las de China y no está nada claro que el asunto solucione algo o que el cinturón complique aún más las cosas. Prepararse para gobernar con menos recursos Diferentes son los potenciales objetivos de cada país, sus sistemas de gobierno y sus sociedades. Lo de los chinos es mucho más estable y seguro en las tres categorías citadas. Por más que algunos politólogos del establishment ruso como Sergei Karaganov, insistan en el eurasianismo político de los rusos y su condición de “no occidentales”, la gran tradición secular rusa está ahí bien anclada. No es que el eurasianismo sea un mito. Rusia es Eurasia, pero no es Asia. Como decía Miliukov, “es Europa complicada por Asia”. Su sello histórico-cultural es inequívoco: lengua eslava, alfabeto griego y cristianismo ortodoxo, y eso no lo cambia el actual despecho de quienes, como Karaganov, en la época de Yeltsin eran furibundos occidentalistas y ahora dicen mirar hacia China porque la antigua novia les dejó. El cinturón de seguridad está más que justificado: vienen tiempos aun más difíciles, con un petróleo barato, sanciones occidentales recrudecidas, un incremento en la caída del nivel de vida y una presión militar extranjera recrudecida. Hay que prepararse para gobernar con menos recursos, tanto materiales como geopolíticos. El petróleo a precios favorables y la estabilidad y el orden elemental que Vladimir Putin puso en el país desde principios de siglo sin tocar los fundamentos del capitalismo burocratico, produjo el milagro de la recuperación rusa. La gente que recordaba la miseria y la humillación de la época de Yeltsin se acostumbró a que la vida dejara de ir a peor y recompensó a Putin con un gran prestigio interno. No hay el menor misterio en ello. Cualquier sociedad habría reaccionado igual. El no va más exterior defendido por medios militares que supuso la respuesta rusa al entrismo noratlantista en el Cáucaso y Ucrania tras años de desvergonzada ampliación de la OTAN, recuperó la dignidad nacional. Con su prestigio en lo más alto pese a haber perdido Ucrania, Putin dejó pasar el “momento Crimea”, el gran aplauso de Rusia a la recuperación de una tierra rusa llamada a ser base de la OTAN. Desde aquel cenit nacional el Presidente podría haber afirmado una política económica socialmente orientada, disolver el sistema de magnates y atajar la corrupción. Podría haberse convertido en un Lukashenko ruso y consolidar un consenso basado no solo en el patriotismo sino también en una idea de equidad y justicia social que recuperara lo rescatable del sovietismo. Aquello se dejó pasar. En política exterior Rusia ha sabido aprovechar los desconciertos y crisis de Occidente, pero sus apuestas exitosas, como la de impedir un cambio de régimen en Siria fueron arriesgadas. Hoy la suma de recesión y de un descalabro exterior, posible si, por ejemplo, Washington y sus aliados deciden volver a sangrar a Siria, es una amenaza fatal para la estabilidad interna. Estabilidad o legitimación electoral El cinturón de seguridad es igual de necesario que en China, pero en Pekín no tienen el problema de la “democracia de imitación” que caracteriza a Rusia. Hay democracias con elecciones, alternancia y división de poderes de baja intensidad (por la contradicción básica entre democracia y capitalismo), hay democracias de imitación que escenifican en cartón piedra los ritos del voto y la división de poderes pero que están cerradas a la alternancia en el poder, y hay otros regímenes sin ninguno de esos ritos que juegan en otra liga. Lo nuestro es lo primero, lo de los rusos lo segundo y lo de los chinos es la otra liga. El cinturón de seguridad chino, el refuerzo de la autoridad del líder, no funciona en Rusia porque ese país no es Asia, sino Europa complicada por Asia. La sociedad rusa aspira a una democracia europea -precisamente por eso el régimen la imita- y no a jugar en otra liga. Aquí es donde incide el problema de la reproducción del sistema autocrático heredado de Yeltsin en Rusia: hay una contradicción aparentemente irresoluble entre la estabilidad del sistema autocrático y su legitimación por vía electoral. La mera  cercanía de elecciones presidenciales (2024) en las que el actual Presidente no podía presentarse por imperativo constitucional era una fuente de inestabilidad. El retiro con fecha del jefe pone en marcha toda una panoplia de inestabilidades, desde revoluciones de colores con apoyos extranjeros, hasta conspiraciones en el seno de la elite para hacerse con el trono, pasando por una mezcla de ambas cosas. La combinación de eso con el agravamiento de la presión occidental y la merma de recursos económicos, enciende todas las luces rojas a un régimen que, como todos, aspira a sobrevivir. Tal fue el sentido de la reforma constitucional cocinada y aprobada en marzo. El plebiscito la ha refrendado en julio por un amplio margen del 76% contra 22% (con una participación del 64%), seguramente menos por amor al líder, cuyo prestigio ha caído considerablemente, que por falta de una alternativa clara que garantice la estabilidad e impida el caos. La oposición a Putin, incluida toda la disciplinada narrativa occidental, estima que las  enmiendas a la Constitución son irrelevantes, no así la posibilidad de que Putin pueda participar en las elecciones de 2024 y ser reelegido hasta 2036. Lo que no se dice es que Putin ha dicho en diversas ocasiones que no está seguro de volverse a presentar. Lo que es

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Balagán, relajo total: repaso a la actualidad política y económica israelí con la pandemia de coronavirus como telón de fondo

Fuente: Gerardo Leibner | Política internacional Fecha: 28 de julio de 2020 Israel se encuentra en una grave crisis sanitaria y económica. Los datos son elocuentes: a comienzos de marzo los desocupados registrados eran menos de 100.000 y ahora, a fines de julio, ya suman 850.000, sin contabilizar a cientos de miles de trabajadores informales. Los contagios de coronavirus rozan los 2.000 diarios y el número total de fallecimientos por covid-19 superó los 450 y en la última semana ronda los diez diarios. La curva está en alza y los intentos por contener el contagio comunitario fracasaron. La situación actual contrasta con el triunfalismo de fines de mayo, tras superarse efectivamente la primera ola con medidas muy drásticas que contuvieron el contagio y redujeron los fallecimientos. Entonces el primer ministro Benjamin Netanyahu invitó a los israelíes con una amplia sonrisa a salir a “disfrutar la vida”. Incluso tuvo una entrevista con el primer ministro griego y anunciaron que los dos países iban abrir respectivamente sus fronteras para incentivar el turismo mutuo y reactivar la economía. Y los israelíes, tras dos meses de severas restricciones y de bombardeo propagandístico extremo sobre los peligros del virus, salieron a disfrutar. La economía se reabrió de inmediato con pocas restricciones y precauciones, sin fases de desescalada, y todo se descontroló y deterioró rápidamente. Grecia hoy recibe turistas de algunos países europeos. Israel no recibe turistas y sus ciudadanos no son admitidos en Europa. Amplios sectores de la población perdieron confianza en los mensajes del gobierno. A finales de la primera ola, en un giro político dramático, Netanyahu y el principal candidato opositor, Benny Gantz, llegaron a un acuerdo para crear un gobierno de cohabitación paritario basado en la rotación en el puesto de primer ministro. Este giro quebró en dos al partido opositor Azul y Blanco y desmoralizó a la mitad de los votantes del país que, sistemáticamente, en tres comicios consecutivos en un año, rechazaron a Netanyahu. Con el pacto con Gantz, el actual primero ministro se aseguró un año y medio más en el cargo y el puesto de “primer ministro alterno” cuando Gantz asuma su mandato por un año y medio. El nuevo gobierno aumentó su número de ministros, viceministros y cargos de confianza política, despilfarrando recursos en medio de una recesión inédita. Más aún, desde el primer momento los mecanismos de decisión política pactados no funcionaron, y el gobierno “paritario” entró en una serie interminable de marchas y contramarchas referentes tanto al tratamiento de la pandemia como a la economía y la crisis social. Cada semana Netanyahu anunciaba públicamente alguna medida sanitaria o económica sin haberla consensuado previamente con su coalición de gobierno ni con los funcionarios en los ministerios relevantes. Luego, esta medida era criticada en los medios y sometida a modificaciones en las comisiones parlamentarias, para finalmente ser retirada o modificada sustancialmente bajo presión pública. Algunas de las restricciones acordadas por Netanyahu y Gantz en las recientes semanas han sido repelidas por la comisión parlamentaria especializada en el tratamiento de la pandemia, en una verdadera rebelión de la diputada del Likud que la preside. Las restricciones son presentadas sin estar respaldadas por datos, por un Ministerio de Salud que no creó los mecanismos adecuados para el rastreo epidemiológico efectivo. Mientras las medidas propuestas por los expertos de salud parecen basarse en la intuición (evidenciando diferencias entre expertos), los jerarcas sólo adoptan parte de las medidas. Los criterios selectivos quedaron esta semana al desnudo en intercambios entre poderosos políticos del Likud. El ministro de Economía, Israel Katz, acusó al coordinador de la coalición en la Knesset, Miki Zohar, de presionar para la reapertura de salones de eventos –en los que aparentemente hubo muchos contagios– debido a que su primo es propietario de uno de los mayores salones del sur del país. El diputado amenazó al ministro con su pronta destitución y dijo que iba a revelar los negocios e intereses de su esposa. Todo esto fue expuesto en una comisión parlamentaria y ante las cámaras televisivas. No era necesario ese intercambio para que la confianza pública en las decisiones del gobierno sea casi nula. Los efectos del cierre brusco de la economía entre marzo y mayo se sienten ahora en el quiebre de negocios, en la desesperación de la gente endeudada, de quienes se quedaron sin trabajo y en las decenas de miles de personas que siguen en un raro e incierto estado de “vacaciones no pagas”. Las medidas paliativas del gobierno son mínimas y tardías. Los dueños de restaurantes y bares –sector de la economía muy próspero hasta hace unos meses–, que tuvieron sus locales cerrados casi tres meses y reabrieron con restricciones, se rebelaron contra la decisión de cerrarlos los fines de semana. El viernes cientos de establecimientos abrieron, contrariando la prohibición, y esta fue levantada casi de inmediato, dejando de manifiesto la debilidad del gobierno. Si sumamos el descreimiento generalizado hacia los políticos, la desaprobación de la inmensa mayoría de los votantes de Azul y Blanco ante el pacto de Gantz con Netanyahu, y la falta de legitimidad moral de este último, envuelto en una serie de juicios por corrupción, se entiende la ola de manifestaciones que se registró días atrás en el centro de Tel Aviv y en Jerusalén. La conjunción de las protestas anti-Netanyahu con los reclamos por la crisis económica siembran pánico en filas del Likud. La crisis afecta a sectores de la nueva burguesía plebeya que prosperó en Israel en la reciente década y que es una de las bases del partido que lidera Netanyahu. Hasta comienzos de julio, ante cada roce con Gantz, Netanyahu amagaba con romper el pacto e ir a nuevas elecciones desde una supuesta posición de ventaja. Es más, con el supuesto apoyo del presidente estadounidense, Donald Trump, pretendía anexar parte de Cisjordania, de forma de consolidar el largo proceso de colonización y liquidar las aspiraciones palestinas de tener un futuro Estado independiente. Sin embargo, la grave situación económica y el deterioro sanitario, sumados a la debilidad de Trump, le obligaron a

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“Llegó el momento de imaginarnos Israel como el hogar judío, que no es un estado judío”

Fuente: Daniel Kupervaser | Blog de Daniel Kupervaser Fecha: 17 de julio de 2020 Finalmente, aunque muy lentamente, a la izquierda judía le comienza a caer la ficha. La visión de la solución del conflicto palestino-israelí en base a la fórmula “dos estados para dos pueblos” no es mas que una utopía. Peter Beinart es, tal vez, el periodista e intelectual judío estadounidense más sobresaliente en estos tiempos dentro de la denominada línea liberal y progresista (peyorativamente catalogada como “izquierda”). De familia judía tradicional, cumple estrictamente las normas kosher de la vida familiar judía con asistencia permanente a sinagogas. Sus punzantes y argumentadas notas periodísticas lo convirtieron en punta de lanza y la voz parlante del judaísmo liberal estadounidense. Durante años, como toda la corriente a la que se incorporó, se posicionó abierta e insistentemente detrás de la formula “dos estados para dos pueblos, en la solución del conflicto palestino-israelí. Para sorpresa de muchos, días atrás publicó un artículo nada menos que en el New York Times, en donde anunció su divorcio incondicional y definitivo con la fórmula de dos estados bajo el título “No creo más en un Estado Judío” (“I No Longer Believe in a Jewish State”, New York Times, 8-7-2020). Finalmente se dio cuenta lo que para algunos de nosotros lo anunciamos hace tiempo y hoy ya es un hecho consumado: la mayoría del componente judío de la sociedad israelí, con la anuencia de gran parte de la diáspora judía, condujo inexorablemente a Israel hacia un estado binacional judío-palestino. Ya no hay posibilidad de retorno.   Lo mas impactante de su confesión se concentra en una conmovedora frase: “llegó el momento de imaginarnos Israel como el hogar judío, que no es un estado judío”. El liderazgo judío de Israel consolidó una estructura institucional en todo el territorio desde el Mediterráneo hasta el Rio Jordán (incluyendo Gaza) en donde su población (unos 13 millones) más o menos se distribuye 50% palestinos y 50% judíos. Este estado binacional, por su componente poblacional, está bajo dominio prácticamente absoluto de su componente judío y su carácter democrático u opresor y antidemocrático dependerá del nivel de grados de libertad y derechos civiles que ese componente judío le adjudique a toda su población palestina. Hasta el momento, solo un pequeño porcentaje de los denominados árabes israelíes (2 millones) goza de plenos derechos civiles, aunque sufren alto grado de discriminación. La afirmación de Beinart es indiscutible, en la práctica Israel dejó de ser un estado judío para ser un estado binacional judío-palestino. Lo único que queda por definir es si el componente judío se propone continuar con su dominio total imponiendo normas de Apartheid (normas legales distintas para judíos y palestinos en el mismo territorio, incluyendo los 300 mil palestinos dentro de Jerusalén bajo soberanía israelí) o se propone otorgar a toda la población palestina plenos derechos civiles de manera que se pierda la mayoría judía en elecciones. De una manera u otra, el componente judío de Israel tendrá que acostumbrarse que su futuro le impondrá vivir, codearse y compartir el estado con población palestina de su mismo tamaño durante toda su vida. Los hay quienes argumentan que toda esta problemática es de corto plazo por la dañina injerencia de Trump como resultado de las presiones de las millonarias donaciones de magnates judíos a su campaña electoral. Los sondeos de intención de votos en Estados Unidos nos anuncian que en un par de meses probablemente nos podremos desligar de Trump y así se podrá retornar a la mesa de negociaciones. Craso error. Con todo el discurso de Biden y la cúpula del partido demócrata estadounidense a favor del retorno a la formula “dos estados para dos pueblos”, muy probablemente el único logro que podrán registrar en su currículo será una vuelta al conocido statu quo que no es mas que un lento avance hacia la configuración definitiva del estado único binacional, frente al avance acelerado que nos promete el plan de anexión de Netanyahu. En estos días se reveló el componente israelí de la plataforma del Partido Demócrata en mira a las próximas elecciones presidenciales en USA. Según esta fuente, el comité redactor rechazó la exigencia de sectores más liberales que demandaban la condena de la ocupación israelí de Cisjordania. El documento retorna a las viejas promesas de apoyo a Israel con el proyecto de dos estados, ayuda a la defensa y rechazo de todo boicot contra Israel. La única advertencia es contra la anexión (“Despite pressure from progressives, no major changes in Democratic platform on Israel”, Jewish Telegraphic Agency, 16-7-2020). La diáspora judía tiene que tener claro que fue cómplice de un hecho consumado – Israel como estado judío-palestino – y en su futuro tiene una disyuntiva histórica: Israel estado democrático en donde los judíos pierden la mayoría y el poder, o Israel estado Apartheid con dominio judío. Tienen que elegir de qué lado están. El mundo y los pueblos que los acogen los están esperando. Ojalá me equivoque. Herzlya – Israel 17-7-2020 kupervaser.daniel@gmail.com@KupervaserD   Nota relacionada:

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