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La hora de la condonación de la deuda para América Latina

Fuente:  CELAG.org Fecha: 20 de marzo de 2020 Desde el  abogamos por un tratamiento justo, solidario y eficiente respecto de la deuda externa de América Latina. En esta emergencia, la prioridad son nuestros pueblos. Ahora que el mundo ha asumido un tono más humano y cooperativo en lo económico ante la pandemia del Covid-19, desde el Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (CELAG) solicitamos la condonación de la deuda externa soberana de los países de América Latina por parte de FMI y de otros organismos multilaterales (BID, BM, CAF) e instamos a los acreedores privados internacionales a que acepten un proceso inmediato de reestructuración de la deuda que contemple una mora absoluta de dos años sin intereses. La Conferencia de las Naciones Unidas para el Comercio y Desarrollo prevé una pérdida de ingresos globales de 2 billones de dólares como consecuencia de esta crisis. Y, por su parte, la Organización Internacional del Trabajo estima que 25 millones de empleos en el mundo están en riesgo. Y sigue la salida de capitales de los países emergentes. Ya está en valor récord: 60.000 millones de dólares en menos de dos meses (Instituto Internacional de Finanzas). Ante tantas dificultades, la condonación de la deuda externa es una acción tan justa como necesaria. Lo mismo ocurrió en otros momentos históricos marcados por grandes catástrofes como guerras, enfermedades y pandemias. Esta es una oportunidad única para evitar que el peso de la deuda sea un escollo aún mayor que añadir al complejo reto de superar este momento social y económico tan crítico. Uno de los ejemplos más conocidos fue el que se produjo después de que Alemania fuera devastada en la Segunda Guerra Mundial. En la Conferencia de Londres de 1953 se acordó perdonar cantidades sustanciales de su deuda. No fue la única vez que esto se llevó a cabo a lo largo de nuestra historia más reciente. Hay un sinfín de casos en los que la deuda externa fue perdonada. Nadie puede dudar de que este es un momento oportuno para hacerlo si se quiere afrontar con éxito esta situación tan difícil. No podemos exigir a los países que hagan políticas efectivas en materia de salud pública para afrontar la actual pandemia y, al mismo tiempo, pretender que sigan cumpliendo con sus obligaciones de deuda; no podemos exigirles que implementen políticas económicas que compensen los daños de esta catástrofe a la par que deben seguir pagando a sus acreedores. Es absolutamente incompatible hacer efectivo un plan de reestructuración económica en el futuro próximo con los actuales niveles de endeudamiento externo (en promedio, supone el 43,2% del PIB en América Latina). Tal como se hiciera con la resolución aprobada el 10 de septiembre de 2015 sobre los Principios Básicos de los Procesos de Reestructuración de la Deuda Soberana, ahora debemos dar un nuevo paso y, por eso, desde CELAG solicitamos a las Naciones Unidas que a la mayor urgencia convoque a la Asamblea General para discutir una resolución que proporcione el marco legal internacional para llevar a cabo esta estrategia efectiva de condonación de la deuda externa de América Latina y fomentar el proceso de reestructuración (con mora de dos años) con los acreedores privados. También instamos al resto de organizaciones internacionales a que se sumen a esta iniciativa de solicitud de la condonación de la deuda. Invitamos a centros de pensamiento, universidades, instituciones religiosas, sindicatos, patronales y gobiernos a que se unan a este pedido. No sólo es una cuestión de solidaridad, sino también de eficiencia.

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Nace el otro Chile

Fuente: Pedro Brieger | CNN en Español Fecha: 13 de marzo de 2020 Nota del editor: Pedro Brieger es un periodista y sociólogo argentino, autor de más de siete libros y colaborador en publicaciones sobre temas internacionales. Actualmente se desempeña como director de NODAL, un portal dedicado exclusivamente a las noticias de América Latina y el Caribe. Colaboró con diferentes medios nacionales como Clarín, El Cronista, La Nación, Página/12, Perfil y para revistas como Noticias, Somos, Le Monde Diplomatique y Panorama. A lo largo de su trayectoria Brieger ganó importantes premios por su labor informativa en la radio y televisión argentina. Las opiniones expresadas en esta columna son exclusivas del autor. (CNN Español) — Este 11 de marzo de 2020, Chile conmemoró 30 años seguidos de democracia después de casi 17 de la dictadura comandada por el general Augusto Pinochet, quien lideró el golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973. En las calles de Santiago y en otras ciudades a lo largo del país, lo que menos primó fue un clima de fiesta democrática. Paradójicamente, había tanquetas lanzando agua y gas lacrimógeno contra manifestantes que pedían la renuncia del presidente Sebastián Piñera y la profundización de la democracia. Por vía del plebiscito del próximo 26 de abril, proponen que una Convención Constitucional redacte una nueva carta magna. No es muy habitual que un país conmemore el retorno democrático con tanquetas en las calles. Seguramente el día que Piñera decidió lanzar su candidatura para ser elegido presidente de Chile por segunda vez, pensó que su nuevo mandato no sería muy diferente del primero, entre 2010 y 2014. Salvo las protestas estudiantiles de 2011, aquellos fueron cuatro años de relativa tranquilidad, con Chile presentado como “modelo” de éxito económico y sin grandes turbulencias como las que vivían varios de sus países vecinos. Piñera asumió nuevamente el 11 de marzo de 2018 y se encaminaba a cerrar 2019 con dos grandes eventos internacionales que le servirían para mostrar que -según sus propias palabras- “Chile era un oasis” en una América Latina convulsionada. Pero el 18 de octubre de 2019, sorpresivamente, todo estalló por los aires. Miles de personas tomaron las calles para cuestionar el “modelo”, exigir profundos cambios y derogar la Constitución redactada durante la dictadura. Con mucho dolor, Piñera tomó la decisión de suspender la programada Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático y el Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico, lo que dañó justamente la imagen de Chile como “oasis” de estabilidad. Este 11 de marzo, el presidente habló en el Palacio de La Moneda y reconoció que el 18 de octubre de 2019 “surgió una poderosa demanda ciudadana para avanzar con mayor intensidad y sentido de urgencia hacia una sociedad más justa, más inclusiva, con mayor equidad y con menos abusos y privilegios”. Estas palabras sonaban muy diferentes de aquellas que pronunció el 20 de octubre, cuando aseguró que “estamos en guerra contra un enemigo poderoso, implacable”. Finalmente, tuvo que reconocer que las demandas expresadas en las calles eran legítimas. Chile ya no es el país que dejó Pinochet el 11 de marzo de 1990, pero tampoco el que querría dejar Sebastián Piñera.

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El interferón cubano en China (II y final)

Fuente: Angel Guerra Cabrera | Alai – América Latina en movimiento Fecha: 12 de marzo de 2020 El interferón es una sustancia elaborada por células del sistema inmune de los animales vertebrados y puede ser producida en grandes cantidades en laboratorio. Refinado a partir de bacterias o levadura se le llama recombinante y contrarresta enfermedades virales mencionadas en la primera parte de este artículo. Es útil también para coadyuvar a combatir ciertos tipos de cáncer y otras enfermedades virales como el covid 19. Cuando China decidió emplear el interferón alfa 2B (IFRrec) en el combate al covid 19 no había suficientes cantidades del fármaco en los almacenes de la empresa chino-cubana Chang Heber. Explica su directora ejecutiva Li Wenlan: «Al enterarse del grave brote del nuevo coronavirus en China y la urgente necesidad del interferón original para la producción de medicamentos antivirales, el lado cubano aplazó sus pedidos anteriores de importación a China. Además, designó un grupo de expertos cubanos para brindar ayuda a China”. Al diferir Cuba a favor de China la recepción de cantidades de IFRrec producidas por Chang Heber, fue posible acortar de unos 50 a 21 días el plazo para poner cierta cantidad del producto a disposición de los pacientes chinos. La cooperación cubana fue mencionada en una conversación telefónica del presidente Xi Jinping con su homólogo cubana Miguel Díaz-Canel. Xi dijo que China aprecia mucho el entendimiento que la parte cubana y el propio presidente Díaz­-Canel han mostrado en los esfuerzos de China contra la epidemia. Es muy interesante que en esta plática, alrededor del 28 de febrero, ya el mandatario chino afirmaba que “la tendencia positiva” en la prevención y control del COVID 19 “estaba cobrando fuerza” y que su país tenía “plena confianza, capacidad y certeza” de que ganará la batalla contra la epidemia. Los hechos han confirmado la afirmación de XI, con el constante descenso en China del número de infectados y fallecidos, últimamente casi exclusivamente en Hubei, cuya capital Wuhan es el epicentro de la epidemia. El que se hayan cerrado ya los 16 hospitales provisionales habilitados en Hubei para el tratamiento del mal y que el lunes 5 solo se presentaron 19 casos en toda China, de ellos dos importados, demuestra la robustez, el humanismo y la capacidad de solucionar eficientemente muy complejos problemas que caracterizan al sistema socio político del gigante asiático, contrariamente a lo que afirman las calumnias y mentiras racistas, anticomunistas y antichinas de los medios hegemónicos occidentales. En la plática telefónica, Xi añadió que China está dispuesta a continuar con la cooperación con Cuba en los campos de la medicina y el control de epidemias. China y Cuba “son buenos amigos, buenos camaradas y buenos hermanos que pueden depender el uno del otro en momentos difíciles y son tan cercanos como labios y dientes”. El líder chino recordó que este año se cumple el sexagésimo aniversario de las relaciones diplomáticas bilaterales y añadió que su país aprovechará la oportunidad para elevar a nuevos niveles los intercambios y la cooperación bilaterales en distintos campos a partir de un nuevo punto de partida histórico. No recuerdo haber leído palabras más cálidas del líder chino hacia otro país. Por su parte, Díaz-Canel subrayó que esta experiencia ha demostrado plenamente la capacidad de movilización de China y las ventajas del sistema socialista. Añadió que la respuesta oportuna y efectiva de China hizo aportaciones sobresalientes al control de la propagación de la epidemia, lo cual ha sido muy apreciado por la comunidad internacional, incluyendo a la ONU y a la OMS.} El interferón, ha dicho el doctor Luis Herrera fue la inspiración de la biotecnología cubana. El comandante, siempre visionario tomó este producto como si fuera una palanca y alrededor del mismo desarrolló la producción natural y creó las bases para poder hacer un desarrollo intensivo de la ingeniería genética. La maduración de una industria biotecnológica en la isla se expresa con el surgimiento del potente Grupo Empresarial Biocubafarma que emplea más de 22 mil trabajadores, exporta a más de 50 países, posee 1800 patentes fuera de Cuba y sus ingresos anuales ascienden a alrededor de 2 mil millones de dólares, un rubro totalmente nuevo en las exportaciones cubanas, que, además, ha hecho una contribución sustantiva a la salud del pueblo. Entre las instituciones adscritas al grupo están el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología, el Centro de Producción de Animales de Laboratorio, el Centro Nacional de Biopreparados, el Centro de Inmunoensayo y el Centro de Inmunología Molecular. Cuba ha creado medicamentos únicos muy prestigiosos: entre otros, el Heberprot-P, para la cura del pie diabético; la vacuna CIMAvax-EFG C ha abierto una esperanza para la supervivencia de las personas aquejadas de cáncer de pulmón; el PPG, se usa sobre todo para disminuir el colesterol, pero se ha demostrado que tiene efectos antiagregantes, antiisquémicos y antitrombóticos; VA-MENGOC-BC es la única vacuna efectiva en el mundo que ataca los meningococos B y C. Twitter:@aguerraguerra Artículo relacionado: El interferón cubano en China (I)

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Bolivia: descartan que sus elecciones de octubre fueran fraudulentas. Nuestra investigación no encontró ninguna razón para sospechar fraude

Fuente: John Curiel y Jack R. William | The Washington Post Fecha: 27 de febrero de 2020 Mientras Bolivia se prepara para una elección para retomar el cauce constitucional el 3 de mayo, el país permanece en disturbios luego del golpe de Estado respaldado por el ejército el 10 de noviembre contra el presidente en ejercicio, Evo Morales. Un resumen rápido: Morales reclamó la victoria en las elecciones de octubre, pero la oposición protestó por lo que llamó fraude electoral. Un informe del 10 de noviembre de la Organización de Estados Americanos (OEA) señaló irregularidades electorales, lo que «lleva al equipo de auditoría técnica a cuestionar la integridad de los resultados de las elecciones del 20 de octubre». Luego, la policía se unió a las protestas y Morales buscó asilo en México. El gobierno instalado militarmente acusó a Morales de sedición y terrorismo. Un informe de monitoreo de la Unión Europea señaló que unos 40 ex funcionarios electorales fueron arrestados y enfrentan cargos criminales de sedición y subversión, y 35 personas murieron en el conflicto postelectoral. El candidato presidencial con más votos, miembro del partido Movimiento al Socialismo (MAS-IPSP) de Morales, recibió una citación de los fiscales por delitos no revelados, una medida que algunos analistas sospechan tenía como objetivo mantenerlo fuera de la boleta electoral. Los medios de comunicación han informado en gran medida como un hecho las acusaciones de fraude. Y muchos comentaristas han justificado el golpe como respuesta al fraude electoral del MAS-IPSP. Sin embargo, como especialistas en integridad electoral, encontramos que la evidencia estadística no respalda el reclamo de fraude en las elecciones de octubre en Bolivia. La OEA afirmó que había ocurrido un fraude electoral El principal apoyo para los reclamos de fraude fue el informe de la OEA. Los auditores de la organización afirmaron haber encontrado evidencia de fraude luego de un alto en el conteo preliminar, los resultados no vinculantes de la noche de las elecciones destinados a rastrear el progreso antes del conteo oficial. La constitución boliviana requiere que un candidato obtenga una mayoría electoral absoluta del 40 por ciento de los votos, con al menos una ventaja de 10 puntos porcentuales. De lo contrario, se llevará a cabo una segunda vuelta electoral. El conteo preliminar se detuvo con el 84 por ciento de los votos contados, cuando Morales tenía una ventaja de 7.87 puntos porcentuales. Aunque el alto fue consistente con la promesa anterior de los funcionarios electorales de contar al menos el 80 por ciento de los votos preliminares en la noche de las elecciones y continuar despues el recuento oficial, la OEA rápidamente expresó su preocupación por la suspensión. Cuando se reanudó el conteo preliminar, el margen de Morales estaba por encima del umbral de 10 puntos porcentuales. La OEA afirmó que luego suspender el conteo preliminar, cuando se reanudó el conteo resultó en una tendencia «altamente improbable» para el margen a favor de MAS-IPSP. La OEA informó «profunda preocupación y sorpresa por el cambio drástico y difícil de explicar en la tendencia de los resultados preliminares». Adoptando un enfoque novedoso para el análisis de fraude, la OEA afirmó que las grandes desviaciones en los datos reportados antes y después del corte indicarían evidencia potencial de fraude. Pero el análisis estadístico detrás de esta afirmación es problemático. El informe de la OEA se basa en parte en evidencia forense de que los analistas de la OEA dicen que hay irregularidades, que incluyen acusaciones de firmas falsificadas y alteración de las hojas de conteo, una cadena de custodia deficiente y un alto en el conteo preliminar de votos. De manera crucial, la OEA afirmó en referencia al alto en el conteo preliminar de votos, que «una irregularidad en esa escala es un factor determinante en el resultado» a favor de Morales, que esto actuó como la principal evidencia cuantitativa de sus acusaciones de «manipulación clara del sistema TREP … que afectó los resultados tanto de ese sistema como del conteo final «. No evaluamos si estas irregularidades apuntan a una interferencia deliberada o si reflejan los problemas de un sistema con fondos insuficientes y con funcionarios electorales mal capacitados. En cambio, comentamos la evidencia estadística. Como Morales había superado el umbral del 40 por ciento, la pregunta clave era si su conteo de votos era 10 puntos porcentuales más alto que el de su competidor más cercano. De lo contrario, Morales se vería obligado a una segunda vuelta electoral contra su competidor más cercano: el ex presidente Carlos Mesa. Nuestros resultados fueron directos. No parece haber una diferencia estadísticamente significativa en el margen antes y después de la suspensión de la votación preliminar. En cambio, es muy probable que Morales haya superado el margen de 10 puntos porcentuales en la primera ronda. ¿Cómo llegamos a esto? El enfoque de la OEA se basa en dobles supuestos: que el recuento no oficial refleja con precisión el voto medido continuamente, y que las preferencias informadas de los votantes no varían según la hora del día. Si estas suposiciones son ciertas, un cambio en la tendencia de favorecer a una de las partes con el tiempo podría indicar que se ha producido un fraude. La OEA no cita ninguna investigación previa que demuestre que estos supuestos se mantienen. Hay razones para creer que las preferencias y los informes de los votantes pueden variar con el tiempo: por ejemplo, las personas que trabajan votando más tarde en el día. Las áreas donde se agrupan los votantes empobrecidos pueden tener colas más largas y menos capacidad para contar e informar los totales de votos rápidamente. Es posible que estos factores se apliquen en Bolivia, donde existen brechas graves en infraestructura e ingresos entre las zonas urbanas y rurales. ¿Hubo una discontinuidad entre los votos contados antes y después del recuento no oficial? Por supuesto, las discontinuidades pueden ser evidencia de manipulación. En Rusia, por ejemplo, una acusación es que los funcionarios electorales locales llenan las urnas para cumplir objetivos preestablecidos. Si el hallazgo de la OEA fuera

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La metamorfosis silenciosa de la economía venezolana

Fuente: Marco Teruggi | Página/12 Fecha: 16 de febrero de 2020 La transformación económica ha creado una estabilización de una franja social alta con viejos y nuevos integrantes, anaqueles llenos, y una desigualdad que la revolución había reducido. El regreso de Juan Guaidó encendió titulares que pronto se apagaron. Su llegada no trajo anuncios sino promesas de próximas acciones sin fecha ni formato, las movilizaciones que debían darse no tuvieron lugar, y se regresó a un estado similar de cosas en la superficie del conflicto político. La crisis de la oposición para movilizar a su base social tiene varios elementos, como la falta de credibilidad de los dirigentes, hojas de ruta casi idénticas sin resultados, y un hastío por las lógicas del conflicto. Ya no se cree, y se hace lo que les permite el nuevo escenario a los estratos acomodados: vivir las burbujas de vida y consumo en dólares que se han multiplicado en Caracas. Se trata de una situación que se expandió y consolidó en el 2019 con un punto de quiebre en el apagón del mes de marzo, cuando emergieron los dólares ante la falta de medios de pago electrónicos y de bolívares en efectivo debido a la escasez de circulante. Los comerciantes comenzaron a cobrar y dar vuelto en dólares de forma abierta e informalmente autorizada. El fenómeno se multiplicó desde una tienda de repuestos de motos en un barrio popular del oeste hasta en un centro comercial del este acomodado caraqueño. Precios marcados en dólares o al cambio en bolívares para ese día. Las diferencias se edificaron alrededor de la tenencia de la moneda extranjera. La sociedad se compuso en tres sectores que, como tipos ideales, pueden sintetizarse en: quienes viven y piensan en dólares con cuentas generalmente en el extranjero, quienes trabajan para las franjas dolarizadas o reciben, por ejemplo, remesas, y quienes quedaron por fuera. Estos últimos son la mayoría. Un sector de la base social opositora, históricamente de clases medias y altas, encontró su nuevo espacio de vida con nuevas comodidades: métodos de pago, como Zelle, entre cuentas en Estados Unidos para no tener que manejar efectivo en dólares, bodegones con productos importados como Nutella, Pringles y Kit Kat, nuevas tiendas de marcas de ropa extranjera. Es la capital descrita por corresponsales extranjeros, el festejo del retorno al capitalismo promocionado por el portal Bloomberg o narrado con expectativa crítica -hablar de demasiada estabilidad sería darle crédito al gobierno- por el diario The New York Times. Se trata del sector que protagonizó las convocatorias de la oposición en años anteriores. La combinación de burbujas dolarizadas junto con la crisis prolongada de resultados de la estrategia golpista generó una inmovilidad. Ni siquiera la fotografía con Donald Trump influyó una voluntad de protesta en quienes ven cómo, de a poco, regresa un antiguo orden de cosas donde tienen privilegios exclusivos sin sentirse amenazados. Nicolás Maduro se refirió al fenómeno comúnmente llamado dolarización como una “autorregulación de una economía de resistencia” que, en los hechos, fue acompañada por medidas para favorecerla. ¿Por táctica? ¿Por estrategia? ¿Por necesidad? Existen diferentes valoraciones al respecto en el cuadro de un país sometido a un bloqueo económico y financiero. La realidad es otra para la mayoría de la población que no se dolarizó o, en el caso de las zonas de frontera, no adoptó la moneda del país vecino. Es donde se encuentra el núcleo central del chavismo, estimado en alrededor de un 25 por cienbo, que se explica por factores como la identidad, la lealtad, la organización, el análisis, la no renuncia, y la naturaleza del antichavismo y su amenaza. La cotidianeidad por esas calles es un enfrentarse a diario para conseguir transporte público, dinero en efectivo, los productos menos golpeados por la inflación. La política social del gobierno tiene su epicentro ahí, con alimentos subsidiados vía Comités Locales de Abastecimiento y Producción, bonos sectoriales, la política de viviendas o el beneficio general de la casi gratuidad de precios del agua, la luz, la electricidad y la gasolina. Esa metamorfosis económica ha creado una estabilización de una franja social alta con viejos y nuevos integrantes, anaqueles llenos, una desigualdad que la revolución había reducido, en un país atravesado por desencantos políticos extendidos y trincheras de pasiones políticas. La oposición, en ese contexto, atraviesa además una crisis de sus estructuras partidarias y una división entre dos bloques: aquel que se mantiene alineado a la estrategia norteamericana, con Guaidó como figura, y el que se alejó de esa apuesta. Ese segundo sector ha crecido en volumen de actores políticos. Se opone al bloqueo económico y dialoga con el gobierno en el marco de las elecciones legislativas que tendrán lugar este año. De allí deberá nacer un nuevo Consejo Nacional Electoral y la convocatoria a la contienda. Esa elección, aún sin fecha, será el nuevo parteaguas político. El chavismo apuesta a ampliar la cantidad de factores que participen y ganar la mayoría: es la única fuerza que cuenta con una organización partidaria nacional, con presencia en los sectores populares a través de diferentes formas de organización y cuenta con la posición de fuerza que le da ser gobierno. Estados Unidos ya ha dicho que no reconocerá esas elecciones. Eso, en términos del conflicto venezolano, significará, seguramente, un intento de operación violenta encubierta para buscar el derrocamiento o cambiar el curso de las tendencias y la correlación. Ante eso el gobierno desplegó este sábado el ejercicio militar llamado Escudo Bolivariano 2020. Mientras esas tramas subterráneas se mueven, el país se reordena entre burbujas blindadas en dólares y batallas de cada día en bolívares.

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¿Cuántas clases medias caben en la clase media?

Fuente: Alfredo Serrano Mancilla | Celag.Org Fecha: 8 de febrero de 2020 Ante tanta variedad de “clases medias”, habrá que considerar una multiplicidad de lógicas aspiracionales y sentidos comunes para atraerlas al proyecto progresista.Es cada vez más común que todo lo que acontece políticamente se explique en torno a una creciente y omnipresente categoría, la “clase media”. Este término monopoliza la mayoría de interpretaciones posibles a la hora de justificar los comportamientos sociológicos y políticos, y por supuesto, las preferencias electorales. Seguramente por comodidad y simpleza, da igual lo que suceda, porque todo tiene argumentativamente a la clase media como factor común. En estos últimos años se han sucedido importantes fenómenos políticos aparentemente inesperados y novedosos en América Latina: la llegada de AMLO al Gobierno de México con una amplia mayoría, la victoria electoral de Bolsonaro en Brasil, las protestas sociales en Chile y Colombia, también la imposibilidad de Lenín Moreno de dar estabilidad a Ecuador, el fin de Macri en Argentina a manos de la propuesta progresista de Alberto y Cristina, la derrota del Frente Amplio en Uruguay y, cómo no, el golpe de Estado en Bolivia. Todos estos hechos políticos y/o electorales han sido explicados recurrentemente y en gran medida por un mismo grupo económico y social, el de la clase media. Y si tanta capacidad explicativa tiene, lo pertinente sería comenzar por preguntarse qué es exactamente eso de la clase media. Para ello, debemos partir de dos premisas básicas, que de no considerarlas podríamos llegar a sesgar cualquier interpretación posterior. La clase media no es un bloque monolítico ni homogéneo. Según la CEPAL, el estrato medio aumentó de 136 millones a 250 millones de personas entre 2002 y 2017 en la región latinoamericana. Sin embargo, no todas esas millones de personas son idénticas. No lo son en su capacidad económica ni tampoco en su lógica aspiracional. La mayoría de los organismos internacionales, en las últimas décadas, ya subclasificaron esta categoría tan amplia. A veces usan términos como el “media-baja” y “media-alta”; o incluso aparece una nueva categoría que es esa de “casi clase media”, bautizada por el Banco Mundial para denominar a aquellos que están justo un poco por encima del umbral de la pobreza, pero que son susceptibles de regresar en cualquier momento a ser pobres. No obstante, esta desagregación tampoco es suficiente para captar la gran heterogeneidad existente al interior de estas 250 millones de personas que viven de manera muy diversa en Latinoamérica. En esa categoría hay dinámicas completamente contrapuestas. Por ejemplo, no es lo mismo aquella familia que luego de años llega a tener niveles (de educación, trabajo, salud, propiedad, ingresos) de clase media que otra que estuvo siempre en ese nivel. Como diría Álvaro García Linera, no tiene nada que ver la clase media de origen popular en Bolivia -que, según encuesta Celag, es con la que se autopercibe un tercio de la población- con aquella la clase media tradicional (que es media no por densidad sino porque se encontraba en medio de una clase baja multitudinaria y otra clase, alta y muy reducida). Tampoco tendría ningún sentido equiparar la clase media recién llegada con aquella que fue alta pero que acabó siendo clase media por múltiples razones económicas, sociales o políticas. Es por ello imposible tratar por igual a un grupo tan diverso en su capacidad económica, en sus niveles educativos, en sus hábitos culturales, y más aún si queremos hacerlo en relación a su lógica aspiracional. Si bien es cierto que hay un “comportamiento imitador” de aquella ciudadanía que asciende y mejora, no es verdad que las aspiraciones sean las mismas con aquella otra porción de la clase media que desea ser alta; o con aquella otra que tiene tradición histórica de pertenecer a ese grupo social, con usos y costumbres arraigados, sólidos, que hacen que la subjetividad se diferencie de los ciudadanos que aún están en esa fase de movilidad social y siempre con una sensación más bien de tránsito, del “querer llegar a ser”. La segunda premisa es que la clase media no puede ser un concepto importado de otras latitudes. No se puede trasladar ahistóricamente la concepción de clase media europea a Ecuador, ni la de Argentina a Bolivia, ni la mexicana a Chile. Cualquier “epistemicidio”, como diría Boaventura De Sousa, para sustituir una episteme externa por la propia suele hacer mucho daño en cualquier análisis. Y con la clase media esto es lo que sucede constantemente. Es frecuente presuponer que los comportamientos de la clase media son similares en todas partes, como si no hubiera historia específica de cada país y, mucho peor, como si la distribución del ingreso fuera la misma en cada lugar. Por ejemplo, no podemos comparar de ninguna manera aquella distribución en un país cuya clase media es multitudinaria con aquel otro en el que su clase media es una pequeña porción entre dos “jorobas”: una gigante, conformada por la clase baja y la otra, la clase alta, muy reducida. La subjetividad de una u otra de ningún modo podría ser la misma. Existe siempre un “relativismo” en la construcción de la subjetividad de esa clase media basado en cómo te observas en relación con el otro, con los de abajo y con los de arriba. Incluso, estadísticamente, la misma clase media identificada con indicadores “objetivos”, como el ingreso o consumo, también tiene un componente relativista que es determinante. Por tanto, por una u otra razón, es necesario que cuando hagamos referencia al desafío de sintonizar con la “clase media” entendamos que no hay una única clase media, sino que son muchas las variedades al interior de ese gran grupo tan complejo. Hay clase media que recién llega y que, además, lo hace por muy diferentes vías; hay clase media de toda la vida; clase media que es más alta que media; clase media que siempre está en riesgo de dejar de serlo. Hay clase media en lo económico, que a su vez es distinta según su capacidad económica sea en base a

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Martí, un cubano universal

Fuente: Atilio Borón | Blog de Atilio Borón Fecha: 28 enero 2020 Este 28 de enero se conmemora un nuevo aniversario del nacimiento, en 1853, de José Martí, el Héroe Nacional de Cuba y, nos atreveríamos a decir, de toda Nuestra América. Mucho se ha escrito sobre la obra de este personaje excepcional, pese a lo cual sus ideas y su epopeya emancipatoria siguen siendo poco conocidas por las masas irredentas e, inclusive, por los luchadores antiimperialistas y anticapitalistas de Latinoamérica y el Caribe con la obvia excepción de Cuba. Apremiado por las circunstancias que atribulan a nuestros países me limitaré a esbozar una síntesis apretadísima de su enorme legado. Martí le escribió a su amigo mexicano Manuel Mercado que “Viví en el monstruo y le conozco las entrañas.” Fue lúcido testigo del viraje histórico en el cual Estados Unidos iniciaba su funesta transición de república a imperio. Radicado en Nueva York escribió páginas inolvidables sobre la situación del hemisferio, muchas de las cuales fueron recogidas en aquella época por el diario La Nación de Buenos Aires, del que Martí fue su corresponsal durante varios años. Una buena medida de la decadencia de este periódico la ofrece el contraste entre la figura gigantesca del cubano y los nombres de sus actuales corresponsales en Estados Unidos, Andrés Oppenheimer y Jaime Bayly. Martí también fungió como cónsul honorario de la Argentina en esa ciudad. Ambas condiciones, corresponsal y cónsul honorario aún esperan su público reconocimiento y debido homenaje en este país. Así como el Che es legítimamente reconocido como “argentino-cubano” no caeríamos en el vicio de la hipérbole si dijéramos que Martí fue un “cubano-argentino”. Los ensayos y las notas de Martí, recopilados luego en un libro bajo el título de Nuestra América, conforman junto a la Carta de Jamaica de Simón Bolívar, y La Historia me Absolverá, de Fidel, la trilogía fundacional, imprescindible e insustituíble del pensamiento emancipatorio latinoamericano. Recogemos a continuación tan sólo dos observaciones de los luminosos escritos martianos. Una, cuando al desentrañar las raíces de la expansión y la insaciable voracidad de la Roma Americana dijera que “los norteamericanos creen en la necesidad, en el derecho bárbaro como único derecho: esto es nuestro porque lo necesitamos.” Tal cual: necesitamos petróleo y si este se encuentra en Irak o Venezuela allá iremos para apoderarnos de ese vital recurso, por las buenas o por las malas. Y lo mismo haremos con el litio que precisamos, y se lo arrebataremos a Bolivia. Toda la doctrina estratégica estadounidense desde la Segunda Guerra Mundial hasta hoy, y sobre todo después del 11 de Septiembre del 2001, se asienta sobre esa premisa: el derecho bárbaro precozmente detectado por Martí como la concepción imperialista del derecho. Segunda y última reflexión centrada en el comercio internacional: “quien dice unión económica, dice unión política. El pueblo que compra, manda. El pueblo que vende, sirve. El pueblo que quiere morir vende a un solo pueblo, y el que quiere salvarse a más de uno. … El influjo excesivo de un país en el comercio de otro, se convierte en influjo político. Lo primero que hace un pueblo para llegar a dominar a otro es separarlo de los demás pueblos. El pueblo que quiera ser libre, sea libre en negocios.” Separarlo de los demás pueblos, advierte Martí así como evitar “el influjo excesivo” de un país, Estados Unidos, sobre los de Nuestra América. Esto era precisamente el propósito de la derrocada ALCA. Cuando vemos las políticas que Washington y sus secuaces latinoamericanos han impulsado para reforzar nuestros asimétricos vínculos comerciales con Estados Unidos o destruir la UNASUR, la CELAC y cuanta iniciativa exista de integración o articulación continental caemos en la cuenta de la extraordinaria capacidad de Martí para precozmente vislumbrar la naturaleza de la estrategia imperial y lo que se nos venía encima si la unión de nuestros pueblos no lo impedía. Por todo esto es que celebramos su nacimiento, el de un grande de la Patria Grande, portador de una de las antorchas más luminosas que nos han guiado, y lo seguirán haciendo, en nuestra lucha sin tregua contra el imperialismo norteamericano.

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Baltasar Garzón fustigó a Piñera en una carta abierta: «Parece no entender que el pueblo no es enemigo sino víctima»

Fuente: Baltasar Garzón | Página/12 Fecha:  1 febrero 2020 El exjuez estuvo en Chile para el Foro Latinoamericano de Derechos Humanos, celebrado entre el 23 y 25 de enero. Su mensaje contiene críticas al Poder Judicial y las fuerzas de seguridad, y elogios a los manifestantes por su «coraje y dignidad». Baltasar Garzón fue juez de la Audiencia Nacional en España.  Imagen: NA Chile en el corazón: Carta Abierta al Pueblo de Chile Queridas chilenas y chilenos: Escribo de nuevo y esta vez me dirijo al pueblo de Chile, tras la carta abierta para al presidente Piñera publicada el pasado 23 de octubre sobre la que, por cierto, no he recibido respuesta. En esa misiva expresaba mi dolor y profunda preocupación por lo que estaba ocurriendo en Chile, país con el que me une un vínculo perenne y por el que siento un especial afecto. Me parecía entonces, y me sigue pareciendo ahora, que la respuesta del Gobierno al estallido social ha sido absolutamente desproporcionada, contra un pueblo que se manifiesta en la calle expresando que no soporta más tanta desigualdad, tanta injusticia, abusos y corrupción. Dije en aquella misiva, además, y lo he dicho en otros foros, que el ejército no está preparado para controlar el orden público sino para hacer la guerra, para doblegar al enemigo o destruirlo y que cuando sale a la calle, las cosas solo empeoran. Pero con estupor he podido ver cómo Piñera ha intentado una y otra vez la intervención de los militares. Parece no entender que el pueblo no es el enemigo sino la víctima, y que al pueblo hay que protegerlo y no castigarlo con medidas de excepción. Es paradójico que este estallido social haya tenido lugar en un país que – se decía – era un oasis en América Latina y que pretendía exhibirse ante el mundo como garante del medioambiente para liderar una respuesta global coordinada frente a la emergencia climática en la COP 25 de la que Chile tenía que haber sido anfitrión. No fue así porque Piñera y su gobierno no podían permitir que los mandatarios del resto del planeta vieran cómo el ejecutivo era incapaz de gestionar las demandas sociales, dando como única respuesta represión y más represión contra sus propios compatriotas, sin pudor alguno. Seguramente sabrán que después de aquella carta he viajado a Santiago de Chile para participar en el Foro Latinoamericano de Derechos Humanos, celebrado entre los días 23 y 25 de enero. Me reuní con asociaciones de víctimas, organismos de derechos humanos y sociedad civil para conocer sus impresiones de lo acontecido desde el 18 de octubre. Les confieso que fue una jornada muy dura en lo personal y lo que he conocido ha aumentado mi grado de indignación. Una indignación que se me ha ido acumulando durante estos tres meses, pero que ya ha llegado a un nivel de estupor ante tanta crueldad, desidia e incompetencia. Represión sin sentido Durante mi breve estancia en Santiago, acudí a comprobar personalmente lo que la sociedad civil me había transmitido a través de cientos de mensajes llegados desde Chile, pero también desde muchos otros países y desde la propia comunidad chilena en España. Acudí a la Plaza de la Dignidad (ex Plaza Italia), donde fui testigo de cómo la fuerza pública no se está ejerciendo para controlar el orden público y garantizar el derecho de manifestación, sino para dañar, herir y lesionar a quienes ejercen su derecho a la libertad de expresión. Los componentes de Primera Línea, con los que tuve ocasión de hablar en el edificio histórico del Senado me habían expuesto su desesperación y miedo a la represión desplegada y sostenida por el Estado. En el acto reivindicativo, me prestaron un casco, me rodearon y me protegieron para que yo mismo no resultara lesionado, durante el tiempo en el que temerariamente, me empeñé en comprobar la realidad de lo que me habían denunciado. Debo reconocer que no sabía lo que era el guanaco aplicado a una protesta hasta que vi volar por los aires a un chico con su bicicleta por el impacto del agua a presión; ni pensé que la carcasa del tubo de gases lacrimógenos produjera un impacto tal sobre el rostro hasta que lo comprobé en una de las jóvenes que me acompañaba; o que la grasa y el ácido de su composición, irritara tanto; ni que los balines que vacían ojos inocentes, eran mostrados como trofeos siniestros para no olvidar el dolor… Frente a ello, escudos de madera o plástico, la rabia contenida de la impotencia y la certeza de que había que estar allí, entre mujeres y hombres de todas las edades que mostraban su determinación de afrontar los riesgos contra su seguridad, con una fortaleza ejemplar. Evoqué allí en La Alameda a Pablo Milanés señalando los crímenes de la dictadura en su canción, “Yo pisaré las calles nuevamente de lo que fue Santiago ensangrentado…”. Protestar en Chile bien te puede costar la vida o un ojo de la cara, como de hecho lamentablemente ha ocurrido y sigue ocurriendo. Pero me emociona pensar que a pesar de este alto precio, cientos y miles de personas salen a exigir garantías de un futuro mejor. El pueblo chileno es un ejemplo de coraje y dignidad para el mundo entero. La emoción al escribir estas frases se me hace presente de nuevo, como en la Alameda, al abrazarme y ser abrazado por cientos de ustedes. Tienen todo mi respeto y mi admiración. Un manifestante reacciona contra un agente, en una de las jornadas de protesta. AFP. No habrá impunidad Reitero mi solidaridad con todas las víctimas, con las familias de los fallecidos y los desaparecidos, con las mujeres agredidas sexualmente, con los que han sido torturados, con los heridos, con quienes han perdido un ojo y, por supuesto, también con Gustavo Gatica y Fabiola Campillay a quienes han arrebatado la visión por completo. No caerán en el olvido. No habrá impunidad. Tienen mi palabra. Es mi compromiso. Nunca pensé que volvería a Chile para

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Entrevista al vicepresidente depuesto de Bolivia Alvaro García Linera: «Argentina y México son ejemplos de dignidad»

Fuente: Mercedes López San Miguel | Página/12 Fecha: 29 de diciembre de 2019 “En unas tres semanas a más tardar tendremos candidato”, dice, refiriéndose al proceso electoral en su país, donde su suegra quedó al cuidado de su biblioteca y sus dos perros. En el último mes y medio. Álvaro García Linera, su pareja, Claudia Fernández, y la hija de ambos, Alba, estuvieron viviendo en casas ofrecidas por amigos y conocidos. Al vicepresidente depuesto de Bolivia le preocupa que Alba, de solo 2 años, haya transitado por nueve casas en las últimas semanas entre Bolivia, Perú, México y Argentina. Los golpistas amenazaron con quemar la nutrida biblioteca de García Linera, un reconocido intelectual. En La Paz, su suegra quedó al cuidado de los libros y sus dos perras, Atenea y Cana, que en aymara significa luz. Un dramático y nefasto desenlace puso un final –o una pausa– a 13 años de gobierno el pasado 10 de noviembre, cuando las Fuerzas Armadas le pidieron la renuncia al presidente Evo Morales, en el marco de denuncias de fraude, movilizaciones, un motín policial y una dudosa maniobra de la Organización de Estados Americanos (OEA). Ese día, a las ocho de la mañana, Cristina Kirchner lo llamó, recuerda García Linera en entrevista con Página/12. “Estábamos tomando la decisión de que íbamos a renunciar y Cristina fue la primera en saberlo. Los militares se habían sublevado. Teníamos a compañeros a los que les estaban incendiando las casas, un compañero ministro estaba desesperado porque amenazaban con quemar a su hijita; era todo un caos la información alrededor. Cristina me dijo: `sepan que vamos a apoyar la decisión que tomen`”. García Linera es refugiado temporal en Argentina desde el 12 de diciembre, camino a serlo de forma permanente. Por ahora no está en sus planes volver a Bolivia. “Sería como un suicidio”, sintetiza en relación a las amenazas proferidas por el régimen de Jeanine Añez. Tres o cuatro universidades le ofrecieron dar clases. “Somos gente que vive de su trabajo”. Al destituido vicepresidente no le extrañan las presiones del gobierno de Estados Unidos sobre Alberto Fernández para que ni Evo Morales ni él desarrollen actividades políticas. “Somos respetuosos del asilo de Argentina. Sin embargo, no me parece rara la actitud del gobierno de EE.UU., desde el primer día que estuvimos en el gobierno ellos se entrometieron en asuntos políticos de Bolivia”. Y enfatiza: “ellos están molestos porque Evo está libre y vivo. Van a impedir que hagamos cualquier tipo de actividades”. García Linera anticipa que la reunión que este domingo mantendrán Evo Morales y él con dirigentes del Movimiento al Socialismo (MAS) en el hotel Bauen será un primer debate sobre la candidatura presidencial, de cara a las elecciones de 2020 en Bolivia. Hay cuatro precandidatos en danza: los excancilleres David Choquehuanca y Diego Pary, el exministro de Economía Luis Arce y el líder cocalero Andrónico Rodríguez. “En unas tres semanas a más tardar tendremos candidato”, dice el vicepresidente depuesto, quien para ese momento aspira a terminar la lectura del libro de 1100 páginas de Thomas Piketty “Capital e ideología”. –Todo un desafío hacer campaña desde Argentina, ¿le parece? — Sí, y saber bien qué vas a decir, porque ya no es Evo el candidato, y hay que hacer que lo que se diga desde acá no afecte la campaña de los compañeros. Este domingo se va a realizar una reunión pequeña entre el presidente Evo y los líderes de organizaciones sociales, campesinas y populares. Se van a debatir nombres de candidatos para las futuras elecciones. Estamos pensando en una reunión ya más grande, en quince días o una semana, que tendría que ser en algún lugar cercano a la frontera, por la cantidad de personas que vendrían, cien o 150 personas. De esa forma, se reduce el precio de transporte de los compañeros. Sería una reunión más definitoria donde deberían venir obligatoriamente los dirigentes de todas las organizaciones sociales. El MAS es una confederación de organizaciones sociales, laxa, una gran coalición. –¿Cómo debería ser el presidenciable del MAS? –Teníamos un debate interno sobre si debía ser un candidato de la resistencia, que te garantice una buena bancada, y que agrupe a todo el núcleo duro. Pero dadas las circunstancias, estamos en la posibilidad de tener un candidato para optar por la victoria. Es decir, que irradie a otros sectores. Porque la oposición se presenta ahora dividida y abre las posibilidades a que un candidato nuestro pueda ganar. No con la contundencia de Evo, pero puede ganar. Entonces tiene que ser un candidato que reafirme el núcleo duro -indígena, campesino–, pero que también tienda puentes hacia sectores medios populares y ascendentes, con las posibilidades de luchar por la victoria en las elecciones que se realicen en el primer semestre de 2020. Hay cuatro nombres de compañeros: David Choquehuanca, ex canciller, con fuerte presencia en el mundo rural y andino; Diego Pary, el último canciller, quechua, con presencia también en el mundo rural; Luis Arce, exministro de Economía 12 de los 13 años de gobierno, uno de los constructores del éxito económico de Bolivia; y Andrónico Rodríguez, un joven líder campesino, muy típico de la nueva clase media: de origen popular, quien se recibió de cientista político. Tiene 30 años, es carismático con la juventud y estuvo en los momentos duros: en (las matanzas de) Chapare, Sacaba y Senkata. Su figura rápidamente descolló en el debate. — En la Casa Rosada hubo una reunión fuera de agenda entre funcionarios de la embajada de Estados Unidos y el presidente Alberto Fernández y parte de su gabinete. EE.UU. presentó una protesta formal por las actividades políticas que desarrolla Evo Morales en Argentina. ¿Cuál es su opinión? — Me he enterado por los periódicos. Con el presidente Evo, cumplimos el protocolo mundial que se establece para los refugiados. No nos involucramos en las actividades políticas del país que nos ha acogido. Eso lo hemos respetado siempre. No se nos prohíbe hablar, comentar sobre nuestro país, reunirnos. No vamos a generar ningún tipo de problema o infracción a las normas argentinas. Somos respetuosos del asilo de Argentina. Sin embargo, no me parece raro.

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