Los mitos de Nisman
Autor: Raúl Kollman / Página 12 26 de MARZO de 2017 La muerte del fiscal sigue siendo un pilar del relato anti-K que arman el Gobierno y sus aliados mediáticos. Un nuevo libro repite lugares comunes y se toma serias libertades con lo que dice el expediente. Los peritos de la Gendarmería Nacional se tomaron dos meses para leer la causa por la muerte del fiscal Alberto Nisman y en las próximas semanas empezarán con su trabajo: se les pide un dictamen sobre la forma en la que murió el fiscal. Hasta ahora, las pericias –médica, criminalística y balística– concluyeron que Nisman murió el domingo 18 de enero por la mañana, no hubo mecánica homicida, el fiscal tiene rastros compatibles con disparo de arma de fuego en sus manos y no había ninguna otra persona en el baño en el momento del disparo. O sea que el fiscal se quitó la vida. Sin embargo, el caso plantea permanentemente mitos y afirmaciones que no coinciden con lo que figura en el expediente. En forma reciente, el periodista Nicolás Wiñazki publicó un libro –Fueron por Todo, Editorial Sudamericana– en el que dedicó un capítulo a Nisman, su investigación y su muerte. Algunos de los elementos que no coinciden con el expediente llaman la atención. 1 Transcribe Wiñazki: Las puertas del departamento de Nisman, en especial la de servicio, estaba cerrada así nomás, sin cerradura y adentro no había ninguna llave puesta. En la causa judicial declararon bajo juramento la madre de Nisman, Sara Garfunkel, el custodio Armando Niz y el cerrajero Gualberto Gualtieri. Los dos primeros coinciden en que la puerta de servicio estaba cerrada desde adentro con una especie de cerradura Trabex, es decir un pasador que se corre con una llave. Esa cerradura fue abierta por Garfunkel con las llaves que tenía. Cuando quiso abrir la cerradura más común, la de abajo, se encontró con que su llave no entraba porque del lado de adentro estaba puesta la llave. Eso es lo que hizo que llamaran al cerrajero Gualtieri –no estuvo presente antes, cuando Garfunkel abrió la cerradura de arriba– y el cerrajero muy fácilmente empujó la llave con una especie de alambre y despejó la cerradura. A partir de ese momento entraron al departamento Garfunkel, el custodio Niz y una amiga de la madre. La puerta principal estaba aún más cerrada: tenía un pasador del lado de adentro. No se pudo abrir. Todo esto es evidencia de que Nisman se quitó la vida, aunque no es concluyente. Alguien podría haber copiado la llave de esa Trabex y podría haberla cerrado desde afuera. Parece difícil, pero en la teoría no se puede descartar. Lo que sí está claro es que las puertas estaban cerradas por dentro, al revés de lo que dice Wiñazki. 2 Extrañamente, Sergio Berni llegó antes que cualquier autoridad judicial. No es verdad y es un punto importante porque se sugiere, sin decirlo, que el ex secretario pudo haber alterado la escena. Según el expediente, el juez Manuel De Campos, llegó poco después de la medianoche. Berni, en cambio, llegó 0.50 desde Zárate donde había comenzado sus vacaciones. Es decir que llegó al departamento una media hora después del juez. De Campos bajó en el ascensor unos minutos y por eso se cruzaron, pero Berni no llegó a estar ni tres minutos en el departamento cuando De Campos volvió a subir. Desde que se abrió el departamento y el custodio Niz encontró a Nisman en el baño, en todo momento estuvo presente la madre del fiscal y su amiga, Marta Chagas. En ningún momento, según declaró Sara Garfunkel, Berni ni ninguna otra persona entraron al baño. Pese a la intensa campaña desplegada para desacreditar los primeros trabajos en el baño, el perito Daniel Salcedo –que trabaja para la ex pareja de Nisman, Sandra Arroyo Salgado– dejó en claro que ni la policía ni la fiscal “afectaron los patrones de manchas” dentro del baño, es decir que no se alteró la escena. Eso se puede encontrar en la declaración del 17 de julio de 2015 en el expediente. Salcedo sostiene que a Nisman lo mataron y que el supuesto homicida movió algo el cuerpo, pero que después de hallado el cadáver no se produjeron alteraciones. 3 La computadora de Nisman fue intrusada. El teléfono de Nisman apareció el domingo sin los llamados y mensajes anteriores. El troyano. No está comprobado que la computadora fuera intrusada ni existen accesos remotos comprobados. Y tanto en la computadora como en el celular había programas borradores, de seguridad, es decir programas destinados a borrar, por ejemplo, llamadas, mensajes y otras informaciones. Sí estaban en el celular las fotos y también en la computadora. Esos programas de seguridad los tenía y los usaba Nisman en forma habitual y por eso estaban instalados. Sin embargo, en la conclusión final de la pericia informática, firmada por todos los peritos, dice que no se puede concluir nada porque no está claro quién hizo los borrados, si el propio Nisman u otra persona. Wiñazki dice que la computadora tenía un programa troyano, es decir un programa espía. No es cierto. El troyano estaba en el celular y nunca estuvo activo porque no funcionaba con ese sistema operativo. Se consultó a dos empresas especialistas en troyanos, Trend Micro y Eset, y ambas coincidieron en que el troyano nunca operó ni estuvo en la computadora. El troyano fue metido al celular mediante un mail que se envió desde una dirección IP en Paraná. Wiñazki dice que la fiscal Viviana Fein no ordenó allanar esa empresa porque no dispuso los viáticos para el viaje a la ciudad entrerriana. Es falso. En agosto, Fein le pidió a la jueza el envío de una comisión para hacer primero trabajos de inteligencia en Paraná y luego allanar. Como se sabe, para allanar se necesita orden de un juez. La magistrada Fabiana Palmaghini fue la que no ordenó el allanamiento. De todas maneras, como quedó dicho, el troyano nunca estuvo activo. Respecto de