2017

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Israel provocó la Guerra de los Seis Días en 1967

Fuente: James North | Mondoweis Fecha: 09 de JUNIO 2017 Título completo: Israel provocó la Guerra de los Seis Días en 1967 y no estaba luchando por su supervivencia Soy lo suficientemente mayor como para recordar claramente cómo se informó acerca de la Guerra de los Seis Días en su momento. Casi todo lo que se nos dijo entonces era falso, ya que los principales historiadores de la época hoy lo reconocen. Vamos a empezar con la forma en que la crisis fue cubierta cuando sucedió, hace 50 años: Gamal Abdel Nasser, el líder de Egipto, fue representado como un demagogo peligroso, muy popular en el mundo árabe, que quería destruir a Israel. La prensa occidental lo demonizaba con regularidad y era claramente el líder árabe más reconocido hasta Saddam Hussein. En mayo de 1967 Nasser hizo su movimiento. Ordenó a las Naciones Unidas retirar las tropas de mantenimiento de la paz de la península del Sinaí, donde habían estado sirviendo como un cortafuegos para evitar conflictos entre Egipto e Israel. A continuación, mediante el cierre del estrecho de Tirán a la navegación internacional, Nasser intensificó el bloqueo del puerto del sur de Israel, Eilat, lo que comenzó a estrangular el país. Mientras tanto, Nasser estaba conspirando con otros países árabes, principalmente Siria y Jordania, para lanzar una invasión conjunta y empujar a Israel al mar. La existencia misma de Israel estaba en peligro. Por lo tanto, Israel lanzó un ataque “preventivo” el 5 de junio, por temor a no tener otra opción si se trataba de sobrevivir. Afortunadamente, a pesar de las probabilidades en contra de Israel, este ganó la guerra en sólo 6 días. Para protegerse de otro ataque, Israel ocupó el Sinaí, los Altos del Golán y Cisjordania. La ocupación fue la consecuencia puramente accidental de una lucha por la supervivencia de Israel. Cincuenta años después esta corriente principal de narrativa permanece sin respuesta en la imaginación popular. Justo el otro día, un reportero del New York Times afirmó como un hecho que en 1967 “Israel desafió la aniquilación urdida por sus vecinos árabes”. Norman Finkelstein, el distinguido académico, ha hecho más que nadie para descubrir la verdad sobre la Guerra de los Seis Días. En una extensa entrevista en su oficina de Brooklyn, refutó punto por punto la narrativa de los principales medios de comunicación. Se puede encontrar su relato revisionista detallado en un capítulo de su ya clásico Image and Reality of the Israel-Palestine Conflict, complementado por otra obra: Knowing Too Much: Why the American Jewish Romance with Israel is Coming to an End. Finkelstein es conocido como una persona combativa, un hombre que no ha tenido miedo de luchar por la verdad a pesar del daño a su carrera a lo largo del camino. Pero lo que también es vital reconocer es que es un estudioso serio, talmúdico en su intensidad, y que nadie ha desafiado con éxito su investigación. Finkelstein hace hincapié en que en la actualidad, ningún académico, cualquiera que sea su orientación política, respalda la narrativa de los principales medios de comunicación. Comienza por identificar lo que ha denominado las “dos mentiras más grandes”. La verdad es que Nasser y los demás líderes árabes no tenían absolutamente ninguna intención de invadir Israel en junio de 1967. Y la existencia de Israel nunca estuvo en la más mínima duda, ya que tanto los líderes israelíes como los estadounidenses sabían que Israel podría fácilmente ganar cualquier conflicto, incluso en contra de una coalición de estados árabes. Finkelstein insiste en que no podemos entender la Guerra de los Seis Días sin volver 11 años antes, a la crisis del canal de Suez en 1956. Ese año el líder egipcio Nasser nacionalizó el Canal e Israel, Gran Bretaña y Francia lanzaron una invasión conjunta no provocada a Egipto para revertir el estado de la vía fluvial. Sin embargo Estados Unidos, bajo el presidente Dwight Eisenhower, se opuso al ataque y presionó a la fuerza de invasión tripartita para retirarse y dejar el Canal de Egipto. Suez fue una catástrofe para las tres naciones invasoras y el primer ministro británico Anthony Eden fue obligado a renunciar. Mientras tanto la reputación de Nasser en el mundo árabe y en África, Asia y América Latina, alcanzó nuevas cotas. Norman Finkelstein argumenta que el registro histórico muestra que en 1967 Israel anhelaba completar su misión fallida de 1956. En primer lugar, dice, “el principal objetivo de Israel era neutralizar a Nasser para dar un golpe de muerte a estos árabes engreídos y terminar con lo que se denominaba ‘nacionalismo árabe radical’”. Continúa con que el gobierno de Israel tenía un objetivo secundario, “la conquista de las tierras que había codiciado, pero no logró alcanzar en el 48: Jerusalén Este, Cisjordania, Gaza y el Golán”. Los líderes israelíes tenían sólo una gran duda: ¿cómo iba a reaccionar EE.UU.? Si Israel atacase, ¿forzaría a Estados Unidos a humillarse como lo hizo en 1956? ¿O Washington miraría hacia otro lado? Finkelstein desafía las narraciones convencionales con las consideraciones de los eventos específicos en los meses previos a la guerra. Su análisis no es del todo inusual y es compartido en gran medida por otros estudiosos. Sostiene que los hechos demuestran que Israel no estaba cuidando pacíficamente sus propios intereses, sino que provocaba regular y violentamente a sus vecinos árabes. En noviembre de 1966, en la acción militar más grande desde la invasión de Suez, Israel atacó la ciudad cisjordana de Samu, entonces bajo dominio jordano, matando a 18 soldados jordanos y destruyendo 125 casas. Israel continuó instigando a lo largo de su frontera con Siria en abril de 1967, lo que provocó una batalla aérea en la que seis aviones sirios fueron derribados, incluyendo uno sobre Damasco. Voces en el mundo árabe comenzaron a acusar a Gamal Abdel Nasser, el líder de los árabes, de quedarse quieto sin hacer nada. Entonces Nasser pidió a las Naciones Unidas que retirara las fuerzas de paz asentadas en el Sinaí egipcio, sobre todo para

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A 50 años de la ocupación

Fuente: LLAMAMIENTO Argentino Judío Fecha: 05 de JUNIO 2017 En el 50 aniversario de la Guerra de los Seis Días y la ocupación por parte de Israel de Gaza, Cisjordania y Jerusalén Oriental, el LLAMAMIENTO Argentino Judío reafirma los valores de un judaísmo humanista y progresista tal como están expresados en los principios fundacionales aprobados en su Asamblea Constituyente. Consecuente con esos valores queremos fijar nuestra posición ante medio siglo de ocupación de territorio palestino en un conflicto que daña no solo al ocupado sino también al ocupante que cada vez se degrada más. Bien podemos recordar las palabras del Inca Dionisio Yupanqui, diputado americano en las Cortes Españolas, cuando España estaba invadida por los franceses: “un pueblo que oprime a otro, no puede ser libre”. Condenamos toda violación al derecho internacional y sostenemos las banderas de respeto a los derechos de los pueblos; esencialmente el derecho a la vida, a la libertad, a la seguridad y a la autodeterminación. Reprobamos la construcción de asentamientos en los territorios ocupados en violación del derecho internacional que prohíbe poblarlos con habitantes provenientes del país ocupante. Repudiamos la construcción del llamado Muro de Seguridad, más allá de la “Línea Verde”, generando situaciones de facto que permiten expandir el área de los asentamientos y causa sufrimiento a la población palestina afectada por su trazado. Más del 40% de la población palestina masculina ha pasado alguna vez por la cárcel. Hoy hay 500 prisioneros sin juicio bajo detención administrativa y 300 niños. Condenamos esta práctica de detenciones masivas y exigimos un trato humanitario a los prisioneros tal como lo reclamaron en la reciente huelga de hambre. Consideramos que debe encontrarse una solución justa al problema de los refugiados, basada en las resoluciones de las Naciones Unidas. Debe terminar la ocupación y el régimen de apartheid que genera. Estamos a favor de la creación Estado Palestino soberano, en base a las fronteras de 1967, anteriores a la Guerra y con Jerusalén Oriental como su capital. Afirmamos que tanto Israel como Palestina tienen derecho a vivir en paz dentro de fronteras seguras y reconocidas. La continuación del status quo y la ilusión de que la superioridad militar puede mantener esta situación indefinidamente, la negación de la existencia del conflicto y de los derechos de la población árabe palestina, sumado a ciertas prácticas degradantes de la dignidad humana generadas por la ocupación, van corroyendo los cimientos democráticos del Estado de Israel. A pesar de lo compleja que es hoy la situación, confiamos en que la lucha de los campos de la paz israelí y palestino, sumados a la solidaridad internacional, finalmente llegarán a la solución de “dos Estados para dos Pueblos”. Marcelo Horestein – Secretario Jorge Elbaum – Presidente Buenos Aires, 5 de junio de 2017

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Odebrecht aportó dinero a Massa, Stolbizer y De la Sota

Fuente: Marina Ulloa | Nuestras Voces Fecha: 4 de JUNIO 2017 La pronta revelación de los aportes de la brasileña Odebrecht a las campañas electorales terminará de sepultar el Frente UNA. De la Sota ya avisó que no será candidato este año y se guardó en Córdoba, donde el tema de las coimas y aportes electorales ya generó un escándalo político. Y la alianza “1País” de Massa con Stolbizer podría verse muy golpeada dado que ambos fueron financiados parcialmente por dinero la constructora en 2015. La revelación de datos sobre las coimas de Odebretch en la Argentina podría afectar la alianza entre Sergio Massa y Margarita Stolbizer por el financiamiento que la empresa brasileña hizo de la campaña electoral del diputado en 2013 y 2015. El aporte a la campaña de Massa es parte de la información que la empresa brasileña negocia entregar a cambio de que el Gobierno argentino no le quite las obras en ejecución, como el soterramiento del tren Sarmiento. Unos 3 millones de dólares en efectivo serían los que Odebrecht le aportó a Massa entre 2013 y 2015 y forman parte de los 35 millones que la firma ya confirmó haber pagado en los últimos años en el país. Ese dato forma parte de un anticipo dado por representantes argentinos de la empresa a uno de los cuatro fiscales que forman el equipo que este viernes viajó a Brasil: Sergio Rodríguez, Franco Picardi, Gerardo Pollicita, Carlos Stornelli y Federico Delgado. Estos fiscales viajaron a Brasilia a entrevistarse con el subprocurador brasileño José Bonifacio Borges de Andrada y el encargado de la cooperación internacional de la procuración brasileña, Vladimir Aras. El mismo fiscal recibió en su despacho información de Migraciones sobre viajes que Massa hizo a Brasil en los últimos cuatro años. En adjunto, había datos sobre reuniones de Massa con representantes de Odebretch. Asimismo, la capeta que recibió uno de los fiscales indica que hubo reuniones de Massa con la gente de Odebrecht por la planta de AYSA en Tigre, por la campaña 2013 y 2015, incluso en la casa del Diputado. El 20 de julio de 2014, Massa y De la Sota se reunieron en La Falda, Córdoba, con representantes de Odebrecht y allí cerraron un acuerdo para recibir dinero para la campaña, cuando Massa aún tenía aspiraciones presidenciales. Incluso, en los primeros días de mayo de este año, Massa mantuvo reuniones con gente allegada a la gigantesca empresa brasileña para intentar evitar que su nombre se filtre entre los datos que finalmente llegaron a los fiscales. La relación entre Massa y la compañía brasileña se inició cuando la firma comenzó con la construcción de la planta potabilizadora Juan Manuel de Rosas, de AYSA, en el partido de Tigre. En ese momento, el entonces intendente facilitó tramitaciones y eximió de tasas municipales a la UTE donde también estaban Roggio, Cartellone y Supercemento, aportantes posteriores a sus campañas electorales. Odebrecht fue la causa del estallido del espacio Unidos por una Nueva Argentina (UNA) y la salida de Alberto Fernández, quien decidió dejar a Massa y pasarse a las filas de Florencio Randazzo. El ex gobernador de Córdoba, José Manuel de la Sota, anunció el 11 de mayo que no competirá en las próximas legislativas después de habar dado señales en los últimos meses de que sería candidato junto a Massa. El cordobés había hecho una campaña electoral millonaria con dinero de la firma brasileña en 2011, cuando accedió a su tercer período como mandatario provincial. De la Sota se bajó sólo un día después de que el brasileño Leonardo Meirelles, “cambista” de Odebrecht encargado de pagar las coimas de la empresa, declarara por videoconferencia ante el fiscal federal Federico Delgado y el titular de la Procuraduría de Investigaciones Administrativas (PIA), Sergio Rodríguez. Estos dos fiscales investigan coimas en torno a la planta potabilizadora de agua de Tigre. El anuncio de De la Sota generó alivio en Cambiemos, que espera resultados más parejos en Córdoba, donde De la Sota aún conserva una elevada imagen positiva y también alta intención de voto. Si bien la relación de Massa con Odebrecht era conocida en el escenario político, por el enorme financiamiento a sus campañas políticas, la sorpresa estará dada en su flamante socia, la líder del GEN. Margarita Stolbizer también habría recibido apoyo económico para financiar su campaña electoral cuando la diputada fue candidata a presidenta de la República en 2015. Consultados, voceros del GEN lo negaron. El fiscal que reveló los datos en OFF lo confirmó.

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La unidad y las PASO: el cómo depende del para qué

Fuente: Edgardo Mocca | Página 12 Fecha: 04 de JUNIO 2017 La construcción de una alternativa electoral para frenar el curso destructivo del país que está en marcha parece una empresa suficientemente importante como para ponerla a cubierto del barullo mediático y de los conflictos entre intereses personales y de grupo. No se trata aquí de imaginar una vida política de la que estén ausentes las vanidades y las mezquindades: ninguna actividad humana puede conseguir tal cosa. Los partidos y movimientos políticos son articulaciones entre causas colectivas y carreras personales; son —cuando merecen ese nombre y no son simplemente sellos para validar una lista de candidatos— formas institucionales surgidas de fenómenos históricos y sociales que han adquirido determinada potencia colectiva. El movimiento social necesita una organización relativamente estable, sin ella no puede perdurar. A la vez la institución tiene una dinámica propia que no obedece exclusivamente a los fines que la hicieron necesaria: junto a los incentivos colectivos —la doctrina, la ideología, el programa— se desarrollan los incentivos selectivos, el esfuerzo por el éxito de la propia carrera política personal. El peronismo no es, en ese sentido, tan excepcional como suelen presentarlo sus seguidores y sus adversarios. Ahora bien, la perdurabilidad del partido-movimiento exige que ambos tipos de incentivos se mantengan vivos: sin incentivos colectivos, sin rumbo político claro, el partido deviene una agencia de colocación en cargos públicos sin potencia transformadora y sin incentivos selectivos, cerrado a las carreras personales, se convierte en una secta de creyentes. La encrucijada actual del peronismo podría ser pensada y resuelta con una combinación, en dosis adecuadas, de pragmatismo político y sentido histórico. Después de la aparición de Cristina en el reportaje televisivo del 25 de mayo pasado y su compromiso de presentarse como candidata de la unidad opositora si así se le pidiera, se ha desatado una curiosa saga en la que parece que todo el problema que está en discusión es si la lista de candidatos debe ser el fruto de un acuerdo o dirimirse en una primaria abierta. Se da por sentado que la unidad no tiene otro punto para aclarar que no sea la forma en que se ordena la grilla, el “cómo” de la unidad. Pero el orden lógico no empieza con el cómo en ningún orden de la vida, el cómo depende siempre del para qué. ¿Para qué queremos la unidad? Seguramente para alcanzar algún fin que no podríamos alcanzar desunidos. En este caso sería, claro está, la obtención de mejores posibilidades de ganar la elección. Hay que decir que cuando hablamos de elecciones ya se entiende que estamos hablando exclusivamente de la provincia de Buenos Aires, lo que no deja de ser una curiosidad política, aunque provisoriamente podemos dejar de lado la cuestión. Ganar la elección es ganarle a Macri con una amplia unidad cuyas fronteras no serían las del PJ sino las de un frente que reconozca otras identidades y otras pertenencias; entre ellas las que acompañaron la última experiencia de gobierno y otras que puedan ser convocadas. Corresponde precisar que el objetivo de ganarle a Macri no está relacionado exclusivamente con un objetivo partidario sino que tiene un sentido para la sociedad; sería ganarle para frenar un determinado curso político y adelantar los tiempos del triunfo de otro rumbo. Hay una escena necesaria que en el barullo declarativo de estos días va quedando en la penumbra: la escena de un compromiso público de los participantes en esa unidad acerca de cuál sería la agenda legislativa y política que se comprometen a cumplir. No es un contrato formal. No es una manía por los papeles programáticos. Es una necesidad política después de que hemos asistido a una numerosa deserción de diputados y senadores respecto del sentido con el que fueron votados. Y no cualquier deserción sino una que facilitó la consolidación del adversario al que ahora se pretende enfrentar. La escena del compromiso colectivo no resolvería por anticipado la existencia o no de nuevas deserciones, eso es absolutamente imposible en la política de cualquier tiempo y lugar. Pero tendría una importante virtud, la de dejar claro cuál es el propósito colectivo que anima la unidad y generar la credibilidad respecto de que lo que se está construyendo es una nueva unidad y no un rejunte de aspiraciones personales. El para qué de la unidad indica con quiénes se construye. Establece una frontera política. En este punto aparece la ilusión muy a la moda de la unidad sin fronteras, la unidad de todos. ¿Quiénes son todos? ¿También los que juegan con Macri? En ese caso se diluye el para qué, no tiene sentido decir que vamos a frenarlo a Macri con la gente que lo ayuda a avanzar. Sobre esta base puede pensarse al peronismo como motor de un acuerdo superador, de un desarrollo crítico y autocrítico de la experiencia de los doce últimos años de gobierno. Crítico y autocrítico no en el sentido oportunista del pase de facturas sino en el sentido del reconocimiento de las limitaciones y las debilidades de la experiencia, cuya superación aparece necesaria en la perspectiva de un nuevo ciclo nacional, popular y democrático. Solamente a partir del para qué y con quiénes tiene sentido la discusión del cómo, de las formas. Y entonces las formas son las formas mejores para llevar al triunfo el objetivo planteado. Está claro que no serviría que la unidad desemboque en una lista monocolor que se niegue a toda negociación: la unidad amplia se desnaturalizaría así en el triunfo de una facción sobre otra. El acuerdo tampoco podría obedecer a una lógica de relaciones de fuerzas en una estructura e ignorar el peso político de cada uno en la confianza popular que, en última instancia, es la que va a decidir la suerte de la estrategia común. No es fácil de entender cuál es el argumento de quienes creen que las primarias abiertas son el único camino posible. El más visible es que a los candidatos “los ponga el pueblo”. Suena muy bien pero tiene

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Bye, bye, Thatcher

Fuente: Jorge Argüello* | Perfil Fecha: 04 de JUNIO 2017 Marcados a fuego por los liderazgos de Margaret Thatcher en los 80 y de Tony Blair en los 90, conservadores y laboristas han decidido romper con esos legados. El Brexit tiñó casi por completo la campaña electoral de Gran Bretaña, desde el inesperado llamado a las urnas de la primera ministra conservadora Theresa May hasta los picantes cruces con su rival laborista, Jeremy Corbyn, pero aquí, en suelo inglés, epidérmicamente se percibe que los británicos definirán mucho más que esa histórica ruptura. Detrás del polvo que levantó el referéndum de 2016 que decidió el Brexit y eyectó al premier tory David Cameron (2010-16), sucedido por May, en los dos grandes partidos del Reino Unido se verifican transformaciones ideológicas de grandes implicancias, más allá de a quién veamos festejar el próximo viernes por la noche en Londres. Marcados a fuego durante los últimos treinta años por los liderazgos de Margaret Thatcher en los 80 y de Tony Blair en los 90, conservadores y laboristas han decidido romper con esos legados. Es más audaz en el caso de May, ex ministra del Interior, que llegó al 10 de Downing Street sin ganar ni siquiera una elección interna del partido. Gran Bretaña escenificará el fin de dos épocas. Desde ya, el Brexit encaja en ese proceso. De hecho, May abandonó la idea de gobernar hasta 2020 con una envidiable mayoría propia en el Parlamento heredada de Cameron y llamó inesperadamente a elecciones generales, con el propósito de consolidar su liderazgo, argumentando que propios y adversarios complican las negociaciones del Brexit. En estos últimos días, cuando Corbyn se acercó en las encuestas, May volvió a agitar el Brexit para atraer votos entre sectores medios-bajos ganados por la fobia a la UE y a los inmigrantes, y para diferenciarse de su rival, aun cuando el veterano dirigente laborista ha insistido en que, Brexit mediante, el Reino Unido puede estar mejor fuera de la UE. Bye, bye, Thatcher. Cuando uno toma contacto físico con la actual política británica, comprueba sin embargo que ha ocurrido otra ruptura. La campaña puso sobre el tapete desde renacionalizaciones de servicios y aumento de impuestos a empresas y ricos, hasta inversiones en obras públicas y la recuperación de la asistencia social, la salud y la educación públicas, pasando por crear bancos públicos y poner topes a las tarifas. Cuando todos los partidos quieren una economía que funcione para todos, no para unos pocos, uno se da cuenta de que el neoliberalismo es el verdadero perdedor. El libre mercado dañó el tejido social y dejó a millones en el camino. Ahora, los programas electorales de todo el espectro político lo asumen, sintetizó en estos días el académico local Tim Jackson, un reconocido experto en desarrollo sustentable. En efecto, primero fue el turno del manifesto conservador. Para empezar, el programa tory ataca a los establishments: “En lugar de seguir una agenda definida y establecida por las elites de Westminster, gobernaremos en favor de la mayoría de la ciudadanía británica”. El reposicionamiento ideológico lleva a los tories a preferir una economía que asocie al Estado con los privados, bajo un fuerte liderazgo que sólo el gobierno puede proveer. La perplejidad es mayor cuando uno lee: “Creemos en estas cosas porque somos conservadores y no a pesar de ser conservadores. El conservadurismo nunca ha sido la filosofía que han descripto los caricaturistas. No creemos en los mercados libres sin restricciones. Rechazamos el culto al individualismo. Aborrecemos las divisiones sociales, la injusticia y la desigualdad (…?) Es una creencia no sólo en la sociedad, sino en el bien que el gobierno puede hacer”. Luego, el programa tory enuncia cuantiosas inversiones hasta 2020 en infraestructura, vivienda, rutas y trenes. Ningún beneficio fiscal para clases medias y muchas alusiones a regulaciones y restricciones a los privados. Esta nueva matriz conservadora se completa con un rígido control de la inmigración de un modo también poco thatcherista: castigando con más impuestos a las empresas que contraten inmigrantes. Todo iba sobre ruedas para May hasta que alguien leyó que se obligaba a los mayores con demencia senil propietarios de viviendas de más de 160 mil euros a cubrir con el valor de sus inmuebles los costos del cuidado del servicio público. En estos días, en Londres, hemos escuchado hablar tanto del impuesto a la demencia (dementia tax) como del Brexit. Semejante gaffe en una plataforma que ponía por primera vez en décadas mucho énfasis en lo social obligó a May a dar una brusca marcha atrás tan poco creíble que le costó el primer resbalón importante en las encuestas, pero sobre todo conllevó el costo de generar dudas sobre los límites de su capacidad intelectual y política. Nuevos viejos laboristas. En el campo laborista también hubo corrimiento, en este caso para abandonar la Tercera Vía de aires neoliberales concebida por Blair casi en paralelo con Bill Clinton. Pero la ruptura fue más previsible considerando las ideas más radicales con que Corbyn conquistó su partido, fáciles de emparentar con otras izquierdas europeas (Podemos o Syriza). El manifesto laborista (“For the Many, Not the Few) ofrece propuestas muy diferentes a las que sostuvo el partido en los 90, como la de renacionalizar los ferrocarriles, las empresas de energía y los servicios de agua, además de crear bancos de desarrollo y darles más poder a los sindicatos. En ese contexto, Corbyn quiere comprometer al Estado en una segunda gran industrialización del país y elevar el salario mínimo a 16 euros/hora. Aunque personalmente Corbyn cedió en sus propuestas más radicales (abolir la monarquía o desterrar la energía nuclear), los laboristas basan su programa económico en subir los impuestos al 5% que más gana para financiar grandes reformas de la salud, la asistencia social y la educación, y un plan de infraestructura multimillonario en diez años. El éxito de los programas electorales siempre depende de la calidad de los liderazgos. Lo nuevo en esta Gran Bretaña de 2017 es que las aguas que vemos correr

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Bonadío, acusado en 2010 por Nisman de querer matarlo, investigará ahora su denuncia contra CFK

Fuente: Mariana Escalada & Agustin Ronconi | El Disenso Fecha: 02 de JUNIO 2017 En 2010 Nisman denunció al Juez Bonadio por amenazas de muerte y tareas de inteligencia contra su persona. El miércoles 31 de mayo por la mañana, a través de una nueva maniobra en la justicia, la denuncia de Nisman contra CFK fue a parar al despacho de Bonadio de la mano del hombre de confianza de Lorenzetti. Esa misma noche el Presidente de la Corte Suprema cenó con Bonadio en Recoleta. En una trama que no tiene nada que envidiarle a las películas de Hollywood, el Juez que Nisman denunció que quería matarlo, será ahora quien investigue la denuncia de Nisman contra CFK. Hoy desde El Disenso te contamos como era la relación entre Nisman y Bonadio, porqué el fallecido fiscal denunció al juez de querer terminar con su vida, y como llegó al despacho de Bonadio la denuncia de Nisman contra CFK 2010: Nisman denuncia a Bonadio de querer matarlo De acuerdo a la denuncia registrada en el expediente 8912/10, Nisman da cuenta de información recibida a través de una denuncia anónima en la que se detalla que el Juez Bonadio, el ex comisario de la Metropolitana Jorge “Fino” Palacios, el ex ministro Carlos Corach y su hijo Maximiliano habían participado de reuniones en las que se había hablado sobre la “posibilidad de atentar contra la vida de Nisman“. La denuncia trabaja sobre la hipótesis de que el Juez Bonadio no solo ayudó al Fino Palacios en cada oportunidad que se le presentó, sino que también encubrió el atentado de la AMIA. En el escrito se remarca la amistad entre el ex comisario y el Juez, quien fue a visitarlo a la Unidad Penitenciaria de Marcos Paz tras haber sido investigado por Nisman por realizar escuchas ilegales a los familiares de las víctimas de la AMIA, hecho que derivó en su procesamiento. La causa N° 9789/00 en la que se investiga el encubrimiento al atentado de la AMIA estuvo en manos del Juez Bonadio por 5 años, lapso tras el que fue apartado por haberla inmovilizado. Bonadio llego a Juez durante el Menemato y fue denunciado por Domingo Cavallo como uno de los jueces federales que, según el listado que el ex ministro Carlos Corach le detallara en una servilleta, respondía a los deseos del gobierno de turno. Para el Juez Bonadio, activar la causa hubiera significado investigar a dos personas cercanas a él: Corach padre y el ex comisario Fino Palacios. “Unos meses antes de que lo apartaran, Bonadio armó una causa colectora (la N° 10.057/05) para proteger a Corach y al Fino Palacios” explicó hoy la abogada Graciana Peñafort. Un mes después, Nisman denunció a la Presidenta, y luego de ser desmentido por la propia Interpol, fue hallado muerto en su domicilio de las Torres Le Parc. 2017: Bonadio investigará la denuncia de Nisman contra CFK “En diciembre de 2015, Bonadio, siguiendo con sus practicas usuales, armo una nueva causa colectora, para ‘investigar’ la denuncia de Nisman contra CFK, que por esos días había sido cerrada. En esa causa colectora aceptó como prueba una escucha ilegal. Ni Borger ni Timerman grabaron esa conversación y nadie sabe quien lo hizo, pero Bonadio la aceptó igual” explicó Peñafort. Al igual que ocurrió en la causa del Fino Palacios, se usó una causa para producir prueba en otra causa, y con esa prueba ilegal, reabrir la causa de la denuncia de Nisman contra CFK. El Dr. Irurzun es un hombre de confianza de Lorenzetti, quien lo designó a cargo del sistema de escuchas en oportunidad en que Macri decidió su traspaso a la Corte Suprema de Justicia, y desde donde se filtraron las escuchas entre CFK y Parrilli que luego difundieron los medios hegemónicos. Irurzun es también el camarista que invirtiendo los argumentos de la causa Dolar Futuro sobreseyó a funcionarios de Cambiemos en la causa de los LEBACS. El pasado miércoles 31 Irurzun, que es el Presidente de la Sala Criminal y correccional, usando como argumento la causa colectora inventada por el Juez Bonadio le adjudicó al propio Bonadio la causa principal: la denuncia de Nisman contra CFK. Esa misma noche el Juez Bonadio y el Presidente de la Corte Suprema de Justicia Ricardo Lorenzetti se juntaron a cenar en un exclusivo restaurante de Recoleta.

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Cincuenta años, cincuenta mentiras

Fuente: Gideon Levy | Haaretz Fecha: 01 de JUNIO 2017 Supongamos que la ocupación esté justificada. Digamos también que Israel no tiene elección. Ni siquiera la llamemos ocupación. Digamos que fue reconocida por el derecho internacional y que el mundo la aplaudió. Supongamos que los palestinos están agradecidos por su presencia. Sin embargo, todavía existe un pequeño problema: todo se basa enteramente en mentiras. Desde el principio hasta el final, todo es un paquete de mentiras. No hay una palabra de verdad asociada con ella. Si no fuera por estas mentiras, habría colapsado en su podredumbre hace mucho tiempo. Si no fuera por estas mentiras, es dudoso que alguna vez hubiera sucedido. Estas mentiras, de algunas de las cuales la derecha se enorgullece («por el bien de la Tierra de Israel es permisible mentir»), son suficientes para hacer que cualquier persona decente retroceda con repulsión. Uno no necesita de sus otros horrores para convencerse de esto. Comenzó con la cuestión de cómo llamar a los territorios. En la Radio de Israel se decidió usar el término «territorios temporalmente retenidos». Esta fue la mentira No. 1, dando a entender que la ocupación era temporal y que Israel tenía la intención de evacuar esos territorios, que éstos eran solamente una moneda de cambio en la búsqueda de paz. Esta es probablemente la mayor mentira y es ciertamente la más decisiva. Es la que ha permitido la celebración de su aniversario jubilar. La verdad es que Israel nunca pensó en terminar con la ocupación. Su presunta temporalidad sólo puso al mundo a dormir con su engaño. La segunda gran mentira fue el argumento de que la ocupación sirve a los intereses de seguridad de Israel, que es una medida de autodefensa de una nación indefensa acosada por enemigos. La tercera mentira fue el «proceso de paz», que en realidad nunca tuvo lugar, y que en todo caso sólo pretendía comprar más tiempo a la ocupación. Esta mentira tenía muchas patas. El mundo era un cómplice, continuamente mintiéndose a sí mismo. Hubo discusiones, presentaciones de mapas (todos ellos semejantes), se llevaron a cabo conferencias de paz con numerosas rondas de conversaciones y cumbres, con enviados corriendo hacia adelante y hacia atrás, y mayormente con charlatanería vacía. Todas ellas estaban basadas en una mentira, que era la suposición de que Israel incluso contemplaba poner fin a la ocupación. La cuarta mentira, obviamente, es el emprendimiento de los asentamientos. Este proyecto nació y se crió en una mentira. Ni un solo asentamiento se estableció  honestamente, comenzando con la estadía de una noche en el Park Hotel en Hebrón, continuando con la de los «campos de trabajo», «campamentos de protección», «excavaciones arqueológicas», «reservas naturales», «espacios verdes” “zonas de protección del fuego” «relevamiento de tierras», los puestos avanzados y las expansiones. Todas estas fabricaciones cometidas entre guiño y  guiño, culminando con la mayor mentira en este contexto, la de «tierras estatales», una mentira que sólo se puede comparar con la de los «ausentes actuales» referida a los palestinos de Israel. Los colonos mintieron y los políticos mintieron, el ejército y la Administración Civil en los territorios mintieron,  todos mintieron al mundo y a sí mismos. Desde la protección de una torre de antena creció un mega-asentamiento y de un fin de semana en ese hotel de Hebrón creció la peor de las calamidades. Los miembros del gabinete que ratificaron, los miembros de la Knesset que hicieron un gesto con la cabeza y los guiños, los oficiales que firmaron y los periodistas que blanquearon, todos sabían la verdad. Los norteamericanos que «condenaron» y los europeos que se «enfurecieron», la Asamblea General de la ONU que «convocó» y el Consejo de Seguridad que «decidió», ninguno de ellos tuvo la intención de seguir con ninguna acción. El mundo también se está mintiendo a sí mismo. Esta manera es conveniente para todos. También es conveniente emitir las mentiras cotidianas que cubren los crímenes cometidos por las Fuerzas de Defensa de Israel, la Policía de Fronteras, el Shin Bet, el Servicio Penitenciario y la Administración Civil, todo el aparato de ocupación. Es conveniente usar un lenguaje desinfectado, el idioma del ocupante tan apreciado por los medios de comunicación, el mismo lenguaje que utilizan para describir sus excusas y justificaciones. En Israel no hay blanqueo como el que describe la ocupación y no hay otra amplia coalición que se expanda y la apoye con tal devoción. La única democracia en el Medio Oriente que emplea una tiranía militar brutal y el ejército más moral que mata a más de 500 niños y 250 mujeres en un verano, ¿puede alguien concebir una mentira más grande que esta? ¿Puede alguien pensar en un mayor autoengaño que la opinión predominante en Israel, por la cual todo esto se nos impuso, que no queríamos esto, que los árabes tienen la culpa? Y todavía no hemos mencionado la mentira de los dos estados y la mentira acerca de Israel que busca la paz, las mentiras sobre la Nakba de 1948 y la «pureza» de nuestras armas en esa guerra, la mentira sobre que el mundo entero está contra nosotros y la mentira sobre que ambos lados son culpables. Desde  que Golda Meir emitiera el que «nunca perdonaremos a los árabes por obligar a nuestros hijos a matarlos» a «una nación no puede ser un ocupante en su propia tierra», las mentiras son seguidas por otras mentiras. No se ha detenido hasta el día de hoy. Cincuenta años de ocupación, cincuenta sombras de mendacidad. ¿Y ahora? ¿Otros cincuenta años? Traducción: Dardo Esterovich  

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Alejandra Gils Carbó: «Nunca pensé remover a Nisman de la causa de AMIA»

Fuente: Perfil Fecha: 01 de JUNIO 2017 La Procuradora General declaró por escrito como testigo en la causa en la que se investiga la muerte del fiscal que denunció a la expresidenta. La Procuradora General de la Nación, Alejandra Gils Carbó, aseguró que «nunca» pensó en desplazar a Alberto Nisman de la unidad de investigación del atentado a la AMIA, que dejó 85 muertos en 1994. «Nunca pensé en remover al doctor Nisman de la UFI-AMIA», sostuvo la procuradora al declarar como testigo, por escrito, en la causa en la que se investiga la muerte del fiscal que denunció a la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner. La titular del Ministerio Público presentó el viernes las respuestas a la preguntas que le había enviado el fiscal federal Eduardo Taiano y que debieron ser respondidas bajo el juramento de decir la verdad, según reconstruyó Télam con fuentes judiciales. Gils Carbó negó también haber tenido reuniones con miembros del Poder Ejecutivo y que le hubieran pedido que desplazara al fiscal y dijo que sólo recibió pedidos de ese tipo por parte de la agrupación Memoria Activa, que también había cuestionado a otros fiscales. Cuando fue consultada por la posibilidad de que Nisman fuera desplazado se basó en que algunos testigos de la causa sostuvieron que el fiscal volvió de un viaje y presentó la denuncia contra la expresidenta durante la feria judicial porque creía que lo correrían de su cargo. La procuradora también respondió sobre el cambio de titular de la Procuraduría de Seguridad Social, donde estaba Guillermo Marijuan y fue reemplazado por Gabriel De Vedia; hecho que algunos vincularon con un eventual desplazamiento de Nisman. Gils Carbó también fue interrogada por la contratación del supuesto especialista en informática, Diego Lagomarsino, para ser parte del equipo que trabajaba junto al fiscal en la investigación del atentado ocurrido en 1994. «No lo conocía, supe que prestaba servicios en la UFI-AMIA cuando se hizo público», remarcó la procuradora cuando le preguntaron por Lagomarsino y añadió que su contratación había sido decidida por el propio Nisman. «El titular de la UFI decidía los gastos necesarios para la Unidad y seleccionaba el personal y los remitía a la procuración», sostuvo la procuradora en una de las respuestas a la que accedió Telam. La jefa de los fiscales aportó, además, información respecto de las medidas tomadas para reforzar la custodia de Nisman, luego de que tomara conocimiento de que el fiscal había sido amenazado, aún antes de denunciar a la ex presidenta. Gils Carbó remarcó los últimos dos ofrecimientos que le hizo a Nisman para reforzarle la seguridad y citó el pasaje de una entrevista realizada al fiscal en el canal TN el 14 de enero de 2015, el mismo día que se conoció la denuncia contra Fernández de Kirchner. Nisman remarcó —en el reportaje— que iba a hacer una «mención» a Gils Carbó quien en diciembre de 2014 lo había llamado y le había ofrecido reforzarle la custodia tras tomar conocimiento de la existencia de una denuncia por amenazas, algo que el fiscal rechazó.

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Capital y trabajo en tiempos de Macri

Fuente: José Natanson | Le Monde Diplomatique Fecha: 01 de JUNIO 2017 Aunque probablemente Jeremy Rifkin se haya apurado en pronosticar su final (1), el mundo del trabajo experimenta cambios acelerados. Consecuencia de la robotización de los procesos productivos, la liberalización del comercio y la deslocalización –el 70 por ciento de los celulares y el 60 por ciento de los zapatos que se consumen en el mundo se producen hoy en China– (2), el universo de los trabajadores de los países industrializados se ha ido heterogeneizando hasta configurar dos planetas distintos, que viven uno al lado del otro pero cada vez más desconectados entre sí. De un lado, una elite profesional ultracalificada que se desempeña en los núcleos dinámicos de investigación y desarrollo, políticamente sensible a las propuestas liberal-progresistas, tolerante y cosmopolita, que valora la diversidad, ama conocer otras culturas y cuando viaja elige los vinos del lugar. Del otro, una masa de trabajadores excluidos por la disminución del empleo industrial, condenados a la tercerización y la precariedad de regímenes de trabajo de corto plazo, inestables y mal pagos, que ya no se organizan en función de ciertas destrezas u ocupaciones sino en torno a “bloques de tiempo”, que es lo que compra una compañía de limpieza, vigilancia o incluso atención al público cuando los contrata. Los nuevos empleos creados por las industrias del conocimiento en áreas dinámicas como el software, la biotecnología o los segmentos avanzados del sector servicios no alcanzan a compensar el encogimiento del trabajo fabril puro y duro. El fenómeno excede al problema de la desocupación: en Estados Unidos, por ejemplo, el desempleo es de apenas el 4,7 por ciento, cerca del umbral de pleno empleo, pese a lo cual la desigualdad y la pobreza aumentan. En una mirada general, el desplazamiento de las industrias del centro a la periferia, a México, Europa del Este o Asia, produjo una “periferización” del Primer Mundo (3): alcanza con caminar las calles post-apocalípticas de los antiguos barrios industriales de Detroit o cruzar el Périphérique y penetrar los suburbios parisinos para chocarse con la monotonía de bloques gigantescos de monoblocs deprimentes cuya realidad se acerca más al Lugano del Pity Alvarez que a las deslumbrantes metrópolis post-modernas situadas a pocos kilómetros de distancia. El quiebre, desde los 80, de lo que Robert Castel definió como (4), agudizado unos años más tarde por la desaparición del socialismo como alternativa política, habilitó una hegemonía laboral desreguladora que fue consolidando este sector social desesperado, cuyo malestar ha comenzado a politizarse. De hecho, algunas de las novedades más impactantes de la política mundial, los últimos “momentos María Antonieta”, como el Brexit, el triunfo de Donald Trump o el ascenso de Marine Le Pen, se explican en parte por esta modificación subterránea del mundo del trabajo. Y por la incapacidad de las elites para registrarla: cuando la candidata del establishment demócrata Hillary Clinton convocó a Jon Bon Jovi y Bruce Springsteen para un acto de campaña en Filadelfia estaba buscando exhibir la adhesión de dos artistas populares que en su momento supieron expresar como pocos el sentir de la clase obrera norteamericana: Bon Jovi, el hijo de un peluquero de Nueva Jersey y una ex conejita Playboy, y Springsteen, “el cantante del pueblo”. El problema es que a esa altura ambos eran ya millonarios multipremiados y que las masas trabajadoras habían decidido su voto por Trump –y reorientado sus gustos musicales hacia Lady Gaga–. Pero volvamos al punto. La metamorfosis profunda del mundo laboral es una tendencia mundial que, con todos sus matices y notas al pie, se replica en los países en desarrollo, entre ellos el nuestro. Las diferencias radican en que en Argentina, producto de su industrialización inconclusa, un sector de la sociedad nunca llegó a integrarse plenamente a los procesos de desarrollo, siempre se mantuvo excluido. Y también en el hecho de que, frente a la ausencia de un Estado de Bienestar al estilo europeo, el impacto social de la neoliberalización del trabajo comenzó a sentirse ya en los 90, por lo que su respuesta, el giro a la izquierda de comienzos de siglo, fue también anterior. Como en Estados Unidos, el principal problema no es tampoco aquí el desempleo: el hecho de que según la última medición del Indec la desocupación (7,6 por ciento) sea casi cuatro veces menor que la pobreza (30,3) confirma que la cuestión no pasa tanto por el trabajo en sí como por el poder de compra del salario y los niveles de protección. Por eso vale la pena poner en cuestión las perspectivas liberales que, de Macron a Macri, ensayan respuestas orientadas exclusivamente a la capacitación de los trabajadores, a partir de la idea de que el problema reside en un desacople entre la demanda de la economía, que exige trabajadores con más estudios o con otros estudios o más flexibles, y la calificación de la fuerza laboral. Aunque por supuesto es importante, en el contexto de una economía en permanente y acelerada mutación, apostar a la capacitación permanente para mejorar la competitividad, este enfoque ignora la mutación estructural del mundo del trabajo descripta más arriba. Y, quizás sin proponérselo, produce una transferencia de la carga por vía de una individuación de la responsabilidad, que en un mágico pase de manos se traslada de una economía incapaz de proveer empleo de calidad a toda la población a la situación personal de los trabajadores, que si no consiguen empleo es porque no estudian. Pero además, y este aspecto es central, la reconfiguración laboral ha llevado a un desdibujamiento de la relación capital-trabajo, afectada por el hecho de que en el capitalismo de hoy el principal valor económico ya no reside tanto en la posesión de activos físicos como en el conocimiento, que es un capital pero no lo parece. La consecuencia es que este vínculo ha perdido la nitidez que adquirió desde la Revolución Industrial y que, borroneado en un mundo sin chimeneas, resulta cada vez más difícil de apreciar. Sin embargo, vale la pena hacer el

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