Todas las publicaciones

Internacionales, Medio Oriente, Portada

El kibutz que vende armas para control de disturbios a criminales de guerra

Fuente: Eitay Mack | 972 mag Fecha: 08 NOV 2017 La semana pasada cientos de manifestantes ultraortodoxos bloquearon la entrada a Jerusalén para protestar por el arresto de estudiantes de seminarios considerados «desertores» por el ejército porque se negaron a ser reclutados. La policía israelí envió vehículos especiales antidisturbios que rociaron con agua coloreada a los manifestantes. Las imágenes del agua azul fosforescente salpicadas sobre los manifestantes religiosos vestidos de blanco y negro aparecieron en los medios israelíes, principalmente debido al colorido contraste. Estos vehículos de control de disturbios, producidos por el kibutz Beit Alfa, que pertenece al movimiento sionista socialista Hashomer Hatzair, se han vendido a regímenes despóticos durante décadas. El agua coloreada ayuda a marcar a los manifestantes, por lo que es fácil arrestarlos incluso después de que abandonen la escena. Hashomer Hatzair y Pinochet Lily Traubmann, Tamara Santos Traubmann y Daniel Silberman, sobrevivientes del régimen de Pinochet en Chile cuyos seres queridos fueron secuestrados y desaparecidos, presentaron una solicitud de desclasificación de información, solicitando al Estado que revele sus vínculos con el régimen de Pinochet. Se adjuntó a su petición una declaración jurada del ciudadano israelí Eitan Kalinsky. En 1989 Eitan y su esposa fueron enviados por la Agencia Judía para enseñar en una escuela judía en Santiago, la capital de Chile. Era el ocaso de la brutal dictadura de Pinochet, responsable del asesinato y la desaparición de 3.200 personas y de la tortura de 40.000 personas, perpetrada con algunos de los métodos más crueles de la era moderna. Durante su estancia en Chile, Eitan y su esposa asistieron a 10 manifestaciones contra la dictadura y en apoyo de la democracia. En su declaración jurada, Eitan dice lo siguiente: “Durante una de las protestas en Santiago hubo vehículos con cañones de agua de colores, el color del agua cambiaba cada pocos minutos, por ejemplo, un verde muy fuerte. El enviado de Hashomer Hatzair me dijo: «Mira, dice ‘Hakibbutz Haartzi, Hashomer Hatzair’». Todos sabíamos que estaba hecho en el kibutz Beit Alfa. El agua coloreada empujó a la gente hacia atrás con una fuerza intensa y un escaparate colapsó. Yo era un enviado del Estado de Israel y no podía criticar al Estado, así que me guardé mi dolor. Fueron padres de izquierda quienes se volvieron hacia nosotros y preguntaron cómo Israel podía apoyar a Pinochet. No pronuncié una sola palabra mala sobre Israel, pero en casa grité contra las paredes. La manifestación con los cañones de agua fue dura. Los manifestantes no se rindieron fácilmente. Se retiraron solo debido a los cañones de agua. Otros me dijeron que en las protestas cerca de las universidades, en la ciudad más antigua, hubo incluso un mayor uso de cañones de agua. Los vi solo esa vez, en la protesta que marcó el golpe [de 1973] en septiembre de 1989”. Según el informe de la comisión del Gobierno chileno para la investigación de los crímenes del régimen de Pinochet, en 1989, 19 ciudadanos, mujeres y hombres fueron asesinados o desaparecieron en Santiago. El final de la década de 1980 fue un momento crítico en Chile. El mundo entero contuvo la respiración para ver si Pinochet permitiría la transición a la democracia. El alcance de la represión disminuyó en comparación con los años anteriores y masas de personas protestaron en todo Chile en apoyo de la democracia. Pero las fuerzas de seguridad de Pinochet siguieron torturando, desapareciendo y asesinando a civiles que participaron en las protestas, especialmente a aquellos reconocidos como líderes o prominentes defensores de la transición democrática. Beit Alfa en Burundi Según Amnistía Internacional, los vehículos antidisturbios fabricados en la fábrica de Beit Alfa Technologies también se han utilizado en Burundi desde el comienzo de una crisis política en abril de 2015, debido a la extensión no constitucional del mandato del presidente Nkurunziza. El sitio web del kibbutz se jacta de la visita del Ministro del Interior de Burundi a la fábrica que produce los vehículos antidisturbios en junio de 2013. Al parecer los vehículos fueron entregados a Burundi a principios de 2015. En los últimos dos años la ONU y la comunidad internacional han estado en alerta por genocidio en Burundi. La Unión Europea ha congelado toda la ayuda al Gobierno del país. Graves violaciones de los derechos humanos han tenido lugar allí, los manifestantes han sido asesinados en manifestaciones o en sus hogares; los cuerpos, incluidos los de menores, fueron encontrados muertos a tiros y esposados, a veces incluso mutilados; activistas de los derechos humanos y periodistas han sido asesinados y desaparecidos. El Gobierno y la oposición llevan a cabo actos de venganza en barrios asociados con el lado rival. Se han producido enfrentamientos esporádicos en todo el país, especialmente en la capital de Bujumbura. Algunos detenidos han sido llevados a centros de detención secretos, incluidos los hogares del presidente y el ministro de Seguridad Interior. Funcionarios de seguridad del país han admitido haber preparado listas de asesinatos con los nombres de integrantes de la oposición y miembros de las fuerzas de seguridad cuestionados por el régimen. Informes de las Naciones Unidas de septiembre de 2016 y de agosto de 2017 indican que la violencia en Burundi puede considerarse crímenes de lesa humanidad. Según expertos de la ONU, las fuerzas de seguridad del Gobierno han usado fuerza excesiva, como por ejemplo el uso de fuego real contra los manifestantes, incluidos los que intentan abandonar la escena y atacar a los manifestantes después de que las manifestaciones se hayan dispersado. También se reveló que la «unidad especial antidisturbios» de la policía ha convertido su sede en Bujumbura en un centro de tortura. Las mujeres y los hombres detenidos por participar en protestas, o por sospecha de haberlo hecho, son sometidos a crueles métodos de tortura que incluyen atar pesas a los testículos de los detenidos; aplastar los dedos de las manos y los pies con un tornillo de banco; encarcelamiento en un contenedor cerrado; encarcelamiento con el cadáver de un pariente; sentarse forzado sobre ácido, fragmentos de vidrio o uñas; violación en grupo, incluso en presencia de niños,

Historia, Portada

Declaración Balfour – Un estudio sobre la duplicidad británica

Fuente: Avi Shlaim* | Middle East Eye Fecha 06 de NOV 2017 Cien años han pasado desde que este documento cambió el curso de la historia y sin embargo, Gran Bretaña sigue sin admitir la negación de Israel del derecho palestino a la autodeterminación nacional ni su propia complicidad. La Declaración Balfour, emitida el 2 de noviembre de 1917, fue un breve documento que cambió el curso de la historia. En ella el gobierno británico se comprometía a apoyar el establecimiento de un hogar nacional para el pueblo judío en Palestina siempre que no se hiciera nada “para perjudicar los derechos civiles y religiosos de las comunidades no judías existentes en Palestina”. En aquel momento los judíos constituían el 10% de la población de Palestina: 60.000 judíos y poco más de 600.000 árabes. No obstante, Gran Bretaña decidió reconocer el derecho a la autodeterminación nacional de la pequeña minoría y negárselo rotundamente a la mayoría indiscutible. En palabras del escritor judío Arthur Koestler: aquí hubo una nación que prometió a otra nación la tierra de una tercera nación. Algunos informes coetáneos presentaron la Declaración Balfour como un gesto desinteresado e incluso como un noble proyecto cristiano para ayudar a que un pueblo antiguo reconstruyese su vida nacional en su patria ancestral. Tales argumentos emanaban del romanticismo bíblico de algunos funcionarios británicos y de sus simpatías hacia los judíos ante la difícil situación que afrontaban en Europa oriental. Los estudios posteriores establecen que el principal motivo para emitir la declaración fue el frío cálculo de los intereses imperiales británicos. Se creyó, erróneamente, que una alianza con el movimiento sionista en Palestina serviría mejor a los intereses de Gran Bretaña. Palestina controlaba las líneas de comunicaciones del Imperio Británico al Lejano Oriente. Francia, el principal aliado de Gran Bretaña en la guerra contra Alemania, también era un rival influyente en Palestina. Bajo el acuerdo secreto de Sykes-Picot de 1916, los dos países habían dividido Oriente Próximo en zonas de influencia pero acordando una administración internacional para Palestina. Al ayudar a los sionistas a apoderarse de Palestina, los británicos esperaban asegurar su presencia dominante en la zona y excluir a los franceses. Los franceses llamaron a los británicos “Pérfida Albión”. La Declaración Balfour constituyó un ejemplo primordial de esa traición permanente. Las principales víctimas de Balfour Sin embargo, las principales víctimas de la Declaración Balfour no fueron los franceses sino los árabes de Palestina. La declaración fue un típico documento colonial europeo improvisado por un pequeño grupo de hombres con una mentalidad absolutamente colonial. Se formuló con un desprecio absoluto hacia los derechos políticos de la mayoría de la población indígena. El secretario de Asuntos Exteriores, Arthur Balfour, no hizo ningún esfuerzo por disimular su desprecio hacia los árabes. En 1922 escribía: El sionismo, sea correcto o incorrecto, bueno o malo, está arraigado en tradiciones milenarias, en necesidades actuales y en futuras esperanzas de trascendencia mucho más profunda que los deseos y prejuicios de los 700.000 árabes que ahora habitan esa tierra antigua. Difícilmente podría hallarse un ejemplo más sorprendente de lo que Edward Said llamó “la epistemología moral del imperialismo”. Balfour no era más que un lánguido aristócrata inglés. La verdadera fuerza motriz de la declaración no fue Balfour sino David Lloyd George, el exaltado radical galés que dirigía el gobierno (1916-1922). En política exterior, Lloyd George era un imperialista británico pasado de moda y un acaparador de territorios. Sin embargo, su apoyo al sionismo no se fundamentaba en un análisis sólido de los intereses británicos sino en la ignorancia: admiraba a los judíos pero también los temía, y no comprendió que los sionistas eran una minoría dentro de una minoría. Al alinear a Gran Bretaña con el movimiento sionista Lloyd George actuó desde la perspectiva errónea –y antisemita– según la cual los judíos eran extraordinariamente influyentes y hacían girar las ruedas de la historia. En realidad, el pueblo judío estaba indefenso y sin otra influencia que no fuera la del mito del poder clandestino. En resumen, el apoyo británico al sionismo durante la guerra estaba enraizado en una arrogante actitud colonial hacia los árabes y en una concepción equivocada sobre el poder internacional de los judíos. Una doble obligación Gran Bretaña agravó su primer error al incluir los términos de la Declaración Balfour en el Mandato de la Liga de Naciones para Palestina. Lo que había sido una mera promesa de una gran potencia a un aliado menor se convirtió en un instrumento internacional jurídicamente vinculante. Para ser más precisos, Gran Bretaña en tanto que potencia mandataria, asumió una doble obligación: ayudar a los judíos a construir un hogar nacional en toda la Palestina del Mandato y, al mismo tiempo, proteger los derechos civiles y religiosos de los árabes. Gran Bretaña cumplió la primera obligación pero rechazó honrar lo irrisorio de esa segunda parte. Que Gran Bretaña fue culpable de duplicidad y de dobles tratos es incuestionable. Por lo tanto, la verdadera pregunta es: ¿consiguió Gran Bretaña alguna recompensa concreta con esa política inmoral? Mi respuesta a esa pregunta es que no. La Declaración Balfour fue un pesado fardo para Gran Bretaña desde el comienzo del Mandato hasta que alcanzó su infame final en mayo de 1948. Los sionistas se quejaron de que todo lo que Gran Bretaña hizo por ellos en el período de entreguerras no estuvo a la altura de lo prometido inicialmente. Argumentaron que la declaración implicaba el apoyo a un Estado judío independiente; los funcionarios británicos replicaron que solo habían prometido un hogar nacional, que no es lo mismo que un Estado. Entretanto, lo que Gran Bretaña provocó fue el resentimiento no solo de los palestinos sino de millones de árabes y musulmanes de todo el mundo. En su obra clásica Britain’s Moment in the Middle East [El momento de Gran Bretaña en Oriente Próximo], Elizabeth Monroe ofrece un juicio equilibrado sobre este episodio. “Calculada únicamente por los intereses británicos”, escribe Monroe, “[la Declaración Balfour] constituye uno de los mayores errores en nuestra historia imperial”. En retrospectiva, la

Nacionales, Politica, Portada

La banalidad de Carrió

Fuente: Ricardo Ragendorfer | Revista Zoom Fecha: 06 de NOV 2017 Envalentonada por su triunfo electoral, ancha como nunca y con el ímpetu de una orca que se abre paso en el océano, la diputada Elisa Carrió anunció el uso indiscriminado de su arma más dañina: la lengua. “Ya me saqué el bozal de campaña”, supo consignar el 31 de octubre en su cuenta de Twitter. Ya se sabe que sus desafortunadas expresiones sobre la desaparición forzada de Santiago Maldonado (“Hay un 20 por ciento de posibilidades de que esté en Chile” y la comparación con Walt Disney tras ser hallado su cuerpo en las frías aguas del río Chubut) hicieron que, por orden del propio Presidente, se llamara a silencio en los días previos al sufragio. Aún así, durante un acto partidario en el barrio de Belgrano –cuyas imágenes se difundieron recién ahora– no vaciló en decir que buscará “el consenso” para impulsar la revisión de los juicios a represores, al afirmar que muchos de ellos fueron “condenados sin pruebas”. Lo cierto es que más allá del bochorno y los repudios, sus atrocidades verbales –y esta en particular– son para el régimen macrista un eficaz globo de ensayo para testear sus iniciativas más monstruosas. Pero, a la vez, sus dichos poseen la extraña virtud de derivar en debates signados por un nivel de absurdo sin antecedentes tan extremos en la historia política argentina. Al respecto, un añejo ejemplo. La anécdota es mínima: Lilita equiparó a fines de 2013 al entonces secretario de Comercio, Guillermo Moreno, con el Obersturmbanführer de las SS, Adolf Eichmann, considerado el arquitecto del Holocausto. Tal concepto hizo que la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA) la acusara de “banalizar el genocidio”, lo cual generó una respuesta suya –a través de una epístola dirigida al presidente de esa entidad, Julio Schlosser– que arranca con un consejo: “Para hablar hay que estudiar más”, no sin después sorprender a la opinión pública al atribuir sus palabras a un texto de la filosofa judeo-alemana Hannah Arendt, cuyos aportes al estudio de los totalitarismos del siglo XX ejerce –según ella– una “gran influencia” en sus propias ideas. Arendt cubrió entre abril y junio de 1961 para la revista estadounidense The New Yorker el juicio en Israel contra Eichmann. De ello resultó su ensayo Eichmann en Jerusalén. Un informe sobre la banalidad del mal (1963). Así, con aquellas tres últimas palabras la antigua discípula de Martín Heidegger denomina una notable característica –pero hasta entonces no pensada– de las matanzas masivas en nombre del Estado y la naturaleza de sus hacedores. El caso abordado es ejemplar: Eichmann no era una bestia sádica sino un simple burócrata, un individuo con categoría gerencial en un sistema basado en el exterminio, y sin más motivaciones que no malquistarse con sus jefes. Por lo tanto había una relación directa entre su mediocridad personal y el calibre de sus crímenes. Es digno de análisis lo que puede derivar la obra de Arendt en alguien como la señora Carrió, cuya cosmovisión ultracatólica –matizada con niveles metafísicos desaforados y brotes místicos rayanos con el delirio– es su marca registrada. De modo que la misma mujer que se ufana del trato personalizado que le dispensa el Señor (“A mí, Dios se me apareció dos veces; en ambas, me pidió que fuera presidenta”, aseguró en diversas oportunidades ante calificados testigos), es la que también se apropia del pensamiento de Arendt con carácter de “experta”, al punto de regentear desde 2004 un denominado “Instituto de Formación Política Hannah Arendt”, con una agenda que suele incluir, por ejemplo, cursillos teológicos sobre la figura de María Magdalena, talleres de autoestima y otros de logoterapia. La propia Carrió suscribe en la página Web de esa entidad una evocación bibliográfica: “El primer libro de Arendt que llegó a mis manos estaba dedicado al nazismo. Allí entendí lo que significaba la desaparición forzada de personas. Corrían los años setenta”. Justo por aquella época ella era una joven abogada con una promisoria carrera en la justicia del Chaco. De hecho, en 1979 el mismísimo interventor de esa provincia, general Antonio Serrano, la nombró por decreto asesora de la Fiscalía del Estado. Tiempo después atribuiría su etapa como funcionaria judicial de la última dictadura a una razón atendible: “Yo necesitaba una obra social”. Al parecer, poco antes había sufrido un accidente. “Si no hubiera aceptado esa tarea, hoy no estaría con vida”, fueron sus palabras. En 1980 fue designada secretaria de la Procuración del Superior Tribunal de Justicia, un cargo con nivel y jerarquía de juez de Cámara. En tal oportunidad tuvo que cumplir con un pequeño formalismo: jurar por las actas del Proceso. Y no le tembló el pulso. Tres décadas más tarde, ya convertida en una abanderada de los valores republicanos, fustigó al gobierno kirchnerista por una orden de arresto librada por la justicia misionera contra el coronel retirado Luis Sarmiento. El hecho de que éste sea el progenitor de la jueza María José Sarmiento –quien saltó a la fama por suspender el decreto que creaba el Fondo del Bicentenario– bastó para que Carrió pusiera el grito en el cielo. “¡Es una maniobra del oficialismo para intimidar magistrados!”, fue su lectura al respecto, pese a que el anciano militar –conocido entre sus camaradas como “El mago de la picana”– estaba acusado por 43 privaciones ilegítimas de la libertad con torturas seguidas de muerte ocurridas durante su gestión como ministro de gobierno de Misiones, entre 1976 y 1977. Lilita también apeló a su fineza humanitaria para abordar otro costado de la cuestión: “Presionar así a la familia; usar a una persona de 85 años muy enferma, es terrible”. Y lo dijo sin un ápice de duda; como si el advenimiento de la vejez, acompañada por una leve chochera, pudiese atenuar el carácter criminal de una vida. Lo cierto es que Lilita es una fuente inagotable de polémicas. Por caso, en su momento hasta logró irritar a los residentes paraguayos en la Argentina cuando sostuvo que “durante el régimen del general Stroessner

Nacionales, Politica, Portada

Polarizar siempre, rendirse jamás

Fuente: Paula Vázquez | Revista Crisis Fecha: 04 de NOV 2017 “Coqui” es un poco rain man. Articula una verba sistémica con niveles de abstracción por encima de la media, y afectivamente puede parecer un extraterrestre. Cuando se relaja, lo que suele durar una fracción de segundo, aflora un chaqueño afable. Es un tipo joven “con toda la vida por delante”, y al mismo tiempo un político hecho y derecho de vasta experiencia y trayectoria. Con varios “saltos” a la política nacional, y sucesivas “vueltas” al territorio de una Provincia que parece quedarle chica. Aunque acaba de perder Resistencia, a manos del vendaval amarillo. Para el mundillo político Capitanich es sinónimo de eficiencia y capacidad de gestión, por eso se desempeñó como Jefe de Gabinete de Duhalde primero y de Cristina después (el Marcos Peña que no fue). Pero Coqui sueña con ser un estadista: estudia tres horas diarias, dicta conferencias, escribe libros. Su proyecto teórico apunta a mixturar el populismo posmoderno con la teología del pueblo de su viejo amigo y mentor, el compañero Bergoglio. Espera su momento, mientras insiste en la centralidad de la figura de Cristina o en el caudal de votos que, por el efecto de una varita mágica, podría transmitir a un elegido que se figura del riñón. En su discurso de la noche electoral, Cristina dijo “esto recién empieza”. Vos proponés un espacio de centro izquierda que no tenga como primera referencia al peronismo. ¿Ves a Unidad Ciudadana ocupando ese lugar? Es necesario una primera etapa de acumulación opositora y para eso necesitás identidad ideológica, doctrinaria, filosófica. A la luz de la realidad: ¿cuántos peronistas comulgan con Macri? Caló está con Macri, Moyano por lo menos no expresa oposición, gran parte de la CGT son adherentes al modelo. Urtubey, ¿en qué se diferencia cualitativamente? Y lo digo con buena leche: el peronismo como expresión política no es el que define la contradicción. Si hay una centroderecha neoliberal conservadora, entonces la contradicción es con una centro izquierda de base popular y/o progresista. La contradicción es inmanente a la política. Y la oposición no puede hacer lo mismo que el oficialismo, porque si no no existe democracia representativa. El primer peronismo tuvo su columna vertebral en el movimiento obrero, pero después de la dictadura el vector principal pasa a ser el territorio, ¿ahora se estaría planteando que la esencia es el discurso? Yo planteo que no hay política sin contradicción, y no hay contradicción sin discurso. El problema central es que el discurso precisa un actor como exponente, por eso la matriz hegemónica te va a insultar, agravia y descalifica al actor que enuncia. Nosotros tenemos un problema serio de comunicación, porque atacan al actor y descalifican el discurso. Pero la sociedad es cada vez más volátil. Cuando sean más los que pierdan, entonces habrá una redefinición desde el punto de vista electoral. Hoy la contradicción es pasado contra futuro, corrupción contra honestidad, lo cual te impide hablar del tarifazo o del endeudamiento. ¿Imaginás una recuperación de ciertos valores del kirchnerismo, para “volver” y afrontar lo que no se pudo o no se quiso hacer? ¿O ves necesario crear algo nuevo? Necesitamos una agenda de unidad de la oposición, de carácter programático: incorporar el problema de las identidades de género, una política ambiental, los problemas del desarrollo industrial, la desigualdad de ingresos, los modelos de comercio exterior, y a su vez la construcción del federalismo. Antes de que ustedes llegaran yo estaba trabajando en la construcción de cadenas de valor en la economía popular. Más allá de las medidas del gobierno, el ajuste se da fácticamente, incluso como consecuencia de la cuarta revolución industrial que definió Schwab, porque hay cada vez menos probabilidad de incorporación de empleo privado formal. Los que quedan por fuera del trabajo privado formal son “ajustados fácticos”. El kirchnerismo parece esperar que la malaria económica sea tan grave como para que el electorado vuelva corriendo a buscarlo, pero el macrismo ha logrado desacoplar las consecuencias de sus medidas de gobierno de las aspiraciones electorales. ¿No hay una suerte de aporía de la política en este planteo de sit and wait? Bueno, eso ocurre en una primera fase, no es sine die. Ellos, con mucha inteligencia, omitieron el presente. Trabajan pasado y futuro, ganan en base a las expectativas. Ahora bien, las expectativas tienen que traducirse en acciones porque si no pierden credibilidad. Entonces el presente se valoriza más que el futuro. Ahora ganaron un poco de tiempo pero tienen que demostrar, si no demuestran se les va a poner difícil. Cuando recorrés la historia argentina tenés dos modelos, el neoliberal clásico y el modelo populista. En ambos casos el ciclo termina con un problema de estrangulamiento del sector externo, nosotros por falta de divisas y ellos por crisis de deuda. Ellos resuelven las contradicciones con endeudamiento y el endeudamiento tienen un límite. Que las tensiones de stop and go e inestabilidad macroeconómica sean indefectibles no quiere decir que no puedan resolverse. Hay que tener el pensamiento muy ordenado desde el punto de vista de la conceptualización global e ideológica para tratar de administrar las contradicciones. La resistencia populista Las primeras armas de Capitanich en la política fueron a mediados de los noventa. Por entonces, un treintañero pujante y metódico se propuso derrotar la hegemonía radical del rozismo chaqueño. También fue funcionario de Menem: ocupó el puesto de Subsecretario de Proyectos Sociales en Desarrollo Social de la Nación, durante la gestión de Palito Ortega. El otro Subsecretario, en la misma repartición, se llamaba Horacio Rodríguez Larreta. Mientras por los pasillos correteaba una novata Mariu Vidal. Luego, el estallido dosmilunero repartió las cartas de otro modo y las jóvenes promesas formaron en escuderías antagónicas. Pero se conocen. Y se respetan. Aunque Coqui pone en primer plano la ideología: “Hoy tenemos una matriz hegemónica de pensamiento neoliberal y no existe matriz contra-hegemónica. Esto no sucede solo en el plano nacional, sino que es un fenómeno internacional. Estamos ante un sistema económico que privilegia la especulación financiera y promueve asimetría y concentración económica:

Nacionales, Politica, Portada

Viva la República

Fuente: Eduardo Aliverti | Marca de Radio Fecha: 04 de NOV 2017 Fue un símbolo tristemente inmenso que había transcurrido muy poco rato desde el ingreso de un escribiente y miembros de Prefectura al departamento de Amado Boudou, cuando ya circulaban en los portales oficialistas no sólo las fotos sino el mismísimo video del momento en que le comunicaban su detención. Una transmisión en directo, para resumir. La fórmula consistió, como de costumbre, en decir que se había tenido “acceso” al lujo de detalles de esos instantes dramáticos, pornográficamente afectadores de la intimidad del detenido y sin ninguna necesidad de difusión pública. Se creyó que las únicas fuentes que pudieron proporcionar esos documentos testimoniales eran las del propio juzgado, pero después se aclaró que las directivas partieron del Ministerio de Seguridad. Tanto como en otros casos de show cinematográfico, avalados por las autoridades, el precepto es mucho más salir de cacería que hacer honor a la Justicia. Es desopilante –y quizá no tenga antecedentes– que la detención del ex funcionario sorprendiera inclusive al autor de la denuncia promotora del expediente, Alejandro Sánchez Kalbermatten, quien reconoció que Boudou siempre estuvo a derecho. Así lo sostuvo además el fiscal Jorge Di Lello y el mismo juez Ariel Lijo en un fallo que, según los especialistas consultados de todo color y pelaje político, pasará a la historia de los escándalos jurídicos. Es imprescindible insistir, por mucho que se lo haya repetido, en que Boudou jamás fue siquiera indagado y hasta tuvo autorización para salir del país, porque la Cámara juzgó que no había posibilidad de entorpecimiento. También, so pena de naturalizar las obviedades impúdicas, debe reiterarse que hace pocos días el juez fue espoleado desde entidades jurídicas y ONGs adictas al macrismo, por observar “demoras excesivas en la tramitación de causas”. No podrá reprochársele que tardó en acusar recibo. El fallo contra Boudou abunda en una cantidad de potenciales, en su acepción de supuesto peligro de fuga, supuesta obstaculización, supuesto riesgo procesal, supuestos y graves hechos de corrupción, que, si se quiere extremar, a más de ser un bochorno legal no podría salir airoso en un examen de técnica periodística investigativa. A raíz de eso, circula asimismo la pregunta de por qué no debería ser detenido el presidente Macri en la causa del Correo Argentino, excepto considerar que él, su familia y allegados no son figuras poderosas en capacidad de entorpecer la investigación. Cómo serán las cosas que Joaquín Morales Solá preguntó si acaso se estaría viendo este proceso de “persecución” judicial de haber ganado Daniel Scioli. Es necesario detenerse en esa palabra, persecución, en boca de uno de los columnistas preferidos del macrismo. Su significado político es irrebatible. Por eso fue sustantiva la precisión simple del título de este diario, en su sitio web, tras la detención de Boudou: “Pasaron las elecciones pero la campaña sigue”. Y seguirá, porque la arremetida judicial y mediática desde la esfera política es el ancho de espadas para (el intento de) relativizar las consecuencias del paquete de reformas anunciado la semana pasada. Su centro es claramente el derrumbe de toda la legislación protectora de los derechos laborales, hasta el límite de hacerlos retroceder a la previa del surgimiento peronista a mediados del siglo pasado aunque hay quienes afirman que, en rigor, el bulto es pre-yrigoyenista. Se pretende cambiar el concepto de trabajo al definirlo como “una cooperación entre las partes” con derechos y deberes recíprocos. El trabajador deja de ser el producto de una relación asimétrica con la patronal para convertirse en un asociado, o poco menos. Resulta muy interesante que los laborantes de Techint, apenas para ejemplificar, pasen a sentarse en igualdad de condiciones negociadoras con Paolo Rocca. Como advirtió el colega Raúl Dellatorre en su columna “Avasallados” (PáginaI12, viernes pasado), “solamente los sectores más retrógrados de las cámaras empresariales se atrevían a pedir tanto, pero el gobierno de Mauricio Macri parece haber superado sus propias expectativas”. La reducción de las indemnizaciones por despido podía estar en los cálculos. Pero que el pago de horas extras sea sustituido por un “banco de horas”, para que el patrón disponga cuánto dura la jornada de trabajo y el tiempo libre del trabajador, es un sueño del pibe que difícilmente era imaginable en la correlación de fuerzas vigente, así fuere a los tumbos, hasta la llegada de Macri al poder. Otro tanto ocurre con la extensión del “fondo de despidos”, de manera que los montos destinados a ello surjan de un aporte mensual acumulado, para que la patronal lo emplee cuando le parezca y el empleado pague su propia indemnización. No parecería que las víctimas estén informadas del tema o, peor, más bien semeja que una gran parte de ellas prioriza festejar a De Vido y Boudou presos –sin importar en lo más mínimo la seriedad jurídica de los procesos que los alcanzan– a la espera de un brindis mayor al respecto que se llama Cristina Fernández. Tampoco hay registro alborotado de que echarán mano a los fondos jubilatorios en unos 100 mil millones de pesos. Como indica el ex viceministro de Economía Emmanuel Alvarez Agis, el monto aproximadamente real son 150 mil millones cuando se suma, entre otros, el recorte contra la Asignación Universal por Hijo: con la reforma previsional se ajustan unos 7500 millones de dólares, y con el cobro a la renta financiera se recaudarán alrededor de 1200 millones de dólares. Implica sacarle a la economía 1,5 por ciento de crecimiento. Esa reforma previsional de Cambiemos, que llegó al poder directo con la bandera del 82 por ciento móvil, se propone reducir en casi 900 pesos por mes lo que ganan los jubilados de la mínima, a valores de hoy. No importa. Que viva la República, como twiteó Carrió al conocerse la detención de Boudou. La bomba del endeudamiento sin contrapartida de inversión externa alguna, porque ni a un loco de remate se le ocurriría poner plata productiva en una orgía de bicicleta financiera al mejor estilo de Martínez de Hoz y Cavallo, tampoco

Nacionales, Politica, Portada

Qué funcionarios del Gobierno de Macri deberían estar presos con la «doctrina De Vido-Boudou»

Fuente: Jonathan Heguier | El Destape Fecha: 03 de NOV 2017 La Justicia impuso un nuevo modus operandi: meter presos a políticos sin condena por haber sido funcionarios y posible entorpecimiento de la causa, ya que el solo hecho de haber sido funcionarios provocaría tales complicaciones a las investigaciones. Tanto en el caso Julio De Vido como Amado Boudou usó a ese riesgo procesal limitado y llevó a la cárcel a ambos ex funcionarios del kirchnerismo que se presentaron siempre a declarar por sus propios medios y no dieron señales de querer entorpecer la causa. Hoy, en la causa por enriquecimiento ilícito y lavado de dinero, a Boudou se lo detiene con preventiva por orden del juez Ariel Lijo por haber sido ministro y vicepresidente y «por las relaciones que conserva en el poder». «La función principal de Amado Boudou dentro de aquella se encontraba especialmente ceñida al ámbito público -en especial, a partir de su asunción como Ministro de Economía de la Nación y luego como Vicepresidente-«, afirma el fallo, similar a la determinación con el ex ministro de Planificación. En sus argumentos, Lijo se basa en el fallo de la Cámara Federal por el cual ordenó al juez Luis Rodríguez detener a De Vido en la causa por el yacimiento de Río Turbio, de cuando era ministro de Planificación Federal. En ese fallo, la Cámara consideró que se debía tener en cuenta no solo si la persona se ajustaba a derecho sino si los lazos de los imputados creados en el marco de los presuntos ilícitos seguían vigentes y eso podía entorpecer la investigación. Con este mismo procedimiento de la «doctrina De Vido-Boudou», la Justicia argentina podría y debería detener a funcionarios del actual Gobierno que están imputados, procesados o asumieron bajo ese estado judicial. Al ser hoy parte del Estado, les daría un poder privilegiado para complicar el andar de las causas judiciales en su contra, si se siguie esa línea argumental inaugurada recientemente. La lista que complica al Gabinete de Mauricio Macri y hasta al mismísimo Presidente. MAURICIO MACRI El Presidente de la Nación es investigado por la causa del Correo Argentino. ¿El juez? También es Ariel Lijo. Es en la causa en la que se investiga si se cometieron delitos en el proceso del concurso de acreedores y del acuerdo que el Estado aceptó el año pasado para que el Correo Argentino salde su deuda millonaria con una quita del 98,8 por ciento. El mandatario además asumió procesado por la causa escuchas ilegales, procesamiento confirmado por la Cámara Federal. Con la «doctrina De Vido-Boudou» no debería haber asumido o caer en prisión ya asumido. Además, Macri acumula causas por encubrimiento por la desaparición de Santiago Maldonado, por el memorándum con Qatar, Panamá Papers y los casos Avianca y Fly Bondi. Todas bajo su presidencia. GABRIELA MICHETTI Imputada la vicepresidenta junto a Macri por el escandaloso memorándum con Qatar por 1.300 millones de dólares. Se trata de un acuerdo que involucra fondos de Anses. Luis María Blaquier, uno de los funcionarios del gobierno nacional que firmó el Memorándum, renunció a su cargo al frente del Fondo de Garantía de Sustentabilidad de la ANSES. El juez Daniel Rafecas desestimó la denuncia, la fiscal Paloma Ochoa apeló y ahora está en manos de el fiscal Germán Moldes, quien debe impulsarla o dejarla caer. JUAN JOSÉ ARANGUREN El ministro de Energía está imputado por negociaciones incompatibles, ya que se inició una causa penal contra el ministro por haber designado como subsecretario de Energía Hidroeléctrica a un consultor vinculado a la firma que hizo el impacto ambiental de las represas Kirchner y Cepernic, que ahora cambiaron nuevamente de nombre. La denuncia pide que se investigue si Aranguren incurrió en los delitos de «abuso de autoridad» y «negociaciones incompatibles con el ejercicio de funciones públicas». Según la denuncia, un funcionario «como director de la empresa IATASA (Ingeniería y Asistencia Técnica Argentina SA) fue el responsable de elaborar el informe ambiental de la obra» de las represas sobre el río Santa Cruz, ahora rebautizadas «Condor Cliff» y «La Barrancosa». GUSTAVO ARRIBAS El director de la AFI (ex SIDE) fue denunciado por recibir transferencias de parte del cuevero Gustavo Meirelles, en una fecha coincidente en la que se decidía el inicio de las obras por el soterramiento del Sarmiento, obra adjudicada a Odebrecht. Hubo documentación y declaraciones que los complicaban, además del propio testimonio de uno de los hombres clave del Lava Jato brasileño. El juez Canicoba Corral no solo no lo detuvo con la doctrina «De Vido-Boudou» sino que realizó un sobreseimiento exprés. Como si fuera poco, el fiscal de Cámara Germán Moldes desistió de impulsar la investigación, pese a que él era uno de los más enérgicos críticos al cierre de la denuncia de Nisman. LUIS CAPUTO El ministro de Finanzas está denunciado por el manejo del Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS) de ANSES. Durante el 2016, unos 500 millones de pesos fueron invertidos en la compra de Lebacs y por ello se pagaron comisiones a un Fondo Común de Inversión que administró el propio ministro hasta un día antes de asumir como secretario, en 2015. La causa quedó radicada ante el juzgado federal número nueve, a cargo del juez Luis Rodríguez. Este magistrado es el primero que ordenó detener a De Vido, a expensas del fallo de la Cámara Federal. El Fondo de Garantías podía, y de hecho lo hizo, comprar Lebacs sin pagar comisiones, pero prefirió tercerizar parte de esa operación al abonar comisiones al fondo FCI Axis Ahorro Plus, fundado por el titular de la cartera de Finanzas e integrado por él hasta diciembre de 2015, cuando Macri asumió la presidencia de la Nación. LUIS ETCHEVEHERE El recién asumido Ministro de Agroindustria está denunciado por evasión, desvío de dinero y cuentas ocultas en Uruguay. El Grupo Etchevehere está complicado por evasión del Impuesto al Valor Agregado (IVA) y del Impuesto a las Ganancias a través de maniobras irregulares con préstamos por $ 4,5 millones. CARLOS MELCONIAN

Internacionales, Medio Oriente, Portada

Imperdonable e inconsolable

Fuente: Editorial | Haaretz Fecha: 03 de NOV 2017 A 22 años del asesinato de Yitzhak Rabin. La historia tiene sus propias formas irónicas de interrumpir planes, frustrar intenciones y ocultar a sus profetas. Pero ninguno de estos métodos se materializó en la tragedia del asesinato de Yitzhak Rabin. En retrospectiva, es claro que las divisiones, la ira y el temor que muchos israelíes experimentaron en esa noche hace 22 años fueron reacciones viscerales, que presagiaron con gran precisión lo que está sucediendo hoy, a pesar del saldo de represión y manipulación que se ha acumulado desde entonces. Sin embargo, el asesinato de Rabin no contuvo ironías históricas reconfortantes. Desde el punto de vista de sus perpetradores, fue uno de los asesinatos más exitosos en la historia de los asesinatos políticos. Cumplió con las intenciones del pistolero más allá de todas las expectativas, y ha seguido haciéndolo durante una generación. De la confusión de emociones que acompañó la noche del asesinato, solo faltaba una: sorpresa. El asesinato de Rabin estuvo en el aire a lo largo de los meses que lo precedieron, al igual que ha permanecido en el aire en las dos décadas que han transcurrido desde entonces. La intensidad de la oposición de los colonos y la derecha en su conjunto, encabezada por Benjamin Netanyahu, junto con el alcance de la incitación a su muerte, que se centró en Rabin personalmente, hizo que la pregunta de cuándo sería atacado, y por quién , casi un tecnicismo. En retrospectiva, está claro que incluso el asesinato físico de Rabin no detuvo la ola de incitación contra los esfuerzos de «israelidad» que él simbolizó, es decir, el deseo de normalidad, reconciliación y soberanía hebrea secular dentro de las fronteras políticas. Simplemente los reforzó, entre otras cosas, al disuadir a cualquiera que intentara seguir por ese camino. Por lo tanto, en la batalla por el alma de la nación y su propia autodefinición, ha ganado la visión «judía» trascendente y fatalista, una visión que carece de límites y se basa en el miedo y la introversión. La tragedia podría resumirse así, si no fuera por otro tema: el de protagonismo. Aunque hemos tenido otros primeros ministros desde entonces, la oposición diametral entre la personalidad egocéntrica, engañosa y oportunista de Netanyahu y la de Rabin, que era un tanto de madera pero basada en la integridad, el servicio y la responsabilidad, los une para siempre en la misma trama histórica. Netanyahu continuará siendo recordado no solo por la incitación que orquestó en contra de Rabin en ese momento y hoy orquesta contra la izquierda, sino también por lo muy lejos que está de una verdadera estatura de liderazgo. Traducción: Dardo Esterovich  

Historia, Portada

La Revolución Rusa. Merecido reconocimiento en su centenario

Fuente: Mariano Ciafardini| pulsodelospueblos.com Fecha: 02 de NOV 2017 Las especulaciones en cuanto a lo que habría sucedido si tal o cual hecho se hubiera producido o no se hubiera producido, es decir la reflexión contra-fáctica, en el terreno histórico no es, en general, conducente y la mayoría de las veces es una simple pérdida de tiempo, atento a que las alternativas que se hubieran abierto de haber sido distintas las cosas, en determinada situación histórica, son en principio infinitas y, por lo tanto, impredecibles. Sin embargo en algunos contados casos una reflexión de ese tipo puede llevarnos a ciertos “insigths”, a impresiones profundas, que ayudan a interpretar la dimensión de determinados acontecimientos históricos sin convertir al argumento contra-fáctico en una suerte de metodología de investigación o análisis histórico-político. Este es el caso de la revolución rusa de 1917 y, su consecuencia inseparable, del proceso soviético subsiguiente. Decimos que estos dos elementos son inseparables porque si la revolución rusa hubiera sido sólo la toma de poder en Petrogrado, o aún del de toda Rusia, sólo por un tiempo, el evento hubiera tenido menos trascendencia que la “Comuna de París”, cosa que sabían muy bien los bolcheviques que contaban los días con la ansiedad de superar los dos meses y diez días del asalto al poder de los artesanos parisinos. Pero la principal reflexión contra-fáctica es para nosotros la siguiente: sin la revolución rusa y el proceso soviético consecuente el marxismo no habría sido lo que fue en el siglo XX, ni sería hoy la teoría filosófica social económica y política que es, cuya autoridad no ha podido soslayarse ni menos aún superarse por ninguna otra, a pesar de la saturación ideológica que producen las usinas mediáticas del capitalismo, sobre todo en estos tiempos de neoliberalismo y ”fin de la historia”. Es decir, el marxismo (como teoría en permanente desarrollo) tiene la autoridad y la consistencia que hoy tiene y la potencia teórica a desarrollarse en su propio seno, debido a que fue el sustento teórico de un proceso fáctico que cambió la historia de la humanidad y, como trataremos de explicar en este artículo, la sigue cambiando. Es importante remarcar en principio esta dependencia existencial del marxismo en tanto es, paradójicamente desde supuestas posiciones marxistas, desde donde se ensayan intentos, permanentes y obsesivos, de disrupción entre la “toma del palacio de invierno” y los primeros años de la revolución que coincide con los años en que Lenin estaba vivo (1923) y, tal vez, un poco más y el proceso soviético “stalinista” de allí en adelante. Éste es un error no sólo en la visión de la realidad sino en la metodología y coherencia del análisis porque marxismo-revolución rusa de 1917- Unión Soviética (1922-1991) constituyen un trinomio conceptual inseparable y, mucho menos aún, oponible (en términos absolutos) entre sí. Creemos que lo que lleva a estas posiciones marxistas a coincidir en esta visión negativa del proceso soviético, por su “stalinización”, con las posiciones de la socialdemocracia en general y hasta con las de la derecha y la ultra derecha ideológicas que condenan el proceso “in totum”, es que se les escapa la grandiosidad histórica del “acontecimiento-proceso”, la magnitud “epocal” del mismo, y, especialmente, su continuidad y vigencia, lo que es entonces oportuno reivindicar precisamente en este centenario. La “Gran Revolución de Octubre”, entendida como el acontecimiento-proceso que va desde la toma del Palacio de Invierno en San Petersburgo, por los bolcheviques, el 7 de noviembre de 1917, hasta la “implosión” de la URSS en 1989, implicó, no sólo el primer triunfo de un asalto al poder político de un país por un grupo de comunistas en toda la historia de la humanidad, sino la transformación de ese país feudal, atrasado y perdedor en la guerra, en la segunda potencia mundial durante más de 50 años. Potencia que jugó un papel decisivo en el límite al desarrollo del imperialismo y ejerció un contra-balance mundial que permitió la sucesión de una cantidad de revoluciones comunistas y de ascensos al poder a movimientos de liberación nacional, sin cuya existencia no habrían sido posibles. No se puede negar que la existencia de la URSS y a partir de ella de la China Comunista y Corea del Norte, y luego los países socialistas de Europa Oriental y finalmente Cuba y Vietnam socialistas constituyeron el cambio geopolítico económico y socio cultural más grande en toda la modernidad capitalista y la alteración más profunda que había sufrido nunca antes el poder del capital. Incluso los modelos de estados de bienestar e intervencionismo estatal, que tanto beneficiaron a los trabajadores y pueblos del mundo capitalista “desarrollado”, contemporáneo a la URSS, fueron producto de la exigencia política de las masas sustentada en la existencia de esa potencia y de ese mundo alternativo. Pero la revolución Rusa y la URSS no sólo son existencias gloriosas del pasado. A pesar del desmadre que superó y arrastró consigo a Gorbachov, con sus intentos de Glasnost y Perestroika a principios de los 90, y que permitió la ascensión de Yeltsin quien, desde su ebriedad, se limitó a contemplar cómo capitalistas extranjeros, ex burócratas y mafiosos (un término no excluye el otro) depredaban el estado de la ex URSS, el pueblo ruso y muchos de sus dirigentes dieron muestras de que existía una herencia de orgullo nacional, solidaridad y antiimperialismo, constituida durante los años de socialismo y defensa de la patria, cuando, a partir del año 2000, se unieron en la reconstrucción y renovación de las estructuras de gobierno y de poder en la Federación Rusa. Por supuesto esa reconstrucción y renovación, que llevó a Rusia hoy a jugar nuevamente un papel de potencia mundial determinante, no hubiera sido posible sin el legado soviético. Por dar algunos datos, a finales de los años 80 la URSS representaba el 25% de la producción de la aviación civil del planeta y el 40% de la aviación militar. Rostec, la corporación industrial tecnológica rusa, una las corporaciones más grandes del mundo, es heredera del complejo industrial tecnológico

Nacionales, Opinion, Portada

Macri y la fiesta de la codicia

Fuente: Jorge Elbaum | Nuestras Voces Fecha: 02 de NOV 2017 Un 60 por ciento de los argentinos votó en la última elección contra las políticas de la Segunda Alianza, conformada por el PRO y el radicalismo que “baja las banderas”. A pesar de este guarismo potencialmente incómodo –e incluso explosivo–, los CEOs de Cambiemos han decidido redoblar sus esfuerzos por volver a convertir a nuestro país en un centro exportador de materias primas, complementado con un territorio fértil para un mercado de capitales “golondrina”, apto para la obtención de gigantescas rentas financieras: también como una geografía para inversiones gananciosas garantizadas con costos laborales mezquinos. Los tres objetivos coinciden con las exigencias del tipo de globalización neoliberal suscripta y exigida por las metrópolis internacionales y sus organismos multilaterales. Este es el objetivo que Macri intentó exponer el último lunes 30 de octubre frente un conjunto de invitados escogidos para legitimar el relanzamiento del programa de la derecha argentina, redefinida desde 1975 hasta la actualidad, pero partícipe de un mismo patrón de jerarquización social. La escena grandilocuente fue planificada con altisonancias mediáticas y su eje central fue quebrantar la resistencia del mundo del trabajo. Los accionistas y gerentes de las empresas monopólicas, trasnacionales y financieras, que hoy controlan la administración del Estado, han asumido la moderada victoria electoral como una nueva oportunidad para darle continuidad a la tarea iniciada por Celestino Rodrigo, Martínez de Hoz, Sourrouille y el menemismo, consistente básicamente en quebrar la tenacidad de los sectores laborales, opuestos a primarizar la economía e insertarla en la globalización financiera y trasnacionalizada. El contenido central del discurso de Macri el lunes último fue exponer el cambio de matriz de distribución del ingreso en favor de los empresarios, con el pretexto de la competitividad generada por los salarios (de los trabajadores) de los países emergentes. Las baterías de medidas anunciadas han sido promovidas y aprobadas por organismos como el FMI y los mercados financieros, porque básicamente buscan reconvertir a los trabajadores locales en sujetos privados de los derechos conquistados desde 1930 hasta la actualidad. El modelo de “apertura al mundo” del neoliberalismo no supone una incorporación de tipo industrial, ni basada en la sustitución de importaciones, y/o en la ciencia y en la tecnología. Pretenden una “competitividad” de salarios bajos, y una “complementariedad” con los países centrales –prometedores de inversiones– con fuerza de trabajo (asalariada) peor paga, con menos derechos, con menor formación profesional y, por lo tanto, menos “costosa”. El componte básico para beneficiar a los sectores más acaudalados de una sociedad son la generación de desocupación, la caída de los salarios, la precarización y el disciplinamiento –o la compra– de los sindicalistas para que sus referentes pierdan –o limiten– su capacidad de respuesta frente a toda ofensiva empresarial. Las medidas específicas anunciadas en el marco de una espectacularización de la (pseudo) franqueza y con cuidados aditamentos de evangelización esperanzadora son: La disminución de lo que los CEOS designan como “costo laboral”, para convertirlo en “competitivo” en relación comparativa a países menos desarrollados del mundo, que –obviamente– carecen de sindicalización y se capitalizan sobre la base del trabajo deshumanizado y precarizado. Destruir el entramado jurídico-laboral que morigera la capacidad de los sectores empresarios para contratar, despedir, flexibilizar e indemnizar. Esto incluye tanto al foro laboral –histórica y mayoritariamente comprometido con los derechos de los trabajadores– como a los abogados laboralistas, asiduos encargados de defender a los asalariados. Lo que Macri denomina “industria” de los juicios laborales ha sido el retén jurídico ante el que la mezquindad empresaria tuvo que negociar despidos, indemnizaciones y la salvaguarda de derechos sociales conquistados. Reducir las jubilaciones en un 30 por ciento –mediante el revalúo del cálculo–, para subsanar el déficit (producto de la baja de las retenciones, la caída en la tributación y el creciente endeudamiento externo). Achicar el Estado –sobre todo en su sector operativo, no en sus niveles de dirección, subsecretaría y secretaría– con el objeto de limitar la capacidad de movilización de los gremios ligados a ATE, que han sido los más fuertes oponentes al desguace de los programas orientados a los sectores más vulnerables. Y reducir el Estado, además, para que sus recursos sean utilizados o cooptados por el mundo privado. Reducir la alícuota de ganancias para los empresarios que reinviertan utilidades, es decir, sus ganancias en su empresa. Este beneficio potencial supone caída en la recaudación impositiva y refuerza la inercia del achicamiento estatal propuesto por los CEOS. Disminuir las multas que el empresario abona cuando no registra trabajadores: dichas multas deben ser hoy garantizadas a los asalariados mientras que el macrismo propone que se reorienten a la seguridad social. Indultar, amnistiar –es decir, “blanqueo”– a todos los empresarios que no hicieron aportes sociales a sus empleados. Esta medida contribuye a desfinanciar el sistema jubilatorio, contribuyendo a legitimar delitos empresarios contra la seguridad social. Desfinanciar el sistema de obras sociales sindicales mediante la reducción de aportes patronales y el achicamiento de las coberturas dispuestas hasta el día de hoy dispuestos por el PMO (Plan Medico Obligatorios) Apertura de la posibilidad del empresariado para modificar las formas y modalidades de trabajo, incluyendo los horarios de revista, el no abono de horas extras y la reducción del cálculo indemnizatorio. A esto se le suma la creación de prácticas laborales para jóvenes –situadas para aumentar el “ejercito de reserva” (cantidad de desocupados) que sean capaces de aceptar trabajos con salarios miserables– para que el resto de los trabajadores se vean en la encrucijada de ingresar con remuneraciones “competitivas” (más bajas), equivalentes a las aceptadas por los jóvenes. El plan “laboral” incluye, por último, la habilitación discrecional del ministerio de trabajo para suspender gremios y sindicatos. Todas estas medidas, algunas anunciadas por el presidente y otras por las carteras de Trabajo y Hacienda, son parte del programa que el neoliberalismo dispone para los países que se integran “pasivamente” a la globalización. Esta complementación marginal con los países desarrollados exige las políticas enunciadas por Cambiemos. El reverso de la trama supone un modelo de

Scroll al inicio