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Estados Unidos, Internacionales, Portada

Lecciones de Trump

Fuente: Ángel Guerra Cabrera | La Jornada Fecha: 1º de FEB 2018 El espectáculo escenificado por el presidente Donald Trump en el llamado informe sobre el estado de la Unión ha sido toda una lección sobre la profunda crisis moral, política, cultural y de liderazgo –interno e internacional– que aqueja al sistema imperialista en Estados Unidos. Más allá de sus esfuerzos por parecer presidenciable, de los tres días de abstinencia de tuits, el personaje central de esta obra bufa siguió siendo el mismo y hasta acrecentó algunos de sus peores rasgos. Jactancioso a más no poder, se adjudicó la autoría de realizaciones económicas y sociales imposibles de lograr en un año. Una gráfica idea de hasta dónde llega la mendacidad obsesiva de Trump la ofrece una imperdible nota del diario británico The Telegraph insertada en el portal Cubadebate. Entre otros datos duros señala que Associated Press cuestionó la veracidad de 19 declaraciones del discurso presidencial. Fue una retahíla de breves sentencias seguidas de nutridos aplausos, cuando no desaforadas ovaciones, de las bancadas republicanas de ambas cámaras del Congreso y del gabinete, los jefes militares y los invitados. El objeto de los aplausos, un discurso patriotero, xenófobo, supremacista y guerrerista en grado sumo. Sello distintivo del cual es que la gran mayoría de los invitados mencionados como ejemplos de la valentía y el espíritu americanos son militares, policías o personas relacionadas con el belicismo de la política exterior trumpiana, particularmente respecto de Corea del Norte, a la que continúa amenazando con más acoso y sanciones. Ebrio de euforia narcisista, un Trump evidentemente refocilado por los aplausos y exclamaciones del selecto público culpó a los migrantes y a la ausencia del gran muro en la frontera con México de la delincuencia, los bajos salarios, las pandillas juveniles, la alarmante epidemia de muertes por el consumo de opiáceos, las acciones terroristas etcétera. Aquí hablaba, sobre todo, para su base electoral, hasta ahora incólume en su lealtad según las encuestas, de millones excluidos por las políticas neoliberales. En su mayoría, blancos anglosajones de baja escolaridad, principalmente de las antaño prósperas zonas industriales del cinturón del óxido o de las depauperadas familias granjeras del Medio Oeste. El glorioso Estados Unidos de que habló constantemente Trump sigue siendo un país con millones de pobres y desamparados sin acceso a la salud y con una educación pública que marcha hacia la ruina. Sus políticas agravarán este desastre e incrementarán notablemente la ya obscena desigualdad social, como lo demuestra la reforma fiscal de que tanto presume. Pero a menos que fuera objeto de impeachment, o que ascendiera una real oposición de izquierda desde el Partido Demócrata, capaz de derrotarlo, el magnate podría conservar la lealtad de sus fieles y ser relecto, aun si estallara una crisis financiera. Las elecciones de medio término, el próximo noviembre, pueden ser un termómetro. Trump se burló una vez más del cambio climático con su referencia al carbón limpio, en contraste con los elogios a su administración por su desempeño ante magnos desastres naturales que sólo él y una minoría en Estados Unidos no asocia al calentamiento global. Por cierto, sin dedicar una palabra a Puerto Rico, al que ha mantenido en el mayor abandono. El multimillonario y su equipo son una terrible amenaza a la humanidad. No sólo por el incremento en las emisiones de gases de efecto invernadero y el consiguiente aumento del calentamiento global que provocarán sus políticas negacionistas del cambio climático. Eriza los pelos oírlo decir que debemos reconstruir nuestro arsenal nuclear y que continuará aumentando el presupuesto de guerra, pues ello conduce a la carrera armamentista con Rusia y China –a los que reiteró su condición de adversarios– y sigue elevando el peligro de una conflagración nuclear, ya el más alto desde octubre de 1962. En esta misma tesitura debe valorarse su amenaza de romper el acuerdo nuclear con Irán. No deben extrañar la arremetida y las amenazas a Cuba y Venezuela, a las que intenta asfixiar con políticas de fuerza. Ha recrudecido el bloqueo contra la primera y llevado al paroxismo la guerra económica contra la segunda. Son políticas brutales que hacen daño a los pueblos que las sufren. Pero también recuerdan cuáles han sido siempre las verdaderas intenciones y prácticas del imperio contra nuestra América.  

Comunicados y Declaraciones

Día de conmemoración de las víctimas del genocidio nazi

El 27 de enero de 1944 el Ejército Rojo llegó a Auschwitz, en Polonia. Sus soldados, que creen haber presenciado todo el mal que podía ser visible, quedaron atónitos frente a los campos de exterminio. El “mal absoluto” se expresó frente a ellos a través de montañas de cadáveres, hornos todavía humeantes y personas famélicas destruidas en su propia humanidad. Las distintas formas que ha asumido la lógica nazi de dominación y opresión a través de la historia, en sus versiones esclavistas y genocidas, alcanzaron su expresión máxima de perversión industrializada con el ascenso al poder de la maquinaria nazi. La fría contabilización de las víctimas impone la invisibilización de los rostros. Suma aritméticamente vidas sin sopesar el sufrimiento íntimo de cada una de ellas, sin dimensionar el dolor insoportable del asesinato de un único niño. Y fueron casi dos millones de menores masacrados. La Shoá recuerda a las seis millones de víctimas. Pero son –en realidad— treinta millones de civiles exterminados por la maquinaria nazi. Quince millones de ellos —poco referidos en la historia hegemónica de occidente— fueron soviéticos. El 27 de enero rememoramos la trágica desaparición de nuestros ancestros, hecho que  se constituye en memoria viva para impedir que la lógica nazi —todavía viva en ideologías racistas y jerarquizadoras— vuelva a ejecutar su acostumbrada maniobra de discriminación y cosificación, inicialmente necesaria para dar rienda suelta a un nuevo ciclo de matanzas. Los nazis siguen habitando entre nosotros. Cumplimentan su infame tarea en bombardeos a civiles, en amenazas nucleares, en desapariciones forzadas, en genocidios por goteo. Los nazis son enemigos de la humanidad, se llamen hoy neoliberales, o cultores de la “Nueva derecha”. Su capacidad de daño siempre ha dependido de la capacidad de resistencia y organización puesta en evidencia por los pueblos. Nuestra memoria no debe ser frágil ni concesiva. Supone una responsabilidad activa, dinámica y actualizada frente a las amenazas —siempre latentes— de sometimientos sociales y crímenes masivos. Ese es nuestro más profundo y orgulloso compromiso con la Memoria, la Verdad y la Justicia, también en el contexto nacional y latinoamericano donde las formas más o menos travestidas del fascismo han construido campos de concentración que pretenden ser negados, banalizados y olvidados. La Shoá no es para nosotros una fecha del pasado. No es un acontecimiento lejano, acolchado por la distancia. No está aliviado por el paso del tiempo. Es una marca que seguimos llevando en nuestros brazos para advertirle al mundo que el humo de los campos de exterminio siempre puede volver a nublar a la humanidad. Y, por lo tanto, siempre debemos estar preparados para evitarlo. El LLAMAMIENTO Argentino Judío nace de las entrañas morales de los partisanos que enfrentaron a los nazis hace 70 años. Esa es una de nuestras más tangibles marcas. Y es sagrada. Jorge Elbaum Presidente del LLAMAMIENTO Argentino Judío

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Un frío bárbaro

Fuente: Jorge Elbaum | elcohetealaluna.com Fecha: 28 de ENE 2018 El demorado arribo de las inversiones pronosticadas por el gobierno de Cambiemos, la reticencia de Estados Unidos y Europa occidental a ampliar la adquisición de productos argentinos y el consecuente fracaso de la catalogada “apertura inteligente al mundo”, han llevado a Macri a visitar a su par ruso, Vladimir Putin. El periplo iniciado en Moscú se desarrolló mientras en el ARA San Juan continúa siendo buscado por naves de cuatro países, entre las cuales se encuentran navíos del Reino Unido de Gran Bretaña. Según el agregado adjunto de defensa de la Embajada de la Federación Rusa en Argentina, el coronel Vyasheslav Safranov, la coordinación unificada de la exploración incluye la participación cotidiana, cooperante y unificada de cuatro comandancias navales: la argentina, la rusa, la estadounidense y la británica. Las reales o fantasiosas sospechas acerca de que el submarino argentino pudiese haber sido hundido por error o disposición voluntaria por parte de integrantes de la flota de la OTAN, ubicado en la zona de influencia de Malvinas, no parece guardar coherencia con la participación activa, en la búsqueda, de uno de los potenciales sospechados. Y menos aún con la participación en la coordinación unificada de la búsqueda. El viaje de Macri a Moscú permitió además relevar algunos detalles del intercambio sucedido el 21 de enero de 2018, cuando el premier ruso propuso, por primera vez, la colaboración en las tareas de rastrillaje marino. En aquella ocasión, se entabló un dialogo de veinte minutos en el que Putin ofreció la tecnología rusa de búsqueda. El presidente argentino tardó casi diez horas en aceptar. Las diversas conjeturas sobre la lentitud en consentir la asistencia rusa se relacionan con las consultas realizadas con la Armada argentina y sus colegas de EEUU y el Reino Unido, curiosos copartícipes iniciales de la exploración. La demora fue interpretada, literalmente, como una forma de subordinación del gobierno de Macri a las sugerencias digitadas en última instancia por la OTAN. La ulterior aceptación de la colaboración rusa requirió de un maquillaje de la insondable Doctrina Carrió, cuyos capítulos fueron transmitidos por cables diplomáticos desde Buenos Aires a Moscú, mediante los diplomáticos rusos acreditados. En 2015 la diputada chaqueña, integrante de la Primera y de la Segunda Alianza, aseveró que “este gobierno es igual al del pacto Roca-Ruciman, que era un gobierno que necesitaba dinero y se entrega a Gran Bretaña. El de Cristina Kirchner lo hace con Putin, que dice que la Argentina es su socio estratégico. Ahí vemos de qué manera se posiciona geopolíticamente”. Fue la misma legisladora quien catalogó años atrás a Vladimir Putin como “un desalmado que fue jefe de la Gestapo”, sin que ninguno de sus sesudos asesores le advirtiera que el primer mandatario ruso fue víctima directa de la maquinaria nazi, al perder un hermano de apenas dos años de vida en 1942, durante el sitio de Leningrado. Viktor Vladimirovitch Putin nació en 1940 y falleció producto del hambre y el frío en 1942, ante el asedio de las tropas de la Wehrmacht. La denominada por los rusos Gran Guerra Patria supuso la muerte de treinta millones de soviéticos, de los cuales sólo catorce fueron militares o milicianos activos. El resto fueron civiles. Entre ellos dos millones de niños menores de diez años. La mitad de todos los asesinados y muertos durante la Segunda Guerra fueron soviéticos. En ese marco trágico, Macri y Awada visitaron la tumba del soldado desconocido, sin guardar la ubicuidad que exigía la visita. Ambos sonrieron despreocupados frente a lo que en Rusia es uno de los centros más sagrados y conmovedores de la memoria social y la risa desubicada se constituyó en el disparador para postear feroces críticas. En Vkontakte (cuya traducción es En Contacto, algo similar al Facebook con cien millones de cuentas), las sátiras y las maldiciones tuvieron el mismo nivel de viralización y desprecio. La Doctrina Carrió, además, postula(ba) el vínculo político y comercial prioritario con los Estados Unidos e Israel, al tiempo que cuestionaba (y proponía congelar) todos los mecanismos de integración regional con el resto de América Latina, como la CELAC, la UNASUR y el MERCOSUR. Gran parte de esa agenda imprecisa continúa con su impulso confuso: el encuentro de la CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y caribeños sin la presencia de Canadá y EEUU) con China, que se llevó a cabo en Santiago de Chile durante la gira macrista, fue obviado por la cancillería argentina. El modelo de la integración inteligente al mundo —título rimbombante con el que se pretende describir las relaciones exteriores del actual periodo macrista—suma la discontinuidad de los acuerdos estratégicos con China y Rusia, por ser considerados ajenos a los modelos occidentales y republicanos. La descomposición parcial del paradigma diplomático eurocéntrico-norteamericano, basado únicamente en los prejuicios raciales e ideológicos, empezó a recibir los crudos embates de la realidad: la guerra al biodiesel argentino por parte de la comunidad económica europea y las pequeñas cuotas de cítricos para el mercado estadounidense son algunos de los límites que se impusieron. La presentación de credenciales del nuevo embajador argentino ante Washington, Fernando Oris de Roa, el último 24 de enero, confirmó el lugar que Argentina tiene para Donald Trump: “Lemons, lemons, lemons” fue la humorada con la que Trump recibió al nuevo enviado diplomático. El macrismo parece empezar a asumir —tardía, desordenadamente y a regañadientes— que la multipolaridad internacional promovida por el kirchnerismo no era tan extraviada y que la inserción inteligente en el mundo promovida por Cambiemos no era tan perspicaz ni lúcida. Con contradictorios manotazos de ahogado se empieza a filtrar la realidad de un mundo multipolar donde China y Rusia tienen un rol relevante, no asociado a coordenadas ideológicas sino geopolíticas. Pero —como era de esperar— la ineptitud y la impericia no parecen evaporarse del todo: según el primer mandatario, la conversación mantenida con Putin incluyó, por decisión de Macri, la temática de Venezuela, nación que mantiene convenios con Moscú por 20.000 millones de dólares en áreas estratégicas, sobre

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Los costos no son los costos

Fuente: Ricardo Aronskind | elcohetealaluna.com 28 de ENE 2018 “Los costos son los costos y todos tenemos que convivir con eso”, dijo recientemente el Jefe de Gabinete Marcos Peña, en referencia a una pregunta periodística sobre los fuertes aumentos tarifarios impulsados por el gobierno en las últimas semanas. El razonamiento parece impecable: la realidad existe, no podemos ignorarla. Cualquier intento de desconocerla podría llevarnos a cometer errores graves, cuando no fatales. Sin embargo, puestas en el contexto de la ideología neoliberal imperante, todas las afirmaciones, hasta las más razonables, encierran artilugios para favorecer a intereses particulares a costa del resto. ¿Qué cosa son los costos? Nuevamente nos encontramos con una típica expresión “realista” del repertorio neoliberal: los costos son los costos. ¿Qué se podría hacer con los costos sino respetarlos? ¿Se podría violar gratuitamente la racionalidad económica, obligando a alguien a vender por debajo de los costos? ¿Puede, acaso, gastarse en producir un bien más de lo que se obtiene en su venta? ¿Es sensato pedirle a una empresa que pierda plata tratándose de una economía capitalista? No cabe duda que para hablar en serio del tema hay que poder atravesar las obviedades —destinadas a plantear falsos ejes de discusión—, e internarse en la complejidad del problema. Los costos no son magnitudes como la temperatura, el peso de un objeto o la velocidad de la luz. Los costos en la economía moderna son sumamente interdependientes unos de otros, y están influidos tanto por elementos objetivos (cantidades físicas disponibles de determinados insumos) como por factores políticos: regulaciones públicas y acciones privadas, que terminan condicionando en última instancia los precios de los bienes. No sólo hay una realidad material, sino una realidad social: relaciones de poder. Por ejemplo: nadie duda de que los movimientos en un mercado mundial tan importante como el del petróleo no son sólo producto de ofertas y demandas “objetivas” del crudo, sino de todo tipo de intervenciones políticas, guerras, invasiones, alianzas, desestabilizaciones de gobiernos, lobbies de poderosísimos monopolios, descubrimientos y cambios tecnológicos políticamente orientados, que son los que terminan definiendo el precio del barril, y determinan, por lo tanto, uno de los “costos” más relevantes del planeta. El famoso costo salarial Lo mismo pasa con el “costo” salarial. ¿Se trata de un costo objetivo, determinado por la biología? No. Se trata de un costo social, que se define en un contexto objetivo (demanda de trabajadores por parte de diversas actividades productivas, cantidad de trabajadores que buscan empleo en un mercado determinado), pero también por relaciones de fuerza, regulaciones políticas, nivel de organización sindical, grados de apertura económica, etc. Pero además —y este es el dato que queremos discutir—, por lo que cuesta reproducir la fuerza de trabajo. En cada momento histórico, en cada sociedad, se considera “natural” que la población acceda a una determinada cantidad de bienes. En el momento de surgimiento del capitalismo industrial, lo “natural” era que el salario cubriera lo mínimo necesario como para que el trabajador estuviera en condiciones de seguir trabajando al día siguiente. El salario era de subsistencia. Con el tiempo, el aumento de la productividad del trabajo y la evolución de la sociedad permitieron una ampliación y diversificación de la canasta de consumo de los trabajadores. Este incremento de la capacidad de consumo era necesario, obviamente, para colocar la masa creciente de bienes que la industria moderna era capaz de producir. No alcanzaban ya las elites aristocráticas para absorber la explosión de la oferta que caracterizó al capitalismo. Precisamente por su carácter histórico, social y cultural, el costo salarial no es una magnitud objetiva. Porque además el costo salarial depende, objetivamente, de otros costos. Costos que deben ser puestos en discusión, como enseñó el economista inglés David Ricardo. Ricardo, representante de la ascendente burguesía inglesa del siglo XIX, comprendió que el costo salarial estaba formado por los costos de los bienes que consumían los asalariados. Y que los problemas de competitividad de los industriales ingleses no se solucionaban matando de hambre a los trabajadores, sino bajando los costos de los productos que necesitaban para vivir. Siendo el costo laboral tan importante como lo es para la economía, sorprende que la única idea que surja en nuestro país sea una forma primitiva y retrógrada de pensarlo: bajar el costo laboral en términos absolutos, o sea reducir la canasta de bienes a la que se accede con el salario. Decir “los costos son los costos” es una forma de naturalizar que lo que pagan los trabajadores y el resto de la sociedad por sus consumos es “objetivo”, y su precio es el que “corresponde”. La forma en que encara hoy el problema el gran empresariado —que es como decir el gobierno— no deja lugar a dudas: para obtener competitividad hay que bajar el costo salarial (jamás invertir), para bajar el costo salarial hay que degradar el salario real; para achicar el salario hay que hacer trizas la organización de los trabajadores, precarizarlos y atomizarlos. Cualquier similitud con el siglo XIX no es pura casualidad. Otras soluciones para otros costos Aplicando el enfoque de Ricardo en Argentina, no sólo no haría falta tratar de frenar la suba del salario monetario de los trabajadores para “mejorar la competitividad”, sino que la capacidad de consumo de los mismos —el salario real—  se podría ampliar fuertemente. Pensemos en varios ejemplos en base a algunos rubros de la canasta de consumo de los asalariados, en los que se podrían reducir drásticamente los “costos”. Alimentos: hay numerosos alimentos que tienen costos muy bajos de producción, pero que sucesivas etapas de intermediación elevan hasta llegar a ser prohibitivos. Precios que desde el productor al consumidor se multiplican por 4, 6 o más veces. ¿Seguro que no hay nada para hacer para reducir la gigantesca brecha entre productores y consumidores? ¿Qué pasaría si se lograra que la canasta básica de alimentos se redujera en un 50%? ¿Cuánto margen de rentabilidad cargan las grandes cadenas de comercialización a los bienes que compran? ¿Cuál es la magnitud en la que explotan tanto a los proveedores

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Macri y el sueño de la Argentina europea

Fuente: Edgardo Mocca | Página 12 Fecha: 28 de ENE 2019 A veces, Macri nos acerca la imagen de Chauncey Gardiner, el personaje central de la novela Desde el jardín, de Jerzy Kosinski, luego exitosamente llevada al cine. Se trata de un individuo jardinero con capacidades “diferentes” que pasa su vida entre su jardín y el televisor. Desde ese limitado territorio enuncia frases toscas y elementales que, cuando es rescatado de su pequeño mundo y proyectado al mundo burgués, son interpretadas como metáforas capaces de explicar la realidad cortando caminos respecto de las inevitables complejidades del habla intelectual y política. Después de un accidente, Gardiner pierde toda posibilidad de comunicación que no remita inmediatamente al jardín que cuida y a la televisión que mira todo el tiempo que no está en el jardín. Jocosamente Kosinski eleva a su personaje al máximo nivel de atracción mediática –y por lo tanto también política– de Estados Unidos. “En todo jardín hay una época de crecimiento… mientras no se hayan seccionado las raíces todo está bien…” dijo un día, y la frase, junto a un puñado de otras parecidas, son interpretadas como metáforas iluminadoras del presente y el futuro de la principal potencia y convierten rápidamente al jardinero en una celebrity de los medios de comunicación y de la escena política. La novela termina cuando Gardiner está a punto de integrar la fórmula presidencial de las próximas elecciones. Pero Macri no es Gardiner. Sus asesores de imagen siguen cada una de sus palabras y de sus gestos y los programan de modo que establezcan empatía con esa materia misteriosa que se ha dado en llamar la “opinión pública”. El universo de las creencias no es un orden sino un caos, según Durán Barba. Y no hay nada que hacer en ese caos, como no sea aprovecharlo para el objetivo, para crecer en las preferencias que escrutan las encuestas. Así es como la frase presidencial que afirma la “ascendencia” europea de “todos” los sudamericanos debe ser leída. Toda la academia se le ha ido encima a esa frase con el propósito de refutarla desde el punto de vista social, cultural y antropológico; un ejercicio interesante sin ninguna duda. Es bueno que sepamos que América del Sur no es un suplemento racial de Europa. Que tenemos sangre turca, rusa, judía, sirio-libanesa, china, japonesa y de otras muchísimas etnias no europeas, para no hablar de los pueblos que no “descubrieron” América sino que nacieron en estas tierras. Pero no debe creerse que Macri lo ignore. Y si lo ignorara están los numerosos equipos que lo asesoran para informárselo. La palabra de Macri es lo que Ricardo Aronskind llama la palabra de la “burguesía periférica”. Una clase, o más bien un bloque político-cultural, que reniega de su condición nacional y sueña con regresar al origen mítico, al glamour del capitalismo exitoso a fuer de temprano y a fuer de colonialista e imperialista. Nada nuevo: “cipayo” llamó el nacionalismo popular hace ya muchas décadas a ese sueño de extraterritorialidad de nuestras clases dominantes. El actual gobierno argentino es, en ese sentido, profundamente revolucionario. Su mensaje no es conciliador ni negociador: claramente anuncia que no quiere dejar piedra sobre piedra de la mentalidad ni de la estructura material de la Argentina que cree en un destino sudamericano. El Presidente dijo también que lo que ocurre en Brasil es “excelente” y que en Venezuela “no hay democracia”. Es un lenguaje provocador y prepotente. Extraordinariamente análogo al que pronuncia otro émulo del jardinero de Kosinski, el actual presidente de los Estados Unidos. Parece ser que el lenguaje de la prepotencia imperial y su contracara, el de la sumisión colonizada, son el modo de hablar de la época. El discurso mitológico de Europa enuncia una tierra de libertad, de progreso, de paz. Es el lugar donde no hay pena de muerte, dijo alguna vez el gran pensador turinés Norberto Bobbio. Claro que como todo mito habla de una Europa imaginaria. Una Europa que relata el pasado del iluminismo, del liberalismo democrático, de la tolerancia, del pluralismo y esconde bajo la alfombra el nazifascismo (una anomalía “inexplicable”), las guerras, el colonialismo y el imperialismo. Y la Europa de hoy tampoco puede ser pensada como el sitio de la paz, del progreso y la civilización, a no ser en el registro esquizofrénico de la posverdad. La Europa de hoy es una tierra de opresión imperial, de vaciamiento democrático y de resistencias nacionales crecientes; una mirada sobre los episodios actuales de España, la crisis catalana y el intento conservador de solucionarla con el código penal, la experiencia griega de un intento emancipador sofocado por la extorsión financiera, la Italia inestable gobernada por una “centroizquierda” conservadora y acechada por el populismo, la Francia que hace equilibrio entre el nacionalismo de derecha y la izquierda insumisa, el “viejo” laborismo resucitado de la mano de Corbyn y de la movilización juvenil y popular dejan poco espacio para la esperanza de la pax neoliberal continental. Macri acaba de ofrecerse desde Argentina como una pieza a favor de la conservación de la Europa que hoy está en crisis. El elenco de ideólogos del gobierno argentino está convencido de que la suerte del experimento iniciado a fines de 2015 está atada indisolublemente a la de la consolidación neoliberal frente a todos los desafíos que la acechan. Por ahora esa apuesta fundamentalista no da frutos dignos de mención. La burguesía periférica argentina extraña los tiempos de Menem. Añora la lluvia de dólares que vinieron entonces para quedarse con el patrimonio nacional a cambio de financiar provisoriamente la quimera de la equivalencia del peso con el dólar. Eso no está en el horizonte neoliberal argentino de hoy y eso pone un límite concreto a las veleidades globalizadoras del actual elenco gobernante. Digámoslo claramente: la Unión Europea no quiere el acuerdo con el Mercosur ni aun en las condiciones nacionalmente degradadas en las que lo aceptan los gobiernos de Brasil y Argentina. Lo de Temer y Macri es un cipayismo sin destino. El mito

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¿Adónde vamos?

Fuente: Raúl Zaffaroni | Página 12 Fecha: 28 de ENE 2018 El programa económico de este gobierno conduce a una crisis fuerte, sea en el mediano plazo o en el largo. Incluye producción con poco valor agregado, reducción del consumo interno y crisis de las pymes. Es decir, desempleo, lo cual hace que el programa sea socialmente insustentable y pueda derivar en más exclusión y, en especial, en más delitos contra la propiedad. Por otra parte, el proyecto económico se sustenta en préstamos que están llegando a su fin, según advertencias de Christine Lagarde, directora general del Fondo Monetario Internacional. O sea que el proyecto es también financieramente insustentable. ¿Adónde vamos? Creo que si no se detiene este programa antes, vamos a un nuevo 2001 con consecuencias muy graves en todos los órdenes. Un gobierno electo por supuesto tiene derecho a gobernar. Pero no a quebrar el Estado de Derecho, a criminalizar a toda la oposición y menos a provocar una catástrofe. Nadie tiene hoy el poder para desequilibrar o desestabilizar al actual gobierno. Ningún partido. Ninguna fuerza política. Ni siquiera la CGT puede hacerlo. El gobierno tiene todo en sus manos y nadie, absolutamente nadie,  lo puede conmover. El problema es, justamente, que la única desestabilización posible la provocará en el mediano o largo plazo el proyecto económico inviable del propio gobierno. Me limito a avisarles esto, aunque sé que para el gobierno todo aviso es inútil de momento. Contra eso tenemos que resistir, porque puede generar violencia y, aunque no la provoque, lo que veo difícil si no se frena antes, es absolutamente indeseable una situación de esta naturaleza. Desde que conocí el proyecto económico vengo advirtiendo este riesgo. No lo digo ahora. Lo vengo diciendo desde hace dos años. Les digo a los argentinos que se cuiden, que no respondan con violencia a ninguna provocación. Estamos frente a un grupo de poder que sufre una ilusión óptica en su soberbia infinita, que camina hacia un precipicio y lo confunde con una selva tropical, que padece de alteraciones sensoperceptivas graves. Es por eso que afirmo que cuanto antes se vayan mejor. Ojalá sea en el 2019. Pero si no sacan un poco el pie del acelerador de este camino al desastre, puede pasar algún accidente antes. Al menos tienen que desacelerar un poco. De lo contrario ellos mismos se van a poner al país de sombrero. Las experiencias históricas no tan lejanas de las crisis de programas similares muestran que estos accidentes finales no avisan y sus consecuencias son muy dolorosas. En síntesis: lo político siempre puede resolverse, lo económico es más difícil, pero tiene arreglo a la larga (pese a que también produce dolor y es violencia social), pero lo único que no podemos resolver son los muertos, porque nadie los puede resucitar. Eso es lo que a toda costa debemos evitar. Debemos evitar la violencia venga de donde venga. Toda violencia, vista luego retrospectivamente, es insensata. Cuando la vemos desde la distancia de cierto tiempo, nos damos cuenta de que careció de sentido. Esto es lo primario. Lo demás, tarde o temprano se resuelve. * Profesor emérito de la Universidad de Buenos Aires.

Internacionales, Portada

El Parlamento polaco vota criminalizar la mención de crímenes polacos en el Holocausto

Fuente: Ofer Aderet and Noa Landau | Haaretz Fecha: 27 de ENE 2018 Título original: La Cámara Baja del Parlamento polaco vota criminalizar la mención de crímenes polacos en el Holocausto La cámara baja del parlamento polaco aprobó un controvertido proyecto de ley que prohibiría cualquier mención a la participación de la «nación polaca» en crímenes cometidos durante el Holocausto. El proyecto de ley también prohibiría el uso del término «campo de exterminio polaco» para describir los campos de exterminio donde judíos y otros fueron asesinados en la Polonia ocupada por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial. Cualquier persona que viole la legislación, incluidos ciudadanos no polacos, estaría sujeta a una multa o prisión de hasta tres años. El proyecto de ley aún requiere la aprobación de la cámara alta del parlamento antes de que se convierta en ley. Según el proyecto de ley aprobado el viernes por la cámara baja, cualquier persona que públicamente atribuya culpa o complicidad al estado polaco por crímenes cometidos por la Alemania Nazi, crímenes de guerra u otros crímenes de lesa humanidad, estaría sujeto a procedimientos penales. El castigo también se impondría a aquellos a quienes se compruebe que «reducen deliberadamente la responsabilidad de los ‘verdaderos culpables’ de estos crímenes». El proyecto de ley se aplicaría tanto a los ciudadanos polacos como a los extranjeros independientemente del país en el que se supone que se haya hecho la declaración. Algunos legisladores han recurrido a Twitter para rechazarla. Emmanuel Nahshon, el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores (de Israel), tuiteó que era «increíble y triste (que) la embajada polaca intentara predicarnos sobre el recuerdo del Holocausto». La implicación de la nueva ley significa que, en teoría, un sobreviviente judío del Holocausto de Polonia que vive en Israel, que puede hacer una declaración como «el pueblo polaco estuvo involucrado en el asesinato de mi abuelo en el Holocausto» o «mi madre» fue asesinada en un campo de exterminio polaco, «sería responsable de encarcelamiento en Polonia». El viceministro de Justicia polaco, Patrick Yaki, dijo al parlamento el viernes: «Todos los días, en todo el mundo, se usa el término ‘campos de exterminio polacos’; en otras palabras, los crímenes de la Alemania nazi se atribuyen a los polacos. Hasta ahora, Polonia no ha sido capaz de combatir efectivamente este tipo de insultos contra la nación polaca”. La ley aún no ha sido aprobada por el Senado y el presidente polaco, sin embargo, se considera que ha superado su mayor obstáculo. Traducción Dardo Esterovich

Comunicados y Declaraciones

Ante al fallecimiento de Julio Schverdfinger

El LLAMAMIENTO Argentino Judío adhiere al pesar producido por la desaparición del Dr. Julio Schverdfinger, Presidente Honorario del ICUF (Federación de Entidades Culturales Judías de la Argentina). Schverdfinger fue una figura relevante no sólo dentro de la colectividad judeoargentina sino también en el campo nacional, aportando en ambos casos una intensa actividad política sustentada en su cosmovisión progresista en relación a las cuestiones internacionales, nacionales y de la colectividad. En su condición de abogado e integrante de la Liga Argentina por los Derechos del Hombre ejerció la defensa de numerosos presos políticos, actividad que lo llevó a él mismo a la cárcel. Desde 1965 el centro de su actividad societaria fue el Consejo Directivo del ICUF en cuyo seno pudo poner en evidencia lucidez ideológica y su palabra precisa dirigidas al cumplimiento de los objetivos culturales y políticos de esa institución, que no excluía una buena cuota de abnegación y valentía. Vale recordar —entre otras de sus destacadas tareas militantes— que en 1979, en vísperas de la llegada de una delegación de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos que arribaba al país para constatar las denuncias contra el gobierno de la dictadura cívico-militar, preparó en una noche, junto al recordado Angel Grushka, una lista de cerca de 800 nombres de desaparecidos que al día siguiente presentó a los integrantes de la comitiva extranjera. En el ámbito internacional, debe destacarse su constante preocupación en favor de la paz en el conflicto palestino-israelí adhiriendo con convicción a la propuesta que establece la existencia de dos estados soberanos, tal como lo estableciera la ONU en 1947. La muerte de Schverdfinger también constituye una pérdida para el LLAMAMIENTO Argentino Judío. Julio integró la lista de impulsores desde su gestación y participó en todas las reuniones organizativas que dieran lugar a su creación. Honor a su memoria. Sigamos su ejemplo.  

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Ningún miembro de la oposición israelí se plantó en solidaridad

Fuente: Editorial de Haaretz Fecha:   26 de ENE 2018 Si los miembros de la oposición quieren saber por qué fallan una y otra vez en sus esfuerzos por plantear una alternativa al gobierno de Netanyahu, deben detenerse por un momento sobre su decisión de mantenerse al margen cuando los miembros árabes de la Knesset fueron retirados del recinto durante el discurso del Vicepresidente estadounidense Mike Pence. En lugar de realizar encuestas de opinión pública, organizar grupos focales y gastar sumas enormes en el asesoramiento de estrategas políticos experimentados para romper el código de su fracaso electoral, los partidos de la oposición deberían preguntarse por qué guardaron silencio cuando la Knéset decidió expulsar a los miembros de los partidos de la  ‘Lista Conjunta simplemente porque se atrevieron a violar los estatutos de la legislatura llevando carteles de protesta a la sala con el lema ‘Jerusalén es la capital de Palestina ‘. Una simple investigación revelaría el profundo oscuro secreto, la explicación buscada para la impotencia el campo político de paz: si así es como se comporta la oposición, entonces ¿qué es lo que está mal con Benjamin Netanyahu? El estruendoso silencio de los legisladores opositores armonizó perfectamente con los fuertes aplausos de ministros de alto rango en el gabinete más derechista y peligroso de la historia de Israel: aplausos que acompañaron el retiro sin precedentes de un partido entero del recinto. También encaja muy bien con la salvaje incitación contra los legisladores árabes expresada al final de la sesión por, entre otros, los ministros Zeev Elkin y Avigdor Lieberman, que los llamaron traidores y los acusaron de representar a organizaciones terroristas. En realidad, fue el presidente Reuven Rivlin quien, con su propio aplauso, trazó los límites de la imparcialidad israelí: un espíritu no partidista que, una vez sometido a pruebas democráticas, se ha revelado una y otra vez como un sinónimo del común denominador judío compartido por ambos campos políticos. Este denominador común es demasiado estrecho para incluir a los ciudadanos árabes de Israel. El presidente de la Lista Conjunta, Ayman Odeh, dijo que estaba orgulloso «de liderar la Lista Conjunta para expresar una fuerte y legítima protesta contra el régimen Trump-Netanyahu, contra la extrema derecha que glorifica el racismo y el odio y que, al mismo tiempo, mientras se la pasa declamando por la paz, hace todo lo que está a su alcance para alejar a la paz» . Recalcó que la protesta en la Knéset fue en nombre de todos los israelíes que se oponen a la ocupación y sueñan con la paz. Odeh tiene razón. Los únicos que representaron el martes fielmente a los oponentes de la ocupación, los buscadores de paz y los amantes de la democracia israelí fueron los miembros de la Lista Conjunta. Todos los demás miembros de la oposición, por su apatía espontánea, demostraron que su líder no es otro que Netanyahu, y que merecen su papel marginal en el teatro nacional de marionetas que maneja el primer ministro. Traducción: Dardo Esterovich   Link al artículo en inglés: https://www.haaretz.com/opinion/not-one-opposition-member-stood-up-1.5762651 Video relacionado: https://www.youtube.com/watch?v=F_FDoUjppfg

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