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El fin de la ilusión reformista

Fuente: María Laura Carpineta | Revista Zoom Fecha: 19 de OCT 2018 Hace apenas un año, el príncipe heredero de Arabia Saudita, Mohammad bin Salman, lanzó una campaña mundial para cambiar la imagen de su monarquía y convencer al mundo occidental de que era un líder reformista y moderno, que hablaba el idioma del desarrollo tecnológico, las inversiones y el comercio internacional, no el del radicalismo religioso y el autoritarismo. Gastó millones de dólares, se sacó fotos sonriente con los principales dirigentes políticos y empresariales de Estados Unidos y Europa, consiguió una portada que prometía apertura de género en Vogue y un artículo de un influyente columnista de New York Times que lo celebró como el cerebro de la Primavera Árabe saudita. Por un momento parecía que la campaña había funcionado, pero el velo se cayó en estos días cuando un periodista saudita desapareció dentro del consulado del reino en Estambul y a nadie le costó mucho creer la versión de que lo torturaron, asesinaron, descuartizaron y sacaron en valijas diplomáticas. Jamal Khashoggi, el hombre que el 2 de octubre pasado entró al consulado saudita en Estambul para conseguir un certificado de divorcio para casarse con su novia turca y luego desapareció, no era un veterano defensor de derechos humanos ni un histórico opositor de la monarquía de su país. Había sido asesor del príncipe Turki al Faisal cuando éste era embajador en Londres, jefe de redacción de uno de los diarios reformistas más importantes del país, Al Watan, y hasta había sido un simpatizante del Mohammad bin Salman cuando éste se convirtió en príncipe heredero, según contó el periodista Gabriel Sherman en un reciente artículo en Vanity Fair, en el que relató una conversación privada que tuvo con Khashoggi tras instalarse en Estados Unidos el año pasado. El periodista, que había sido parte de la élite saudita durante décadas pese a sufrir algunos roces por sus opiniones reformistas, decidió abandonar su país luego que le llegara la orden expresa de una persona muy cercana al príncipe heredero de callarse la boca. Una vez en Estados Unidos, entendió que la amenaza había sido más que real. Mohammad bin Salman ordenó la mayor purga palaciega de la historia de Arabia Saudita. Arrestó temporalmente a más de 200 figuras prominentes del reino y congeló sus fortunas. Uno de los detenidos fue el príncipe Turki al Faisal. “Cuando los arrestos comenzaron, enloqueci. Decidí que era tiempo de hablar”, le confió a Sherman. Así comenzó a escribir su columna en el diario The Washington Post y se convirtió en una voz crítica del liderazgo del príncipe heredero y, lo que es aún más importante, en un nombre conocido en el mundo del periodismo y de la política en la capital estadounidense. En algún momento antes de ingresar al consulado en Estambul, Khashoggi envió un artículo al diario estadounidense con el título “Lo que el mundo árabe más necesita es libertad de expresión”, que finalmente fue publicado este jueves. Pese a tener buenos contactos y un nombre conocido, sus columnas en The Washington Post no pudieron hacer frente a la multimillonaria campaña de publicidad que desplegó el sonriente y joven líder saudita en todos los grandes medios y los principales centros de poder de Occidente. Tampoco pareció afectar el secuestro del primer ministro libanés, Saad Hariri, a fines del año pasado en Riad -Hariri sorprendió al mundo al renunciar desde la capital saudita y quedarse dos semanas allí, casi sin aparecer en público, hasta que el presidente francés, Emmanuel Macron, viajó y negoció personalmente su salida y vuelta al gobierno en Beirut- o el bloqueo militar y los bombardeos diarios que las fuerzas sauditas lanzan sobre su vecino, Yemen, y que están provocando la peor crisis humanitaria en el mundo hoy. “Desafortunadamente vivimos en un mundo en el que no hay justicia y las grandes potencias tienen intereses que son más importantes que el respeto a los derechos humanos. Por eso, hoy estamos poniendo a prueba a los aliados occidentales de Arabia Saudita, como Estados Unidos y Reino Unido, para ver cuán lejos irán para mantener sus doble estándar”, aseguró en diálogo con Zoom Affrah Nasser, una joven periodista yemení, actualmente exiliada en Suecia, que el año pasado ganó el Premio Internacional de Libertad de Prensa del Comité para la Protección de Periodistas. “Hoy, el caso de Jamal (Khashoggi), le pone una cara humana a todos estos crímenes de guerra y violaciones al derecho humanitario cometidos en Yemen. El mundo entiende que la hambruna es el peor sufrimiento humano y que eso se está viviendo en Yemen. Pero la opinión pública no termina de comprender todos los detalles complejos que explican la guerra, todos los actores y sus responsabilidades. Por eso, una historia puede resonar -y en general lo hace-, tocar sus corazones y almas, y hacerlos actuar”, agregó la periodista de 33 años. La historia de la desaparición de Khashoggi resonó y sigue resonando. Por un lado, porque es un columnista de The Washington Post y el diario ha iniciado una cruzada por revelar la verdad. Por otro, porque la misma campaña de publicidad que instaló al príncipe heredero saudita en portadas y en el primetime televisivo, ahora le está pasando factura a través de sus aliados que, incómodos o miedosos de una posible asociación, se distancian como si se sintieran traicionados. Y, finalmente, porque todo lo que rodea la desaparición de Khashoggi parece salido de un libreto hollywoodense. Casi todo lo que se dice saber sobre el caso son versiones no oficiales. Lo único certero y que todos confirman es que Khashoggi entró al consulado saudita de Estambul el 2 de octubre pasado. Riad informó que el periodista hizo el trámite y abandonó el edificio, pero no tiene cómo comprobarlo de manera independiente porque ese día las cámaras de seguridad no funcionaban y las autoridades dieron el día libre a todos los empleados turcos de la sede diplomática. Sin embargo, la Policía turca sí consiguió la filmación de una cámara de seguridad

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Moneda Falsa

Fuente: Horacio Verbitsky | El Cohete a la Luna Fecha: 07 de OCT 2018 ¿Qué hacía Bonadío de sobremesa con Eskenazi en La Pecora Nera? Las fotos no son de buena calidad y están tomadas desde más lejos que las del encuentro entre Fabián Rodríguez Simón y Martín Irurzun, pero no tienen menos valor. El encuentro ocurrió en el sofisticado restaurante La Pecora Nera, de Recoleta. Los contertulios son el Doctor Glock y el empresario Sebastián Eskenazi. La semana pasada, el diario La Nación consideró “curiosa” la ausencia de los Eskenazi en la causa de las fotocopias de los cuadernos. La observación pertenece a Carlos Pagni, quien tiene una larga historia de antagonismos con Sebastián Eskenazi y su padre, Enrique, que incluyó filmaciones clandestinas y denuncias cruzadas. Para la diputada cívica libertadora Mariana Zuvic, “Eskenazi es Kirchner”. Su protectora, Elisa Carrió, afirma que en la nómina de los encuadernados faltan Enrique Eskenazi y Jorge Brito. En su edición de junio, la revista de negocios Forbes mencionó a Enrique Eskenazi y sus hijos entre las mayores 13 fortunas del país. Sólo son precedidos por Paolo Rocca y familia con 9.700 millones de dólares, Alejandro Bulgheroni, Gregorio Pérez Companc, el desarrollador inmobiliario Jorge Pérez, Eduardo Eurnekian, la familia Werthein, Edith Rodríguez de Rey (de Pluspetrol), los empresarios farmacéuticos Sielecki, Roemmers, Hugo Sigman y Silvia Gold; Marcos Galperín, Javier Madanes Quintanilla y Jorge Brito.  Con 1.300 millones de dólares, los Eskenazi figuran empatados con los Braun, del Banco Galicia y La Anónima, y por encima de otros 36 potentados. Entre ellos los aceiteros Vicentín y Urquía, Héctor Magneto, Luis Pagani, los hijos de Ernestina Herrera de Noble, los Macrì, Nicolás Caputo, los Born, los Blaquier, los Miguens, Alfredo Coto, Alfredo Román, los Bagó, Marcelo Mindlin, Alfredo Tabanelli, los Garbarino y Amalita Amoedo. El viernes 5, Bonadío indagó a Paolo Rocca, quien negó hasta lo que había admitido en un foro empresarial. Según Forbes, los Eskenazi ganaron posiciones en el escalafón de las mayores fortunas del país a partir de la década de 1990. “A través de Petersen Inversiones, tiene el 70% del Banco de San Juan, mediante el cual domina otros tres bancos provinciales, entre ellos, el Nuevo Banco de Santa Fe y el de Santa Cruz. A su vez, es dueño de Petersen Thiele & Cruz, la constructora donde mutó de ejecutivo a dueño en los años ’80 y a partir de la cual empezó a construir su actual patrimonio”. La propiedad real de ese conglomerado se discute desde hace exactos 25 años, cuando revelé en un recordado diario porteño que el paquete mayoritario de la constructora había pasado a manos de Laura Sammartino de Dromi, quien contrató luego a los Eskenazi como apoderados para que el cambio de titularidad no fuera evidente. En su columna dedicada a la causa que Bonadío instruye a la ex Presidente CFK, Pagni mencionó la ansiedad por determinar “dónde está la plata” de las supuestas coimas. Para el ministro de Transporte Guillermo Dietrich, “Cristina personalmente robó” una suma que estimó en 200.000 millones de dólares, una cifra fuera de escala con la magnitud del Producto Bruto y la totalidad de la inversión en obra pública entre 2003 y 2015, que apenas superó la mitad de esa cifra. La cuenta no cierra, así no se hubiera construido una escuela, un hospital o un kilómetro de ruta y todo el presupuesto hubiera sido apropiado por los gobernantes. De allí la desesperación de todos los operadores oficiales y oficiosos por encontrar la ya mítica ruta del dinero K, y que una y otra vez se topan con los negocios turbios M. Según Pagni, “quienes pueden saberlo son los Eskenazi, a quienes curiosamente nadie llama”. La columna va más allá y alude a tres fuentes distintas, según las cuales Ernesto Clarens los nombró. Pero alguien que Pagni no identifica dijo: “Si querés no estar preso y aparecer como arrepentido, tenés que sacarlos”. La persuasión fue exitosa, porque como dice Pagni “no figuran los Eskenazi en la declaración de Clarens”. Cómo serán las actuaciones del juez Glock que entre los que se declaran escandalizados está el fiscal Carlos Stornelli, quien se reunió con el periodista de La Nación Diego Cabot primero en un café y luego en su casa. Según dijo Stornelli, desde ese momento de marzo “estuvimos trabajando codo a codo con el juzgado durante tres o cuatro meses”, hasta que Stornelli le avisó por teléfono al periodista colaborador que había llegado el momento de hacer la denuncia de los hechos que él ya conocía. Durante esos meses, tanto el fiscal cuanto el juez dejaron pasar la oportunidad de hacerse de los famosos cuadernos, lo que dio tiempo para que el grafómano del volante los quemara. Esto impide cualquier peritaje que explique las incrongruencias cronológicas de las imágenes escaneadas en La Nación. Ya son dos los empresarios que pudieron demostrar que recién ocuparon años después los edificios donde Centeno dijo haber llevado a Baratta: Sergio Tasseli y Jorge Rodríguez. El Corcho Rodríguez es uno de los íntimos amigos de Sebastián Eskenazi. Cuando la investigación se hizo pública, el cronista de escándalos Jorge Rial narró dos encuentros de Angelo Calcaterra, uno con su primo el presidente Maurizio Macrì, y otro con el fiscal Stornelli. En la última semana del año pasado, Juan Manuel Ducler y su abogado Alberto Sánchez Kalbermatten fueron detenidos por intento de extorsión a Sebastián Eskenazi, a quien le pidieron 20 millones de dólares para no revelar información comprometedora. Tal vez no lo era tanto, ya que Eskenazi los denunció, los filmó y les entregó un anticipo en billetes marcados por la policía, por lo cual fueron detenidos y se recuperó el dinero. En libertad a la espera del juicio, Ducler entregó a Bonadío un pendrive con un informe redactado por su padre, el extinto financista Aldo Ducler, en el que acusa a los Eskenazi de una estafa millonaria contra YPF y la Nación Argentina. También apuntaba al ex Presidente Néstor Kirchner, porque decía que los fondos que Santa Cruz recibió por deudas de

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¿Cómo defendemos las instituciones?

Fuente: Edgardo Mocca | Página 12 Fecha: 07 de OCT 2018 ¿Es antidemocrático expresar el deseo de que se vayan los actuales gobernantes? Cada vez que alguna persona públicamente conocida se pronuncia de ese modo se activa el piloto automático del periodismo monopólico -incluido su segmento más “neutral”- para repudiar esos dichos. La voz de orden es la “defensa de las instituciones”. Hace diez años no era así como pensaba el actual presidente y su partido, cuando la furiosa manipulación política de la tragedia de Cromañón habilitó el juicio político contra Aníbal Ibarra en la ciudad de Buenos Aires y generó las condiciones para el ascenso de Macri al centro de la escena política nacional. La presidencia es, por cierto, una institución de las más importantes de la república pero su duración en el cargo no lo es, en la medida que la Constitución habilita el juicio político en su contra, dadas ciertas premisas y cumplidos ciertos procedimientos. Claro que para la memoria política argentina, la cuestión no es solamente un problema de leyes y de constitución, sino que está atravesada por el mal endémico de la república durante gran parte del siglo anterior. La intervención pretoriana de las fuerzas armadas -casi siempre a nombre de las oligarquías legales y con un sentido de persecución e injusticia- generó una legítima y muy mayoritaria valoración por el cumplimiento del mandato presidencial. Cuando recuperamos el estado de derecho y el voto realmente universal, sin vetos ni proscripciones, el deseo colectivo de que sea el voto popular el que juzgue el desempeño del presidente se convirtió en una de las premisas del buen funcionamiento de las instituciones. Sin embargo, en dos ocasiones desde entonces los presidentes no terminaron su período de gobierno; fue el caso de Alfonsín y de De la Rúa, quienes, en ambos casos rodeados de un clima de crisis general y de desorden social, renunciaron anticipadamente. Un lugar común de la ignorancia disfrazada de análisis político atribuye a la acción de la oposición peronista esas crisis y esas alteraciones de los tiempos institucionales previstos. Claramente no fue la oposición la que en diciembre de 2001 ordenó la cruel represión que terminó con la muerte de decenas de personas en aquellas caóticas jornadas. La duración estricta del mandato del gobierno es un principio que no rige en buena parte de los actuales regímenes democráticos. Una parte importante de ellos son gobernados por regímenes parlamentarios, muy diferentes entre sí pero con el principio común de que el jefe de gobierno no puede mantenerse en su cargo desde el mismo momento en que pierde el apoyo de la mayoría de los parlamentarios. Un debate muy transitado en las últimas décadas -a veces casi excluyente entre politólogos y constitucionalistas-gira en torno de las bondades y de los problemas del presidencialismo y el parlamentarismo. Esta nota no se internará en ese territorio. La mención se limita a quitarle a la duración del mandato la aureola de santidad que lo identifica con el “buen funcionamiento de las instituciones”. ¿Puede hacer lo que quiera un gobierno mientras dura el período previsto para su recambio? ¿Es la duración prevista del mandato un valor superior al “bienestar general”, para mencionar el principio que invoca el preámbulo de nuestra constitución? Claro que, llegados a este punto, aparece el obvio problema de quién puede determinar cuándo se está actuando en la dirección de ese principio o cuándo no. Pero justamente de eso se trata, de la deliberación política. Y no de su reemplazo por candorosas o fraudulentas apelaciones a la defensa de las instituciones como modo de enfrentar fuertes y fundados cuestionamientos a la actual gestión de Macri. Una impresionante maquinaria mediática trabaja hoy para defender una serie de formulaciones que emite el gobierno: tormentas, cosas que pasan, esfuerzos circunstanciales del pueblo y futuros luminosos. Hoy ni los más acérrimos ideólogos del neoliberalismo otorgan crédito a esos productos de la publicidad, que a medida que pasa el tiempo se van volviendo ya no solamente mentirosos sino también ofensivos y provocativos para una gran parte de nuestra sociedad. El debate es político y no jurídico. Hay que dirimir lo que políticamente conviene y después darle el marco jurídico, sin olvidar que detrás de lo político y lo jurídico se juegan vidas, proyectos individuales y colectivos, derechos elementales que nadie que se reclame democrático puede ignorar. Claro, lo mejor es que esos debates políticos tengan lugar en el proceso de elecciones presidenciales para las que no falta tanto tiempo. Pero tampoco se puede ignorar o degradar la suerte concreta de millones de argentinos, bajo el argumento del respeto por los tiempos institucionales. Nadie puede negar que el deseo de que esta lamentable experiencia política termine lo más rápido que se pueda abarcar a una parte importante de nuestro pueblo. Se trata, claro, de una parte que no es la dueña de los grandes medios, ni influye gran cosa en la conducta de los tribunales, ni dispone de grandes capitales. Pero así y todo existe. Se pronuncia, sale a la calle y protesta. No son facciosos ni provocadores ni antidemocráticos; simplemente tienen un juicio o un punto de vista. Tan respetable, en principio, como los de quienes por conformidad con las políticas en curso o temor por las derivas de la crisis, prefieren mantener este estado de cosas hasta la elección. Por eso la retórica del presidente en los últimos días, esa que habla del “veneno social” y de las “personas envilecidas” tiene que ser repudiada. Porque tiene el designio de suplantar el debate político por la amenaza. Desde que empezó la gestión, ese discurso está en primer plano. Y ya acumula mucho dolor, mucha persecución y mucha violencia. Y ya que de instituciones estamos hablando, no está demás decir que mal se puede defenderlas apoyando y/o aceptando la entrega del poder de decisión soberana sobre nuestros recursos y nuestras políticas a las manos del FMI como hizo y hace este gobierno. ¿Tiene más importancia la duración del mandato presidencial que el ejercicio

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Súper tasa y súper recesión

Fuente: Carlos Heller | TiempoAr Fecha: 07 de OCT 2018 El gobierno de Cambiemos nos ha insertado en un modelo que depende del humor de los mercados, que ejercen un chantaje permanente; ni siquiera permite respiros, exige estar pendiente de lo que sucede con la tasa norteamericana, o en Wall Street, o de los problemas de algún país en desarrollo como ocurrió con Turquía. El gobierno va a fondo con la suba de tasas y con ello trata de contener el alza del dólar y el impacto sobre la inflación. Con las tasas también influye (de modo negativo) en el nivel de actividad. Es una lógica que sólo conforma a los mercados. El ministro Nicolás Dujovne afirmó esta semana que la economía argentina está en recesión y que va a estarlo por un tiempo más. «Cuando quebremos la tendencia inflacionaria, iremos acompañando con una tasa de interés que irá bajando», añadió. La «súper tasa» de las Leliq por encima del 70% anual se traslada, aumentada, a las pymes y a los sectores de la producción. Los últimos datos de la industria muestran una caída del 5,6% interanual en agosto, la cuarta en forma consecutiva. La consultora Moody’s señaló que «el aumento de la inflación, las tasas de interés extraordinariamente altas y la consiguiente caída de la actividad económica están reduciendo significativamente el crecimiento de los créditos en los bancos argentinos». Según el economista cercano a la filosofía económica del gobierno, Juan Carlos de Pablo: «Un ataque a una crisis tiene que ser un fenómeno de un fin de semana. Esto ya lleva varios meses y te va transformando la naturaleza del problema (…). La duración (de las tasas altas) es muy importante. No es lo mismo tener una tasa estrafalaria un fin de semana que varios meses». Por eso vale preguntar: ¿durante cuánto tiempo se mantendrán las tasas «estrafalarias»? Es imposible dar un pronóstico certero, pero lo cierto es que el sesgo del programa monetario no dejará lugar para respiros. Es lo que se espera de todo plan de «estabilización» que baja del FMI: altas tasas de interés y flotación del tipo de cambio son los ingredientes esenciales. El dólar completó la semana a la baja, con fluctuaciones. El título de portada de Ámbito (viernes 5 de octubre) intenta explicar el motivo de la volatilidad: «Dólar y Bolsa, afectados por el mal clima mundial». Significa que la tendencia no puede desvincularse del contexto global, que impacta internamente a partir de las políticas de desregulación y deuda indiscriminada que abraza este gobierno. Lo problemático es que las perspectivas globales anticipan más tensiones financieras, no menos. El Banco de Basilea (BIS), que nuclea a los bancos centrales de 60 países, centrales y periféricos, afirma: «En el ámbito financiero se observa fragilidad. Los mercados de las economías avanzadas continúan sobrevalorados y las condiciones financieras siguen siendo demasiado laxas. Sobre todo, el volumen de deuda es excesivo: en relación al PBI, la deuda global (privada y pública) supera claramente los niveles previos a la crisis. El exceso de deuda fue una de las principales causas de la crisis, y paradójicamente ahora tenemos más». Un reconocimiento de lo poco que se ha hecho desde la crisis de las hipotecas y, lo peor, una proyección de lo que puede venir. Los países «emergentes» ya comenzaron a sufrir los coletazos. «La actitud de los inversores hacia los activos de los emergentes se tornó claramente negativa. El común denominador fue el endurecimiento de las condiciones de liquidez dado el cambio de dirección de la política monetaria de la Reserva Federal, el dólar fue el principal canal de transmisión de ese cambio de política monetaria.» Lo lógica es que los impactos sean mayores cuanto más deuda en dólares se posea. Al respecto, es ilustrativo un pasaje en el que el BIS menciona a nuestro país (algo no habitual): «Aunque las empresas han sido importantes prestatarios (tomadores de deuda) en dólares estadounidenses, la emisión de deuda soberana también ha desempeñado un papel destacado (…). Un buen ejemplo es Argentina, donde se ha producido un acusado incremento de la emisión de títulos de deuda soberana desde principios de 2016». El propio FMI afirma algo similar. «La deuda pública como privada ha registrado un récord histórico y se sitúa en los 182 billones de dólares, lo cual representa un incremento del 60% respecto de 2007», y agrega: «estimamos que las economías emergentes, excluida China, podrían enfrentarse a flujos de salida procedentes de la cartera de deuda de hasta 100 mil millones de dólares, un nivel similar al de las salidas de capital registradas durante la crisis financiera mundial». A este mundo nos llevan el gobierno y el FMI. No es de extrañar que aquí el invierno económico y social se extienda y venga con temperaturas cada vez más por debajo de cero. Apoyo de las cúpulas El Foro de Convergencia Empresarial publicó un comunicado de apoyo al gobierno. Este colectivo está formado por varias cámaras empresarias, entre ellas la Asociación de Bancos de Argentina, que agrupa a los bancos extranjeros (ABA), la Asociación Empresaria Argentina (AEA), la Cámara de Comercio de EE UU en Argentina (Amcham), la SRA, e institutos como la Fundación Mediterránea e Idea. En un formato breve, pero con todo lo esencial. Respaldan el nuevo acuerdo con el FMI y apoyan el equilibrio fiscal «a lograrse mediante una reducción del gasto improductivo nacional, provincial y municipal, encarando una reforma administrativa del sector público que permita reducir la asfixiante presión impositiva sobre empresas e individuos». Es decir, que el ajuste lo pague la sociedad vía menos prestaciones públicas, a costa del beneficio impositivo para los firmantes y sus representados. En este sentido, sin decirlo expresamente, rechazan el aumento de las retenciones a la soja y otros productos. Apelan a que «las organizaciones sindicales como las no gubernamentales se comprometan con el fin de mantener la paz social». Esto nos lleva a varias preguntas ¿acaso la paz social está en manos de los sindicatos y organizaciones sociales, cuyos miembros son los que

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“Soy una hija de la ocupación israelí”

Fuente: Haaretz Fecha: 07 OCT 2018 ‘Soy una hija de la ocupación israelí’: escribió la adolescente palestina Ahed Tamimi a la revista Vogue sobre el tiempo que pasó en una prisión israelí La adolescente palestina Ahed Tamimi, quien estuvo encarcelada por Israel durante ocho meses después de que abofeteara a un soldado del ejército israelí, escribió una carta especial para la revista Vogue en la que abordó las dificultades para crecer en Cisjordania bajo la ocupación israelí. En la carta, que se publicó en el número de octubre de 2018 de Vogue Arabia, la adolescente de 17 años relató la historia de su controvertido arresto que la ha impulsado al estatus de ícono palestino en todo el mundo. «Soy una hija de la ocupación israelí. Siempre ha estado allí. Mi primer recuerdo real es el arresto de mi padre en 2004 y la visita a su prisión», escribió Tamimi. «En ese momento, tenía tres años», reveló. «El año pasado, cuando tenía 16 años, también fui arrestada, durante una redada nocturna, por abofetear a un soldado que estaba parado en nuestro patio. Fui sentenciada a ocho meses en una prisión israelí», escribió Tamimi, describiendo el incidente que fue captado por una cámara y se volvió viral. Tamimi agregó que si bien toda su joven la ha pasado a la sombra de la ocupación y los intentos políticos de su familia para resistirla, ella todavía quiere ser «una joven de 17 años». «Me gusta la ropa, me gusta el maquillaje. Me levanto por la mañana, miro mi Instagram, desayuno y camino por las colinas alrededor de la aldea [de Nabi Saleh]«, dijo sobre su vida cotidiana. Pero a pesar de sus esfuerzos por llevar una vida normal, «no soy una adolescente normal», reconoció Tamimi en su carta. «Mis dos padres han estado en la cárcel, igual que yo, y ahora mi hermano mayor, Waed, también está en prisión. Tamimi admitió que si viviera en un país diferente y no sintiera que tenía que dedicar su vida a la lucha contra la ocupación israelí, querría practicar deportes. «Quería ser futbolista, pero no juego porque no hay tiempo. En cambio, he estado involucrada en manifestaciones y confrontaciones con el ejército israelí desde que era niña». Tamimi, quien a menudo ha sido descripta desde niña como un póster de la resistencia contra la ocupación debido a su participación desde la primera infancia en las protestas, escribió que aunque entendía las críticas contra el activismo palestino, «¿por qué no criticar al ejército que se coloca frente a los niños?» «La gente no debería acusarnos; es la ocupación la que está mal». De su encarcelamiento, Tamimi escribió: «La vida tras las rejas fue muy difícil … Junto con las otras niñas, traté de formar grupos de estudio, pero la administración de la prisión no alentó esto y disolvió la clase. En lugar de eso, leímos libros, y logré aprobar mis exámenes finales en prisión. Solo a mi familia inmediata se le permitió visitarme, y eso se limitó a 45 minutos a través de una barrera de vidrio cada dos meses». Tamimi usó la revista para recordar a los lectores que, si bien era una cosa bien conocida que ella había sido encarcelada, había otros niños en las cárceles israelíes «cuyas historias nadie sabe». Tamimi admitió que ella «se convirtió en un símbolo de la ocupación» y «una portavoz de la causa palestina», y dijo que el peso de la responsabilidad no era fácil de llevar. «Tengo una sentencia en suspenso durante los próximos cinco años; si digo algo que a ellos no les gusta, puedo ser encarcelada por otros ocho meses. Debo pisar con cuidado», agregó Tamimi. «La gente a menudo me pregunta dónde encuentro mi fuerza y mi coraje para hacer frente a la ocupación, pero estoy experimentando una situación que me obliga a ser fuerte», escribió Tamimi sobre lo que la inspiró a seguir protestando contra Israel. También dio crédito a sus padres de quienes escribió «sigue siendo mi mayor inspiración». La adolescente palestina lamentó el estancamiento que percibió en la lucha contra la ocupación. «No veo ninguna señal de mejora. Al contrario, los asentamientos continuarán expandiéndose y habrá aún más puestos de control; eso es lo que veo dentro de tres años en Cisjordania. Sin embargo, todavía aspiramos a que un día vivamos en una Palestina libre. Dos estados nunca sucederán». Pero a pesar de esto, Tamimi también relató algunos sueños y esperanzas para su futuro personal. «Ahora que he terminado la escuela secundaria, quiero estudiar derecho, aunque no sé dónde. Tengo un sueño de trabajar internacionalmente, dentro de cinco años, haciendo la defensa en un alto nivel para Palestina y hablando en la Corte Penal Internacional en La Haya «. Tamimi también reflexionó sobre cómo sería su vida «si no hubiera una ocupación». La adolescente escribió que si pudiera tener esa vida alternativa, se mudaría a Acre, «viviría junto al mar e iría a nadar. Solo he estado una vez, aunque el agua está a solo 30 km de mi casa». Tamimi ha estado en el extranjero con su familia en las últimas semanas. En una visita a España, fue honrada por el club de fútbol del Real Madrid que le regaló una camiseta personalizada. También visitó Túnez, donde se reunió con el presidente tunecino. Traducción: Dardo Esterovich Nota original https://bit.ly/2PlhOEg

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Detrás del maquillaje

Fuente: Jorge Elbaum | El cohete a la Luna Fecha: 07 de OCT 2018 El lunes 1° de octubre el ex juez Carlos Rozanski, el constitucionalista Eduardo Barcesat, el diputado nacional Horacio Pietragalla y el Llamamiento Argentino Judío presentaron una denuncia ante la justicia federal contra Mauricio Macri. El motivo de la imputación fue un mensaje difundido a través de su cuenta oficial, de la red social Twitter, en la que utilizó fraseología literal extractada del libro Mein Kampf (Mi Lucha) de Adolf Hitler. En el mensaje de Macri se empleaban los conceptos de “veneno social” y “personas envilecidas”, con que el dirigente nazi se remitía, en el primer cuarto del siglo XX, a quienes consideraba sus enemigos,  judíos y comunistas. La presentación realizada en la justicia federal recayó en el juzgado de María Romilda Servini de Cubría y la fiscal actuante será Paloma Ochoa. [1] La denuncia detalla que el primer mandatario incitó a la violencia colectiva contra opositores políticos al identificarlos como “veneno social”, y convocó a su aislamiento cual si fuesen sujetos leprosos en plena modernidad tardía. La apelación a esa persecución contra quienes sustentan opiniones divergentes no mereció ningún comunicado por parte de la AMIA ni la DAIA. Ambas entidades se han alineado como indudables apéndices del gobierno macrista y se encuentran más preocupadas en eludir los escándalos sexuales y las acusaciones de abuso contra sus dirigentes, antes que repudiar discursos repudiables como éste. El marketing que rodea a la derecha empresaria argentina, agrupada en el PRO y Cambiemos, no ha podido desligarse de la pátina discriminatoria que le es intrínseca y que está grabada en los inicios de su conformación histórica. El modelo hegemónico actual de los sectores reaccionarios es una combinación entre programas económicos neoliberales, autoritarismo represivo recubierto por fraseología jurídica y blindaje mediático. Mediante la articulación inestable de esos componentes se ha buscado disimular las banalizaciones de los Derechos Humanos y el carácter estigmatizador hacia diferentes sectores sociales, especialmente hacia los sectores populares, los migrantes, las mujeres y las orientaciones sexuales disidentes. Sin embargo, un racconto mínimo de los deslices discursivos muestra con claridad aquello que se ha pretendido enmascarar un lustro atrás como la expresión de una nueva derecha. En diciembre de 2010, a raíz de la ocupación del Parque Indoamericano, en la Ciudad de Buenos Aires, tanto Macri como su jefe de Gabinete, Horacio Rodríguez Larreta, atribuyeron la intrusión en Villa Soldati como el producto de una “inmigración descontrolada”, catalogando despreciativamente a quienes se veían en la necesidad de ocupar tierras ante la carencia de viviendas. El 12 de septiembre de 2013, luego de ser parte de una rememoración sobre el Holocausto (sufrido durante la Segunda Guerra Mundial por gitanos, discapacitados, homosexuales, Testigos de Jehová y judíos), el actual Presidente afirmó que “hay que terminar con el tema de la memoria… hay que mirar para el futuro… dejar el pasado atrás”. Pocos meses después, su principal consejero comunicacional, Jaime Durán Barba, afirmaba suelto de cuerpo que “Hitler era un tipo espectacular”. El 22 de abril de 2014 el ingeniero recibido en la UCA señaló que “a todas las mujeres les gustan que les digan un piropo. Aquellas que dicen que no, que se ofenden, no les creo nada. No puede haber nada más lindo…, por más que esté acompañado de una grosería, que te digan qué lindo culo que tenés”. El 21 de marzo de 2015 sugirió, convencido, que la homosexualidad es una enfermedad y un homosexual “no es una persona ciento por ciento sana”. El desprecio por migrantes, la memoria de las víctimas y la misoginia se ha sumado al permanente etiquetamiento hacia los mapuches. Su estigmatización redundó en dos asesinatos aún velados por los vericuetos de una Justicia dispuesta a trabajar al servicio de los poderosos. La recurrente adjudicación de supuestos componentes subversivos y terroristas entre los activistas de los pueblos originarios fue utilizada por el macrismo, además, para asociarlos al chavismo venezolano. Esto motivó que en diciembre de 2016 el Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial (CERD) difundiese cuestionamientos hacia la Argentina en relación con la situación de pueblos originarios, los afrodescendientes y los migrantes, “quienes enfrentan un agravamiento de su discriminación”. Por su parte, el secretario de Derechos Humanos Claudio Avruj subrayó el 25 de agosto de 2016, en relación a la Shoá, que nunca se pudo determinar fehacientemente si las víctimas “fueron 6 millones ó 5 millones”. Su intención fue minimizar la bandera de los 30.000 desaparecidos, cuyo número fue puesto en duda reiteradamente por varios funcionarios gubernamentales. En ese mismo tenor de desprecio e ignorancia, el ministro de Educación, Esteban Bullrich, definió a los nazis el 26 de marzo de 2017 como parte de una “dirigencia que no supo unir”, en un acto realizado en la Casa de Ana Frank en Ámsterdam. Tiempo antes, en una gira por el sur del país, expresión que era necesaria una “nueva campaña al desierto” esta vez de índole educativa. Existen menos distancias entre Bolsonaro, Trump y Macri de lo que se supone. Los tres son la expresión de un modelo restrictivo de las garantías y libertades públicas, mediadas por específicas particularidades nacionales. El supremacismo injerencista del presidente de Estados Unidos, la prepotencia militarista y represiva de Bolsonaro y los lapsus hitleristas de Macri responden a patrones sustentados en una raíz común: la restricción a la democracia, la conservación de privilegios y la apelación a la resolución violenta de los conflictos sociales. El neoliberalismo siempre se ha presentado con bigotito chaplinesco. La imagen principal es de Sebastián Miquel [1]. Denuncia completa: https://bit.ly/2zKZ385

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Nace un monstruo

Fuente: Atilio Borón | www.atilioboron.com.ar Fecha: 05 OCT 2018 En una taberna maloliente de los barrios bajos del Munich de la primera posguerra un cabo desmovilizado del ejército imperial austriaco –fracasado como pintor y retratista- trataba de ganarse la vida apostando con los borrachos del local a que no lograban acertarle sus escupitajos desde una distancia de tres metros. Si los esquivaba, ganaba; cuando no, debía pagar. Entre una y otra tentativa vociferaba tremendos insultos antisemitas, maldecía a bolcheviques y espartaquistas y prometía erradicar de la faz de la tierra a gitanos, homosexuales y judíos. Todo en medio de la gritería descontrolada de la clientela allí reunida, pasada de alcohol, y que repetía con sorna sus dichos mientras le arrojaban los restos de cerveza de sus copas y le tiraban monedas entre insultos y carcajadas. Años después, Adolfo Hitler, pues de él estábamos hablando, se convertiría, con esas mismas arengas, en el líder “del pueblo más culto de Europa”, según más de una vez lo asegurara Friedrich Engels. Quien en esos momentos -años 1920, 21, 23- era motivo del cruel sarcasmo entre los parroquianos de la taberna resucitaría como una especie de semidiós para las grandes masas de su país y la encarnación misma del espíritu nacional alemán. Salvando las distancias algo parecido está ocurriendo con Jair Bolsonaro, quien encabeza cómodamente las encuestas de la primera vuelta de la elección presidencial de Brasil. Sus exabruptos reaccionarios, sexistas, homofóbicos, fascistas y su apología de la tenebrosa dictadura militar brasileña del 1964 y sus torturas provocaban generalizada repulsa en la sociedad. En el mejor de los casos lo consideraban tan sólo un bufón, un hazmerreír nostálgico de los tiempos del régimen que se abatió sobre el Brasil entre 1964 y 1985.  Por eso, durante dos años su intención de voto nunca superó el 15 o 18 por ciento. Las encuestas de las últimas dos semanas, sin embargo, muestran un espectacular crecimiento de su candidatura. La más reciente le asigna un 39 por ciento de intención de voto. Sabemos que hoy las encuestas de opinión pública tienen enormes márgenes de error; también que pueden ser operaciones mediáticas de la burguesía brasileña dispuesta a instalar en Brasilia a cualquiera que impida el “retorno del populismo petista” al poder. Pero también sabemos, como lo afirma una nota reciente de Marcelo Zero, en Brasil, que la CIA y sus aliados locales han desatado una apabullante avalancha de “fake news” y noticias difamatorias de los candidatos de la alianza petista que encontró un terreno fértil en las favelas y barriadas populares de las grandes ciudades de ese país. (“Tem dedo da CIA nas eleicoes do Brasil”, en www.brasil247.com) Esos sectores fueron sacados de la pobreza extrema y empoderados por la gestión de Lula y Dilma. Pero no fueron educados políticamente ni se favoreció su organización territorial o de clase. Quedaron como masas en disponibilidad, como dirían los sociólogos de los años sesenta.  Quienes sí los están organizando y concientizando son las iglesias evangélicas con quienes se ha aliado Bolsonaro, promoviendo un discurso conservador duro, hipercrítico del “desorden” causado por la izquierda en Brasil con sus políticas de inclusión social, de género, de respeto a la diversidad, a los LGBTI y su “mano blanda” con la delincuencia, su obsesión por los derechos humanos “sólo para los criminales.” Uno de sus recursos para atraer a los favelados a la causa de la derecha radical es mandar supuestos encuestadores para preguntarles si les gustaría que a su hijo José le cambiaran de nombre y le llamaran María, para exacerbar la homofobia. La respuesta es unánimemente negativa, e indignada. La  prédica del ex capitán sintoniza nítidamente con ese conservadorismo popular hábilmente estimulado por la reacción. En ese clima ideológico sus escandalosos y violentos disparates, como los de Hitler, decantan como un razonable sentido común popular y podrían catapultar a un monstruo como Bolsonaro al Palacio del Planalto que, como dato adicional habría que recordar que le prometió a Donald Trump autorizar la instalación de una base militar de EEUU en Alcántara, en el estratégico promontorio del Nordeste brasileño que es el punto más cercano entre las Américas y África, cosa a la que se negaron los gobiernos petistas. Si llegase a triunfar sería el comienzo de una horrible pesadilla, no sólo para el Brasil sino para toda América Latina.

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BlackRock blanqueó sus dudas sobre la reelección de Macri

Fuente: La Política OnLine Fecha: 05 OCT 2018 Black Rock y otros fondos de los más grandes de Wall Street advirtieron que Macri tiene la reelección complicada y así lo hicieron saber este viernes a Bloomberg, ya que observan que cuanto más medidas de política económica se compromete el Gobierno a tomar para llevar tranquilidad a los inversores, más se deteriora su popularidad y su capacidad para dar continuidad a su proyecto político. El riesgo electoral así aumenta y consiguientemente la desconfianza del mercado en la capacidad de repago de la deuda, en un loop muy negativo para sus intereses. Durante la visita de Macri a Nueva York de la semana pasada, Macri mantuvo varias reuniones con algunos de los fondos más importantes que operan en Wall Street. En ese momento, el diálogo giró más sobre las dudas por el diseño político de Macri y Marcos Peña que por el descalabro macroeconómico, como reveló LPO en exclusiva. «Discúlpeme Presidente, usted dice que va a hacer el ajuste y reelegir, pero o hace el ajuste en serio y no reelige o no lo hace y reelige», fue la reflexión, palabras más palabras menos, de uno de los interlocutores que tuvo Macri en su paso por Wall Street, la semana pasada. «Usted quiere que invirtamos en Argentina, pero al mismo tiempo mantienen a Cristina viva y ahora hay riesgo de que gane. Y sabemos que si gana va a desconocer la deuda y planteará una reestructuración», le dijeron a Macri. «Es la paradoja argentina», sintetiza el artículo que lleva las firmas de Ben Bartenstein y Patrick Gillespie. «El recién asumido presidente del Banco Central, Guido Sandleris, subió la tasa 8 puntos porcentuales desde que comenzó su régimen monetario hasta ofrecer las tasas de interés más altas del mundo en términos nominales a la vez que logra planchar el tipo de cambio y que retroceda 7,1% en una semana, otorgando la mayor rentabilidad real de corto plazo de todo el globo y aun así el riesgo país no baja: desde el viernes pasado a hoy el riesgo país subió 46 puntos básicos y llegó a los 669 puntos», señala la nota. En Wall Street reconocen el esfuerzo por estabilizar el tipo de cambio y el compromiso de Nicolás Dujovne con eliminar el déficit fiscal. «Aun así, los administradores de fondos desde Alliance Bernstein LP hasta BlackRock no están convencidos de que Macri será capaz de continuar al frente del Gobierno el tiempo suficiente como para salvar la economía», se lee en el artículo de Bloomberg. BlackRock es un amigo íntimo de la administración macrista. En la primer corrida fue protagonista central de la emisión de bonos a la carta que les hizo el entonces presidente del Banco Central, Luis Caputo, para que entren dólares al país. Pero la tremenda devaluación subsiguiente los hizo perder fortunas y despertó un enojo que por lo visto continúa. Los grandes operadores de Wall Street le hicieron saber a Macri que no veían un planteo político consistente detrás de su declarada voluntad de reelegir. Sin un acuerdo con una parte del peronismo racional, lanzado a un proceso de ajuste fuertísimo y jugando a agitar la grieta con Cristina, les pareció un combo muy peligroso. Y así se lo expresaron. Los bonos argentinos, consiguientemente, vieron esta desconfianza reflejada en sus paridades. Este viernes solo los bonos que rendían más del 11,5% vieron sus precios mejorar. Para los demás las cotizaciones fueron en baja. El Century, por ejemplo, cayó 1,06% hasta los 75,90 dólares dejando la tasa interna de retorno (TIR) en 9,88%, la misma que la de un Bonar 37. Solo por encima de las bonos de más corto plazo como el Bonar 19 (5,95%) o el Bonar 21 (5,96%). Ya los bonos con vencimientos más largos como el Bonar 22 (10,05%), el Bonar 25 (11,23%) o el Global 27 (10,57%) rinden tasas de dos cifras. Y parece que las paridades tienen sendero a la baja. «La determinación del gobierno de Argentina para hacer lo correcto no está en duda; pero su habilidad para hacerlo durante el tiempo suficiente, sí» dijo Isabelle Mateos y Lago, jefa de estrategia multi-activos del Instituto de Inversión de Black Rock, el think tank de la administradora de activos en Nueva York. «Esto ha evitado que los mercados se recuperen más convincentemente hasta ahora». Los motivos esgrimidos son de público conocimiento: la aprobación de Macri cayó a principios del mes pasado al 31% conforme el país entraba en su segunda recesión en tres años y el peso se convirtió en la moneda más devaluada del año (detrás del bolívar venezolano). Además no tiene margen para tomar medidas poco ortodoxas con tal de impulsar la alicaída economía sin que se despierte mayor desconfianza en el Gobierno – afectando al dólar- y la oposición le pase factura. «Incluso acudir al FMI es impopular entre los argentinos, quienes culpan al organismo por la debacle económica de 2001, dijo Priscila Robledo, una economista de Continuum Economics en Nueva York, quien espera que los activos de argentina caigan incluso más en la segunda mitad de 2019 por la derrota de Macri», agregan Bartenstein y Gillespie al tiempo que destacan que la popularidad del presidente nunca estuvo tan baja. En tanto, el administrador de fondos de NCH Capitial, James Gulbrandsen, desde Río de Janeiro explicó que él redujo la exposición de los más de 3.500 millones de dólares que administra al riesgo argentino a cero a comienzos de 2018 porque «la gente siempre vota con la billetera» y la economía típicamente se impone sobre la indignación por la corrupción. Para Gulbrandsen, lo más probable es que «si vuelve el peronismo, los mercados tiren la toalla con Argentina», independientemente de las diferencias que pueda haber entre Sergio Massa, Cristina Kirchner o Juan Manuel Urtubey.

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Calcaterra, el primo de Macri, sigue siendo el dueño de IECSA

Fuente: Ari Lijalad | El Destape WEB Fecha: 03 de OCT 2018 Ángel Jorge Antonio Calcaterra, el nombre completo del primo de Mauricio Macri, siguió vinculado a IECSA y, por ende, a la megaobra del soterramiento del Sarmiento pese a que aseguró que había vendido la empresa. La información surge de la investigación realizada por el fiscal Franco Picardi, que actúa en la causa vinculada a las coimas por el otorgamiento del proyecto que encabezaban IECSA y Odebrecht junto a Ghella y Comsa. La investigación del fiscal Picardi revela que Calcaterra nunca se desligó de IECSA a pesar de que informó que la vendió. De hecho, siguió vinculado a través de una offshore en Delaware, que comparte con Marcelo Mindlin, quien ofició de comprador de IECSA. Esa offshore es la accionista de IECSA, hoy rebautizada SACDE. Si siempre se sospechó que el primo Ángelo actuaba de prestanombre de los Macri, ahora, luego de esta venta ficticia, todo parece indicar que el mismo rol le cabe a Mindlin. La línea, tal como consta en el escrito del fiscal Picardi, es la siguiente: En 2007 IECSA tenía dos tipos de accionistas. Por un lado los mayoritarios, que eran ODS y el propio Calcaterra. A su vez, ODS estaba integrado por Calcaterra y Latifer, una empresa del grupo Ghella, otro de los socios en el soterramiento. Por otro lado, los socios minoritarios eran de nuevo Calcaterra y Latina Infraestructura Ferroviaria e Inversiones (Latifer). En criollo, Calcaterra participaba en IECSA por 3 vías distintas. Por su parte, Latifer lo hacía por 2 vías, por su participación en ODS y como minoritario. En marzo de 2017, Calcaterra anunció la venta de IECSA a Pampa Energía, el holding comamdado por Mindlin, uno de los empresarios predilectos de Macri y a quien muchos indican como otro de los frontman del Presidente. Los Mindlin le cambiaron el nombre de IECSA a SACDE, pero mantuvieron en el directorio a hombres clave de los Macri-Calcaterra como Santiago Ramón Altieri y Juan Ramón Garrone. Macri les dio un beneficio especial. Suspendió la necesidad de contar con financiamiento externo y decretó que la obra la financiara el Estado Nacional. Supuestamente su primo ya no estaba en el medio. Los papeles, ahora, demuestran otra cosa. Fue todo una puesta en escena, ya que Calcaterra nunca salió del juego. El fiscal Picardi detalló que el pase de manos fue de ODS (cuyos socios, vale recordar, eran Latifer y Calcaterra) a la firma Emes Energía Argentina LLC. Esta es una offshore radicada en la guarida fiscal que opera en Delaware, Estados Unidos. Picardi aclara que solo vendió Calcaterra, mientras Latifer continuó como accionista. Un dato clave. “Al respecto -detalla el fiscal Picardi-, cabe destacar que Emes Energía Argentina LLC fue constituida el 3/05/2016 en el Estado de Dellaware, Estados Unidos (…) su directorio se encuentra conformado por Damián Miguel Mindlin, Raúl Warat, Santiago Ramón Altieri, Ghella Spa y Ángel Jorge Antonio Calcaterra”. Según la web opencorporates.com, esa sociedad tiene domicilio en el 251 Little Falls Drive en Wilmington, Delaware. Es la sede central CSC, una empresa dedicada justamente a la administración de firmas offshore. Es decir: casi un año antes de vender IECSA, Calcaterra pasó a integrar esta offshore junto con Mindlin, a quien supuestamente le vendió. Y esta offshore con Calcaterra, Mindlin e incluso Ghella en el directorio es la que se quedó con las acciones de ODS, que tenía el control de IECSA (hoy SACDE). Otros directores, Altieri y Warat, también integran la offshore y la nueva SACDE. “Concretamente, de lo expuesto se desprende que, más allá de la modificación de la denominación social de Iecsa SA a Sacde SA., como así también de la transferencia del paquete accionario de Grupo Ods SA a Emes Energía Argentina LLC, los accionistas y las personas físicas detrás de las estructuras societarias señaladas, seguirían siendo las mismas”, afirmó Picardi. Pero los vínculos de Calcaterra no terminan ahí. La otra accionista de IECSA es Latifer. El fiscal Picardi cita el Boletín Oficial del Registro Mercantil de Madrid del 26 de junio de 2017, donde figura que la única socia de Latifer es Emes Energía Argentina LLC, la offshore que comparten Calcaterra y Mindlin. Es decir, otra vez Calcaterra llega por varias vías a IECSA, supuestamente vendida, y, por ende, al soterramiento del Sarmiento. “Había varios que me decían que podía seguir con la empresa, pero la verdad es que iba a resultar muy complicado”, le dijo Calcaterra al diario La Nación cuando anunció que le había vendido IECSA a los Mindlin y sus socios. Cuando le preguntaron por el monto de la operación respondió que era confidencial. Ante el juez Claudio Bonadio y el fiscal Carlos «Storsionelli», Calcaterra afirmó: “Fui accionista desde el año 2007 y hasta marzo de 2017”. Los documentos que ahora revela el fiscal Picardi demuestran otra cosa. Al momento de considerar el rol de Calcaterra en el esquema de pago de coimas, el fiscal Picardi afirma: “Al tiempo en que él poseía la capacidad de tomar decisiones en la empresa, ocurrieron las tratativas para lograr la adjudicación del contrato, se habrían efectuado las negociaciones en torno al pago de coimas y valuación de la obra, recibidos los desembolsos y materializado el pago de aquéllas”.

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