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El ataque del perro Perroni a las costillas de Bressi

Fuente: Ricardo Ragendorfer | Nuestras Voces Fecha: 15 de MAYO 2017 Cómo se erige un jefe de Policía Bonaerense que debe asumir mustiando la sórdida aclaración de “no soy ningún torturador” y lleva cosida la sombra del secuestro y asesinato de Bru en su Abrigo. Perroni, el jefe al que le gusta forjar cuchillos de acero y se jacta de ser un gatillero. Cómo cayó Bressi, rodeado de traiciones y chanchullos. El poder en las sombras de Matzkin. Los hombres de Ritondo y los comisarios que todavía tienen predicamento en la tropa. Las “no” opciones de Vidal. Todas las cajas. La Caja. Corría la tarde del 9 de mayo cuando el subjefe de La Bonaerense, comisario general Rubén Fabián Perroni, recibió una llamada telefónica efectuada desde el Ministerio de Seguridad. Durante unos minutos escuchó en silencio la voz que le hablaba por el otro lado de la línea. Y finalmente, dijo: –Sí, señor. Voy enseguida para allá. No obstante, antes de ir al encuentro del ministro Cristian Ritondo hizo una breve escala en el despacho del jefe de la fuerza, Pablo Bressi. Ese hombre alto, de mirada torva y cutis poceado lucía alicaído. Masticaba la amargura del adiós, puesto que su eyección del cargo era ahora imposible de revertir. Una hora antes había sido arrestado su dilecto amigo, el comisario Alberto Miranda. Una estocada –en perspectiva– previsible. El tipo estaba al mando de las Plantas Verificadoras de Automotores, una de las cajas más generosas de la mazorca provincial. El origen de su infortunio: una “batida anónima” sobre la llegada de la recaudación mensual a su oficina de Villa Tesei. Los datos hasta incluían la hora exacta de la entrega. De modo que la patota de Asuntos Internos sorprendió al pobre Miranda con las manos en la masa. Y su única reacción fue revolear fajos de dinero –alrededor de 200 mil pesos– por el aire. Lo cierto es que Bressi no exhibió ni una pizca de asombro por la dinámica del acontecimiento. De hecho, también fue una “batida anónima” la que había propiciado –en febrero de 2016– el escandaloso arresto de tres oficiales muy afines a él por brindar protección a narcos en Esteban Echeverría. Al igual que –en abril del mismo año– el hallazgo en la Jefatura Departamental platense de los 36 ya famosos sobres con billetes, y sin otro propósito que enlodar el buen nombre y honor del ex jerarca de aquel coto, Alberto Domsky, quien acababa de ser sumado a su entonces flamante plana mayor. Recién a 13 meses de esa maniobra, otro soplo destituyente impulsado desde las entrañas mismas de La Bonaerense impactaba por fin de lleno en su cuestionada gestión. Lo que se dice, un triunfo de la persistencia. Porque el ascenso de Bressi a la cúspide de la fuerza –sugerida en diciembre de 2015 por su antecesor, el aún hoy influyente Hugo Matzkin, a Ritondo y éste, a la gobernadora María Eugenia Vidal– encendió el fuego de la discordia en algunos miembros del comisariato que habían cifrado en la transición sus ilusiones de grandeza. Entre los más heridos resaltaba el jefe de Investigaciones, Néstor Larrauri, quien fue lanzado al ostracismo junto a su lugarteniente, Roberto Di Rosa, a cargo de la DDI de Quílmes. La suerte también le fue esquiva al mandamás de la Zona Oeste, Carlos Grecco -quien tuvo efímera notoriedad por encubrir en 2008 a los secuestradores del empresario Leonardo Bergara– y al de Delitos Complejos, Marcelo Chebriau, entre cuyas hazañas resalta haber malogrado intencionalmente la pesquisa por el crimen de la niña Candela Sol Rodríguez. Todos en la actualidad siguen gozando de predicamento en ciertos sectores de la corporación policial y además conservan intacta su capacidad de daño. En el transcurso de ese martes negro Bressi no tuvo dudas de que en alguno de ellos estaba la autoría intelectual de su decapitación. Perroni, quien compartía tal creencia, sólo atinó a declamar alguna frase de consuelo. Y tras un sentido abrazo, se retiró. Sabía que Matzkin, en su rol de consiglieri oficioso del Poder Ejecutivo con asiento en La Plata, supo orientar anticipadamente los términos de la sucesión. Fue allí donde entró a tallar su figura. Otro triunfo de la persistencia. Cuidado con el Perro Cuesta creer que ese hombre canoso, parco y algo excedido de peso haya sido en sus años mozos delantero en las inferiores de Gimnasia y Esgrima. Ahora, a los 51 años y tras una trayectoria policial zigzagueante, el “Perro” –tal como lo llaman en alusión al apellido– se vio obligado a debutar en el máximo sitial de La Bonaerense con una aclaración por demás sombría: “Yo no soy ningún torturador”. Aquella frase remite a una historia ocurrida en el ya lejano invierno de 1992, cuando el entonces oficial principal Perroni prestaba servicios en la comisaría 9ª de La Plata. Por esos días, junto con el jefe de calle de esa seccional, Walter Abrigo, irrumpió en el domicilio de un tal Ramón Silva, un presunto pistolero sospechado de integrar una banda abocada al asalto de carnicerías. Pero el tipo no estaba allí; en cambio, se llevaron a un amigo suyo, Julio César Medina. Y fue sometido a impiadosos apremios ilegales. Además le plantaron un revolver para involucrarlo en la causa. Ambas cuestiones hicieron que el juez Ernesto Domenech procesara a los dos policías. Por aquel expediente Perroni pasó en 1997 una breve temporada tras las rejas. Finalmente, Abrigo y él salieron bien librados del tema por no ser identificados en el reconocimiento. Cabe recordar que por aquella época Abrigo, un ser temible hasta para sus colegas, tenía otro problemita: era el imputado más comprometido en el secuestro y asesinato del estudiante de periodismo, Miguel Bru, ocurrido en 1993. Con respecto a su situación en la causa por torturas, Perroni esgrimió –según el portal Diario Full, de La Plata– el siguiente argumento: “El defensor tenía la costumbre de aconsejar a los detenidos que hicieran denuncias por apremios para desviar la investigación. Ellos dijeron que Abrigo los apremió, y que

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Palestina. ¿Quién pasará a la historia, el carcelero o el huelguista de hambre?

Fuente: Gideon Levy | Haaretz Fecha: 13 de MAYO 2017 Al final, la historia juzgará. Y ¿a quién recordará la historia, a Gilad Erdan o a Marwan Barghouti? El comerciante de neumáticos de Ramat Aviv Guimel (antes Savion), que vive, por cierto, en una calle con el nombre de un asesino judío, o el activista del Centro de Detención de Khison (antes prisión de Hadarim)? ¿Al carcelero o al prisionero? ¿Al que ocultó los dulces o a la persona que se los comió? ¿Al ministro o al “archi-asesino”, como le llamó el corresponsal de Canal 2 Moshe Nussbaum? ¿Cuál de los dos lucha por una causa más justa? ¿Cuál de ellos de hecho lucha? ¿Cuál de ellos ha sacrificado algo en el curso de su vida? Y ¿quién es responsable de más derramamiento de sangre? ¿A quién le interesa más la paz? Al final, la historia juzgará. En realidad, la historia decidió hace mucho tiempo. Erdan ni siquiera será una nota al pie de página. Como ministro responsable de la Policía y la policía de fronteras de Israel, también es responsable del derramamiento de sangre que causen. En cuanto a Barghouti, ha trabajado a favor de la paz mucho más que Erdan, hasta que perdió la esperanza y con razón. Erdan lleva el pelo mejor cortado, su traje es de diseño y su reloj de lujo brilla en la oscuridad. La última vez que vi a Barghouti llevaba un Casio barato. Ambos estudiaron ciencias políticas y Erdan también estudió derecho. Ha tenido, sin duda, mejor educación. Erdan fue a una escuela secundaria religiosa y Barghouti no. Erdan trabajó para la Asociación de Constructores, Bargouti, no. Ambos tienen cuatro hijos y Erdan les dedica más tiempo, porque puede verlos. A la misma edad que Erdan estudiaba en su yeshiva, Barghouti se sumó a la lucha palestina. A la misma edad que Erdan era un oficial adjunto, Barghouti ya había sido detenido por primera vez. Cuando Erdan condenó los Acuerdos de Oslo, Barghouti llamaba a las puertas en Israel y trataba de convencer a la gente de la importancia de la paz. Erdan puede ser el “hombre de la década en la lucha contra los accidentes de tráfico” (como la organización de la seguridad vial O Yarok le ha llamado), pero el hombre de la década en la lucha de verdad es Barghouti. Erdan nunca ha luchado por nada en su vida, a excepción de su puesto en las listas de la Knesset. Diputado de la Knesset en cinco legislaturas y ministro de tres gobiernos, nunca ha sacrificado nada en el altar por una idea. Ni siquiera ha luchado por la radiotelevisión pública que tanto le costó crear; se plegó, se quedó en silencio y débilmente sucumbió, intimidado por el primer ministro Benjamin Netanyahu. Erdan no es del tipo de los que están dispuestos a pagar un precio personal por nada. Barghouti ha sacrificado su vida, su familia y su destino por las ideas más elevadas. Barghouti es un luchador por la libertad. Erdan lucha en las primarias de su partido. Barghouti es un gato callejero. Erdan es un perrito faldero. Barghouti está en huelga de hambre, y Erdan le tendió una trampa. Hay que atribuirle el mérito a Erdan y al Servicio de Prisiones de Israel. No tienen vergüenza, ni siquiera la más mínima. Adelante carceleros, grabarle, vosotros que os hacéis los héroes a costa de los más débiles. Seguir grabando en los retretes, en los cuartos de baño y debajo de ellos, y transmitir los cortes en horario de máxima audiencia. Poner una trampa de ratón y publicitar todas vuestras capturas, almas miserables. Les va a encantar en las agrupaciones del partido Likud. Erdan vs Barghouti. “No puedo dar detalles sobre quién la puso [la cámara]. Cuando me jubile podré revelarlo”, dijo el ministro Tortit, como estuviera guardando un secreto. El John Le Carré israelí también elogió el “trabajo de inteligencia” del Servicio de Prisiones de Israel. ¡Menudo trabajo de inteligencia! No puede haber nada más patético, ni lo habrá. El hombre que es responsable de una fuerza policial que enseña a los niños a asegurarse de la muerte de un hombre herido indefenso o cómo lanzar a perros contra seres humanos está, naturalmente, también orgulloso de la labor heroica del Servicio de Prisiones en la Operación Tortit. 1-0 a favor de Erdan. El archi-carcelero venció al archi-terrorista. Barghouti se comió la oblea; la batalla está decidida. Barghouti no está en huelga de hambre, porque dio un mordisco. Pero en un día de huelga de hambre, incluyendo la de Tortit, Barghouti ha sacrificado más que Erdan en toda su vida por algo. Y en un solo día de huelga de hambre Barghouti está luchando por una causa más justa que cualquier problema sobre el que Erdan haya pensado, incluyendo su lucha contra los accidentes de tráfico. ¡Salud, Erdan, el héroe del momento! La historia se acordará de Barghouti. Traducción: Enrique García

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Venezuela: no callar, pero para decir la verdad Fuente: Atilio Borón

Fuente: Atilio Boron | Blog de Atilio Boron Fecha: 12 de MAYO 2017 En varios trabajos recientes diversos analistas y observadores de la vida política latinoamericana han reprochado a los intelectuales y militantes de izquierda su silencio ante lo que está ocurriendo en Venezuela. Ese silencio, dicen, sólo refuerza los peores rasgos del gobierno de Nicolás Maduro. Este reclamo lo hizo hace unas pocas semanas un destacado intelectual venezolano, Edgardo Lander, y más recientemente, en una producción especial de Página/12, lo reiteraron dos colegas de Argentina: Roberto Gargarella y Maristella Svampa.[1] Nadie podría estar más de acuerdo que el autor de estas notas sobre la necesidad de hablar acerca de lo que realmente está aconteciendo en Venezuela. Tras las huellas de los fundadores del materialismo histórico Gramsci decía, con toda razón, que “la verdad siempre es revolucionaria”. Y el aforismo del fundador del PCI es más importante hoy que nunca antes, cuando el virus posmoderno ha instituido a la “posverdad” ¡como un criterio de verdad!, abriendo paso a cuantas tergiversaciones y mistificaciones puedan ocurrírsele a quienes precisamente quieren ocultar tras una cortina de sofismas y falsedades lo que está sucediendo en nuestras sociedades —y muy especialmente en Venezuela— y, de ese modo, favorecer a los planes de la contrarrevolución en marcha. Desafortunadamente las buenas intenciones de Gargarella y Svampa de hablar sobre Venezuela y decir lo que allí está sucediendo termina con una frustración. Y esto es así porque en su nota no hablan de lo que en verdad ocurre en ese país sino que reproducen con pequeñas variantes el relato que la oposición ha construido para decir lo que ella necesita que se diga que está ocurriendo en Venezuela. Esa narrativa tramposa, que desfigura a sabiendas la realidad para promover su agenda restauradora, ha contado con la inestimable ayuda de los sempiternos agentes sociales y políticos de la reacción, que jamás se equivocan al elegir amigos y enemigos: los medios hegemónicos a nivel mundial (vulgo: “prensa libre”), perros guardianes del orden capitalista; la internacional de la derecha dirigida, con dinero de Estados Unidos, por José M. Aznar y Álvaro Uribe y toda su parafernalia de políticos y periodistas comprados y tanques de pensamiento alquilados y, por si lo anterior no bastara, apoyada también por el gobierno de Estados Unidos desde el nacimiento mismo de la Revolución Bolivariana. No sorprende por lo tanto constatar que en las tres o cuatro páginas escritas por nuestros autores se acumulen numerosos errores de apreciación así como llamativas ausencias. Comencemos por estas. Ausencias Primera ausencia: el gobierno de Estados Unidos. Un análisis sobre cualquier país de las Américas que no mencione ni una sola vez —no digamos analice, apenas mencione— al gobierno de Estados Unidos y al imperialismo es insanablemente erróneo. De allí jamás podría brotar un análisis correcto de la situación. Es un error tan grave e irreparable —obliterado empero por el prejuicio que informa al paradigma dominante en las ciencias sociales contemporáneas— como el que cometería un astrónomo que al analizar al sistema solar obviara cualquier mención o análisis del papel de Júpiter en la dinámica global del sistema, haciendo caso omiso del hecho que su masa equivale a casi dos veces y medio la suma del total de los demás planetas que componen el sistema. ¿Qué diríamos de nuestro astrónomo? Que pese a sus buenas intenciones no tiene nada serio para decir; es más, no puede tener nada serio para decir, porque su análisis ha soslayado lo principal. No lo único que importa pero sí lo más importante. A estas alturas del siglo veintiuno me dispenso de la necesidad de explicar, por archiconocido, lo que es el imperialismo y como actúa en lo que amablemente sus agentes y voceros califican como “nuestro patio trasero.” El capitalismo contemporáneo lo que ha hecho es exacerbar hasta lo indecible su carácter imperialista y no sólo en Latinoamérica. Recuerden el escarmiento sufrido por el pueblo griego cuando se “equivocó” al rechazar el brutal programa de ajuste que le proponía la Troika en Europa, “error” que fue corregido en una reunión a puertas cerradas en Bruselas; o la gigantesca multa que el banco francés Paribás tuvo que pagar por transgredir una ley del Congreso de EEUU que penalizaba a cualquier institución bancaria del mundo, estadounidense o no, que mediara en las relaciones comerciales entre Irán, Sudán y Cuba con el resto del mundo. Es decir, la ley estadounidense es la ley del mundo. O las casi mil bases militares que Estados Unidos tienen en todo el mundo, caso absolutamente único en la historia. Eso es un imperio, desde Roma hasta hoy. Y el centro hegemónico del imperio es Estados Unidos, “la nación indispensable” para mantener vivo al capitalismo en la faz de la tierra. Por supuesto, sus teóricos y estrategas prefieren obviar el término imperialista por su desagradable olor, pero la realidad del imperialismo es inocultable y por eso se esmeran en referirse a ella con nombres más amables. Los expertos del Pentágono y del Departamento de Estado, la CIA o el Consejo Nacional de Seguridad prefieren hablar de “primacía”, “superioridad” y, los más audaces, de “hegemonía” porque son conscientes que palabras como imperio o imperialismo son indigestas para el delicado estómago de la opinión pública estadounidense. El eufemismo puede jugar con las palabras e intentar enturbiar la visión de la cosa, pero esta sigue allí. No por casualidad uno de los más incisivos estrategos del imperio, Zbigniew Brzezinski, inicia su más reciente libro sobre la situación actual de Estados Unidos en el sistema internacional con una sorprendente sección dedicada a la “declinante longevidad de los imperios”, tácita asunción de que Estados Unidos lo es pues de lo contrario no se entiende la razón por la cual ese autor se enfrasca en una discusión que es marginal al objetivo de su trabajo.[2] De lo anterior se sigue que los imperios —aunque se autodenominen, como en el caso de Estados Unidos, “líder del mundo libre” o “primacía americana”— forjan una relación radicalmente asimétrica con los países

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Los complotados

Fuente: Horacio Verbitsky | Página 12 Fecha: 07 de MAYO 2017 El fallo para liberar el mayor número posible de detenidos por crímenes de lesa humanidad es producto de un acuerdo secreto entre el gobierno nacional y la Iglesia Católica. Las movidas previas de Bergoglio y de la Corte que prepararon el terreno. Las negociaciones con Elena Highton para que siga en su cargo luego del límite constitucional de 75 años. El voto de la nueva mayoría oficialista y el operativo de autoabsolución del episcopado, dos monumentos a la hipocresía. Los esfuerzos del gobierno por simular que está molesto con la decisión de la Corte Suprema de Justicia que ordenó reducir la pena a un condenado por crímenes de lesa humanidad porque perturba su política de Derechos Humanos chocan con los datos duros que rodean el fallo del miércoles pasado. El 20 de marzo el Secretario de Derechos Humanos y Pluralismo Cultural, Claudio Avruj, interesó al presidente de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Francisco Eguiguren, en la situación de los militares detenidos por esos delitos, en una gestión impulsada una vez más por la infatigable Iglesia Católica Apostólica Romana, hoy presidida por un argentino. El gestor de la presentación a favor de los represores fue Siro de Martini, asesor jurídico del ministro de Justicia y Derechos Humanos, Germán Garavano. Avruj pidió que la CIDH recibiera a las organizaciones de familiares de esos militares y a una delegación eclesiástica que encabezaría el propio delegado del papa Francisco en la Argentina, el nuncio apostólico Emil Paul Tscherrig. Los nexos habituales de Avruj con Bergoglio fueron el sacerdote Guillermo Marcó; el ministro de Ambiente y Desarrollo Sustentable, Sergio Berman, y el tesorero de la DAIA cuando Avruj era su director ejecutivo, Alberto Zimerman. A través de Marcó, que era el vocero de Bergoglio, el entonces arzobispo de Buenos Aires se reunía con Avruj. La nueva mayoría La decisión fue firmada por los tres jueces que deben su cargo al presidente Maurizio Macrì: los dos que designó por decreto, Carlos Rosenkrantz y Horacio Rosatti, y aquella que permanecerá en su cargo más allá del límite de 75 años que marca la Constitución Nacional, por voluntad tácita del Poder Ejecutivo. El gobierno nacional estaba en negociaciones con Elena Highton de Nolasco para solicitar el nuevo acuerdo que establece el artículo 99, inciso 4 de la Constitución, pero el senador transgénero Miguel Pichetto hizo saber que su bancada no la votaría. Highton consiguió entonces la medida cautelar de uno de los jueces más políticos del fuero contencioso administrativo federal, Enrique Lavié Pico. Mientras Avruj volaba a Washington para realizar la gestión ante la CIDH, el diario La Nación en su editorial del 16 de marzo consideró “incomprensible” que el Estado nacional no haya apelado esa decisión. Esto sólo fue una sorpresa para quienes desconocían la negociación previa. Highton es desde entonces tan deudora de Macrì como Rosenkrantz y Rosatti, y a menor costo porque no hubo escrutinio público, como hubiera ocurrido de seguirse el procedimiento del decreto 222/03. Este fallo debe considerarse en conjunto con otros tres que en los últimos meses marcaron el perfil de la nueva Corte: Villamil: los reclamos civiles por daños y perjuicios no son imprescriptibles como sí lo es la persecución penal. Fontevecchia: las decisiones de la Corte Suprema tienen preminencia sobre las de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Alespeiti: para negar una prisión domiciliaria a un geronte hay que fundamentar muy bien los riesgos procesales de fuga y entorpecimiento. En los cuatro casos Rosenkrantz formó parte de la mayoría, con socios cambiantes: tres veces Highton, dos Rosatti y Lorenzetti, una Maqueda. Esto sugiere un nuevo eje de poder, desplazado de Lorenzetti a Rosenkrantz. El abogado del Grupo Clarín es el hombre fuerte del tribunal. Los documentos secretos desclasificados por Estados Unidos muestran que tanto el nuncio apostólico de aquellos años, Pío Laghi, como la dirigencia de la DAIA pedían al gobierno de Jimmy Carter que no presionara a la dictadura por las violaciones a los derechos humanos porque podría ser contraproducente. Para Laghi, el dictador Jorge Videla era “un buen cristiano”; los líderes judíos opinaban que el gobierno no era antisemita y que Jacobo Timerman estaba detenido por manejar dinero del terrorismo, cosa que ni la llamada justicia militar pudo establecer. En sincronía con el fallo de la Corte Suprema, el episcopado católico puso en marcha su enésima tentativa por la denominada reconciliación y una vez más dijo y se desdijo ante la reacción que provocó el obsceno show montado en La Montonera, que es la quinta de Pilar donde se reúnen. Uno de los objetivos de la desclasificación de documentos del Vaticano es mejorar la imagen de Laghi, como dieron a entender el monseñor de la secretaría de Estado, Giuseppe Laterza, y los obispos argentinos Mario Poli y José María Arancedo. El acuerdo del gobierno con la Iglesia incluyó la designación de un nuevo obispo castrense, luego de una vacancia de doce años. El nuevo titular de esa diócesis personal, Santiago Olivera, dijo que “los derechos humanos hay que vivirlos para todos. Que la Justicia cumpla su labor, que tiene que ser en todos los tiempos y para todas las personas. No una justicia selectiva, solo para algunos, y más mala para otros. La Justicia no puede ser ni mala ni buena, tiene que ser Justicia”, argumento especioso que retomó en su voto el juez Horacio Rosatti, de buena relación con el Opus Dei. Hipocresía permanente En el voto de la nueva mayoría de la Corte Suprema es sorprendente la primacía de su intención política por encima de la calidad del razonamiento jurídico. Los tres sostienen que la ley penal más benigna no puede excluir a los autores de ningún delito, aunque fueran crímenes de lesa humanidad, como si alguna vez las víctimas o el Estado hubieran pretendido excepciones. Por el contrario, todo el proceso de Memoria, Verdad y Justicia se realizó siguiendo los procedimientos y leyes ordinarios y con las mayores garantías para los imputados.

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Una amenaza a conquistas históricas

Fuente: Baltasar Garzón | Página 12 Fecha: 07 de MAYO 2017 El polémico fallo del 2×1, emitido en ajustada mayoría el tres de mayo por la Corte Suprema (Rosatti, Rosenkrantz y Highton de Nolasco contra Lorenzetti y Maqueda) en relación al cómputo de la pena del represor de la dictadura, Luis Muíña, supone una amenaza a las históricas conquistas que en materia de derechos humanos ha alcanzado Argentina en las últimas décadas. Las consecuencias de esta sentencia son alarmantes. Aproximadamente unos 300 represores, es decir, prácticamente la mitad de los condenados de la dictadura, podrían ser beneficiados con esta desacertada interpretación jurisprudencial. Nombres vinculados a los más aberrantes crímenes que ha conocido la sociedad argentina, como Astiz, Radice o Cavallo podrían acogerse a los efectos extensivos de este fallo y quedar libres. El argumento jurisprudencial expuesto por la Corte Suprema entiende aplicable al represor Luis Muíña, condenado en 2011 a trece años de cárcel, la Ley 24.390 (conocida comúnmente como ley del 2×1), vigente entre los años 1994 y 2001. En dicha ley se estipulaba, en su artículo 7, que “transcurrido el plazo de dos años […] se computará por un día de prisión preventiva dos de prisión o uno de reclusión”. Según la Corte Suprema, la Ley 24.390 debe ser aplicada al caso ya que de lo contrario se vulneraría el principio de legalidad, al quedar afectada la regla de la ley penal más benigna. Además, la Corte Suprema entiende que la Ley 24.390 no hace excepción alguna, por lo que puede ser aplicada también a los crímenes de lesa humanidad. Sin embargo, el controvertido fallo de la Corte Suprema no tiene en cuenta relevantes aspectos jurídicos que cuestionan severamente sus argumentos. En primer lugar, es necesario recordar que el poder judicial argentino, al disponer de crímenes internacionales como la lesa humanidad, no puede resolver de manera atomizada, en un estanco aislado, atendiendo exclusivamente a criterios de su ordenamiento interno. Al conocer de este tipo de crímenes los órganos judiciales deben respetar el derecho internacional de los derechos humanos, configurado por normas imperativas de obligado cumplimiento para toda la comunidad internacional en su conjunto. En este sentido, los instrumentos internacionales ratificados por Argentina, así como la normas de ius cogens en materia de lucha contra la impunidad, obligan a los Estados a “sancionar adecuadamente” y con arreglo a los “estándares internacionales” a los responsables de crímenes internacionales. Es por ello que las amnistías, indultos, reglas de prescripción, la cosa juzgada fraudulenta o las penas irrisorias han sido anuladas en múltiples ocasiones por instancias internacionales, al considerar que los Estados vulneraban normas internacionales imperativas, de superioridad jerárquica, que les obligaban a establecer una sanción acorde con lo esperado por la comunidad internacional. Por ello, el enjuiciamiento y condena de estos crímenes por parte de los órganos jurisdiccionales nacionales debe hacerse siempre respetando las exigencias recogidas en los estándares internacionales. De esta forma, la ejecución de la pena en sede nacional está revestida de características imperativas que vienen desde el derecho internacional y de las cuales no pueden disponer las legislaciones nacionales. Aplicar este tipo de beneficios lleva peligrosamente al Estado argentino al terreno de las amnistías parciales, los indultos encubiertos o cuando menos las penas no acordes a estándares internacionales, por lo que obvia todo el acervo internacional construido en la última mitad del siglo pasado que obliga a los poderes argentinos a responder con condenas adecuadas al daño causado. La controvertida decisión librada por la Corte Suprema no muere en el sistema judicial argentino, aunque haya sido dictada por la cúspide de su poder judicial. Al tratarse de conceptos jurídicos internacionales, como es la lesa humanidad, será con total seguridad revisada en instancias internacionales que podrían determinar que Argentina ha vulnerado principios imperativos. Y es que este fallo afecta de lleno a la política penal de persecución de crímenes internacionales. La sentencia desplegará efectos casi exclusivamente en lo referente a criminales de la dictadura, ya que pocos condenados por delitos comunes están en las cárceles por hechos ocurridos antes de 2001, momento de la derogación de la ley. Por lo tanto, no es consecuente desempolvar esta ley derogada y afirmar que lo que se pretende es aplicar un mismo beneficio para todos, cuando se sabe, y esa es una de las perversiones del fallo, que los únicos beneficiarios serán los represores de la dictadura. En segundo lugar, es necesario recordar que la Ley 24.390 del 2×1 tenía como ámbito de aplicación las personas que se encontraran privadas de libertad en el momento en que se aprobó, siendo aplicable sólo durante el tiempo que estuvo en vigor. Sin embargo, en el caso resuelto por la Corte Suprema el encarcelamiento de Luis Muiña fue posterior, una vez ya había sido derogada la ley. Por lo tanto, la Ley 24.390 no puede afectar a personas que fueron privadas de libertad por condenas posteriores, cuando ya no estaba en vigor. Se trata de una norma procesal destinada a regular la prisión preventiva, limitándola a las causas que estaban en curso en aquel momento, en un contexto en el que la prisión preventiva se había convertido en un problema en las cárceles argentinas. Una vez que el legislador entendió que el problema de la lentitud de los procesos judiciales y la prisión preventiva excesiva se había superado, se derogó la norma aprobándose la Ley 25.430 en 2001. Junto a los dos argumentos anteriores, es inevitable hacer referencia a la inasumible interpretación de la ley penal más benigna que hace la mayoría de la Corte. El principio jurídico penal de la aplicación de las normas sancionadoras más favorables al reo está recogido en los ordenamientos de la práctica totalidad de los Estados democráticos. Eso no se discute. Sin embargo, es necesario recordar que este principio no opera en todo tipo de normas, sino exclusivamente en el ámbito de las leyes penales. De hecho, el Código Penal argentino recoge este principio en su Título I, denominado “Aplicación de la Ley Penal”, por lo que es

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El 2×1 de la Corte, otro mecanismo de salida para los represores

Fuente: María Sucarrat | Cosecha Roja Fecha: 3 de MAYO 2017 El veterinario Claudio Raúl Grande fue condenado a 12 años de prisión en el juicio por la desaparición Rodolfo Jorge Axat y de su esposa Ana Inés Della Croce. La justicia lo penó por delitos de lesa humanidad cometidos en el Centro Clandestino de Detención La Chacha: fue uno de los tres civiles de Inteligencia del Ejército que actuaron como guardias en el CCD en las afueras de La Plata. Si el abogado de ese genocida pidiera ser el beneficio de la Ley 24.390, más conocida como 2×1, entonces el asesino de los padres del abogado Julián Axat podría acceder a una condicional y estaría en la calle. Hoy la Corte Suprema de Justicia declaró aplicable el cómputo del 2×1 para la prisión en un caso de delito de lesa humanidad. Se trata del caso de Luis Muiña, del expediente “Bignone, Benito A. y otros/recurso extraordinario”. El hombre era parte de un grupo de torturaba pacientes del Hospital Posadas durante la ocupación militar y tenía una condena a 13 años de prisión por secuestro y torturas. La decisión de otorgarle el 2×1 fue tomada por una mayoría formada por los ministros Elena Highton de Nolasco, Carlos Rosenkrantz y Horacio Rosatti. “La mejor respuesta que una sociedad respetuosa de la ley puede darle a la comisión de delitos de lesa humanidad, y la única manera de no parecerse a aquello que se combate y se reprueba, es el estricto cumplimiento de las leyes y de los principios que caracterizan el Estado de Derecho”, declararon los jueces Highton y Rosenkrantz al diario La Nación. El secretario de Derechos Humanos, Claudio Avruj, acompañó la decisión: “Si el fallo está ajustado a la ley, yo acato lo que dijo La Corte Suprema sobre el 2×1 aunque se necesita más tiempo para analizar los alcances del caso”. En declaraciones radiales advirtió: “Hay que ser respetuosos porque por sobre todos nosotros está el marco regulatorio de la ley”. Las respuestas a la resolución de la Corte no tardó en llegar: los organismos y militantes de Derechos Humanos, abogados y personalidades de la cultura criticaron la decisión. El ex ministro de la Corte Eugenio Zaffaroni se preguntó qué ley debe aplicarse en el caso de los delitos por desaparición forzada o secuestro. “Tratándose de un delito permanente, o sea que tiene un estado consumativo que se prolonga en el tiempo, como es la desaparición forzada o el secuestro, la pregunta se refiere a qué ley debe aplicarse: si la que rige al comienzo o la que se sanciona después y antes de que cese la privación de libertad. Es decir, de todas las leyes que tienen vigencia mientras se sigue cometiendo el hecho, ¿cuál se aplica, dado que el hecho se comete en vigencia de todas ellas?”, explicó a Cosecha Roja. “La doctrina europea se inclina por sostener que debe aplicarse la última, aunque sea más gravosa. La doctrina argentina casi siempre entendió que debe aplicarse la del momento del comienzo del hecho. Por mi parte sostengo la tesis de la doctrina argentina”. En ese caso, no correspondería aplicar el 2×1. A Julián Axat el fallo le toca de cerca. “Todavía no termino de caer. En el fondo lo que hizo la Corte es pergeñar un mecanismo para facilitar la salida de represores de manera más sistemática”, dijo a Cosecha Roja el abogado víctima y querellante en el juicio La Cacha. “El fallo de la Corte se aplicaría sólo al caso Muiña pero los jueces seguramente van a empezar a copiarlo. Hay muchísimos represores que no están condenados a perpetua porque que tuvieron una participación secundaria”. Ángela Urondo Raboy es la hija de Paco Urondo, asesinado en Mendoza el 17 de junio de 1976, y de Alicia Raboy, llevada al centro de detención clandestino D2. “2×1, podemos computar tantos años de impunidad: Salgan a hablar, rompan al medio el pacto de silencio militar. Que digan dónde están los desaparecidos. Queremos a nuestros padres vivos. Devuelvan la mitad de lo robado. Compensen el terror, los años perdidos”, dijo a Cosecha Roja la escritora y docente. “Pongan en libertad hoy mismo a Milagro Sala y a los nietos que tienen escondidos. Basta de burla y de cinismo, tortura la posibilidad de que sea genocida el vecino. La verdad completa se llama terrorismo de Estado y es un delito el negacionismo”, agregó. Para Axat, el fallo va a lograr que todos aquellos represores que no fueron condenados a perpetua logren la condicional aunque es más optimista en el caso de las prisiones perpetuas. “No creo que en esos casos les permitan acceder a la condicional”, dijo. Y explicó que el 2×1 nació por razones relacionadas con el colapso carcelario y la dilación procesal judicial. Se disminuyó así la población de internos entendiendo que el responsable, el que no dictaba condenas, era el propio poder judicial. En 2001, con la implementación en las provincias del sistema acusatorio, aunque el colapso seguía, se derogó. “Existían hechos que tenían origen antes de su derogación y que por la aplicación de la ley más benigna se seguía aplicando el 2×1. Los casos típicos son Cabezas y Los Horneros o Grassi. ¿Por qué se les aplicó el 2×1? Porque cometieron hechos que fueron anteriores a 2001 y tardaron en ser juzgados”. Carlos Pisoni, integrante de la agrupación H.I.J.O.S, no separa la aparición del fallo de la Corte de la situación política que se vive en la Argentina. “A partir del cambio de gobierno se propone la impunidad para los genocidas a través de distintos mecanismos. Uno de ellos es el impulso de las prisiones domiciliarias por parte del ministro de Justicia Garavano y del secretario de Derechos Humanos, Claudio Avruj. Ellos no sólo se manifestaron a favor de esos beneficios sino que reciben a los familiares de los genocidas, como Cecilia Pando y otros”, explicó a Cosecha Roja. “Este fallo destestable va a contramano de las políticas de Memoria, Verdad y Justicia. El

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Distinción entre delito instantáneo y permanentes o continuos

Fuente: E. Raúl Zaffaroni* | La Tecl@ Eñe Fecha: 03 de MAYO 2017 Hay delitos instantáneos y permanentes o continuos. En los instantáneos hay un momento consumativo y nada más: en un robo el apoderamiento, en un homicidio la acción de matar. En los delitos continuos o permanentes hay un estado consumativo que se prolonga en el tiempo, como en el secuestro (la desaparición forzada lo es), el delito se sigue cometiendo mientras dura la privación de libertad. Lo mismo pasa en la alteración del estado civil (caso de niños apropiados). Durante ese tiempo en que continúa cometiéndose el delito se pueden suceder leyes penales diferentes, más benignas o más gravosas y, en verdad, el delito se sigue cometiendo en vigencia de todas esas leyes. Tratándose de un delito permanente, o sea que tiene un estado consumativo que se prolonga en el tiempo, como es la desaparición forzada o el secuestro, la pregunta se refiere a qué ley debe aplicarse, si la que rige al comienzo o la que se sanciona después y antes de que cese la privación de libertad, es decir, de todas las leyes que tienen vigencia mientras se sigue cometiendo el hecho ¿cuál se aplica, dado que el hecho se comete en vigencia de todas ellas? La doctrina europea considera que se debe aplicar la última (aunque sea más gravosa). La doctrina nacional se inclina en general por la del comienzo, criterio que comparto en mis últimas obras. El antecedente más importante que recuerdo fue en el caso del secuestro de Aramburu, en que Onganía agravó la pena del secuestro después de iniciado el hecho, pero como es sabido no llegó a plantearse porque el secuestrado fue muerto. Cuidado que no se trata de leyes sucesivas durante el proceso, que es otra cosa diferente: si después de terminada la comisión del hecho (después de un homicidio, por ejemplo, o después que la víctima del secuestro recupera la libertad) y durante el proceso se sanciona una ley más gravosa, no puede aplicarse, y si se sanciona una más benigna, sí debe aplicarse; pero eso es por completo diferente al caso del delito continuo o permanente, en que el delito termina de cometerse sólo cuando se extingue el resultado permanente. La diferencia entre un delito instantáneo y otro permanente no es menor, tiene otras consecuencias: el que colabora mientras el secuestrado está privado de libertad es un cómplice o también puede ser un coautor; el que colabora después o cuando ya se ha cometido un delito instantáneo sólo puede ser un encubridor. La prescripción empieza a correr desde el momento del hecho en el delito instantáneo y desde que cesa el resultado en el delito permanente. *Profesor Emérito de la UBA. Ex Juez de la Suprema Corte de Justicia. Juez integrante de la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

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Se les ve la hilacha

Fuente: Jorge Elbaum | Hamartia Fecha: 2 de MAYO 2017 El discurso de la derecha empieza a perder su traje edulcorado para mostrar sus íntimas convicciones autoritarias. Durante dos años se habló de una Nueva Derecha, que incluía una original relación “republicana”. La estatua de cera pierde su cobertura al calor de las necesidades inmanentes del privilegio y su contraparte, la resistencia aun fragmentada –pero activa– del pueblo. El marketing, que sirvió para pasteurizar el constitutivo ademán represivo, hoy fluye como una de las cartas de presentación del modelo macrista. Y como es inevitable, también en el discurso irrumpe esa huella distintiva. “Ella tenía sueños, sabía lo que quería, escribía sobre lo que quería y esos sueños quedaron truncos, en gran parte por una dirigencia que no fue capaz de unir y llevar paz a un mundo que promovía la intolerancia”. La frase que tuvo amplia trascendencia es textual del ministro Esteban Bullrich, pronunciada en Ámsterdam, durante la firma del convenio con la Fundación Ana Frank, en abril pasado. La aseveración de que la causa del asesinato de Ana fue el resultado de “dirigencias incapacitadas de unir” utiliza —en un ejercicio de banalidad grotesco— la pretendida polaridad entre “quienes sí quieren unir” (Cambiemos) y quienes buscan la desunión (el kirchnerismo). La segunda proposición –que fue llamativamente menos reproducida y citada– es aún más iluminadora del inconsciente político del PRO: (esa dirigencia: ¿los nazis?, ¿los aliados?) no llevaron paz “a un mundo que promovía la intolerancia”. Si el Ministro se refería a los nazis con la palabra “intolerancia”, la banalización aparece como un dato indudable. Pero en el caso de que su fraseología fuese orientada a los “Aliados” —cosa que aparece como posible— la definición es escandalosa. Bullrich no solo evidencia una muestra de ignorancia o falta de compromiso con los símbolos más dolorosos de la condición humana, sino que evidencia el miserable interés de una utilización publicitaria del genocidio, con el objetivo de granjearse las simpatías de las corrientes “biempensantes” del establishment europeo. Bullrich habla sobre Hitler en Holanda, en Ámsterdam, y afirma que el pecado del Führer fue –apenas– su “incapacidad de unir y llevar paz a un mundo que promovía la intolerancia”. No se le escapa ni una condena al periodo nazi. No habla de las cámaras de gas. No se sensibiliza con el millón de niños judíos menores de diez años masacrados por el fascismo. Ni siquiera nombra los 15 millones de soviéticos que murieron enfrentándose a la maquinaria nazi. El tema no le es cercano. No le parece importante. No puede –ni siquiera en las entrañas del dolor que supone la Casa de Ana Frank– consustanciarse con el sufrimiento que implican 40 millones de muertos durante la segunda guerra. El convenio es un trámite para superar la “desunión europea”, casi un cuento de hadas en las fauces del sufrimiento mal absoluto. La cita abona una seguidilla de furcios y sincericidios que la gestión política del macrismo viene pronunciando sin solución de continuidad. Sus presentaciones empiezan a imponerse como espontaneas debido a que no pueden ser permanentemente guionadas. Mauricio Macri, en ese evento, escribió en el libro de visitas de la Casa de Ana Frank el siguiente mensaje: “Su padre supo transformar su enorme dolor en una misión y comprometer al mundo en la lucha por los derechos humanos. Piensa en toda la belleza a tu alrededor y sé feliz, Ana Frank. Con todo mi afecto y respeto”. La referencia tergiversada del texto de Ana “…piensa en la belleza a tu alrededor y sé feliz”), escrita retrospectivamente conociendo el final de la adolescente en Auschwitz, irrumpe como furcio banal, cínico, asociado a una tragedia criminal. Ningún Duran Barba (que dijo alguna vez que “Hitler era un tipo espectacular”) podrá invisibilizar la misión prioritaria de congraciarse con inversores de Países Bajos, usufructuando apresuradamente el dolor de las víctimas de la Shoá. El libro de bitácora de la Casa Museo, suscrito por personalidades de todo el mundo, guarda así el testimonio de un presidente argentino para quien la vida de un millón y medios de niños masacrados solo puede ser asociado a un slogan publicitario de Coca Cola: “Sé feliz”. Las obligaciones de gestión que el gobierno nacional posee, han llevado a los funcionarios públicos a mostrar su verdadero pensamiento en diferentes tópicos. La etapa “Durán Barba”, periodo inicial del PRO, que se basaba en la simpatía mediática y en el optimismo mágico, fue coherente con la vulgaridad callejera del patriarcalismo hegemónico: “a todas las mujeres les gusta que les digan qué lindo culo que tenés”, en boca de Mauricio Macri. Hoy, coherente y materialmente se despedazan los programas de ayuda a las mujeres golpeadas. Mientras que en la primera etapa el ministro de educación Esteban Bullrich –en el marco de un oxímoron lógico— inicia las clases en una facultad de Rio Negro, en 2015, en Choele Choel asociado la lógica de enseñanza-aprendizaje a una “nueva campaña al desierto”. Su discurso se enuncia en las entrañas meridionales donde Roca y sus asesinos robaron tierras y exterminaron pueblos originarios. El discurso de Bullrich es coincidente con la frase enunciada por el entonces candidato a la presidencia de la nación, Mauricio Macri, cuando se refirió a los Derechos Humanos como “un curro” dando por tierra con cuarenta años de reivindicaciones y luchas que implicaron una nueva identidad ciudadana reconocida en todo el mundo. Esa es la causa por la que “Cambiemos” se enreda en todo lo que tenga que ver con lo social, con la solidaridad, con la empática con el dolor del otro. Para los CEOs la “Patria no es el Otro” sino un territorio de inversiones. Para los Bullrich, igual que para los Rivadavia y los Mitre en otra etapa de nuestra historia, los sectores populares son los encargados de hacer el máximo esfuerzo para maximizar los negocios agroexportadores o financieros. La obligación de tener que dar discursos –sobre todo cuando tienen que improvisar— los hace trastabillar. Se enredan porque intentan hacer esfuerzos denodados por disimular su proverbial simpatía

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Elisa Carrió: la oficialista opositora

Fuente: Carlos Heller* | Página 12 Fecha: 30 de ABRIL 2017 Todo es cambio en Elisa Carrió. Todo es desplazamiento. Se mueve electoralmente, desde hace años, por amplias geografías: fue, en sus orígenes, diputada por el Chaco, luego legisladora nacional por la Ciudad de Buenos Aires y hasta la semana pasada dudaba si ir ahora como candidata por la provincia de Buenos Aires o por la Ciudad Autónoma. Se mueve políticamente, desde siempre, con la velocidad con la que cambian sus orientaciones ideológicas: de ese modo, sus proyectos partidarios se arman, se desarman y se vuelven a armar. Y su historia reciente es la de un acumulado de estructuras organizativas que quedaron en el camino. En su gesta sacrificial, todo lo construido es rápidamente desarmado y sus estructuras políticas sufren de una instantánea velocidad de obsolescencia. Inicialmente integró la UCR con Raúl Alfonsín, luego fue parte de la Alianza, posteriormente fundó Argentinos por una República de Iguales (ARI), a continuación Afirmación por una República Igualitaria (Coalición Cívica-ARI) y desde allí formó parte del Acuerdo Cívico y Social, UNEN y Cambiemos. Toda esta constante deriva fue acompañada con peleas y alejamientos. Todo es cambio en Elisa Carrió. Todo es desplazamiento. Salvo un aspecto que no varía: la dirección de esos cambios. Es decir: su deriva constante hacia posiciones de derecha, su tránsito hacia el neoliberalismo, su marcha directa y continua hasta transformarse en la candidata del macrismo en la Ciudad de Buenos Aires, en una elección donde éste busca acopiar legitimidad y envión para profundizar el ajuste. Si gana, será una de las que le aporte poder e iniciativa a Mauricio Macri para llevar a fondo su plan neoliberal. Sin embargo, Elisa Carrió se presenta –en entrevistas recientes– resaltando sus diferencias con el macrismo y sus aliados. Aparece con críticas a Jaime Durán Barba, a María Eugenia Vidal, a Jorge Macri, a Cristian Ritondo, a Ricardo Lorenzetti, a Daniel Angelici, a los diputados de Cambiemos, al propio Macri. Elisa Carrió se define con relación al macrismo –al que representará electoralmente– a partir de sus diferencias y no de sus acuerdos. Ello le permite ocupar los dos campos en simultáneo: el de oficialismo y el de oposición. En su lógica del desplazamiento permanente, la candidata porteña por el macrismo se sitúa en un lugar híbrido y creativo: el de integrar el campo oficialista con un discurso opositor. Su lógica de conversión, de cambio continuo, la detuvo, esta vez, en un lugar impreciso: el de ser una cosa y otra cosa en simultáneo. Pero sólo debería ser una de ellas. Así, incorpora al macrismo recursos que éste no tiene: discursos críticos que pueden retener o recuperar voluntades o votantes en migración hacia otras ofertas electorales, tras las duras políticas implementadas por el gobierno. Paradójicamente, esos discursos críticos, de ser efectivos, podrían contribuir a un triunfo electoral que reforzaría el giro del gobierno hacia un plan de ajuste más decidido y permanente. Los que votan lo crítico que hay en ella –sus críticas al gobierno– reforzarían lo que critican, es decir, al mismo gobierno. La candidata a diputada intenta constituirse, por esta vía, en un mecanismo sutil de conversión del sentido del voto. Concentrada en denunciar, diferenciarse con relación a su propio gobierno y relatar la trama de internas del Palacio, Elisa Carrió no emite una sola palabra sobre los efectos del plan neoliberal en marcha. Ni tampoco abunda en propuestas ni en proyectos. La narración de sus diferencias internas con el macrismo que integra y sus continuas denuncias judiciales ocupan el lugar que debería tener la propuesta política, entendida como el contrato electoral entre el candidato que propone lo que va a hacer y la sociedad que decide, o no, votar lo que éste le propone. Por eso, es lógico preguntarle a Elisa Carrió por sus acuerdos con el gobierno que integra. Y por su posición con respecto al plan de ajuste que se anuncia para después de las elecciones, si el macrismo resulta victorioso. En una reciente entrevista con el diario La Nación, la candidata a diputada oficialista por la Ciudad de Buenos Aires declaró: “la sociedad debe entender que soy brutalmente sincera…” Bien, entonces le pedimos que diga, con toda la sinceridad que se autoadjudica, qué piensa de las políticas económicas que actualmente aplica su gobierno y qué posición tiene con respecto al ajuste que se anuncia para después de las elecciones. Hoy, lejos de esto, mientras más se asume como candidata de Macri en la campaña electoral porteña, más se diferencia del gobierno nacional. Parece un modo novedoso de volver sobre aquella frase: “Si decía lo que iba a hacer no me votaban.” Esta nueva variante de aquella declaración consiste en darle mucha visibilidad a las diferencias con el gobierno en aspectos de diverso orden, mientras el acuerdo relevante y estratégico —la profundización de las políticas de ajuste neoliberal— se oculta o se disimula. Dime de qué no hablas y te diré quién eres. La totalidad del “mundo Carrió” acontece dentro de los medios. Una totalidad integrada por todo lo que muestra pero también por todo lo que no dice. Es la crónica de un señuelo anunciado: si la candidata por el macrismo gana la elección, su mismo triunfo –junto al triunfo del resto de los candidatos oficialistas– será un instantáneo programa político, el de la profundización inmediata del ajuste. Y los votantes que la hayan elegido por sus discursos críticos se encontrarán con un escenario en el que su voto será utilizado para legitimar e impulsar, con nuevas fuerzas, el proyecto neoliberal y el ajuste. * Diputado nacional por el Partido Solidario. https://etennurologicalsupplies.com/ Managing a urological condition can be challenging without the right kind of supplies. It’s essential for individuals facing these issues to have access to a variety of urological supplies that cater to their specific needs. From advanced catheter systems to protective undergarments, having the proper equipment can make daily life more comfortable and maintain one’s dignity. Choosing the right supplier can make all the difference,

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