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«Este gobierno está haciendo lo mismo que hizo Rivadavia»

Fuente: Mónica López Ocón | TiempoAR Fecha: 19 de Mayo 2017 El historiador Norberto Galasso acaba de publicar un nuevo libro. Se trata de Triunfo Buitre. La deuda externa argentinas de los Kircher a Macri (Colihue). Se presentará hoy, viernes 19, en Paisaje Rivarola 154, CABA y participarán del acto, además del autor, Andrés Asiain y Alejandro Vanoli. El libro toma el período comprendido entre la declaración del default en 2001 hasta marzo de 2017. “En algún momento había que darle un punto final, —aclara Galasso— a pesar de antes de ayer mismo el gobierno volvió a endeudarse por 20.000 millones de dólares. Como sigue contrayendo deudas, era difícil tomar la decisión de terminarlo. Esperemos que algún día se pueda poner ese punto final y se revea lo que se hizo, porque se ha contraído ya una deuda impresionante cuyo pago afectará a las futuras generaciones». -¿Y cuál sería la forma de ponerle un punto final a este endeudamiento ya que es una política de este gobierno? -Creo que todo depende de la movilización popular, la correlación de fuerzas que tenga un gran movimiento popular con respecto a la minoría. Casi todos los integrantes del gobierno pueden ser impugnados y enfrentar un juicio político porque tienen cuentas offshore, no están legalmente ubicados y las negociaciones fueron ruinosas para el país. El kirchnerismo logró desendeudar el 92,4 de la deuda total y quedaba un 7, 6 que estaba integrado fundamentalmente por fondos buitres, Paul Singer y Cart quien tiene una empresa que fabrica vasos de telgopor, es multimillonario, tiene bienes en diversas partes del mundo y una nave espléndida y larguísima que se parece a las de los piratas. De ese 7, 6 de los fondos buitres se presentó nada más que la mitad. Lo que reclaman son títulos o bonos que han comprado sobre todo en la época del default en que la Argentina estaba muy mal. Los han comprado a 20 o 30 centavos y ahora exigen que se les paguen al valor nominal del título que es un dólar, es decir, cinco veces lo que pagaron. Cuando se iniciaron las negociaciones, dado que era sólo la mitad la que se presentaba, se pensaba que había que lo que había que pagar en el caso de aceptar la situación de que eran mafias financieras internacionales, eran 2.500 millones de dólares. Como se negoció cuando asumió Macri, que representaba los mismos intereses que los buitres, se pasó a una cifra de 6 000 o 7000 millones de dólares y luego a una cifra de 12.500 millones de dólares. Eso se aprobó pero el Congreso luego reconoció que había que emitir deuda por 15.000 millones de dólares. Le encargaron a Caputo, íntimo amigo de Macri que hiciera las gestiones y se terminaron emitiendo bonos por 16.500 millones de dólares. -Es decir que la deuda aumentó de manera exponencial en poco tiempo. -Si, Axel Kicilloff dice que se ha pagado 3 o 4 veces lo que se debía. Néstor Pitrola, que a veces es un poco exagerado en esas cosas, dice que se pagó 11 o 12 veces más de lo que se debía. De todos modos el acuerdo es muy parecido al que se hizo Rivadavia en 1824. A eso ahora agregaron que la Argentina da en garantía sus recursos naturales como Vaca Muerta. En su momento, Rivadavia había hipotecado las tierras de la provincia de Buenos Aires como garantía del empréstito. Esto es lo mismo que hizo Rivadavia. Las tasas de interés de la deuda reconvertida que se pensó que podían ser de un 3 o 4 % anual se pactaron en 7,5. Ha sido toda una operación ruinosa que se va a pagar endeudándose más. Con la intervención del Fondo Monetario se va a establecer una política para que todos los argentinos que no recibieron un bono ahorremos con nuestro trabajo para que todos los años se llegue a un presupuesto que por lo menos permita pagar los intereses. -Se paga con el sacrificio del pueblo. -Claro. Hay que bajar los salarios, lo que significa también una baja del consumo. Esto es un círculo vicioso porque esto provoca cierre de negocios, desocupación y la desocupación hace que los empresarios puedan pagar salarios bajísimos. Ya dijo Prat Gay cuando era ministro que la opción era muy fácil y que los sindicalistas debían saberlo, -¿Cuál era esa opción? – Era salarios muy bajos o despidos. Esto sumado a una serie de negociaciones espurias que fueron identificadas y son retenidas por una justicia que en gran parte está pervertida como son las más de 40 empresas offshore que tiene el grupo Macri. El joven diputado Daniel Martínez ha revelado que ha habido giros entre esas empresas para instalar Pago Fácil en Brasil, por ejemplo. Esto se vincula también con los giros que ha recibido Arribas que ahora está en dificultades con los reclamos que le hace el Gobierno para que explique cómo ha recibido giros por 10.500 millones. Él dice que no los ha recibido. -¿Ve en estas políticas un retroceso? -Sí, hemos vuelto a la Argentina tradicional, a la Argentina colonial en la que el poder está en manos de una oligarquía fundamentalmente financiera. Ellos hablan de inversiones, pero las inversiones que entran van a la bicicleta financiera. Se utilizan las tasas de interés altísimas para obtener grandes beneficios y luego se aprovechan las facilidades que da el gobierno para fugar eso hacia el exterior por las dudas, no vaya a ser que un día el pueblo argentino explote ante tanta canallada. -¿Qué similitudes y diferencias ve usted con la situación del 2001? -La situación del 2001 era de crisis generalizada. Antes de eso hubo un voto bronca en que un 25% no participó y un 20 % votó en blanco. Prácticamente se ganó por la negativa. Hubo un rechazo, un repudio total a la dirigencia política. Esta dirigencia no ha mejorado mucho, pero hay compañeros correctos y combativos, por supuesto y también los hay a nivel gremial. Pero, de

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Crímenes y delitos de Donald Trump

Fuente: Amy Goodman y Denis Moynihan | Democracy Now Fecha: 19 de MAYO 2017 El presunto intento del presidente Donald Trump de socavar la investigación del FBI sobre su ex asesor de seguridad nacional, el teniente general Michael Flynn, y su posterior despido del director del FBI, James Comey, ha inspirado un sin fin de especulaciones en los medios de comunicación hegemónicos sobre la posibilidad de que sea sometido a juicio político. Sin duda, las pruebas presentadas por el periódico The New York Times, junto con todo lo ocurrido durante los primeros meses de gobierno de Trump, amerita una investigación independiente. Tal vez, como en el escándalo de Watergate de 1974, que forzó al presidente Richard Nixon a renunciar caído en desgracia para evitar el proceso de juicio político y destitución, el encubrimiento del delito termine siendo mayor que el delito mismo. ¿Pero qué pasaría si a Donald Trump se le hiciera rendir cuentas por sus verdaderos delitos, como matar civiles en ataques con aviones no tripulados, causarles sufrimiento o la muerte a los refugiados al negarles asilo y conducir el planeta hacia una catástrofe climática? ¿Qué sucedería si Donald Trump mantuviera sus promesas de campaña, tan indignantes como incendiarias, que, de ser implementadas, en su mayoría constituirían crímenes? Lamentablemente, el poder presidencial excesivo, y a menudo letal, ahora se considera algo normal. A los pocos días de asumir el cargo, el presidente Trump, durante una cena con su yerno Jared Kushner y otros asesores, aprobó un operativo militar del equipo especial SEAL 6 de la Marina estadounidense en Yemen. El ataque le costó la vida al integrante de los SEAL “Ryan” Owens, así como la pérdida de un helicóptero estadounidense. ¿Pero qué se supo de las bajas civiles? Pese a las declaraciones del gobierno de Trump de que la ofensiva recopiló amplios datos para inteligencia, han surgido informes de al menos 30 muertes de civiles; entre ellos, varios niños. Según Reuters, autoridades militares de Estados Unidos dijeron: “Trump aprobó su primera operación encubierta de antiterrorismo sin suficiente información de inteligencia, apoyo terrestre ni preparativos de respaldo adecuados”. Esto fue solamente un operativo militar en Yemen entre miles, en una devastadora guerra civil exacerbada por el armamento y apoyo de Estados Unidos a Arabia Saudí, que está arrasando Yemen. Trump visitará Arabia Saudí esta semana, el primer país extranjero al que irá como presidente. Donald Trump es el comandante en Jefe, y su orden casual en medio de esa cena condujo a la muerte violenta de decenas de personas inocentes. ¿Acaso no se trata de un crimen? A mediados de abril, el ejército estadounidense lanzó una bomba sobre un presunto objetivo del autoproclamado Estado Islámico (ISIS, por su sigla en inglés) en Afganistán, que estos días no atrae la atención de los medios, a pesar de que la guerra más larga en la historia de Estados Unidos ha llegado a su 17º año, con promesas de Trump de extenderla y enviar miles de tropas terrestres más al terreno. Pero esta no era una bomba común. Trump dejó caer sobre territorio afgano lo que el Pentágono ha calificado como “la madre de todas las bombas” (MOAB, por su sigla en inglés). La bomba GBU-43/B es la mayor bomba no nuclear del mundo. Se encuentra en el arsenal estadounidense desde principios de la guerra en Irak, pero nunca se había usado hasta que el comandante en jefe Donald J. Trump asumió el cargo. El Dr. “Hakim” es un médico que ha hecho trabajo humanitario en Afganistán durante más de una década. Hakim trabaja en Voluntarios por la Paz en Afganistán, un grupo interétnico de jóvenes afganos dedicados a crear alternativas no violentas a la guerra. Recientemente dio su opinión sobre el primer despliegue de la MOAB en una entrevista con Democracy Now!. En declaraciones desde Kabul, se mantuvo de espaldas a la cámara por temor a sufrir represalias si era identificado: “Creo que es un insulto llamarla ‘La Madre de Todas las Bombas’. Esta mañana, cuando estaba hablando con un integrante de Voluntarios por la Paz en Afganistán, Ali, él dijo: ‘¿Alguna madre le haría eso a la Madre Tierra? ¿O se lo haría a algún niño?’ El efecto es lo que el ejército estadounidense o lo que los ejércitos de todo el mundo quieren infligirles a los ciudadanos comunes; es decir, miedo, pánico, hambre, ira”. Los medios de comunicación hegemónicos han asumido un tono más opositor desde que Donald Trump asumió el cargo, sin embargo, vuelven a alinearse cuando Trump se involucra en acciones militares. Entonces, los medios declaran, que Trump está actuando como un “presidente”. El mismo artículo del periódico The New York Times que sostenía que Trump interfirió en la investigación sobre las relaciones entre Flynn y Rusia contenía otra sorprendente revelación. El medio informó que “según uno de sus asesores, el señor Comey debería considerar encarcelar a los periodistas por publicar información clasificada”. La libertad de prensa es la base de nuestra sociedad democrática. Trump también se ha comprometido a ampliar las leyes de difamación para que sea más fácil perseguir a quienes lo critican. Rod Rosenstein, vicefiscal general, acaba de nombrar al ex director del FBI Robert Mueller como asesor especial para supervisar la investigación en curso de la presunta influencia rusa en las elecciones estadounidenses de 2016. Mueller debería evaluar los hechos enérgicamente y hacer públicas sus conclusiones. Pero la investigación completa de los crímenes de Donald Trump debería ir mucho más lejos. Traducción: Inés Coira

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«Necesitamos directas ya y de un plan popular de emergencia»

Fuente: Jaoana Tavares | Brasil de fato Fecha: 18 de MAYO 2017 João Pedro Stedile, dirigente del Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) y del Frente Brasil Popular, analiza en el escenario político brasileño, el papel de Globo, las divisiones en el campo golpista y habla sobre la necesidad de construir un gobierno de transición y la construcción de un proyecto popular para Brasil. ¿Cuál es el interés de O Globo en divulgar esos audios y por qué ellos insisten con elecciones indirectas? La red Globo se transformó en el principal partido de la burguesía brasilera (PBB). Ella cuida de los intereses del capital utilizando su fuerza de manipulación de la opinión pública y articulando los sectores ideológicos de la burguesía, o sea, el poder judicial, algunos fiscales, la prensa en general, etc. Ellos saben que Brasil (y el mundo) vive una crisis económica, social y ambiental causada por el modus operandi del capitalismo. Y eso aquí en Brasil se transformó en una crisis política, porque la burguesía precisaba tener hegemonía en el congreso y en el gobierno federal, para poder aplicar un plan de colocar todo el peso de la salida de la crisis sobre la clase trabajadora. Por lo tanto, O Globo es la mentora y gestora del golpe. Sin embargo, la salida Temer fue un tiro en el pie, ya que su banda, como reveló Eduardo Cunha, era un bando de lumpens, oportunistas y corruptos, que no estaban preocupados con el proyecto burgués de país, sino solo con sus billeteras. La operación carne podrida fue otro tiro en el pie, que ayudó a desacreditar esa banda del Pmdb, pues varios de ellos estaban involucrados y provocaron a un sector de la burguesía agro-exportadora. Ahora ellos necesitan construir una alternativa a Temer. La forma de salir se decidirá en las próximas horas y días, si por una renuncia, si lo detienen en el Tribunal Supremo Electoral o si aceleran el pedido de impeachment en el Congreso. Y en las próximas semanas decidiremos a quién colocar en el lugar. Muchos factores incidirán y el resultado no será algún plan maquiavélico de algún sector, mismo de la Globo, sino que será el resultado de la lucha de clases real, de cómo las clases se comportarán en las próximas horas, días y semanas. ¿Cómo se organiza el campo golpista? El campo golpista está dividido desde 2014. Y eso nos ayuda. Porque en los golpes anteriores, de 1964, y después en el gobierno de Fernando Hernique Cardoso de 1994, la burguesía estaba unida, tenía un comando único, tenía un proyecto de país y tenía una retaguardia importante en la capital estadounidense. Ahora ellos no tienen proyecto para el país. Perdieron la retaguardia gringa pues se alineaban con Hillary Clinton. Quieren salvar sólo sus intereses económicos particulares. Como dice el sociólogo tucano (N.E. por el tucán que tiene el logo del PSDB, el partido de Cardoso y Aécio) Jose de Souza Martins, “la reforma previsional y laboral son las medidas capitalistas que aumentan la explotación de los trabajadores pero son contradictorias con un proyecto capitalista de país”. Ellos no tienen comando único. Están divididos entre el poder económico (Meireles, JBS) el grupo de lumpens del PMDB (Juca, Padilha, Temer, Moreira Franco), que tienen el poder de las leyes, y comienzan a tener fisuras, como el caso de Renan. Y el grupo ideológico de Globo – poder judicial. Hay muchas contradicciones internas entre ellos. Y por eso también ellos no tienen claro, ahora, a quien colocar en el lugar de Temer. Lo ideal para ellos sería proscribir a Lula, tener un gobierno de transición, que fuese aceptado por la mayoría de la población, podría hasta ser la ministra Carmen Lucia (N.E. Presidenta del Supremo Tribunal Federal), hasta octubro de 2018, y ahí intentar ganar las elecciones. Además, esa división aparece también en las candidaturas de ellos, aún no consiguieron construir un FHC, un Collor. Están tanteando a la opinión pública presentando a Doria (N.E. Intendente de San Pablo, empresario perfil Macri), Huck (N.E: Luciano Huck es un presentador televisivo), etc., pero ellos saben por las encuestas de opinión pública que son inviables y sólo pospondría aún más la crisis política. ¿Qué pueden hacer los trabajadores y organizaciones populares en este momento? Nosotros estamos debatiendo, ya desde el año pasado, en el ámbito de los más de 80 movimientos populares y organizaciones políticas que forman parte del Frente Brasil Popular, que la salida que interesa a la clase trabajadora son un conjunto de medidas complementarias. Primero sacar a los golpistas y suspender todas las medidas legislativas que vienen tomando contra el pueblo. Después tener un gobierno de transición, que convoque a elecciones presidenciales para octubre de 2017. Y que se discuta una forma de hacer una reforma política inmediata, que garantice la voluntad del pueblo, y se elija un nuevo congreso. Y el nuevo gobierno, asuma el compromiso, ya en campaña de convocar para 2018 a una asamblea constituyente exclusiva, a parate del congreso, para constituir un nuevo modelo democrático de régimen político – electoral en el país. Paralelamente a eso, construimos un PLAN POPULAR DE EMERGENCIA, que priorizó más de 70 medidas de emergencia que el gobierno de transición y el nuevo gobierno deberían impelemntar, que en nuestra opinión, sacaría al país de la crisis económica, social y política. Y después, durante la campaña electoral, discutir un nuevo proyecto de país, que tome en cuenta la necesidad de reformas estructurales de mediano y largo plazo, como la reforma tributaria, la reforma de los medios de comunicación, la reforma agraria, los cambios en el pago de los intereses y del superávit primario y la propia reforma del poder judicial. Pero para que todo eso suceda, los trabajadores, las masas, necesitan urgentemente ganar las calles. La fuerza del pueblo sólo se ejerce en las calles, en las movilizaciones, ocupaciones y presión de masa. Creo que en las próximas horas y días habrán varios plenarios para debatir fechas concretas de movilización. De nuestra parte, creemos que

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Milagro Sala y el niño de diez años

Fuente: Jorge Elbaum | La Garcia Fecha: 17 de MAYO 2017 La escena es conmovedora. Un niño llamado Fernando de apenas diez años intenta bajar la cabeza para no ver el espectáculo truculento que la autoridad ha decidido escenificar para aleccionar y disciplinar a todo un pueblo. Fernando Condorcanqui, la criatura que llora desconsoladamente y que intenta no ver la cruel representación punitiva es hijo y hermano de las personas que van a despedazar y asesinar frente a sus ojos. El chico baja la cabeza y un funcionario del imperio español se la sostiene forzadamente con el objeto de que las imágenes queden grabadas como pedagogía del horror y del sometimiento. Fernandito es forzado a presenciar la ejecución de dos de sus hermanos mayores y la muerte por garrote de su madre, Micaela Bastidas. Luego, como capítulo final de la perversidad, se le exige ver el intento —frustrado— del descuartizamiento de su padre, José Gabriel Condorcanqui, más conocido como Tupac Amaru. Mientras los cuatro caballos cinchaban hacia los puntos cardinales de la tierra, al niño se le sostenían la cabeza para que fijara su vista en el cuerpo de su padre. A Fernando, de diez años, se le escucho esa mañana, en la Plaza de Armas de Cusco un gemido penetrante y agudo que es considerado por difundidas supersticiones como causa de los movimientos sísmicos que han asolado a Perú en los últimos doscientos años. La escena es del 18 de mayo de 1871. El día de dicho aniversario, 18 de mayo de 2017, el Grupo de Trabajo sobre Detención Arbitraria de Personas (GTDA) entidad de las Naciones Unidas que se dedica a investigar denuncias sobre penas carcelarias indebidas y a elaborar recomendaciones a los Estados, abandonará nuestro país después de relevar durante diez días el caso de la Diputada electa del PARLASUR (Parlamento del MERCOSUR), Milagro Sala, —entre otros— quien se encuentra privada de libertad desde enero de 2016, en el marco de diferentes causas apócrifas iniciadas por testaferros judiciales del actual gobernador provincial. En una de esas causas, un ex integrante del Movimiento Barrial Tupac Amaru, Rene “Cochinillo” Arellano, empleado de la actual gobernación provincial, denunció a Milagro Sala como instigadora de un “escrache” realizado el entonces diputado Gerardo Morales, del cual la propia Milagro Sala no participó y por la cual —sin embargo— fue condenada. José Gabriel Condorcanqui, el padre de Fernandito, fue detenido en 1780 por liderar una sublevación contra los responsables del sometimiento de los pueblos originarios a formas de esclavización conocidas como la mita y el yanaconazgo. La primera acción de José Gabriel, que tomó el seudónimo de Tupac Amaru II en homenaje a uno de los líderes de la resistencia contra la invasión española en el siglo XVI, fue exigir a la Audiencia de Lima, mediante pedidos escritos, la eliminación de la utilización de niños, ancianos y mujeres en las minas, donde morían diariamente miles de personas por el contacto con el mercurio. La indiferencia del imperio -que nunca contestaron las requisitorias de José Gabriel- impulsó la sublevación, que incluyó un admirable decreto en el que Condorcanqui declaraba la abolición de la esclavitud de los afrodescendientes, el 16 de noviembre de 1780. Milagro Sala fue parte de la construcción colectiva de un movimiento orientado a brindar trabajo y dignidad a decenas de miles de ciudadanos desempleados y excluidos por el neoliberalismo que arrasó con América Latina en los años´90. Milagro lideró un modelo de empoderamiento popular cuyo éxito más relevante fue enorgullecer a sujetos colectivos acerca del significativo poder con el que contaban si eran capaces de mostrarse unidos. Su organización puso en evidencia que podían canalizar demandas hacia el Estado y visibilizar su existencia social, oscurecida durante décadas por la agenda púbica. El Movimiento Barrial Tupac Amaru cambió la escenografía jujeña a fuerza de piquetes, marchas y rebeldías. Gran parte de la conservadora y pacata sociedad jujeña catalogó a la “Tupac” como el paradigma del desorden social y la consideró un “insulto a la moral, a las buenas costumbres y al libre tránsito”. Tupac Amaru II fue traicionado por un integrante de su grupo tupamaro, Francisco Santa Cruz, al igual que Sala fue vendida por Rene “Cochinillo” Arellano, quien se garantizó empleo y retribuciones veniales. Al hijo de Milagro Sala, Sergio Chorolque, en el marco de una brutal campaña para destruir emocionalmente a la dirigente popular, se lo acusó de inexistentes delitos ligados a sus tareas como integrante del movimiento barrial. La rebelión de José Gabriel tomó como bandera los colores del arco iris, la “Wipala” que flamea hasta hoy en las casitas rugosas de piedra y adobe donde late el ancestral orgullo que Tupac le legó a quienes se enfrentaron al usurpador colonial. El encargado de torturar y condenar al descuartizamiento a Tupac fue el Doctor en Derecho Canónigo, José Antonio de Areche. Su heredero es el gobernador de Jujuy quien fue interpelado por Milagro Sala en su declaración ante los tribunales, en ocasión de las tantas acusaciones a las que se vio sometida: “Siento que la molestia es porque los negros conseguimos organizarnos e inculcábamos que no teníamos que bajar la cabeza por nada del mundo (…) En todas las localidades la Tupac comenzó a trabajar con las escuelas y crear aulas precarias. Esas cosas le molestan a Gerardo Morales: poder construir nuestro propio futuro, vivir mejor, y que no dependan de sectores políticos”. El pecado estructural del colectivo barrial Tupac Amaru fue dirigir una organización que no ha comulgado con el sometimiento económico y simbólico. Para superar la postración, ha utilizado los escasos dispositivos que el establishment no controlaba. Ese hecho que implica quebrar un adocenado status quo es lo que supone un pecado imperdonable para el modelo de dominación provincial jerarquizado. Tupac fue juzgado por la inquisición, que permitía unificar el derecho terrenal con la legitimidad “divina”. El veredicto incluyó el desgarramiento público bajo la atenta contemplación de su hijo de diez años. La persecución sistemática a Milagro Sala todavía continúa. Pero los tribunales de la nueva inquisición

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El ataque del perro Perroni a las costillas de Bressi

Fuente: Ricardo Ragendorfer | Nuestras Voces Fecha: 15 de MAYO 2017 Cómo se erige un jefe de Policía Bonaerense que debe asumir mustiando la sórdida aclaración de “no soy ningún torturador” y lleva cosida la sombra del secuestro y asesinato de Bru en su Abrigo. Perroni, el jefe al que le gusta forjar cuchillos de acero y se jacta de ser un gatillero. Cómo cayó Bressi, rodeado de traiciones y chanchullos. El poder en las sombras de Matzkin. Los hombres de Ritondo y los comisarios que todavía tienen predicamento en la tropa. Las “no” opciones de Vidal. Todas las cajas. La Caja. Corría la tarde del 9 de mayo cuando el subjefe de La Bonaerense, comisario general Rubén Fabián Perroni, recibió una llamada telefónica efectuada desde el Ministerio de Seguridad. Durante unos minutos escuchó en silencio la voz que le hablaba por el otro lado de la línea. Y finalmente, dijo: –Sí, señor. Voy enseguida para allá. No obstante, antes de ir al encuentro del ministro Cristian Ritondo hizo una breve escala en el despacho del jefe de la fuerza, Pablo Bressi. Ese hombre alto, de mirada torva y cutis poceado lucía alicaído. Masticaba la amargura del adiós, puesto que su eyección del cargo era ahora imposible de revertir. Una hora antes había sido arrestado su dilecto amigo, el comisario Alberto Miranda. Una estocada –en perspectiva– previsible. El tipo estaba al mando de las Plantas Verificadoras de Automotores, una de las cajas más generosas de la mazorca provincial. El origen de su infortunio: una “batida anónima” sobre la llegada de la recaudación mensual a su oficina de Villa Tesei. Los datos hasta incluían la hora exacta de la entrega. De modo que la patota de Asuntos Internos sorprendió al pobre Miranda con las manos en la masa. Y su única reacción fue revolear fajos de dinero –alrededor de 200 mil pesos– por el aire. Lo cierto es que Bressi no exhibió ni una pizca de asombro por la dinámica del acontecimiento. De hecho, también fue una “batida anónima” la que había propiciado –en febrero de 2016– el escandaloso arresto de tres oficiales muy afines a él por brindar protección a narcos en Esteban Echeverría. Al igual que –en abril del mismo año– el hallazgo en la Jefatura Departamental platense de los 36 ya famosos sobres con billetes, y sin otro propósito que enlodar el buen nombre y honor del ex jerarca de aquel coto, Alberto Domsky, quien acababa de ser sumado a su entonces flamante plana mayor. Recién a 13 meses de esa maniobra, otro soplo destituyente impulsado desde las entrañas mismas de La Bonaerense impactaba por fin de lleno en su cuestionada gestión. Lo que se dice, un triunfo de la persistencia. Porque el ascenso de Bressi a la cúspide de la fuerza –sugerida en diciembre de 2015 por su antecesor, el aún hoy influyente Hugo Matzkin, a Ritondo y éste, a la gobernadora María Eugenia Vidal– encendió el fuego de la discordia en algunos miembros del comisariato que habían cifrado en la transición sus ilusiones de grandeza. Entre los más heridos resaltaba el jefe de Investigaciones, Néstor Larrauri, quien fue lanzado al ostracismo junto a su lugarteniente, Roberto Di Rosa, a cargo de la DDI de Quílmes. La suerte también le fue esquiva al mandamás de la Zona Oeste, Carlos Grecco -quien tuvo efímera notoriedad por encubrir en 2008 a los secuestradores del empresario Leonardo Bergara– y al de Delitos Complejos, Marcelo Chebriau, entre cuyas hazañas resalta haber malogrado intencionalmente la pesquisa por el crimen de la niña Candela Sol Rodríguez. Todos en la actualidad siguen gozando de predicamento en ciertos sectores de la corporación policial y además conservan intacta su capacidad de daño. En el transcurso de ese martes negro Bressi no tuvo dudas de que en alguno de ellos estaba la autoría intelectual de su decapitación. Perroni, quien compartía tal creencia, sólo atinó a declamar alguna frase de consuelo. Y tras un sentido abrazo, se retiró. Sabía que Matzkin, en su rol de consiglieri oficioso del Poder Ejecutivo con asiento en La Plata, supo orientar anticipadamente los términos de la sucesión. Fue allí donde entró a tallar su figura. Otro triunfo de la persistencia. Cuidado con el Perro Cuesta creer que ese hombre canoso, parco y algo excedido de peso haya sido en sus años mozos delantero en las inferiores de Gimnasia y Esgrima. Ahora, a los 51 años y tras una trayectoria policial zigzagueante, el “Perro” –tal como lo llaman en alusión al apellido– se vio obligado a debutar en el máximo sitial de La Bonaerense con una aclaración por demás sombría: “Yo no soy ningún torturador”. Aquella frase remite a una historia ocurrida en el ya lejano invierno de 1992, cuando el entonces oficial principal Perroni prestaba servicios en la comisaría 9ª de La Plata. Por esos días, junto con el jefe de calle de esa seccional, Walter Abrigo, irrumpió en el domicilio de un tal Ramón Silva, un presunto pistolero sospechado de integrar una banda abocada al asalto de carnicerías. Pero el tipo no estaba allí; en cambio, se llevaron a un amigo suyo, Julio César Medina. Y fue sometido a impiadosos apremios ilegales. Además le plantaron un revolver para involucrarlo en la causa. Ambas cuestiones hicieron que el juez Ernesto Domenech procesara a los dos policías. Por aquel expediente Perroni pasó en 1997 una breve temporada tras las rejas. Finalmente, Abrigo y él salieron bien librados del tema por no ser identificados en el reconocimiento. Cabe recordar que por aquella época Abrigo, un ser temible hasta para sus colegas, tenía otro problemita: era el imputado más comprometido en el secuestro y asesinato del estudiante de periodismo, Miguel Bru, ocurrido en 1993. Con respecto a su situación en la causa por torturas, Perroni esgrimió –según el portal Diario Full, de La Plata– el siguiente argumento: “El defensor tenía la costumbre de aconsejar a los detenidos que hicieran denuncias por apremios para desviar la investigación. Ellos dijeron que Abrigo los apremió, y que

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Palestina. ¿Quién pasará a la historia, el carcelero o el huelguista de hambre?

Fuente: Gideon Levy | Haaretz Fecha: 13 de MAYO 2017 Al final, la historia juzgará. Y ¿a quién recordará la historia, a Gilad Erdan o a Marwan Barghouti? El comerciante de neumáticos de Ramat Aviv Guimel (antes Savion), que vive, por cierto, en una calle con el nombre de un asesino judío, o el activista del Centro de Detención de Khison (antes prisión de Hadarim)? ¿Al carcelero o al prisionero? ¿Al que ocultó los dulces o a la persona que se los comió? ¿Al ministro o al “archi-asesino”, como le llamó el corresponsal de Canal 2 Moshe Nussbaum? ¿Cuál de los dos lucha por una causa más justa? ¿Cuál de ellos de hecho lucha? ¿Cuál de ellos ha sacrificado algo en el curso de su vida? Y ¿quién es responsable de más derramamiento de sangre? ¿A quién le interesa más la paz? Al final, la historia juzgará. En realidad, la historia decidió hace mucho tiempo. Erdan ni siquiera será una nota al pie de página. Como ministro responsable de la Policía y la policía de fronteras de Israel, también es responsable del derramamiento de sangre que causen. En cuanto a Barghouti, ha trabajado a favor de la paz mucho más que Erdan, hasta que perdió la esperanza y con razón. Erdan lleva el pelo mejor cortado, su traje es de diseño y su reloj de lujo brilla en la oscuridad. La última vez que vi a Barghouti llevaba un Casio barato. Ambos estudiaron ciencias políticas y Erdan también estudió derecho. Ha tenido, sin duda, mejor educación. Erdan fue a una escuela secundaria religiosa y Barghouti no. Erdan trabajó para la Asociación de Constructores, Bargouti, no. Ambos tienen cuatro hijos y Erdan les dedica más tiempo, porque puede verlos. A la misma edad que Erdan estudiaba en su yeshiva, Barghouti se sumó a la lucha palestina. A la misma edad que Erdan era un oficial adjunto, Barghouti ya había sido detenido por primera vez. Cuando Erdan condenó los Acuerdos de Oslo, Barghouti llamaba a las puertas en Israel y trataba de convencer a la gente de la importancia de la paz. Erdan puede ser el “hombre de la década en la lucha contra los accidentes de tráfico” (como la organización de la seguridad vial O Yarok le ha llamado), pero el hombre de la década en la lucha de verdad es Barghouti. Erdan nunca ha luchado por nada en su vida, a excepción de su puesto en las listas de la Knesset. Diputado de la Knesset en cinco legislaturas y ministro de tres gobiernos, nunca ha sacrificado nada en el altar por una idea. Ni siquiera ha luchado por la radiotelevisión pública que tanto le costó crear; se plegó, se quedó en silencio y débilmente sucumbió, intimidado por el primer ministro Benjamin Netanyahu. Erdan no es del tipo de los que están dispuestos a pagar un precio personal por nada. Barghouti ha sacrificado su vida, su familia y su destino por las ideas más elevadas. Barghouti es un luchador por la libertad. Erdan lucha en las primarias de su partido. Barghouti es un gato callejero. Erdan es un perrito faldero. Barghouti está en huelga de hambre, y Erdan le tendió una trampa. Hay que atribuirle el mérito a Erdan y al Servicio de Prisiones de Israel. No tienen vergüenza, ni siquiera la más mínima. Adelante carceleros, grabarle, vosotros que os hacéis los héroes a costa de los más débiles. Seguir grabando en los retretes, en los cuartos de baño y debajo de ellos, y transmitir los cortes en horario de máxima audiencia. Poner una trampa de ratón y publicitar todas vuestras capturas, almas miserables. Les va a encantar en las agrupaciones del partido Likud. Erdan vs Barghouti. “No puedo dar detalles sobre quién la puso [la cámara]. Cuando me jubile podré revelarlo”, dijo el ministro Tortit, como estuviera guardando un secreto. El John Le Carré israelí también elogió el “trabajo de inteligencia” del Servicio de Prisiones de Israel. ¡Menudo trabajo de inteligencia! No puede haber nada más patético, ni lo habrá. El hombre que es responsable de una fuerza policial que enseña a los niños a asegurarse de la muerte de un hombre herido indefenso o cómo lanzar a perros contra seres humanos está, naturalmente, también orgulloso de la labor heroica del Servicio de Prisiones en la Operación Tortit. 1-0 a favor de Erdan. El archi-carcelero venció al archi-terrorista. Barghouti se comió la oblea; la batalla está decidida. Barghouti no está en huelga de hambre, porque dio un mordisco. Pero en un día de huelga de hambre, incluyendo la de Tortit, Barghouti ha sacrificado más que Erdan en toda su vida por algo. Y en un solo día de huelga de hambre Barghouti está luchando por una causa más justa que cualquier problema sobre el que Erdan haya pensado, incluyendo su lucha contra los accidentes de tráfico. ¡Salud, Erdan, el héroe del momento! La historia se acordará de Barghouti. Traducción: Enrique García

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Venezuela: no callar, pero para decir la verdad Fuente: Atilio Borón

Fuente: Atilio Boron | Blog de Atilio Boron Fecha: 12 de MAYO 2017 En varios trabajos recientes diversos analistas y observadores de la vida política latinoamericana han reprochado a los intelectuales y militantes de izquierda su silencio ante lo que está ocurriendo en Venezuela. Ese silencio, dicen, sólo refuerza los peores rasgos del gobierno de Nicolás Maduro. Este reclamo lo hizo hace unas pocas semanas un destacado intelectual venezolano, Edgardo Lander, y más recientemente, en una producción especial de Página/12, lo reiteraron dos colegas de Argentina: Roberto Gargarella y Maristella Svampa.[1] Nadie podría estar más de acuerdo que el autor de estas notas sobre la necesidad de hablar acerca de lo que realmente está aconteciendo en Venezuela. Tras las huellas de los fundadores del materialismo histórico Gramsci decía, con toda razón, que “la verdad siempre es revolucionaria”. Y el aforismo del fundador del PCI es más importante hoy que nunca antes, cuando el virus posmoderno ha instituido a la “posverdad” ¡como un criterio de verdad!, abriendo paso a cuantas tergiversaciones y mistificaciones puedan ocurrírsele a quienes precisamente quieren ocultar tras una cortina de sofismas y falsedades lo que está sucediendo en nuestras sociedades —y muy especialmente en Venezuela— y, de ese modo, favorecer a los planes de la contrarrevolución en marcha. Desafortunadamente las buenas intenciones de Gargarella y Svampa de hablar sobre Venezuela y decir lo que allí está sucediendo termina con una frustración. Y esto es así porque en su nota no hablan de lo que en verdad ocurre en ese país sino que reproducen con pequeñas variantes el relato que la oposición ha construido para decir lo que ella necesita que se diga que está ocurriendo en Venezuela. Esa narrativa tramposa, que desfigura a sabiendas la realidad para promover su agenda restauradora, ha contado con la inestimable ayuda de los sempiternos agentes sociales y políticos de la reacción, que jamás se equivocan al elegir amigos y enemigos: los medios hegemónicos a nivel mundial (vulgo: “prensa libre”), perros guardianes del orden capitalista; la internacional de la derecha dirigida, con dinero de Estados Unidos, por José M. Aznar y Álvaro Uribe y toda su parafernalia de políticos y periodistas comprados y tanques de pensamiento alquilados y, por si lo anterior no bastara, apoyada también por el gobierno de Estados Unidos desde el nacimiento mismo de la Revolución Bolivariana. No sorprende por lo tanto constatar que en las tres o cuatro páginas escritas por nuestros autores se acumulen numerosos errores de apreciación así como llamativas ausencias. Comencemos por estas. Ausencias Primera ausencia: el gobierno de Estados Unidos. Un análisis sobre cualquier país de las Américas que no mencione ni una sola vez —no digamos analice, apenas mencione— al gobierno de Estados Unidos y al imperialismo es insanablemente erróneo. De allí jamás podría brotar un análisis correcto de la situación. Es un error tan grave e irreparable —obliterado empero por el prejuicio que informa al paradigma dominante en las ciencias sociales contemporáneas— como el que cometería un astrónomo que al analizar al sistema solar obviara cualquier mención o análisis del papel de Júpiter en la dinámica global del sistema, haciendo caso omiso del hecho que su masa equivale a casi dos veces y medio la suma del total de los demás planetas que componen el sistema. ¿Qué diríamos de nuestro astrónomo? Que pese a sus buenas intenciones no tiene nada serio para decir; es más, no puede tener nada serio para decir, porque su análisis ha soslayado lo principal. No lo único que importa pero sí lo más importante. A estas alturas del siglo veintiuno me dispenso de la necesidad de explicar, por archiconocido, lo que es el imperialismo y como actúa en lo que amablemente sus agentes y voceros califican como “nuestro patio trasero.” El capitalismo contemporáneo lo que ha hecho es exacerbar hasta lo indecible su carácter imperialista y no sólo en Latinoamérica. Recuerden el escarmiento sufrido por el pueblo griego cuando se “equivocó” al rechazar el brutal programa de ajuste que le proponía la Troika en Europa, “error” que fue corregido en una reunión a puertas cerradas en Bruselas; o la gigantesca multa que el banco francés Paribás tuvo que pagar por transgredir una ley del Congreso de EEUU que penalizaba a cualquier institución bancaria del mundo, estadounidense o no, que mediara en las relaciones comerciales entre Irán, Sudán y Cuba con el resto del mundo. Es decir, la ley estadounidense es la ley del mundo. O las casi mil bases militares que Estados Unidos tienen en todo el mundo, caso absolutamente único en la historia. Eso es un imperio, desde Roma hasta hoy. Y el centro hegemónico del imperio es Estados Unidos, “la nación indispensable” para mantener vivo al capitalismo en la faz de la tierra. Por supuesto, sus teóricos y estrategas prefieren obviar el término imperialista por su desagradable olor, pero la realidad del imperialismo es inocultable y por eso se esmeran en referirse a ella con nombres más amables. Los expertos del Pentágono y del Departamento de Estado, la CIA o el Consejo Nacional de Seguridad prefieren hablar de “primacía”, “superioridad” y, los más audaces, de “hegemonía” porque son conscientes que palabras como imperio o imperialismo son indigestas para el delicado estómago de la opinión pública estadounidense. El eufemismo puede jugar con las palabras e intentar enturbiar la visión de la cosa, pero esta sigue allí. No por casualidad uno de los más incisivos estrategos del imperio, Zbigniew Brzezinski, inicia su más reciente libro sobre la situación actual de Estados Unidos en el sistema internacional con una sorprendente sección dedicada a la “declinante longevidad de los imperios”, tácita asunción de que Estados Unidos lo es pues de lo contrario no se entiende la razón por la cual ese autor se enfrasca en una discusión que es marginal al objetivo de su trabajo.[2] De lo anterior se sigue que los imperios —aunque se autodenominen, como en el caso de Estados Unidos, “líder del mundo libre” o “primacía americana”— forjan una relación radicalmente asimétrica con los países

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Los complotados

Fuente: Horacio Verbitsky | Página 12 Fecha: 07 de MAYO 2017 El fallo para liberar el mayor número posible de detenidos por crímenes de lesa humanidad es producto de un acuerdo secreto entre el gobierno nacional y la Iglesia Católica. Las movidas previas de Bergoglio y de la Corte que prepararon el terreno. Las negociaciones con Elena Highton para que siga en su cargo luego del límite constitucional de 75 años. El voto de la nueva mayoría oficialista y el operativo de autoabsolución del episcopado, dos monumentos a la hipocresía. Los esfuerzos del gobierno por simular que está molesto con la decisión de la Corte Suprema de Justicia que ordenó reducir la pena a un condenado por crímenes de lesa humanidad porque perturba su política de Derechos Humanos chocan con los datos duros que rodean el fallo del miércoles pasado. El 20 de marzo el Secretario de Derechos Humanos y Pluralismo Cultural, Claudio Avruj, interesó al presidente de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Francisco Eguiguren, en la situación de los militares detenidos por esos delitos, en una gestión impulsada una vez más por la infatigable Iglesia Católica Apostólica Romana, hoy presidida por un argentino. El gestor de la presentación a favor de los represores fue Siro de Martini, asesor jurídico del ministro de Justicia y Derechos Humanos, Germán Garavano. Avruj pidió que la CIDH recibiera a las organizaciones de familiares de esos militares y a una delegación eclesiástica que encabezaría el propio delegado del papa Francisco en la Argentina, el nuncio apostólico Emil Paul Tscherrig. Los nexos habituales de Avruj con Bergoglio fueron el sacerdote Guillermo Marcó; el ministro de Ambiente y Desarrollo Sustentable, Sergio Berman, y el tesorero de la DAIA cuando Avruj era su director ejecutivo, Alberto Zimerman. A través de Marcó, que era el vocero de Bergoglio, el entonces arzobispo de Buenos Aires se reunía con Avruj. La nueva mayoría La decisión fue firmada por los tres jueces que deben su cargo al presidente Maurizio Macrì: los dos que designó por decreto, Carlos Rosenkrantz y Horacio Rosatti, y aquella que permanecerá en su cargo más allá del límite de 75 años que marca la Constitución Nacional, por voluntad tácita del Poder Ejecutivo. El gobierno nacional estaba en negociaciones con Elena Highton de Nolasco para solicitar el nuevo acuerdo que establece el artículo 99, inciso 4 de la Constitución, pero el senador transgénero Miguel Pichetto hizo saber que su bancada no la votaría. Highton consiguió entonces la medida cautelar de uno de los jueces más políticos del fuero contencioso administrativo federal, Enrique Lavié Pico. Mientras Avruj volaba a Washington para realizar la gestión ante la CIDH, el diario La Nación en su editorial del 16 de marzo consideró “incomprensible” que el Estado nacional no haya apelado esa decisión. Esto sólo fue una sorpresa para quienes desconocían la negociación previa. Highton es desde entonces tan deudora de Macrì como Rosenkrantz y Rosatti, y a menor costo porque no hubo escrutinio público, como hubiera ocurrido de seguirse el procedimiento del decreto 222/03. Este fallo debe considerarse en conjunto con otros tres que en los últimos meses marcaron el perfil de la nueva Corte: Villamil: los reclamos civiles por daños y perjuicios no son imprescriptibles como sí lo es la persecución penal. Fontevecchia: las decisiones de la Corte Suprema tienen preminencia sobre las de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Alespeiti: para negar una prisión domiciliaria a un geronte hay que fundamentar muy bien los riesgos procesales de fuga y entorpecimiento. En los cuatro casos Rosenkrantz formó parte de la mayoría, con socios cambiantes: tres veces Highton, dos Rosatti y Lorenzetti, una Maqueda. Esto sugiere un nuevo eje de poder, desplazado de Lorenzetti a Rosenkrantz. El abogado del Grupo Clarín es el hombre fuerte del tribunal. Los documentos secretos desclasificados por Estados Unidos muestran que tanto el nuncio apostólico de aquellos años, Pío Laghi, como la dirigencia de la DAIA pedían al gobierno de Jimmy Carter que no presionara a la dictadura por las violaciones a los derechos humanos porque podría ser contraproducente. Para Laghi, el dictador Jorge Videla era “un buen cristiano”; los líderes judíos opinaban que el gobierno no era antisemita y que Jacobo Timerman estaba detenido por manejar dinero del terrorismo, cosa que ni la llamada justicia militar pudo establecer. En sincronía con el fallo de la Corte Suprema, el episcopado católico puso en marcha su enésima tentativa por la denominada reconciliación y una vez más dijo y se desdijo ante la reacción que provocó el obsceno show montado en La Montonera, que es la quinta de Pilar donde se reúnen. Uno de los objetivos de la desclasificación de documentos del Vaticano es mejorar la imagen de Laghi, como dieron a entender el monseñor de la secretaría de Estado, Giuseppe Laterza, y los obispos argentinos Mario Poli y José María Arancedo. El acuerdo del gobierno con la Iglesia incluyó la designación de un nuevo obispo castrense, luego de una vacancia de doce años. El nuevo titular de esa diócesis personal, Santiago Olivera, dijo que “los derechos humanos hay que vivirlos para todos. Que la Justicia cumpla su labor, que tiene que ser en todos los tiempos y para todas las personas. No una justicia selectiva, solo para algunos, y más mala para otros. La Justicia no puede ser ni mala ni buena, tiene que ser Justicia”, argumento especioso que retomó en su voto el juez Horacio Rosatti, de buena relación con el Opus Dei. Hipocresía permanente En el voto de la nueva mayoría de la Corte Suprema es sorprendente la primacía de su intención política por encima de la calidad del razonamiento jurídico. Los tres sostienen que la ley penal más benigna no puede excluir a los autores de ningún delito, aunque fueran crímenes de lesa humanidad, como si alguna vez las víctimas o el Estado hubieran pretendido excepciones. Por el contrario, todo el proceso de Memoria, Verdad y Justicia se realizó siguiendo los procedimientos y leyes ordinarios y con las mayores garantías para los imputados.

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Una amenaza a conquistas históricas

Fuente: Baltasar Garzón | Página 12 Fecha: 07 de MAYO 2017 El polémico fallo del 2×1, emitido en ajustada mayoría el tres de mayo por la Corte Suprema (Rosatti, Rosenkrantz y Highton de Nolasco contra Lorenzetti y Maqueda) en relación al cómputo de la pena del represor de la dictadura, Luis Muíña, supone una amenaza a las históricas conquistas que en materia de derechos humanos ha alcanzado Argentina en las últimas décadas. Las consecuencias de esta sentencia son alarmantes. Aproximadamente unos 300 represores, es decir, prácticamente la mitad de los condenados de la dictadura, podrían ser beneficiados con esta desacertada interpretación jurisprudencial. Nombres vinculados a los más aberrantes crímenes que ha conocido la sociedad argentina, como Astiz, Radice o Cavallo podrían acogerse a los efectos extensivos de este fallo y quedar libres. El argumento jurisprudencial expuesto por la Corte Suprema entiende aplicable al represor Luis Muíña, condenado en 2011 a trece años de cárcel, la Ley 24.390 (conocida comúnmente como ley del 2×1), vigente entre los años 1994 y 2001. En dicha ley se estipulaba, en su artículo 7, que “transcurrido el plazo de dos años […] se computará por un día de prisión preventiva dos de prisión o uno de reclusión”. Según la Corte Suprema, la Ley 24.390 debe ser aplicada al caso ya que de lo contrario se vulneraría el principio de legalidad, al quedar afectada la regla de la ley penal más benigna. Además, la Corte Suprema entiende que la Ley 24.390 no hace excepción alguna, por lo que puede ser aplicada también a los crímenes de lesa humanidad. Sin embargo, el controvertido fallo de la Corte Suprema no tiene en cuenta relevantes aspectos jurídicos que cuestionan severamente sus argumentos. En primer lugar, es necesario recordar que el poder judicial argentino, al disponer de crímenes internacionales como la lesa humanidad, no puede resolver de manera atomizada, en un estanco aislado, atendiendo exclusivamente a criterios de su ordenamiento interno. Al conocer de este tipo de crímenes los órganos judiciales deben respetar el derecho internacional de los derechos humanos, configurado por normas imperativas de obligado cumplimiento para toda la comunidad internacional en su conjunto. En este sentido, los instrumentos internacionales ratificados por Argentina, así como la normas de ius cogens en materia de lucha contra la impunidad, obligan a los Estados a “sancionar adecuadamente” y con arreglo a los “estándares internacionales” a los responsables de crímenes internacionales. Es por ello que las amnistías, indultos, reglas de prescripción, la cosa juzgada fraudulenta o las penas irrisorias han sido anuladas en múltiples ocasiones por instancias internacionales, al considerar que los Estados vulneraban normas internacionales imperativas, de superioridad jerárquica, que les obligaban a establecer una sanción acorde con lo esperado por la comunidad internacional. Por ello, el enjuiciamiento y condena de estos crímenes por parte de los órganos jurisdiccionales nacionales debe hacerse siempre respetando las exigencias recogidas en los estándares internacionales. De esta forma, la ejecución de la pena en sede nacional está revestida de características imperativas que vienen desde el derecho internacional y de las cuales no pueden disponer las legislaciones nacionales. Aplicar este tipo de beneficios lleva peligrosamente al Estado argentino al terreno de las amnistías parciales, los indultos encubiertos o cuando menos las penas no acordes a estándares internacionales, por lo que obvia todo el acervo internacional construido en la última mitad del siglo pasado que obliga a los poderes argentinos a responder con condenas adecuadas al daño causado. La controvertida decisión librada por la Corte Suprema no muere en el sistema judicial argentino, aunque haya sido dictada por la cúspide de su poder judicial. Al tratarse de conceptos jurídicos internacionales, como es la lesa humanidad, será con total seguridad revisada en instancias internacionales que podrían determinar que Argentina ha vulnerado principios imperativos. Y es que este fallo afecta de lleno a la política penal de persecución de crímenes internacionales. La sentencia desplegará efectos casi exclusivamente en lo referente a criminales de la dictadura, ya que pocos condenados por delitos comunes están en las cárceles por hechos ocurridos antes de 2001, momento de la derogación de la ley. Por lo tanto, no es consecuente desempolvar esta ley derogada y afirmar que lo que se pretende es aplicar un mismo beneficio para todos, cuando se sabe, y esa es una de las perversiones del fallo, que los únicos beneficiarios serán los represores de la dictadura. En segundo lugar, es necesario recordar que la Ley 24.390 del 2×1 tenía como ámbito de aplicación las personas que se encontraran privadas de libertad en el momento en que se aprobó, siendo aplicable sólo durante el tiempo que estuvo en vigor. Sin embargo, en el caso resuelto por la Corte Suprema el encarcelamiento de Luis Muiña fue posterior, una vez ya había sido derogada la ley. Por lo tanto, la Ley 24.390 no puede afectar a personas que fueron privadas de libertad por condenas posteriores, cuando ya no estaba en vigor. Se trata de una norma procesal destinada a regular la prisión preventiva, limitándola a las causas que estaban en curso en aquel momento, en un contexto en el que la prisión preventiva se había convertido en un problema en las cárceles argentinas. Una vez que el legislador entendió que el problema de la lentitud de los procesos judiciales y la prisión preventiva excesiva se había superado, se derogó la norma aprobándose la Ley 25.430 en 2001. Junto a los dos argumentos anteriores, es inevitable hacer referencia a la inasumible interpretación de la ley penal más benigna que hace la mayoría de la Corte. El principio jurídico penal de la aplicación de las normas sancionadoras más favorables al reo está recogido en los ordenamientos de la práctica totalidad de los Estados democráticos. Eso no se discute. Sin embargo, es necesario recordar que este principio no opera en todo tipo de normas, sino exclusivamente en el ámbito de las leyes penales. De hecho, el Código Penal argentino recoge este principio en su Título I, denominado “Aplicación de la Ley Penal”, por lo que es

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