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Actuar con responsabilidad

Fuente: Carlos Heller | Tiempo Argentino Fecha: 2 de agosto de 2020 Apenas había aterrizado, y sin siquiera haber caminado por las calles del viejo continente, Mauricio Macri afirmó: “acá se vive en libertad y con responsabilidad”. El mensaje de siempre, previo a comenzar una cuarentena de 14 días en París, antes de ir a las oficinas de la FIFA en Suiza. Seguramente el ex presidente no había alcanzado a leer las noticias que provenían de Reino Unido, que acaba de anunciar un endurecimiento de las restricciones en varias ciudades de Inglaterra. Es más, allí el primer ministro, Boris Johnson, pidió una mayor disciplina ante la pandemia: “La única manera de controlar el coronavirus es si colectivamente se obedecen las reglas de distanciamiento social y se trabaja de modo unificado para contener el virus. Lo que le digo a la gente es: no pierdan el foco, no pierdan la disciplina, observen las guías de las autoridades y si tienen síntomas, háganse un test”. No hay que perder de vista que es un Estado con más muertes que cualquier país dentro de Europa y uno de los que posee más infectados a nivel mundial. Junto con Brasil y Estados Unidos, son tres de los que más enfáticamente minimizaron la pandemia. En paralelo, los impactos económicos se siguen acumulando, por culpa de la pandemia, no por el aislamiento social. En Estados Unidos, se conoció el dato del PIB del segundo trimestre, mostrando una caída del 9,5% contra el trimestre previo. Es la más alta desde que se tienen registros oficiales continuos (1947), aunque sería la mayor al menos desde 1875. El efecto es devastador por donde se lo mire y está lejos de haber terminado. Volviendo a Francia, según Eurostat, el PIB del segundo trimestre cayó un 13,8%, sólo superado por España (18,5%) y Portugal (14,1%). El promedio de caída de la Unión Europea es del 11,9%. Las “periferias”, claramente, suelen ser las que relativamente se ven más afectadas. América Latina es hoy en día el principal foco de la pandemia. En México, tercer país con mayores muertes a nivel global, el PIB cayó un 17,3% en el segundo trimestre. Según las proyecciones de la CEPAL, en México la actividad económica caería 9%, en Brasil 9,2% y en Argentina estaría en valores similares: 10,5%. Los impactos económicos serán generalizados. Sin embargo, es fundamental valorar todo lo que se ha hecho en nuestro país para tratar de que el sistema sanitario esté en condiciones de seguir dando respuestas, como ha ocurrido hasta ahora. Es importante también seguir ampliando el margen de acción y los recursos públicos para poder hacerlo de la mejor manera. La capacidad de respuesta de los países centrales es muy elevada. La semana pasada comenté acerca de la aprobación en Europa de un paquete de 750 mil millones de euros para apoyar la recuperación entre 2021 y 2023, financiado con la emisión de un bono conjunto. Además, se acordó tratar la puesta en marcha de nuevas formas de obtención de recursos fiscales. Entre ellos, un tributo sobre los residuos plásticos no reciclados, un impuesto digital, y uno sobre las transacciones financieras. Estados Unidos ha implementado un paquete fiscal cercano a los 3 billones de dólares, un 14% del PIB. Esto no ha impedido la caída de la economía, en medio de ciertas restricciones, pero ha tratado de atenuar los impactos en las familias y las empresas (sin considerar los sectores que no están formalizados, que tienen limitaciones para acceder a las ayudas). En la región los márgenes de maniobra son muchísimo más acotados y se parte de una situación de fragilidad estructural. Según el último informe de Oxfam, todos los países aplicaron estímulos de diverso grado, que en conjunto llegan al 2,7% del PIB. Ninguna semejanza con lo que ocurre en los Estados desarrollados. Los países de América Latina no emiten moneda convertible internacionalmente, como sí lo hacen Estados Unidos y la Eurozona, y si bien es posible en algunos casos acudir a los mercados financieros, no hay que perder de vista que las cargas pesarán sobre las generaciones futuras. Por eso, en el actual contexto, una alternativa concreta de corto plazo proviene del componente redistributivo que aporta la vía fiscal. Hay que partir de la base de que los sectores más ricos no se ven tan expuestos a las consecuencias de la pandemia, e incluso en la actual coyuntura hay grandes empresas que incrementaron fuertemente sus ganancias desde principios de año. Oxfam sostiene que en la región, “mientras que todos los demás están viviendo con órdenes de confinamiento, tratando de sobrevivir y con el temor de enfermarse, los milmillonarios latinoamericanos ven como su patrimonio y privilegios van generando más de 413 millones de dólares diarios desde el principio de la pandemia”. En línea con muchos de los planteos que se escuchan a escala global, Oxfam propone reformas fiscales de urgencia. Entre ellas un impuesto a los resultados extraordinarios que han obtenido algunas de las grandes corporaciones durante la pandemia. En este caso, es “recuperar una iniciativa que ya estuvo en marcha en tiempos de guerra en Estados Unidos, Reino Unido o incluso en España. Un impuesto a los resultados extraordinarios por efecto de la pandemia, que grave al 95 % solamente el tramo de utilidades o resultados enteramente consecuencia de esta crisis”. También refiere a la necesidad de aplicar un impuesto a las grandes fortunas y patrimonios, que podría ser “un mecanismo impositivo de urgencia y solidaridad aplicable durante varios años o por una sola vez, como ya se está avanzando en Argentina”. Una mención que no hay que pasar por alto. Como ocurre en toda la región, nuestro país atraviesa una crisis económica agravada por la pandemia y se requieren decisiones importantes. En la semana se avanzó en la Cámara de Diputados con el tratamiento de la ampliación presupuestaria para lo que resta del año. En el informe de la situación fiscal que preparó el Ejecutivo se muestra el frágil punto de partida, y el impacto que hasta el momento

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¿La derecha local no tolera el pluralismo?

Fuente: Ricardo Aronskind* | La Tecl@ Eñe Fecha: 1° de agosto de 2020 Ricardo Aronskind sostiene en este artículo que transcurridos ocho meses de gestión del gobierno del Frente de Todos en un contexto anómalo marcado por la pandemia del Covid-19, corresponde hacer una reflexión sobre el nocivo comportamiento de la derecha local para entender cómo deberemos afrontar los próximos desafíos de gobernabilidad. Después de 8 meses de gestión del gobierno del Frente de Todos encabezado por Alberto Fernández y Cristina Kirchner, en un contexto totalmente anómalo marcado por una peligrosa pandemia, corresponde hacer una reflexión sobre el nocivo comportamiento de la derecha local, no sólo por la ya transcurrido, sino por cómo deberemos afrontar los próximos desafíos de gobernabilidad. La conformación de la actual derecha política argentina: Una rápida revisión de la historia de las últimas dos décadas nos muestra una trayectoria precisa del espacio de la derecha política. La construcción del espacio Cambiemos fue una operación de marketing político, que expresó las fuerzas que confluyeron al calor del conflicto acaudillado por el “campo” contra el gobierno kirchnerista por la Resolución Nº 125. Tanto en las movilizaciones de ese conflicto, como en las sucesivas marchas de furiosos por el dólar, por Nisman y otras, se pudo observar la construcción de un espacio que era cómodamente conducido desde los principales medios y las redes sociales, irreductiblemente enemigo del gobierno kirchnerista. En ese espacio donde no falta gente capaz, se destacó, insólitamente, la figura de Mauricio Macri, lo que ya da un indicio de la baja eticidad de toda esa construcción política. Cambiemos fue en buena medida un engaño político-electoral, con un componente muy intenso de trabajo publicitario, que fingió una pluralidad, moderación y ecuanimidad que desaparecieron al instante de ingresar en la Casa Rosada: “Dejar lo bueno y cambiar lo malo”. Sin esa “pluralidad” no hubieran podido atrapar diversos sectores de votantes, pero la pluralidad era para ganar elecciones, no para gobernar. Llegaba al Estado el poder económico real. Lo predicado en campaña era puro palabrerío “para la gilada”. Lo hecho en materia económica e institucional durante el gobierno macrista es una demostración, para todo aquel que quiera verlo, de la impostura de su proclamado republicanismo y legalismo. Desde la manipulación del Poder Judicial y la neutralización de los órganos de control del Estado, hasta el acuerdo con el FMI, todo fue ilegal, pero no importaba. Así fueron también los negocios irregulares que se vienen conociendo entre el gobierno macrista y testaferros empresariales del grupo. Todo cubierto por un montaje completo de manipulación sistemática de la opinión pública. Desde el gobierno, el espacio se dedicó a cumplir su función política primordial: tratar de destruir política y humanamente al kirchnerismo y rediseñar el mapa político argentino al gusto de las corporaciones, tratando de construir un sistema bipartidista con dos formaciones políticas que aparentaran ser diferentes, pero que coincidieran en el sostenimiento del neoliberalismo. Lo explicitó Macri en Davos en 2016, mientras le levantaba el brazo a Massa. Fue tan mala la gestión, tan grosera la repartija de negocios entre las fracciones corporativas que sostenían al gobierno, sin la menor preocupación por realizar una política económica sostenible, que la caída de la actividad fue estrepitosa y a pesar de la intervención norteamericana para salvar al macrismo vía FMI, la derrota fue imparable. La derecha otra vez en la oposición: Ya desde el llano, los objetivos, el núcleo duro de las orientaciones del espacio siguen siendo los mismos: resguardar los negocios para las corporaciones, impulsar el desplazamiento hacia la marginalidad de todo lo que huela a intereses nacionales y necesidades populares, y promover la completa subordinación política y diplomática a las potencias occidentales. Todo el resto de temas de agenda política es de menor importancia, por lo que se tolera en ese amplio espacio a gente que piense en forma diferente. Para el núcleo dirigente del espacio, ni siquiera el liberalismo político es real, sino más bien un recurso discursivo de ocasión. Como oposición los comportamientos hablan por sí solos: obstruccionismo, irresponsabilidad, boicot a acciones públicas necesarias, mala fe. Hasta los vitales cuidados por la cuarentena sufren el hostigamiento mediático, de sus comunicadores y de sus líderes más extremistas, y el boicot solapado de los “moderados”. Ejemplos de este oposicionismo irresponsable hay cientos: las reacciones frente al intento de aliviar la situación de la pandemia en las cárceles, tergiversado para producir un cacerolazo; las reacciones frente a la monumental estafa de Vicentin, tratando de defender a los estafadores; las reacciones frente al espionaje realizado por el gobierno macrista a diversos sectores, disimulando los evidentes delitos; las reacciones y el comunicado salvaje frente al asesinato del ex secretario personal de Cristina Fernández; las nulas reacciones frente a las declaraciones secesionistas de Cornejo, Presidente de la UCR; las reacciones obstruccionistas frente al intento de Alberto Fernández de adecentar un poco al impresentable Poder Judicial; las reacciones frente a la negociación externa con los fondos de inversión, apoyando sistemáticamente la posición de los acreedores externos; las reacciones de rechazo a un mínimo impuesto de emergencia sanitaria a las grandes fortunas… Esos posicionamientos públicos son acompañados por una masiva campaña de denostación mediática hacia el Presidente, la Vicepresidente, el Frente de Todos y todas y cada una de sus medidas. A eso se agrega el recurrente llamado a cacerolazos siempre a favor del poder concentrado y agitando los fantasmas que caracterizan la agenda de la derecha: el miedo a los pobres, al Estado, la hostilidad al sindicalismo, la defensa de los propietarios hagan lo que hagan, y del aparato de desinformación de la derecha. La difusión de rumores alarmistas es parte de los ingredientes de la campaña opositora, junto con el uso intensivo de información falsa que apunta a mantener a sus fieles en un estado de indignación furiosa. Por todo lo mencionado, que no agota todos los recursos utilizados, parece que el objetivo de esta derecha no es realizar una oposición democrática y acumular méritos ante la opinión pública para retornar al gobierno dentro de poco más de

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Calle, Justicia y Medios: los límites para el eterno retorno de la derecha

Fuente: Edgardo Mocca | El Destape Fecha: 1 de agosto de 2020 La derecha argentina permanece estancada. No tiene otro argumento que la oposición agresiva y sistemática contra el gobierno. Tampoco se modifica el papel dirigente de los medios monopólicos en la elaboración de su discurso, la fijación de su agenda y la construcción de sus mitos movilizadores. Sin embargo, la repetición del pasado tiene sus límites.  El principal de esos límites es, paradójicamente, que la estrategia de la derecha triunfó electoralmente en la etapa anterior. De manera que la sociedad argentina que eligió a Macri vivió cuatro años bajo su presidencia. Vivió el derrumbe más importante y más veloz del país en mucho tiempo. Derrumbe económico, social,  político-institucional y moral. Entre las ruinas del edificio macrista encontramos a cada rato señales de putrefacción. El espionaje conducido al más alto nivel, el uso de jueces y fiscales para la persecución política, el apriete contra los jueces y fiscales que no se prestaban a esas prácticas, la generosidad del Banco Nación para con estafadores consumados, supervisada desde la más estrecha cercanía del presidente, increíbles negociados a favor de las empresas del mismo presidente, juicios manejados desde la Casa Rosada para quedarse con empresas ajenas… Todo eso, mientras hubo que reconstruir contra reloj un sistema público de salud destruido durante esos cuatro años y atender una emergencia social –previa a la pandemia y que la pandemia agudizó-  que había producido enormes dolores en los sectores más humildes de la población. Para decirlo con un verso de Yupanqui, “lo que ayer fue esperanza hoy es recuerdo”. Y es un recuerdo que no provoca la añoranza del regreso sino que para la mayoría del pueblo significa el temor de que eso se pueda repetir. Lo que se presentó con los colores de la libertad y la felicidad tomó la forma de una inédita destrucción.     Pero el “eterno retorno” de la política argentina está limitado por otro cambio crucial. Es el que gestó Cristina Kirchner el 18 de mayo del año pasado: la construcción de una fórmula política diferente para enfrentar a la coalición de derecha. Expresada en la centralidad de Alberto Fernández, la estrategia consiste en cambiar el escenario de la confrontación política, revisando sus formas y sus discursos. El presidente  actúa en un registro dirigido a quitarle dramatismo a la diferencia política. El estilo de conducción desplegado frente a la grave crisis sanitaria le permitió construir una escena de colaboración responsable con todos aquellos opositores que tienen responsabilidades de gobierno en los diferentes niveles. Es un mensaje político: se puede convivir en la diversidad, no es necesaria la extrema dramatización de las diferencias políticas, hay una sociedad que está necesitando acciones en común y no un griterío cotidiano penetrado por el odio y la intolerancia. En este punto hay que agregar que esa escena necesita para sostenerse el éxito en la empresa común, es decir que la situación sanitaria se mantenga bajo control, lo que según se ve claramente en estos días dista de estar asegurado. Este contenido se hizo gracias al apoyo de la comunidad de El Destape. Sumate. Sigamos haciendo historia. Sin embargo, la escena colaborativa está superpuesta con otra caracterizada por una extrema tensión, sistemáticamente incentivada y encabezada por lo que uno de sus propios protagonistas supo llamar “periodismo de guerra”. Durante la última semana la oposición parlamentaria expresó su enérgico rechazo a un proyecto de reforma judicial que no se conoce. La sola mención del nombre de la cosa produjo en las principales espadas parlamentarias una respuesta guerrera. Hay para eso una razón evidente: el enunciado de la voluntad de producir una reforma en los tribunales está señalando una cuestión clave para la política argentina, porque ahí radica una fortaleza central de los sectores del privilegio argentino. De ahí salen las cautelares, las inconstitucionalidades, las persecuciones y absoluciones, las aceleraciones y los frenos de los procesos distribuidos según los recursos de poder que expongan los involucrados: el poder judicial es una pieza esencial de la gobernabilidad política en nuestro país. Se hace cada vez más evidente que los actores principales de la resistencia a la experiencia kirchnerista, particularmente a partir del otoño de 2009, no han modificado su actitud a partir del cambio estratégico producido por Cristina en mayo del año pasado. ¿Significa eso que el cambio no ha producido resultados? La experiencia apenas ha comenzado. Y además se ha desarrollado en condiciones muy particulares producto de la pandemia. Aun así hay que evitar la confusión entre el clima social y el clima mediático. La ira contra el gobierno la escenifica un puñado de personas que golpean las cacerolas en los barrios más pudientes de Buenos Aires. Eso expresa el odio y el rencor pero de ninguna manera la fuerza social del encono contra el gobierno. Casi nadie se enteraría de estos episodios si no fuera por la farsesca amplificación del fenómeno que producen los medios concentrados y los activistas del odio en las redes sociales. Actúa sobre la realidad una maquinaria creadora de climas políticos. Una parte de la producción de esa maquinaria se concentra en desestabilizar el estado de ánimo de los hombres y mujeres que apoyan al gobierno del frente de todos. Intentan generar desazón y frustración. Buscan confundir la legítima expresión de disensos propios de un fenómeno amplio y diverso como la fuerza que ganó la última elección en refriegas capaces de debilitarlo para favorecer las posiciones de quienes, a pesar de todo, añoran la experiencia que terminó en diciembre último  Por otro lado esas reacciones expresan una asimetría. La lógica necesidad de protegernos del virus por medio de un prudente distanciamiento entre las personas es respetada por una sola de las dos grandes coaliciones que se disputan la primacía política. La otra actúa de modo desleal y desoye la responsabilidad común, ocupa la calle, a veces violentamente. Y la no ocupación de la calle es una limitación importante para los sectores en los que se apoya el gobierno, para los trabajadores, para los más humildes. Todo un desafío político que obliga

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Vicentin: ¿El fideicomiso es realmente una propuesta superadora?

Fuente: Eduardo Barcesat | El Destape Fecha: 30 de julio de 2020 A juzgar por las noticias que difunden los medios de comunicación, el Gobierno Nacional habría abandonado el proyecto original de proceder a la expropiación del Grupo Vicentín, dando apoyo a la propuesta impulsada por el Gobierno de Santa Fé, de crear un fideicomiso que reemplace la dirección del conjunto societario (fideicomisario), por un elenco representativo de los gobiernos nacional, provincial y, eventualmente,  de los acreedores del Grupo Vicentín (fiduciario), para que administren los bienes fideicometidos.- Simultáneamente, un elenco de acreedores, entre los que se encuentra la representación del Banco de la Nación Argentina, han presentado un lapidario escrito sobre la situación del Grupo Vicentín, fundado primordialmente en el dictamen de los expertos nombrados por dicho Banco, que acredita un vaciamiento pavoroso de los activos de la empresa concursada, al punto de considerar que, a la fecha, el patrimonio del grupo es de valor negativo, al tiempo que se devela, en forma documentada, la real composición del Grupo Vicentín, y las operaciones de vaciamiento incurridas en el período de la cesación de pagos. El escrito judicial incorpora también el resultado de dos investigaciones judiciales impulsadas en EEUU por bancos acreedores (discovery actions), sumamente ilustrativas del carácter fraudatorio del vaciamiento de activos, tanto por los montos fictos de las enajenaciones, como por la fecha de los actos de enajenación de los activos, y porque las cifras que “dicen” haber percibido, curiosamente, no se encuentran registradas en las constancias contables del Grupo Vicentín.- Tampoco ha cumplido la concursada en presentar la Memoria y Balance General del ejercicio correspondiente al año 2019, ni los balances trimestrales posteriores que debió cumplimentar.- Este contenido se hizo gracias al apoyo de la comunidad de El Destape. Sumate. Sigamos haciendo historia. Sin embargo, pese a todo ello, el Juez del concurso de acreedores, ya con el agua al cuello, sigue esperando algún desenlace que no sea la inmediata declaración de quiebra de todas las empresas que componen el Grupo Vicentín, y de remitir testimonio de las pruebas colectadas del obrar criminoso al Juez Penal Federal competente.- Cuando decimos “quiebra del Grupo Vicentín”, nos referimos al conjunto, a todas las empresas que componen dicho grupo, no sea que pretendan preservar las “joyas de la corona”, mientras dejan en manos de los acreedores una empresa de valor negativo millonario. Es –debe ser- de aplicación la doctrina judicial del precedente “SWIFT/DELTEC”, en el que por decisión del Juez, el Dr. Salvador María Lozada, convalidada tanto por la Cámara Comercial como por la Corte Suprema de Justicia de la Nación, se dispuso que la insolvencia de una parte apareja la quiebra del conjunto, en resguardo de los acreedores legítimos, que –hay que repetirlo- también gozan de la inviolabilidad de la propiedad privada (art. 17, C.N.), aunque no haya una “manada” de camionetas 4×4 que ganen las rutas y las plazas de la República, agitando banderas argentinas, en reclamo de protección del vaciamiento empresario y la fuga de los capitales líquidos de las familias titulares del Grupo Vicentín. Pero lo que es relevante para este análisis jurídico, es que se ha construido un imaginario social torno a una propuesta llamada “superadora” a la de la expropiación, y que radica en la figura del fideicomiso.- Dicho de la manera más sencillo, hay contrato de fideicomiso cuando alguien, el fideicomisario, entrega bienes a otro, el fiduciario, para que éste se los administre.- Ahora bien, la forma normal de conclusión del contrato de fideicomiso, es que quien administra (fiduciario), al finalizar el contrato, reintegre los bienes dados en fideicomiso al titular del fideicomiso (fideicomisario); es decir, que finalizado el fideicomiso hay que reintegrarle a los accionistas, las familias que detentan y manejan el Grupo Vicentín, las acciones que representan el patrimonio del conjunto societario.- Así lo dispone el art. 1698 del Código Civil y Comercial de la Nación, muy claramente: “Producida la extinción del fideicomiso, el fiduciario está obligado a entregar los bienes fideicometidos al fideicomisario o a sus sucesores, a otorgar los instrumentos y a contribuir a las inscripciones registrales que correspondan”.- Mediante este desgraciado mecanismo, el Grupo Vicentín (fideicomisario), se despoja de tener que enfrentar a la masa de acreedores, obligación que asume el fiduciario (Estado Nacional, Provincial, más una representación de los acreedores), para que con un patrimonio negativo, repartan migajas, si es que las hay, entre los acreedores legítimos con créditos verificados en el concurso/quiebra.- No se advierte nada “superador” en esta propuesta. Lo superador y coherente, de raigambre constitucional y legal, es expropiar el conjunto, recuperar los activos vaciados, responsabilizar penal y patrimonialmente a los directivos y accionistas del Grupo Vicentín, y resolver las acreencias de todas las víctimas del despojo. Además, vuelvo a decirlo, si el Gobierno Nacional, a través de la UIF, es parte querellante contra los responsables de los actos de vaciamiento y fuga de capitales, lo coherente, lo que se corresponde con la doctrina jurisdiccional del “acto propio”, es proseguir la intervención y expropiación del Grupo Vicentín, junto con la senda de investigación y reclamo ya habilitada; no facilitar el eludir la responsabilidad penal de los hacedores del entuerto Vicentín recurriendo a la opacidad del fideicomiso.

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Fuente: Jorge Elbaum | El Cohete a la Luna Fecha: 19 de julio de 2020 El ex Presidente Mauricio Macri visitó a Horacio Cartes para acordar estrategias comunes en relación a requerimientos judiciales de los que ambos serán protagonistas en los próximos meses. La confidencialidad de la reunión, programada de urgencia, se vincula con imputaciones que tiene a los dos ex Presidentes con posibles pedidos de captura en el marco del Lava Jato. Pocos días antes del viaje de Macri el último 7 de julio, la justicia de Brasil otorgó 10 días de plazo a Horacio Cartes para presentar su defensa respecto a los cargos de contrabando, organización criminal y lavado de dinero. El anfitrión de Macri está procesado por malversación de fondos y se lo investiga por sobornos, defraudación financiera, contrabando y narcotráfico. El fiscal de Asuntos Internacionales de Paraguay, Manuel Doldán, informó el pasado 21 de mayo que el magistrado Marcelo Da Costa Bretas, titular del Juzgado Penal de Río de Janeiro, ordenó la comparecencia de Cartes por su participación en la Operación Patrón (causa desdoblada del Lava Jato) en la que se lo investiga por su sociedad con el financista Darío Messer (conocido como el jefe de los doleiros), preso en Brasil desde mayo de 2019. Cartes se inició en el mundo de las finanzas a mediados de la década del ’80 pero su meteórica carrera se vio obstaculizada por ser condenado en 1986 en el marco de una causa por estafas millonarias contra al Banco Central del Paraguay. Luego de permanecer prófugo durante 4 años, pasó tres meses en prisión. Tiempo después la Corte Suprema de su país lo terminó sobreseyendo por presiones orquestadas desde el Partido Colorado, del cual se constituyó en referente. El delito que se le imputó en 1986 fue el de defraudación pública, por haberse apropiado indebidamente de dólares oficiales, a una cotización preferencial sólo adjudicable a exportadores. Según los biógrafos de Cartes, el padre de Darío Messer, Mordko, lo protegió cuando estuvo prófugo y lo ayudó a mantener su pequeña agencia de cambios llamada Amambay, con actividad exclusiva en la Triple Frontera. La entidad luego se transformó en Banco Amambay hasta instituirse en 2018 con el nombre actual de Banco BASA. En una entrevista concedida en 2010 al diario Última Hora, Cartes denominó a Darío Messer como su “hermano del alma” y en 2016, en Buenos Aires, cuando recibió el premio Shalom otorgado por el Congreso Judío Mundial, precisó: “En un momento muy especial de mi vida, tiempo de grandes dificultades [cuando estuvo detenido por defraudación], Dios puso en mi camino a una familia, a una gran persona, que me acogió en su corazón y sentimiento (…) Me emociona y me honra mencionar el nombre querido de don Mordko Messer, mi segundo padre”. Según las investigaciones realizadas por el juez Da Costa Bretas, la sociedad de Messer y Cartes se encargaba, entre otros ilícitos, de agilizar el pago de coimas de la empresa Odebrecht a través de sociedades anónimas repartidas en diferentes plazas financieras. Además la Justicia brasileña detectó que Cartes le transfirió a Messer, durante su presidencia, 500.000 dólares una vez que solicitó su detención en 2017. Según el juez, el aporte del amigo de Macri fue para auxiliarlo en su raid fugitivo de la justicia brasileña, en retribución por la eficiente tarea realizada por la familia Messer durante 2 décadas, en la que se logró canalizar plata sucia de los diferentes negocios de Cartes, sobre todo el vinculado con el contrabando de cigarrillos. Da Costa Bretas informó a la prensa que la Operación Patrón incluye la investigación sobre el desvió de 1.652 millones de dólares a través de la conformación de 3.000 empresas instaladas en 53 guaridas fiscales detectadas. Una de las sedes utilizadas por Messer para escurrir activos fue la Banca Privada de Andorra (BPA), desde donde partieron los 4.495.250 dólares que el fiscal federal argentino Franco Picardi detectó como parte de los sobornos para efectivizar el soterramiento del Ferrocarril Sarmiento. Las operaciones de la BPA fueron denunciadas inicialmente por el Tesoro de los Estados Unidos, institución ávida por desarticular y/o destruir cualquier posible competencia respecto de sus empresas multinacionales (sobre todo de Odebrecht). Las exigencias del Departamento del Tesoro ligadas al Lava Jato motivaron la intervención del BPA –por parte del Principado–, la disolución de su Directorio y la entrega de la información requerida por Da Costa Bretas. A partir de las auditorías que se sucedieron se logró obtener la información sobre el desvío de 4,5 millones de dólares que el fiscal federal Picardi detectó como evidencia del cohecho. La reunión urgente de Macri y Cartes tuvo como objetivo planificar una defensa conjunta frente a una posible confesión de Messer, quien era el encargado de operar con la BPA para garantizar que la Unión Transitoria de Empresas (integrada por Constructora Norberto Odebrecht, IECSA –de Calcaterra/Macri–, GHELLA y COMSA) suscribiera un contrato ficticio con la apócrifa firma española Detección de Riegos Técnicos, Control de Calidad y Supervisión de Obras de Edificación S.A. (DSC) encargada de viabilizar los sobornos. En su declaración como arrepentido, Marcelo Odebrecht –antes de ser sentenciado a 19 años de prisión el 8 de marzo de 2016– admitió haber pagado 800 millones de dólares en sobornos a funcionarios gubernamentales para garantizarse contratos de infraestructura. Uno de los nombrados en el expediente de Messer/Cartes es Gustavo Arribas, ligado al soterramiento del Ferrocarril Sarmiento. Amigos son los amigos Messer cuenta con la doble nacionalidad brasileña y paraguaya. Cartes le otorgó su Documento de Identidad guaraní durante su gobierno pero la Corte Suprema de Justicia se la quitó en 2018 tras constatar que “está siendo investigado por integrar una organización criminal en conjunción con otros operadores y empleados por lavado ilegal de activos, derivados de la corrupción a través de operaciones ilegales de compra y venta de dólar estadounidense”. Por esas imputaciones el juez Da Costa Bretas solicitó su detención ese mismo año, pero Messer logró mantenerse prófugo hasta junio de 2019. Al poco tiempo que Interpol solicitó su captura en mayo de 2017, el primo hermano de Cartes, Juan Giménez Viveros, se presentó en

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El poder económico bajo la lupa

Fuente:  Alfredo Zaiat| Página/12 Fecha: 19 de julio de 2020 a respuesta de las cámaras que agrupan a grandes empresas ante la propuesta de expropiación de Vicentin es un ejemplo contundente del papel de conducción política de los principales grupos económicos. También es la prueba de la carencia de la vocación de ser partícipes de un proyecto de desarrollo nacional. Las controversias políticas y mediáticas que provocó el tuit de Cristina Fernández de Kirchner recomendando mi artículo del domingo pasado dejaron al descubierto dos debilidades del debate público: * La dificultad para hablar, indagar y cuestionar al poder económico. * El temor en diferentes ámbitos a reflexionar, estudiar y criticar a los grupos Clarín y Techint. El análisis preferido de editorialistas y comentaristas fue la supuesta intención de CFK de marcarle la cancha de ese modo a Alberto Fernández. Las interpretaciones políticas son libres pero los hechos no. Cualquier tuit o expresión de CFK son inmediatamente publicados en los portales de Clarín, La Nación e Infobae. Les sirve para convocar audiencias y continuar la persistente tarea de demonizarla. El primero que subió ese domingo a la red del pajarito fue el artículo «la conducción política del poder económico» y fue ignorado con un potente silencio. El segundo publicado 5.28 horas después, en cambio, en tono de humor con referencia a la mulita y los silobolsas , tuvo amplia difusión en esos medios de comunicación, obviamente para aumentar aún más –si eso es posible- la tirria contra ella, el kirchnerismo y cualquier cosa que comience con la letra K. Recién tres días después hubo una decisión de qué hacer con ese primer tuit. Y la resolución fue utilizarlo para insistir con la estrategia de dividir el frente político que gobierna, con el objetivo explícito de que Alberto Fernández rompa con su vicepresidenta. Ese tiempo transcurrido y esa decisión mediática ratifica el contenido fundamental del artículo en cuestión: quiénes son los dos miembros del establishment que ejercen la conducción política del poder económico. La tapa de Clarín del miércoles pasado fue la orden de largada para encolumnar al resto, que obediente y con eco afinado repitió esa línea editorial. Con muy pocas excepciones en el dispositivo de medios dominantes, los análisis no incluyeron la discusión acerca del poder económico, su responsabilidad en las sucesivas crisis de los últimos 40 años, la oposición a modelos económicos de desarrollo con inclusión social y, fundamentalmente, no se mencionaron a los dos protagonistas principales: Techint y Clarín. Deducción Como CFK no precisó a quienes se refería al final del tuit con la convocatoria «para entender y no equivocarse», lo que se puede deducir con evidencias es que el tema de las corporaciones le parece más importante que las especulaciones políticas. Puede ser que le interesó «la discusión teórica» sobre las corporaciones, como escribió Guido Carelli Lynch en una crónica en Clarín. Ese interés se comprueba recorriendo su cuenta de Twitter y viendo que la intervención anterior había sido un retuit de uno de la periodista y escritora María Seoane. El comienzo de ese tuit dice: «Periodistas: ‘ser independiente del poder’ no lo es solo del poder político sino también de las corporaciones…». Otra pista para deducir cuál fue la motivación de CFK es recordar la presentación del libro «Sinceramente», en el predio de la Sociedad Rural cuando, con Alberto Fernández sentado en primera fila, rescató la figura de José Ber Gelbard. En ese encuentro , cuando todavía no se había anunciado la fórmula ganadora de las elecciones presidenciales, propuso «un contrato social que involucre a todos: empresarios, dirigentes sindicales, un ciudadano que es operario, cooperativistas, una persona que tenga un plan de trabajo». Para agregar que «es necesario que todos pongamos el esfuerzo». En su discurso hizo particular hincapié en el sector empresario al sostener que «hacen falta dirigentes empresarios que piensen la economía como instrumento de desarrollo del país y no solamente personal«. Señaló que «para que una empresa sea más grande tienen que ganar todos y comer todos, si no es muy difícil». En esa instancia, recordó a Gelbard a quien calificó como «el último gran empresario». Puede ser que la realidad de los hechos sea más aburrida y menos estruendosa que las crispadas especulaciones políticas. Burguesía La pirotécnica política de estos días desplazó entonces el debate central: cómo transitar el camino del desarrollo nacional, como ha intentado en varias oportunidades el peronismo en el poder, sin el sujeto económico privado dinámico del capitalismo: la burguesía, que teniendo en cuenta su recorrido en la economía argentina puede definirse como fallida . Mario Rapoport, economista e historiador, ha explicado en más de una oportunidad que la debilidad de la burguesía nacional tiene su raíz en componentes históricos cuando la elección del librecambio se impuso en el momento de la conformación de la Argentina moderna, dejando una marca que aún conserva un considerable poder ideológico. En ese entonces los intereses y grupos de poder hegemónicos durante la denominada Organización Nacional impusieron al liberalismo económico como la piedra angular del progreso argentino. Rapoport precisa que de ese modo se desechó la posibilidad de un desarrollo económico integral mediante la protección de la industria local y, de esta manera, las clases dominantes argentinas rechazaron el camino proteccionista que, por el contrario, fue adoptado por países como Estados Unidos y Australia, y prefirieron un país para pocos ligado a la producción primaria. Esto se traduce en conductas rentísticas, ya sea proveniente del campo o de recursos naturales no renovables. Empresarios Un dato periodístico que colabora para una mejor comprensión de la identificación de los grupos Techint y Clarín como conducción política del poder económica es precisar dónde surgió esa caracterización. No fue del mundo de la política, ni del oficialismo ni de la oposición, de otros periodistas, sindicalistas, sociólogos o economistas. Surgió del interior del mundo empresario. Algunos hombres de negocios están cansados de ser arrastrados a disputas políticas por cuestiones que tienen que ver exclusivamente con intereses de esos dos grupos económicos. Esto no significa que tengan divergencias ideológicas o de modelo económico. Lo que sucede es que algunos ya no quieren participar de batallas políticas permanentes, pero por miedo o por respeto excesivo callan en reuniones de AEA, del Foro de Convergencia Empresarial o de la UIA. Los empresarios también temen una tapa del diario o una campaña en contra liderada

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Irracionalismo: el virus político poderoso y letal que acecha a Alberto

Fuente: Edgardo Mocca | El Destape Fecha: 19 de julio de 2020 Dijo Elisa Carrió: «Si la sagrada comunión no puede darse en los templos debe darse en las calles porque Jesús es el que sana y cura». Le da así a la resistencia a la cuarentena una especie de épica teológica. ¿Cómo se hace para discutir políticamente con esa afirmación? La ex diputada nos ha acostumbrado al uso de la extravagancia oral como recurso político. Pero mucho más importante que el imposible diálogo con ese tipo de dictámenes conviene la reflexión sobre cómo llegamos a este punto. Porque haríamos mal en pensar el problema en términos psicológicos individuales: el aire de la discusión política está globalmente viciado. Está penetrado por el auge del irracionalismo: el pensamiento mágico se ha apoderado de segmentos cruciales del poder a escala global. El presidente actual de Estados Unidos practica también, en su propio estilo, estos modos del discurso. Es cierto que ese país vive un proceso acelerado de declinación de su rol como principal potencia global. Pero también es verdad que sus decisiones políticas y militares pueden provocar –y de hecho provocan- mucho daño a escala planetaria. Es la ideología del terraplanismo: el coronavirus no existe y la tierra es plana.   Ahora bien, que ese tipo de personas hayan alcanzado ese lugar no es una circunstancia casual. Todo lo contrario, parece necesario pensar en las razones sistémicas que facilitan la emergencia de liderazgos de esa naturaleza. Para Trump la ingesta de lavandina es un recurso muy importante contra la pandemia. Es un registro profundamente irracionalista que ha impregnado la práctica política del mundo occidental, que siempre se consideró a sí misma como custodio de la razón científica contra las amenazas de “teocracias orientales” y los residuos del “pensamiento pre-científico”.  La pandemia ha alimentado esta deriva de la cultura y la política occidental. En nuestro país circula la crítica al gobierno por haberse rodeado de científicos especialistas en infecciones y epidemiólogos. ¿Por quién habría de ser asesorado el presidente en estas circunstancias? ¿Por brujos y hechiceros? No, la idea que se hace circular  es que debería tener más cerca a los “economistas”. Claro que la referencia no es genérica a quienes han obtenido el correspondiente diploma universitario. Se refiere a otra comunidad: a la de un tipo de hechiceros (también ellos irracionales y en este caso corresponsables de los mayores desastres de nuestra comunidad política). Son los sacerdotes de una potente religión contemporánea: el culto al dios dinero. El que sostiene las maravillas de la apertura económica, del libre mercado, del equilibrio fiscal… Prometen la celestial utopía del “derrame” que esas prácticas producirán en las sociedades que participen en ese culto. En ese paraíso al que llegaremos sacrificando (hoy por la pandemia, siempre por los bajos salarios, la desocupación y la desidia social y estatal) a muchos millones de seres humanos de esta generación, en espera de los ríos de leche y de miel que nunca llegaron ni llegarán.   Es decir, el irracionalismo de Trump, de Carrió, de Macri, de Bolsonaro, de las ultraderechas europeas y globales no es otra cosa que la religión de los más ricos y poderosos entre los ricos y poderosos. Los militantes anti-cuarentena inscriben en sus banderas el nombre de la libertad. Los demonios que exorcizan son el comunismo, el populismo, el chavismo. Son los demonios del ataque a la propiedad privada, de la socialización, de la promoción del segmento salvaje de la sociedad, de los desheredados, de los que carecen de cultura y de buenos modales. Ese giro mundial de la derecha es el que en nuestro país ha reverdecido un viejo fantasma que después de 1983 y sobre todo en la década de los noventa había entrado en decadencia: el antiperonismo. Es muy interesante conectar esta época de derechas extremas e irracionales con la etapa del capitalismo en la que hemos entrado: la época del capitalismo de la timba, en la que impera la lógica excluyente de la acumulación del capital, ya sin el freno que funcionó en la etapa posterior a la segunda guerra: el del “estado de bienestar” como premisa de la competencia con el mundo socialista. Es la época del salto en la orientación destructiva del capital. El tiempo de la máxima capacidad aniquiladora de las armas, el de la destrucción sistemática de los recursos necesarios para la vida en el planeta. Trump puede parecer una anomalía por sus modales de gánster que se asume como tal; pero no hay que olvidar que el país que preside se resiste a firmar los acuerdos de Kyoto de prevención contra el calentamiento global. Que su país no necesitó de las “nuevas derechas  que intoxican Europa con su discurso de odio xenófobo porque en Estados Unidos el odio racial es uno de los emblemas ideológicos más potentes a escala masiva.  Es en este mundo que surgió la pandemia del coronavirus. El globalismo ideológico de los años noventa no tiene hoy discurso político para esta trágica coyuntura. Cada país trata de arreglárselas como puede. Estados Unidos (no Trump sino Estados Unidos) retira su apoyo a la Organización Mundial de la Salud. Las fronteras tienden a cerrarse (para las personas no para el capital). Sigue la escalada discursiva, las amenazas y las provocaciones de la Casa Blanca contra Irán, Venezuela, Cuba y cualquier país que no adhiera al culto excluyente del dinero. El papa Francisco, por su parte, ha colocado a su papado, por primera vez en décadas al servicio del rescate de una concepción del mundo auténticamente cristiana; por eso los ideólogos de la razón, el liberalismo y el progreso lo atacan sistemáticamente, en nombre de la religión que adora al dios dinero. El establishment corporativo clama por retomar la “actividad económica” que es el nombre neutral que se usa para designar la incesante acumulación y concentración del capital en manos de un ínfimo porcentaje de la población global.      Cada vez está más claro que en esta etapa tan dura y dolorosa estamos empezando a decidir un largo futuro.

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Debate

Primera parte: Alberto y nuestra izquierda Fuente: Jorge Alemán| La Tecl@ Eñe Fecha: 17 de julio de 2020 El apoyo al gobierno de Alberto Fernández, la percepción del avance de las ultraderechas mundiales, la opinión crítica y las diferencias con las izquierdas testimoniales. Cuando digo nuestra izquierda considero que formo parte de la misma. Sea cual sea el problema que esta definición conlleva, me considero un kirchnerista de izquierdas o un (esto es más problemático) un populista de izquierda. No pretendo callar ninguna opinión crítica, tampoco podría apoyar ciegamente nada. Cuando los otros días, Gustavo Sylvestre habló de «fuego amigo» en el marco de una entrevista, corregí su expresión. Mi percepción diferente con respecto a otr@s compañeros de la izquierda que si bien apoyan el Frente de Todos lo hacen de un modo crítico, unos más enconados que otros, es mi lectura del avance de las ultraderechas en el mundo, la presencia de dispositivos técnicos que vinieron para quedarse y que condicionarán la vida social de un modo inédito y la soledad evidente del proyecto del Frente de Tod@s en el contexto mundial. Un ejemplo de lectura diferente que por ejemplo se me impone con algunos compañer@s, es que ven en el descenso en puntos del gobierno de Fernández una prueba de su tibieza. Por el contrario, a mí me preocupa observar lo que observo en otros lugares del mundo, no una derecha acorralada por sus escándalos sino un inesperado giro de la sociedad hacia la derecha imputándole a Fernández un giro «filocomunista» y chavista. A diferencia de ellos, no pienso que la sociedad espera más «izquierda» sino que cada vez es más fuerte un giro transversal, antipolítico y neofascista, incluso en sectores populares, promovido por un nuevo tipo de aparatos ideológicos que aún están por pensarse. Como no me interesan las izquierdas testimoniales que se conforman con el sector del núcleo duro, con el cual comparto el ideario, pero no quieren ganar, siempre me enrolo con  quienes quieren construir un bloque cultural y político que  pueda a través de distintas mediaciones apoderarse, tarea lenta y ardua, del Estado. En esto, y en esta coyuntura, es donde reside mi apoyo a este gobierno. Segunda parte: El tabú de la correlación de fuerzas Fuente: Horacio González| La Tecl@ Eñe Fecha: 17 de julio de 2020 Horacio González responde en este artículo a Jorge Alemán, y abre el debate en torno a la cuestión de las izquierdas en el mundo, las críticas al gobierno nacional y la correlación de fuerzas.  Quisiera cruzar algunas líneas con Jorge Alemán respecto a la cuestión de las izquierdas, no solo en la Argentina sino en el mundo. Como serán breves, es evidente que habrá un contraste entre la enorme dimensión del problema y la rápida atención que le dedicaré. Tan solo para establecer una respuesta que ojalá anime un debate fructífero. No pienso que debamos ser exclusivamente los hijos de un pensamiento que se basa en la correlación de fuerzas, tal como la pueda establecer algún extraño aparato de medición de energías sociales consolidadas. No puede nadie ignorar la situación que atravesamos, primero, una enfermedad globalizada que inmoviliza a las sociedades y difunde un sentimiento de autoprotección desconfiado y huraño -desde luego en medio de muestras generosísimas de solidaridad -, sumada a una inédita paralización de las formas clásicas de la economía que por tener dimensiones catastróficas, hace temblar al gran concepto humanista de “primero la vida”. Además, el sigiloso pensamiento político de grandes multitudes inconfesables, adquiere peligrosas notas de resentimiento en procura de amos payasescos, como Bolsonaro o Trump, en tanto que lo que antes hubiéramos llamados “socialdemocracias”, ensayan jugadas de memoria que tenían escondidas en su pecho egoísta y conservador, intentando protegerse con medidas de derecha. Llamamos así el previo acatamiento de los gobiernos -antes de cualquier reunión, discusión o disputa- a lo que proponen las grandes empresas que ya tienen computado su cálculo de sacrificados que marchan a la pira del contagio, para que se lancen a jugar más brutalmente los letales algoritmos financieros. Abrir las compuertas de la producción se convirtió en una consigna contra los gobiernos que habían postulado la “primacía vital” -unos pocos, entre ellos el de la Argentina-, para hacerlos ceder en vista de que tampoco era posible reconstruir una economía de otro tipo, al margen de la estructura financiera que no cesa de retozar con la quiebra de las naciones, de las que ni quisiera podrían hacerse cargo, pero no lo quieren, pues es engorroso pagar el sueldo de médicos, maestros y empleados del estado. Solo quieren saborear el jugo que sigue goteando del pago de las viejas y nuevas deudas, asfixiando a los pueblos con sus reclamos de usura, que son la ruta paralela al virus. Las industrias de la conversación presencial, con sus finas tecnologías y las clases a distancias, marcarían nuestro horizonte. Escribió Ezra Pound: “Sientan cadáveres a su banquete por mandato de usura”. Jorge Alemán, a cuya obra no le escatimamos la lectura ni la merecida valoración de sumo aprecio, deduce que alguien que sea de izquierda debe poner al resguardo toda una memoria social militante, en los galpones de lo poco que reste de buenas intenciones en el mundo. La crítica a la que estábamos acostumbrados no sería conveniente. Nos convertiríamos en cuidadores de póstumos mendrugos de lo que ya fue. Con un pensamiento así dispuesto, correríamos siempre el riesgo de contraer el virus de una “enfermedad infantil” de párvulos izquierdistas, profesionales imprácticos que marcamos cuestiones y señalamos falencias. Solo por tener el goce de hacernos los niños rebeldes en medio de la tempestad que carcome al barco. Ante esta eclosión de neonazis, amenazas guerreristas, metrópolis descorazonadas, profusión de cálculos pesimistas sobre el uso ultraderechista de la pandemia, quienes saben lo que es una vida de izquierda, deben replegarla ante el sórdido espectáculo de los poderes desnudos que acechan por doquier. Banqueros desaforados, amenazas de invasiones a Venezuela, trolls desbocados que siguen tecleando excrecencias, utilización de consignas de “libertad y derechos humanos” para enmascarar un nuevo golpismo que

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Paradojales resultados de una “fake news”

Fuente: Atilio A. Boron | Blog de Atilio A. Boron Fecha: 16 de julio de 2020 (Por Atilio A. Boron) Ayer por la tarde Clarín y La Nación titulaban su edición digital con grandes caracteres celebrando el pronunciamiento del gobierno argentino en la Comisión de Derechos Humanos de la ONU reunida en Ginebra. Engullendo sin la menor perspicacia la noticia -incompleta y tendenciosa, y por lo tanto falsa- difundida por la “prensa independiente” la dirección del PRO no tardó en emitir una declaración en donde “felicitaba” al gobierno argentino por su “reconocimiento, tardío pero correcto, sobre la gravísima situación venezolana.” El comunicado titulado “Mejor tarde que nunca” fue firmado por Patricia Bullrich y Fulvio Pompeo (no confundir con Mike, el Secretario de Estado, aunque uno y otro piensen igual) culmina con una exhortación al gobierno para que sostenga esta actitud “en el tiempo, en los distintos ámbitos políticos y diplomáticos existentes, con el fin de apoyar un proceso que permita sin más demora la celebración de elecciones libres e independientes en Venezuela.” En este caso la verdad a medias que creó la “fake news” engañó y les hizo pasar un papelón a quienes son sus incansables promotores. En efecto, a poco andar se conoció la versión completa de la postura argentina en donde se ratificaba: a) el reconocimiento de Nicolás Maduro como el único presidente legítimo de Venezuela; b) la legalidad del llamado a elecciones parlamentarias convocadas por el gobierno bolivariano para diciembre de este año; c) se reafirmaba la condena al bloqueo y las sanciones económicas, que exacerbaban los sufrimientos de la población; d) y se hacía lo propio con el principio de no intervención tema sobre el cual, en el programa de Víctor Hugo Morales por la AM 750, el presidente reafirmó que nadie tenía derecho a decirle a los venezolanos como debían arreglar sus problemas. “Ni yo, ni Trump, ni nadie” sentenció, para desconsuelo de una derecha colonizada que sí le asigna ese derecho al presidente de Estados Unidos. Además, en la entrevista Fernández recordó la frustrada intervención de José Luis Rodríguez Zapatero para normalizar el proceso electoral en Venezuela y que fue saboteada, a último momento y cuando estaba todo resuelto, por la actitud antidemocrática de la oposición. El resultado: una fake news que le jugó una mala pasada a la derecha. Para colmo, con sus aclaraciones en el día de hoy, el presidente se alejó aún más del Grupo de Lima al que juzgó como irrelevante e irrepresentativo; y descalificó explícitamente -y llamándolo por su nombre- los presuntos derechos que el ocupante de la Casa Blanca esgrime para inmiscuirse en los asuntos internos de Venezuela. Reafirmó también su rechazo al golpe y la dictadura en Bolivia y el compromiso de la Argentina con el ex presidente Evo Morales y cuantos bolivianos busquen asilo en este país. Dos conclusiones surgen de este episodio: primero, que es imprescindible alinear a la Cancillería con las posturas de la Casa Rosada. No hay que ser un lince ni capaz de ver bajo el agua para percatarse que las melodías que resuenan en el Palacio San Martín no gozan del agrado del presidente. Y para jugar un papel positivo en el concierto regional o internacional este país tiene que tener una política exterior, no dos, y evitar que el presidente tenga que salir a aclarar ante los medios qué fue lo que hizo o dijo la Cancillería. Segunda conclusión: la Argentina podría haber ido un poco más lejos en su intervención en Ginebra. Por ejemplo, cuestionando la imperdonable –y permanente- omisión que Michelle Bachelet hace del tema de las sanciones económicas y el bloqueo a Venezuela cada vez que examina la situación de los derechos humanos en ese país. Podría también haber manifestado su insatisfacción ante el hecho de que la funcionaria no hubiese utilizado la misma vara para juzgar el criminal accionar de las fuerzas policiales en Chile, con sus casi cuatrocientas personas que quedaron ciegas o perdieron un ojo, amén de las mujeres violadas y los miles de detenidos y la treintena de muertos durante la represión; o señalar la incongruencia de hablar de “tortura y malos tratos y la violencia de género” a manos de las fuerzas de seguridad en un continente en donde el maltrato (que no siempre es tortura) y la violencia de género son pan de cada día, incluyendo a la Argentina. Pese a ello a esa señora sólo le preocupa lo que pueda ocurrir bajo el gobierno de Nicolás Maduro al paso que ignora las masivas violaciones de los derechos humanos perpetradas en Chile por el régimen de Piñera o en la dictadura boliviana. Podría también el gobierno argentino haberle solicitado que tornase su inquisitiva mirada hacia la vecina Colombia en donde según la agencia EFE, nada sospechosa de simpatías chavistas, el gobierno de Iván Duque fue responsable o cómplice del asesinato  de 100 activistas sociales y políticos entre el 1º de enero y el 15 de mayo de este año.* Pero Bogotá es un proxy del gobierno de Estados Unidos y Bachelet, en su papel de sumisa sirvienta de la Casa Blanca, ni se le pasa por la cabeza hacer tal cosa y prefiere lanzar sus dardos contra la República Bolivariana en lugar de hacerlo contra el narcogobierno colombiano. En fin, haciendo las sumas y las restas, gracias a la “fake news” de Clarín y La Nación la política del gobierno argentino hacia Venezuela quedó dibujada con perfiles más nítidos y esperanzadores. Y esto es una buena noticia. *https://www.efe.com/efe/america/sociedad/sube-a-100-la-cifra-de-lideres-sociales-asesinados-en-colombia-2020-dice-ong/20000013-4248539

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