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Concierto editorial para atacar al presidente

Fuente: Comuna – Comunicadores de Argentina Fecha: 5 de abril de 2020 Fórmula mediática: endiosar a Rocca y denostar a Moyano El presidente Alberto Fernández recibe condena unánime de los columnistas políticos de los medios opositores: culpable del conflicto con los empresarios, simbolizados en la figura angelical del multimillonario Paolo Rocca, y por haber elogiado al dirigente sindical Hugo Moyano, descripto todos los días como el demonio en persona. Varios redactores agregan a esto los errores graves en la atención bancaria del viernes 3 para vaticinar el principio del fin de la popularidad presidencial. Como en partidas de ajedrez simultáneas, Clarín va al frente contra el ministro Guzmán por su estrategia con los acreedores y siguen las estocadas contra el gobernador Kicillof. Quedó para la historia del oprobio periodístico argento la maniobra de La Nación cuando publicó en línea, inclusive con foto, la noticia de un caceroleo que todavía no había sucedido. Esta publicación, el lunes a las 20.53, con foto atribuida a la agencia francesa AFP, desnudó por completo el papel decisivo que estos medios tuvieron para crear la protesta promovida por los sectores ultraderechistas del macrismo, en respuesta directa a la disputa presidencial con Paolo Rocca aunque disfrazada de crítica al “gasto de la política”, vieja cantinela de una oligarquía que se erigió como tal chupándole la sangre al Estado. Un papel decisivo confirmado además el martes 31, cuando el caceroleo apareció en tapa de Clarín y La Nación, pero no el “ruidazo” para protestar por la violencia contra las mujeres. Ese mismo día, González de Clarín culpó al Presidente de haber elegido a Rocca como “enemigo”, algo así como convertir el capítulo dos de una serie en el primero, al ignorar por completo el anuncio de 1.450 despidos. El redactor comenzó a saborear una caída de la imagen gubernamental, al anunciar que un alto índice de popularidad puede pasar, de un segundo a otro, a “total descrédito”. González fue imitado en este arte manipulador por muchos otros columnistas, como Cabot, Pañi, Morales Solá, Letjman, Roa, Longobardi (con su charla radial convertida en “noticia” por La Nación). Pero eso sí, ninguno se atrevió a reproducir su formidable ligereza histórica, cuando introdujo insólitas evocaciones sobre la búsqueda de mayor poder presidencial que no resisten siquiera la comprensible liviandad wikipédica, ya que enlistó a Alfonsín, Menem y Galtieri. Sin embargo, la matriz editorial es idéntica: Pagni tecleó que mientras el Presidente ubicó el problema en los empresarios, el “cacerolazo bastante estridente” mostró que “parte de la sociedad cree que el problema está en los políticos”. El coro afinado de condena a Alberto Fernández por haber criticado a San Paolo R. se volvió estridente, histérico y más reiterativo aún después del acto que compartió con Hugo Moyano en el sanatorio Antártida y los elogios y agradecimientos al denostado sindicalista. En el batallón hicieron fila Salinas, Kirschbaum, Pagni, Jacquelin, González, Roa, M. Wiñazki, Guyot, Van der Kooy, Liotti, Morales Solá, Fernández Díaz, y que nadie se ofenda si olvidamos mencionar a alguien. El caceroleo contra el gobierno no se sostuvo (había sido anunciado uno cada día) y, peor aún, generó tantas molestias dentro de la oposición macrista que hasta Clarín debió escribir un artículo dando cuenta de esa disputa. Es que entre los perjudicados por el brote ultra, en plena crisis por la pandemia, está el jefe de Gobierno Rodríguez Larreta, que seguro ya tiene un lugar en la historia como el político que obtiene el más alto índice de encubrimiento y complicidad mediática. Tanto así que el domingo 5.4 aparece alguna noticia perdida sobre proliferación de insectos y roedores en la Ciudad de Buenos Aires, pero escrito con magia: sin nombrar al Gobierno porteño y sin indagación alguna sobre si al presidenciable se le ocurrió, al menos por casualidad, pensar en alguna previsión al respecto. El desorden estruendoso en la atención bancaria del viernes es oro en bandeja en la estrategia editorial de sentenciar la caída de la popularidad presidencial. Clarín pide en tapa la renuncia de Vanoli a la ANSES, hay metralla intensa también contra Pesce en el Central y contra el sindicalista bancario Palazzo. La estructura bancaria del país, la negativa de los privados a dar servicio a clientes de recursos escasos y, en suma, la codicia inmoral de los banqueros, reciben cuidado quirúrgico en Clarín, Infobae y La Nación. En medio de la atención excluyente que demanda la pandemia y sus consecuencias políticas y económicas, el multifunción Bonelli se da tiempo para atender al ministro Guzmán, a quien da en desgracia por causar disgusto a los acreedores privados. Su crimen es uno, no contentar a los bonistas, pero los recursos para atacarlo son varios: el columnista lo pone en crisis dentro del gobierno, habla de “trifulcas” en el equipo económico, lo acusa de no tener plan y, lo peor de lo peor, “desorienta” a los acreedores. Así que, según este relato, los voceros de Wall Street recurrieron directamente al Presidente, que sabe que las encuestas pueden “cambiar drásticamente” y que no quiere default, así que le dijo a Guzmán: arreglá ese lío de la deuda (Menos mal que le avisó, porque el ministro no sabía que tenía ese asunto pendiente). Y no es todo: Béliz, Cafiero y Massa recibieron supuestamente el encargo de vigilar al ministro, una versión sin fuente que no tiene más finalidad que corroer su capacidad de negociación, quitarle autoridad. En suma, debilitarlo y así favorecer a los deudores. Aquella manipulación de La Nación “informando” sobre el caceroleo que no había ocurrido no tiene parangón, pero el “periodismo” de Clarín hizo su parte: para ocultar el acto de barbarie del republicano Morales, de expulsar a 61 personas de su feudo, presentó el hecho como “el increíble viaje de los hinchas colombianos” (esos hinchas eran 9 de los 61 y habían llegado al país por un partido de fútbol). Pero calificar estos grotescos está difícil: olvidado de sus pompas de pensador, el sábado Miguel Wiñazki escribe en Clarín que “nadie extraña” el protagonismo de “Ella”, pero

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Buchones

Fuente: Mario Goloboff | Mario Goloboff Fecha: 3 de abril de 2020 Por una vez, Eduardo Feinmann ha estado más sutil que alguien. En esta oportunidad, que Laura Alonso, lo cual, admitámoslo, no tiene que ser difícil. Ella afirmó, rotundamente, que los hipotéticos médicos cubanos que iba a mandar Cuba para combatir el coronavirus, iban a ser espías. Según Perfil, al escribir en su cuenta de twitter: «Si nos faltaba algo… eran los médicos/espías/comisarios cubanos! #NoALosMedicosCubanos«. Feinmann, más moderado sin quererlo, sostuvo que “podrían transformarse en espías”. Más moderado y más cierto: todos podemos transformarnos en espías, se trata de una capacidad de cambio, de modificación, de metamorfosis, que no le está vedada a ningún ser humano, sea cubano, chino, costarricense o sefaradí. Nunca lo había pensado, pero es uno de los defectos ínsitos en los seres humanos. Tal vez haga alusión a él, con esa enorme perspicacia de la Antigüedad, el mito de Proteo. De la ex gerenta de la Oficina de Anticorrupción (kirchnerista) queda poco por agregar, salvo aquello que deslizaba Borges sobre uno de sus enemigos literarios, que eran tantos: “La ignorancia, para ella, no tiene ningún secreto”. Llamada, solo  por ella misma, a hablar, porque está visto que no puede quedar callada y disimularse, su incontinencia espiritual la lleva a desbordar lo que en alguna oportunidad los franceses llamaron “anticomunismo primario”, y a decir esas cosas descomedidas, violentas, inoportunas, que hasta sus aliados políticos deploran. Si no fuera que es tan agresiva, daría un poco de lástima. Se parece bastante, oh casualidad, a la reacción de los británicos respecto del ofrecimiento argentino para las Malvinas: “Después de rechazar la ayuda humanitaria ofrecida por el gobierno argentino, las autoridades isleñas informaron sobre el caso de un «enfermo crítico». Como rechazaron el envío desde Argentina del test para detectar el virus, tendrán que esperar que llegue de Gran Bretaña, la semana próxima”. Página/12, 27/3/2020. “Los médicos cubanos (agregaba Perfil, 26/3/2020) fueron unos de los primeros que brindaron ayuda internacional en Wuhan para atender a los enfermos y asistir a las autoridades chinas en terreno. Llevaron medicamentos caseros, una variedad de interferón utilizado para tratar el cáncer, que según La Habana ayuda a los pacientes afectados por el virus, y algunos entusiastas lo anunciaron erróneamente como una cura maravillosa. Desde la década de 1960, oleadas de sus médicos y especialistas médicos han entregado su ayuda a decenas de países en desarrollo. Recientemente, en 2015, los cubanos desplegaron 37.000 médicos en 77 países, según un estudio de la Wharton School de la Universidad de Pensilvania.  En el apogeo de las misiones médicas internacionales, en 2013, los médicos cubanos enviaron US$10.200 millones de regreso a La Habana, según cifras oficiales del gobierno. Si bien el alcance es mucho menor hoy en día, los servicios médicos siguen siendo la mayor exportación de Cuba, tras aportar US$6.400 millones o el 43% de las ganancias extranjeras, el doble que el turismo, en 2018. Con 159 naciones (incluyendo a casi todas las del continente americano) enfrentando una enfermedad mortal, cuanto más personal médico capacitado acuda a este llamamiento mundial, mejor”. En realidad, esta no es una polémica con el gobierno, al que no se ve más que en las acertadas iniciativas que toma; es una discusión (profunda, si no es mucho estimar), entre ellos: ¿serán, ya, espías amaestrados, puestos a disposición, o párvulos que se adaptarán según las comandancias? Y otra cosa ¿qué van a venir a espiar los médicos cubanos? ¿Y para qué? Aparte de lo obvio, para lo cual están dotados, van a verificar el estado de la salud pública, de los hospitales, de los presupuestos tan deteriorados como los edificios. Pero, cuidado (¡!), probablemente vengan a espiar la cantidad y calidad de la obra pública dejada por el gobierno de cuatro años del PRO, la perfección de las hechuras, la red de redes tejida por los Ceos y otras gentes tan competentes que estuvieron al frente de los ministerios acompañando al Gran Ingeniero, el aliento y el impulso en investigación y educación (del que los cubanos, como se sabe, carecen), la obra cultural de los cultos ministros Hernán Lombardi y Pablo Avelutto… Se van a llenar los ojos. Y las alforjas de datos. Seguramente, para después copiarnos. Víctor Serge, el primero en describir el régimen soviético después de la muerte de Lenin como “totalitario”, supo escribir, hace ya un siglo, enseñanzas que todos los regímenes, especialmente los de derecha, tendrían que asimilar, pero se ve que por sus prejuicios no han leído (Ce que tout revolutionnaire doit savoir de la repression – Lo que todo revolucionario debe saber de la represión): “En 1917 la autocracia se desfondó sin que sus legiones de espías, de provocadores, de gendarmes, de verdugos, de sargentos de ciudad, de cosacos, de jueces, de generales, de popes pudieran retardar más el curso inflexible de la historia. /…/ La revolución era el fruto de causas económicas, psicológicas, morales, situadas por encima de ellos y fuera de su alcance. Ellos estaban condenados a resistirle inútilmente y a sucumbir”. (Buena lectura, también, de paso, para la camarada Bullrich.) Coda: El señor Alfredo Casero, es el tercero que reaccionó por el supuesto envío de médicos cubanos, con la serenidad y la cordura de siempre. Pero hace años que yo me prohibí la discusión con los cómicos.

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Presencias del 24

Fuente: Luis Bruschtein* | La Tecl@ Eñe Fecha: 24 de marzo de 2020 Pensé hacer una lista de mis desaparecidos para colgar en las redes, empezando por mis hermanos Noni, Víctor e Irene y mi viejo Santiago, pero me di cuenta que hubiera sido larguísima y además incompleta. Seguro que habría quedado alguien muy querido en el tintero. Pata, Cacho, Mario, Chufo, Arielito, Vicky, el Negro Eduardo, el Gordo Julio, Carlitos, Martita, Cristina, la Gallega, el Príncipe, el Yaya y así seguiría más y más. Me pasa cada 24 de marzo cuando veo las fotografías que llevan a la marcha y que publican en las redes. A pesar de todo el tiempo que pasó, es un día denso para los veteranos. Se nos llena la azotea de fantasmas, de los buenos pero también de los que duelen. Yo soñé con mi madre porque escribí algo sobre ella. Una amiga me dijo que soñó con Pacho, un compañero de JTP que era dirigente del SMATA. Y Pacho le decía en el sueño que lo mejor que habíamos hecho era haber sido como fuimos, ser nosotros mismos. Pacho murió en un enfrentamiento, una acción innecesaria donde era una locura que participara un cuadro sindical representativo como él. Blanca fue la primera en criticar la concepción militarista y vanguardista que había llevado a esa situación. En el sueño de Blanquita, lo que reivindica Pacho no es eso. Es más enredado el asunto. Veo sus imágenes en las marchas y siento un orgullo enorme de todos ellos. Los que no los conocieron no lo podrían entender. El diario del lunes convierte en sabio a cualquiera. Hice todas las autocríticas del mundo y en lo personal nunca pasé de la militancia de base porque hacía muchas críticas y a veces había compañeros que eran muy cabeza de chapa, muy cuadrados. Y sin embargo, lo mejor que hicimos fue haber sido como fuimos. Y decirlo me da hasta un poco de vergüenza porque yo hubiera querido ser mejor. Carajo, esas fotos. Lo veo en sus ojos, en la convicción natural y poderosa que emana de esas imágenes que sobrevuelan las marchas del 24. Se ve el gesto generoso y amoroso que se da por descontado, que ni siquiera se menciona, y que se porta como quien se pone los zapatos para caminar o se sienta cada día a la mesa y va a trabajar y come lo que le toca comer y hace el trabajo que le corresponde. Me autocrítiqué de las metidas de pata de las que formé parte y recuerdo también las discusiones y las críticas que hacía sobre algunas decisiones y las dudas sobre otras, pero era el menú que nos había servido la historia. Ojalá, con esa energía inmensa que tenían los compañeros, la historia hubiera iluminado otras opciones mejores. Hablo de una consciencia-emoción colectiva de la juventud que se negaba a seguir de largo con orejeras ante las injusticias en un país que hablaba de una justicia que no había, de una democracia que no había, de una libertad que no había, de una paz que no había. El pueblo quería a Perón y de Perón no se podía ni hablar, se ocultaban los fusilamientos y los bombardeos y todo el mundo hacía como si no hubieran existido. Las dictaduras se sucedían igual que los golpes militares a pesar de que el peronismo estaba proscripto, igual que el comunismo. La consciencia indignada de todas esas mentiras y la emoción intensa de que era una generación que tenía que luchar por un mundo sin ellas era algo que se compartía, se respiraba en el aire. Seguramente había mucha soberbia, pero de esa no me autocritico, simplemente lamento no haber tenido más madurez. Porque era una generación casi sin adultos. Y esas mentiras consentidas constituían el basamento de la sociedad que las había sostenido año tras año. Podríamos haber hecho lo mismo y seguir de largo y no ser como fuimos. No lo sé. El alma de esa generación traía una marca para dejar en la historia. Había sido producto de un proceso histórico y estaba definida para intervenir como lo hizo. La historia había cargado una mochila muy pesada sobre sus espaldas. Es un trazo grueso. No se trata de explicar el despelote de aquellos años, simplemente trato de explicar lo que siento. Ya todos leímos el diario del lunes, sabemos lo que deberíamos haber hecho y lo que estuvo mal, y todo bien con el diario del lunes. Pero como le dijo Pacho en el sueño a Blanquita: lo mejor que hicimos fue ser como fuimos. Ellos son los 30 mil, a los que extrañaré hasta el último de mis días, a los que llevaré siempre en la memoria. Y siempre sentiremos que una parte nuestra se fue con ellos. Buenos Aires, 24 de marzo de 2020 *Periodista

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El mensaje de Alberto Fernández marca un cambio de rumbo

Fuente: Alfredo Zaiat | Página/12 Fecha: 2 de marzo de 2020 El discurso presidencial ante la Asamblea Legislativa permite identificar cuál es la tendencia de un gobierno en cuanto a su política de distribución del ingreso. El de Macri fue evidentemente regresivo, en cambio el de Alberto Fernández tiene una impronta progresiva. Los discursos de los presidentes en la Asamblea Legislativa en la apertura de las sesiones ordinarias del Congreso pueden abordarse con diferentes enfoques. Uno de ellos remite a identificar cuál fue el mensaje respecto a las medidas que pretende implementar para intervenir en cómo se distribuye el ingreso nacional. Puede presentar iniciativas regresivas, como la liberación de las tarifas de los servicios públicos con eliminación de subsidios, como hizo en su momento Mauricio Macri, que derivó en aumentos del 2000 por ciento en el gas y del 3000 por ciento en la luz, o puede anunciar medidas progresivas, como la definición de crear «marcos tarifarios razonables», que implica su desdolarización, y su congelamiento temporario, como reconfirmó este domingo Alberto Fernández. Informar que se pagará todo y más a los fondos buitre una deuda en litigio en tribunales de Nueva York para «volver al mundo», para reiniciar un desaforado ciclo de endeudamiento, como sucedió con Macri, que planteó de ese modo el tránsito hacia una distribución regresiva del ingreso por la creciente carga de intereses a pagar. En cambio, enfatizar en el mensaje en el Congreso de que se tiene que encarar una renegociación de la deuda porque la que dejó el gobierno anterior es impagable, y que lo que se busca es liberar recursos para recuperar la economía, implica una redistribución de ingresos desde los bolsillos de los acreedores a los del resto de la economía. En este tema entregó además dos definiciones contundentes: «Nunca más un endeudamiento insostenible», y «Nunca más a la puerta giratorio de dólares que ingresan por el endeudamiento y se fugan dejando tierra arrasada a su paso«. Cuando se comunica la eliminación de las retenciones al complejo agroexportador, provocando un deterioro de las cuentas fiscales para beneficiar a un sector de la economía y que, además, deriva en un shock inflacionario con salarios y jubilaciones que no acompañan esos aumentos de precios, la medida es regresiva. Fue lo que anunció en su primer discurso Macri. Por el contrario Alberto Fernández señaló que habrá un reajuste en las retenciones a la soja –sin precisar los puntos de alza, pero que serán 3 para elevar el total al 33 por ciento- y que sólo se incrementará uno de un total de 25 cultivos alcanzados por los Derechos de Exportación. En lugar de hablar de grasa militante y de empleados estatales a despedir, como sucedió en la gestión macrista, lo que implicó el alza de la tasa de desempleo y destrucción del salario real, Alberto Fernández detalló los aumentos ya dados y la ambición de preservar, mejorar y avanzar en las condiciones y productividad de los trabajadores. El objetivo expuesto es el de pasar de una economía focalizada en la especulación hacia otra basada en el empleo y la producción. Las políticas de redistribución progresiva del ingreso, hasta las más tímidas, generan una fuerte resistencia, como se puede observar con la reacción del Poder Judicial con la más que prudente reforma de su régimen previsional privilegiado o con las amenazas de grupos radicalizados del campo por el esquema de retenciones. El cambio de rumbo propuesto fue explicitado en este discurso por Fernández, precisando que se comienzan por los últimos, o sea por la base de la pirámide de ingresos, para luego llegar al resto. Esto implica transitar un sendero de redistribución progresiva, y cuando se plantea ese objetivo es previsible que haya oposición de los privilegiados, aunque sean afectados en el margen de sus fabulosos ingresos. Artículos relacionados https://www.pagina12.com.ar/250363-apertura-de-sesiones-ordinarias-2020-en-que-consiste-la-refo https://www.pagina12.com.ar/250371-la-palabra-en-valor

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El discurso de Alberto Fernández: diagnóstico, agenda y temas pendientes

Fuente: Atilio A. Boron | Blog de Atilio A. Boron Fecha: 2 de marzo de 2020 Fue un discurso marcado por la sobriedad y una encomiable voluntad de ir a lo concreto, a tono con los tiempos que corren y las expectativas de la sociedad. Pero no se trató de una pieza oratoria neutra. “Esta es la hora de definir de qué lado va a estar cada uno. Nosotros estamos del lado del pueblo”, dijo en uno de los tramos más relevantes al encarar el tema de la deuda externa. Comenzó con una breve pero rotunda reseña del desastre heredado por los cuatro años de la gestión macrista para luego extenderse sobre los desafíos cruciales a los que se enfrenta la Argentina. A continuación se analizan algunas de las principales definiciones de su discurso. Era obvio que la cuestión de la deuda externa sería objeto de una reflexión en su discurso. Es, hoy por hoy, “el principal escollo” con que tropieza la refundación de la Argentina. Una deuda afectada por una insanable ilegitimidad de origen y de formas, no siendo otra cosa que el componente decisivo de un proyecto de saqueo de las riquezas nacionales en lugar de ser un instrumento de promoción económica y social. A John Adams, segundo presidente de Estados Unidos, se le atribuye haber dicho que “hay dos formas de conquistar y esclavizar a una nación. Una es por la espada. La otra es por la deuda”. En el caso argentino quienes contrajeron esa deuda lo hicieron convencidos de que este país debía convertirse en una dependencia colonial de Estados Unidos, abandonando cualquier pretensión de soberanía y autodeterminación nacional. Las resistencias populares que provocó este proyecto hicieron que sólo en parte pudiera concretarse y ahora estamos en condiciones de revertirlo y derrotarlo definitivamente. El endeudamiento externo será el enorme y más inmediato desafío que deberá enfrentar el actual gobierno y la condición de posibilidad de todas las tareas y planes que se ha impuesto la Casa Rosada. Por eso es digno de destacarse que el Banco Central esté analizando el proceso de endeudamiento del macrismo. Y tanto más cuando el presidente dijo que “Todos hemos visto impávidos como los dólares que deberían haber financiado el desarrollo productivo, acabaron fugándose del sistema financiero, llevándose los recursos y dejándonos la carga de la deuda.” Por supuesto, esto exigirá “saber lo que pasó, quienes permitieron que ello suceda y quienes se beneficiaron con esas prácticas.” En otras palabras esto significa auditar la deuda externa para pagar lo que efectivamente se debe, identificar a quienes se apropiaron de ella para su beneficio y obligarlos a devolver ese dinero mal habido. No en vano fue nada menos que John M. Keynes quien, refiriéndose a las perversiones e impactos recesivos de la especulación financiera tan favorecida por el anterior gobierno, propusiera “la eutanasia del rentista”. Pocas cosas pueden ser más positivas para la impostergable refundación de la Argentina que seguir el consejo de aquel economista y liberar al país de la plaga de la “bicicleta financiera.” De ahí la importancia de que Fernández haya dicho en su alocución que “nunca más a la puerta giratoria de dólares que ingresan por el endeudamiento y se fugan dejando tierra arrasada a su paso.” Segundo tema: la necesidad de contar con un Estado fuerte, ágil y eficiente que, como se dijo en el discurso, no se puede “construir un Estado del siglo XXI con las herramientas de un Estado del siglo XX.” En esto el presidente se hace eco de un amplísimo consenso teórico que establece que sin un Estado que reúna aquellas condiciones no habrá proyecto económico que funcione ni vida civilizada en la sociedad. Los espectaculares crecimientos económicos de los países del Sudeste asiático son incomprensibles si no se examina cuidadosamente el crucial papel que desempeñaron los Estados en la promoción del crecimiento económico y la redistribución de ingresos y rentas. En su célebre discurso del 18 de Diciembre de 1978 cuando lanza la reforma económica en China Deng Xiaoping puso como primerísima condición para lograr el progreso económico la reconstrucción del Estado pues lo que había era una administración pública con un bajísimo nivel de calificación profesional, pésimamente organizada, carcomida por el burocratismo y la corrupción, ineficiente en sus instrumentos de intervención y encima de todo eso sin disponer de los recursos necesarios para cumplir con sus obligaciones. Sin la recreación del Estado sobre nuevas bases, advertía Deng, China jamás saldría de su atraso porque el orientador y gestor del desarrollo de las fuerzas productivas no estaría en condiciones de cumplir su papel. Tercero, a la refundación del Estado Deng agregó otra condición: el carácter estratégico de realizar masivas inversiones en educación, especialmente en las universidades y en investigación científica y técnica. Cuarenta años más tarde la continuada aplicación de estas políticas de estado le permitieron a su país tomar la delantera en áreas de punta de las modernas tecnologías de la informática, como la Inteligencia Artificial y las telecomunicaciones satelitales, raíces de la “guerra comercial” que Donald Trump le declaró al gigante asiático. Es de esperar que cuando Fernández anunció que va a proponer un debate en torno a una “nueva Ley de Educación Superior que permita fortalecer nuestro sistema universitario” … y que tenga como fundamentos “la gratuidad y el acceso irrestricto a la universidad” se tomen en cuenta las lecciones de un país como China, que simboliza de lejos el avance más rápido en estas materias a nivel internacional. Hoy día las patentes en Inteligencia Artificial de China casi triplican las de Estados Unidos, algo inimaginable veinte años atrás. Y esto no fue casualidad: fue fruto de una política de estado sostenida a lo largo del tiempo y cuya maduración cambió decisivamente el tablero tecnológico mundial. Cuarto, al anunciar el inminente envío al Congreso de un “Proyecto de Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo que legalice el aborto en el tiempo inicial del embarazo y permita a las mujeres acceder al sistema de salud cuando toman la decisión de

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Las Mil y Una Noches

Fuente: Mónica Peralta Ramos | El Cohete a la Luna Fecha: 1 de marzo de 2020 Las turbulencias que aturden nuestro presente ocurren de un modo semejante a los relatos del Medio Oriente medieval recopilados en las Mil y una noches. Según la leyenda, todas las noches la bella e ingeniosa Sherezade contaba un cuento al Sultán postergando indefinidamente el final hasta ser interrumpida por el amanecer. Despertaba así la curiosidad de un hombre volcánico y poderoso que acostumbraba a desposar todas las noches a una mujer distinta para mandarla a matar al día siguiente. Así, el afán por conocer el final del cuento llevo al Sultán a perdonar la vida de Sherezade día a día, hasta cumplir las mil y una noches. Los cuentos de Sherezade brotaban mágicamente concatenados. Eran como cajas encerradas en otras cajas, unidas por un hilo invisible que se renovaba constantemente hasta obtener su objetivo. Nuestro caótico presente se asemeja a ese legendario entonces: los conflictos sociales que hoy nos aquejan tienen una espina dorsal que, aunque invisible, los hilvana sutilmente. Muchas veces se desarrollan como fenómenos aislados. Brotan en distintas partes y súbitamente desaparecen de la vista, aunque permanecen latentes y están estrechamente interconectados. Su pulsión y grado de visibilidad impacta de un modo diferente sobre el ritmo de desarrollo del conjunto. Poco a poco, este todo complejo se aglutina hasta llegar a un punto de ebullición y el estallido de un determinado conflicto precipita la explosión del conjunto. Al cumplir tres meses de gestión, el gobierno se interna en un mes de marzo cargado con un cronograma de definiciones drásticas emanadas de la negociación de la deuda externa. Al mismo tiempo se inicia un periodo impregnado de abultados vencimientos de deuda y escasez de dólares. Las alternativas de la negociación de la deuda externa pueden impactar sobre las políticas del gobierno. Sin embargo, el escenario del conflicto principal es otro. Conflicto judicial Esta semana finalizó el carnaval y culminaron las prolongadas vacaciones de Macri. Aprovechando la ocasión para sacudir las tabas en Punta del Este, se preocupó por confirmar públicamente sus dotes de “gran bailarín” (eldestape.com 26 2 2020). Mientras tanto, sus partidarios se devanaban los sesos buscando resquicios para trabar en el Congreso todas las iniciativas del gobierno. Finalmente encontraron lo que buscaban. Después de haber hecho caer la jubilación mínima durante el reinado de Macri en proporción semejante a lo ocurrido conjuntamente durante los gobiernos de Menem y de de la Rúa, Juntos por el Cambio se transformó en el adalid de los haberes jubilatorios supuestamente en peligro ante los cambios que propone el gobierno. Encontró, así, una rendija para avanzar tensando al máximo la relación entre el Poder Judicial y el Ejecutivo. Apoyando los privilegios adquiridos por jueces cuya jubilación media representa 21 veces el haber jubilatorio mínimo, Juntos por el Cambio pasó al frente con berrinches de distinta índole para bloquear las sesiones de la Cámara de Diputados e impedir el avance de la ley propuesta por el Ejecutivo para modificar un sistema donde los aportes del Poder Judicial sólo cubren un tercio de las jubilaciones del sector (los aportantes son 17.600 y los que reciben el beneficio son menos de 7000; lo que se recauda por esos 17.600 activos alcanza para pagarles al 34 % de los 7000), y los ciudadanos de a pie contribuyen con sus magros sueldos a perpetuar esta aberración. Lo mismo ocurre con las jubilaciones del cuerpo diplomático. El intento del gobierno por corregir estos despropósitos ha provocado la reacción de varios jueces, amenazando con renunciar y “despoblar” al sistema judicial. Esta batahola ha ocupado la escena política de la última semana. Se da en un contexto de creciente visibilidad de causas jurídicas que exponen la ruptura del Estado de Derecho por parte del gobierno de Macri. Así, esta disputa apresura los tiempos para concretar una reforma del sistema judicial y es, tal vez, una oportunidad única para barajar y dar de nuevo poniendo severos límites a las condiciones judiciales que han hecho posible la subversión del Estado de Derecho en el país. Sin embargo, si se traba la reforma judicial y el conflicto persiste, se potenciarán otros conflictos que tienden a erosionar en el corto plazo la legitimidad del Poder Ejecutivo. Lucha contra el hambre vs. reactivación económica El brutal ajuste y las políticas monetaria y cambiaria impuestas por el FMI y el gobierno de Macri no fueron producto de un error de diagnóstico. Buscaron dolarizar rápidamente la economía, dando prioridad a la especulación financiera por encima de la producción e impulsando transformaciones estructurales tendientes a la precarización. Estas políticas han provocado enormes transferencias de ingresos, riqueza y recursos naturales hacia ciertos sectores altamente concentrados, fomentando al mismo tiempo el conflicto entre los que más tienen y profundizado la brecha entre los que tienen más y los que tienen menos. Han generado así un campo minado de conflictos, donde prevalece una relación de fuerzas totalmente adversa a los que menos tienen. Desde un inicio el gobierno subordinó la reactivación de la economía a los resultados de la reestructuración de la deuda externa. Se decidió avanzar por etapas: en los primeros meses el objetivo prioritario fue mitigar el hambre y frenar la caída de la economía, para lo cual se adoptaron una serie de políticas destinadas a poner dinero en el bolsillo de los sectores más vulnerables. En consecuencia el gasto social creció considerablemente explicando el crecimiento del déficit primario, en relación al último año de Macri (lpo.com 26 2 2020). A pesar de la dirección correcta de las políticas adoptadas, no han sido hasta ahora lo suficientemente rápidas y profundas como para incentivar el consumo en la medida esperada. Se ha llegado al mes de marzo con una economía que sigue estancada y con una inflación de precios en el rubro alimentos y bebidas no alcohólicas que supera al crecimiento del índice de inflación del mes de enero y, según estimaciones privadas, mantendría la misma tendencia en febrero (infobae.com 13 2 2020; cronista.com 19

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La AFI macrista simuló que D’Alessio investigaba para el kirchnerismo

Fuente: Néstor Espósito | Tiempo Argentino Fecha: 1 de marzo de 2020 Espió a abogados, entre ellos a la defensora de Lázaro Báez, y los relacionó con el exjefe de “la casa”, Oscar Parrilli, para pegarlos con el escándalo por el espionaje ilegal del falso abogado. La AFI de Cambiemos espió a abogados, -entre ellos a la defensora de Lázaro Báez- y los relacionó con el actual senador y exjefe de “la casa”, Oscar Parrilli, para pegarlos con el escándalo  por el espionaje ilegal de Marcelo D’Alessio. Para ello elaboró informes que le entregó al juez Rodolfo Canicoba Corral en los que mezcló al financista arrepentido Leonardo Fariña, al abogado y exfuncionario penitenciario Víctor Hortel, a agentes de inteligencia (incluso a un fiscal nombrado durante el macrismo) y a la defensa de Báez, y con todos ellos hizo una ensalada para arribar a una suerte de hipótesis rocambolesca: D’Alessio operaba para el kirchnerismo. Canicoba Corral tiene a su cargo desde 2017 una investigación por presunto espionaje ilegal a jueces, políticos, personajes de la farándula e incluso al futbolista Lionel Messi. Durante los primeros tiempos, a través de su exdirector de Asuntos Judiciales, José Padilla, la AFI mostraba un parsimonioso aporte de información y pedía reiteradamente aclaraciones y precisiones sobre qué se estaba buscando. El 6 de noviembre de 2017, por ejemplo, ante un pedido de información de Canicoba Corral, respondió: “Se requiere como paso previo y necesario que se indiquen los motivos o fundamentos que originaron el presente requerimiento”. Así, la AFI informó en mayo de 2018 que el fiscal Eduardo Daniel Miragaya, un personaje clave en la Causa D’Alessio, había ingresado el 4 de enero de 2016 (antes de cumplirse el primer mes de gobierno de Mauricio Macri), como director del área de Delincuencia Económica y Financiera, y luego pasó a la Gestión de Base de Datos y Archivos de Inteligencia. A pedido de Miragaya ingresaron a la AFI varios civiles, entre ellos Ana María Polero, la mujer que acompañó como “asesora de vestuario” a la difunta Natacha Jaitt la noche del 1 de abril de 2018 a un escandaloso programa de TV de Mirtha Legrand. En abril de 2019, apenas estallado el affaire D’Alessio, la AFI elaboró un curioso entrecruzamiento de nombres que hizo aparecer a agentes de inteligencia reales con otros imaginarios y los vinculó con la defensa de Lázaro Báez. Así relacionó a espías que aún hoy están en “la casa” con Miragaya; con “el círculo de mayor confianza del entonces director general Oscar Parrilli”;  y con el exsubdirector operacional de Contrainteligencia”, el actual diputado Rodolfo Tailhade. Y los linkeó a todos con el abogado Franco Agustín Bindi, quien formó parte de la defensa de Leonardo Fariña y hoy asiste indirectamente a Lázaro Báez. “Podrían estar llevando adelante actividades vinculadas a la realización de tareas de inteligencia ilegal, valiéndose para ello de sus nexos y contactos como abogados en diferentes causas penales y del acceso a información sensible que les otorgarían sus vínculos con organismos de inteligencia y, eventualmente, con actores de los distintos poderes del Estado”. En ese contexto, la AFI asumió una conducta temeraria: en una causa en la que se investiga si hubo espionaje ilegal, le pidió autorización al juez para espiar al propio Bindi y “al grupo de abogados que trabajarían en su estudio”, a saber: Elizabeth Gasaro, la abogada de Báez; Víctor Hortel, quien la antecedió y renunció por problemas de salud; Giselle Robles, exdefensora de Leonardo Fariña, quien asegura que el financista fue “guionado” para declarar en ese juicio; Tatiana Terzano, codefensora de Báez y abogada de otro espía detenido en la Causa D’Alessio, y Humberto Próspero, defensor del contador Daniel Pérez Gadín. La AFI pidió permiso para investigar a Próspero en abril. Dos meses antes, el abogado había denunciado a Macri y a la ministra de Seguridad Patricia Bullrich justamente por “espionaje ilegal”. En ese contexto, la AFI realizó otro pedido cuanto menos osado. Canicoba Corral investiga la supuesta filtración de datos desde la propia central de inteligencia. Pero la AFI, investigada, pidió ser “querellante” en la causa. Algo así como impulsar la investigación contra sí misma, pero desde adentro (y con control) del expediente. ¿Cómo se atrevió a tanto? Con una maniobra distractiva. A principios de mayo de 2009 la abogada Florencia Guijo declaró públicamente que ella había “coucheado” a Fariña, quien dice no conocerla. La AFI la denunció penalmente. La causa recayó en el juzgado federal a cargo de Sebastián Ramos y ello fue profusamente difundido por la prensa. Lo que nunca se dijo hasta ahora es que sobre esa base la AFI intentó meterse por la ventana en la causa de Canicoba Corral. “Solicito que se nos tenga por parte querellante toda vez que la nombrada Guijo involucró falsamente a esta Agencia con la supuesta asistencia y preparación de Fariña en miras a su declaración como arrepentido en la causa conocida como Ruta del Dinero K”. El director Padilla se atrevió a más: no le pidió a Canicoba que investigara a Guijo, sino que le solicitó “que autorice a esta agencia a profundizar la pesquisa en torno a la referida y su relación con los sujetos aquí sospechados”.  Dicho de otro modo: que no investigue el juez sino la propia denunciada. Sobre  Gasaro, la defensora de Báez, un informe “secreto” remitido a Canicoba Corral sostiene -sobre la base de recortes periodísticos-, que “habría iniciado su carrera profesional junto a dos abogados que también se los habría vinculado con agentes de este organismo, Héctor Irimia y Roberto Herrera”. Irimia es un exjuez a quien el difunto fiscal Alberto Nisman acusó en la denuncia por encubrimiento de los iraníes acusados de volar la AMIA. Pero desapareció de la causa; el recientemente fallecido juez Claudio Bonadio nunca avanzó sobre él, ni resolvió su situación procesal, que hoy está virtualmente en el limbo. Roberto Herrera es el actual abogado de Fariña y de otro arrepentido: Víctor Manzanares, el excontador de la familia Kirchner, quien también se acogió al régimen del “arrepentido”

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La industria del choreo macrista

Fuente: Juan Alonso | Nuestras Voces Fecha: 27 de febrero de 2020 El diputado Rodolfo Tailhade presentó una denuncia penal contra una banda que operó desde el Estado recaudando dinero ilegalmente hasta diciembre de 2019, mediante «un desvío sistemático de fondos millonarios». Involucra a los ex ministros Francisco Cabrera y Dante Sica. El presunto jefe habría sido el ex subsecretario de Producción, Rodrigo Sbarra. Se quedaban con el 70 por ciento de los sueldos de empleados que no cumplían funciones. También usaban sociedades truchas que le facturaban al Estado y tenían testaferros. Sólo en el último año recolectaron mil millones de pesos. Rodrigo Sbarra, 40 años, ex subsecretario de Producción del macrismo, estaba fuera de eje y habría lanzado al reboleo una frase que lo describe por completo: “Lo que pasa es que no sé qué hacer con tanta plata”. Del otro lado del teléfono, un avezado interlocutor experto en los atajos del Código Procesal Penal lo escuchaba con deleite. El abogado tomó las notas necesarias y Sbarra ahora es la estrella de la república perdida. El fajo de 10 mil dólares que se olvidó en su despacho encierra mucho más que un gesto de desdén por el patrimonio público. A la profusión de notas de investigación en diversos medios de Internet y canales de tevé, que generó su presunto accionar delictivo, se sumó el resplandor del juez Julián Ercolini -apodado “El renacido”-, quien prontamente avaló algunas medidas de prueba requeridas por el fiscal, Gerardo Pollicita. Todo el sainete inmundo podría ser parte de una trama de payasos malignos del viejo Circo Sarrasani, pero no. El pasado 25 de febrero, los periodistas  Alejandro Bercovich y Noelia Barral Grigera revelaron en C5N, la maraña de sociedades de cartón y el crecimiento fastuoso de la economía personal de Sbarra y sus asociados. Ver el vídeo de poco más de 16 minutos: El mecanismo era así: el grupo de Sbarra creaba sociedades a nombre de supuestos testaferros –casi todos de Florencio Varela- y generaban miles de facturas de servicios al Estado. Sólo en la subsecretaría de Producción el grupo facturó mil millones de pesos en un año: el equivalente a 10 millones de dólares. Eso explica la mansión que Sbarra, quien pese a haber obtenido un salario de alrededor de 100 mil pesos en la función pública, logró estrenar en Navarro con millones de dólares. Curioso: se trata del mismo sitio donde en 1828, Juan Galo de Lavalle fusiló a Manuel Dorrego. ¿Los ricos no roban? El diputado Rodolfo Tailhade denunció  ante el Juzgado de Ercolini, que hasta el 2019 hubo “un desvío sistemático de fondos millonarios”, desde una supuesta “estructura corrupta” que se creó en el Ministerio de Producción y Trabajo de la gestión de Mauricio Macri. Señaló que “las piezas claves” de ese entramado habrían sido los ex funcionarios Rodrigo Sbarra, Sebastián Bideberripe e Ignacio Pérez Rivas, ex jefe de Gabinete de los antiguos ministros Francisco Cabrera y Dante Sica. Es decir, que según sugiere el denunciante Tailhade, la caja de recaudación escaló hasta Cabrera y Sica. En su denuncia penal, Tailhade habló de la existencia de “una estructura corrupta”, integrada por Sbarra, quien “habría montado un sistema de desvío de fondos públicos hasta diciembre del 2019 en el ámbito del Ministerio de Producción y Trabajo, hoy Ministerio de Desarrollo Productivo”. ¿Cómo era el mecanismo? Con la  contratación de personas que debían devolver el 70 por ciento de sus sueldos y la apertura de sociedades anónimas fraudulentas que le cobraban al Estado millones de pesos sin proveer casi nada. Del esquema -siempre según la denuncia de Tailhade-, habría participado la contadora María Fernanda Inza, la ex tesorera del Pro vinculada a los aportes falsos de la campaña del partido de Mauricio Macri en la Provincia de Buenos Aires. Una fuente reservada consultada por el diputado la vio en una oficina de la calle Belgrano al 400 donde funcionaba una especie de cueva de la banda. “El pago de facturas a proveedores privados, por bienes y servicios sobre-facturados o directamente inexistentes, que implicaban ‘retornos’ para la organización por montos muy significativos. En muchos casos operaban sociedades anónimas simplificadas de los propios funcionarios involucrados, que no sólo facturaban millones sino también ocultaban sus bienes”, sostuvo Tailhade en la denuncia. “Los dos mecanismos tenían como piezas claves a Rodrigo Sbarra, Sebastián Bideberripe, a cargo de la Coordinación Administrativa de Producción y Trabajo respectivamente, y por lo tanto encargados de autorizar los pagos. Ambos reportaban directamente a Ignacio Pérez Rivas, jefe de Gabinete de Francisco Cabrera, primero, y del ministro Dante Sica después. De acuerdo a la información suministrada, el director de Asuntos Jurídicos del Ministerio de la Producción, Hernán Coego, también formaba parte de la estructura, que se completaba con Maximiliano Carlos Guida, mano derecha de Bideberripe; y Claudio Daniel Giménez, que oficiaba como ‘valijero’ del esquema”. Giménez habría disputado una parte del dinero con su amigo Bideberripe –ambos se conocían del Instituto Nacional de Propiedad Intelectual- y se habría apoderado de unos 40 millones de pesos del grupo de Sbarra y Cía. ¿Cómo se solucionó la reyerta del monedero mágico del Pro? Giménez le vendió a Sbarra la sociedad –donde éste poseía un Mercedes Benz valuado en más de 100 mil dólares y dos Chevrolet de alta gama- en la módica suma de 2 mil pesos y final de cuentas. “Giménez estaba a cargo de la recaudación, en particular de buscar en las oficinas de los proveedores el dinero físico que constituía el ‘retorno’ de cada factura pagada por el Ministerio, y llevándolo a una suerte de búnker que funcionaba en un departamento ubicado en Avenida Belgrano 406 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires –detalló el denunciante-. Aquí el dinero era recibido, en numerosas ocasiones según lo expresado por la fuente, por la ex contadora general de la Provincia de Buenos Aires, María Fernanda Inza, principal imputada en las investigaciones por aportes ilegales a la campaña de Cambiemos en la provincia de Buenos Aires”, remarcó el diputado. Sobre el personaje oriundo de Florencio

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¿Lo que se va vuelve?

Fuente: Pedro Peretti(*) | Página/12 Fecha: 26 de febrero de 2020 Uno de los más reiterados argumentos de los enemigos de las retenciones es: lo que se va en dinero de los pueblos no vuelve. El lunes 17 de febrero más de doscientos pequeños productores del sur de Santa Fe y una veintena de Pte. Comunales con la presencia de los funcionarios nacionales Fernando Navarro y Alberto Chiavarino se reunieron en Villa Mugueta, bajo la consigna: “No todo el campo es lo mismo, creemos en el diálogo, categorización y segmentación Ya”. Fue la segunda reunión en su tipo y por los mismos motivos. No tuvo una mísera línea en la prensa -sea amiga o monopólica- a pesar de ser mucho más numerosa y sustanciosa que las que realizaron los auto-convocados (que son todos del PRO-Coalición Cívica) que de verdad nunca superaron el centenar clamando por no pagar nada de impuestos. En la asamblea, la Pta Comunal de J. B Molina, María de los Ángeles Cervigni, expuso su caso. Molinas es un pueblo de 1800 habitantes, con 17.000 hectáreas como distrito y “exporta” en materia de retenciones más de 10 millones de pesos y no vuelve nada. Tras cartón contó que era médica y que gracias a su padre que tiene 42 hectáreas de campo pudo estudiar. La Dra. Cervigni no logro percibir aún que si ella hubiera nacido en Chile o EEUU con 42 hectáreas de campo por más sacrificio familiar que hicieran, no habría podido ingresar a la universidad y si lo hubiera logrado, se habría recibido endeudada por otra década. La universidad pública se financia con recursos que provienen de rentas generales que distribuye el presupuesto nacional, al cual las retenciones son un aporte más, no el único ni el más importante, pero ayudan. Ella y miles como ella lograron convertirse en profesionales gracias a la gratuidad de la enseñanza argentina que posibilita a familias de pequeños productores, obreros y desempleados que viven en el interior profundo puedan estudiar. A demás,  en 2005 se incorporó por ley que el 6 por ciento del PBI debe ir a la educación y Macri lo bajo al 4,5. Cómo puede ser que no se logre entender y valorizar el sistema de educación pública que tenemos, y sus beneficiarios se empeñen todos los días en conspirar para desfinanciarlo. Esto, sin contar el Fondo Sojero que creo CFK en 2009 y derogó Macri el 15 de agosto de 2018. Hoy los intendentes de Cambiemos andan llorando por los rincones clamando para su restitución, ya que repartía el 30 por ciento de lo recaudado en las provincias y municipios para obras de infraestructura. ¿Con qué recursos piensan los pequeños productores y sus representantes políticos y gremiales que se financia la escuela pública donde se educan sus hijos? En esos lugares recónditos de la Argentina no hay educación privada, solo está presente la pública. Esto es una prueba más que perceptible de lo falso, autodestructivo y antinacional del argumento de que de las retenciones nada vuelve al interior. Argumento tan esgrimido por los enemigos de la segmentación y que transformaron las retenciones en un problema ideológico, donde lo productivo o económico es una mera excusa. Estamos hablando de los grandes productores agropecuarios y estancieros que no viven en los pueblos -por eso los fumigan a mansalva- y no usan la educación pública; ellos mandan a sus hijos a la privada. Ahora lo llamativo es que quienes residen en el territorio asuman como propio el discurso y los intereses de quienes no quieren ni que haya salud ni educación en el interior profundo donde sí viven ellos. Por todo esto es importante no dejarse engañar y es urgente segmentar y categorizar a los productores, para resquebrajar este bloque de intereses tan contradictorio. Miren: el 7,27 por ciento de los productores o empresas tienen entre 1500 y 10.000 hectáreas y producen el 37,45 por ciento del total de la producción agrícola (no solo soja) .Son apenas 16.604. Mientras que apenas 2473 productores, o sea el 1,08 por ciento, tiene más de 10.000 hectáreas y recogen el 36,44. La Argentina tiene 46 millones de habitantes y solo 19.077 ciudadanos o personas jurídicas producen el 73,89 por ciento de lo que se siembra y cosecha. La concentración agropecuaria -como vemos- es bestial.  Ahora bien, como puede ser que estos casi 20 mil tipos tengan de rehén a todo un país, y que una parte de los que ellos mismo esquilman, sacándole las tierras y destruyéndoles el hábitat, asuman como suyo el discurso de sus expoliadores. Es un contrasentido difícil de explicar. Que un pequeño chacarero del sur santafecino diga que todos los productores son iguales, y que no se puede segmentar significa –aparte- de una gran mentira, un rotundo triunfo político de la derecha argentina. Pero también es una falencia notoria del movimiento nacional y popular que nos obliga a una profunda autocritica, ya que no tuvimos una correcta política para desbloquear intereses tan disímiles. La segmentación y categorización de los productores y su correcta implementación es el primer gran paso para poner justicia tributaria en el campo. El otro es el decreto que restituya el Renatea en lugar del Renatre, para llevar justica social y control estatal a los trabajadores rurales, que en su mayoría están precarizados ilegalmente. Segmentación y derechos laborales son banderas que van juntas y no pueden estar relegadas en el accionar del campo nacional y popular. Ahora es el tiempo de materializarlas. * Ex director de Relaciones Internacionales de la Federación Agraria.

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