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Respuesta de Pérez Esquivel al ministro de Derechos Humanos Avruj

Servicio Paz y Justicia (SERPAJ) 9 de NOVIEMBRE 2016 Tal como lo expresáramos en el mes de febrero, ante declaraciones del ex Ministro de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires, Darío Lopérfido, nuevamente nos vemos en la obligación de repudiar en este caso lo expresado por el Ministro de Derechos Humanos de la Nación, Claudio Avruj respecto a la negación de la existencia de 30.000 desaparecidos. Pareciera que funcionarios de esta administración, fundamentalmente los relacionados con el delicado tema de los Derechos Humanos, se han puesto de acuerdo para embestir contra la credibilidad y militancia de los distintos organismos que trabajaron junto a familiares de las víctimas y diversos sectores sociales, frente al terrible proceso de la Reorganización y Doctrina de la Seguridad Nacional, poniendo en duda los hechos que tuvieron lugar en esa época. Los probados crímenes de lesa humanidad, como el secuestro, la tortura, el robo de bebés y la desaparición forzada de personas que se cometieron a lo largo y a lo ancho del suelo argentino fueron generando respuestas ejemplares que recorrieron el mundo denunciando primero lo que en nuestro país se silenciaba y clamando por Memoria, Verdad y Justicia, que luego se plasmaron en políticas públicas de defensa de los Derechos Humanos y de juzgamiento de los autores de esos delitos aberrantes. Como dijimos en esa oportunidad, consideramos que la importancia del valor singular, real y concreto de la cifra que los funcionarios de gobierno cuestionan, también lo cobra en relación al valor simbólico, como alcance que en el plano del capital cultural y de homenaje a las víctimas tiene la cifra de “los 30.000”. Ya no se trata de una cuestión cuantitativa, ni de un número, ya que las secuelas que en el plano de las vidas humanas dejó el terrorismo de Estado son inmensurables, y sus efectos en miles de familias y en la sociedad en su conjunto irreparables. Rechazamos nuevamente estas declaraciones y el intento de reinstaurar la teoría de los dos demonios, dilatar o acabar con el juzgamiento de los responsables del genocidio y desandar los avances instituidos en materia de políticas públicas de Derechos Humanos y en la lucha histórica por Memoria, Verdad y Justicia. ¡Treinta mil detenidos-desaparecidos Presentes! ¡Ahora y siempre! Fundación Servicio Paz y Justicia Servicio Paz y Justicia (SERPAJ) – Argentina Miembro consultivo de la ONU y la UNESCO

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Hallaron documentos secretos sobre el ataque a la AMIA escondidos en la AFI

Por Aurelio Tomás / Editorial Perfil 06 de NOVIEMBE 2016 Se trata de 208 cajas con papeles, videos y audios con datos sobre el atentado que nunca formaron parte de la investigación judicial. Se suman a otro material encontrado en 2015. La historia de secretos y ocultamientos en la causa AMIA, y sus vínculos con el submundo del espionaje, parece no tener fin. Hace tres semanas se descubrió un nuevo y voluminoso archivo con material de la investigación sobre el atentado, ocurrido en 1994, que nunca había sido puesto a disposición de la Justicia. Estos se suman a los depósitos secretos con material del caso que habían sido detectados en 2015. El 17 de octubre, un informe de la UFI AMIA describió el trabajo que realiza la unidad para relevar tres voluminosos archivos de inteligencia que nunca habían sido incorporados a la causa durante la etapa en que Alberto Nisman estuvo a cargo del caso. En paralelo a esa presentación se dio el nuevo hallazgo, que no fue revelado en el texto producido por los fiscales Roberto Salum, Sabrina Namer y Leonardo Filippini. El citado informe mostró los avances en el relevamiento de tres conjuntos de documentos, guardados en tres depósitos secretos durante años –algunos de ellos en pésimas condiciones–. Fueron identificados y desclasificados en 2015, durante la gestión de Oscar Parrilli al frente de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) y en colaboración con los fiscales que reemplazaron a Alberto Nisman tras su fallecimiento. A ellos se suma ahora otro conjunto de papeles, videos y audios de material secreto. “Se había completado la clasificación de unas 205 cajas de los documentos detectados en 2015 cuando aparecieron estas 208 nuevas; estamos en -3”, lamentó una fuente al tanto del trabajo. Además, esta misma fuente indicó que aquellas 205 cajas son sólo una fracción de lo que se detectó hace un año. Las cajas que aparecieron hace menos de un mes pertenecen a la Dirección de Inteligencia Antiterrorista de la ex SIDE y su estado es, en relación con el resto de los materiales detectados, “intermedio”. Así lo indicó una fuente al tanto del trabajo de la UFI. El Grupo Especial de Relevamiento y Análisis Documental (Gerad), que trabaja bajo la dirección del coordinador de la UFI, Juan Patricio Murray, será el responsable de relevar su contenido. En el pasado, el grupo pudo detectar material relevante para la investigación. Por ejemplo, entre los archivos desclasificados en 2015 se encontraron videos de las autopsias. Allí los fiscales detectaron que se había realizado un meticuloso trabajo para guardar las esquirlas encontradas. Gracias a dicha constatación, los fiscales pudieron rastrear el material, que estaba en un depósito de la Policía Federal y nunca había sido incorporado a la investigación. Buscan reconstruir la escena El trabajo sobre los documentos, la intervención del Equipo Argentino de Antropología Forense y el relevamiento de material biológico que nunca había sido estudiado buscan reconstruir la escena de un crimen en masa ocurrido hace 24 años. El ambicioso objetivo es lograr un mapa en tres dimensiones, donde se pueda identificar el lugar donde fue hallada cada víctima mortal y cada uno de los elementos, como las partes de la presunta camioneta Trafic que utilizó el suicida. Así, los fiscales buscan poner a prueba la teoría del atacante que se inmoló, según sostenía Alberto Nisman antes de su fallecimiento.   Fuente.: http://www.perfil.com/politica/hallaron-documentos-secretos-sobre-el-ataque-a-la-amia-escondidos-en-la-afi.phtml

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«El voto electrónico es un sistema que sirve para democratizar el fraude»

por Gimena Fuertes / TiempoAR 6 de NOVIEMBRE 2016 Siete expertos hablaron con Tiempo sobre los proyectos para reformar el sistema de votación. Rechazaron los dos que existen en el Congreso y advirtieron sobre su «vulnerabilidad». El feroz lobby de las empresas que pretenden quedarse con el negocio. Mientras Mauricio Macri volvió a insistir esta semana en que quiere que el año que viene se vote con boleta única electrónica (BUE) con chip, los diputados de Cambiemos y los senadores del PJ hacen oídos sordos a las advertencias de los especialistas informáticos y de derecho electoral. Éstos advierten una y otra vez sobre el alto nivel de vulnerabilidad de cualquiera de los sistemas tecnológicos que proponen los dos proyectos de ley de reforma electoral. Por lo pronto, Sergio Angelini, presidente de la empresa Magic Software Argentina (MSA), proveedora de la BUE, concurrirá este martes al plenario de comisiones del Senado a defender su producto. Allí lo están esperando los informáticos, que harán una demostración en vivo de la falibilidad de su propuesta. En el Congreso hay dos proyectos dando vueltas. Uno es el que envió el Poder Ejecutivo, y que cuenta con media sanción en Diputados, que pretende que en 2017 se vote en todo el país con la boleta única electrónica con chip. Se trata del mismo sistema que mostró sus debilidades en la ciudad de Buenos Aires el año pasado, cuando fue atacado desde direcciones IP anónimas desde Estados Unidos. El otro proyecto lleva la firma de los senadores peronistas Juan Manuel Abal Medina y Omar Perotti. Propone una boleta única “sin chip”, pero con la máquina que imprime el voto. Sin embargo, ninguna de las dos iniciativas despeja las dudas sobre la privacidad o la seguridad del voto de los ciudadanos. Vulnerable El jueves pasado, en el Senado, especialistas como Delia Ferreira Rubio y Beatriz Busaniche denostaron ambas propuestas en danza. Sin embargo, desde Santa Fe, Macri pidió no «seguir con un sistema tramposo» y pidió dejar de “robar” con el modo manual en vigencia. En respuesta a esta afirmación, Sebastián Uchitel, investigador del Departamento de Computación, Premio Houssay 2014 en Física, Matemática y Ciencias de la Computación, explica de modo pedagógico que con el voto electrónico “agrandaste el robo de boletas o de urnas a todo el país, la escala del problema cambia”. “La pérdida de derechos y de transparencia que introduce cualquiera de estos sistemas al acto eleccionario se basa en que poca gente puede controlar el resultado y tendrá la tarea de decirle al pueblo argentino quien ganó, ya que no habrá un sistema transparente que todo el mundo puede entender”, remarcó. Rodrigo Iglesias, abogado e investigador de la UBA en el área de ciencia y tecnología, especialista en derecho informático, recordó que el año pasado, en la ciudad de Buenos Aires, desde una dirección anónima de IP, que se encontraba en Estados Unidos, se vulneraron 536 mesas. Los tickets correspondientes a cada urna terminaron siendo trasportados en taxi al centro de cómputos. El ataque internacional que se produjo desde direcciones anónimas ubicadas en Estados Unidos tuvo la clara intención de mostrar cuán débil es el sistema que se usó. Por ese caso terminó “allanado y sobreseído”, tal como él se presenta en Twitter, Joaquín Sorianello, el especialista informático que avisó que el sistema había sido hackeado el año pasado, en la elección porteña. Ese caso, que en su momento apenas trascendió, ahora, a la luz de las intenciones de Macri de imponer este sistema en todo el país, vuelve a tomar cada vez más notoriedad. “Atacaron el servidor que contaba los votos. No se trató de la máquina que los imprimía sino directamente de los votos. Fueron por el servidor y nunca se auditó ni se peritó. Tampoco sabemos donde están. Ni la jueza María Luisa Escrich ni la fiscal Silvana Rivarola se encargaron de buscarlos”, recordó Iglesias. El Informe Final de la Defensoría del Pueblo de la CABA sobre la elección para Jefe de Gobierno de 2015 señala que “una vez cerrada la mesa, el 83,9% de los presidentes pudo realizar el escrutinio sin inconvenientes. Durante el conteo de votos, sólo el 10,1% de las mesas contó con fiscales que realizaron algún reclamo”. Esto representa una cantidad de votos significativa en el caso de una elección reñida. Asimismo, surge del mismo informe que un 26,2% de los votantes dijo no haber verificado que el voto impreso coincidiera con lo que había elegido. Falta de privacidad Por los pasillos del Congreso, un senador peronista quería rebatir con picardía el argumento de que la boleta electrónica es delatora del voto. Sostenía que también con la boleta tradicional se pueden hacer marquitas en el papel para avisarle al puntero que lo obedeció dentro del cuarto oscuro. “Lo que los senadores no saben es que esa trampita ahora va a tomar escala nacional”, se alarmaron los informáticos. Para los especialistas es pueril el proyecto de Abal Medina. La iniciativa no incluye el chip. Es para evitar que se modifique el voto con un dispositivo desde fuera del cuarto oscuro. Pero sí propone que se use una máquina con pantalla táctil que muestre toda la oferta electoral e imprima el sufragio. “Esa máquina que proponen es una computadora que se puede intervenir. Hay mil maneras de truchar un resultado y también de descubrir quién votó qué. La pérdida del secreto del voto induce a la corrupción, al voto comprado. Es perder un pilar fundamental de la democracia. En cuanto tenés una computadora que registra tu orden de llegada y tu voto, ya no es más secreto”, explica Uchitel. El ministro del Interior Rogelio Frigerio sostuvo el martes que no sabe cuál va a ser el sistema porque la ley no indica cuál será la tecnología. Sin embargo, las empresas interesadas están tienen un lobby muy activo. Otra de las interesadas en que el año que viene toda la ciudadanía use su tecnología para votar es Unitec Blue, propiedad de Matías Eurnekian. La firma ofrece servicios de

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«Desratizar» Nota en Página 12

Fuente Página 12 5 de OCTUBRE 2016 Por Jorge Elbaum* La convocatoria a “desratizar el Poder Judicial”, enunciada por el fiscal German Moldes la pasada semana asume reminiscencias históricas y sociales muy ligadas a las metáforas con las cuales se han estigmatizado, históricamente, a determinados colectivos y se han montado las bases para su posterior persecución. El hecho que el fiscal Moldes haya sido denunciado por el extinto Alberto Nisman como uno de los responsables de proteger a los encubridores de la Causa AMIA, en la cual lo “judío” aparece como un elemento central, resignifica la terminología adoptada para cuestionar a jueces y fiscales que no comparten sus criterios inquisitoriales. “Ratas judías” fue una de las formas de catalogación mediante la cual se inició el proceso de deshumanización que concluyó en las cámaras de gas. Gran parte del proceso de exterminio incluyó un pesticida utilizado a fines del siglo XIX para la desratización de vagones de ferrocarril y bodegas, el Zyklón B, elaborado por la compañía IG Farben, consorcio de tres empresas alemanas entre la que se destacaba la conocida Bayer. La analogía zoológica y la fumigación que conlleva el vínculo con los roedores fue recuperada creativamente por Art Spiegelman, el reconocido autor de la historieta Maus, relato de un sobreviviente para graficar y denunciar la vida de sus padres en los campos de concentración, instaurados por el nazismo. Las dos partes de Maus –“Mi padre sangra historia” y “Allí empezaron mis problemas”– se convirtieron en 1992 en la primera historieta en obtener un premio “Pulitzer”, otorgado por transmitir en forma artística y desgarradora la deshumanización (“ratización”) que requieren ciertos modelos de dominación para cometer sus crímenes desligados de la ética y de sus efervescencias culpabilizadoras. Cuando se define al otro como una rata y se convence al entorno de esa “cualidad” se llega al estadio en que el otro ya no merece el mas mínimo espacio de compasión. La primer etapa de todo proceso de discriminación requiere del “etiquetamiento”. Y este incluye convertir al otro, al enemigo, al inferior, al oponente, en algo no humano. El “otro” ya no es la expresión de una diferencia, un conflicto, un debate, una discusión, una “brecha”, un oponente político. El “otro” –ahora, para Moldes– se convirtió en algo no humano. En una rata. En algo que puede/debe desratizarse. Lo que de ninguna manera puede llegar a ser cuestionable porque “nos salva”, nos libra del peligro que la peste bubónica supone. El contagio. Las ratas contaminan. Así dicen los gatos nazis a los ratones judíos, en Maus. Desratizar es de alguna manera mejorar la especie. O –en la versión “Comodoro Py”– contribuir a un Poder Judicial sin múridos. Ante la peligrosa presencia de los roedores, es dable pensar en la utilización de del Zyklón B vernáculo, entre los pasillos y despachos de quienes no pretenden someterse a la hegemonía neoliberal del poder. Desratizar es aceptar una Justicia donde los ganadores son los encargados de definir quiénes son las ratas y quiénes son los hombres. Y en ese trámite no hay “enfrentamiento”, no hay un Otro con el cual difiero o entro en conflicto. El otro es una rata. Y con las ratas no se discute. Solo se las desratiza. Desratizar es una convocatoria a eludir el conflicto político. Es también una forma de clausurarlo. Ya no hay brecha. Ya no hay diferencias. Hay sólo hombres versus ratas. El sociólogo canadiense Erving Goffman analizó durante décadas el mecanismo por el cual algunos grupos sociales se dedican a estigmatizar a otros mediante clasificaciones inferiorizadoras. Dichos grupos utilizan “etiquetas” para reducir y esencializar a otros grupos y/o individuos para que sean reconocidos por una única cualidad o característica, generalmente negativa. Esos rotulamientos despectivos –una vez que se difuminan, se instalan y se instituyen como sentido común– aceleran una discriminación menos conflictiva, más “aceptada” por el entorno social, y por lo tanto más propicia para las segregaciones, las exclusiones y todas las violencias asociadas. Fue así como se logró convencer a la sociedad alemana del peligro del judío, el gitano y/o el comunista. Primero fue necesario “construir” un sujeto que sea digno del desprecio y el odio. Fue imprescindible instaurar una pátina de maldad sobre el grupo social etiqeutado. Y, frente a la peste de las ratas y a la evidencia de la maldad, solo queda “la defensa propia”. Es decir, desratizar. Para que sea posible asesinar pueblos originarios hay que catalogarlos –primero– de salvajes. Y hubo que justificar –paralelamente– que cortarle sus orejas era una evidente forma de civilización. Para esclavizar afrodescendientes con cierta legitimidad fue necesario nominarlos –y convencer de dicha caracterización– como sub-humanos, bestias de carga, cuerpos aptos para ser comprados y vendidos. Para enviar a personas con síndrome de Down a las cámaras de gas fue requisito catalogarlos inicialmente como portadores de “vidas que no merecen ser vividas”. Para detener musulmanes hay que “construirlos” –a todos– como terroristas. Para perseguir inmigrantes latinoamericanos hay que agruparlos como narcotraficantes actuales o potenciales. Para golpear a un individuo gay hay que instituirlo como integrante de un grupo de enfermos y pervertidos. Para lograr (poder) torturar una embarazada –en la ESMA o en cualquier otro centro de detención– fue imprescindible asociar a esa mujer con el “cáncer subversivo que corroe la sociedad”. Para continuar con la permanente sangría de femicidios es necesario persuadir a los varones (de ayer y de hoy) acerca del carácter de maldad intrínseca, debilidad y “brujidad” de la condición femenina. Después de Auschwitz la asociación con las ratas y la desratización no parece ser el discurso engolado y republicano que suelen vociferar quienes postulan el escéptico mundo de las normas. Pierre Bourdieu detalló hace unas décadas que toda clasificación (que hacemos) nos clasifica. Es decir: las formas que tenemos de ver el mundo, de nombrarlo, de caracterizar a los otros es la forma con la cual nos identificamos. Y la violencia simbólica –la de las palabras– es el territorio donde histórica y recurrentemente, se afilan las armas persecutorias de la violencia material.

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