La mala educación macrista
Autor: Mónica Macha /Nuestras Voces 22 de Marzo de 2017 El macrismo ataca a los docentes pero va por la educación pública de calidad e inclusiva. Construye estereotipos, discrimina, es racista y es clasista, busca enfrentar a los docentes entre ellos, apela al sentido común para poner a la sociedad en contra de los trabajadores/as de la educación. ¿Qué es la educación para el macrismo? Analicemos una secuencia de hechos: María Eugenia Vidal hace una oferta mísera a los gremios docentes. La gobernadora no se mueve de su oferta, la repite reunión tras reunión. Lanza una propuesta de Voluntarios para que reemplacen a los docentes con el único objetivo de romper la huelga. En conferencia de prensa Vidal anuncia un premio –que viola las leyes laborales– a quienes asistieron a trabajar durante el paro, extorsiona a los docentes que hacen huelga, les pide que digan si son kirchneristas (?!). Los persigue política y policialmente: en La Matanza la policía recorrió escuelas pidiendo la lista de adherentes al paro. Lanzan un ataque de trolls contra Roberto Baradel, Secretario General de SUTEBA. Una marcha multitudinaria llena las calles en defensa de la educación pública. El Ministro de Educación, Esteban Bullrich, no se mete en la discusión porque dice que las escuelas no dependen de Nación. Mauricio Macri dice que a Baradel le hace falta autocrítica. Más trolls contra los docentes. Macri cuestiona a los maestros/as con una foto de Hiroshima (sí, una foto después de la bomba atómica). La vice presidenta, Gabriela Michetti, dice que si ella fuera docente no haría paro por el salario que pudiera cobrar. Lo cual nos dice dos cosas: que jamás será docente y que no valora en lo más mínimo la tarea de los maestros. Vidal amenaza con sacarle la personería a los gremios docentes. Así es la democracia macrista. Una marcha multitudinaria llena las calles en defensa de la educación pública. El Ministro de Educación, Esteban Bullrich no se mete en la discusión porque dice que las escuelas no dependen de Nación. La agencia oficial de noticias del gobierno –también conocida como Grupo Clarín– saca una nota en la cual un chico rubio va a una escuela privada (primero en Flores, después en Merlo, quizás va a las dos escuelas porque así son los niños rubios del macrismo!) y un chico morocho con guardapolvo lo mira hacer la tarea. El de la privada ya lleva dos cuadernos de ventaja y cinco días más de clase; el de la escuela pública no tiene lápiz, no tiene cuaderno, no tiene nada. Solo el guardapolvo para que quede claro que va a la pública: ¿pero por qué tiene el guardapolvo puesto si no hubo clases? Con el conflicto docente coincide –al gobierno le gustan las casualidades– la presentación del presidente de los resultados de la evaluación Aprender. Parece que los chicos/as de la pública no saben leer ni escribir ni sacar cuentas, así que los docentes no pidan aumento (ese parece ser el mensaje) y además, Macri se sincera: “Hay chicos que tienen que caer en la escuela pública”. Caen en la escuela pública como se cae en una desgracia. La secuencia de hechos y palabras habla por sí misma. El macrismo ataca a los docentes pero va por la educación pública de calidad e inclusiva. Construye estereotipos, discrimina, es racista y es clasista, busca enfrentar a los docentes entre ellos, apela al sentido común para poner a la sociedad en contra de los trabajadores/as de la educación. Vamos otra vez: ¿Qué es la educación para el macrismo? ¿Un problema? ¿Una batalla? Arriesguemos una respuesta: es una forma de disciplinar a los trabajadores/as. Arriesguemos otra respuesta: es una forma de reproducir las desigualdades materiales y simbólicas. El macrismo quiere chicos ricos en escuelas para ricos, chicos pobres en escuelas pobres y trabajadores pauperizados, desmovilizados, desorganizados. El gobierno de Cambiemos busca una privatización indirecta de la educación: que las familias que puedan pagar manden a sus hijos a una privada y las que no puedan pagar “caigan” en una escuela pública sin recursos, desmantelada y destruida. El macrismo quiere chicos ricos en escuelas para ricos, chicos pobres en escuelas pobres y trabajadores pauperizados, desmovilizados, desorganizados. Para el gobierno el enfrentamiento con los docentes es una pelea de fondo, es una batalla que marcará el destino o al menos los límites que tendrán otras discusiones durante el año. En términos de presupuesto, el gobierno puede resolver el conflicto con una migaja de lo que se le pagó a los fondos buitres o la transferencia de recursos al campo y las empresas energéticas. No es que la provincia esté quebrada, no es que no haya plata, todo esto es parte de un modelo de país. Una Argentina con pibes y pibas pobres, cada vez más pobres, cada vez con una educación de peor calidad, cada vez con menos posibilidades, menos futuro y menos proyecto de vida. La discusión del conflicto docente no es sobre salarios, es sobre en qué país queremos vivir.