Una hipótesis a contramano de las pruebas
Fuente: Raúl Kollmann | Página 12 Fecha: 29 de MAYO 2017 La Gendarmería presentaría un informe indicando que el fiscal fue víctima de un homicidio. Esa versión, difundida por Clarín sin explicar sus fundamentos, contradice todas las pericias realizadas hasta ahora y abona las conclusiones que le convienen al Gobierno. Era de esperar. La Gendarmería, que actúa bajo la conducción política de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, adelantó ayer a través del diario Clarín que las pericias del caso de la muerte de Alberto Nisman llegarán a la conclusión que el gobierno de Mauricio Macri exigía: según parece, los gendarmes dirán que había otra persona junto al fiscal en el momento del disparo, es decir que lo asesinaron. El miércoles pasado era el día en que estaba fijado el inicio de la pericia pero, cuando se presentaron los especialistas designados por la defensa del técnico informático Diego Lagomarsino, los gendarmes les dijeron que no podían participar. O sea que la Gendarmería hizo –si es que verdaderamente la hizo– una pericia a escondidas y, en términos oficiales, tardó dos días hábiles. La conclusión –en caso de existir– es contraria a todos los estudios y análisis anteriores, entre ellos el de los trece forenses que conformaron la Junta Médica, la mayoría designados por la Corte Suprema, quienes sostuvieron que “ninguna de las observaciones contenidas en los aspectos médico legales indican, con certeza pericial, que se haya tratado de un hecho homicida”. Justito La filtración de la supuesta pericia de Gendarmería llegó justito después de la aparición pública de Cristina Fernández de Kirchner. Por supuesto que se trata de una mera coincidencia, pero siempre estuvo claro que el gobierno de Macri, con el respaldo judicial de gran parte de la estructura de Comodoro Py, intentó involucrar a la ex presidenta o a miembros de su gobierno en la muerte del fiscal. En esa misma línea se anotaron las derechas norteamericana e israelí, con las que Nisman trabajaba codo a codo, y que elaboraron la hipótesis de que al fiscal lo mató un comando iraní-venezolano, con ayuda de la administración kirchnerista. Voceros de esa jugada fueron el ex jefe de los espías Antonio Horacio “Jaime” Stiuso, la diputada Elisa Carrió y la ex esposa de Nisman, la jueza federal Sandra Arroyo Salgado. Ninguno de los tres aportó prueba alguna que llevara el expediente a la calificación de homicidio; las evidencias que mencionaron resultaron ser falsas, pero la versión del asesinato es la que convenía a la coalición política-judicial-mediática, con eje en la Casa Rosada, que combate lo que ellos llaman los gobiernos populistas. El gran problema de esa coalición es que las pericias de la causa fueron a contramano de la hipótesis del homicidio. No sólo los forenses sostuvieron que no hay evidencia de accionar homicida, sino que también cinco de los seis criminalistas afirmaron que “no se observa el tránsito de ninguna otra persona” por el baño en el que se produjo la muerte, lo que tácitamente significa que Nisman se quitó la vida. El laboratorio de Salta que hizo las pruebas sobre las manos del fiscal también concluyó que “se hallaron partículas consistentes con disparo de arma de fuego”, es decir que Nisman tenía rastros de fulminante en las manos, producto de que él efectuó el disparo. A medida La fuerza que conduce Patricia Bullrich le adelantó a Clarín que llegaron a la conclusión de que hubo otras personas con Nisman y que, por lo tanto, lo asesinaron. La pericia se entregará recién dentro de 30 días. El trabajo pericial diría que se llegó a esa deducción porque –según ellos– el cuerpo fue movido y porque eso explicaría que el arma haya aparecido debajo del hombro. El dato curioso es que el propio perito de Arroyo Salgado, Daniel Salcedo, declaró a fojas 6341 de la causa que “al momento en que arribó el personal policial, como también la fiscal Viviana Fein, no se afectaron los patrones de manchas”. Es decir que la escena se preservó intacta, se filmó y se fotografió. Y en el análisis de las manchas no hay ningún rastro de que el cuerpo se haya movido o arrastrado, algo que obviamente hubiera dejado huellas. A fin de mes, cuando la Gendarmería entregue el estudio, habrá que ver, en concreto, cómo contradicen lo que dijeron los forenses, los criminalistas y los peritos del Servicio de Ingeniería y Química Forense de Salta. Oculto La causa por la muerte de Nisman pasó a la Justicia federal, la más política y alineada con el Gobierno, después que Stiuso declarara durante varias horas y sin que aportara ninguna evidencia. El expediente recayó en el juez Julián Ercolini, quien delegó la investigación en el fiscal Eduardo Taiano. Este es el que jugó la carta de la Gendarmería ante el hecho de que las pericias anteriores virtualmente indicaban que Nisman se suicidó. Cuando los peritos de la defensa de Lagomarsino, José Esperanza y Luis Olavarría, se presentaron en la Gendarmería hace varios meses, los especialistas de esa fuerza les dijeron que se dedicarían primero a leer la causa y ver las evidencias. La fecha fijada para iniciar los trabajos fue el 24 de mayo. Esperanza y Olavarría se presentaron ese día y la Gendarmería les dijo que, por orden del fiscal Taiano, no podrían participar. Los gendarmes trabajarían solos, sacarían sus conclusiones y luego Esperanza y Olavarría podrían firmar el informe si estaban de acuerdo o hacer su propio dictamen. Los abogados de Lagomarsino, Gabriel Palmeiro y Martín Chasco, advirtieron la maniobra y presentaron un escrito el día hábil siguiente, el viernes, diciendo que el artículo 262 del Código Procesal Penal (CPP) establece que “los peritos practicarán unidos el examen, deliberarán en sesión conjunta y si estuvieran de acuerdo redactarán su informe en común. En caso contrario realizarán por separado sus dictámenes”. Palmeiro y Chasco le manifestaron en el texto a Taiano que “el procedimiento que se pretende llevar adelante no resulta en nada equiparable al que fija la normativa vigente”. Como es obvio,