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“¿Te gusta la tierra? ¡Comé tierra!”

Fuente: Juan Alonso | Nuestras Voces Fecha: 29 de NOV 2017 En su brutal ataque de Lago Mascardi, del que cada vez se van conociendo más detalles, los prefectos torturaron a la machi, autoridad espiritual mapuche. La mujer se había negado a arrodillarse y la arrojaron brutalmente al piso obligándola a “comer tierra” mientras la insultaban. Los dos detenidos al bajar del cerro con el cuerpo de Rafael Nahuel, testigos de la masacre, fueron acusados de instigar la represión sin siquiera una ronda identificatoria. Recién ayer fueron indagados por el juez: denuniciaron torturas en su lugar de detención e iniciaron una huelga de hambre. La comunidad mapuche Lafken Winkul Mapu vive una ola de terror que incluye la presencia de fuerzas federales y la presión del Poder Ejecutivo para que el juez Gustavo Villanueva ordene el desalojo inmediato y el fin de la mesa de diálogo entre el obispo de Bariloche, organizaciones sociales, organismos de derechos humanos, diputados nacionales, concejales, el defensor del pueblo de Bariloche y las comunidades mapuches de la región, que resisten el allanamiento y reclaman su territorio ancestral. “¿Te gusta la tierra? ¡Comé tierra!”, le dijeron los prefectos a la Machi (autoridad espiritual mapuche) porque se negaba a arrodillarse. La escena propia de 1878 en plena llamada Campaña del Desierto fue vista el sábado por niños y niñas de la comunidad mapuche. Eso no fue lo peor: los menores también vieron el cadáver de Rafael Nahuel durante varios minutos en una camilla improvisada por sus amigos. Y como las fuerzas del orden no habían quedado del todo satisfechas en su apetito de crueldad, en otra escena propia de Josef Mengele en los campos de exterminio del nazismo, los prefectos y policías de Mauricio Macri y Patricia Bullrich esposaron a los testigos mapuches Fausto Jones Huala y Alejandro González, que están detenidos hace cuatro días en Bariloche, y recién ayer fueron indagados por el juez. ¿Qué delito les imputan? Nada menos que haber instigado -increíble pero real-, la represión del Grupo Albatros de la Prefectura que terminó con el asesinato de Nahuel de un balazo que ingresó por su glúteo y terminó perforando su pulmón. El joven corría de espaldas y el proyectil ingresó por el glúteo en su torrente sanguíneo hasta provocarle la muerte al llegar al pulmón. Nahuel no tenía ningún arma ni rastros de pólvora en sus manos. La requisa demostró que en el lugar del territorio mapuche recuperado había sólo piedras y hondas. Es decir: aquello fue una auténtica cacería criminal. Nahuel quería aprender el oficio de carpintero y abrazaba la causa mapuche, porque provenía de un hogar humilde en los márgenes de los márgenes de la ciudad de Bariloche. Ni los policías de Macri ni el Poder Judicial de Río Negro encontraron una sola pistola en poder de los mapuches. Lo que sí sobraban eran vainas 9mm. provenientes de los disparos de la Prefectura Naval Argentina. Una de ellas fue llevada en la mano por Fausto. La encontró en el cerro. Los que dispararon eran los otros. Con este panorama de terror, los detenidos Jones Huala y González comenzaron una huelga de hambre para reclamar su inmediata libertad. González orinaba sangre por los golpes recibidos en las últimas 72 horas. Jones Huala tiene lesiones de postas de goma en todo su cuerpo. La madre de Fausto, María Isabel Huala, dijo que logró verlo y que su estado era estable, aunque estaba lastimado. Fausto ya había sido baleado por la Policía de Chubut y la Gendarmería en la brutal represión del 10 de enero en la Pu Lof en Resistencia de Cushamen. Aquella vez, su primo, Emilio, salvó la vida de milagro. Le dispararon a quemarropa en la mandíbula con postas de goma. El que apuntó con la escopeta quiso desangrarlo con un tiro en el cuello pero Emilio sobrevivió para testimoniar. Las personas solidarias de El Bolsón que acompañaron el reclamo mapuche continúan acusados de graves delitos. Y eso pese a que le detallaron al juez federal Guido Otranto todo tipo de penurias propias de la dictadura: simulacros de fusilamiento, torturas físicas y psicológicas. Los policías denunciados fueron ascendidos y trasladados a mejores destinos por las autoridades de Chubut. Se trató de la antesala de la represión de Gendarmería del 1 de agosto, momento en que desapareció Santiago Maldonado. Su cuerpo fue hallado 78 días después flotando a 7 metros de la costa dentro de la Lof en el río Chubut tras 7 rastrillajes y la intervención de dos jueces federales y del Ministerio de Seguridad en el expediente. Incluso presenciado las audiencias, con Gonzalo Cané incorporando “deposiciones administrativas” de gendarmes que se contradijeron en una profusión de pistas falsas jamás vista en la criminología salvo en épocas infaustas. Al igual que con el caso Maldonado, la estrategia del discurso oficial ahora fue la creación de un chivo expiatorio para fundamentar el exterminio con represión, balas e impunidad. El ministro de Justicia, Germán Garavano, continuó con la hipótesis de que la Patagonia es una especie de Bolivia antes del asesino de Ernesto Che Guevara en octubre de 1967. Algo tan inverosímil que fue desmentido de cuajo por el obispo de Bariloche, Juan José Chaparro. “Las autoridades del Estado deben favorecen la apertura de canales de diálogo con las comunidades mapuches para que asesinatos como el de Rafael Nahuel no se repitan y no comencemos a sumar muertos”. Además, Chaparro negó la posibilidad de que los miembros de la comunidad Lafken Winkul Mapu tuvieran vínculos con la Resistencia Ancestral Mapuche (RAM). “Me parece que están armando un enemigo”, señaló. “No siempre que se ocupe un lugar significa que quienes lo hacen sean grupos la RAM u otros”, insistió y recordó que en su diócesis “hay organizaciones y comunidades mapuches que han estado trabajando para conseguir sus tierras de una manera legal”. Mencionó a varias comunidades, sólo en Bariloche hay 12, y al Parlamento Mapuche, que cuenta con sus representantes en la ciudad. Tan desopilante resulta la represión que desata la administración macrista

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Los negocios del banquero

Fuente: Laura Manfredi | Nuestras Voces Fecha: 19 de NOV 2017 Jorge Brito, presidente del Banco Macro hasta este viernes, se apartó de la entidad luego de que Alejandro Vandenbroele, testigo protegido de la causa Ciccone, lo vinculara al negocio de la imprenta. Pero Brito no es sólo un banquero. Es dueño de las tierras más valiosas de la Ciudad de Buenos Aires, Tigre y Salta. Tiene negocios con Urtubey, Massa y Macri. Además, fue financista de la campaña de Cambiemos y en marzo de este año Macri compró con fondos de Anses la deuda de su empresa energética, Ganneia, con la que ganó licitaciones para proyectos de energía eólica del Plan RenovAr. Este viernes, bajo el Programa de Protección de Testigos y frente al juez federal Ariel Lijo, Alejandro Vandenbroele declaró, en el marco de la causa Ciccone, que el director del Banco Macro, Jorge Brito, era uno de los encargados de buscar financistas para la adquisición de la imprenta. El arrepentido también denunció que Brito le abonaba una mensualidad y honorarios de abogados para comprar su silencio. Luego de que las acusaciones salieran a la luz, el banquero debió apartarse de su puesto como director y presidente de la entidad bancaria. Lo hizo a través de una carta que fue publicada por la Comisión Nacional de Valores. Allí, Brito solicitó un “tratamiento urgente” de su pedido y aseguró que la licencia será hasta que termine su mandato. Además, sostuvo que su decisión se fundó en querer “preservar a la Entidad de todos los ataques y acusaciones de las que estoy siendo objeto en el orden personal”. Sin embargo, el banco no logró salvarse. El sector financiero se hizo eco de las denuncias y las acciones del Banco Macro se desplomaron: cuando comenzó a resonar el nombre de Brito entre los implicados las acciones habían caído un 14 por ciento tanto en Wall Street como en el Merval. De esta manera, el dueño del Banco Macro quedó vinculado a la sociedad The Old Fund, investigada por la compra de Ciccone Calcográfico. El nombre de Brito había aparecido también meses atrás, cuando el ex vicepresidente, Amado Boudou declaró que el dueño oculto de Ciccone era Raúl Moneta financiado por el banquero Brito. El negocio de la tierra Pero Brito no es sólo un banquero. “El amigo del alma del Presidente, Nicolás Caputo, el banquero Jorge Brito y el constructor generoso Eduardo Ramón Gutiérrez son dueños de la mayoría de las tierras más valiosas de Ciudad de Buenos Aires, la zona norte desde Pilar a Tigre y casi toda la provincia de Salta. Son socios o jefes de los dirigentes políticos según el caso y forman un triángulo inversor con Mauricio Macri, Sergio Massa y Juan Manuel Urtubey que los convierte en un verdadero Cartel del Real State”, publicaba Gabriela Cerruti un año atrás en este mismo portal. En aquel artículo, la periodista y diputada electa, explicó que el banquero “conformó la sociedad Vizora Desarrollos S.A. para llevar adelante emprendimientos inmobiliarios en Puerto Madero, Tigre y Salta”. Lo hizo de la mano de la familia Macri, de Eduardo Gutiérrez (reconocido por haberle donado doscientos mil pesos a Michetti y prestado su casa a José López) y de funcionarios del gobierno de Juan Manuel Urtubey. Vizora Desarrollos fue creada, entre otras cosas, para la construcción de las Torres Mulieris en Puerto Madero: “Ese emprendimiento quedó luego en manos solo de Creaurban, de los hermanos Macri”, mientras que Gutiérrez continuó con Vizora desarrollando otros emprendimientos en Tigre, Puerto Madero y Salta. Brito es, además, amigo personal de Juan Manuel Urtubey y su hija, Milagros, es la presidenta de Vizora. Según publicó Gabriela Cerruti en Nuestras Voces fue Milagros quien le presentó al gobernador a su actual novia, Isabel Macedo. “En la fiesta por los diez años de la creación de Vizora la flamante pareja político farandulesca se presentó en sociedad. “Estoy feliz de ver a mi amiga tan enamorada”, dijo Milagros. “Esta es una excelente manera de celebrar el aniversario de esta maravillosa empresa”, dijo el gobernador. Sin embargo, Cerruti aclara que la relación con Salta se extiende a otras áreas: “El titular del Ente de Regulación de Juegos de Azar de la provincia, Sergio Mendoza, es el auditor de Inversora Juramento y Natalia Godoy, hija del presidente de la cámara de diputados salteña Santiago Godoy, es la Directora de la empresa”. Inversora Juramento es una empresa agropecuaria creada en 1990 por Jorge Brito que posee ochenta mil hectáreas en Salta, la mayor parte en los departamentos de Anta y Rivadavia, donde también tienen tierras vecinas Mauricio Macri, Nicolás Caputo, José Torello y la empresa IRSA. “Las acciones de Inversora Juramento fueron junto a las de Migor de Nicolás Caputo y las de Cresud, de Elztain, las que más subieron en los últimos meses. En el caso de Juramento, está vinculado con lo que la empresa misma cuenta en su prospecto de venta al exterior: los nuevo tratados del Pacífico le permitirían exportar directamente a través de Chile y eso subiría enormemente sus negocios. Tal vez sea una de las razones por las que Macri, Caputo e Irsa están también invirtiendo en la misma zona en que Brito y los funcionarios de Urtubey lo están haciendo”. Otro de los motivos que hizo que Brito se interesara en la zona son las tierras ganadas para la soja y las enormes reservas de litio, un recurso natural cada vez más valuado. Brito, junto con Inversora Juramento y Farallon, a través de su participación en Virazón, es dueño además de buena parte de los barrios cerrados y countries de la zona norte de la provincia de Buenos Aires: “Una zona donde también han adquirido propiedades los amigos del cardenal Newman José Torello, Nicolás Caputo y Mauricio Macri”. La plata de la Energía   Además del sector de tierras y construcción, Jorge Brito está vinculado a los negocios energéticos que ya son habituales dentro del círculo presidencial. Ganneia, controlada desde una guarida fiscal y con el banquero como accionista, recibió 20 millones de

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“Hay un avance sobre la libertad de expresión”

Fuente: Karina Micheletto | Página 12 Fecha: 18 de NOV 2017 “Previsible. Me comunicaron que me han DESPEDIDO de C5N. Emocionadamente GRACIAS a todos dentro y fuera del canal, que me regalaron un año y medio de felicidad profesional. ¡Viva la libertad de expresión!”. Así contó ayer por la tarde Víctor Hugo Morales que había sido echado del canal en el que lideró el rating con su programa El diario, superando casi diariamente a su competidor directo, TN, en la franja horaria de 18 a 21. Tuvo que hacer el anuncio por Twitter, ya que el canal no le permitió hacer un último programa de despedida. El holding mediático al que pertenece C5N era propiedad de Cristóbal López y Fabián de Souza y fue adquirido el mes pasado por OP Investments, un fondo de inversiones radicado en Estados Unidos. A cargo del nuevo managment está Ignacio Jorge Rosner, un financista que compartió estudios con Mauricio Macri en el Colegio Cardenal Newman, que entre 1985 y 1995 fue Manager de Sideco Americana –empresa propiedad de la familia Macri–, y que luego trabajó por más de dos décadas en el Grupo Clarín: fue director de la empresa de telefonía móvil CTI, director del grupo y director del diario cordobés La Voz del Interior, sucesivamente. Ahora, su nombre fue el único que le mencionaron a Morales al anunciarle su despido, por considerar su presencia “irreconciliable con la nueva línea del canal”. Además de Morales, echaron su productor Julián Capasso, quien durante la entrega de los Martín Fierro había protagonizado un cruce con Alfredo y Diego Leuco. Su caso fue diferente: su despido fue anunciado por un comunicado a los medios, obviando el anuncio al propio despedido. “Me llamó un administrativo, a quien yo conocía del grupo anterior, porque fue el que un año y medio atrás vino a mi casa para contratarme, con una relación de dependencia”, contó el periodista a PáginaI12. “Me citó en Radio 10, y la reunión no duró más de diez minutos. Me dijo que la nueva empresa entendía que mi presencia era irreconciliable con lo que ellos quieren hacer con el canal, y que por lo tanto habían decidido despedirme. Pedí hacer el último programa, prometiéndoles que, salvo la inevitable mención a lo que ya venía diciendo con respecto a la falta de libertad de expresión, me iba a manejar en términos correctos. Me dijeron que en todo caso podía grabar una despedida, lo cual me resultó inaceptable. Me fui sabiendo que mi paso por C5N fue muy fuerte profesionalmente, tan agradecido a la gente y a mis compañeros de trabajo. Con el paso de las horas he quedado conmovido por una catarata de saludos y solidaridades que me mantiene en pie y que, la verdad, me desbordan”, expresó. El jueves pasado el periodista tampoco había estado al aire, por el paro que cumplieron los trabajadores de gremio de televisión, en reclamo de aumento salarial. En el caso de C5N, a esto se suma un estado de asamblea permanente ante la fala de pago de salarios y pago en cuotas que venían sufriendo sus trabajadores. Situación que hace a Morales analizar de manera un tanto particular su situación, a horas de su despido: “Creo que en el vientre de esta pésima noticia para mí, está la posibilidad de dar un poco de alivio a la situación de enorme preocupación que viene teniendo toda la gente del canal. Con esta decisión, han puesto en blanco sobre negro que hay una nueva empresa. Me resulta aliviador pensar que de este modo el resto de los trabajadores podrá recibir sus sueldos en tiempo y forma, ahora que los nuevos propietarios se están haciendo cargo, y de este modo: asumiendo una decisión de este peso político, porque esto excede lo periodístico”, analiza el periodista, que seguirá al frente de las mañanas en AM 750, radio parte del Grupo Octubre, al igual que PáginaI12. Morales ubica su despido en un marco general alarmante que atraviesa el gremio de prensa todo en la Argentina, y por eso prefiere presentarse como “el 3501”, dado que se calcula que unos 3500 trabajadores de prensa han perdido sus fuentes de trabajo en los últimos años. “Hay una especie de eclipse de la república muy doloroso, un avance sobre la libertad de expresión que solo pueden negar los necios o los serviles. La democracia ha entrado en una opacidad y eso es muy dramático. Mi caso puede ser resonante, como lo fue el de Roberto Navarro (despedido de C5N y Radio 10 poco antes de la salida del Grupo Indalo). Pero hay otros 3500 periodistas que antes podían trabajar, y ahora no. Hay 3500 voces menos en la Argentina. Y hay un intento de disciplinamiento, una persecución atroz. Lo peor es que no va a parar acá”, asegura. –¿A qué se refiere?  –A la concentración brutal de voces en los medios hegemónicos, a las pautas escandalosas que estos mismos medios obtienen, al tiempo que los que no se alinean con el poder son atosigados con la falta de pauta, incluso incumpliendo la ley. Mi conclusión es que esta empresa me echó buscando una especie de salvataje, la posibilidad de una continuidad para esos cuatrocientos trabajadores que quedan. –Lo que está describiendo tiene sentido lógico, pero es el fin del periodismo… –Es el fin de muchas cosas. Porque esto no puede salir del contexto que se da en el mismo día en que (Héctor) Magnetto finalmente consiguió echar al camarista que había dicho que lo de Papel Prensa fue un delito de lesa humanidad. En el contexto de Milagro Sala presa, con su tremenda y dolorosa carta de hace unos días. En medio del desapego total a los códigos procesales, después de lo que ha ocurrido con Amado Boudou, con Julio De Vido, de la cacería desatada contra Cristina Kirchner y su familia… es muy brutal todo, y sí, es el final de muchas cosas. –Clarín y La Nación resaltaron casi celebratoriamente el despido de Julián Capasso, “el

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Sobre la depresión kirchnerista

Fuente: Ricardo Aronskind* | La Tecl@ Eñe Fecha: 13 de NOV 2017 Luego de las PASO se vieron los primeros síntomas. Y después del 22 de octubre, se acentuaron los sentimientos negativos. Me refiero a un estado de ánimo sombrío que cubrió a parte del amplio espectro kirchnerista. Debo decir que me sorprendió el efecto que logró Cambiemos sobre el electorado nacional y popular. No espero que el público despolitizado esté alerta ante las maniobras manipulativas del gobierno. El estado de credulidad hace que muchos elefantes pasen inadvertidos. Pero creo que un público politizado, que posee una mirada muy crítica de lo que es el macrismo, y que está alertado sobre sus capacidades de confundir y engañar, no debió haber caído en la trampa psicológica implícita en la demora en la entrega de datos, para borronear la victoria de Cristina en las PASO, contra la descomunal campaña mediático-judicial. En la elección de legisladores, el 22 de octubre, cuando Cristina conquistó aún más votos, pero donde perdió ante un candidato que recibió una transfusión de votos anti-k desde un massismo en declinación, el clima se volvió más lúgubre. Cambiemos era claramente la primera fuerza nacional, había ganado en los principales distritos, y en todos los barrios de la CABA. Sus políticas socialmente regresivas, pro-empresariales, endeudadoras, su colosal venta de fantasías, parecían ser convalidadas. La desaparición y muerte de Santiago Maldonado no habían afectado a una parte del electorado satisfecho por el espíritu derechista que animaba al gobierno. No es para festejar. Pero ¿es para ver totalmente negro el panorama político del país? A partir de ese momento se escucharon en nuestro espacio todo tipo de reflexiones fatalistas: “se quedan 8 años”… “se quedan para siempre”… “son imparables”… “vienen por todo”… etc., etc. A eso se añadió un ingrediente que nunca falta, ante cualquier gobierno exitoso en sus primeras elecciones: aquellos que explican el resultado, y que lo empiezan a ver como… positivo. “Derecha democrática y moderna”, por ejemplo. Se percibía en muchos una sensación de debacle, de país que había cambiado profundamente, que se derechizaba a alta velocidad, que aceptada la eliminación de los logros de los 12 años kirchneristas en forma pasiva, y en algunos casos, con alegría. Incluso hasta el “consenso alfonsinista” sobre la relevancia ética de los derechos humanos parecía cuestionado. Franjas del peronismo que participaron en el Frente para la Victoria acordaban, e incluso tendían a acompañar a la actual gestión neoliberal. Todo parecía disgregarse. Una sensación de extrañamiento en relación a la sociedad se extendía, que llegaba incluso a una decepción con el propio país. Se había evaporado un sueño, y no quedaba nada… Algunos compañeros habían pasado de las expectativas que el macrismo se derrumbara rápidamente, envuelto en un segundo “20 de diciembre”, o que sería ampliamente vapuleado en las urnas por una súbita iluminación popular… a las peores visiones apocalípticas… Problemas de lectura histórica: Entiendo que en algunos compañeros pueden haber funcionado una serie de imágenes e ilusiones que llevaron a una lectura errónea del momento presente. “La caída del paraíso al infierno” Quizás en esta polarización subyace una lectura parcial de la historia pasada: la del kirchnerismo, y también la del período previo al kirchnerismo. Vale la pena, entonces, puntualizar algunos hechos que, si se les da la adecuada importancia, nos permiten entender el momento actual no como un rayo que cayó en un día soleado, sino como parte de un trabajoso conflicto en el que hace rato estamos inmersos. 1- Hay que recordar que la experiencia kirchnerista surge de una catástrofe social y económica. Catástrofe que no fue espontánea, sino que se incubó desde 1989 –en las que gana el Partido Justicialista- hasta 2001, cuando cae el gobierno de la Alianza UCR-Frepaso: más de 11 años de neoliberalismo. Se puede sostener que Menem mintió groseramente cuando ganó en 1989. Pero no mintió en 1995, cuando ya teníamos 18% de desempleo y un parte grande de la sociedad entraba en la precariedad económica más absoluta. El PJ apoyó masivamente ese período nefasto de la historia nacional, sin sufrir escisiones significativas. En 1999 ganó la Alianza, que “luchaba contra la corrupción” (menemista) pero con la que “un peso es un dólar”, o sea que sostenía la continuidad total del modelo económico-social neoliberal que había implantado el menemismo. Les tocó a ellos vivir el descalabro de una política económica que asumieron como propia. 2- Cuando se derrumba el delirante experimento económico de la “convertibilidad”, al fin de 2001, la inmensa mayoría de la sociedad argentina pasa por una situación gravísima de miseria, desempleo y privaciones. Sin embargo, a comienzos de 2003, o sea que a menos de un año y medio del estallido de la “convertibilidad”, los candidatos neoliberales abiertamente partidarios del experimento de los ´90 que se presentan a las elecciones (Menem y López Murphy), sacaron el ¡42%! de los votos. Por una alquimia electoral inventada por Duhalde gana las elecciones Néstor Kirchner con el 22% de los votos al no presentarse Menem al ballotage. No es un dato anecdótico: en el momento en que se inicia el ciclo kirchnerista, los votos abiertamente neoliberales (en su versión populista conservadora o “pura” y pro-norteamericana) son el 42% del electorado. 3- La reaparición de un proyecto neoliberal en 2015, no es entonces un problema de “memoria” de los argentinos: en 2003, a poquísimo tiempo de una catástrofe social como no conocíamos desde los años ´30 del siglo XX, una fracción importante de la población seguía insistiendo en apoyar a las políticas que nos llevaron al abismo. ¿Cómo habían entendido lo que había pasado? ¿Qué es lo que habían votado? ¿Por qué insistían en un modelo violentamente antipopular? Alguien puede señalar que históricamente en las elecciones argentinas hay un 20% de sectores abiertamente de derecha, muy conservadores, neoliberales en lo económico y autoritarios en lo político. Pero a ese porcentaje se sumaban más de 20 puntos de sectores medios y populares, menemistas, radicales, liberales o despolitizados. 4- Recordemos también que Néstor Kirchner fue la tercera opción de Duhalde, luego de que un candidato conservador como Reutemann

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La banalidad de Carrió

Fuente: Ricardo Ragendorfer | Revista Zoom Fecha: 06 de NOV 2017 Envalentonada por su triunfo electoral, ancha como nunca y con el ímpetu de una orca que se abre paso en el océano, la diputada Elisa Carrió anunció el uso indiscriminado de su arma más dañina: la lengua. “Ya me saqué el bozal de campaña”, supo consignar el 31 de octubre en su cuenta de Twitter. Ya se sabe que sus desafortunadas expresiones sobre la desaparición forzada de Santiago Maldonado (“Hay un 20 por ciento de posibilidades de que esté en Chile” y la comparación con Walt Disney tras ser hallado su cuerpo en las frías aguas del río Chubut) hicieron que, por orden del propio Presidente, se llamara a silencio en los días previos al sufragio. Aún así, durante un acto partidario en el barrio de Belgrano –cuyas imágenes se difundieron recién ahora– no vaciló en decir que buscará “el consenso” para impulsar la revisión de los juicios a represores, al afirmar que muchos de ellos fueron “condenados sin pruebas”. Lo cierto es que más allá del bochorno y los repudios, sus atrocidades verbales –y esta en particular– son para el régimen macrista un eficaz globo de ensayo para testear sus iniciativas más monstruosas. Pero, a la vez, sus dichos poseen la extraña virtud de derivar en debates signados por un nivel de absurdo sin antecedentes tan extremos en la historia política argentina. Al respecto, un añejo ejemplo. La anécdota es mínima: Lilita equiparó a fines de 2013 al entonces secretario de Comercio, Guillermo Moreno, con el Obersturmbanführer de las SS, Adolf Eichmann, considerado el arquitecto del Holocausto. Tal concepto hizo que la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA) la acusara de “banalizar el genocidio”, lo cual generó una respuesta suya –a través de una epístola dirigida al presidente de esa entidad, Julio Schlosser– que arranca con un consejo: “Para hablar hay que estudiar más”, no sin después sorprender a la opinión pública al atribuir sus palabras a un texto de la filosofa judeo-alemana Hannah Arendt, cuyos aportes al estudio de los totalitarismos del siglo XX ejerce –según ella– una “gran influencia” en sus propias ideas. Arendt cubrió entre abril y junio de 1961 para la revista estadounidense The New Yorker el juicio en Israel contra Eichmann. De ello resultó su ensayo Eichmann en Jerusalén. Un informe sobre la banalidad del mal (1963). Así, con aquellas tres últimas palabras la antigua discípula de Martín Heidegger denomina una notable característica –pero hasta entonces no pensada– de las matanzas masivas en nombre del Estado y la naturaleza de sus hacedores. El caso abordado es ejemplar: Eichmann no era una bestia sádica sino un simple burócrata, un individuo con categoría gerencial en un sistema basado en el exterminio, y sin más motivaciones que no malquistarse con sus jefes. Por lo tanto había una relación directa entre su mediocridad personal y el calibre de sus crímenes. Es digno de análisis lo que puede derivar la obra de Arendt en alguien como la señora Carrió, cuya cosmovisión ultracatólica –matizada con niveles metafísicos desaforados y brotes místicos rayanos con el delirio– es su marca registrada. De modo que la misma mujer que se ufana del trato personalizado que le dispensa el Señor (“A mí, Dios se me apareció dos veces; en ambas, me pidió que fuera presidenta”, aseguró en diversas oportunidades ante calificados testigos), es la que también se apropia del pensamiento de Arendt con carácter de “experta”, al punto de regentear desde 2004 un denominado “Instituto de Formación Política Hannah Arendt”, con una agenda que suele incluir, por ejemplo, cursillos teológicos sobre la figura de María Magdalena, talleres de autoestima y otros de logoterapia. La propia Carrió suscribe en la página Web de esa entidad una evocación bibliográfica: “El primer libro de Arendt que llegó a mis manos estaba dedicado al nazismo. Allí entendí lo que significaba la desaparición forzada de personas. Corrían los años setenta”. Justo por aquella época ella era una joven abogada con una promisoria carrera en la justicia del Chaco. De hecho, en 1979 el mismísimo interventor de esa provincia, general Antonio Serrano, la nombró por decreto asesora de la Fiscalía del Estado. Tiempo después atribuiría su etapa como funcionaria judicial de la última dictadura a una razón atendible: “Yo necesitaba una obra social”. Al parecer, poco antes había sufrido un accidente. “Si no hubiera aceptado esa tarea, hoy no estaría con vida”, fueron sus palabras. En 1980 fue designada secretaria de la Procuración del Superior Tribunal de Justicia, un cargo con nivel y jerarquía de juez de Cámara. En tal oportunidad tuvo que cumplir con un pequeño formalismo: jurar por las actas del Proceso. Y no le tembló el pulso. Tres décadas más tarde, ya convertida en una abanderada de los valores republicanos, fustigó al gobierno kirchnerista por una orden de arresto librada por la justicia misionera contra el coronel retirado Luis Sarmiento. El hecho de que éste sea el progenitor de la jueza María José Sarmiento –quien saltó a la fama por suspender el decreto que creaba el Fondo del Bicentenario– bastó para que Carrió pusiera el grito en el cielo. “¡Es una maniobra del oficialismo para intimidar magistrados!”, fue su lectura al respecto, pese a que el anciano militar –conocido entre sus camaradas como “El mago de la picana”– estaba acusado por 43 privaciones ilegítimas de la libertad con torturas seguidas de muerte ocurridas durante su gestión como ministro de gobierno de Misiones, entre 1976 y 1977. Lilita también apeló a su fineza humanitaria para abordar otro costado de la cuestión: “Presionar así a la familia; usar a una persona de 85 años muy enferma, es terrible”. Y lo dijo sin un ápice de duda; como si el advenimiento de la vejez, acompañada por una leve chochera, pudiese atenuar el carácter criminal de una vida. Lo cierto es que Lilita es una fuente inagotable de polémicas. Por caso, en su momento hasta logró irritar a los residentes paraguayos en la Argentina cuando sostuvo que “durante el régimen del general Stroessner

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Polarizar siempre, rendirse jamás

Fuente: Paula Vázquez | Revista Crisis Fecha: 04 de NOV 2017 “Coqui” es un poco rain man. Articula una verba sistémica con niveles de abstracción por encima de la media, y afectivamente puede parecer un extraterrestre. Cuando se relaja, lo que suele durar una fracción de segundo, aflora un chaqueño afable. Es un tipo joven “con toda la vida por delante”, y al mismo tiempo un político hecho y derecho de vasta experiencia y trayectoria. Con varios “saltos” a la política nacional, y sucesivas “vueltas” al territorio de una Provincia que parece quedarle chica. Aunque acaba de perder Resistencia, a manos del vendaval amarillo. Para el mundillo político Capitanich es sinónimo de eficiencia y capacidad de gestión, por eso se desempeñó como Jefe de Gabinete de Duhalde primero y de Cristina después (el Marcos Peña que no fue). Pero Coqui sueña con ser un estadista: estudia tres horas diarias, dicta conferencias, escribe libros. Su proyecto teórico apunta a mixturar el populismo posmoderno con la teología del pueblo de su viejo amigo y mentor, el compañero Bergoglio. Espera su momento, mientras insiste en la centralidad de la figura de Cristina o en el caudal de votos que, por el efecto de una varita mágica, podría transmitir a un elegido que se figura del riñón. En su discurso de la noche electoral, Cristina dijo “esto recién empieza”. Vos proponés un espacio de centro izquierda que no tenga como primera referencia al peronismo. ¿Ves a Unidad Ciudadana ocupando ese lugar? Es necesario una primera etapa de acumulación opositora y para eso necesitás identidad ideológica, doctrinaria, filosófica. A la luz de la realidad: ¿cuántos peronistas comulgan con Macri? Caló está con Macri, Moyano por lo menos no expresa oposición, gran parte de la CGT son adherentes al modelo. Urtubey, ¿en qué se diferencia cualitativamente? Y lo digo con buena leche: el peronismo como expresión política no es el que define la contradicción. Si hay una centroderecha neoliberal conservadora, entonces la contradicción es con una centro izquierda de base popular y/o progresista. La contradicción es inmanente a la política. Y la oposición no puede hacer lo mismo que el oficialismo, porque si no no existe democracia representativa. El primer peronismo tuvo su columna vertebral en el movimiento obrero, pero después de la dictadura el vector principal pasa a ser el territorio, ¿ahora se estaría planteando que la esencia es el discurso? Yo planteo que no hay política sin contradicción, y no hay contradicción sin discurso. El problema central es que el discurso precisa un actor como exponente, por eso la matriz hegemónica te va a insultar, agravia y descalifica al actor que enuncia. Nosotros tenemos un problema serio de comunicación, porque atacan al actor y descalifican el discurso. Pero la sociedad es cada vez más volátil. Cuando sean más los que pierdan, entonces habrá una redefinición desde el punto de vista electoral. Hoy la contradicción es pasado contra futuro, corrupción contra honestidad, lo cual te impide hablar del tarifazo o del endeudamiento. ¿Imaginás una recuperación de ciertos valores del kirchnerismo, para “volver” y afrontar lo que no se pudo o no se quiso hacer? ¿O ves necesario crear algo nuevo? Necesitamos una agenda de unidad de la oposición, de carácter programático: incorporar el problema de las identidades de género, una política ambiental, los problemas del desarrollo industrial, la desigualdad de ingresos, los modelos de comercio exterior, y a su vez la construcción del federalismo. Antes de que ustedes llegaran yo estaba trabajando en la construcción de cadenas de valor en la economía popular. Más allá de las medidas del gobierno, el ajuste se da fácticamente, incluso como consecuencia de la cuarta revolución industrial que definió Schwab, porque hay cada vez menos probabilidad de incorporación de empleo privado formal. Los que quedan por fuera del trabajo privado formal son “ajustados fácticos”. El kirchnerismo parece esperar que la malaria económica sea tan grave como para que el electorado vuelva corriendo a buscarlo, pero el macrismo ha logrado desacoplar las consecuencias de sus medidas de gobierno de las aspiraciones electorales. ¿No hay una suerte de aporía de la política en este planteo de sit and wait? Bueno, eso ocurre en una primera fase, no es sine die. Ellos, con mucha inteligencia, omitieron el presente. Trabajan pasado y futuro, ganan en base a las expectativas. Ahora bien, las expectativas tienen que traducirse en acciones porque si no pierden credibilidad. Entonces el presente se valoriza más que el futuro. Ahora ganaron un poco de tiempo pero tienen que demostrar, si no demuestran se les va a poner difícil. Cuando recorrés la historia argentina tenés dos modelos, el neoliberal clásico y el modelo populista. En ambos casos el ciclo termina con un problema de estrangulamiento del sector externo, nosotros por falta de divisas y ellos por crisis de deuda. Ellos resuelven las contradicciones con endeudamiento y el endeudamiento tienen un límite. Que las tensiones de stop and go e inestabilidad macroeconómica sean indefectibles no quiere decir que no puedan resolverse. Hay que tener el pensamiento muy ordenado desde el punto de vista de la conceptualización global e ideológica para tratar de administrar las contradicciones. La resistencia populista Las primeras armas de Capitanich en la política fueron a mediados de los noventa. Por entonces, un treintañero pujante y metódico se propuso derrotar la hegemonía radical del rozismo chaqueño. También fue funcionario de Menem: ocupó el puesto de Subsecretario de Proyectos Sociales en Desarrollo Social de la Nación, durante la gestión de Palito Ortega. El otro Subsecretario, en la misma repartición, se llamaba Horacio Rodríguez Larreta. Mientras por los pasillos correteaba una novata Mariu Vidal. Luego, el estallido dosmilunero repartió las cartas de otro modo y las jóvenes promesas formaron en escuderías antagónicas. Pero se conocen. Y se respetan. Aunque Coqui pone en primer plano la ideología: “Hoy tenemos una matriz hegemónica de pensamiento neoliberal y no existe matriz contra-hegemónica. Esto no sucede solo en el plano nacional, sino que es un fenómeno internacional. Estamos ante un sistema económico que privilegia la especulación financiera y promueve asimetría y concentración económica:

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Viva la República

Fuente: Eduardo Aliverti | Marca de Radio Fecha: 04 de NOV 2017 Fue un símbolo tristemente inmenso que había transcurrido muy poco rato desde el ingreso de un escribiente y miembros de Prefectura al departamento de Amado Boudou, cuando ya circulaban en los portales oficialistas no sólo las fotos sino el mismísimo video del momento en que le comunicaban su detención. Una transmisión en directo, para resumir. La fórmula consistió, como de costumbre, en decir que se había tenido “acceso” al lujo de detalles de esos instantes dramáticos, pornográficamente afectadores de la intimidad del detenido y sin ninguna necesidad de difusión pública. Se creyó que las únicas fuentes que pudieron proporcionar esos documentos testimoniales eran las del propio juzgado, pero después se aclaró que las directivas partieron del Ministerio de Seguridad. Tanto como en otros casos de show cinematográfico, avalados por las autoridades, el precepto es mucho más salir de cacería que hacer honor a la Justicia. Es desopilante –y quizá no tenga antecedentes– que la detención del ex funcionario sorprendiera inclusive al autor de la denuncia promotora del expediente, Alejandro Sánchez Kalbermatten, quien reconoció que Boudou siempre estuvo a derecho. Así lo sostuvo además el fiscal Jorge Di Lello y el mismo juez Ariel Lijo en un fallo que, según los especialistas consultados de todo color y pelaje político, pasará a la historia de los escándalos jurídicos. Es imprescindible insistir, por mucho que se lo haya repetido, en que Boudou jamás fue siquiera indagado y hasta tuvo autorización para salir del país, porque la Cámara juzgó que no había posibilidad de entorpecimiento. También, so pena de naturalizar las obviedades impúdicas, debe reiterarse que hace pocos días el juez fue espoleado desde entidades jurídicas y ONGs adictas al macrismo, por observar “demoras excesivas en la tramitación de causas”. No podrá reprochársele que tardó en acusar recibo. El fallo contra Boudou abunda en una cantidad de potenciales, en su acepción de supuesto peligro de fuga, supuesta obstaculización, supuesto riesgo procesal, supuestos y graves hechos de corrupción, que, si se quiere extremar, a más de ser un bochorno legal no podría salir airoso en un examen de técnica periodística investigativa. A raíz de eso, circula asimismo la pregunta de por qué no debería ser detenido el presidente Macri en la causa del Correo Argentino, excepto considerar que él, su familia y allegados no son figuras poderosas en capacidad de entorpecer la investigación. Cómo serán las cosas que Joaquín Morales Solá preguntó si acaso se estaría viendo este proceso de “persecución” judicial de haber ganado Daniel Scioli. Es necesario detenerse en esa palabra, persecución, en boca de uno de los columnistas preferidos del macrismo. Su significado político es irrebatible. Por eso fue sustantiva la precisión simple del título de este diario, en su sitio web, tras la detención de Boudou: “Pasaron las elecciones pero la campaña sigue”. Y seguirá, porque la arremetida judicial y mediática desde la esfera política es el ancho de espadas para (el intento de) relativizar las consecuencias del paquete de reformas anunciado la semana pasada. Su centro es claramente el derrumbe de toda la legislación protectora de los derechos laborales, hasta el límite de hacerlos retroceder a la previa del surgimiento peronista a mediados del siglo pasado aunque hay quienes afirman que, en rigor, el bulto es pre-yrigoyenista. Se pretende cambiar el concepto de trabajo al definirlo como “una cooperación entre las partes” con derechos y deberes recíprocos. El trabajador deja de ser el producto de una relación asimétrica con la patronal para convertirse en un asociado, o poco menos. Resulta muy interesante que los laborantes de Techint, apenas para ejemplificar, pasen a sentarse en igualdad de condiciones negociadoras con Paolo Rocca. Como advirtió el colega Raúl Dellatorre en su columna “Avasallados” (PáginaI12, viernes pasado), “solamente los sectores más retrógrados de las cámaras empresariales se atrevían a pedir tanto, pero el gobierno de Mauricio Macri parece haber superado sus propias expectativas”. La reducción de las indemnizaciones por despido podía estar en los cálculos. Pero que el pago de horas extras sea sustituido por un “banco de horas”, para que el patrón disponga cuánto dura la jornada de trabajo y el tiempo libre del trabajador, es un sueño del pibe que difícilmente era imaginable en la correlación de fuerzas vigente, así fuere a los tumbos, hasta la llegada de Macri al poder. Otro tanto ocurre con la extensión del “fondo de despidos”, de manera que los montos destinados a ello surjan de un aporte mensual acumulado, para que la patronal lo emplee cuando le parezca y el empleado pague su propia indemnización. No parecería que las víctimas estén informadas del tema o, peor, más bien semeja que una gran parte de ellas prioriza festejar a De Vido y Boudou presos –sin importar en lo más mínimo la seriedad jurídica de los procesos que los alcanzan– a la espera de un brindis mayor al respecto que se llama Cristina Fernández. Tampoco hay registro alborotado de que echarán mano a los fondos jubilatorios en unos 100 mil millones de pesos. Como indica el ex viceministro de Economía Emmanuel Alvarez Agis, el monto aproximadamente real son 150 mil millones cuando se suma, entre otros, el recorte contra la Asignación Universal por Hijo: con la reforma previsional se ajustan unos 7500 millones de dólares, y con el cobro a la renta financiera se recaudarán alrededor de 1200 millones de dólares. Implica sacarle a la economía 1,5 por ciento de crecimiento. Esa reforma previsional de Cambiemos, que llegó al poder directo con la bandera del 82 por ciento móvil, se propone reducir en casi 900 pesos por mes lo que ganan los jubilados de la mínima, a valores de hoy. No importa. Que viva la República, como twiteó Carrió al conocerse la detención de Boudou. La bomba del endeudamiento sin contrapartida de inversión externa alguna, porque ni a un loco de remate se le ocurriría poner plata productiva en una orgía de bicicleta financiera al mejor estilo de Martínez de Hoz y Cavallo, tampoco

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Qué funcionarios del Gobierno de Macri deberían estar presos con la «doctrina De Vido-Boudou»

Fuente: Jonathan Heguier | El Destape Fecha: 03 de NOV 2017 La Justicia impuso un nuevo modus operandi: meter presos a políticos sin condena por haber sido funcionarios y posible entorpecimiento de la causa, ya que el solo hecho de haber sido funcionarios provocaría tales complicaciones a las investigaciones. Tanto en el caso Julio De Vido como Amado Boudou usó a ese riesgo procesal limitado y llevó a la cárcel a ambos ex funcionarios del kirchnerismo que se presentaron siempre a declarar por sus propios medios y no dieron señales de querer entorpecer la causa. Hoy, en la causa por enriquecimiento ilícito y lavado de dinero, a Boudou se lo detiene con preventiva por orden del juez Ariel Lijo por haber sido ministro y vicepresidente y «por las relaciones que conserva en el poder». «La función principal de Amado Boudou dentro de aquella se encontraba especialmente ceñida al ámbito público -en especial, a partir de su asunción como Ministro de Economía de la Nación y luego como Vicepresidente-«, afirma el fallo, similar a la determinación con el ex ministro de Planificación. En sus argumentos, Lijo se basa en el fallo de la Cámara Federal por el cual ordenó al juez Luis Rodríguez detener a De Vido en la causa por el yacimiento de Río Turbio, de cuando era ministro de Planificación Federal. En ese fallo, la Cámara consideró que se debía tener en cuenta no solo si la persona se ajustaba a derecho sino si los lazos de los imputados creados en el marco de los presuntos ilícitos seguían vigentes y eso podía entorpecer la investigación. Con este mismo procedimiento de la «doctrina De Vido-Boudou», la Justicia argentina podría y debería detener a funcionarios del actual Gobierno que están imputados, procesados o asumieron bajo ese estado judicial. Al ser hoy parte del Estado, les daría un poder privilegiado para complicar el andar de las causas judiciales en su contra, si se siguie esa línea argumental inaugurada recientemente. La lista que complica al Gabinete de Mauricio Macri y hasta al mismísimo Presidente. MAURICIO MACRI El Presidente de la Nación es investigado por la causa del Correo Argentino. ¿El juez? También es Ariel Lijo. Es en la causa en la que se investiga si se cometieron delitos en el proceso del concurso de acreedores y del acuerdo que el Estado aceptó el año pasado para que el Correo Argentino salde su deuda millonaria con una quita del 98,8 por ciento. El mandatario además asumió procesado por la causa escuchas ilegales, procesamiento confirmado por la Cámara Federal. Con la «doctrina De Vido-Boudou» no debería haber asumido o caer en prisión ya asumido. Además, Macri acumula causas por encubrimiento por la desaparición de Santiago Maldonado, por el memorándum con Qatar, Panamá Papers y los casos Avianca y Fly Bondi. Todas bajo su presidencia. GABRIELA MICHETTI Imputada la vicepresidenta junto a Macri por el escandaloso memorándum con Qatar por 1.300 millones de dólares. Se trata de un acuerdo que involucra fondos de Anses. Luis María Blaquier, uno de los funcionarios del gobierno nacional que firmó el Memorándum, renunció a su cargo al frente del Fondo de Garantía de Sustentabilidad de la ANSES. El juez Daniel Rafecas desestimó la denuncia, la fiscal Paloma Ochoa apeló y ahora está en manos de el fiscal Germán Moldes, quien debe impulsarla o dejarla caer. JUAN JOSÉ ARANGUREN El ministro de Energía está imputado por negociaciones incompatibles, ya que se inició una causa penal contra el ministro por haber designado como subsecretario de Energía Hidroeléctrica a un consultor vinculado a la firma que hizo el impacto ambiental de las represas Kirchner y Cepernic, que ahora cambiaron nuevamente de nombre. La denuncia pide que se investigue si Aranguren incurrió en los delitos de «abuso de autoridad» y «negociaciones incompatibles con el ejercicio de funciones públicas». Según la denuncia, un funcionario «como director de la empresa IATASA (Ingeniería y Asistencia Técnica Argentina SA) fue el responsable de elaborar el informe ambiental de la obra» de las represas sobre el río Santa Cruz, ahora rebautizadas «Condor Cliff» y «La Barrancosa». GUSTAVO ARRIBAS El director de la AFI (ex SIDE) fue denunciado por recibir transferencias de parte del cuevero Gustavo Meirelles, en una fecha coincidente en la que se decidía el inicio de las obras por el soterramiento del Sarmiento, obra adjudicada a Odebrecht. Hubo documentación y declaraciones que los complicaban, además del propio testimonio de uno de los hombres clave del Lava Jato brasileño. El juez Canicoba Corral no solo no lo detuvo con la doctrina «De Vido-Boudou» sino que realizó un sobreseimiento exprés. Como si fuera poco, el fiscal de Cámara Germán Moldes desistió de impulsar la investigación, pese a que él era uno de los más enérgicos críticos al cierre de la denuncia de Nisman. LUIS CAPUTO El ministro de Finanzas está denunciado por el manejo del Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS) de ANSES. Durante el 2016, unos 500 millones de pesos fueron invertidos en la compra de Lebacs y por ello se pagaron comisiones a un Fondo Común de Inversión que administró el propio ministro hasta un día antes de asumir como secretario, en 2015. La causa quedó radicada ante el juzgado federal número nueve, a cargo del juez Luis Rodríguez. Este magistrado es el primero que ordenó detener a De Vido, a expensas del fallo de la Cámara Federal. El Fondo de Garantías podía, y de hecho lo hizo, comprar Lebacs sin pagar comisiones, pero prefirió tercerizar parte de esa operación al abonar comisiones al fondo FCI Axis Ahorro Plus, fundado por el titular de la cartera de Finanzas e integrado por él hasta diciembre de 2015, cuando Macri asumió la presidencia de la Nación. LUIS ETCHEVEHERE El recién asumido Ministro de Agroindustria está denunciado por evasión, desvío de dinero y cuentas ocultas en Uruguay. El Grupo Etchevehere está complicado por evasión del Impuesto al Valor Agregado (IVA) y del Impuesto a las Ganancias a través de maniobras irregulares con préstamos por $ 4,5 millones. CARLOS MELCONIAN

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Macri y la fiesta de la codicia

Fuente: Jorge Elbaum | Nuestras Voces Fecha: 02 de NOV 2017 Un 60 por ciento de los argentinos votó en la última elección contra las políticas de la Segunda Alianza, conformada por el PRO y el radicalismo que “baja las banderas”. A pesar de este guarismo potencialmente incómodo –e incluso explosivo–, los CEOs de Cambiemos han decidido redoblar sus esfuerzos por volver a convertir a nuestro país en un centro exportador de materias primas, complementado con un territorio fértil para un mercado de capitales “golondrina”, apto para la obtención de gigantescas rentas financieras: también como una geografía para inversiones gananciosas garantizadas con costos laborales mezquinos. Los tres objetivos coinciden con las exigencias del tipo de globalización neoliberal suscripta y exigida por las metrópolis internacionales y sus organismos multilaterales. Este es el objetivo que Macri intentó exponer el último lunes 30 de octubre frente un conjunto de invitados escogidos para legitimar el relanzamiento del programa de la derecha argentina, redefinida desde 1975 hasta la actualidad, pero partícipe de un mismo patrón de jerarquización social. La escena grandilocuente fue planificada con altisonancias mediáticas y su eje central fue quebrantar la resistencia del mundo del trabajo. Los accionistas y gerentes de las empresas monopólicas, trasnacionales y financieras, que hoy controlan la administración del Estado, han asumido la moderada victoria electoral como una nueva oportunidad para darle continuidad a la tarea iniciada por Celestino Rodrigo, Martínez de Hoz, Sourrouille y el menemismo, consistente básicamente en quebrar la tenacidad de los sectores laborales, opuestos a primarizar la economía e insertarla en la globalización financiera y trasnacionalizada. El contenido central del discurso de Macri el lunes último fue exponer el cambio de matriz de distribución del ingreso en favor de los empresarios, con el pretexto de la competitividad generada por los salarios (de los trabajadores) de los países emergentes. Las baterías de medidas anunciadas han sido promovidas y aprobadas por organismos como el FMI y los mercados financieros, porque básicamente buscan reconvertir a los trabajadores locales en sujetos privados de los derechos conquistados desde 1930 hasta la actualidad. El modelo de “apertura al mundo” del neoliberalismo no supone una incorporación de tipo industrial, ni basada en la sustitución de importaciones, y/o en la ciencia y en la tecnología. Pretenden una “competitividad” de salarios bajos, y una “complementariedad” con los países centrales –prometedores de inversiones– con fuerza de trabajo (asalariada) peor paga, con menos derechos, con menor formación profesional y, por lo tanto, menos “costosa”. El componte básico para beneficiar a los sectores más acaudalados de una sociedad son la generación de desocupación, la caída de los salarios, la precarización y el disciplinamiento –o la compra– de los sindicalistas para que sus referentes pierdan –o limiten– su capacidad de respuesta frente a toda ofensiva empresarial. Las medidas específicas anunciadas en el marco de una espectacularización de la (pseudo) franqueza y con cuidados aditamentos de evangelización esperanzadora son: La disminución de lo que los CEOS designan como “costo laboral”, para convertirlo en “competitivo” en relación comparativa a países menos desarrollados del mundo, que –obviamente– carecen de sindicalización y se capitalizan sobre la base del trabajo deshumanizado y precarizado. Destruir el entramado jurídico-laboral que morigera la capacidad de los sectores empresarios para contratar, despedir, flexibilizar e indemnizar. Esto incluye tanto al foro laboral –histórica y mayoritariamente comprometido con los derechos de los trabajadores– como a los abogados laboralistas, asiduos encargados de defender a los asalariados. Lo que Macri denomina “industria” de los juicios laborales ha sido el retén jurídico ante el que la mezquindad empresaria tuvo que negociar despidos, indemnizaciones y la salvaguarda de derechos sociales conquistados. Reducir las jubilaciones en un 30 por ciento –mediante el revalúo del cálculo–, para subsanar el déficit (producto de la baja de las retenciones, la caída en la tributación y el creciente endeudamiento externo). Achicar el Estado –sobre todo en su sector operativo, no en sus niveles de dirección, subsecretaría y secretaría– con el objeto de limitar la capacidad de movilización de los gremios ligados a ATE, que han sido los más fuertes oponentes al desguace de los programas orientados a los sectores más vulnerables. Y reducir el Estado, además, para que sus recursos sean utilizados o cooptados por el mundo privado. Reducir la alícuota de ganancias para los empresarios que reinviertan utilidades, es decir, sus ganancias en su empresa. Este beneficio potencial supone caída en la recaudación impositiva y refuerza la inercia del achicamiento estatal propuesto por los CEOS. Disminuir las multas que el empresario abona cuando no registra trabajadores: dichas multas deben ser hoy garantizadas a los asalariados mientras que el macrismo propone que se reorienten a la seguridad social. Indultar, amnistiar –es decir, “blanqueo”– a todos los empresarios que no hicieron aportes sociales a sus empleados. Esta medida contribuye a desfinanciar el sistema jubilatorio, contribuyendo a legitimar delitos empresarios contra la seguridad social. Desfinanciar el sistema de obras sociales sindicales mediante la reducción de aportes patronales y el achicamiento de las coberturas dispuestas hasta el día de hoy dispuestos por el PMO (Plan Medico Obligatorios) Apertura de la posibilidad del empresariado para modificar las formas y modalidades de trabajo, incluyendo los horarios de revista, el no abono de horas extras y la reducción del cálculo indemnizatorio. A esto se le suma la creación de prácticas laborales para jóvenes –situadas para aumentar el “ejercito de reserva” (cantidad de desocupados) que sean capaces de aceptar trabajos con salarios miserables– para que el resto de los trabajadores se vean en la encrucijada de ingresar con remuneraciones “competitivas” (más bajas), equivalentes a las aceptadas por los jóvenes. El plan “laboral” incluye, por último, la habilitación discrecional del ministerio de trabajo para suspender gremios y sindicatos. Todas estas medidas, algunas anunciadas por el presidente y otras por las carteras de Trabajo y Hacienda, son parte del programa que el neoliberalismo dispone para los países que se integran “pasivamente” a la globalización. Esta complementación marginal con los países desarrollados exige las políticas enunciadas por Cambiemos. El reverso de la trama supone un modelo de

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