“Es una puñalada trapera”
Fuente: Martín Granovsky | Página 12 Fecha: 22 de ABR 2018 El ex canciller y actual diputado del Parlasur, Jorge Taiana dijo a Página|12 estar preocupado después del debilitamiento, o el posible final, de la Unión Suramericana de Naciones. –La Argentina tuvo la presidencia pro tempore de Unasur hasta hace pocos días –afirmó ayer Taiana en una entrevista con este diario–. Y durante estos meses, ¿qué hizo? ¿Nada? ¿Le entrega la presidencia pro tempore a Bolivia y una semana después participa de la carta de seis países quejándose ante el canciller boliviano y anunciándole que suspenden su participación? Podría haber trabajado de otra manera. Y ahora, encima, ¿por qué el apuro? ¿No puede haber más reuniones de cancilleres para evitar la ruptura de Unasur? Es una puñalada trapera. Da toda la sensación de que se trata de un paso posterior a la Cumbre de las Américas de Lima, que terminó el 14 de abril sin que la Argentina lograse un acuerdo para condenar a Venezuela. Ni siquiera con Brasil. De paso, fue una cumbre que nació débil. El que la convocó, Pedro Pablo Kuczinski, dejó de ser presidente antes, por la corrupción. –El retiro de seis países de Unasur aparece en algunos grandes medios como una revancha sobre el chavismo. –No conocen la historia. La primera reunión de los países sudamericanos fue en el año 2000 en Brasilia, y la convocó Fernando Henrique Cardoso, que en ese momento era presidente de Brasil. –No fue Hugo Chávez, aunque ya era presidente. –No, no fue Chávez. Estuvo de acuerdo, pero la impulsó Cardoso. Quiero que se entienda bien: cuando digo que fue la primera reunión, me refiero a la primera en toda la historia independiente de cada uno de nuestros países. Hay que recordar que Brasil siempre buscó un lugar permanente en el Consejo de Seguridad y en parte por ese motivo quería fortalecer la región. Pero fue una buena iniciativa. Si no, basta con mirar el mapa, ¿no? –¿Y ver qué en el mapa? –Eso: el mapa. Ahí se ve claramente que Sudamérica es un área común. Ahora, cuando uno revisa la historia ve que en el 2000 estaban por cumplir 200 años de vida independiente y jamás se habían reunido. A solas, sin los Estados Unidos. Suena raro. Uno sabe que se juntaban los europeos, los africanos, los centroamericanos, los de América del Norte… Pero los sudamericanos, nunca. Quizás contribuyeron las guerras limítrofes del siglo XIX, que en algunos casos se prolongaron al XX como pasó con el conflicto entre Perú y Ecuador. Pero, y más todavía en un mundo globalizado, la integración de Sudamérica surge como una necesidad más que evidente. Ya era necesario antes del rechazo al ALCA y se hizo más necesario después. Más urgente. –El No a la formación de un Área de Libre Comercio de las Américas fue en Mar del Plata en noviembre de 2005. Usted mismo fue el coordinador designado por el gobierno para la cumbre. –Claro, y los países del Mercosur más Venezuela, que entonces no era parte del bloque, rechazamos formar un ALCA porque sería una forma de integración subordinada a los Estados Unidos. Por eso hablo de la urgencia. No subordinarse es una parte. Otra es construir o profundizar una integración de otro tipo, entre pares. Veo estos días que muchos rescatan el papel de la Unasur solo como una instancia para obras coordinadas de infraestructura y energía. No minimizo ninguna de las dos cosas. Son muy importantes. Pero lo cierto es que venía a cumplir un vacío grande en muchos aspectos. –¿En cuáles? –Lo respondo por la positiva. La Comunidad Sudamericana de Naciones creada en 2004 quedó congelada y en 2008 se relanzó como Unasur, Unión Suramericana de Naciones. Muy pronto se convirtió en un espacio de debate político entre los presidentes. Y también fue un modo de representación de la región ante el mundo. Por eso una de las cosas importantes es generar una identidad propia. Para eso fue que se hicieron los encuentros entre Unasur y la Liga Árabe y entre Unasur y África. Antes no había ni espacio de reunión entre los presidentes de Sudamérica ni entre Sudamérica y los demás. El Grupo de Río era incompleto. No abarcaba a todos. Las cumbres iberoamericanas incluían a España y Portugal, o sea que nada de Sudamérica por sí misma. Por eso lo valioso fue que creamos un espacio de diálogo y un espacio de representación a la vez. No es casual que el Mercosur y sus asociados tendían a la confluencia y a la convergencia con la Unasur. Otro punto fue la solución de conflictos. –El primero fue Bolivia. –Éso pasó en 2008, cuando a Evo Morales se le levantó la media luna oriental. La Unasur se había conformado en mayo de ese año. Cuando Chile tenía la presidencia pro tempore, con Michelle Bachelet, se produjo el conflicto y los presidentes de reunieron en Santiago. Ante la matanza de Pando Unasur envió una misión que encabezó Rodolfo Matarollo, un abogado nuestro de enorme experiencia en derechos humanos. Todos los países seguimos en la OEA pero al mismo tiempo fortalecimos la identidad sudamericana. Luego, en 2010, Rafael Correa sufrió la famosa rebelión policial, y también intervino la Unasur para garantizar la continuidad democrática. Y el tercer episodio importante fue la gestión de buenos oficios entre Juan Manuel Santos y Hugo Chávez que encabezó Néstor Kirchner. –Ya era secretario ejecutivo de Unasur. –Sí, y como ex presidente podía conversar con los presidentes de igual a igual. Fueron importantes, también, los encuentros de Unasur en Quito y en Bariloche para discutir el tema de las bases norteamericanas en Colombia. Incluso estuvo presente Álvaro Uribe cuando aún era presidente de Colombia. Pese a las diferencias se pudo generar confianza… Lo mismo con el Consejo de Defensa Suramericano, el CDS. Consolida la idea de que el país vecino deja de ser el potencial enemigo externo, como marcaba antes la historia de nuestra región. –En 1978, bajo dictaduras, la Argentina y Chile