Nacionales

Seccion de Noticias

Nacionales, Politica, Portada

La inmunidad de cagazo no llega sola

Fuente: Daniel Feierstein | El Cohete a la Luna Fecha: 16 de agosto de 2020 La historia nunca se repite dos veces igual. La trayectoria que sigue el Covid-19 en la Argentina no se parece a ninguna de las que hemos visto (China, España, Italia, Estados Unidos, Suecia, Brasil, México, Irán, Rusia). Tampoco los pronósticos aciertan, ya que siguen sin tomar en cuenta el papel de los comportamientos sociales, sus cambios en el tiempo o las características de cada sociedad. Logros y problemas de la cuarentena temprana El establecimiento de una cuarentena temprana en la Argentina (producto de la demora en la llegada del virus) permitió fortalecer un sistema de salud devastado, evitando decenas de miles de muertes de abril a julio. También acumular conocimiento, lo cual mejora los tratamientos y baja la tasa de letalidad. Pero no se logró detener el ciclo de propagación. Poco ayudó en ello la insistente felicitación de las autoridades políticas argentinas a una población que en el AMBA fue multiplicando la circulación desde bastante temprano. Eso solo pareció cambiar en la penúltima conferencia de prensa, donde el Presidente, ante una pregunta de los medios, mostró por primera vez enfado y preocupación. En las primeras semanas se ralentizó mucho la propagación, pero jamás se logró que los casos bajaran en el AMBA, aunque sí en casi todo el resto del país. La eficacia de las cuarentenas no radica en su extensión en el tiempo sino en su carácter estricto. Con un ciclo de vida del virus de 2 a 3 semanas, para lograr reducir la propagación del contagio se requiere detener muy significativamente la circulación de población por dicho período, algo que ciudades con menos casos iniciales pudieron efectivizar pero nunca se logró en el AMBA. Al producirse una apertura muy amplia antes del pico, se generó en la Argentina un efecto casi único, construyendo una representación de que «lo peor ya pasó» justo en el momento en que «lo peor está por venir». Ello dificulta el registro perceptivo social del aumento de los contagios, contribuyendo de ese modo a las estrategias de negación psíquica. Cuando las muertes están aquí, los medios de comunicación (y con ellos las representaciones colectivas) ya no se centran en la visibilización de los casos sino en el hastío ante la cuarentena y los modos de salir de la misma. Esto vuelve complejo e incierto pronosticar el desarrollo de la pandemia en el país en los meses por venir hasta la producción de la vacuna. Las madres patrias lo lograron Países con comportamientos de sectores medios similares a los argentinos (España e Italia) lograron controlar el crecimiento vertiginoso de los contagios no solo por las cuarentenas sino por la comprensión de la necesidad de cumplirlas por parte de la población. Esto solo ocurrió al superar las decenas de miles de muertos, cuando cada familia se encontró con un caso conocido que había tenido dificultades para acceder a la atención por el colapso del sistema de salud y con los gritos de las autoridades políticas en los medios intentando hacer comprender a la sociedad la magnitud de la crisis sanitaria. El investigador Roberto Etchenique ha bautizado a este efecto «inmunidad de cagazo» y, pese a que existen términos más amables, creo que ninguno condensa la potencia del lunfardo argentino para dar cuenta de su incidencia en los comportamientos. Pero esa «inmunidad de cagazo» se basó en respuestas sociales que no se observan en nuestro país: visibilidad y personalización de las víctimas, presencia mediática de los casos, indignación popular ante la muerte. Habiendo superado los 200 decesos diarios, el prime time mediático no parece estar dominado por la enfermedad sino por la reapertura de actividades y un clima de «post-pandemia» que no se condice con ninguna de las cifras existentes: ocupación de camas en terapia intensiva, niveles de duplicación de casos y duplicación de muertes. El R de 1,0x que publicita Fernán Quirós no se condice con ninguno de los otros indicadores y, siempre que sea superior a 1 implica la continuidad del crecimiento de casos, más allá del debate sobre su velocidad. Algunos números A diferencia de lo ocurrido en lugares que han tenido picos muy altos como Estados Unidos, Brasil o México, la tasa de duplicación de muertes en la Argentina no baja desde el mes de mayo. Dicha duplicación de muertes es cercana a 20 días (25 en los mejores momentos, 21 esta última semana), en tanto que han subido a 91 días en Estados Unidos, a 46 en Brasil y a 44 en México y a niveles mucho más altos en España e Italia. Esto muestra que las conductas de resguardo que existieron en algunos países (con o sin cuarentena) no parecen estar ocurriendo en la Argentina, con lo que resulta un ejercicio de confianza en los hados del destino suponer que sin cambio alguno la tasa de duplicación de muertes en la Argentina bajará. De seguir la corriente que lleva desde mayo, las muertes en la Argentina llegarían a 10.000 el 1° de septiembre, 20.000 el 22 de septiembre, 40.000 el 13 de octubre y 80.000 el 3 de noviembre. Los matemáticos siguen alertando sobre el sentido de la expresión «crecimiento exponencial» pero parece que el resto de los argentinos no queremos comprender. Uno de los exponentes de dicha argentinidad (el exquisito escritor e irresponsable opinólogo Jorge Asís) hablaba de «muertos imaginarios» y pronosticaba apenas hace dos meses que los decesos por Covid-19 «no superarían los 500». Más allá de no haberse retractado nunca ni ofrecido disculpas a las familias de los deudos, la continua irresponsabilidad de Asís (que ahora habla de «muertos al tuntún») ilustra las dificultades para comprender el sentido del término «exponencial». Las lógicas de la negación Atravesadas las etapas de «acá no va a llegar», «es una gripe» o «los muertos son imaginarios», los mecanismos de defensa y los procesos de negación psíquica que llevan a no querer confrontar la realidad se han transmutado en formas de naturalización. Aun cuando cada vez resistan menos las comparaciones con

Nacionales, Opinion, Portada

La técnica del golpe neoliberal

Fuente: Jorge Alemán | Página/12 Fecha: 15 de agosto de 2020 La dialéctica entre oposición y gobierno en los lugares donde existe un gobierno progresista o nacional se va desmoronando día a día. Sin entrar en sutilezas filosóficas, la dialéctica siempre implicó un mínimo reconocimiento entre los adversarios frente a una instancia superior que si bien no cancelaba los antagonismos los regulaba bajo la idea de Democracia. La democracia es la idea reguladora que permite que el enemigo se sublime en la figura del adversario. La actual pandemia y el desastre económico que la acompaña empuja a las derechas ultraderechizadas al derrumbe de esta dialéctica. En las redes, en los aparatos mediáticos, en los sistemas financieros internacionales parece haberse decidido que es la oportunidad de tratar a los gobiernos democráticos, progresistas, con vocación legal e institucional, como aberraciones comunistas, anómalas y dictatoriales, que se valen de la cuarentena y la tragedia de la muerte como un capricho del dictador «comunista»o «totalitario». Destruida la dialéctica, los que gobiernan y los que quieren derrumbar a los gobiernos ya no viven en en mismo mundo y ni siquiera en el mismo país. Son mundos donde se ha clausurado cualquier tipo de intercambio. La clara sensación que la derecha ultraderechizada ve en la pandemia, su clara oportunidad histórica de destruir dentro de la apariencia democrática el verdadero orden democrático ganado en las urnas, los hace desear el fracaso de la cuarentena, de la ética del cuidado, llegando a exhibir de modo obsceno una oscura satisfacción por los muertos. En este horizonte al gobierno progresista todo se le vuelve problemático, contingente y difícil de sostener. Las opciones que se le presentan son ambas muy difíciles de implementar. La que demanda la izquierda que lo apoya es radicalizarse, redoblar la apuesta y enfrentar a la derecha ultraderechizada como el enemigo que verdaderamente es. El problema de esta opción es el aislamiento y el asedio internacional y el poder de fuego que el mundo financiero puede imponer a su economía definitivamente herida por el neoliberalismo. La segunda es más terrible o en todo caso más triste, ceder en cuestiones claves para los sectores populares con la falsa esperanza de mediar con un enemigo que no practica la oposición sino una guerra destituyente perfectamente planificada por etapas. No tienen que poner su energía en gobernar y la pueden consagrar enteramente a la conspiración del golpe neoliberal. Descartada la hipótesis revolucionaria, que ingresaría de inmediato en una lógica sacrificial, no hay por ahora para los gobiernos populares otro recurso que buscar en el pliego de sus legados de luchas populares la actualización de la difícil paradoja: retroceder avanzando. Que el uso público de la razón y el amor por lo común ilumine al pueblo siempre por venir.

Nacionales, Politica, Portada

El Frente de Todos ante una oposición desleal

Fuente: Edgardo Mocca | El Destape Web Fecha: 15 de agosto de 2020 Alberto Fernández no quiere terminar con la propiedad privada de los medios de producción; simplemente pretendía rescatar una empresa vaciada de modo fraudulento por sus propios dueños. El oficialismo no pretende terminar con las grandes fortunas en el país; solamente pretende convertir en ley una contribución de esos privilegiados al esfuerzo que todo el país está haciendo para enfrentar una complicada situación económica que es en parte producto de la pandemia, pero sobre todo la consecuencia de una política de despojo social y nacional promovida por el anterior gobierno. Un gesto y un aporte de las grandes patronales –dicho sea de paso- que, en otros países, éstas hicieron voluntariamente.  No se quiere terminar con el poder judicial sino reformarlo, de modo de hacerlo más justo y más accesible para los sectores populares. En todos los casos se trata de propuestas “minimalistas”, no guiadas por ideologías revolucionarias sino por un sentido básico de justicia social. Sin embargo, la respuesta de sus adversarios adopta un lenguaje de radicalidad que por momentos se acerca peligrosamente a un repertorio “antisistema”. Se promueve la ocupación de la calle en abierto desafío al sentido común que lo desaconseja en tiempos particularmente críticos de la lucha contra la pandemia. Se impulsa una política parlamentaria muy particular, que solamente acepta discutir en sesiones virtuales aquellos proyectos con los que están de acuerdo los diputados de la oposición. Es decir que el sistema virtual no es un problema, en la medida en que el ejecutivo no pueda avanzar con su agenda propia: un gesto imposible de ser fundamentado con razonamientos, es pura deslealtad política. La derecha agita la libertad, supuestamente conculcada por el gobierno del frente de todos, y practica lo que todos los manuales de ciencia política (inspirados casi de modo absoluto por una visión liberal) llaman “oposición desleal”. Así califica el liberalismo lo que, desde esa visión, se considera un trabajo de zapa contra la legalidad democrática, promovido desde visiones revolucionarias. Los (neo) liberales realmente existentes rechazan esa doctrina. Se han convertido, ellos mismos, en “antisistema”.  La élite de la derecha argentina sostiene, en su defensa, que el mandato que le dio su electorado es el de representar a quienes están en desacuerdo con el gobierno. El mandato vendría “desde abajo”, desde su electorado. Decía Gramsci “no es verdad que el peso de las opiniones sea exactamente igual. Las ideas y las opiniones no “nacen” espontáneamente en el cerebro de cada  individuo: tuvieron un centro de formación, irradiación, difusión, persuasión, un grupo de personas que las elaboró y las presentó en la forma política actual”. Es decir que Juntos por el Cambio es responsable de su conducta política. Entre otras razones porque su prédica y, sobre todo, su práctica de gobierno contribuyeron intensamente a la creación de este microclima antinacional y antipopular que hoy se expresa en la forma de la indiferencia por la vida de los argentinos y argentinas.  Este contenido se hizo gracias al apoyo de la comunidad de El Destape. Sumate. Sigamos haciendo historia. SUSCRIBITE A EL DESTAPE  ¿Qué ocurre, mientras tanto con la otra élite argentina, la que se reivindica en términos democráticos-nacionales y populares? Son ostensibles los gestos que esa fuerza política realiza en la dirección de un apaciguamiento del clima de enfrentamiento en la sociedad argentina. El punto de partida de esta conducta no está en la gestualidad del presidente, sino en la decisión política y estratégica asumida por CFK en su discurso público del 18 de mayo del año pasado. Allí se evaluó la nueva realidad mundial, regional y nacional en la que estaría involucrado el gobierno argentino recuperado de manos de la derecha. La unidad amplia y plural no se planteó entonces en términos exclusivamente electorales sino también como condición de viabilidad y premisa de éxito de un gobierno cuya naturaleza sería de reconstrucción nacional después de un nuevo y vertiginoso desastre neoliberal: la coalición de gobierno deberá ser aun más amplia que la unidad electoral, se dijo entonces. De modo que a la intensidad rayana en el delirio del discurso de la oposición macrista se opone hoy no una radicalidad de signo contrario, sino un discurso de contención y convocatoria. Es natural que a muchos simpatizantes del frente de todos les moleste la gestualidad del presidente con su “gran amigo” Horacio Rodríguez Larreta, quien reprime duramente las manifestaciones callejeras que exigen el esclarecimiento de los crímenes macristas, mientras tolera gustosamente las expresiones violentas e intolerantes de su propia masa de apoyo. Pero el problema está en distinguir estados de ánimo legítimos de dolor o de impaciencia con estrategias y tácticas políticas. La pasión política es un componente esencial de un movimiento popular, pero solamente si se integra con los cálculos y las decisiones que, obligadamente, deben ser tomadas por la dirección del movimiento. Tanto en esta afirmación como en la cita de Gramsci, bien puede percibirse un aroma “elitista”. Más en un momento histórico en el que las élites políticas globales ceden su lugar de conducción a las grandes corporaciones financieras. Pero, hasta hoy, las experiencias “horizontalistas” de la política popular han terminado siempre en el vacío y la frustración. Y nada indica que de aquí en adelante puedan terminar de otra manera.   La intensidad irracional de la derecha –como siempre arropada por los monopolios de la información- tiene la apariencia de la fuerza. Grupitos de algunos cientos de personas producen hechos con un impacto comunicativo mucho mayor que el que suelen tener las multitudes populares más significativas. El clima de guerra civil en potencia que pretenden crear está lejos de representar el estado de ánimo de las mayorías. Duele, eso sí, ver el lugar social y político al que han ido a parar personas que, en otros tiempos, han hecho importantes aportes a la cultura y al pensamiento popular y que hoy compiten con pequeños personajes de la política para ocupar el lugar del ridículo social.  Nada de eso debería oscurecer la conciencia de que el

Nacionales, Politica, Portada

Arribas las manos: el círculo se cierra alrededor del ex titular de la AFI

Fuente: Jorge Elbaum | El Cohete a la luna Fecha: 2 de agosto de 2020 El último miércoles 22 de julio, el juzgado número 13 del Tribunal Federal de Curitiba, a cargo del magistrado Luiz Antonio Bonat, condenó por conspiración, corrupción y lavado de dinero a Leonardo Meirelles. La pena estipulada por el juez fue de 40 años y 7 meses de cárcel, pero terminó siendo reducida –en el marco de la figura de arrepentimiento del imputado– a 4 años, con detención domiciliaria. Para acceder al beneficio de la delación premiada, Meirelles tuvo que brindar documentación probatoria de sus ilícitos, efectuados en sociedad con el máximo jefe de la distribución de sobornos de la empresa Odebrecht, Alberto Youssef. Durante las audiencias previas a que fuera comunicado el veredicto, los 9 imputados –entre los que estaban los hermanos Leonardo y Leandro Meirelles– escucharon los cargos y asumieron su status de informantes premiados. La inmensa disminución de la pena, en el caso del denunciante de Gustavo Arribas, fue concedida porque fue capaz de validar las transacciones ilegales efectuadas a diferentes destinatarios. Según uno de los abogados defensores presentes en las audiencias, no existe posibilidad de que Leonardo Meirelles fuese a falsificar los documentos entregados al juzgado, dado que esto implicaría la inmediata pérdida de su condición de arrepentido premiado. Para obtener la reducción de la pena, Meirelles tuvo que validar, ante la jueza federal suplente Gabriela Hardt y a quien la sucedió, Luiz Antonio Bonat, que las transacciones eran verídicas, so pena de perder el derecho a la reducción de la pena. Esa disposición incluyó la cesión de la documentación probatoria capaz de acreditar la totalidad de los desembolsos ejecutados durante los años que trabajó para Alberto Youssef, responsable máximo de coordinar los desembolsos del esquema de corrupción ligado a Petrobras y a Odebrecht. Para corroborar la veracidad de las delaciones premiadas, los abogados de los 9 imputados –incluido Leonardo Meirelles– debieron suministrar al Tribunal Federal de Curitiba las certificaciones de las transferencias bancarias y los resúmenes bancarios avalados por las autoridades financieras. Entre esa documentación, los abogados de los hermanos Meirelles proporcionaron los comprobantes de las comisiones recaudadas por su defendido (sufragadas por Alberto Youssef), luego de certificar que los sobornos habían sido depositados en las cuentas de los corrompidos, para garantizar la adjudicación de obras de infraestructura. Meirelles cobraba entre el 0,5 y el 1 % por cada transacción de soborno. Y en el expediente apilado en el Tribunal No 13, se acumulan los comprobantes de los pagos hechos por Youssef, correspondientes a cada giro realizado al exterior. Entre ellos figuran las 5 comisiones pagadas en retribución a las transferencias realizadas a la cuenta 373645-5 que Gustavo Arribas poseía/posee en la sucursal Zurich del Credit Suisse. En todos los casos, dichas transferencias fueron certificadas por el Standard Chartered Bank Hong Kong, desde la cuenta Meirelles RFY Import & Export Limited, bajo la numeración 313-0-025652-9. Uno de los abogados defensores presente en las audiencias certificó que en el expediente figuran –en forma detallada– las comisiones recibidas por Meirelles por las 5 transacciones giradas a Arribas, incluso la de 70.500 dólares que Arribas reconoce como recibidos. En una investigación realizada por los periodistas Fabio Serapião, Beatriz Bulla y Fausto Macedo para el portal Estadao, se reproducen los mensajes de la casilla de mail de Mauricio Couri Ribeiro, uno de los directivos máximos de Odebrecht, en los que se consignan las coimas relacionadas con la obra del soterramiento del Ferrocarril Sarmiento. En uno de ellos, de junio de 2010, se cita una reunión para debatir el pago de un soborno con Javier Sánchez Caballero, quien por entonces era director de IECSA. La información incluida en el expediente del  juzgado de Curitiba contiene documentación provista por la organización dedicada al relevamiento internacional del lavado de activos, The Financial Action Task Force (FATF), que intercedió para detectar las transacciones en diversas partes del mundo, en el marco de un acuerdo previo con la división de Fraude Criminal del Departamento de Justicia de los Estados Unidos. La trasnacional brasileña asumió frente a las autoridades de Washington que abonó a sus socios en Argentina un total de 2.900.000 de dólares en coimas y el “pago de retornos adicionales por aproximadamente 500.000 dólares a cuentas privadas”. La documentación remitida por FATF incluye el relevamiento de los giros hechos por Meirelles a la cuenta de Arribas, que los periodistas argentinos del portal El Disenso, Mariana Escalada y Agustín Ronconi, difundieron en enero de 2017. Gracias a la documentación cedida a la Justicia y aceptada como válida por el tribunal, los abogados de los hermanos Meirelles, Esdra de Arantes Ferreira, Pedro Argese Junior y Haroldo Nater, aceptaron de buena gana la condena y renunciaron a la apelación, situación que le permite a su defendido la obtención de la prisión domiciliaria por 4 años.  A pesar de las certificaciones bancarias aportadas ante el juzgado número 13, validadas por exhortos y las informaciones provistas por FATF, el ex jefe de la AFI fue sobreseido en Argentina. Según dos de los abogados de los condenados en Curitiba, dicho dictamen podría constituirse  en una clara muestra de cosa juzgada írrita, nominación con la que se define la posible (o necesaria) reapertura de una causa ante la aparición de nuevas evidencias procesales. En ese marco, la Justicia argentina debería explicar: Arribas reconoce haber recibido 70.500 dólares en su cuenta radicada en un banco suizo. ¿Cómo pudo acceder Leonardo Meirelles al número cifrado de la misma, en el Credit Suisse (cuyo titular es/era Arribas), cuando ese país dispone de un cerrado mecanismo de secreto bancario? Arribas aduce que dicha transferencia provino desde RFY Import & Export Limited, sucursal de Hong Kong, una cuenta catalogada por el juez Luiz Antonio Bonat como perteneciente a una empresa ficticia destinada íntegramente al pago de coimas, lavado de activos y evasión. El titular de la cuenta, como atestigua el exhorto solicitado por el Tribunal Federal de Curitiba a Hong Kong, es Leonardo Meirelles. Dictamen de sobreseimiento de Gustavo Arribas del 31 de marzo de 2017. Página 6. Arribas afirma haber recibido los 70.475

Nacionales, Politica, Portada

La persecución: no es lawfare, sino persecución mediático-judicial

Fuente: Carlos Zanini | El Cohete a la Luna Fecha: 2 de agosto de 2020 En los últimos años en toda Latinoamérica se ha desplegado una fuerte ofensiva neoliberal para tratar de excluir del mapa político e institucional a líderes que expresan posturas favorables a la inclusión social, la disminución de la concentración económica en manos de unos pocos sobre el hambre de otros muchos, la soberanía política local y la amplia participación de la ciudadanía en la toma de decisiones. La herramienta más usual ha consistido en rabiosos ataques mediáticos que precedían el urdido de causas judiciales y las decisiones tomadas bajo presión, miedo o convencimiento basado en prejuicios ideológicos, por jueces que han parecido obedecer libretos fraguados en los sótanos oscuros de los servicios de inteligencia (aunque los libretos se esparcieran desde el despacho mismo del Ministro de Justicia o desde las cercanías, si no desde el propio despacho Presidencial, como se ha visto). El amparo mediático pretende presentar ello como parte de una supuesta lucha contra la corrupción, incitando a obtener castigos ejemplificadores junto con la proscripción política de los supuestos autores. La secuencia, partiendo de una “investigación” supuestamente periodística, recala en la denuncia ante la Justicia, que dispara un proceso judicial verdaderamente kafkiano, para conjugarse con la construcción mediática de un escenario público de demonización del denunciado, desde donde el acontecer jurídico de normalización, si prospera, se presentará a la sociedad como “el triunfo de la impunidad”. Resultó central en esas operaciones mostrar cierta apariencia de legalidad para desprestigiar a la actividad política como tal, sobre la base de trasladar nombres, desde la política, que implica representación popular, a las páginas de policiales. Ese ha sido el mecanismo desplegado en América del Sur, contra ex Presidentes como Rafael Correa en Ecuador, Luiz Inácio “Lula” Da Silva en Brasil y a la ex Presidenta y hoy Vicepresidenta de la Argentina, Cristina Fernández de Kirchner y, últimamente, al depuesto Presidente de la República Plurinacional de Bolivia, Evo Morales Ayma. Esa herramienta se conoce por estas latitudes con un nombre en inglés, que resulta de la contracción de dos vocablos: ley (law) y guerra (warfare). Se trata en el decir periodístico cotidiano del “Lawfare”. El concepto viene de los manuales de estrategia militar. Me parece importante indicar la inconveniencia del traslado automático del concepto desde su plano original, la guerra, así sin más, a la política. Charles Dunlap Jr., General de División (R) de la USAF, inaugura la utilización moderna de este vocablo en 2001. Define la “guerra jurídica” como “el uso de la ley como un medio para conseguir lo que de otra manera tendría que conseguirse con la aplicación de la fuerza militar tradicional”. Y agrega que: “puede utilizarse la ley para socavar a los adversarios”. Como conclusión de su trabajo descriptivo del concepto, aconseja que, así como los comandantes están familiarizados con el concepto de preparación de inteligencia del campo de batalla, necesitan agregar la preparación jurídica a su lista de tareas pendientes, y “un elemento clave en esta iniciativa es el uso de los auditores”, así como “educar a las tropas sobre la guerra jurídica”. Como se ve, el concepto tiene una referencia específica a los conflictos militares, y constituye una de las respuestas al problema que presenta para las democracias modernas, tratar de obtener una base de apoyo público considerable para un conflicto armado aún limitado, sobre todo si los ciudadanos creen que la guerra se está llevando a cabo de una manera injusta, inhumana o inicua. Este nombre, trasladado sin más a la arena política, se adoptó como un neologismo que resume en una palabra un muy amplio conjunto de acciones persecutorias hacia los adversarios políticos. Pienso que basta una mirada un poco más detenida para advertir que llamar de ese modo a este accionar sistemático, un verdadero modelo de dominación y entretenimiento de la sociedad, es, por lo menos, benévolo. Así, ese nombre tapa la verdadera naturaleza de la implicancia política e institucional que tuvo y tiene esa práctica. Resulta equívoco llamar así al hostigamiento y la persecución de los adversarios políticos contrarios al establishment, concretado con la utilización profusa de los medios de comunicación y los servicios de inteligencia. Tratándose de una acción judicial violatoria de derechos básicos como el estado de inocencia, el derecho a la defensa en juicio, la prohibición de la creación de tribunales especiales y el derecho al debido proceso y al imperio de las leyes, no constituye una guerra precisamente jurídica. Paradójicamente, a medida que se van develando los tramos más escabrosos de esa ilegal persecución, los medios de comunicación dominantes pretenden presentar el ejercicio de la defensa en juicio como “ardides” o “chicanas”, y la aplicación correcta de las leyes y el respeto a los derechos consagrados constitucionalmente como una supuesta consagración de la impunidad. En la Argentina, fueron muchas las normas violadas en los últimos cuatro años para poder dar forma a esta persecución. En cualquier resumen que se practique de los ejemplos locales, se verá que buena parte del Código Procesal Penal Nacional se tornó letra muerta. Lo que es aún más grave, para llevar adelante ese accionar debieron dejarse de lado garantías consagradas en la Constitución de la Nación Argentina y en los pactos internacionales que la integran. No se trata de una guerra jurídica. Es una violación de las leyes y de las más elementales garantías constitucionales. Está claro que los mecanismos de dominación y disciplinamiento aplicados contra opositores en la República Argentina, que han consistido básicamente en violaciones a la ley y al texto constitucional, no pueden ser benévolamente asimilados a aquella definición que hace Dunlap del término “Lawfare”. Al contener el anglicismo un vocablo que refiere a la “ley”, da la equívoca idea de que se trata de una “guerra jurídica”; cuando la guerra, si es que la hay, es contra el imperio del Estado de Derecho. Es decir, antijurídica por definición, en cuanto se desarrolla violando toda normativa. El linchamiento mediático que expone una política como corrupción, busca confirmación en personeros

Nacionales, Politica, Portada

Actuar con responsabilidad

Fuente: Carlos Heller | Tiempo Argentino Fecha: 2 de agosto de 2020 Apenas había aterrizado, y sin siquiera haber caminado por las calles del viejo continente, Mauricio Macri afirmó: “acá se vive en libertad y con responsabilidad”. El mensaje de siempre, previo a comenzar una cuarentena de 14 días en París, antes de ir a las oficinas de la FIFA en Suiza. Seguramente el ex presidente no había alcanzado a leer las noticias que provenían de Reino Unido, que acaba de anunciar un endurecimiento de las restricciones en varias ciudades de Inglaterra. Es más, allí el primer ministro, Boris Johnson, pidió una mayor disciplina ante la pandemia: “La única manera de controlar el coronavirus es si colectivamente se obedecen las reglas de distanciamiento social y se trabaja de modo unificado para contener el virus. Lo que le digo a la gente es: no pierdan el foco, no pierdan la disciplina, observen las guías de las autoridades y si tienen síntomas, háganse un test”. No hay que perder de vista que es un Estado con más muertes que cualquier país dentro de Europa y uno de los que posee más infectados a nivel mundial. Junto con Brasil y Estados Unidos, son tres de los que más enfáticamente minimizaron la pandemia. En paralelo, los impactos económicos se siguen acumulando, por culpa de la pandemia, no por el aislamiento social. En Estados Unidos, se conoció el dato del PIB del segundo trimestre, mostrando una caída del 9,5% contra el trimestre previo. Es la más alta desde que se tienen registros oficiales continuos (1947), aunque sería la mayor al menos desde 1875. El efecto es devastador por donde se lo mire y está lejos de haber terminado. Volviendo a Francia, según Eurostat, el PIB del segundo trimestre cayó un 13,8%, sólo superado por España (18,5%) y Portugal (14,1%). El promedio de caída de la Unión Europea es del 11,9%. Las “periferias”, claramente, suelen ser las que relativamente se ven más afectadas. América Latina es hoy en día el principal foco de la pandemia. En México, tercer país con mayores muertes a nivel global, el PIB cayó un 17,3% en el segundo trimestre. Según las proyecciones de la CEPAL, en México la actividad económica caería 9%, en Brasil 9,2% y en Argentina estaría en valores similares: 10,5%. Los impactos económicos serán generalizados. Sin embargo, es fundamental valorar todo lo que se ha hecho en nuestro país para tratar de que el sistema sanitario esté en condiciones de seguir dando respuestas, como ha ocurrido hasta ahora. Es importante también seguir ampliando el margen de acción y los recursos públicos para poder hacerlo de la mejor manera. La capacidad de respuesta de los países centrales es muy elevada. La semana pasada comenté acerca de la aprobación en Europa de un paquete de 750 mil millones de euros para apoyar la recuperación entre 2021 y 2023, financiado con la emisión de un bono conjunto. Además, se acordó tratar la puesta en marcha de nuevas formas de obtención de recursos fiscales. Entre ellos, un tributo sobre los residuos plásticos no reciclados, un impuesto digital, y uno sobre las transacciones financieras. Estados Unidos ha implementado un paquete fiscal cercano a los 3 billones de dólares, un 14% del PIB. Esto no ha impedido la caída de la economía, en medio de ciertas restricciones, pero ha tratado de atenuar los impactos en las familias y las empresas (sin considerar los sectores que no están formalizados, que tienen limitaciones para acceder a las ayudas). En la región los márgenes de maniobra son muchísimo más acotados y se parte de una situación de fragilidad estructural. Según el último informe de Oxfam, todos los países aplicaron estímulos de diverso grado, que en conjunto llegan al 2,7% del PIB. Ninguna semejanza con lo que ocurre en los Estados desarrollados. Los países de América Latina no emiten moneda convertible internacionalmente, como sí lo hacen Estados Unidos y la Eurozona, y si bien es posible en algunos casos acudir a los mercados financieros, no hay que perder de vista que las cargas pesarán sobre las generaciones futuras. Por eso, en el actual contexto, una alternativa concreta de corto plazo proviene del componente redistributivo que aporta la vía fiscal. Hay que partir de la base de que los sectores más ricos no se ven tan expuestos a las consecuencias de la pandemia, e incluso en la actual coyuntura hay grandes empresas que incrementaron fuertemente sus ganancias desde principios de año. Oxfam sostiene que en la región, “mientras que todos los demás están viviendo con órdenes de confinamiento, tratando de sobrevivir y con el temor de enfermarse, los milmillonarios latinoamericanos ven como su patrimonio y privilegios van generando más de 413 millones de dólares diarios desde el principio de la pandemia”. En línea con muchos de los planteos que se escuchan a escala global, Oxfam propone reformas fiscales de urgencia. Entre ellas un impuesto a los resultados extraordinarios que han obtenido algunas de las grandes corporaciones durante la pandemia. En este caso, es “recuperar una iniciativa que ya estuvo en marcha en tiempos de guerra en Estados Unidos, Reino Unido o incluso en España. Un impuesto a los resultados extraordinarios por efecto de la pandemia, que grave al 95 % solamente el tramo de utilidades o resultados enteramente consecuencia de esta crisis”. También refiere a la necesidad de aplicar un impuesto a las grandes fortunas y patrimonios, que podría ser “un mecanismo impositivo de urgencia y solidaridad aplicable durante varios años o por una sola vez, como ya se está avanzando en Argentina”. Una mención que no hay que pasar por alto. Como ocurre en toda la región, nuestro país atraviesa una crisis económica agravada por la pandemia y se requieren decisiones importantes. En la semana se avanzó en la Cámara de Diputados con el tratamiento de la ampliación presupuestaria para lo que resta del año. En el informe de la situación fiscal que preparó el Ejecutivo se muestra el frágil punto de partida, y el impacto que hasta el momento

Economia, Nacionales, Portada

Vicentin: No toquen la propiedad robada

Fuente: Raúl Dellatorre | Página/12 Fecha: 1 de agosto de 2020 Mauricio Macri y Sergio Nardelli, cuando se mostraban juntos en público.  Más que la expropiación, lo que provoca rechazo es todo mecanismo por el cual el Estado pueda recuperar control sobre el comercio exterior de granos.  Diez empresas cerealeras concentran el 91 por ciento de las exportaciones de granos, legumbres, harinas y aceites vegetales del país. De las diez, seis son extranjeras, y reúnen el 63% del volumen exportado. Las cuatro de origen local –tres de ellas, en una medida importante ya transnacionalizadas– suman el 28%. Controlan un comercio que representa, en conjunto, el 45 por ciento de las divisas que ingresan al país por exportaciones, según las estadísticas del año 2019: unos 29 mil millones de dólares anuales, sobre ventas totales al exterior por 65.115 millones.  Tal como lo describe Claudio Lozano, director del Banco Nación, en su trabajo «La importancia de Vicentin» (IPyPP, de esta semana), desde hace más de cuatro décadas, el Estado nacional perdió prácticamente todo control sobre estas operaciones, desde que dejó de existir la Junta Nacional de Granos, se privatizaron los puertos por los que se embarcan esos productos, desapareció la flota mercante estatal (ELMA) e incluso se cedió el control del transporte ferroviario de cargas. Como consecuencia de todo ello, el Estado también perdió el control sobre la oferta de divisas que genera la exportación en este rubro que, como fue dicho, concentra el 45% de las ventas al exterior. Que podrían ser más, si se ajustaran algunas irregularidades.   Vicentin es una de esas cuatro empresas locales, la más importante entre ellas. La sexta entre las diez primeras en volumen exportado. Lo que genera resistencia no es la expropiación, sino que el Estado intervenga, aunque más no fuera como testigo, en esa multimillonaria fuente de dólares.  El bloque exportador de cereales ha tenido en la Argentina un nivel de intervención política inversamente proporcional a su exposición pública. Por eso el caso Vicentin les duele tanto, porque los expuso en las facetas que menos hubieran querido mostrar. Ya en el conflicto por las retenciones en 2008 tuvo un papel central pero no protagónico en la disputa más desestabilizante contra el gobierno kirchnerista. Las grandes exportadoras empujaron a las rutas a dirigentes rurales, a la Mesa de Enlace, tuvieron la televisión y los grandes medios nacionales a disposición para pelear contra un impuesto a su actividad, la exportación de granos, con precios extraordinarios de los que sacaban la mejor tajada. Pero no salían en pantalla, dirigían desde las sombras. Todos recuerdan las alocuciones del «melli» Alfredo De Angeli. Nadie puede saber ni siquiera el nombre de un solo CEO de una cerealera, y muy pocos mencionar cuáles eran estas cerealeras. El bloque exportador ganó el combate sin subir al ring. Esta vez, quisieron repetir lo mismo. En su mirada, el final perfecto para Vicentin hubiera sido, después de la devastación que produjo hacia el fin de la etapa macrista (julio a diciembre de 2019), que liquidara sus pertenencias en el negocio a favor de un comprador que no saliera del núcleo de los «big ten» del sector. Quienes estaban anotados en la carrera, se dijo, eran Cargill, un grupo vinculado a Louis Dreyfus (LDC en el ranking argentino) y la suiza Glencore (opera en Argentina a través de Oleaginosa Moreno). Tres de las seis extranjeras del cuadro principal de exportadores de granos y derivados.  El decreto de intervención con promesa de expropiación, presentado el 8 de junio, tenía como objetivo primario abortar esa operación a favor de una transnacional, también se dijo. Si así fuera, podría decirse que tuvo éxito. Ayer, ese mismo decreto dejó de existir. Si el propósito era más ambicioso, el de crear una empresa nacional exportadora testigo en el mercado de granos, que le diera transparencia operando con una lógica diferente a la de las grandes expoortadoras, el mismo aparece como postergado. Como mínimo. Delitos El holding Vicentin está acusado de triangulación en el comercio exterior en perjuicio del fisco (si es que declara exportaciones por debajo de los valores reales de la operación). Si así fuera, también estaría defraudando a los productores, a quienes le descuenta una retención que luego no depositaría en su totalidad en Aduanas si declarara menos volumen del que realmente carga en los puertos de su propiedad.  También se le señala haber desnacionalizado activos al trasladar su propiedad a un holding mellizo formado en Uruguay por los mismos accionistas, Vicentin Family Group, sacándolos del alcance no sólo del fisco argentino sino de las demandas de los acreedores de Vicentin SAIC.  Y hasta se la sospecha de declarar la compra de soja a Paraguay y reexportarla desde puertos argentinos, como una supuesta simulación de venta de soja argentina que sale de los puertos propios como de origen paraguayo. Como mercadería en tránsito, no estarían sujetas a gravémenes. Tambíén se acusa a sus directivos de haber transferido bienes inmuebles a partir de febrero de este año en favor de hijos y otros parientes o allegados, como donación o a preso simbólico, para eludir eventuales embargos sobre sus bienes. Todo lo dicho no es producto de rumores: son hechos que figuran en distintas denuncias presentadas ante tribunales internacionales o locales, por bancos extranjeros o la propia Inspección de Justicia de Santa Fe, que ya fueron incorporadas al expediente principal de la convocatoria de acreedores.  Las denuncias en tirbunales del distrito sur de Nueva York fueron promovidas por seis bancos extranjeros, que señalan textualmente «haber sido víctimas de la mayor estafa internacional por parte de Vicentin SAIC. Señalan que la firma les mintió sobre su situación patrimonial «a través de documentación contable falsa», y que «está siendo vaciada transmitiendo sus activos a otras empresas controladas por el mismo grupo Vicentin». El procedimiento de Discovery solicitado en la justicia estadounidense tiene el objeto de detectar activos y operaciones en el exterior que podrían estar detrás de esas transferencias. Los bancos describen que Vicentin SAIC realizó un conjunto de conductas para defraudarlos. Consultado,

Nacionales, Politica, Portada

¿La derecha local no tolera el pluralismo?

Fuente: Ricardo Aronskind* | La Tecl@ Eñe Fecha: 1° de agosto de 2020 Ricardo Aronskind sostiene en este artículo que transcurridos ocho meses de gestión del gobierno del Frente de Todos en un contexto anómalo marcado por la pandemia del Covid-19, corresponde hacer una reflexión sobre el nocivo comportamiento de la derecha local para entender cómo deberemos afrontar los próximos desafíos de gobernabilidad. Después de 8 meses de gestión del gobierno del Frente de Todos encabezado por Alberto Fernández y Cristina Kirchner, en un contexto totalmente anómalo marcado por una peligrosa pandemia, corresponde hacer una reflexión sobre el nocivo comportamiento de la derecha local, no sólo por la ya transcurrido, sino por cómo deberemos afrontar los próximos desafíos de gobernabilidad. La conformación de la actual derecha política argentina: Una rápida revisión de la historia de las últimas dos décadas nos muestra una trayectoria precisa del espacio de la derecha política. La construcción del espacio Cambiemos fue una operación de marketing político, que expresó las fuerzas que confluyeron al calor del conflicto acaudillado por el “campo” contra el gobierno kirchnerista por la Resolución Nº 125. Tanto en las movilizaciones de ese conflicto, como en las sucesivas marchas de furiosos por el dólar, por Nisman y otras, se pudo observar la construcción de un espacio que era cómodamente conducido desde los principales medios y las redes sociales, irreductiblemente enemigo del gobierno kirchnerista. En ese espacio donde no falta gente capaz, se destacó, insólitamente, la figura de Mauricio Macri, lo que ya da un indicio de la baja eticidad de toda esa construcción política. Cambiemos fue en buena medida un engaño político-electoral, con un componente muy intenso de trabajo publicitario, que fingió una pluralidad, moderación y ecuanimidad que desaparecieron al instante de ingresar en la Casa Rosada: “Dejar lo bueno y cambiar lo malo”. Sin esa “pluralidad” no hubieran podido atrapar diversos sectores de votantes, pero la pluralidad era para ganar elecciones, no para gobernar. Llegaba al Estado el poder económico real. Lo predicado en campaña era puro palabrerío “para la gilada”. Lo hecho en materia económica e institucional durante el gobierno macrista es una demostración, para todo aquel que quiera verlo, de la impostura de su proclamado republicanismo y legalismo. Desde la manipulación del Poder Judicial y la neutralización de los órganos de control del Estado, hasta el acuerdo con el FMI, todo fue ilegal, pero no importaba. Así fueron también los negocios irregulares que se vienen conociendo entre el gobierno macrista y testaferros empresariales del grupo. Todo cubierto por un montaje completo de manipulación sistemática de la opinión pública. Desde el gobierno, el espacio se dedicó a cumplir su función política primordial: tratar de destruir política y humanamente al kirchnerismo y rediseñar el mapa político argentino al gusto de las corporaciones, tratando de construir un sistema bipartidista con dos formaciones políticas que aparentaran ser diferentes, pero que coincidieran en el sostenimiento del neoliberalismo. Lo explicitó Macri en Davos en 2016, mientras le levantaba el brazo a Massa. Fue tan mala la gestión, tan grosera la repartija de negocios entre las fracciones corporativas que sostenían al gobierno, sin la menor preocupación por realizar una política económica sostenible, que la caída de la actividad fue estrepitosa y a pesar de la intervención norteamericana para salvar al macrismo vía FMI, la derrota fue imparable. La derecha otra vez en la oposición: Ya desde el llano, los objetivos, el núcleo duro de las orientaciones del espacio siguen siendo los mismos: resguardar los negocios para las corporaciones, impulsar el desplazamiento hacia la marginalidad de todo lo que huela a intereses nacionales y necesidades populares, y promover la completa subordinación política y diplomática a las potencias occidentales. Todo el resto de temas de agenda política es de menor importancia, por lo que se tolera en ese amplio espacio a gente que piense en forma diferente. Para el núcleo dirigente del espacio, ni siquiera el liberalismo político es real, sino más bien un recurso discursivo de ocasión. Como oposición los comportamientos hablan por sí solos: obstruccionismo, irresponsabilidad, boicot a acciones públicas necesarias, mala fe. Hasta los vitales cuidados por la cuarentena sufren el hostigamiento mediático, de sus comunicadores y de sus líderes más extremistas, y el boicot solapado de los “moderados”. Ejemplos de este oposicionismo irresponsable hay cientos: las reacciones frente al intento de aliviar la situación de la pandemia en las cárceles, tergiversado para producir un cacerolazo; las reacciones frente a la monumental estafa de Vicentin, tratando de defender a los estafadores; las reacciones frente al espionaje realizado por el gobierno macrista a diversos sectores, disimulando los evidentes delitos; las reacciones y el comunicado salvaje frente al asesinato del ex secretario personal de Cristina Fernández; las nulas reacciones frente a las declaraciones secesionistas de Cornejo, Presidente de la UCR; las reacciones obstruccionistas frente al intento de Alberto Fernández de adecentar un poco al impresentable Poder Judicial; las reacciones frente a la negociación externa con los fondos de inversión, apoyando sistemáticamente la posición de los acreedores externos; las reacciones de rechazo a un mínimo impuesto de emergencia sanitaria a las grandes fortunas… Esos posicionamientos públicos son acompañados por una masiva campaña de denostación mediática hacia el Presidente, la Vicepresidente, el Frente de Todos y todas y cada una de sus medidas. A eso se agrega el recurrente llamado a cacerolazos siempre a favor del poder concentrado y agitando los fantasmas que caracterizan la agenda de la derecha: el miedo a los pobres, al Estado, la hostilidad al sindicalismo, la defensa de los propietarios hagan lo que hagan, y del aparato de desinformación de la derecha. La difusión de rumores alarmistas es parte de los ingredientes de la campaña opositora, junto con el uso intensivo de información falsa que apunta a mantener a sus fieles en un estado de indignación furiosa. Por todo lo mencionado, que no agota todos los recursos utilizados, parece que el objetivo de esta derecha no es realizar una oposición democrática y acumular méritos ante la opinión pública para retornar al gobierno dentro de poco más de

Scroll al inicio