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Encrucijadas de la soberanía digital

Fuente: Jorge Elbaum | El Cohete a la Luna Fecha:  de febrero de 2021 “Hay que evitar la creencia de que las innovaciones tecnológicas son positivas sólo por ser nuevas, o son negativas sólo porque son tecnológicas” David E. Graham La última semana se informó la construcción de un consorcio de medios de comunicación argentinos asociados a la plataforma Google, destinada a reproducir material informativo local en su portal de noticias global denominado News Showcase. El acuerdo incluye a más de 30 grupos periodísticos, tanto porteños como provinciales, entre los que figuran Clarín, La Nación, Infobae, Página/12, El Cronista, La Arena, La Gaceta y Nueva Rioja, entre otros. El acuerdo implica un financiamiento de los medios locales por parte de Alphabet (la corporación que administra Google) y un decidido involucramiento en la selección de contenidos. Dicho desembarco forma parte de una campaña internacional para blindarse frente a las acusaciones de prácticas monopólicas, posición dominante, comercialización de datos privados a empresas y desvío de información crítica hacia la National Security Agency (NSA). News Showcase ofrece colaboración y apoyo financiero al periodismo de cada uno de los países con el objeto de obtener una legitimidad cuestionada por la Unión Europea y otros estados. Argentina es uno de los doce países en donde se decidió implementar el programa, que incluye acuerdos similares con medios de Alemania, Brasil, Canadá, Francia, el Reino Unido, Australia y Japón, entre otros. La inversión inicial es de 1.000 millones de dólares e incluye, hasta la actualidad, a unos 450 medios. La participación de los medios argentinos contribuye a la tendencia generalizada de una mayor concentración monopólica global y a la vez faculta a Google a convertirse en el gran responsable de modelar la imagen de la Argentina a nivel internacional, permitiéndole la selección de noticias aptas para el paladar del neoliberalismo hegemónico. Los medios locales recibirán compensaciones económicas por replicar una selección de sus titulares, mientras que Google compilará los datos obtenidos como insumo de sus operaciones de Inteligencia Artificial (IE). Una vez procesados, los comercializará a miles de empresas que los utilizarán como soporte para el marketing directo y personalizado. Los medios argentinos obtendrán dos tipos de financiamiento: por un lado, como consecuencia de la provisión de contenidos a la plataforma News Showcase, y por el otro como resultado de proporcionar acceso a artículos de las versiones pagas de dichos medios asociados. El resultado de este involucramiento de Google en la producción de la noticialidad cotidiana local ampliará el control de la plataforma estadounidense sobre el denominado ecosistema informativo local, incrementando su capacidad para modelar el sentido común, imprescindible para la reproducción ampliada del sistema financiarizado. En ese marco, la restricción sobre la soberanía comunicacional se expresará a partir de las cinco dimensiones siguientes: Agenda: decidirá qué temas y qué medios serán los que ocuparán los lugares prioritarios y cuáles serán ubicados en los márgenes. Dado que la selección inicial será ofertada por los propios medios, la trifecta mediática local (Clarín, La Nación e Infobae) logrará apalancar su legitimidad a la hora de difundir sus posverdades, falacias y tergiversaciones, apoyada en la cobertura brindada por una plataforma globalizada. Ese escenario es lo que Google conceptualiza como un ecosistema informativo, nominación aséptica con la que se pretende esconder las decisiones corporativas de sus CEOs. El ecosistema funciona como la mano invisible del mercado. Algo que está direccionalizado por poderosos actores que buscan atribuir sus movimientos a una naturaleza independiente de intereses. Concentración: incrementará la monopolización de los medios locales sin tener que regirse por normativas democráticas –presentes o futuras–, dada su localización empresaria en Estados Unidos. Operará sin arbitraje del Estado y decidirá qué coartar, ampliar o cercenar sin que una autoridad soberana o multilateral cuente con capacidad de intervención. Monetización: incrementará la capacidad de comerciar los datos personales de los ciudadanos argentinos, tanto para ofrecer agregados aptos para el marketing personalizado como para modelar campañas electorales, tal cual fue denunciado en ocasión del caso Cambridge Analytica. Vigilancia: aumento de la capilaridad informativa sobre partidos políticos y sus referentes, combinado con el desarrollo de mecanismos de inteligencia artificial dispuestos para completar una arquitectura global capaz de instalar mercados de futuros conductuales. Una disposición posible gracias a una concentración extrema de conocimiento, ajena a la supervisión democrática: se profundizará la manipulación destinada a conformar tribus antipolíticas y modelo de consumidores antes que ciudadanos. Sujetos aislados enemigos de la cooperación, admiradores de la competencia, reivindicadores de la desconfianza y de guerra de todos contra todos. Tergiversación, sobreabundancia y escándalo: La articulación convergente planificada por News Showcase será gobernada por algoritmos funcionales a los requerimientos empresariales trasnacionales, generalmente opuestos a las demandas sociales o las necesidades soberanas. En ese contexto, se omitirán los circuitos capaces de dotar a los usuarios de pensamiento crítico, convirtiendo a los ciudadanos en cibernautas. La difamación se hace confusa y ambigua y se la denomina fake new. “Cuando nos conectamos a internet ya no vemos el bosque. Ni siquiera los árboles, vemos sólo hojas, ramas (…) un ecosistema de tecnologías de interrupción (…) donde nos presentan pedazos o fragmentos de la realidad a través de sus buscadores”. La emocionalidad, la intemperancia, el odio y la intolerancia aparecen como vehículos de articulación social más premiados por las redes sociales y los buscadores. Cuánta más agresión se reproduce, mayor es la cantidad de respuestas. A eso se le suma el aluvión de contenido indiferenciado que –sin alfabetización digital– logra equiparar, sin jerarquizar, a un infectólogo con una presentadora televisiva, debatiendo temáticas de inmunización. Regular o sucumbir Desde 2019 el control del intercambio político en el ciberespacio es regulado por Google sólo en Estados Unidos, la Unión Europea (UE), la India y el Reino Unido. En 2020 se incluyó a Nueva Zelanda, Israel, Australia y Taiwán. En todos esos países, Google limitó, seleccionó y/o censuró la divulgación de anuncios electorales según segmentaciones generacionales, de sexo y de ubicación georreferencial. Aunque Google intenta resguardarse frente a posibles acusaciones de interferencia electoral, la Unión Europea y algunos de sus países miembros, por separado, han avanzado en la aplicación de normativas destinadas a limitar su poder discrecional. A partir de enero de 2021 se aplica en España

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Horacio Verbitsky. El oscuro día de los moralizantes

Fuente: Horacio González | La Tecl@ Eñe Fecha: 21 de febrero de 2021 El caso de Horacio Verbitsky se prestó para que se concentrara la polución colectiva de los grandes medios de comunicación, recogiendo las ansiedades malogradas de miles y miles de personas que dirigieron hacia ese único e impensable punto, sus desbaratadas ganas de ultrajar. Bastaba que en ese punto apareciera la figura de Horacio Verbitsky. Una figura pública que durante más de medio siglo fue reinventando una modalidad de periodismo que sin perder sutileza, ironía y fino sarcasmo, se dedicó a desnudar las tramas ilegales, represivas y destructivas de las formas políticas más horrendas que conoció la humanidad, desde actos de sufrimiento y aniquilación producidos en personas con compromisos políticos revolucionarios hasta esquemas ilegales de negocios que estrujaron hasta dejar exangüe a nuestro país. ¿Se olvidó eso? Los grandes medios que sacaron sus relucientes armamentos hechos de emoticones y rabiosa opinología, se frotan las manos. Por Horacio González* (para La Tecl@ Eñe) Un riesgoso fanatismo, un alud que cae violentamente sobre un único individuo que súbitamente concentra las acusaciones en que se cifran, si fueran dichas de otra manera, todas las frustraciones colectivas, las innumerables desistencias de la vida social argentina para evitar convertirse en un ámbito problemático. Una catarata que renueva sus aguas revueltas con una penitenciaría de flechas envenenadas contra un hombre que pasó su vida en un combate contra las condensaciones políticas que se deleitaron creando espanto y horror, y que ahora parecen haber revelado, en un único acto de su vida del que se arrepiente, que la impugnación a emisarios de la muerte organizada desde el Estado -en oscuros períodos que es imposible olvidar-, era una fantasía de alguien que llevaba en sus venas el deseo de actuar sin pedir turno, saltarse el lugar en la cola. Si somos prístinos en la vocación de pensar la política, debemos seguir siendo capaces de analizar sus problemas en vez de emplear hachas de sílex que caen sobre el “enemigo del pueblo”. Recordamos con esta expresión al Doctor Stockmann, el famoso personaje de Ibsen. Ojalá, estuviésemos entonces discutiendo una obra de teatro de un gran autor noruego. Stockmann, como médico había descubierto que estaban contaminadas las aguas del lago turístico del pueblo, y los políticos que lo saben, aunque lo niegan para no arruinar un negocio. Consiguen que el pueblo acuse a Stockmann, que a su vez, mantiene la idea de que los pueblos son fáciles de engañar. Con las enormes diferencias del caso, Horacio Verbitsky ha sido declarado “enemigo del pueblo” en una gran carnavalada de hipocresía y agua bendita. ¿Es el “enemigo del pueblo”? Si alguien fue capaz de decirlo, consultando quizás el acervo de grandes frases del teatro clásico, no se tomó el trabajo de consultar lo inverosímil de sus anatemas. “¡Se atribuye un privilegio cuando hay cincuenta mil muertos en el país!”. La insólita acusación es grave a dos puntas. Una es obvia. Verbistsky se vacunó sin acatar la larga espera a la que muchos estamos sometidos, corriendo la suerte de miles y miles de hombres y mujeres que vivimos con tristeza estos tiempos de cerrazón para las preguntas fundamentales sobre la vida, que no es que se ausenten, pero vienen demasiadas veces montadas en la televisada caballería de la impugnación, el insulto fácil, la moralina proclamada desde la supuesta  indemnidad personal de quienes se saben envueltos en celofanes, purezas de facultades de juzgar al prójimo en un escupitajo de desprecio. Inquisitoriales, se basan en un error personal para preparar la desmesura de hacerlo cargar con una insensibilidad estadística hacia los muertos que va dejando este estropicio que originó debates filosóficos, ecológicos, científicos y toda clase de especulaciones sobre una geopolítica de las vacunas, en la que tanto tienen que ver los que usan toga de moralistas, mantillas de severos analistas políticos. Nos vacunábamos desde chicos en las escuelas públicas, con una mera intervención de un enfermero que pasaba alcohol en nuestros tiernos brazos, bastaba hacer una cola como un trámite republicano, llamémoslo así, pero ahora esperamos la vacuna como una centella mesiánica salida ya de laboratorios cuyos nombres proféticos no conocíamos meses antes. Gamaleya, AstraZeneca, Pfizer. Este último nos era más familiar, pues como los grandes laboratorios occidentales tanto produce vacunas contra males específicos como gases asfixiantes y otros artículos vinculados a la violencia y la guerra. Pero ahora adquirían aspectos mesiánicos, heroísmos hospitalarios justamente conmemorados, y hasta entonaciones socialistas como dijo Iñigo Errejón en un reportaje desde España, donde comparó la vacuna a un “acto casi socialista”. Hace casi un siglo, los socialdemócratas alemanes dijeron que el correo postal era ya un indicio de socialismo. Comprendemos a estas personas y estos pensamientos benefactores que se entusiasman con aspectos científicos supletorios de la voluntad humanan política. Más de un siglo después el Correo no mostró esas virtudes que el candor político le atribuía, y su sucesor tecnológico, las “redes sociales”, se muestran especialmente como un reservorio de frases ponzoñosas, sostenidas en el anonimato, pero especialmente activas en la quiebra general de los tejidos asociativos que crean expectativas mutuas de solidaridad. Y no suelen evitar la injuria babosa, el escarnio ponzoñoso y la piqueta pública avalados por “tantas y tantas miles de visitas”. Se dice “las redes” como si se mencionara un ser, antropófago y ávido de devorar cuerpos vivos, canibalizarlos provocando un pequeño éxtasis domiciliario pues con el computador en nuestro penumbroso dormitorio podemos lanzar epítesis que producen un secreto espasmo, impiden pensar, pero producen un secreto temblor en nuestras soledades. El caso de Horacio Verbitsky se prestó para que se concentrara la polución colectiva de los grandes medios de comunicación, recogiendo las ansiedades malogradas de miles y miles de personas que dirigieron hacia ese punto -ese único e impensable punto-, sus desbaratadas ganas de ultrajar. Bastaba que en ese punto apareciera la figura de Horacio Verbitsky. Una figura pública que durante más de medio siglo fue reinventando una modalidad de periodismo que sin perder sutileza, ironía y fino sarcasmo, se dedicó a desnudar las tramas ilegales, represivas

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Impostor

Fuente:  Luis Brito García| Blog de Luis Brito García Fecha: 2 de enero de 2021 1 El iracundo Zar Ivan Grozny, (Iván el Terrible) muere en 1583 y su único hijo Dimitri Ivanovich es asesinado en 1591. La falta de herederos es mal que nunca aqueja a los poderosos. En julio de 1605, el difunto hijo Dimitri resucita, asesina al adolescente zar Teodoro II y con apoyo de nobles polacos y boyardos a quienes promete eximir de impuestos asume el trono imperial y casa con Marina Mniszech. En mayo de 1606 aristócratas y curas ortodoxos temen que el renacido Dimitri (conocido como samozvanets, el Impostor) los subordine a la católica Polonia;  lo asesinan, lo creman, disparan sus cenizas hacia dicho país. A trono vacante nunca falta heredero.   2 Pero el dos veces difunto Dimitri resucita por segunda vez en 1607, reúne  milicias de moscovitas, cosacos, lituanos y polacos,  es reconocido inmediatamente por su viuda Marina Mniszech y tras turbulenta guerra civil controla el sudeste de Rusia, hasta que en 1610 el tártaro Piotr Urusov lo encuentra borracho, lo  asesina y lo decapita. 3 Matar a un impostor es abrir la puerta a otro. En 1611 el tres veces asesinado Dimitri vuelve a la vida en la ciudad de Novgorod, y es reconocido por la pequeña nobleza de Pskov y por los cosacos que se entretenían saqueando Moscú, quienes al poco tiempo se decepcionan de él, lo encierran en una jaula y lo remiten a la capital rusa, para ser asesinado por cuarta vez en 1612. Resucitar puede convertirse en  mala costumbre. 4  En el Londres de 1705 todos celebran, comentan,  conocen o quieren conocer al deslumbrante George Psalmanazar. Dice ser nativo de la isla de Formosa, hoy Taiwan. Su libro An Historical and Geographical Description of Formosa, an Island Subjet to the Emperor of Japan es devorado por los desconfiados ingleses, y traducido al francés, al alemán, al holandés. Para asombro de curiosos detalla la Historia, la Geografía, la Religión, las costumbres, las vestimentas, el sistema monetario, el idioma, el alfabeto, la gramática de Formosa. En él se revelan hechos tan verídicos como el que los formosanos desayunan con carne cruda y serpientes, navegan en aldeas flotantes y piraguas con torres y sacrifican anualmente 18.000 niños a su Dios. Psalmanazar viaja frecuente y extensamente difundiendo por Europa las exóticas noticias sobre su isla natal. Se gana la confianza del doctor Johnson, escéptico redactor del primer gran diccionario de la lengua inglesa. Un grupo de admiradores le otorga una pensión que le permite continuar difundiendo sus fidedignas informaciones.   Nadie cuestiona las extravagantes noticias de Psalmanazar, salvo su inventor. En sus Memorias de ***, comúnmente conocido como George Psalmanazar. Por no empañar con la suya la fama de su país,  confiesa jamás haber estado en Formosa, y que todos sus relatos anteriores no son más más que  sartas de mentiras. Nadie le cree. 5 El 17 de julio de 1918 soldados soviéticos ejecutan en Ekaterinemburg al Zar Nicolás II Romanov, su esposa Alejandra y sus hijos Alexei, Olga, Tatiana, María y Anastasia.  Dos años más tarde, la policía de Berlín rescata del río Spree a Franziska Schanzkowska, una obrera polaca que intenta suicidarse, y la interna en el hospital siquiátrico Dalldorf. A pesar de que no habla una palabra de ruso ni explica cómo habría ido a parar de Rusia a Berlín, la rescatada dice ser la resucitada princesa Anastasia, y no tarda en opacar a numerosos otros autoproclamados sobrevivientes de la ejecución interesados en cobrar la fortuna de los Romanov depositada en varios bancos suizos. Su aristocrática carrera es financiada por el compositor Sergei Rachmaninoff; en Estados Unidos  casa con el historiador Jack Manahan y fallece en 1984 recluida en otra institución siquiátrica. En 1991  se realizan pruebas de sus restos que certifican que su ADN no coincide con el de los Romanov, sino con el de su hermana, la plebeya polaca Schanzkowska. La ciencia siempre echa a perder las historias bonitas. 6 Tiempos de inquietud vive hacia 1982 la Venezuela Saudita. El negociado de la burguesía nacional de exprimirle dólares al gobierno para exportarlos de inmediato  llega a su límite. Seguramente vendrá a rescatarnos la burguesía extranjera, aportándonos sus fortunas para lograr lo que no pudimos  con las nuestras. El empresario minero Juan Manuel Mezquita conoce en Curazao al Jeque Alá Al Fadilli Al Tamini, quien está dispuesto a invertir 500 millones de dólares en Venezuela y países aledaños. Mezquita obsequia al Jeque frascos rebosantes de pepitas de oro como muestras de sus minas guayanesas. Convencido por esta generosidad, el Jeque viaja a Caracas a rescatarnos con sus fabulosas inversiones, y se instala en el Hotel Tamanaco, donde paga con cheques –que para la  época tardaban mucho en conformarse- y regala a los innumerables empresarios que lo visitan las mismas pepitas que le donó Mezquita y relojes Rolex también cancelados con cheques contra sus cuentas en los bancos Royal y del Caribe. A nadie extraña que el pródigo musulmán baile salsa como guatireño,  beba whisky como  pagano y no hable una palabra de árabe. La crema de la crema de la perspicaz burguesía  productiva, los más avisados inversionistas, los más astutos gobernantes,  las más bellas damas de alcurnia se entregan al gran festejo donde el Jeque obrará el milagro de salvarnos con las esperadas inversiones foráneas. En medio del júbilo festejante, el Jeque recauda  veinte millones de dólares y desaparece sin más rastro que un reguero de cheques sin fondos para pagar festejos y conciencias. La policía sigue buscando al generoso musulmán, y algunas dirigencias esperando que vengan a salvarnos los capitales extranjeros. 7 El más comunista de los comunistas, Boris Yeltsin, elegido Presidente de la Unión Soviética, impone un programa neoliberal, manda cañonear a la Duma que lo eligió y disuelve la Unión Soviética. El más fiel de los ejecutores del programa progresista de Rafael Correa, Lenin Moreno, electo Primer Magistrado implanta el neoliberalismo y permite a los yanquis instalar una base militar en las Galápagos. Un elegido por nadie  se autoproclama Presidente interino de Venezuela; de inmediato lo reconocen el Presidente de Estados Unidos y las cancillerías de cincuenta países. Ninguno considera que según   el artículo 233 de la Constitución de la República Bolivariana de

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Las fiestas y el Principio Esperanza

Fuente: Jorge Elbaum| Dejámelo Pensar (Sandra Russo) Fecha: 23 de diciembre de 2020 Imágen: Antonio Berni. Juanito Laguna va a la Fábrica. 1977 Jesús es el nombre latino de Iehoshua, cuyo apócope es Ieshua o Ieshu (יֵשׁוּעַ). En arameo y en  hebreo Ieshu significa “salvador” o “redentor”. Ese fue el nombre que Miriam (מרים)  traducida como María, eligió para su hijo. Ieshu es el nombre de quien anuncia y transmite la liberación. Cristo es una palabra griega (cristós) que traduce el término hebreo de Meshíaj (משיח) cuy traducción es “ungido” o “elegido”.  Ieshu es postulado como el elegido que trae la redención, la liberación. Un enviado, un testigo  que expresa la esperanza por una salvación ante el terror imperial romano. Un maestro (Rabí) que formula la recuperación de la amistad, de la humanidad. Alguien que simboliza la contracara del daño, de la falta. Que enuncia la presencia de quienes duelen o ven pasar su biografía a través de un velo de sufrimiento e injusticia. La tradición judía apostó a la llegada de un enviado. De una reparación frente al malestar. Y los tiempos mesiánicos se asociaron siempre con los contextos de opresión. La salvación remitía a un padecimiento generalizado que debía recurrir a la esperanza. Postuló la redención, como una acción capaz de trasmitir algún tipo de curación ante la pérdida. Cordialidad y empatía ante la congoja. Sensibilidad ante la angustia. La relación de Ieshu con sus amigxs expresa ese paradigma de la amistad encarnada en la abnegación. En la posibilidad de que la fraternidad/sororidad fuese la única moneda corriente del intercambio humano. En la promesa del encuentro libre de soberbias, de pretensiones jerárquicas y de mezquindades egoístas.  La periodicidad humana, tan abierta a lo cíclico, dispuso fechas para reactualizar esta pertinaz esperanza. La que convive en una intención superadora de la herida. En la apuesta a un propósito de empatías múltiples en perpetuo desafío de la crueldad. De ahí viene la expectativa del presencia o la irrupción: una llama encendida en la oscuridad de una noche que no sabemos si titila, o su apariencia intermitente es producto de la distancia que la nubla.  Un nacimiento es un ritual de celebración vital. Una ratificación de la persistencia de la vida frente a la negra mancha de la caída. Un vínculo con la trascendencia al interior de lo que se inicia. Un grito de llanto tierno ligado a la rugosidad inicial del cachorro humano. La llegada es un anuncio y es también la antesala de una partida que busca su ilusión en el regreso. Engendrar es la muestra de nuestra capacidad para reestablecer la ligazón con el mañana. Es una forma empecinada de hacer frente  al padecimiento circundante apelando a la  luminosidad como proyecto. En términos existenciales es una de las manifestación del deseo y la aspiración que arrastran el tiempo hacia el futuro: nuestra desgarrada consciencia del final es permanentemente retada por esta imagen de la resurrección humana.  Transitamos con la esperanza arraigada en determinadas fechas. Son subterfugios. Hitos de una frecuencia que busca aproximarnos mientras se afronta el delicado devenir de los días.    Los nacimientos, las natividades, los años nuevos, en todas las culturas, son el ritual cronológico de un tiempo propuesto por la especie humana para renovarse frente al espejo de la vida. Poseen una capacidad de doble movimiento. De balance y de proyecto. Nunca es sencillo lidiar con el dolor, con los números de seres humanos abatidos, con la pérdida que agiganta el temor.  La verdadera comunión, la autenticidad del encuentro, radica en una disposición de ilusión realizable: el aferrarnos a un coincidencia liberadora cuya sacralidad remite a la forma superior de la emoción, que solemos denominar como amor.  La continuidad del tiempo nunca nos ofrece un salto preciso. Son simples fechas en un calendario dividido por la torpeza demográfica o cronológica de quienes buscaron instituirse como dueños del devenir. Somos nosotrxs, sus transeúntes quienes apostamos sobre futuros. Los que ponemos las ganas y apostamos por un espacio para (re) construir, una nueva oportunidad para junto a lxs justos, lxs más sensibles, lxs más humildes, lxs más débiles.  No hay esperanza en la negrura. Su cometido, el que conjuga la expectativa de un vivir superior, sólo arraiga en el destino posible de algo que limpie los dolores inútiles, fabricado por nuestrxs congéneres: una vida más buena supone desenmascarar a los portadores de la maldad  y al mismo tiempo rescatar de la confusión a los desorientados. Quienes implantan al desesperanza imponen un presente perpetuo, destinado a la continuidad de las oscuridades que benefician a los privilegiados.  De ahí que la esperanza incluye la crítica. Su proyecto implica un antagonismo con la maldad. Un duelo contra la indiferencia, contra el egoísmo, contra el descreimiento y la ausencia de compasión. La esperanza solo puede postularse en contradicción con aquello de la realidad que debe ser revisado, cambiado, derrotado. La esperanza auténtica conlleva un cuestionamiento de lo real existente. Es por eso que se atreve a imaginar otro mundo posible mediante la renuncia aun presente perpetuo.   En 2020 la esperanza se atrinchera con el objeto de recriminarle a la sombra su espacio de de amenaza. Su prerrogativa de contagio y de muerte.  La peste nos señaló con dedos sucios de advertencia y la esperanza tiene forma, otra vez, de ciencia, de vacunas, de investigadores que buscan los anticuerpos de un virus que no es solo epidemiológico. Una enfermedad que sigue cuestionando (y temiendo) a la solidaridad por la intrínseca capacidad que posee esta última para potenciar la esperanza.  La epidemia mostró la herida no curada de varias incisiones previas. Mientras la tragedia se sucedía los discursos del odio ascendieron hacia los conocidos territorios del racismo (eufemizado en Argentina como anti peronismo o anti-kirchnerismo), el terraplanismo pre conciliar, la infectadura o el epigrama paranoico de los antivacunas. Esto son los sectores que desprecian la esperanza. Son quienes pujan por la continuidad de sus prerrogativas y se desviven por elaborar justificaciones orientadas a justificar el imperio brutal de su egoísmo. Compran voluntades de (pseudo) comunicadores

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Orfandad y gloria

Fuente: Horacio González | La Tecl@ Eñe Fecha: 26 de noviembre de 2020 Quizás el hombre sea una pasión inútil, como dijo un filósofo. Cuando ese filósofo murió, una conmoción recorrió los ambientes culturales de Europa y América Latina. Murió Maradona y la conmoción fue mayor, distinta y absorta. No la podemos medir. No podía ser una pasión inútil. Pero no era posible identificar claramente porqué. Era una figura esencial que no podía representarnos a todos, en razón de que el todo siempre está limitado por nuestra inacabada imaginación. Pero lo más cercano a esa representación incompleta pero que ahora nos hiere de una manera inconcebible, no cabe duda de que lleva el nombre de Maradona. Nombre deshecho que se hacía pleno en un vacío trascendental, y que resurgía como una aureola extraña que siempre caía, y en su caída contenía un nuevo resurgimiento. El héroe que alguna fue preso ante la voracidad de los fotógrafos, que vivió internaciones y curaciones extremas, que fue protagonista de excesos que nadie se sentía en condiciones de cuestionar, actuaba bajo un trasfondo glorioso, apolíneo cuando era dionisíaco, y misterioso cuando se despedía una y otra vez del fútbol despertando un oleaje de amor tatuado en el lamento popular, ese maradoooo, maradoooo, que al estirar la vocal más astuta, que se cierra sobre sí misma sin agregados, garantizaba la combinación exacta de aire, asfixia y viento. Cuando se grita Maradona suspendido en la o, ésta se va alargando y trasmutando en una u. Travesura de las vocales en las tribunas donde cuando se quiere, hay versificación y cuando no un lánguido lamentó. Maraduuuu… la plegaria gloriosa y huérfana. Maraduuuu. Como Gardel fue el canto, Maradona fue el fútbol. Pero ambos fueron ídolos de masas, por lo tanto, el cine en uno, la televisión en otro, fueron fundamentales. El origen oscuro, la familia sin linaje, la pobreza grisácea, la calle de tierra, y la luminosidad que se extendió a la mitología del gran espectáculo donde cada uno se movió cargando aquello de lo que no eran conscientes. Ahora parece que los acercan, como extrañas piras encendidas, tiempos y estilos diferentes. Hay un modo en que se había alojado cada uno en una concavidad secreta y multitudinaria, aparentemente callada, pero compuesta de un amor latente que sin darnos cuenta estaba esperando ser el lecho de muerte. De ese momento solitario y de abandono, surgiría el santuario que en las canchas de todo el mundo ya se estaba preparando. Gardel cantó el tango canción del golpe del 30. No importaba. Maradona se tatuó al Che en su brazo y el gol contra los ingleses -los dos, cada uno a su forma- son goles guerrilleros. Pero los compromisos políticos parecen laterales, sin ser guerrilleros. Importan más en Maradona, que fue politizando su cuerpo tatuado, o que hizo de la política un tatuaje. ¿Tatuaje de qué? De cierta rebeldía de un barro primordial que enviaba hacia lo alto, sean Fidel, Chávez o Kirchner, con una fidelidad que se mantuvo más que la de muchos políticos. También se mostraba con diversas autoridades mundiales como un tótem inefable, cuya garantía eran un par de gambetas que fueron interpretadas como las necesarias fintas de la patria irredenta, y que lanzaba sus frases con arrebatos de pureza que resultaban tan formidables como salidos de una religiosidad abrupta. “La pelota no se mancha”, y ahí parecía un monje besando su ostia, con el estadio ululando esa “oooo…” que se hundía como una letra lánguida y premonitoria en las tribunas hirvientes. Su leyenda él mismo la sabía. Dijo por televisión de Macri, que dice fango para no decir barro. La idea persistente era la de ir del barro al palacio y del palacio al derrumbe médico, y de ahí a preguntarle a Fidel Castro cómo sería posible unir a América Latina. Se movía ente construcciones metafóricas que su sensibilidad había registrado, quizás escuchando a las tantas voces periodísticas que lo seguían como un enjambre y esas palabras él las reutilizaba. Cumplía con papeles que le habían asignado y también sabía burlar sus mismas actuaciones. Al percibir que ya estaban grabados en el museo de la televisión esos goles mágicos, la prestidigitación del esquive, la frenada en seco sin perder el control de la pelota, intuía que esos frescos de Massacio o Tintoretto que pintaba en la cancha, eran parte de un relato que no poseía ningún relator deportivo -de los tantos que lo acompañaron rebautizándolo de mil maneras-, sino que los iba a tratar él mismo. Y se lanzó a investigar el mundo, como si fuera un arqueólogo o un politólogo dislocado, y así conoció y repudió poderes, apoyó a las izquierdas con una conciencia política que enternecía por su candor y obligaba a criticar al fútbol en su conjunto como un formidable negocio, un negocio de grandes corporaciones, que antevió con lucidez, mucho más que cualquier otro jugador de su renombre. En ese sentido fue la contracara de Pelé y de tantos otros. Sus numerosas frases salían de un diccionario donde convivían la admonición moral contra el fútbol de la corporaciones -la pelota no se mancha-, hasta la mordacidad genuina y risueña de un “Grondona es tan rápido que le pone un supositorio a una liebre”, que seguramente es de su factura. Siendo así, sus ingenios verbales, que tenían notorias impertinencias, seguían sus maniobras geniales en la gramilla con aquel objeto que no se mancha, y sufrían también las mismas recaídas que su cuerpo. Ese cuerpo que pasaba de obeso a reincidente, de reincidente a recobrado, y de recobrado a obeso. Sus transfiguraciones fueron circulares e infinitas. Su manejo de los símbolos era equivalente al de la pelota. Con eso lanzó frases con denuestos contra los poderosos con los que trataba. La efectividad de esa actitud no había que buscarla en las razones de la política sino en la expresión de las pasiones de quien sabía que era tolerado por quienes denostaba -que lo veían ya perdido- y agasajado por los líderes políticos a los que

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Con la mirada en lo que vendrá

Fuente: Carlos Heller | Tiempo Argentino Fecha:  de octubre de 2020 Por  – Diputado Nacional Frente de Todos — Presidente Partido Solidario25 de octubre de 2020 El pasado viernes se aprobó en comisión el dictamen del proyecto de Presupuesto 2021, que ahora pasará a tratarse en el recinto. El contenido del texto sigue apuntando a avanzar en la reconstrucción del tejido económico y social en la etapa que vendrá: la de las pospandemias. Los desafíos son muchos, tanto por los impactos del Covid-19, como por las debilidades que se arrastraban a raíz de las políticas de los anteriores cuatro años. Producto del debate en comisión, se incorporaron algunos cambios al proyecto original, pero manteniendo la esencia y las proyecciones macroeconómicas que envió el Ejecutivo, sin apartarse del sendero proyectado de garantizar la sostenibilidad de las cuentas públicas. Más allá de la discusión puntual sobre aspectos de la coyuntura, hubo coincidencias en que es necesario empezar a debatir temas estructurales vinculados al esquema impositivo. Un enfoque importante, ya que los temas presupuestarios deben ser analizados contemplando no sólo lo que ocurre por el lado del gasto sino también de los ingresos. En esta búsqueda hay que apuntar a la sostenibilidad fiscal, al crecimiento con inclusión, y a una mayor progresividad.  Muchas veces se escucha decir que hay que llegar a la sostenibilidad de las cuentas públicas ajustando el gasto público. Respecto de las expresiones que ponen el foco en la reducción de la presión tributaria, recientemente la CEPAL mostró que la relación entre los recursos tributarios y el PIB es en nuestra región más baja que en los países de la OCDE, y que en Argentina es incluso menor a la de países como Uruguay o Brasil. Volviendo al Presupuesto, en el proyecto se destaca como uno de los principales pilares de la recuperación económica la inversión en infraestructura productiva y vivienda. Este rubro alcanzará al 2,2% del PIB en 2021, duplicando los valores que dejó el anterior gobierno (1,1% en 2019). La reducción fue una constante desde 2015, cuando se encontraba en 2,7%. Es decir que aún quedará un trecho por recorrer para recuperar aquellos niveles. Es un proceso de reconstrucción que debe encararse gradualmente. La reestructuración de la deuda pública permitirá liberar recursos esenciales para ir en esta dirección. Si en 2019 un 3,4% del PIB iba al pago de intereses, en 2021 se destinará el 1,5%, muy cerca de los valores de 2015 (1,3%). Toda una demostración de prioridades, coherente con la idea de que los recursos deben quedar en el circuito local de la producción y no en el de la especulación.  El sendero fiscal está bien descripto en los principales lineamientos del Presupuesto, donde se proyecta un déficit primario del 4,5% del PIB para 2021, consistente con la idea de garantizar una recuperación sostenible de la actividad y el empleo y un fortalecimiento de la inversión pública en áreas estratégicas. Se parte del hecho de que la mejora de las cuentas públicas es una consecuencia del crecimiento, y no al revés. Al respecto, el ministro de Economía, Martín Guzmán, fue claro al hablar del estado de las conversaciones con el FMI: “hay una alineación de visiones con respecto a que la estabilidad requiere recuperación de la economía”. También dijo que el programa va a ser enviado al Congreso de la Nación. Diferencias de criterio respecto de lo hecho en años anteriores, que no hay que dejar de remarcar.    No dañar la recuperación En una nota del Financial Times, reproducida en un medio local, se tituló: “los gobiernos no pueden permitirse no gastar para evitar una pandemia económica (…). Los estados no deben preocuparse por lo que costará apoyar las economías; deben preocuparse mucho más por lo que costará no hacerlo”. Hoy en día el necesario apoyo fiscal para enfrentar la pandemia no está en discusión a nivel mundial y Argentina no es la excepción a este enfoque. En cuanto a Europa, que está sufriendo un rebrote de infecciones, el director del Departamento Europeo del Fondo Monetario, Alfred Kammer, acaba de señalar que los gobiernos “no pueden permitirse dejar de gastar”. También afirmó que los programas implementados han tenido gran éxito a la hora de limitar la destrucción de empleos y han evitado una cascada de quiebras y daño social. Según los cálculos del FMI, con los estímulos se logró mantener 54 millones de empleos en Europa, y se evitó que el PIB cayera entre tres y cuatro puntos más de lo que finalmente se espera que lo hará en 2020 (-7%), la mayor baja desde la Segunda Guerra Mundial.  Por su parte, la CEPAL acaba de estimar que la caída regional del PIB será de un 9,1%, la “peor de toda su historia”. Es de tal magnitud que llevará a que, al cierre de 2020, el PIB per cápita de América Latina y el Caribe sea similar al que había en 2010, un “retroceso de diez años en el nivel de ingreso por habitante”. Un número que no se había registrado ni en la Gran Depresión de 1930, cuando el PIB cayó un 5%, ni en 1914, cuando descendió un 4,9%. Así, sostiene el organismo, “la crisis sanitaria ha desatado una crisis económica y social inédita en la región que, de no ser contenida, puede transformarse en una crisis alimentaria y humanitaria”. La pandemia ha pegado mucho más fuerte en la región que en otros lugares. Uno de los grandes problemas es la gran parte de la población que vive en la informalidad y que, en consecuencia, no tiene acceso a la seguridad social. Como señala la CEPAL, “en la región, los mercados laborales suelen ser precarios: existe una alta proporción de empleos informales (un 53,1% en 2016, según la Organización Internacional del Trabajo). En 2018 solo el 47,4% de los ocupados aportaba al sistema de pensiones y más de 20% de los ocupados vivía en la pobreza. La CEPAL acaba de señalar también que el número de personas pobres en la región terminará aumentando en 45,4 millones, alcanzando

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La técnica del golpe neoliberal

Fuente: Jorge Alemán | Página/12 Fecha: 15 de agosto de 2020 La dialéctica entre oposición y gobierno en los lugares donde existe un gobierno progresista o nacional se va desmoronando día a día. Sin entrar en sutilezas filosóficas, la dialéctica siempre implicó un mínimo reconocimiento entre los adversarios frente a una instancia superior que si bien no cancelaba los antagonismos los regulaba bajo la idea de Democracia. La democracia es la idea reguladora que permite que el enemigo se sublime en la figura del adversario. La actual pandemia y el desastre económico que la acompaña empuja a las derechas ultraderechizadas al derrumbe de esta dialéctica. En las redes, en los aparatos mediáticos, en los sistemas financieros internacionales parece haberse decidido que es la oportunidad de tratar a los gobiernos democráticos, progresistas, con vocación legal e institucional, como aberraciones comunistas, anómalas y dictatoriales, que se valen de la cuarentena y la tragedia de la muerte como un capricho del dictador «comunista»o «totalitario». Destruida la dialéctica, los que gobiernan y los que quieren derrumbar a los gobiernos ya no viven en en mismo mundo y ni siquiera en el mismo país. Son mundos donde se ha clausurado cualquier tipo de intercambio. La clara sensación que la derecha ultraderechizada ve en la pandemia, su clara oportunidad histórica de destruir dentro de la apariencia democrática el verdadero orden democrático ganado en las urnas, los hace desear el fracaso de la cuarentena, de la ética del cuidado, llegando a exhibir de modo obsceno una oscura satisfacción por los muertos. En este horizonte al gobierno progresista todo se le vuelve problemático, contingente y difícil de sostener. Las opciones que se le presentan son ambas muy difíciles de implementar. La que demanda la izquierda que lo apoya es radicalizarse, redoblar la apuesta y enfrentar a la derecha ultraderechizada como el enemigo que verdaderamente es. El problema de esta opción es el aislamiento y el asedio internacional y el poder de fuego que el mundo financiero puede imponer a su economía definitivamente herida por el neoliberalismo. La segunda es más terrible o en todo caso más triste, ceder en cuestiones claves para los sectores populares con la falsa esperanza de mediar con un enemigo que no practica la oposición sino una guerra destituyente perfectamente planificada por etapas. No tienen que poner su energía en gobernar y la pueden consagrar enteramente a la conspiración del golpe neoliberal. Descartada la hipótesis revolucionaria, que ingresaría de inmediato en una lógica sacrificial, no hay por ahora para los gobiernos populares otro recurso que buscar en el pliego de sus legados de luchas populares la actualización de la difícil paradoja: retroceder avanzando. Que el uso público de la razón y el amor por lo común ilumine al pueblo siempre por venir.

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Pospandemia

Fuente: Luis Brushtein | La Tecl@ Eñe Fecha: 19 de mayo de 2020 Luis Bruschtein sostiene en este artículo que la recomposición pospandemia implicará redoblar la solidaridad activa, física, la lucha contra las injusticias, la fraternidad con los más vulnerables. Encontrarse con uno mismo será, en ese caso, encontrarse con los demás en un contexto mundial en el cual las empresas informáticas tratarán de naturalizar procesos para insocializar a las sociedades. Resulta por lo menos dudoso que la salida de la crisis beneficie a los sectores populares a nivel mundial, en el sentido de un mundo menos desigual y más equilibrado, si no se rompe la relación de fuerzas con las que se entró a la epidemia. Es cierto que desde una mirada racional sobre el proceso de la pandemia tendría que surgir una mayor valoración de las decisiones políticas sostenidas por un Estado con recursos suficientes, así como la idea de responsabilidad social, no desde lo individual, sino desde una consciencia comunitaria y solidaria, y sobre todo, una mayor valoración de la salud pública y de lo público en general. Es evidente en todo el mundo que las mejores respuestas a la epidemia surgieron desde esas actitudes, mientras que las contrarias provocaron la pérdida de decenas de miles de vidas. Ese es un aspecto del balance que está dejando la pandemia. Otro aspecto es que la epidemia surgió en un mundo de grandes desigualdades, con una extraordinaria concentración de la riqueza que, a su vez, se expresaba en procesos políticos reaccionarios. La epidemia no modificó esa relación de fuerzas y las nuevas evidencias que surgen tampoco inciden en esa puja mientras no se transformen en reclamo consciente que se constituya en presión y organización para obtenerlo, y en respaldo consciente a los gobiernos que representan ese impulso. Al estallar la epidemia en sociedades configuradas de esa manera, así como las sociedades sacan sus conclusiones, las grandes corporaciones hacen lo mismo. Y tratarán de institucionalizar las oportunidades de negocios que se abren en el nuevo mundo apestado con prácticas sociales de confinamiento y separación. Es posible que muchos de los comportamientos del distanciamiento social al que obliga la cuarentena se prolonguen hasta que se encuentre la solución definitiva a la epidemia. O sea que podrán permanecer bastante tiempo y habrá una fuerte tendencia para naturalizarlos e instalarlos en forma definitiva. Porque varios de estos comportamientos son funcionales a una sociedad compartimentada, individualista y conectada a la realidad en forma virtual y manipulable. Miles de millones de personas pegadas durante la mayor parte del día a pantallas de computadoras y celulares es el paraíso del neoliberalismo. Las compras por las redes evitan alquileres de locales, gastos de servicios y salarios. De la misma manera sucede con el trabajo online. Una sola clase virtual puede reemplazar a miles de maestros. Las personas forjan su identidad a partir de ese complejo entramado social en el que interviene hasta la cola de los jubilados en el banco. Si ese universo de contactos y entrecruzamientos es reemplazado en su mayoría por la ilusión de relacionamiento que genera el mundo virtual, se produce una anomia, Se pierde noción de uno mismo en un contexto con los otros. Es parecido al proceso para cazar algunos animales a los que se persigue haciéndolos separar de la manada hasta acorralarlos cuando quedan solos. Todo el sistema informático sobre el cual se desarrollan estas prácticas ilusoriamente sociales está controlado por no más de diez grandes corporaciones en todo el mundo. Obviamente son las más favorecidas por la epidemia y las que tratarán de naturalizar estos procesos para insocializar a las sociedades. Lo que más duele en las cuarentenas es la falta de intercambio físico con otras personas, sobre todo con los seres queridos, familiares y amigos. Y la reacción es aferrarse con desesperación a las brillantes pantallitas. Esa amputación de la parte socializante de cada uno sólo tiene sentido en este momento como forma de evitar la expansión de la epidemia. Aunque suene paradójico, aislarse se convierte así en una actitud social. Pero aislarse sin epidemia sería lo opuesto: reducirse y al mismo tiempo despersonalizarse. En este mismo momento, el hombre o la mujer aferrados a su pantalla está desconectado del que está en situación de calle, del que perdió el trabajo o del que vive hacinado en una villa. Supone que lo conectan los emoticones. Si ve las muertes en la villa, pone el emoticón de enojado y supone que conectó con esa tragedia. El escenario del planeta atacado por un virus, con cuarentenas mundiales mientras mueren cientos de miles de personas y las calles de las principales capitales aparecen desoladas, sin hablar de las escenas de las inmensas fosas comunes o las imágenes de cadáveres abandonados en las calles en algunos países donde fueron desbordados el sistema de salud y hasta los servicios fúnebres, tiene un dejo apocalíptico. El ser humano tiene una enorme capacidad para recomponerse. La epidemia se desarrolla en un juego que favorece al que tiene más resto. Para cambiar las estructuras injustas e irracionales del sistema mundial, la catástrofe tendría que ser aún más destructiva. La recomposición pospandemia implicará redoblar la solidaridad activa, física, la lucha contra las injusticias, la solidaridad con los más vulnerables. Encontrarse con uno mismo será en ese caso, encontrarse con los demás. *Periodista

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El anticomunismo no es cosa de chiste, es la ideología del Genocidio

Fuente: José Ernesto Schulman | Crónicas del nuevo siglo Fecha: 5 de mayo de 2020 El anticomunismo, la ideología de todos los genocidios, la base de sustentación de la cultura dominante en la Argentina. Conviene, en principio, por principios, no subestimar el anticomunismo. Ha sido, sigue siendo, el eje articulador de todo discurso de derecha, la justificación de los genocidios sufridos. El Estado Argentino se funda con el exterminio de los restos de los pueblos originarios (asesinados en los siglos XVI y XVII por el Imperio Español y su gran Agencia de Inteligencia, la Santa Inquisición) con la auto denominada Campaña del Desierto que como explico el gran Osvaldo Bayer ni era Campaña ni era Desierto, sino ocupación militar del sur del río Colorado para poner en marcha el Capitalismo agro exportador, la riqueza de eso que llaman “campo”. El ex secretario privado del General Genocida Roca, el Diputado Nacional Dionisio Schoo Lastra escribió en 1886: “la casi extinción de la raza indígena en nuestro medio se debe al hecho de que los indios eran demasiado socialistas. (…) Eran comunistas, y la carencia del sentido de la propiedad indispensable para imponer al hombre la ley del trabajo, que es su ley sagrada, fue la causa de la casi extinción de la raza”. Negro sobre blanco, los indios eran comunistas como ese indio Santiago Maldonado que volverían a matar en 2017. Antes, en 1902 sancionaron la primera ley de control social contra insugente, la llamada Ley 4144, de “residencia” que permitía expulsar por trámite administrativo a cualquier inmigrante que se opusiera a la explotación capitalista ya en curso nacional.  En el texto se nombra a los acratas y los comunistas libertarios. Fue la ley represora de más larga vigencia en la historia nacional, duro hasta 1958 en que sus funciones fueron asumidas por las disposiciones represivas de Frondizi y el Plan Conintes. Pero antes en 1910 se había sancionado la primer Ley de Seguridad Nacional y en 1930 se había creado la Sección Especial de lucha contra el Comunismo, núcleo de todas las agencias de Inteligencia que accionaron bajo los gobiernos militares surgidos de los golpes de Estado de 1930/1943/1955/1962/1966 y el más terrible de todos, el de Videla de 1976. Pero antes, en 1971 se había sancionado la Ley Anticomunista 17401 que tuvo vigencia hasta que se reemplazo en 1974 por la 20840 de represión a la subversión, la subversión comunista por supuesto. El anticomunismo fue sin dudas la razón fundamental del Genocidio de los treinta mil aunque pocos de los treinta mil se pensaran como comunistas.  A los milicos no les importaba. Fue uno de sus generales que dijo que había comunistas en el partido comunista, el peronista, en el socialista, en la Iglesia y hasta había comunistas que no lo sabían.   El anticomunismo no solo funcióna como herramienta de persecución, también funciona como auto censura.  A pocas cosas tienen más pánico los así llamados progresistas que a ser nombrados como comunistas. Es un límite que suele funcionar como puente a la claudicación.  Y la historia argentina está repleta de ejemplos.  El Comunismo hoy es la única propuesta global de superación revolucionaria y humanista del capitalismo.  No es cosa de chistes. El anticomunismo es la base del discurso de Trump Bolsonaro y todos los fascista.  Tampoco es cosa de chistes.

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