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La mayor filtración de las redes sociales

Fuente: Rusia Today Fecha: 21 de MAR 2018 Título completo: La mayor filtración de las redes sociales: las 10 claves del escándalo Facebook-Cambridge Analytica Cambridge Analytica, empresa británica de análisis de datos digitales que trabajó para la campaña electoral de Donald Trump en 2016, y la red social más grande del mundo, Facebook, se encuentran en medio de una tormenta mediática tras una de las brechas de datos más grandes en la historia de las redes sociales: varios medios informaron de que la consultora tuvo acceso no autorizado a información personal de 50 millones de usuarios de Facebook. Las acusaciones indican que los datos filtrados fueron utilizados para manipular a los votantes e influir en el resultado de las elecciones presidenciales de EE.UU. de 2016. Se alega que Cambridge Analytica también participó en otras elecciones en diferentes partes del mundo, incluyendo Argentina, Brasil, Colombia y México. Aunque ambas compañías niegan las acusaciones, dicha filtración podría ser solo la punta del iceberg respecto al problema de la recogida encubierta de datos por parte de Facebook. El escándalo se destapó cuando The Observer y The New York Times citaron a antiguos empleados, asociados y documentos de Cambridge Analytica para alegar que la firma recopiló información privada de los perfiles de Facebook de decenas de millones de usuarios sin su permiso. Cambridge Analytica supuestamente obtuvo estos datos de Aleksandr Kogan, un psicólogo de la Universidad de Cambridge que creó una aplicación llamada thisisyourdigitallife en 2014. Sus usuarios fueron pagados para que realizaran una prueba psicológica en forma de cuestionario. La aplicación recopiló sus datos y también reunió información sobre sus amigos en Facebook. Debido a que 270.000 personas participaron en el cuestionario, los datos de unos 50 millones de usuarios, principalmente en EE.UU., fueron supuestamente reunidos sin su consentimiento explícito a través de sus redes de amigos, de acuerdo con Christopher Wylie, exempleado de la empresa, quien reveló las supuestas prácticas a ambos periódicos. Luego, Kogan compartió los datos con Cambridge Analytica, lo cual le permitió desarrollar un ‘software’ para ayudar a influir en las elecciones. Wylie confesó haber ideado un plan para usar información privada de los perfiles de Facebook de millones de ciudadanos estadounidenses para crear perfiles psicológicos y políticos. Y luego dirigirse a ellos con personalizados anuncios políticos diseñados para influir en su particular perfil psicológico. Según Facebook, sus usuarios dieron su consentimiento para que Kogan accediera a cierta información limitada de su perfil, grupos de amigos y contactos.  Sin embargo, al pasar esta información a Cambridge Analytica, Kogan quebrantó las políticas de la red social. Asimismo, Facebook ha anunciado que en 2015 conoció que los datos habían sido mal utilizados. Pero solo el viernes, un día antes de que se publicaran los informes, Facebook confirmó que suspendía a Cambridge Analytica. Según la red social fundada por Mark Zuckerberg, anteriormente le había pedido a la compañía que borrara los datos de los usuarios que había recopilado, pero recientemente ha conocido que no lo había hecho. La controversia dio otro giro cuando un documental de Channel 4 News reveló las tácticas sucias de Cambridge Analytica en procesos electorales en diferentes países. Durante una operación encubierta del canal, los ejecutivos de la compañía fueron grabados alegando que podrían usar las llamadas ‘trampas de miel’ (uso de relaciones sexuales o románticas para desacreditar a rivales), sobornos, espías y noticias falsas para ayudar a determinados candidatos a ganar elecciones en cualquier parte del mundo. Facebook ha generado críticas por su supuesta inacción para proteger la privacidad de los usuarios. Funcionarios estadounidenses y europeos han pedido al presidente ejecutivo de la red social, Mark Zuckerberg, que explique cómo la información personal de los usuarios de Facebook terminó en manos de Cambridge Analytica. El lunes, las acciones de Facebook registraron una caída de un 7,2%, lo que supone una pérdida de unos 35.000 millones de dólares para su capitalización bursátil. Tras la controversia, el cofundador de WhatsApp, Brian Acton, que se unió a Facebook cuando la aplicación fue adquirida por el gigante de las redes sociales en 2014 pero dejó la empresa el año pasado, instó a los internautas a eliminar sus cuentas de Facebook, utilizando la etiqueta #DeleteFacebook («eliminar Facebook», en inglés) que ya se ha convertido en una tendencia en Twitter. Cambridge Analytica es una firma de análisis de datos digitales con divisiones políticas y de mercadeo, y oficinas en Nueva York, Washington, Londres, Brasil y Malasia. La empresa fue financiada por el partidario de Trump y multimillonario Robert Mercer. El exasesor de Trump, Steve Bannon una vez fue miembro de su junta directiva. La compañía, que comenzó a trabajar para la campaña de Trump en junio de 2016, prometió que sus llamados perfiles «psicográficos» podrían predecir la personalidad y las tendencias políticas de cada adulto en EE.UU. El martes, The Guardian publicó una entrevista con Sandy Parakilas, «gerente de operaciones de la plataforma en Facebook, responsable de vigilar infracciones de datos por parte de desarrolladores de ‘software’ de terceros entre 2011 y 2012». Según Parakilas, Facebook requería que los desarrolladores de aplicaciones firmaran acuerdos mediante los que prometieran respetar las restricciones de privacidad asociadas a los datos de los usuarios que recibían a través de las API de Facebook, pero el cumplimiento de estos requisitos fue extremadamente negligente. «Me preocupaba que Facebook no pudiera monitorear todos los datos que dejaban sus servidores a los desarrolladores, así que no teníamos idea de qué estaban haciendo los desarrolladores con los datos», detalló Parakilas al medio. «Una vez que los datos salían de los servidores de Facebook, no había ningún control, y no se tenía ni idea de lo que estaba pasando». Parakilas aseguró que «ha sido doloroso ver el escándalo que se está desarrollando en torno a Cambridge Analytica, porque «sé que podrían haberlo evitado».   Nota Relacionada Trampas sexuales, ‘fake news’, espías, sobornos: Trucos de Cambridge Analytica para ganar elecciones  

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Heridas autoinfligidas de Israel

Fuente: Ronald Lauder* | New York Times Fecha: 18 de MAR 2018 A medida que el estado de Israel se acerca a su 70 aniversario, me llena de orgullo al ver cómo el vulnerable estado judío de mi infancia evoluciona hacia la nación fuerte y próspera que es hoy en día. Como presidente del Congreso Judío Mundial, creo que Israel es fundamental para la identidad de cada judío, y creo que es mi segundo hogar. Sin embargo, hoy temo por el futuro de la nación que amo. Es cierto que el ejército israelí es más fuerte que cualquier otro ejército en el Medio Oriente. Y sí, la destreza económica de Israel es mundialmente conocida: en China, India y Silicon Valley, la tecnología, la innovación y el espíritu empresarial de Israel son venerados. Pero el estado democrático judío enfrenta dos amenazas graves que, creo, podrían poner en peligro su propia existencia. La primera amenaza es la posible desaparición de la solución de dos estados. Soy conservador y republicano, y he apoyado al partido Likud desde la década de 1980. Pero la realidad es que 13 millones de personas viven entre el río Jordán y el mar Mediterráneo. Y casi la mitad de ellos son palestinos. Si las tendencias actuales continúan, Israel enfrentará una dura elección: otorgar plenos derechos a los palestinos y dejar de ser un estado judío o rescindir sus derechos y dejar de ser una democracia. Para evitar estos resultados inaceptables, el único camino a seguir es la solución de dos estados. El presidente Trump y su equipo están totalmente comprometidos con la paz en Medio Oriente. Los estados árabes como Egipto, Jordania, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos están ahora más cerca de Israel que nunca y, contrariamente a los informes de los medios de comunicación, los principales líderes palestinos están, me dijeron personalmente, listos para comenzar negociaciones directas de inmediato. . Pero algunos israelíes y palestinos están impulsando iniciativas que amenazan con hacer fracasar esta oportunidad. La incitación y la intransigencia palestinas son destructivas. Pero también lo son los planes de anexión, impulsados ​​por los de la derecha, y la amplia construcción de asentamientos judíos más allá de la línea de separación. En los últimos años, los asentamientos en Cisjordania en tierras que en cualquier trato probablemente se convertirán en parte de un estado palestino, han seguido creciendo y expandiéndose. Tales políticas israelíes ciegas están creando una realidad irreversible de un estado. La segunda amenaza de dos puntas es la capitulación de Israel hacia los extremistas religiosos y la creciente desafección de la diáspora judía. La mayoría de los judíos fuera de Israel no son aceptados a los ojos de los ultraortodoxos israelíes, que controlan la vida ritual y los lugares sagrados en el estado. Siete millones de los ocho millones de judíos que viven en América, Europa, América del Sur, África y Australia son ortodoxos modernos, conservadores, reformistas o seculares. Muchos de ellos han llegado a sentir, especialmente en los últimos años, que la nación a la que han apoyado política, financiera y espiritualmente les está dando la espalda. Al someterse a las presiones ejercidas por una minoría en Israel, el estado judío está alienando a un gran segmento del pueblo judío. La crisis es especialmente pronunciada entre la generación más joven, que es predominantemente secular. Cada vez más judíos de la generación del milenio, particularmente en los Estados Unidos, se están distanciando de Israel porque sus políticas contradicen sus valores. Los resultados no sorprenden: asimilación, alienación y una severa erosión de la afinidad de la comunidad judía mundial por la patria judía. En la última década visité comunidades judías en más de 40 países. Los miembros en cada uno de ellos me expresaron su preocupación y ansiedad sobre el futuro de Israel y su relación con la diáspora judía. Muchos judíos no ortodoxos, incluyéndome a mí, sienten que la difusión de la religiosidad forzada por el Estado en Israel está convirtiendo a una nación moderna y liberal en una sociedad semiteocrática. Una gran mayoría de los judíos de todo el mundo no acepta la exclusión de las mujeres en ciertas prácticas religiosas, leyes de conversión estrictas o la prohibición de la oración igualitaria en el Muro de las Lamentaciones. Están desconcertados por la impresión de que Israel está abandonando la visión humanista de Theodor Herzl y tomando un carácter que no se ajusta a sus propios valores fundamentales o al espíritu del siglo XXI. La dirección del mundo judío siempre respeta las elecciones hechas por el votante israelí y actúa en concierto con el gobierno democráticamente elegido de Israel. También soy muy consciente de que los israelíes están en primera línea, haciendo sacrificios y arriesgando sus propias vidas todos los días para que los judíos de todo el mundo puedan sobrevivir y prosperar. Me considero para siempre en deuda con ellos. Pero a veces la lealtad requiere que un amigo hable y exprese una verdad incómoda. Y la verdad es que el fantasma de una solución de un solo estado y la creciente brecha entre Israel y la diáspora están poniendo en peligro el futuro del país que tanto amo. Nos encontramos en una encrucijada. Las decisiones que tome Israel en los próximos años determinarán el destino de nuestro único y único Estado judío, y la unidad continua de nuestro querido pueblo. Debemos cambiar el curso. Debemos impulsar una solución de dos estados y encontrar un terreno común entre nosotros para que podamos garantizar el éxito de nuestra amada nación. *Ronald S. Lauder es el presidente del Congreso Judío Mundial.   Traducción: Dardo Esterovich Versión original: Israel’s Self-Inflicted Wounds    

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“Quieren criminalizar la verdad”

Fuente: Sergio Kiernan | Página 12 Fecha: 11 de MAR 2018 El historiador Jan T. Gross desarma el razonamiento de la ley mordaza polaca. Autor del libro definitivo sobre la masacre de Jedwabne, es la persona más odiada por la ultraderecha polaca y un veterano defensor de ciertas verdades que incomodan. Sus comentarios sobre el intento de censura internacional. Una de las personas más odiadas por la Liga Polaca contra la Difamación es el historiador polaco–norteamericano Jan T. Gross, autor de libros como “Vecinos, la destrucción de la comunidad judía de Jedwabne”, “La sociedad polaca bajo la ocupación alemana”, y “Miedo: el antisemitismo en Polonia después de Auschwitz”. Profesor de historia en la universidad de Princeton, Gross es especialista justamente en el período y en los eventos que la Liga y el actual gobierno polaco quieren borrar. En una conversación con Slawomir Sierakowski, director del Instituto de Estudios Avanzados de Varsovia, publicada poco antes de sancionada la ley que busca imponer una censura internacional, Gross desarmó los argumentos con que el partido Ley y Justicia trata de justificar la legislación. El gobierno dice que la ley castiga a quien diga o escriba la frase “campos de la muerte polacos”. Para Gross, “ninguna persona normal usa la frase para sugerir que los polacos construyeron y operaron los campos. Es evidente que los responsables fueron los nazis. Pero este problema comenzó antes de que Ley y Justicia llegara al poder, y la intención no es esa. El gobierno ni siquiera puso la frase en el texto de la ley”. ¿Cuál es el verdadero objetivo de la ley? Para Gross, claramente “el blanco son los historiadores que buscan la verdad sobre las diversas formas en que participaron en el Holocausto diferentes partes de la sociedad polaca. Ya lo hicieron cuando salió mi libro sobre Jedwabne, y lo hacen contra historiadores como Jan Grabowski, Barbara Engelking, Agnieszka Haska, Alina Skibinska, Joanna Tokarska-Bakir y Jacek Leociak. El gobierno dice que la ley no se aplica a artistas e investigadores, pero el gobierno es el que decide quién es un artista y quién es un investigador. ¿Funcionó la ley? “Antes de este escándalo, la frase sobre campos de la muerte polacos se publicaba a lo sumo cien veces en los medios internacionales. Ahora se publicó un millón de veces y se dice en todo el mundo que la legislación es un intento de cubrir la participación polaca en el Holocausto. La manera en que este gobierno arruinó la reputación de Polonia no tiene precedente”. ¿Por qué lo hacen, entonces? “Quieren criminalizar la verdad. Es parte del estilo del partido gobernante, con sus slogans suaves y atractivos. Dicen que así se combate la ‘pedagogía de la vergüenza’ y que bajo la guía del gobierno vamos a dejar de castigarnos, vamos a ver que somos valientes y buenos, que sólo hay héroes entre nosotros. Y se lo vamos a enseñar a todos en el exterior”. ¿Cómo se equivocaron tanto? La respuesta es por ignorancia: “Los autores de la ley no deben haber leído nunca un testimonio de algún judío que sobrevivió el Holocausto en Polonia. La historia es siempre la misma, que antes de que esos pocos afortunados encontraran a alguien decente que los ayudara, sufrieron traiciones, chantajes, violaciones, robos a manos de otros ciudadanos polacos. El hecho es que los judíos no podían caminar por una calle de Polonia durante la ocupación no porque los alemanes se iban a dar cuenta, sino porque algún polaco los iba a denunciar. Por eso los sobrevivientes reaccionan ante esta ley como ante un ataque a sus propios testimonios. La imagen de Polonia estaba mejorando, antes era considerado un país maldito, una frase con la que no estoy de acuerdo pero que escuchaba mucho. Hay tanta gente que considera que los polacos fueron peores que los alemanes, porque no eran extranjeros, invasores, sino vecinos. Hay testimonios en que sobrevivientes se refieren a los asesinos por el sobrenombre, hablan de Marito, de Tito. Mi opinión sobre los polacos fue empeorando a medida que aprendía más sobre lo que pasó”. ¿Por qué existen grupos dedicados a tratar de borrar esta historia? “Porque es un retrato aterrador de la sociedad polaca de la que las nuevas generaciones no saben nada. La mayoría de los polacos creen que sufrieron más que los judíos durante la guerra. Masacraron a tres millones de ciudadanos polacos con una brutalidad nunca vista y la sociedad polaca no lo sabe. Las escuelas ya no llevan los alumnos a los campos. Toda esta temática es difícil de procesar, porque contiene dramas. Por ejemplo, que los polacos mataron muchos, muchos más judíos durante la guerra que mataron alemanes. Desde la invasión en septiembre de 1939 hasta la insurrección de Varsovia, mataron a lo sumo 30.000 alemanes. Nadie que estudie el tema duda que los polacos mataron muchos más judíos que eso”.

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¿Por qué insultan los pueblos a sus gobernantes?

Fuente: Fernando Buen Abad Domínguez | Rebelión/Instituto de Cultura y Comunicación Fecha: 07 de MAR 2018 Viejos como la lucha de clases, los insultos proferidos por los oprimidos suelen tener una misma base histórica y un mismo propósito político. Son formas de la “expresión” popular que no siempre son “fáciles” ni siempre proliferan masivamente, pero marcan (como pocas) los territorios de la lucha simbólica donde, frecuentemente, el sentido del humor más corrosivo surte efectos demoledores en la moral de los “amos” y en sus ínfulas de prestigio. Desde luego, nunca falta el ingenioso genuflexo que se cree capaz de neutralizar los “dardos” del insulto popular con escudos de silogismos chatarra y tandas represivas a mansalva. Moral y palos. Hay insultos de todo tipo contra las clases dominantes. Se producen en todas las formas y en todos los géneros. Hay canciones, bailes, poemas… dramaturgia, pintura, cine y humor variopinto. Ironías, sarcasmos, chungas… e incluso afrentas francas basadas, casi exclusivamente en la procacidad fermentada por el hartazgo o en la necesidad profunda de herir al poderoso en alguna de sus fibras sensibles: madres, hijos o parientes cercanos. Aunque no tengan culpa directa de los “pesares” (humillación y explotación) que se acumulan en los lomos de la clase trabajadora. Hay un sentido subversivo en el insulto popular, contra los gobernantes del dinero y los gobernantes de la política, que se desliza de maneras diversas entre los territorios semánticos de cada época. La mayor o menor intensidad del insulto suele ser coyuntural y es siempre eco de conformaciones culturales predominantes. Nada escapa a los efluvios del insulto escupido por los pueblos en el rostro de sus verdugos. Lo supo Cervantes como lo supo Daumier… lo supo Chaplin y los supo Cantinflas. Abarca a las personas y a las instituciones, cruza los mares de la furia social para levantar tormentas de adjetivos, sustantivos y verbos… gestos, muecas y contorsiones. Todo sirve si el insulto es certero, si pone a temblar las estructuras del ego en sus más caras fortalezas del poder y logra ridiculizar todo aquello que sustenta la autoridad de unos cuantos contra la inmensa mayoría. Incluso hay insultos finísimos. Eso produce pánico en la clase dominante que necesita como el aire algunos reductos de “respeto” o miedo para mantenerse en pie. Un “subordinado” que se empecina en insultar a la autoridad, producto del ascenso de la conciencia o de la fatiga, comienza a ser temido y reprimido. En los casos más conspicuos se fragua un circulo virtuoso que, más temprano que tarde, precipitará la caída de algún verdugo y facilitará un paso, así sea pequeño, en el camino de la emancipación. Son testigo de eso las mejores tradiciones del grotesco y de los carnavales. Por aludir a algunos casos. Pero en el insulto también se reproduce la ideología de la clase dominante infiltrada en las cabezas de los dominados. Por ejemplo el sexismo que reina a sus anchas en el imaginario hegemónico burgués, escurre sin control ni filtro sobre el arsenal de los se ejercitan para insultar u ofender a los “patrones”. Por ejemplo, todo género de fetichismo de los genitales y toda clase de subordinación coital machista, suele florecer en la metralla ofensiva popular cargada con su sello de clase y con fuerza irreverente. Eso hace una diferencia clara pero plantea un desafío semántico nodal. No mediremos aquí con la misma vara la intensidad humillante de los insultos de la clase dominante frente a los arsenales de la clase subordinada. No caeremos en esa emboscada. El “modo” en el insulto popular es determinante. Implica a los matices y a las intenciones. Hay insultos que vienen de la picaresca y del humor sexualizado y hay insultos que emergen del miedo y de la rabia. No pocas veces son combinaciones barrocas con resoluciones explosivas. Pero en su tesitura áspera, el insulto al poderoso implica un rompimiento. No hay insulto popular contra los oligarcas que no pondere el enérgico tesoro de la rebeldía. Contundentes y expresivos los insultos enriquecen en su intensidad, y en su calidad, muchas de las fórmulas de la lengua española pero con la jactancia de quien descubre una fuerza ofensiva cargada con analogías que ven el léxico como un arma que tiene, indudablemente, aristas destructoras. La defensiva pasando a la ofensiva. Igual que los tesoros, los insultos suelen estar a flor de tierra y así, a lomos de muchos siglos, los lenguajes peyorativos de clase se ha fortalecido, pacientemente. Es un arsenal popular de palabras que al hacer temblar la vanidad del poder y el poder de la explotación, extienden su ejemplo y se contagian más allá de la perspectiva común y de la comarca del sometimiento (no hay límites idiomáticos ni gestuales). Es un jardín fértil donde se rehacen los armamentos de las batallas diarias y su poderío se vuelve potencialmente infinito. Pésele a quien le pese. También es posible crear nuevos insultos mediante la formación de conceptos y de vocablos contra los estereotipos impuestos que caracterizan una conducta determinada o el nombre de una clase de individuos (pero esto no es una cátedra de gramática) por cuanto el insulto refleja al modo de producción y a las relaciones de producción degeneradas en hartazgo y en rebeldía de pueblo contra sus “amos”. Quedan fuera de ésta reflexión aquellas manías burlonas que son sólo desplantes del individualismo burgués infiltradas en los pueblos como formas de catarsis reducidas a banalidades. De esas, no obstante, conviene rescatar lo que de ingenioso puedan desarrollar gracias la creatividad personal y que bien pueden dar un salto de calidad movilizadas por el abrigo de consensos que recojan lo que de fuerza rebelde aporten. Algunos ejemplos muy valiosos están fermentando, por ejemplo, en USA contra Donald Trump y las esquizofrenias mafiosas en sus empresarios de la guerra. Así y todo sabemos bien que sólo con insultos a los “poderosos” no se transforma la realidad. Que, incluso, una época fértil en denuestos no implica, “per se”, saldos positivos en materia de organización ni de elaboración de programas

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El legado de Chávez

Fuente: Atilio Boron | atilioboron.com.ar Fecha: 5 de MAR 2018 Hoy, 5 de marzo, se cumplen cinco años desde la desaparición física de Hugo Chávez Frías y es justo y necesario aportar una breve reflexión sobre el legado que dejó su presencia en Venezuela y en América Latina y el Caribe. Como antes, en 1959, Fidel con el triunfo de la Revolución Cubana, la irrupción de Chávez en la política de su país rápidamente se internacionalizó y alcanzó una proyección continental. No sería una exageración afirmar que con una diferencia de cuarenta años (recordemos que el bolivariano asume la presidencia de su país en 1999) la historia contemporánea de Nuestra América experimentó esos dos terremotos políticos que modificaron irreversiblemente el paisaje político y social de la región. Chávez recogió las banderas que habían sido izadas por Fidel: su exhortación martiana a luchar porla Segunda y Definitiva Independencia de nuestros pueblos y las enclavó en el fértil terreno de la tradición  bolivariana. Con Chávez se hizo realidad aquello que retratara el verso de Neruda cuando el Libertador dijera que «despierto cada cien años cuando despierta el pueblo». Y con la rebelión del 4F Chávez acabó con el letargo del pueblo, rebelión que, “por ahora”, había sido derrotada. Pero Chávez sabía que ese pueblo ya estaba alistándose para librar las grandes batallas a los que había sido convocado por Bolívar, re-encarnado en los cuerpos y las almas de millones de venezolanas y venezolanos que se lanzaron a las calles para instalar a Chávez en el Palacio de Miraflores. Y cuando la conspiración del imperialismo y sus peones locales quiso poner fin a ese proceso el 11 de Abril del 2002 una inmensa movilización popular hizo saltar por los aires a los lúgubres emisarios del pasado y reinstaló al Comandante Chávez en la presidencia. Los cinco años transcurridos desde su siembra otorgan una perspectiva suficiente como para evaluar los alcances de su frondoso y multifacético legado. Los avances económicos y sociales experimentados por el pueblo venezolano, hoy atacados con feroz salvajismo por el desenfreno norteamericano y la infamia de sus lugartenientes locales, son importantes pero no son lo esencial. A nuestro juicio lo fundamental, lo esencial, es que Chávez produjo una revolución en las conciencias, cambió para siempre la cabeza de nuestros pueblos, y esto es un logro más significativo y perdurable que cualquier beneficio  económico. Gracias a Chávez, en su país natal y en toda América Latina y el Caribe se hizo carne la idea de que los avances logrados en estos últimos veinte años son irreversibles y que cualquier pretensión de retornar al pasado tropezará con enormes resistencias populares. La inmensa popularidad de Chávez en toda la región revela la profundidad de esos cambios experimentados en el imaginario popular. Algunos dicen, con evidente mala intención, que el “ciclo progresista” ha concluido. Pero los ventrílocuos del imperialismo en vano tratan de ocultar que la heroica resistencia de los venezolanos ante las brutales agresiones y ataques lanzados por Washington revela, por el contrario, que pese a las enormes dificultades y privaciones de todo tipo a que está sometido el pueblo chavista, éste no tolerará un retorno al pasado, a aquella “moribunda constitución” que Chávez reemplazara con una pieza jurídica ejemplar. Y ese pueblo resiste, y lo hace con tanta fuerza que la oposición que pedía elecciones para acabar con el gobierno de Nicolás Maduro ahora ya no quiere competir porque sabe que será arrasada por un tsunami chavista. Su opción ahora es claramente extra institucional o, más claramente, insurreccional. Resisten en Venezuela como lo hace y lucha con increíble heroísmo el pueblo hondureño, ante la farsa electoral montada por “la embajada” en Tegucigalpa. Pasaron ya tres meses desde que se proclamara el triunfo de Juan O. Hernández y el pueblo sigue en las calles protestando por ese obsceno atraco electoral. Como lo hicieron antes, durante meses, los mexicanos a causa del robo perpetrado contra Andrés Manuel López Obrador en las elecciones del 2012. Pueblos que se adhieren a las candidaturas progresistas y de izquierda en México (otra vez con López Obrador) y en Colombia (Gustavo Petro); o que con su abstención muestra su repulsa ante la estafa electoral montada en las elecciones presidenciales de Chile. Resiste también en Brasil, donde Michel Temer, es el presidente más impopular de la historia reciente (con un nivel de aprobación del 3%, mientras que su imagen negativa se ubica en torno al 75 %) y lucha por elecciones honestas con Lula como candidato. Y en Perú, donde el gobierno de Pedro P. Kuczinski quedó lastrado por las evidencias del caso Odebrecht y se tambalea ante la creciente ola de descontento que recorre al país. Y resiste con determinación y coraje el pueblo en la Argentina, colocando a la defensiva al gobierno de Mauricio Macri y arrojando espesas sombras de duda sobre la posible continuidad del gobierno de Cambiemos después de las elecciones de 2019. He aquí el extraordinario legado de Chávez: cambió la conciencia de los pueblos, triunfó en la “batalla de ideas” reclamada por Fidel y a resultas de lo cual en América Latina y el Caribe la derecha ya no puede ganar elecciones, con la solitaria –y seguramente temporaria- excepción de la Argentina. En los demás países el imperio debe recurrir al “golpe blando” como en Honduras, Paraguay, Brasil; o al fraude más descarado, como en Honduras y México; o descargando su inmenso poder mediático para atemorizar y confundir a la población, como en Bolivia, o para blindar mediáticamente la corrupción del gobierno de Mauricio Macri en la Argentina; o  apelando al viejo expediente colombiano de asesinar a los candidatos de las fuerzas opositoras, como hace apenas un par de días intentaron hacerlo con Gustavo Petro, que encabeza la intención de voto en la sufrida y entrañable Colombia. Y allí donde todavía no hay fuerzas de izquierda o progresistas que se constituyan como verdaderas alternativas, caso de Chile, la respuesta popular es el retraimiento y el repudio a esa dirigencia política conservadora y neocolonial. Conclusión: ningún “fin de ciclo”. La lucha continúa mientras la

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La verdadera corrupción

Fuente: Gideon Levy | Haaretz Fecha: 25 de FEB 2018  La verdadera corrupción es que nos han llevado a creer que la política tiene reglas diferentes, que la mentira está prohibida en la vida, pero está permitida en la política. Que en la vida vale la pena decir la verdad, pero no en política. Nos hemos acostumbrado a pensar que no hay política sin engaño y que ningún político dice la verdad, que ese es la manera en el mundo. Los políticos son charlatanes, el sol sale por el este; los políticos son falsos, algunos más que otros. Esa es la norma, así es como debe ser. Es difícil de creerles: ponemos nuestros destinos en manos de las personas en las que menos confiamos, y estamos bien con eso. Esa es la mayor corrupción. Ellos fueron criados sobre las mentiras de la política podrida de Israel. ¿Hay alguien en los medios que no esté al tanto de la disparidad insoportable entre lo que los políticos dicen a la cámara y lo que dicen cuando se apaga la cámara? Hemos aprendido a vivir con eso. Nadie les impedía mentir, nadie los confrontaba con sus mentiras. Es el periodismo que asiente con la cabeza en cada una de sus declaraciones huecas. Nadie los recompensa por ser honesto, el engaño paga. Sobornar a un editor de periódico a cambio de una cobertura favorable es fraude, pero también lo es decir que buscamos la paz cuando todos saben lo contrario. El fraude promete beneficios a los discapacitados, la apertura del tren de alta velocidad a Jerusalén para la Pascua, la pena de muerte para los terroristas. El fraude está poniendo una cara triste después de un ataque terrorista y declara que será el último, cuando todos saben que habrá más. Está diciendo que desea que los heridos se recuperen rápidamente, que el ejército responderá cuando sean la hora y el lugar correctos, que tu esposa es una víctima, que Israel sea el mejor. Decepciones grandes y pequeñas, y muy poca verdad. La verdad no es una opción. Promover este engaño ha requerido profesionalismo, traficantes poco escrupulosos, consultores de medios y estrategias, que siempre tienen los labios apretados. Ellos fueron heraldos de la gran corrupción. Llegué a conocer uno de los primeros, traído de EE.UU. por un filántropo judío, por supuesto. David Sawyer era un hombre guapo e impresionante que vino a ayudar a Shimon Peres a ganar las elecciones de 1981. Había obtenido varios éxitos en los Estados Unidos, una señal de que podría hacer lo mismo con Peres. Sawyer no tenía ni idea de Israel. Es dudoso que haya oído hablar del país antes de eso, pero en cuestión de días se había convertido en el experto que le diría a Peres qué decir. Peres se volvió adicto a él. Creía que Sawyer era la única persona que no quería nada de él, y en la política de finales de los 70, eso significaba mucho. Fue un momento de acoso sexual mucho más serio que el de hoy, y un período de sobres en efectivo que, concedido, se destinó a partidos políticos y no a particulares, pero nadie vio nada indebido en él. Entre los asociados de Peres en ese momento, había otros expertos en trucos más importantes: el omnipresente Ram Caspi y el ahora fallecido Eliezer Zurabin, y Peres les prestaba más atención que a su propia conciencia. Increíblemente, uno de los gigantes de Israel necesitaba un experto de EE.UU. para decirle qué decirle a una audiencia en Petaj Tikva. Así es como comenzó la farsa. Le dijeron que pestañeara, que la gente no le creía porque no pestañeaba. Le dijeron que visitara los mercados al aire libre, o no; que debería decir hola, que no debería decir hola; que debería mencionar la ocupación, o no; que debería tomarse una foto con el presidente francés, François Mitterrand, y que no debería tomarse una foto con él; que debía designar al ex militar Haim Bar-Lev, o que no debería. La imagen era todo. Lo importante fue lo que dijeron los consultores. Una gran cantidad de agua ha fluido a través de los inodoros de la Knéset desde entonces. Los consultores impusieron su influencia. Los políticos participan en el engaño. Benjamín Netanyahu alcanzó un registro bajo, pero no será último. ¿Es ingenuo o poco realista pensar que las cosas pueden ser diferentes? Que surgirá un político que simplemente dirá lo que piensa, todo lo que está pensando y solo lo que está pensando, independientemente de lo que diga un consultor y, en particular, independientemente de lo que la gente diga sobre él. Hay políticos como esos, en los márgenes de la política, pero no en el centro del poder. Está en nuestras manos. Quizás por una vez, premiaremos declarar la verdad y castigaremos el engaño.   Traducción: Dardo Esterovich

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El liberalismo oligárquico latinoamericano

Fuente: Emir Sader* | alainet.org Fecha: 19 de FEB 2018 En el debate con Andrés Manuel López Obrador, uno de los más conocidos teóricos del liberalismo latinoamericano, Enrique Krauze, protesta por haber sido calificado de conservador. Los liberales latinoamericanos siempre creen que la defensa de las libertades es lo que los define. Se reivindica la filiación al liberalismo europeo, que fue la ideología de la burguesía ascendente en la lucha en contra el feudalismo. Trasfieren mecánicamente el rol del liberalismo en Europa a América Latina, sin darse cuenta de cómo los marcos históricos de los dos continentes son muy distintos, definiendo naturalezas radicalmente diferentes para el liberalismo. En América Latina el liberalismo fue la ideología de los modelos primario- exportadores, es decir, de la derecha oligárquica, con su defensa de la apertura de los mercados. Estuvo asociada a los regímenes políticos de derecha, entre ellos las dictaduras militares. Se opone al Estado, a los liderazgos populares, a sus políticas –tildadas de “populistas”– de distribución de renta, de reconocimiento de los derechos sociales de todos. El liberalismo en América Latina nunca se ha identificado con la defensa de la “libertad”, salvo que consideremos que la “libertad de prensa” de los medios represente ello. El liberalismo por acá, oponiéndose al Estado, se ha identificado con el mercado, por lo tanto con el gran empresariado y sus políticas económicas liberales y neoliberales. Ha sido siempre de derecha. La derecha, en Europa, se ha identificado con la defensa del Estado y de la nación. Pero bajo la concepción chovinista, según la cual un Estado es siempre mejor que el otro. No hay dominación externa. En América Latina es la izquierda la que asume la defensa del Estado y de las cuestiones nacionales, en contra la explotación externa. El liberalismo fue siempre apropiado por la derecha en América Latina. En la era neoliberal, la conexión entre liberalismo y mercado se ha vuelto estructural. Se ha dado la convergencia entre el liberalismo económico y el liberalismo político. En México, la llegada de los gobiernos del PAN a la presidencia en el 2000 fue saludada como la democratización de México. Claro que, después de los fracasos de los gobiernos de ese partido, los liberales no han hecho ningún balance de sus ilusiones y siguen apoyando candidatos de los partidos tradicionales, para evitar lo que para ellos es el mal más grande: la alternativa de izquierda. Así en toda América Latina. Fernando Henrique Cardoso, supuestamente socialdemócrata, incorporó a los liberales a su gobierno, para realizar un gobierno neoliberal. En todos lados los liberales se han acomodado a los intereses del mercado, peleando contra el Estado y su capacidad de inducir el desarrollo económico, de garantizar los derechos sociales a la masa siempre postergada de la población, de poner en práctica políticas externas soberanas. Es que los liberales latinoamericanos confunden combate contra el Estado como combate por las libertades. No se dan cuenta que quien expropia los derechos de la gran mayoría de la población no es el Estado, sino el mercado, que ellos añoran como supuesto espacio de libertad. Libertad del capital, del gran empresariado, que expropia derechos, concentra renta: eso es lo que hace el mercado, frente al Estado mínimo que propugnan los liberales. Los ricos no necesitan del Estado. Tienen los bancos privados, tienen trasporte privado, tienen educación privada, tienen planes privados de salud. Los que necesitan del Estado son los más frágiles, los más desvalidos, los excluidos, siempre que sea un Estado que deje ser instrumento de los poderosos y de los millonarios. Los liberales no entienden América Latina, porque no se dan cuenta que vivimos en sociedades capitalistas, en la era neoliberal. Que vivimos en sociedades oprimidas por el imperialismo. Son categorías esenciales – capitalismo, neoliberalismo, imperialismo – que ellos desconocen. Ahora los liberales se concentran en México, en atacar a la candidatura que puede rescatar a México de las desgracias que los gobiernos neoliberales y el Tratado de Libre Comercio con EEUU han traído para el país. Su pánico es que un gobierno que defienda los intereses de la gran mayoría de la población mexicana, que defienda los intereses nacionales de México, que acerque México a América Latina, triunfe. Pero esa es la esperanza de la mayoría del pueblo mexicano y también de América Latina. Derrotar al neoliberalismo y a la subordinación a EEUU para afirmar un México justo y soberano. * Emir Sader, sociólogo y científico político brasileño, es coordinador del Laboratorio de Políticas Públicas de la Universidad Estadual de Rio de Janeiro (UERJ).

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Ahí vienen los tanques

Fuente: Jorge Elbaum | El Cohete a la Luna Fecha: 25 de FEB 2018 La sistemática perdida de legitimidad del gobierno de Michel Temer, su fracaso en la imposición de la reforma previsional que demandaba el sistema financiero y la ilusión de ser parte del próximo esquema electoral de las presidenciales de octubre, hicieron rodar tanquetas del ejército por los morros de Río de Janeiro. El decreto de intervención federal avalado por el Senado se empezó a gestar a pesar de que el comandante general del ejército, Eduardo Villas Boas, considerara —en un reportaje concedido al periódico Estadão el 17 de febrero— que las actividades de control de la seguridad interna terminan siendo muchas veces “desgastantes, peligrosas e inocuas” e implican un alto nivel de riesgo ante el fluido contacto de los uniformados con el crimen organizado, tal como la experiencia de México demuestra. Como justificación ante las probables externalidades de la ocupación militar, Villas Boas señaló que “dada la gravedad de la crisis, la solución exigirá (…) sacrificio de los poderes constitucionales, las instituciones y eventualmente de la población”. Para ejecutar el cerrojo sobre la población civil marginada, sin embargo, los militares exigen —recalcó Villas Boas— “garantías que permitan accionar sin riesgo ante posibles futuras Comisiones de la Verdad”. En el pasado, estas Comisiones identificaron a torturadores y asesinos que participaron de las persecuciones y las torturas a activistas políticos y sociales durante la última dictadura, sin siquiera ser condenados. En otras palabras, las fuerzas armadas reclaman vía libre para ejecutar el disciplinamiento tan necesitado por los grupos concentrados de Brasil (que se horrorizan ante el regreso del populismo), pero que no dejan de observar con desconfianza el ejemplo argentino de enjuiciamientos por crímenes de lesa humanidad. La militarización de los barrios populares ha sido, en forma recurrente, el reclamo del candidato ultraderechista Jair Messias Bolsonaro, que aparece en segundo lugar en todas las encuestas de cara a las presidenciales del 7 de octubre, a veinte puntos de Luiz Inácio Lula da Silva. Según Bolsonaro, “Temer ya robó muchas cosas, pero mi discurso él no podrá robarlo”. Horas después de que el decreto fuera respaldado en el senado por 55 votos contra 13 negativos y una abstención, uno de los asesores comunicacionales del actual presidente, el publicista Elsinho Mouco, presentó a Temer como un potencial candidato dispuesto a la reelección en su cargo. Según Mouco, la “lucha contra la delincuencia lo favorecerá en las encuestas”. Bolsonaro es el más firme propagandista de las soluciones represivas y de la tortura como dispositivo para enfrentar el delito. A fração da providência La decisión de Temer fue interpretada por gran parte de los analistas políticos como una inocultable cortina de humo para ocultar la derrota en el Congreso, donde no logró alcanzar los votos necesarios para aprobar la reforma jubilatoria. La carencia de apoyo se vio expresada en la movilización nacional de la Central Única de Trabajadores (CUT) que el día lunes 19 llevó a cabo más de veinte movilizaciones simultáneas en diferentes ciudades, incluyendo un paro de bancarios y de metalúrgicos. El titular de la CUT, Vagner Freitas, caracterizó el traspié de Temer como el resultado de la unidad de amplios sectores sociales que resistieron durante un año los embates de las políticas neoliberales que reclaman un menor gasto público a costa de los ancianos. La consecuencia inmediata fue el retiro de la pretendida Ley de Providencia de la agenda parlamentaria por parte del presidente del Congreso, senador Eunicio Olivera, y su sustitución por la ocupación militar de Río. A esa altura, la alianza golpista liderada por Temer llevaba ya catorce infructuosos meses tratando de conseguir los 308 votos necesarios para la reforma del sistema jubilatorio. El decreto que otorga control territorial al Ejército por sobre la policía militar se dio a conocer el 16 de febrero, la misma semana en que Lula participaba de una movilización en Minas Gerais junto al Movimiento de los Sin Tierra y se disponía a darle inició su campaña electoral en Belo Horizonte. La decisión gubernamental dispone que el general del ejército Walter Souza Braga Netto acapare el control de la Secretaría de Seguridad, Policías Civil y Militar, Cuerpo de Bomberos y el sistema carcelario en el estado de Río de Janeiro. La intervención federal se constituye de esta forma en la primera medida de esas características efectivizada en Brasil desde la aprobación de la constitución de 1988. Durante la semana pasada, la presencia del Ejército se concentró prioritariamente en los barrios marginales de la Maré y en el Complejo del Alemán, donde habitan algunos de los sectores más carenciados de la ciudad que fuera la segunda capital de la República Federativa de Brasil hasta 1960. La consigna militarista de Bolsonaro —con la que Michel Temer pretende escalar posiciones— ha sido impulsada por otro actor central de la política brasileña, la red O´Globo, perteneciente a la familia Marinho (una suerte de Magneto local). El 20 de febrero, el editorial del influyente Jornal de los Marinho afirmaba que la intervención federal era “una oportunidad para sanear las instituciones y fundamentalmente para que las acciones coordinadas entre las fuerzas federales y las policías del Estado surtan el efecto que no han tenido hasta aquí. Pero es preciso —remarca el editorialista— que esas acciones sean duraderas”. Uno de los noticieros televisivos más vistos en Brasil, el Jornal Nacional (JN), también perteneciente a la Red O´Globo. se encargó los últimos tres meses de generar el clima propicio para la intervención militar. Según una investigación divulgada por Renata Mielli, coordinadora del Foro Nacional para la Democratización de la Comunicación, de las últimas 41 ediciones televisivas previas al 16 de febrero de 2018, fecha en la que firmó el decreto, 23 programas mostraron situaciones de violencia extrema, comunicando un clima de terror cuya respuesta fue la medida dispuesta por Temer. O gran fantasma El miércoles último el líder del Partido de los Trabajadores, que lidera las encuestas y que fue presidente entre 2003 y 2010, declaró: “El problema no es

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¡Ve en paz!

Fuente: Uri Avneri | Gush Shalom Fuente: 24 de FEB 2018 Tengo una confesión que hacer: no odio a Binyamin Netanyahu. Tampoco odio a Sara’le. Generalmente no odio a la gente. Con la única excepción de las personas que han traicionado la confianza que puse en ellas e intentaron clavarme un cuchillo en la espalda. No más de tres o cuatro en toda mi vida. No voy a nombrarlos. No me he encontrado con Netanyahu en forma privada más de dos o tres veces. Una vez, me presentó a su segunda esposa en el corredor de la Knéset. Ella me pareció una buena mujer joven. La segunda vez que nos encontramos fue en una exposición fotográfica, en la que había una foto mía donde llevaba un casco de piloto. (No recuerdo cómo ni por qué). «Te ves como Errol Flynn», me dijo. Nunca había visto una película de Errol Flynn, pero la tomé como un cumplido. Tuvimos, por supuesto, muchas discusiones en la Knéset, pero eso no cuenta. Por lo tanto, si quiero eliminar a Netanyahu del gobierno, y tan pronto como sea posible, no es por ningún sentimiento personal. Sólo creo que es un desastre para Israel. Los interminables casos de soborno que han salido a la superficie —y continúan apareciendo, como los submarinos— requieren su remoción de inmediato. Y aún no hemos llegado al asunto de los sumergibles construidos en Alemania, que promete muchas revelaciones nuevas. Como antiguo editor de una revista de noticias especializada en investigaciones de asuntos de corrupción, puedo olerlo. Mucha gente disfrutaría ver a «Bibi» en prisión. Yo no lo haría. Si dependiera de mí, al Presidente del Estado y al Procurador General le ofrecerían un trato similar al de Nixon: renunciar de inmediato y ser indultado cinco minutos después. Tú y tu esposa. Sin caso, sin juicios. Ve a casa y disfruta de la vida. No tiene problemas financieros. Netanyahu es un hombre rico, con una generosa pensión como ex primer ministro, con varios apartamentos de lujo, aparte de los enormes sobornos que parece haberse embolsado en el camino. Además, todos los editores en el mundo con mucho gusto pagarían un gran adelanto por sus memorias. Entonces no hay razón para sentir lástima por él. El problema es, ¿quién tomará su lugar? El asiento vacío de la Knéset será ocupado por una abogada anónima, que fue incluida en la lista de candidatos del partido en el lugar reservado para «nueva candidata». Pero eso no es realmente importante. La pregunta importante es: ¿quién se convertirá en primer ministro? La renuncia de Netanyahu no significará automáticamente la disolución de la presente Knéset. Si otro miembro de la Knéset puede reunir una mayoría en la presente, él (o ella) será el próximo Primer Ministro. Solo un miembro del Likud tiene una oportunidad. Pero, ¿hay algún candidato probable? Lo dudo. Al igual que muchos líderes fuertes pero inseguros, Netanyahu no ha preparado un sucesor. Por el contrario, ha alejado a todos los posibles candidatos. La dirección actual del Likud y toda la galería de los actuales ministros del gobierno del Likud y sus aliados consisten en donnadies. A ninguno de ellos podría imaginármelo como el hombre (o la mujer) responsable del futuro de Israel. Dios no lo quiera (ya sea que exista o no). Si ninguno tiene éxito en establecer un nuevo gobierno en la Knéset actual, se debe elegir una nueva Knéset. ¿Pueden las nuevas elecciones producir una mayoría diferente? Posible, pero no probable. En un país normal, después de la casi increíble serie de asuntos de corrupción, la oposición asumirá el poder y uno de sus líderes se convertiría en primer ministro. Sencillo. Pero Israel no es un país normal. Hay una profunda división entre izquierda y derecha, sin nada en el medio. Para grandes bloques de votantes moverse de derecha a izquierda es casi imposible. Tampoco hay acuerdo sobre la cuestión de cuál es el comportamiento adecuado para un primer ministro. Un profesor me dijo una vez: «Un primer ministro británico que ocupe todos los cargos gubernamentales superiores con parientes sería considerado corrupto. Un líder egipcio que no lo haga sería considerado egoísta. Tiene mucha suerte y no lo comparte con nadie de su familia». Parece que mientras más evidencia sobre la corrupción de Netanyahu aparece, más ferozmente los miembros de su partido lo apoyan. ¡Es todo una campaña de desprestigio de la izquierda malvada! ¡Son todas noticias falsas! La policía está confabulada con el traidor Partido Laborista ashkenazi (a pesar de que el jefe de la policía, que fue personalmente elegido por Netanyahu, es un yemenita que usa kipá y ex oficial del servicio secreto). Entonces, la próxima Knéset probablemente se verá más o menos como la presente. Si es así, ¿qué pasará? De los 120 miembros de la Knéset actual, 30 pertenecen al Likud, 10 a Kulanu («Todos nosotros»), un partido disidente formado por un ex miembro del Likud, 8 al partido religioso Casa Judía, 7 al partido religiosa oriental, 6 al partido de extrema derecha «Israel nuestro hogar» de Avigdor Lieberman, 6 al partido ortodoxo. Esta es la actual coalición de gobierno, 67 en total. La oposición consiste en 24 miembros laboristas (llamados «Campamento sionista»), 11 en el partido «Hay un futuro» de Ya’ir Lapid, 5 miembros de Meretz y los 13 miembros de la Lista Árabe Unida, que casi nadie tiene en cuenta. En total 53. Asumiendo que los resultados de las próximas elecciones serán más o menos los mismos, como lo predicen las encuestas, estos números llaman la atención casi automáticamente a los 10 miembros de Kulanu. Su líder incuestionable es Moshe Kahlon, en la actualidad el siempre sonriente Ministro de Finanzas, que se considera liberal y moderado. ¿Puede cambiar de bando? En realidad, todos asumen que en las próximas elecciones el Partido Laborista se hundirá. Después de cambiar líderes como calcetines, eligió a un jefe oriental, Avi Gabbay, para sacudirse la maldición de ser una partido «ashkenazi». No funcionó. Bajo Gabbay, el partido continúa perdiendo en las

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