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«Israel se ha convertido en un país extremadamente derechista, fundamentalista y religioso»

Fuente: Cristina Armunia Berges | eldiario.es Fecha: 01 de MAY 2018 La lucha contra la ocupación israelí necesita un cambio. Esta es la tesis central de Jerusalén, la ciudad imposible, libro en el que el doctor en Historia Israelí Contemporánea y activista Meir Margalit da las claves para entender a los opresores y a los oprimidos. El libro recibió el Premio Catarata de Ensayo. ¿Cómo es ser un disidente en Israel? Esta es una pregunta que me han hecho más de una vez, pero cada vez me cuesta más definirlo porque cada vez es más difícil. Este país se ha convertido en un país extremadamente derechista, fundamentalista, religioso. Me da vergüenza decirlo, pero es un país fascista en gran medida. Por lo tanto, ser un disidente de izquierdas es cada vez más difícil y más peligroso. En particular, cuando tú vives en una ciudad como Jerusalén que es el epicentro de la derecha israelí. Es mucho más sencillo ser izquierdista en Haifa o Tel Aviv. Cada vez es más complicado. Hay mucha gente joven que conozco que me dice ‘nosotros te apoyamos y estamos contigo, pero por favor no nos pidas que nos identifiquemos abiertamente porque esto nos puede costar muy caro’. Podemos tener problemas en el trabajo y en el barrio. La gente nos mira con mala cara. Todo esto influye en la gente joven. Gente más madura dice, bueno sigo adelante porque no tenemos de qué temer. Pero, efectivamente, no es un buen momento para la gente pacifista de izquierda. ¿Cree que pronto llegará el momento en el que no pueda seguir expresándose libremente? Si lo que tú me estás preguntando es si yo hoy puedo expresarme libremente como lo hacía años atrás, la respuesta es no. A día de hoy, ya me tengo que cuidar muchísimo de lo que digo. Yo tengo un trabajo académico y, si había épocas en las que todavía podía decir todo lo que pensaba, ahora tengo que medir mis palabras. La respuesta es que si esto sigue por este camino, llegaremos al día en el que tendremos que sopesar varias veces nuestras palabras antes de abrir la boca. ¿En qué momento decide que quiere formar parte del movimiento pacifista? A mí me gustaría decir que soy pacifista desde el momento en el que salí del vientre de mi madre, desde que empecé a mamar. Creo que las raíces están en mi infancia. Pero si tuviera que marcar un momento concreto diría que fue después de haber sido herido en la guerra de Yom Kipur, en octubre de 1973. Fue después de estar internado un par de meses y ver cosas sumamente dramáticas: padres que pierden a sus hijos, hijos que pierden a sus padres, mujeres que pierden a sus maridos… A partir de ese momento, empecé a entender que cada ideología tiene su precio. El precio del Gran Israel, el precio que estamos pagando por mantener territorios conquistados, es demasiado alto, y creo que a partir de ese momento empecé de forma gradual a hacer este cambio que me llevó de las posiciones de la derecha israelí a las izquierdas pacifistas. Al comienzo del libro cuenta que concibe esta obra como una herramienta para mejorar las estrategias de lucha. ¿Cuál es la estrategia de los pacifistas? No tengo la fórmula exacta de lo que habría que hacer, pero lo que tengo claro es que no todos son conscientes de que después de 50 años de ocupación esto ha calado muy profundamente dentro de la misma sociedad palestina. Los palestinos, en particular cuando comparan su situación con lo que está pasando en los países limítrofes, sobre todo los jerosolimitanos (habitantes de Jerusalén Este) que tienen un nivel económico mejor que el que tienen sus hermanos en la Cisjordania, hoy se están planteando en qué medida prefieren ser libres bajo la Autoridad Palestina o seguir viviendo bajo la ocupación israelí. En otras palabras, los palestinos se preguntan bajo qué régimen van a tener mejores condiciones de vida, bajo qué condiciones pueden asegurarles a sus hijos un plato de comida cada noche. Esto puede sonar mal. Pero dada la dramática situación en la que vive el mundo árabe en esta zona, el hecho de que la gente ya se da cuenta de que pasaron 50 años y parece que esto seguirá por lo menos otros 50 años más, sumando también que el presidente americano haya trasladado la Embajada a Jerusalén y que los europeos están más impotentes que nunca… los palestinos normales dicen ‘señores hay que resignarse con lo que tenemos y dar gracias de que podamos alimentar a nuestros hijos cada día’. Esto significa que nosotros, las izquierdas que luchamos por la paz y contra la ocupación, tenemos que hacernos alguna reflexión. Parte de mis amigos siguen luchando con las mismas estrategias que han utilizado en los últimos 50 años y creo que esto es ya un poco anacrónico. ¿A qué se refiere? Yo precisamente estoy ahora trabajando mucho con materiales de Paulo Freire, el pedagogo brasileño que escribió la brillante teoría sobre la pedagogía de los oprimidos. Hay que trabajar más el tema de la concienciación, en particular en la generación joven. En estos momentos, tenemos que basarnos en teorías postcolonizadoras y también en esta pedagogía. ¿Cómo recibieron los pacifistas los dos últimos movimientos de Donald Trump, trasladar la embajada a Jerusalén y congelar fondos para la UNRWA? Los palestinos de Jerusalén se preguntan cuál es el cambio, se preguntan qué podría cambiar en su situación cotidiana. Ellos entienden que esto no va a influir para mal en su situación cotidiana por lo tanto les da lo mismo. Los palestinos de Cisjordania junto con nosotros, los pacifistas israelíes, vemos en esta acción algo así como un acto de terrorismo, un acto de terrorismo estratégico. Están los que ponen bombas y los que trasladan embajadas a Jerusalén. Este es el último clavo en el ataúd del proceso de paz. Van a pasar muchos años hasta que se pueda volver a hablar de paz.

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Ese es el espíritu, Sra. Portman, pero es solo un comienzo

Fuente: Gideon Levy | Haaretz Fecha: 22 de ABR 2018 El anuncio de Natalie Portman de su decisión de boicotear la ceremonia del Premio Génesis fue un tremendo disparo en el brazo. Aquí está, viniendo de las alturas del glamour, de una amante de Israel como ella, judía, de habla hebrea, nacida en Israel, una ciudadana de Israel y una fuente de orgullo para Israel, que tiene mucho que perder. No es una antisemita o una fundamentalista, no es una de extrema derecha o una de izquierda radical, no es Roger Waters, ni siquiera una del BDS. Justo del centro, desde el corazón del centrismo judío: la crítica a Israel, las «heridas de un amigo» bíblico, incluso una especie de boicot. Mientras que los artistas israelíes «izquierdistas» temen al rapero de extrema derecha «La Sombra» y especialmente a su propia sombra, una artista de su calibre va y hace una declaración clara sobre Israel. Junto con la conciencia, se necesita una gran dosis de coraje para dar ese paso, especialmente ante el Hollywood judío, sionista y despiadado, que no perdonará ni olvidará a Portman. La derecha israelí tampoco la perdonará por esto: el ministro de guerra (contra el movimiento BDS), el ministro de Seguridad Pública Gilad Erdan, se apresuró a publicar una carta explicando la situación a Portman. Lo que está sucediendo en Gaza no se debe a nosotros, todo se debe a Hamas. La habitual propaganda de mentiras y tonterías, el mismo día en que los francotiradores del ejército israelí mataban a sangre fría a otro joven de 15 años y se hacía pública en todo el mundo la foto de Mohammed Ayoub sangrando en las arenas de Gaza. Rápidamente resultó que Erdan, como muchos otros, estaba seguro de que la masacre de los manifestantes en Gaza era lo que encendía el fuego en el vientre de Portman. Pero ese no fue el caso. La aclaración de Portman mitigó la fuerza del paso que ella había dado: «Elegí no asistir porque no quería aparecer apoyando a Benjamin Netanyahu», escribió. Un gran paso adelante y un pequeño paso atrás. Netanyahu es realmente un problema, pero él no es el problema sobre el cual Portman, como persona de buena conciencia y sionista, debe hacer que se escuche su voz. Netanyahu es Israel. Portman ha recorrido un largo camino, no solo entre su primera película y su Oscar, sino también entre la carta que publicó en Harvard Crimson hace 16 años defendiendo a Israel y negando sus condiciones de apartheid, y el paso que dio el viernes. El cambio en ella, que aparentemente ha tenido lugar en muchos judíos, es una buena noticia, como lo es su coraje. Pero el camino todavía es largo. Portman no escribió que ella no vendría por «la violencia, corrupción, desigualdad y abuso de poder». Ni una sola palabra sobre el pecado original, la ocupación. Tampoco se dirige la protesta de Portman en la dirección correcta. Es autoprotector culpar a Netanyahu por todo. Al igual que la mayoría de los judíos liberales (e israelíes), Portman considera que Netanyahu es la raíz de todos los males. ¿Y qué hay de sus predecesores, los que sembraron las semillas de la destrucción y las matanzas en Gaza y Líbano, que impusieron un cierre cruel a Gaza, que fortalecieron la ocupación en Cisjordania y triplicaron el número de colonos? ¿Ella no estrecha la mano solo a Netanyahu? El poder de Portman en las redes sociales es enorme. El viernes por la mañana, su declaración en Instagram ya tenía 100,000 «Me gusta». Los judíos dieron un suspiro de alivio, al igual que muchos israelíes. Portman está en contra de BDS y Netanyahu, pero ella sigue celebrando «la comida israelí, sus libros, su arte, cine y danza». Con todo respeto, Sra. Portman, la comida, la danza y el cine israelíes también están contaminados por la ocupación en mayor o menor medida. Todos tenemos la culpa de eso. La manera de terminarla, que es la primera y esencial condición para hacer de Israel un país más justo, pasa por pasos valientes como el que tomó, pero deben abordarse el núcleo del infierno y no solo sus bordes; el foco del cáncer y no solo sus metástasis. Deben convertirse en pasos prácticos, como los que exige el movimiento BDS. Esa es la única forma de sacar a Israel de su complacencia. Humildemente me quito el sombrero por su valor, Sra. Portman. Su dirección es la correcta; sin viento de cola de gente como usted, nada aquí cambiará. Pero es solo un comienzo. Traducción: Dardo Esterovich Nota original: https://www.haaretz.com/opinion/.premium-that-s-the-spirit-ms-portman-but-it-s-just-a-start-1.6014090

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Perturbación e indiferencia en la sociedad civil israelí

Fuente: Leonardo Senkman | Nueva Sion On Line Fecha: 18 de ABR 2018 No hubo convocatorias a manifestarse contra la represión del Ejército israelí en Gaza, donde la alianza de derecha liderada por Netanyahu desconoce el derecho de resistencia no armada de miles de manifestantes palestinos. En Israel, hoy en día son pocos los que cuestionan la orden de reprimir a tiros para salvaguardar “la infraestructura de seguridad del sur del país”. Las protestas más lucidas provienen de periodistas como Akiva Eldar y Shlomo Avineri,  que repudian la actual conducción política y militar, y denuncian la falta total de desobediencia de soldados y oficiales. Luego del tercer viernes consecutivo en que alrededor de 10 mil jóvenes, mujeres y adultos de Gaza marcharon desarmados para protestar a cien metros del cerco fronterizo alambrado de púas, los israelíes se imaginaban que con casi 1.300 palestinos heridos de bala y 27 muertos por francotiradores de Tzahal en las últimas dos semanas de protestas masivas en el sur, los gazeños  abandonarían la Marcha del Retorno. Aún no querían saber, además, que 1.554 manifestantes habían recibido tratamiento por inhalación de gases lacrimógenos o lesiones por gránulos de acero recubiertos de goma en la represión. A diferencia del segundo viernes, la tercera marcha desde su inicio quedó relegada en los medios por noticias sobre la inminente represalia de USA, Francia y Reino Unido contra Siria por el último ataque químico de Assad. Muchos israelíes sintieron alivio antes del Shabat al enterarse por TV de que el número de víctimas palestinas esta vez fue “insignificante” respecto  al de la semana pasada. Mis vecinos respiraban tranquilos: apenas se difundió la información de “un solo muerto”. La contabilidad de bajas letales fue esa jornada casi inexistente comparada con los muertos que, desde el viernes sangriento de la noche de Pesaj, cayeron por balas de Tzahal. En el luctuoso balance, la única víctima fatal se diluía entre los muchos niños gaseados del genocidio perpetrado en Siria. Todavía no se informaba de los 969 palestinos heridos según fuentes sanitarias palestinas (233 heridos por fuego real ,13 heridos por balas de goma y 419 hospitalizados: 20 mujeres y 67 menores de 18 años). De modo similar al resto de la población civil israelí, ninguno de los vecinos fue convocado  a protestar contra la represión violenta de Tzahal que desconoce el derecho de resistencia no armada de miles de manifestantes palestinos. Muy pocos cuestionan que militares y políticos hayan impartido la orden de reprimir a tiros para salvaguardar “la infraestructura de seguridad del sur del pais”; y casi nadie se pregunta si realmente los manifestantes desarmados de Gaza eran todos “violentos terroristas incendiarios que utilizan bombas molotov, queman neumáticos viejos y banderas de Israel” para poner en peligro a la población civil judía. La total negación del derecho de resistencia no armada no fue cuestionada por la sociedad civil cuando el ministro de defensa Liberman amenazó: “Si Hamás no detiene la violencia, Israel tomará represalias atacando posiciones de Hamas en lo más profundo de Gaza”. Sin embargo, las protestas más lucidas de valientes periodistas israelíes surgen entre aquellos que denuncian la actual falta total de desobediencia de soldados y oficiales de Tzahal a la ilegítima orden de disparar contra población civil palestina. Así, Akiva Eldar comparó la desobediencia de varios oficiales que se habían negado a disparar contra palestinos durante la ley marcial en campos de la aldea Kfar Kassem en octubre 1956, en contraste a la completa indiferencia actual en la frontera sur con Gaza. Al citar fragmentos de la sentencia del juez Benjamín Halevy  para castigar a los responsables procesados  de la gendarmería fronteriza por el fusilamiento de 47 árabes israelíes (entre ellos, 17 niños y jóvenes, además de 9 mujeres), Eldar recuerda juicios emblemáticos: «El hallmark de la ilegalidad manifiesta es que debe sobrevolar como una bandera negra sobre la orden ilegal dada (…). No es importante la ilegalidad formal, oscura o parcialmente oscura, ni la ilegalidad que pueden discernir solo los eruditos leguleyos, sino la clara y obvia violación de la ley, la ilegalidad que perfora el ojo y conmociona el corazón, si el ojo no está ciego ni el corazón es impenetrable ni corrupto (…) para anular el deber del soldado de obedecer una orden ilegal y sancionarle responsabilidad penal por su acción». (Akiva Eldar,  “The case for dissent in the IDF”, Al Monitor, 10.4.18). Por su parte, el legendario periodista y político pro palestino que estuvo entre los fundadores del Tzahal en 1948, Uri Avneri, repudia hoy a la actual conducción militar y política del Ejército en comparación con aquellos camaradas de armas suyos que lucharon juntos para la defensa y creación del estado de Israel. Avneri escribe: “Yo, soldado número 44.410 del Ejército de Israel, por este medio me desvinculo de los francotiradores de élite del ejército que asesinan a manifestantes desarmados a lo largo de la Franja de Gaza, y de sus comandantes, que les imparten órdenes, hasta el comandante en jefe. No pertenecemos al mismo Ejército, ni al mismo Estado. Apenas pertenecemos a la misma raza humana. ¿Mi gobierno está cometiendo ‘crímenes de guerra’» a lo largo de la frontera de la Franja de Gaza? No lo sé. No soy un jurista. Parece que los funcionarios de la Corte Penal Internacional creen que los actos de nuestros soldados constituyen crímenes de guerra. Exigen una investigación internacional. Para mí, esta no es una cuestión judicial. Es un crimen, no sólo contra los manifestantes desarmados. También es un crimen contra el Estado de Israel, contra el pueblo de Israel y contra el Ejército israelí. Como fui miembro de ese ejército el día de su fundación, creo que también es un crimen contra mis camaradas y contra mí” (Uri Avneri, “Eyless in Gaza”, Gush Shalom, 14.4.18). Muy significativamente, la indignación y condena de Avneri surge por su condición de haber sido un soldado y combatiente de Tzahal; Avneri se abstiene de rebelarse desde su condición de ciudadano moral y hacer un llamado a la sociedad civil

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Nace una canción

Fuente: Uri Avneri | Gush Shalom Fecha: 07 de ABR 2018 Un amigo del extranjero me envió la grabación de una canción. Una canción árabe, con una suave melodía árabe, cantada por un coro árabe de niñas, acompañado por una flauta. Dice así: Ahed / Eres la promesa y la gloria / De pie tan alta como un olivo / Desde la cuna hasta el presente / Tu honor no será violado / Palestina ha sido plantada en nosotros / Como un muelle para cada barco / Nosotros somos la tierra y tú eres el agua / Estás cubierta de pelo rubio / Eres tan pura como Jerusalén / Le enseñaste a nuestra generación cómo la gente olvidada debería rebelarse / ¿Pensaron que los palestinos les tienen miedo porque están usando armadura y sosteniendo un arma? / Palestina ha sido plantada en nosotros / Como un muelle para cada barco / Nuestra nación debe unirse y resistir por la libertad de Palestina y los prisioneros / Tus ojos azules son un faro / Para un país que tiene todas las religiones / Uniste a la gente muy lejos y cerca / Encendiste la chispa en todos nuestros corazones / Tu cabeza se levanta alto animándonos / Encendiste la luz en nuestra oscuridad / A pesar de la suavidad de tus manos / Tus manos han sacudido al mundo / Tus manos respondieron la bofetada al ocupante / Y devolvió la estima a la nación / Palestina se ha plantado en nosotros / Como un muelle para cada barco / Nosotros somos la tierra y tu eres el agua. SI yo fuera un partidario de la ocupación, esta canción me asustaría mucho. Porque la fuerza de las canciones es mucho más fuerte que la fuerza de las armas. Se gasta una pistola, pero una canción dura para siempre. En los primeros días del ejército israelí, había un lema colgando en nuestra mochila: «¡Un ejército que canta es un ejército de victoria!» La actual generación palestina ha decidido bajar la cabeza y esperar hasta que pase la tormenta. La próxima generación palestina puede actuar de una manera completamente diferente. En la víspera de mis 15º cumpleaños, me uní a un grupo clandestino (o «terrorista») que luchó contra el régimen colonial británico. Casi ochenta años después, recuerdo casi todas las canciones de esa época, palabra por palabra. Canciones como «Somos soldados desconocidos sin uniformes …» y muchas más. Después escribí un himno para mi compañía. No soy un poeta Lejos de ahí. Pero he escrito algunas canciones en mi época, como «Samson’s Foxes»(Los zorros de Sansón), un himno para mi unidad de comando en el ejército israelí. Entonces sé la fuerza de una canción. Especialmente una canción sobre el heroísmo de una niña de 16 años. En el momento que vi la escena de Ahed al-Tamimi abofeteando el rostro de un capitán del ejército israelí, sabía que algo importante había sucedido. El famoso político británico Lord Acton escribió: «El poder tiende a corromper, y el poder absoluto corrompe absolutamente». Yo agregaría: «Ocupar a otra gente tiende a volverte estúpido, y una larga ocupación te vuelve completamente estúpido». En mi juventud, cuando ya era miembro de la clandestinidad anti británica, trabajaba en la oficina de un abogado británico, muchos de cuyos clientes eran funcionarios de la administración británica. A menudo me preguntaba a mí mismo: «¿Cómo puede ser que personas tan inteligentes puedan comportarse tan estúpidamente?» Eran personas amables, que trataban a un empleado humilde como yo educadamente. Pero no tenían otra alternativa: la ocupación obliga al ocupante a comportarse estúpidamente. Funciona así: para mantener un régimen de ocupación durante un período de tiempo prolongado, el ocupante debe creer en la superioridad de su raza y en la inferioridad de sus súbditos, que son vistos como criaturas primitivas. De lo contrario, ¿qué le da derecho a someter a otra gente? Eso es exactamente lo que nos ha sucedido ahora. En el momento que vi la escena de la cachetada en la cara en la televisión, sabía que algo trascendental había sucedido. El pueblo palestino ahora tiene una heroína nacional. La juventud palestina ahora tiene un modelo para emular. El público israelí se ha acostumbrado a la ocupación. Creen que esta es una situación normal, que la ocupación puede continuar para siempre. Pero la ocupación no es una situación natural, y algún día llegará a su fin. Diez mil británicos gobernaron a cientos de millones de hindúes, hasta que un hombre flaco llamado Gandhi fue a producir sal a la orilla del mar, contrariamente a la ley. La juventud india se levantó, y el dominio británico cayó como una hoja de un árbol en otoño. La misma estupidez se apoderó de todos los agentes de la ocupación que trataron con Ahed al-Tamimi. Oficiales del ejército. fiscales, jueces militares. Si fuéramos ocupantes sabios -un oxímoron- hubiéramos enviado a Ahed a casa hace mucho tiempo. Expelida a la fuerza de la prisión. Pero aún la mantenemos encerrada. Ella y su madre. Es verdad, hace algunos días el ejército se dio cuenta de su propia estupidez. Con la ayuda de la devota defensora judía de Ahed, Gabi Lasky, se elaboró un «compromiso». Varios cargos fueron retirados y Ahed fue sentenciado a «solo» ocho meses de prisión. Ella será liberada en tres meses más. Pero eso es demasiado tarde: la imagen de Ahed ya está grabada en la mente de cada niño o niña palestino. Ahed, la chica cubierta de cabello rubio, sus ojos azules brillando como un faro. Ahed la santa. Ahed la salvadora. La Jeanne d’Arc palestina, el símbolo nacional. La historia de Ahed al-Tamimi sucedió en Cisjordania. Pero también resonó en la Franja de Gaza. Para la mayoría de los israelíes, la Franja de Gaza es otra cosa. No es territorio ocupado. No nos concierne Pero la situación de la Franja de Gaza es incluso peor que la ocupación directa. La Franja está completamente rodeada. Al sur y al oeste por Israel, el este es

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Una mudanza conflictiva

Fuente: Dardo Esterovich | Convergencia Fecha: 29 de MAR 2018 Faltan pocos días para que se cumplan los 70 años de la creación del Estado de Israel. El presidente Trump a elegido esa fecha para concretar la mudanza de la embajada de EE.UU. a Jerusalén, después que en diciembre anunciara el reconocimiento de esta ciudad como la capital de Israel. Esto provocó una conmoción a nivel mundial ya que se lo vio como un obstáculo al proceso de paz entre Israel y los palestinos puesto que contraviene el estatuto especial para Jerusalén establecido en la resolución 181 de las Naciones Unidas de 1947, que aprobó la partición de palestina en dos estados, uno judío y otro palestino, y a Jerusalén como un ente autónomo hasta que las partes adopten un estatus definitivo sobre su destino. Los analistas coinciden en que la medida de Trump responde tanto a causas de política internacional como domestica; en lo que difieren es en el peso que le atribuyen a cada una, priorizando una más que la otra. Tratar de analizar estas causas como si fueran independientes una de otra es un error. Ningún presidente, y menos el de un país con pretensiones hegemónicas como EE.UU., se atrevería a emprender una medida importante de política internacional que pueda generar un conflicto, sin tener consolidado su frente interno. Tampoco hay que tomarla como un hecho aislado de otras medidas que tienen que ver, directa o indirectamente, con lo que sucede en la región. La renuncia del Secretario de Estado Rex Tillerson, reemplazado por el halcón ex director de la CIA Mike Pompeo, y el nombramiento de John Bolton como su consejero de seguridad nacional, ambos partidarios de denunciar del tratado nuclear con Irán y de reconocida tendencia beligerante hacia éste país y Corea del Norte, es preocupante en cuanto a que la tendencia sea reemplazar las soluciones diplomáticas por las militares. Hace pocos días sorpresivamente y contrariamente a la opinión del Pentágono, Trump, en un discurso en Richfield (Ohaio), en tono triunfalista, anunció que muy pronto las tropas de EE.UU. saldrían de Siria porque estaban machacando al Estado Islámico y mencionó que ya era el momento que otros se encarguen del asunto. ¿Estará pensando para esto en países “subcontratistas”? Esta política de subcontratar quien haga la guerra por ellos no es nueva: crearon Al Qaeda para combatir a los soviéticos en Afganistán y terminaron creando un enemigo que les provocó la tragedia del 11S en NuevaYork; crearon al ISIS con la finalidad de que combatieran a los países chiítas cercanos a Irán y terminaron con el establecimiento del EI que ensangrentó con sus feroces crímenes a la región y produjo atentados terroristas en Europa. ¿Será que la política de alagar a Israel y denostar cada vez más violentamente a los palestinos tiene algo que ver con eso? Si uno observa el cada vez mayor involucramiento de Israel en la guerra civil en Siria no resulta descabellada esta hipótesis. La evolución de estos acontecimientos se puede seguir a diario en los medios de información. Pero sobre lo que no se informa o se informa muy poco es sobre los motivos de política doméstica que llevaron a Trump a reconocer a Jerusalén como capital de Israel. Se suele mencionar que la base electoral del presidente, los supremacistas blancos y los evangélicos son partidarios de Israel por razones religiosos sin explicar demasiado en qué consisten estas razones. Los evangélicos cristianos forman parte del núcleo duro de su apoyo electoral. Según las encuestas el 81% de los evangélicos votaron por Trump, un porcentaje que no lograron ningún otro candidato de derecha en EE.UU., ni siquiera un de sus conspicuos miembro como George Bush. Además, una proporción de evangélicos sin precedente en la historia de EE.UU., forman parte del gabinete y son asesores del gobierno. El propio vicepresidente Mike Pence es un evangélico militante. Los evangélicos que integran el gabinete realizan reuniones semanales de estudios bíblicos en las que participa el propio vicepresidente, y en alguna ocasión el propio Trump. Johnnie Moore, considerado el líder de facto de los asesores evangélicos de Trump, le dijo a CNN que el estatus de Jerusalén ha sido una prioridad para la comunidad, y que el problema era “solo superado por las preocupaciones sobre el poder judicial entre los principales partidarios evangélicos del presidente”, Al hacer este movimiento, Trump había “demostrado a sus seguidores evangélicos que hará lo que dice que hará”, agregó Moore. Estos evangélicos cristianos y Pence fueron claramente uno de los factores impulsores detrás de la declaración de Jerusalén. La explicación de esta postura hay que buscarla en profundas convicciones religiosas de estos sectores y no en un cálculo político beneficioso, lo que hace comprensible que Trump, él mismo un evangélico, y su gobierno hayan desdeñado las reacciones violentas anticipadas de los palestinos y el mundo árabe y el unánime rechazo a escala mundial. En el siglo XVIII en el Reino Unido y en el XIX en Estados Unidos surgieron lo que se denominó el Primer y el Segundo Gran Despertar que se caracterizó por un incremento inusitado de la actividad evangelizadora cristiana con la adhesión de millones de conversiones. En el segundo de estos movimientos en EE.UU. surgió una narrativa mediante el acople de pasajes inconexos del último y único libro profético del nuevo Testamento, el referido al Apocalipsis, efectuada por dos predicadores inmigrantes: Jesús volverá a la tierra cuando se cumplan algunas condiciones previas. 1°) El establecimiento del Estado de Israel con Jerusalén como capital. 2°) La ocupación del resto de sus “tierras bíblicas” en Medio Oriente. 3°) La reconstrucción del Tercer Templo en el sitio ocupado ahora por el Domo de la Roca y la mezquita de Al-Aqsa, que indicará el “fin de los tiempos”. Completadas estas condiciones las legiones del Anticristo se desplegarán contra Israel, y su guerra conducirá a un enfrentamiento final en el valle de Armagedón. Los judíos se convertirán al cristianismo o arderán, y el Mesías, Jesús, volverá a la tierra donde los vivos

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Heridas autoinfligidas de Israel

Fuente: Ronald Lauder* | New York Times Fecha: 18 de MAR 2018 A medida que el estado de Israel se acerca a su 70 aniversario, me llena de orgullo al ver cómo el vulnerable estado judío de mi infancia evoluciona hacia la nación fuerte y próspera que es hoy en día. Como presidente del Congreso Judío Mundial, creo que Israel es fundamental para la identidad de cada judío, y creo que es mi segundo hogar. Sin embargo, hoy temo por el futuro de la nación que amo. Es cierto que el ejército israelí es más fuerte que cualquier otro ejército en el Medio Oriente. Y sí, la destreza económica de Israel es mundialmente conocida: en China, India y Silicon Valley, la tecnología, la innovación y el espíritu empresarial de Israel son venerados. Pero el estado democrático judío enfrenta dos amenazas graves que, creo, podrían poner en peligro su propia existencia. La primera amenaza es la posible desaparición de la solución de dos estados. Soy conservador y republicano, y he apoyado al partido Likud desde la década de 1980. Pero la realidad es que 13 millones de personas viven entre el río Jordán y el mar Mediterráneo. Y casi la mitad de ellos son palestinos. Si las tendencias actuales continúan, Israel enfrentará una dura elección: otorgar plenos derechos a los palestinos y dejar de ser un estado judío o rescindir sus derechos y dejar de ser una democracia. Para evitar estos resultados inaceptables, el único camino a seguir es la solución de dos estados. El presidente Trump y su equipo están totalmente comprometidos con la paz en Medio Oriente. Los estados árabes como Egipto, Jordania, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos están ahora más cerca de Israel que nunca y, contrariamente a los informes de los medios de comunicación, los principales líderes palestinos están, me dijeron personalmente, listos para comenzar negociaciones directas de inmediato. . Pero algunos israelíes y palestinos están impulsando iniciativas que amenazan con hacer fracasar esta oportunidad. La incitación y la intransigencia palestinas son destructivas. Pero también lo son los planes de anexión, impulsados ​​por los de la derecha, y la amplia construcción de asentamientos judíos más allá de la línea de separación. En los últimos años, los asentamientos en Cisjordania en tierras que en cualquier trato probablemente se convertirán en parte de un estado palestino, han seguido creciendo y expandiéndose. Tales políticas israelíes ciegas están creando una realidad irreversible de un estado. La segunda amenaza de dos puntas es la capitulación de Israel hacia los extremistas religiosos y la creciente desafección de la diáspora judía. La mayoría de los judíos fuera de Israel no son aceptados a los ojos de los ultraortodoxos israelíes, que controlan la vida ritual y los lugares sagrados en el estado. Siete millones de los ocho millones de judíos que viven en América, Europa, América del Sur, África y Australia son ortodoxos modernos, conservadores, reformistas o seculares. Muchos de ellos han llegado a sentir, especialmente en los últimos años, que la nación a la que han apoyado política, financiera y espiritualmente les está dando la espalda. Al someterse a las presiones ejercidas por una minoría en Israel, el estado judío está alienando a un gran segmento del pueblo judío. La crisis es especialmente pronunciada entre la generación más joven, que es predominantemente secular. Cada vez más judíos de la generación del milenio, particularmente en los Estados Unidos, se están distanciando de Israel porque sus políticas contradicen sus valores. Los resultados no sorprenden: asimilación, alienación y una severa erosión de la afinidad de la comunidad judía mundial por la patria judía. En la última década visité comunidades judías en más de 40 países. Los miembros en cada uno de ellos me expresaron su preocupación y ansiedad sobre el futuro de Israel y su relación con la diáspora judía. Muchos judíos no ortodoxos, incluyéndome a mí, sienten que la difusión de la religiosidad forzada por el Estado en Israel está convirtiendo a una nación moderna y liberal en una sociedad semiteocrática. Una gran mayoría de los judíos de todo el mundo no acepta la exclusión de las mujeres en ciertas prácticas religiosas, leyes de conversión estrictas o la prohibición de la oración igualitaria en el Muro de las Lamentaciones. Están desconcertados por la impresión de que Israel está abandonando la visión humanista de Theodor Herzl y tomando un carácter que no se ajusta a sus propios valores fundamentales o al espíritu del siglo XXI. La dirección del mundo judío siempre respeta las elecciones hechas por el votante israelí y actúa en concierto con el gobierno democráticamente elegido de Israel. También soy muy consciente de que los israelíes están en primera línea, haciendo sacrificios y arriesgando sus propias vidas todos los días para que los judíos de todo el mundo puedan sobrevivir y prosperar. Me considero para siempre en deuda con ellos. Pero a veces la lealtad requiere que un amigo hable y exprese una verdad incómoda. Y la verdad es que el fantasma de una solución de un solo estado y la creciente brecha entre Israel y la diáspora están poniendo en peligro el futuro del país que tanto amo. Nos encontramos en una encrucijada. Las decisiones que tome Israel en los próximos años determinarán el destino de nuestro único y único Estado judío, y la unidad continua de nuestro querido pueblo. Debemos cambiar el curso. Debemos impulsar una solución de dos estados y encontrar un terreno común entre nosotros para que podamos garantizar el éxito de nuestra amada nación. *Ronald S. Lauder es el presidente del Congreso Judío Mundial.   Traducción: Dardo Esterovich Versión original: Israel’s Self-Inflicted Wounds    

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La verdadera corrupción

Fuente: Gideon Levy | Haaretz Fecha: 25 de FEB 2018  La verdadera corrupción es que nos han llevado a creer que la política tiene reglas diferentes, que la mentira está prohibida en la vida, pero está permitida en la política. Que en la vida vale la pena decir la verdad, pero no en política. Nos hemos acostumbrado a pensar que no hay política sin engaño y que ningún político dice la verdad, que ese es la manera en el mundo. Los políticos son charlatanes, el sol sale por el este; los políticos son falsos, algunos más que otros. Esa es la norma, así es como debe ser. Es difícil de creerles: ponemos nuestros destinos en manos de las personas en las que menos confiamos, y estamos bien con eso. Esa es la mayor corrupción. Ellos fueron criados sobre las mentiras de la política podrida de Israel. ¿Hay alguien en los medios que no esté al tanto de la disparidad insoportable entre lo que los políticos dicen a la cámara y lo que dicen cuando se apaga la cámara? Hemos aprendido a vivir con eso. Nadie les impedía mentir, nadie los confrontaba con sus mentiras. Es el periodismo que asiente con la cabeza en cada una de sus declaraciones huecas. Nadie los recompensa por ser honesto, el engaño paga. Sobornar a un editor de periódico a cambio de una cobertura favorable es fraude, pero también lo es decir que buscamos la paz cuando todos saben lo contrario. El fraude promete beneficios a los discapacitados, la apertura del tren de alta velocidad a Jerusalén para la Pascua, la pena de muerte para los terroristas. El fraude está poniendo una cara triste después de un ataque terrorista y declara que será el último, cuando todos saben que habrá más. Está diciendo que desea que los heridos se recuperen rápidamente, que el ejército responderá cuando sean la hora y el lugar correctos, que tu esposa es una víctima, que Israel sea el mejor. Decepciones grandes y pequeñas, y muy poca verdad. La verdad no es una opción. Promover este engaño ha requerido profesionalismo, traficantes poco escrupulosos, consultores de medios y estrategias, que siempre tienen los labios apretados. Ellos fueron heraldos de la gran corrupción. Llegué a conocer uno de los primeros, traído de EE.UU. por un filántropo judío, por supuesto. David Sawyer era un hombre guapo e impresionante que vino a ayudar a Shimon Peres a ganar las elecciones de 1981. Había obtenido varios éxitos en los Estados Unidos, una señal de que podría hacer lo mismo con Peres. Sawyer no tenía ni idea de Israel. Es dudoso que haya oído hablar del país antes de eso, pero en cuestión de días se había convertido en el experto que le diría a Peres qué decir. Peres se volvió adicto a él. Creía que Sawyer era la única persona que no quería nada de él, y en la política de finales de los 70, eso significaba mucho. Fue un momento de acoso sexual mucho más serio que el de hoy, y un período de sobres en efectivo que, concedido, se destinó a partidos políticos y no a particulares, pero nadie vio nada indebido en él. Entre los asociados de Peres en ese momento, había otros expertos en trucos más importantes: el omnipresente Ram Caspi y el ahora fallecido Eliezer Zurabin, y Peres les prestaba más atención que a su propia conciencia. Increíblemente, uno de los gigantes de Israel necesitaba un experto de EE.UU. para decirle qué decirle a una audiencia en Petaj Tikva. Así es como comenzó la farsa. Le dijeron que pestañeara, que la gente no le creía porque no pestañeaba. Le dijeron que visitara los mercados al aire libre, o no; que debería decir hola, que no debería decir hola; que debería mencionar la ocupación, o no; que debería tomarse una foto con el presidente francés, François Mitterrand, y que no debería tomarse una foto con él; que debía designar al ex militar Haim Bar-Lev, o que no debería. La imagen era todo. Lo importante fue lo que dijeron los consultores. Una gran cantidad de agua ha fluido a través de los inodoros de la Knéset desde entonces. Los consultores impusieron su influencia. Los políticos participan en el engaño. Benjamín Netanyahu alcanzó un registro bajo, pero no será último. ¿Es ingenuo o poco realista pensar que las cosas pueden ser diferentes? Que surgirá un político que simplemente dirá lo que piensa, todo lo que está pensando y solo lo que está pensando, independientemente de lo que diga un consultor y, en particular, independientemente de lo que la gente diga sobre él. Hay políticos como esos, en los márgenes de la política, pero no en el centro del poder. Está en nuestras manos. Quizás por una vez, premiaremos declarar la verdad y castigaremos el engaño.   Traducción: Dardo Esterovich

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¡Ve en paz!

Fuente: Uri Avneri | Gush Shalom Fuente: 24 de FEB 2018 Tengo una confesión que hacer: no odio a Binyamin Netanyahu. Tampoco odio a Sara’le. Generalmente no odio a la gente. Con la única excepción de las personas que han traicionado la confianza que puse en ellas e intentaron clavarme un cuchillo en la espalda. No más de tres o cuatro en toda mi vida. No voy a nombrarlos. No me he encontrado con Netanyahu en forma privada más de dos o tres veces. Una vez, me presentó a su segunda esposa en el corredor de la Knéset. Ella me pareció una buena mujer joven. La segunda vez que nos encontramos fue en una exposición fotográfica, en la que había una foto mía donde llevaba un casco de piloto. (No recuerdo cómo ni por qué). «Te ves como Errol Flynn», me dijo. Nunca había visto una película de Errol Flynn, pero la tomé como un cumplido. Tuvimos, por supuesto, muchas discusiones en la Knéset, pero eso no cuenta. Por lo tanto, si quiero eliminar a Netanyahu del gobierno, y tan pronto como sea posible, no es por ningún sentimiento personal. Sólo creo que es un desastre para Israel. Los interminables casos de soborno que han salido a la superficie —y continúan apareciendo, como los submarinos— requieren su remoción de inmediato. Y aún no hemos llegado al asunto de los sumergibles construidos en Alemania, que promete muchas revelaciones nuevas. Como antiguo editor de una revista de noticias especializada en investigaciones de asuntos de corrupción, puedo olerlo. Mucha gente disfrutaría ver a «Bibi» en prisión. Yo no lo haría. Si dependiera de mí, al Presidente del Estado y al Procurador General le ofrecerían un trato similar al de Nixon: renunciar de inmediato y ser indultado cinco minutos después. Tú y tu esposa. Sin caso, sin juicios. Ve a casa y disfruta de la vida. No tiene problemas financieros. Netanyahu es un hombre rico, con una generosa pensión como ex primer ministro, con varios apartamentos de lujo, aparte de los enormes sobornos que parece haberse embolsado en el camino. Además, todos los editores en el mundo con mucho gusto pagarían un gran adelanto por sus memorias. Entonces no hay razón para sentir lástima por él. El problema es, ¿quién tomará su lugar? El asiento vacío de la Knéset será ocupado por una abogada anónima, que fue incluida en la lista de candidatos del partido en el lugar reservado para «nueva candidata». Pero eso no es realmente importante. La pregunta importante es: ¿quién se convertirá en primer ministro? La renuncia de Netanyahu no significará automáticamente la disolución de la presente Knéset. Si otro miembro de la Knéset puede reunir una mayoría en la presente, él (o ella) será el próximo Primer Ministro. Solo un miembro del Likud tiene una oportunidad. Pero, ¿hay algún candidato probable? Lo dudo. Al igual que muchos líderes fuertes pero inseguros, Netanyahu no ha preparado un sucesor. Por el contrario, ha alejado a todos los posibles candidatos. La dirección actual del Likud y toda la galería de los actuales ministros del gobierno del Likud y sus aliados consisten en donnadies. A ninguno de ellos podría imaginármelo como el hombre (o la mujer) responsable del futuro de Israel. Dios no lo quiera (ya sea que exista o no). Si ninguno tiene éxito en establecer un nuevo gobierno en la Knéset actual, se debe elegir una nueva Knéset. ¿Pueden las nuevas elecciones producir una mayoría diferente? Posible, pero no probable. En un país normal, después de la casi increíble serie de asuntos de corrupción, la oposición asumirá el poder y uno de sus líderes se convertiría en primer ministro. Sencillo. Pero Israel no es un país normal. Hay una profunda división entre izquierda y derecha, sin nada en el medio. Para grandes bloques de votantes moverse de derecha a izquierda es casi imposible. Tampoco hay acuerdo sobre la cuestión de cuál es el comportamiento adecuado para un primer ministro. Un profesor me dijo una vez: «Un primer ministro británico que ocupe todos los cargos gubernamentales superiores con parientes sería considerado corrupto. Un líder egipcio que no lo haga sería considerado egoísta. Tiene mucha suerte y no lo comparte con nadie de su familia». Parece que mientras más evidencia sobre la corrupción de Netanyahu aparece, más ferozmente los miembros de su partido lo apoyan. ¡Es todo una campaña de desprestigio de la izquierda malvada! ¡Son todas noticias falsas! La policía está confabulada con el traidor Partido Laborista ashkenazi (a pesar de que el jefe de la policía, que fue personalmente elegido por Netanyahu, es un yemenita que usa kipá y ex oficial del servicio secreto). Entonces, la próxima Knéset probablemente se verá más o menos como la presente. Si es así, ¿qué pasará? De los 120 miembros de la Knéset actual, 30 pertenecen al Likud, 10 a Kulanu («Todos nosotros»), un partido disidente formado por un ex miembro del Likud, 8 al partido religioso Casa Judía, 7 al partido religiosa oriental, 6 al partido de extrema derecha «Israel nuestro hogar» de Avigdor Lieberman, 6 al partido ortodoxo. Esta es la actual coalición de gobierno, 67 en total. La oposición consiste en 24 miembros laboristas (llamados «Campamento sionista»), 11 en el partido «Hay un futuro» de Ya’ir Lapid, 5 miembros de Meretz y los 13 miembros de la Lista Árabe Unida, que casi nadie tiene en cuenta. En total 53. Asumiendo que los resultados de las próximas elecciones serán más o menos los mismos, como lo predicen las encuestas, estos números llaman la atención casi automáticamente a los 10 miembros de Kulanu. Su líder incuestionable es Moshe Kahlon, en la actualidad el siempre sonriente Ministro de Finanzas, que se considera liberal y moderado. ¿Puede cambiar de bando? En realidad, todos asumen que en las próximas elecciones el Partido Laborista se hundirá. Después de cambiar líderes como calcetines, eligió a un jefe oriental, Avi Gabbay, para sacudirse la maldición de ser una partido «ashkenazi». No funcionó. Bajo Gabbay, el partido continúa perdiendo en las

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Un leve golpe a la arrogancia israelí

Fuente: Gideon Levy | Haaretz Fecha: 11 de FEB 2018 La arrogancia israelí podría no haber terminado el sábado, pero seguramente se resquebrajó. De repente, se hizo evidente que Israel no está solo en el Medio Oriente, que incluso su inmenso poder militar tiene sus límites. Podría haber un lado positivo, si Israel acepta que no puede vivir para siempre con la espada, ni siquiera con aviones avanzados. Tal vez el F-16 abatido derribe la doctrina según la cual todo puede y debe resolverse por la fuerza; primero que nada la fuerza, siempre la fuerza, solo la fuerza. Décadas de supremacía aérea -ya menudo, como en Líbano y la Franja de Gaza, exclusividad aérea- han llevado a Israel a comportarse como si no solo fuera el poder más fuerte en los cielos de Medio Oriente, sino el único. El sábado, esta suposición llegó a su fin. Israel no está solo en el cielo y el precio es doloroso. El lado cómico fue cuando Israel afirmó que el dron iraní había violado su soberanía. Israel puede violar cualquier  soberanía, sobrevolando Líbano, bombardeando Siria, Sudán y, por supuesto, Gaza indefensa, pero solo el dron iraní violó la soberanía. Nada podría haber sido más predecible que el derribo del avión el sábado. A pesar de todos los esfuerzos por disimularlo, el avión «cayó» e Israel recibió un golpe leve en el ala. Después de docenas de incursiones aparentemente exitosas en Siria, estaba claro que sucedería. Un omnipotente avión israelí será derribado. Nadie pensó en lo que sucedería después y a dónde podría conducir eso. Borracho de éxito, Israel aumentó la frecuencia de los bombardeos, pensando que su fuerza aumentaba con cada uno de ellos. Nadie dijo una palabra. Nadie dijo «paren». El ataque aéreo no se ha inventado para que no tenga el  soporte de “pared a pared” aquí. ¿Estamos bombardeando? No hay nada mejor Siria está sangrando, después de todo, ¿qué podría ser malo? Pocos saben si todos los ataques aéreos fueron necesarios, y si el beneficio superaba el daño. Todos se callaron o vitorearon. Estos bombardeos también causan daños y tienen un costo acumulado. A veces, en realidad estimulan al enemigo, a veces siembran el deseo de venganza. Y cuando los comentaristas israelíes dicen durante meses que ninguno de los dos bandos quiere guerra, es hora de preparar los refugios antiaéreos; ellos dicen eso antes de cada guerra. El verdadero peligro de una acumulación militar iraní al otro lado de la frontera no debe tomarse a la ligera. Es peligroso y atemorizante. Las parcelas expansionistas iraníes son preocupantes. Pero no todo se puede resolver, ciertamente, con bombardeos. Esto debe ser reconocido. En Israel, con un ejército de expertos que solo pueden repetir lo que se les dictó, un tema como los ataques aéreos en Siria ni siquiera se plantea para su discusión. En Israel tampoco hay una oposición significativa a nada. El sábado también, el centro-izquierda estalló en vítores de aliento y apoyo, como lo hace después de cada bombardeo y antes de cada guerra. Tampoco la política general de Israel sobre Irán ha sido alguna vez discutida. La nación del ejército y la espada siempre está en contra de los acuerdos y en favor de cada guerra. En Israel, la única oposición es a los acuerdos. Para el primer ministro y la derecha gobernante, cada acuerdo es un Acuerdo de Munich. Pocos se opusieron a la campaña del Primer Ministro Benjamin Netanyahu contra el acuerdo nuclear iraní. Es dudoso que Israel haya visto algún beneficio de ello. El Churchill israelí llevó al país al borde de un abismo. Es difícil, por supuesto, saber qué hubiera pasado si Israel hubiera apoyado el acuerdo, pero el hecho es que Israel ahora enfrenta el peligro de una guerra con Irán. No es mucho peor que eso. La arrogancia tiene su precio. Es la arrogancia lo que dice que se puede permitir que la Franja de Gaza se muera de hambre y que Cisjordania permanezca indefensa, simplemente porque somos fuertes. Es la arrogancia lo que determina que solo Israel puede armarse interminablemente, y todos los demás deben inclinar la cabeza en rendición para siempre. Y luego, un hombre cae de un avión una noche, o una mañana, e Israel repentinamente se despierta a la realidad: no está solo, no es omnipotente y ciertamente no puede depender para siempre únicamente de su poderío militar. Traducción: Dardo Esterovich Nota original: A Slight Bump to Israeli Arrogance

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