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Los estadounidenses judíos, controversias y antisemitismo: Trump lo hizo

Fuente: Dardo Esterovich | Revista Convergencia Fecha: 10 de diciembre de 2019 Últimamente las noticias de las controversias internas en la colectividad judía de EE. UU. han ganado amplio espacio en la prensa judía y en algunos casos han trascendido a la prensa en general. No es que antes no las hubiera pero ahora se han exacerbado por razones domésticas y otras relacionadas a Israel. Las domésticas tienen que ver con un notable incremento del antisemitismo que se suma a la histórica división entre la gran mayoría cercana a los demócrata que se posiciona en defensa y ampliación de los derechos de las minorías, y se los reconoce como liberales en la significación que este término tiene en la política estadounidense. El otro es un sector minoritario, producto de la emergencia de una parte de la colectividad a las clases altas de multimillonarios de gran poder económico, que adhieren a los republicanos y que se los reconoce como conservadores. Las controversias relacionadas a Israel se manifiestan en dos planos: El creciente rechazo a la política del gobierno derechista de Netanyahu en relación al conflicto en Medio Oriente y su negativa a quitarle los privilegios al sector ultraortodoxo que lo acompaña en la coalición de gobierno, en perjuicio de las otras corrientes religiosas judías como los reformistas y conservadores que a su vez son mayoritarias en EE.UU. En este marco, en los últimos lustros han surgido diversos movimientos que se expresan por fuera del establishment tradicional representado por la Conferencia de Presidentes de las principales instituciones judías, el poderoso lobby judío AIPAC y la ADL (Liga contra la Difamación). Estos movimientos, en apretada síntesis son: a) If Not Now (Si no es ahora) se fundó en julio de 2014 para protestar por el apoyo institucional estadounidense judío a las acciones de Israel durante el conflicto con Gaza de 2014 Su primera acción fue recitar la oración de luto judía, el Kaddish, por todas las víctimas palestinas e israelíes de la guerra, reuniéndose en las afuera de las oficinas de la Conferencia de Presidentes. b) Jewish Voice for Peace (Voz Judía por la Paz) fue fundada en septiembre de 1996 como una organización opuesta a la ocupación de Cisjordania y Gaza. Durante sus primeros años fue buscando su propia identidad en un proceso de intenso debate. En el año 2009 define su misión, que rige actualmente. Se opone al fanatismo y la opresión y discriminación anti-judía, anti-musulmana y anti-árabe. Busca el fin de la ocupación israelí de Cisjordania, la Franja de Gaza y Jerusalén Este; seguridad y autodeterminación para israelíes y palestinos; una solución justa para los refugiados palestinos basada en principios establecidos en el derecho internacional; el fin de la violencia contra los civiles; y paz y justicia para todos los pueblos del Medio Oriente. c) J-Street (Calle Judía) es una asociación sin fines de lucro con una rama que ejerce funciones de lobby. Fue fundada en abril de 2008 y propone una firme implicación norteamericana para poner fin al conflicto entre israelíes y palestinos, defiende un cambio en la política estadounidense en Medio Oriente privilegiando las soluciones diplomáticas por encima de las soluciones militares. Defienden el acuerdo nuclear pacífico con Irán, y promueve una aproximación a la resolución del conflicto, de una manera multilateral, no unilateral, así como el diálogo en lugar del enfrentamiento. Apoya financieramente a los candidatos al Congreso estadounidenses, fundamentalmente demócratas, que se comprometan en apoya estas políticas. d) Bend the Arc (Curvando o tensando el arco) se formó en 2012 a partir de la fusión de los Fondos Judíos para la Justicia y la Alianza Judía Progresiva. Se propone unir voces progresistas judías en todo Estados Unidos para luchar por la justicia para todos. Se viene solidarizando con las comunidades minoritarias atacadas. La organización aboga por una sociedad más equitativa y justa, enfocándose estrictamente en los asuntos domésticos. Bend the Arc no se ocupa de cuestiones relacionadas con Israel. e) Americans for Peace Now (Estadounidenses por Paz Ahora)) es una organización sin fines de lucro cuyo objetivo declarado es ayudar a lograr una solución política integral al conflicto israelí-palestino. Fundada en 1981 como la organización hermana de Shalom Ajshav (Paz Ahora) de Israel, APN se describe a sí misma como una organización judía estadounidense no partidista, sin fines de lucro, pro Israel, pro paz. Estas son las más importantes organizaciones estadounidenses judías por fuera del establishment con inserción en la mayoría de los estados de EE.UU. con amplia presencia de la colectividad judía. Hay numerosos movimientos locales especialmente en los campus universitarios no vinculados entre sí ni con alguna institución que los centralice que también dan pelea por las mismas cuestiones que las mencionadas anteriormente. Este conjunto de movimientos con sus matices de mayor o menor radicalización, buscan relacionarse con la sociedad norteamericana en general en defensa de los derechos de las minorías, contra la discriminación y la xenofobia, y en defensa de los sectores más desprotegidos económica y socialmente. Pero lo que últimamente ha monopolizado la atención de todos estos movimientos y otros no necesariamente adscriptos a principios progresistas, es el incremento exponencial del antisemitismo durante la era Trump. Todos los gestos hacia Israel del presidente norteamericano -traslado de la Embajada a Israel, reconocimiento de la soberanía sobre el Golán y Jerusalén Este, y últimamente la legitimación de los asentamientos judíos en Cisjordania- no ha podido aplacar la preocupación ante este peligroso fenómeno. El antisemitismo en EE.UU. viene de larga data –basta recordar los carteles que no admitían en comercios, hoteles y casas de comida a negros, judíos y perros- con exponentes de alto perfil como Henry Ford y Charles Lindbergh. Después de la Segunda Guerra Mundial con la derrota del nazismo y la posterior creación del Estado de Israel, se remitió en pequeño grupos racistas y neonazis. Pero el advenimiento de Trump a la presidencia de EE.UU. hizo revivir a lo que estaba esporulado. La primera advertencia tuvo lugar en Charlottesville, Virginia, cuando durante una marcha convocada por los supremacistas blancos agrupados en “Alt-Right” (Alternativa de

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Cómo Israel-Palestina saltó al corazón de la política estadounidense

Fuente: Alex Kane | +972 Magazine Fecha: 22 de noviembre de 2019 La última vez que hubo una primaria abierta del Partido Demócrata, Hillary Clinton y Barack Obama se enfrentaron en todo, desde la Guerra de Irak hasta la atención médica, para competir, .Todo, esto es, excepto Israel. Las críticas a Israel durante la campaña 2007-2008 se limitaron a los candidatos marginales. En un debate en el medio independiente NPR de 2007, Mike Gravel, el ex senador de Alaska al que nunca votó más del 3 por ciento, preguntó por qué era un problema que Irán financiara a Hamas y Hezbolá, mientras que Estados Unidos financia a Israel. Esa fue una de las únicas desviaciones de la línea pro israelí estándar emitida durante la temporada de primarias, y el candidato que la hizo no era exactamente una estrella. Gravel no ganó un solo delegado. Mientras Clinton y Obama expresaron obedientemente su apoyo a Israel durante toda la campaña, la relación entre Estados Unidos e Israel no ocupó un lugar central en la carrera primaria demócrata. Una década después, el debate sobre Israel ha cambiado radicalmente. Ahora se está desarrollando en el escenario más destacado de la política estadounidense, la carrera presidencial, y en los pasillos del Congreso. El senador Bernie Sanders (D-Vt.), que está en tercer lugar en la carrera por ser el próximo candidato presidencial demócrata, ha dicho en repetidas ocasiones que quiere que Estados Unidos aproveche su ayuda militar a Israel para poner fin al trato injusto de Israel a los palestinos. Pete Buttigieg, el alcalde de Indiana, en el cuarto lugar, dijo que los contribuyentes estadounidenses no deberían pagar la factura de una anexión israelí de Cisjordania. La senadora Elizabeth Warren (D-Mass.), ahora disputando por el liderazgo con Joe Biden, ha sido menos clara sobre su plan para Israel-Palestina. Pero ella ha hablado sobre la necesidad de poner fin a la ocupación de Israel y, en octubre, dijo que estaba dispuesta a condicionar la ayuda militar estadounidense a Israel. En cuanto a Biden, está solo al decir que condicionar la ayuda militar de los Estados Unidos a Israel sería «absolutamente indignante». Mientras tanto, una nueva cosecha de progresistas, liderada por las representantes Ilhan Omar (D-Minn.) Y Rashida Tlaib (D-Mich.), están ampliando el debate sobre la alianza entre Estados Unidos e Israel en el Congreso, pidiendo límites a la ayuda militar estadounidense y elogiando las tácticas de boicot, desinversión y sanciones como herramientas para cambiar el status quo en el terreno. «Hay una apertura y una disposición cada vez mayores para hablar con mucha más profundidad y de manera más imparcial sobre las realidades del conflicto entre Israel y Palestina», dijo Logan Bayroff, portavoz de J Street, el grupo de lobby liberal judío estadounidense pro israelí. «Se ha abierto mucho más espacio en los últimos 10 años, y especialmente en los últimos cuatro años, durante la administración Trump». Esta evolución no es incidental. El cambio dramático en el debate de los EE. UU. sobre Israel-Palestina es el resultado de cambios de larga data en la ideología del partido, una serie de eventos notables en Israel y los EE. UU. y una organización obstinada dirigida por palestinos estadounidenses que ha capitalizado estas tendencias. ¿El resultado de todo esto? Un animado debate sobre el futuro de la relación entre Estados Unidos e Israel que no muestra signos de morir. El Estado judío no es ajeno a la política de Washington. Incluso antes de que el presidente Harry Truman reconociera a Israel en 1948, los judíos estadounidenses estaban en el capitolio, presionando a Truman para que apoyara la conversión de la Palestina con mayoría  árabe en un Estado judío. Durante gran parte de las siete décadas posteriores, la discusión de Estados Unidos sobre Israel en Washington se ha centrado en la mejor manera de proteger al Estado judío de sus vecinos hostiles. Ha habido interrupciones ocasionales al status quo. A principios de la década de 1980, el presidente Ronald Reagan suspendió las entregas de aviones de combate a Israel después del bombardeo de un reactor nuclear iraquí y prohibió la exportación de bombas de racimo después de que Israel las arrojó al Líbano durante la primera guerra de Israel allí. En 1992, el presidente George H.W. Bush se negó a aprobar garantías de préstamos para Israel a menos que dejara de construir asentamientos en tierras palestinas en Cisjordania y Gaza. Sin embargo, estos cambios ocasionales en el debate político estadounidense sobre Israel no minaron la férrea alianza estadounidense-israelí. Y eventualmente, estas interrupciones en el debate sobre el status quo se desvanecieron. Sin embargo, la polarización de la política de Washington en los últimos años allanó el camino para la división partidista de hoy sobre Israel. El Partido Republicano se volvió más blanco, viejo y rico. La influencia evangélica cristiana de derecha sobre el Partido Republicano creció considerablemente, empujando las políticas del Partido Republicano sobre Israel hacia la derecha. El Partido Demócrata se volvió más dependiente de personas de color, jóvenes, laicos y minorías religiosas. Las bases de ambas partes se fusionaron en torno a dos visiones fundamentalmente diferentes de cómo Estados Unidos debería comportarse en el mundo. Los ataques del 11 de septiembre de 2001 unieron temporalmente al establishment demócrata y al Partido Republicano para librar la guerra de Irak, pero en espacios progresistas, el sentimiento contra la guerra era alto. Y con ello, se prestó más atención al tema de Palestina, aunque Palestina fue un tema divisivo a veces. Algunos liberales no querían conectar a Palestina con Irak, mientras que aquellos más firmemente a la izquierda los veían como problemas interconectados. «Comenzaron a hacer conexiones entre lo que sucedía en el país y lo que sucedía en Israel, porque Israel estaba haciendo esa conexión en términos de su campaña de hasbara (esclarecimiento)», dijo Zaha Hassan, miembro visitante de Carnegie Endowment for International Peace. “Dijeron que la resistencia palestina en los territorios ocupados no era diferente a los movimientos extremistas islámicos en el Medio Oriente. Los liberales y progresistas en los Estados Unidos

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La invitación de Sanders

Fuente: David Brooks | La Jornada (México) Fecha: 28 de octubre de 2019 Si hay algo en el cosmos político estadounidense que resiste ser tragado por el hoyo negro de la era trumpiana es la luz que brilla de jóvenes indignados y viejos veteranos de luchas por la justicia social y los derechos humanos que se oponen al modelo neoliberal impuesto sobre este país. Y es el socialista democrático Bernie Sanders quien está ganando –aún si pierde al final– la contienda electoral presidencial al haber definido un eje central de la pugna política del país a través de su llamado por una revolución política contra la clase multimillonaria en el poder. El candidato más viejo cuenta con un amplio apoyo de los jóvenes –una generación cuya mayoría, según las encuestas, favorece al socialismo– y sigue encuadrando su campaña con la consigna de Ocupa Wall Street por un gobierno de, para y a favor del 99 por ciento contra el uno por ciento más rico. No podemos continuar con una clase multimillonaria cuya avaricia y corrupción ha estado en guerra contra las familias trabajadoras del país por 45 años, repite, mientras acude a las huelgas de maestros y otros sindicatos. En un mitin reciente en Nueva York, preguntó si todos los presentes estaban dispuestos a luchar por los derechos y bienestar de personas que ni conocen como si fuera para sí mismos. Porque si están dispuestos a hacer eso, a amar, a luchar por un gobierno de compasión, justicia y decencia; si están dispuestos a repudiar el deseo de Trump de dividirnos, si están dispuestos a confrontar la avaricia y corrupción de la élite empresarial, si ustedes y millones de otros están preparados hacer eso, entonces no tengo duda de que no sólo ganaremos la elección, sino que juntos transformaremos a este país. No deja de denunciar la severa desigualdad económica y su efecto corruptor del poder, y regresa a sus propuestas, que incluyen un seguro de salud universal, universidad pública gratuita, fin de la deuda estudiantil, incremento del salario mínimo, fin del encarcelamiento masivo y racista, una reforma migratoria integral con acceso a la ciudadanía, defensa de los derechos de las mujeres… (https://berniesanders.com/es/). Sanders, quien recientemente presentó un proyecto detallado para una economía verde, ha abordado el tema del cambio climático desde hace más de tres décadas (https://youtu.be/A_CHrx7PzYw). En respuesta a algunos acontecimientos recientes en el exterior, Sanders ha comentado: Aplaudo los movimientos de base encabezados por indígenas de Ecuador, quienes se enfrentaron a la represión y bloquearon la agenda de austeridad del FMI. Las élites económicas siguen promoviendo la austeridad a nivel mundial, haciendo la vida intolerable para la gente trabajadora. Estados Unidos debería dejar de apoyar eso. En referencia a las protestas populares en Líbano e Irak, y en otras partes del mundo, declaró que si queremos un futuro progresista, necesitamos construir un movimiento global de y para la gente trabajadora. A pesar de ser el precandidato presidencial demócrata con mayor recaudación de fondos y el primero en superar un millón de donantes individuales, realizar hace una semana el mitin electoral más grande de cualquier candidato en lo que va de esta contienda y que en las encuestas nacionales sigue entre los primeros 3 (de unos 21 precandidatos ahora) en las preferencias, los medios y expertos del establishment han hecho todo para descartarlo como un candidato viable, mientras la cúpula demócrata no oculta su desdén. Y es que esa cúpula demócrata, igual que la republicana, están ligadas a la misma cúpula económica. Robert Reich recientemente escribió que la disputa política aquí ya no es de demócratas contra republicanos, sino la democracia contra la oligarquía, y por ello Sanders, como en parte la otra precandidata progresista Elizabeth Warren, cuentan con tanto apoyo abajo y generan tanto temor en las cúpulas. Sanders está convocando una respuesta a décadas de políticas neoliberales aplicadas dentro de Estados Unidos. Muchos esperan que lo que representa rescate a este país de sí mismo, ante el abismo obsceno y peligroso en que se encuentra.

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Sin Bolton, ¿cambiará la política exterior de EEUU?

Fuente: Atilio Borón | Blog de Atilio Borón Fecha: 17 de septiembre de 2019 No faltan los ilusos que piensen que con la salida de John Bolton la belicista política exterior de Donald Trump daría paso a otra de carácter menos virulenta, tanto en sus gestos como en su contenido, y por lo tanto menos peligrosa para la paz y la seguridad internacionales. Grave error. Es cierto que había diferencias entre lo que proponía el ex Consejero de Seguridad Nacional y el presidente en varios temas clave. Mientras en las páginas editoriales del New York Times aquél aconsejaba bombardear Irán para evitar que este país accediera a la bomba atómica (que ya EEUU le concedió a Israel hace décadas), Trump albergaba dudas sobre la eficacia de esa política, más no de su inmoralidad.[1] Los expertos del Pentágono seguramente le advirtieron al ocupante de la Casa Blanca que al igual de lo que Jorge Luis Borges dijera una vez de los militares argentinos, Bolton tampoco “había oído en su vida silbar una sola bala” rasgando el aire sobre su cabeza y que sus bravatas eran el peligroso disparate de alguien que desconocía por completo el arte de la guerra. El halcón racista y xenófobo, hoy “involuntariamente desocupado” (como acotaría burlonamente J. M. Keynes) era tan estúpido que inclusive proponía bombardear también a  Corea del Norte, sin percatarse que Seúl y Tokio,  las dos principales ciudades de esos cruciales aliados de Estados Unidos en Asia: Corea del Sur y Japón, podrían ser reducidas a cenizas por la represalia norcoreana ni bien comenzara el ataque estadounidense. La tecnología moderna hace que cualquier ataque nuclear, por sorpresivo que sea, nunca será suficientemente destructivo como para evitar la retaliación del agredido. Esto fue lo que el bruto de Bolton nunca entendió y lo que los militares del Pentágono le dijeron a Trump. Aquél también era partidario de escalar la agresión en contra de la República Bolivariana de Venezuela, no descartando una intervención militar que, como se dice a cada rato, es «una opción que siempre está sobre la mesa». Esta amenaza no se materializó aunque en las últimas semanas la Casa Blanca ha movido a su rastrero peón en Bogotá ordenándole crear una situación muy tirante en la frontera colombo-venezolana. Si estos escarceos llegaran a culminar en un violento desenlace Estados Unidos podría invocar al TIAR -que por algo lo ha venido reactivando estos días- para reunir fuerzas con su peonada y acudir en ayuda de Colombia «agredida» por Venezuela. Poco probable que alguien le crea, pero las aviesas intenciones son innegables. Dicho esto, hay que tener en cuenta que no son las personas (Trump, Bolton, Pompeo) ni los partidos quienes hacen la política de Estados Unidos, ni en lo doméstico ni en el ámbito internacional. El poder de decisión fundamental reposa en las manos del “complejo militar-industrial-financiero” o, como algunos lo denominan, «el estado profundo». Este núcleo duro del poder que nadie ha elegido y que es responsable ante nadie es quien, desde finales de la Administración Eisenhower (1953.1961), elabora e impone las grandes directivas que luego, con un inevitable “toque personal”, llevan adelante los presidentes y los jerarcas de la administración de turno. Es obvio que los  gobernantes le imprimen un sello personal que no debe ser desdeñado, pero no es allí donde hay que buscar los fundamentos de las políticas de estado que adopta el imperio. Al fin y al cabo no fue otro que el «progresista» Barack Obama quien “legalizó” la infame agresión a Venezuela con su execrable orden ejecutiva del 9 de marzo del 2015 en la cual “declaraba la emergencia nacional debido a la amenaza inusual y extraordinaria que la situación de Venezuela planteaba para la seguridad nacional y la política exterior de Estados Unidos.”  Los ominosos términos de este decreto: «emergencia nacional», «amenaza inusual y extraordinaria» a la «seguridad nacional» de su país hunden al afroamericano en las ciénagas más malolientes de la política internacional.  Por consiguiente Trump no hizo más que avanzar por el camino trazado por su predecesor, claro está que tiñéndolo con las estridencias de sus extravagancias personales y la grosería de sus modales de ricachón prepotente. ¿Ataques con drones? Obama hizo uso y abuso de ellos, y Trump siguió la curva ascendente de esas agresiones. ¿Operaciones de “cambio de régimen” contra Venezuela, Nicaragua, Irán y ahora Hong Kong?  Salvo la última, las otras tres comenzaron con Obama. ¿Extraterritorialidad de las sanciones económicas norteamericanas? Una vieja política del imperio que cultivaron con empeño todos los presidentes de Estados Unidos desde Eisenhower en adelante. Sanciones económicas a diestra y siniestra aplicadas a gobiernos de países reputados como “enemigos”, a bancos y empresas que efectúen transacciones comerciales o financieras con ellos y a personas físicas o jurídicas involucradas en las mismas. No sólo eso: también bloqueos comerciales, de puertos (en la Nicaragua sandinista), sabotajes, ataques informáticos, linchamientos mediáticos, la sólo enumeración detallada sería interminable. Un ejemplo basta y sobra: en 2014 la Administración Obama impuso una escalofriante multa de 8.834 millones de dólares al banco francés BNP Paribas por «desobedecer las sanciones económicas impuestas contra Sudán, Irán y Cuba.» La ley norteamericana fue admitida sin chistar nada menos que por el gobierno «socialista» de Francia, convalidando de este modo una monstruosidad jurídica que corroe las bases legales del orden mundial, a saber:  las leyes que apruebe el Congreso de EEUU son edictos imperiales que deben ser obedecidos en todo el mundo. Solícito con ese talante colonial Laurent Fabius, el canciller del presidente François Hollande se limitó a decir que esa sanción aplicada a un banco francés por operaciones realizadas no con Estados Unidos sino con terceros países era una «decisión injusta y unilateral y no razonable».  Tomando en cuenta todos estos hechos es fácil concluir que Estados Unidos se ha convertido, con la complicidad de las potencias europeas, en el más peligroso y beligerante “estado canalla” del mundo, que viola la legalidad internacional con absoluta impunidad. El recrudecimiento de las sanciones económicas contra Cuba y Venezuela fue sin duda potenciado

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Bernie Sanders está, finalmente, dispuesto a hablar sobre ser judío

Fuente: Allison Kaplan Sommer  | Haaretz Fecha: 10 de septiembre de 2019 El contendiente presidencial demócrata ha sorprendido a muchos en las últimas semanas al discutir abiertamente su identidad judía, lo que provocó que los observadores experimentados de Bernie se preguntaran qué ha cambiado. Fue un momento histórico cuando Bernie Sanders se convirtió en el primer judío estadounidense en ganar una primaria presidencial en febrero de 2016. Pero, en un movimiento extraño para un político, fue un logro que el propio Sanders se negó a reconocer. En su discurso de victoria sobre la rival demócrata Hillary Clinton en New Hampshire, el senador de Vermont no mencionó sus raíces etno-religiosas al describir sus antecedentes, llamándose a sí mismo «el hijo de un inmigrante polaco que vino a este país sin hablar inglés y sin dinero.» Su evitación de mencionar su primer triunfo histórico y la descripción de su padre como simplemente «polaco», sin ninguna referencia al antisemitismo del que huía como la razón por la que buscó refugio en los Estados Unidos en la década de 1920, levantó las cejas en la comunidad judía y entre expertos – incluida la campaña actual- en los medios de comunicación judíos e israelíes. La sensación de que estaba tratando deliberadamente de no usar la «palabra jewish» se reforzó unos días más tarde cuando debatió sobre Clinton y se refirió a «alguien con mis antecedentes», en lugar de simplemente llamarse a sí mismo cómo se ve y suena tan claramente: judio de Brooklyn. Esto, señaló un artículo del Times, se estaba convirtiendo en un problema. En un momento en que todos los demás candidatos en el abarrotado campo demócrata usaban parte de su historia personal para presentar su caso, la insistencia de Sanders en atenerse a su mensaje económico y negarse a hablar de sí mismo lo estaba perjudicando. Pero menos de un mes después, la identidad judía de Bernie Sanders finalmente comenzó a emerger del armario. El catalizador en el proceso fue, inevitablemente, el propio Donald Trump. El 21 de agosto, en medio de la controversia sobre la negativa del primer ministro Benjamin Netanyahu a admitir en Israel y Cisjordania a las representantes demócratas Rashida Tlaib e Ilhan Omar l , Trump preguntó: “¿A dónde se fue el Partido Demócrata? ¿Dónde han ido, donde están defendiendo a estas dos personas contra el Estado de Israel? Y que cualquier persona judía que vote por un demócrata, creo que muestra una falta total de conocimiento o una gran deslealtad”. En respuesta a Trump, Sanders declaró en un evento de campaña en Sioux City , Iowa: “Soy una persona judía orgullosa y no me preocupa votar por los demócratas. Y, de hecho, tengo la intención de votar por un hombre judío para convertirse en el próximo presidente de los Estados Unidos “. Se refería, por supuesto, a sí mismo. Para los observadores que vienen siguiendo a Bernie desde hace mucho tiempo en la comunidad judía, escucharlo describirse a sí mismo como una «persona judía orgullosa» parecía marcar una nueva dirección. Al principio, era posible que fuera una casualidad. Pero luego vino el resonante respaldo de Linda Sarsour a Sanders en un mitin de campaña este fin de semana. «En un momento de un sorprendente aumento del nacionalismo blanco y el antisemitismo, estaría muy orgullosa de ganar, pero también de hacer historia y elegir al primer presidente judío estadounidense que este país haya visto y que su nombre sea Bernard Sanders”, Sarsour dijo en el video. El hecho de que la controvertida activista palestina y copresidenta de la Marcha de las Mujeres respaldara públicamente a Sanders no fue sorprendente; después de todo, Sarsour, una compañera de Brooklyn de extrema izquierda, ya había hecho una campaña enérgica por él en 2016. Lo sorprendente ahora fue la decisión de su campaña de resaltar esa cita en particular, enfatizando su judeidad, tanto en texto como en video, cuando Sarsour fue nombrada subrogante de la campaña presidencial 2020 de Sanders. Y a fines de la semana pasada, Sanders dio una entrevista cercana y personal con el reportero de Yahoo News Hunter Walker, quien marcó la pauta para que el senador hablara sobre su infancia al suministrarle (durante la entrevista) alimentos culinarios básicos de Brooklyn, el Dr. Brown’s Cream Soda y el cheesecake (pastel de queso) del legendario Junior’s Restaurant. Sanders habló sobre crecer en Brooklyn, los deportes callejeros que practicaba y, en un primer momento, habló extensamente sobre su vecindario de inmigrantes judíos de habla yiddish en Midwood. Relató la vida en una familia pequeña y en apuros que había decidido enviarlo a él y a su hermano a la escuela hebrea. Sanders le dijo a Walker que si bien «estoy muy orgulloso de ser judío… te diría que no era un gran estudioso talmúdico». Creo que en su mayoría estábamos lanzando bolas de saliva”. También recordó los recuerdos de la escuela hebrea que involucraban la lectura rápida del hebreo sin comprender lo que significaban las palabras. Dijo, como lo ha hecho anteriormente, que el hecho de ser judío que tuvo el mayor impacto en él «fue el Holocausto y… lo que le hizo a la familia de mi padre y a 6 millones de personas». Con el aumento y la conciencia del antisemitismo que han crecido de manera tan significativa desde la primera competencia primaria de Sanders hace tres años, tal vez este cambio fue inevitable. Pero también es un movimiento político inteligente. En su competencia de 2016 con Clinton, sufrió en gran medida su incapacidad para conectarse con los votantes afroamericanos y de otras minorías, y la percepción de que de alguna manera rechazó las políticas de identidad, prefiriendo centrarse en la injusticia económica en lugar de las injusticias raciales. Chocó con el movimiento Black Lives Matter por su incapacidad para enfatizar la raza y la justicia penal sesgada. Sigue siendo una batalla cuesta arriba, con encuestas que muestran que la comunidad negra favorece abrumadoramente al ex vicepresidente Joe Biden como la mejor opción para el candidato demócrata. Sin embargo,

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La lealtad equivocada de los judíos estadounidenses

Fuente: Gideon Levy | Haaretz Fecha:  22 de agosto de 2017 Donald Trump tiene razón: los judíos son realmente desleales. Donald Trump está equivocado: la mayoría de ellos son leales a los valores equivocados. Cuando el presidente de los Estados Unidos describe a la mayoría de los judíos estadounidenses, que votan por los demócratas, como «una falta total de conocimiento o una gran deslealtad», no está claro si se refiere a su lealtad a su país o pueblo, a los Estados Unidos o a Israel. Se puede suponer que quiso decir que quienes votan por el partido de las congresistas Rashida Tlaib e Ilhan Omar no son leales a Israel, los judíos y los Estados Unidos. Pero lamentablemente, solo unos pocos judíos estadounidenses apoyan las posiciones de las dos congresistas. Esta es su falta de lealtad: la deslealtad a los principios de justicia y moralidad, el espíritu liberal tradicional de los judíos en los Estados Unidos, y también la falta de lealtad a los intereses de su país, que son lo contrario de lo que Trump pretendía. Los judíos estadounidenses, en su apoyo o en su silencio, en la ceguera o la ignorancia, son más leales a la ocupación israelí que cualquier otro valor. Es fácil acusar a las minorías de cualquier cosa, traición o ignorancia, en Israel como en Estados Unidos. Los árabes israelíes no pueden soñar con un estatus como el de los judíos en los Estados Unidos; solo tienen una cosa en común: la acusación de deslealtad es su nervio más sensible. Hay evidencia de esta acusación en Estados Unidos. El apoyo automático del establishment judío para cada gobierno israelí y casi cada una de sus posiciones es la prueba de doble lealtad. La elección del establishment judío es clara y automática: Israel primero, Israel sobre todo. El saludo ciego a Israel, excepto si involucra asuntos internos judíos como el status de los judíos reformistas y orar en el Muro de los Lamentos. Esta lealtad, si no es adoración, es desastrosa. Al final, perjudicará a todos, a los judíos en los Estados Unidos y también en Israel. Y Trump realmente quiere aún más. Nadie espera que comprenda la importancia de la ocupación, sus crímenes y daños, pero es posible y necesario esperar más de los judíos estadounidenses, que se consideran en su mayoría liberales. Comprender que Israel no es solo lo que les están vendiendo en los viajes de Birthright, con los escoltas armados, que están destinados a fortalecer la sensación de peligro y la victimización entre los jóvenes; y en los eventos de caridad de Friends of the IDF con los soldados discapacitados que suben al escenario al rugido de la audiencia y sus lágrimas. Israel es también lo que las congresistas Tlaib y Omar querían ver y ser vistas. Israel tiene un lado muy oscuro y malvado. La mayoría de los judíos estadounidenses lo apoyan o ignoran su existencia. Todo esto no necesariamente tiene que ser. En Sudáfrica, muchos de la comunidad judía defendieron la justicia y lucharon junto a los negros, resultando heridos y arrestados con ellos. También en los Estados Unidos, muchos judíos apoyaron la lucha de los negros por la igualdad de derechos. Solo en la lucha por la igualdad en Israel se ha silenciado su voz. Es cierto que hay individuos y organizaciones entre los judíos estadounidenses, jóvenes y viejos, que luchan valientemente contra el apartheid israelí, pero son pocos y están expuestos a una deslegitimación severa. Lo que fue permitido e incluso admirado en la identificación con Nelson Mandela y Martin Luther King, Jr. está prohibido pararse junto a Marwan Barghouti y Omar Barghouti, Rashida Tlaib e Ilhan Omar, quienes luchan por esos mismos principios y la misma justicia. El hecho de que la mayoría de los judíos todavía vote por los demócratas es alentador. El hecho de que el Partido Demócrata esté experimentando cambios, por ejemplo, la elección de Tlaib y Omar para el Congreso, también da esperanza. Pero la lealtad de la mayoría de los judíos estadounidenses todavía está encadenada al lado oscuro de la luna, al patio trasero de la única democracia. Este es un asunto fatídico: la judería estadounidense tiene el poder de convertirse en un factor de «cambio de juego». Una comunidad judía que haga oír su voz con claridad y con determinación contra la ocupación provocará un cambio. Nadie puede ignorar su voz, ni en Israel ni en los Estados Unidos. Así es como la comunidad judía puede ser verdaderamente leal: a su país, a sus personas y a sus valores universales. Valores exactamente opuestos a los de Donald Trump y Benjamin Netanyahu. Traducción: Dardo Esterovich   Vídeo relacionado:  https://www.youtube.com/watch?v=ErhaWVG0o1I   Los Simpson : The west wing storry Los Simpson parodiaron el conflicto de Trump con las legisladoras Demócrata  estadounidenses  Alexandria Ocasio-Cortez, Rashida Tlaib, Ilhan Omar y Ayana Pressley. “No deberían de estar en América. Nadie más que yo en América. Sin impuestos para mí en América. Este es mi cabello natural”, comienza así su oda el mandatario, que parodia la canción “America” de West Side Story. (El West Wing es como se denomina la Sala de Crisis ubicada en el ala oeste de la Casa Blanca). El origen extranjero de su esposa Melania, una comparación con el primer ministro de Reino Unido, el trasero de Vladimir Putin o una alusión a los deseos de los rivales de Trump de verlo en la cárcel son parte del bagaje del pequeño musical, así como una mención directa al último suceso político de relevancia ocurrido entre Washington y Jerusalén. “Tu vida amorosa nos hace vomitar” le canta Ocasio-Cortez en la Sala de Crisis de la Casa Blanca, a lo que Trump responde con una sonora rima en inglés dirigiéndose a Omar y Tlaib, que cargan con acusaciones de antisemitismo por sus críticas al Estado de Israel: “Ustedes dos nunca verán Tel Aviv”. Trump, huyendo de las danzantes chicas de The Squad y de cientos de personas que piden su revocación del poder a las afueras de la Casa Blanca, termina en

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El terrorismo blanco y sus fantasías

Fuente:Jorge Majfud | América Latina en Movimiento Fecha: 06 de agosto de 2019 Hace décadas que escribimos y contestamos llamadas de medios para discutir las matanzas en Estados Unidos. Virginia Tech, Sandy Hook, Orlando, Las Vegas… Por no hablar de la criminalidad común de varias ciudades grandes que se aproximan bastante a los vergonzosos números de algunos países de América Central. Uruguay está bajo una fuerte crítica, interna y de Estados Unidos, por haber aumentado su tasa de asesinatos hasta 11.2 cada cien mil habitantes mientras sus turistas se sienten seguros en Miami Beach, sin reparar que la ciudad de Miami, en sus mínimos históricos, tiene la misma tasa de asesinatos. Por no hablar de otras cuarenta grandes ciudades que superan esos guarismos, como St. Louis, que llega a 60. No en pocas ocasiones me he despedido de esos amigos periodistas con el doloroso humor negro de “hasta la próxima matanza”. En mis clases, algunos estudiantes me han reprochado la dureza de este tipo de expresiones. Tal vez es parte del problema que comparte la religión de las armas con el racismo rampante de este país: se cuida demasiado el lenguaje para no ofender a nadie pero no se soluciona el problema. Se lo empeora. Las dos últimas matanzas por tiroteo, de las 250 que van en el año, llamaron la atención por su número de muertos y por su proximidad una de otra (13 horas). Ambas poseen elementos en común, pero en su naturaleza ideológica difieren mucho. Empecemos por la segunda, la de Dayton en Ohio. El asesino, un joven de 24 años, no tenía motivaciones raciales, ni siquiera ideológicas. Como le gustan decir a los políticos especialistas en rezar como único recurso, era un “enfermo mental”. De hecho era simpatizante de la izquierda y de la regulación de las armas y entre las nueve de sus víctimas estaba su propia hermana, de 22 años. Claro que entre enfrentarse a un enfermo mental con un rifle y a otro con un palo, cualquiera elegiría este último. La tragedia ocurrida 13 horas antes en El Paso, Texas, ya está alimentada y motivada por razones claramente raciales. El asesino de 21 años, de cuyo nombre no quiero recordar, manejó nueve horas de Dallas hasta la frontera sur para matar hispanos. En un manifiesto plagado de faltas ortográficas y, peor, de conceptos históricos, advierte de su plan debido a la “invasión de hispanos a Texas”. El Paso posee una población del 80 por ciento de estadounidenses mexicanos, además de mexicanos visitantes. Gran parte del tercio oeste de Estados Unidos posee una fuerte cultura y una numerosa población hispana no sólo porque desde que Estados Unidos tomó posesión de esas tierras los mexicanos han cruzado permanentemente una frontera invisible para trabajar en las zafras del norte, regresando al sur ese mismo año, sino porque por siglos fue tierra de España o de México. Texas, que tanto enojaba al asesino, se independizó de México en 1836 porque los mexicanos habían abolido la esclavitud en esa provincia y los nuevos inmigrantes anglos no podían prosperar sin esclavos negros, los que solían escapar hacia México buscando la libertad. Cuando Texas se une a Estados Unidos y el Norte entra en guerra civil con el Sur, Texas se une a la Confederación para mantener sus privilegios esclavistas. Desde su derrota a manos de Lincoln, el Sur esclavista convirtió esa derrota en una victimización moral de los blancos, desviando la atención sobre la esclavitud y narrando en libros, películas y salones de clase la idea de que la Guerra Civil fue una lucha desigual por “los valores” del Sur. La misma fundación de Texas tiene una raíz profundamente racista, como la fundación de Estados Unidos. Pero tanto Estados Unidos como Texas han sido capaces de integrarse a las grandes luchas sociales de los años 60s, no sólo de Martín Luther King sino de muchos otros líderes latinos como Cesar Chávez, Dolores Huerta o Sal Castro. Los países no tienen dueños. Incluso Jefferson había dicho algo por demás obvio: la tierra le pertenece a los vivos; no a los muertos. Sin embargo, aquí radica el centro del problema de la ideología supremacista blanca: el concepto de defensa de una raza para que su predominio perdure más allá de los individuos. ¿Por qué me importaría que mi país conservase una población que se parezca a mí? Es más, sería una pesadilla levantarse un día y ver que todos se parecen a nosotros y piensan como nosotros. El moderno concepto de supremacía blanca en Occidente surge a principios del siglo XX en las colonias británicas. Vaya casualidad. Justo cuando Europa y Gran Bretaña comienzan a perder el privilegio de esclavizar al resto del mundo aparece una teoría infantil del “genocidio blanco”. Según esta teoría que se hace popular en Estados Unidos en la década del 20, la “raza blanca” está bajo amenaza de extinción por parte de las otras razas, negra, marrón, amarilla, roja… Todo a pesar de que ninguna de estas “razas” nunca en la Era Moderna invadió ni Europa ni Estados Unidos sino, exactamente, lo contrario. África fue, por trecientos años, hasta muy recientemente, el patio trasero de Europa y allí los crímenes se contaban por decenas de millones de negros, por decenas de gobiernos destruidos, intervenidos o aniquilados. En los últimos tiempos en nombre de la lucha contra el comunismo pero desde mucho antes en nombre de la defensa de la “raza hermosa”, la raza blanca que debía dominar al resto. Exterminación, lisa y llana. Lo mismo América Latina con respecto a Estados Unidos. Lo mismo diferentes pueblos de Asia y Medio Oriente con respecto a las potencias Occidentales. Pues, resulta que ahora los niños de bien se quejan de una “invasión hispana”, de una “genocidio blanco” y otras pataletas. ¿Por qué? Estados Unidos es el único país “desarrollado” cuya expectativa de vida ha decrecido en los últimos años. Los estudios indican que se debe al deterioro de la salud de la población blanca debido a la epidemia de

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Judíos protestan por condiciones en centros de detención de migrantes

Fuente: Voz de América | Redacción Fecha: 9 julio 2019 Link a video:  https://www.youtube.com/watch?v=_tcVkPYJF1U 18 judíos fueron arrestados este martes cuando participaban en una protesta en el corazón de Washington por las condiciones de los centros de detención de migrantes de Estados Unidos en la frontera con México. De acuerdo a la nota de prensa publicada por el colectivo Never Again Action, que organizó la manifestación junto a Sanctuary DMV y La ColectiVA, la idea era tomar acción y mostrar solidaridad por el “ataque del gobierno de los EE.UU. a las comunidades de inmigrantes, que constituyen una crisis moral”. El grupo explicó que protestaron en el edificio de oficinas de la Cámara de Representantes, en el Capitolio, porque “esta crisis moral está ocurriendo en todo el país, no solo en la frontera” y consideran que el Congreso es “responsable”. “Los perpetradores y facilitadores de estos campamentos no son solo agentes de ICE (Servicio de Inmigración y Control de Aduanas) y CBP (Patrulla Fronteriza). El Congreso financia a estas agencias”. Recientes reportes de agencias federales denunciaron una sobrepoblación importante y condiciones de salud delicadas en centros de detención de Texas. Además, el foco también se ha puesto en los menores de edad, quienes pasan días o semanas detenidos, cuidándose los unos a los otros, en instalaciones sin las condiciones adecuadas. El grupo recordó que en los últimos meses han fallecido siete niños y 12 adultos bajo la custodia de las autoridades estadounidenses. “Como judíos, sabemos que lo que comienza como deshumanización puede convertirse en violaciones graves de los derechos humanos. Nos negamos a dejar que estos horrores sigan por más tiempo”, indicaron en el texto. El comunicado también hace referencia a los 4.600 millones de dólares aprobados por el Congreso recientemente y firmados por el presidente Donald Trump que servirán para camas e instalaciones temporales. Indican que esos fondos servirán para financiar “la criminalización, detención y deportación de aquellos que buscan refugio en nuestra frontera sur. El argumento de que ICE y CBP necesitan fondos para mejorar las condiciones es una mentira descarada. Necesitamos libertad, no jaulas más bonitas”. Never Again Action aseguró que no “permaneceremos en silencio” mientras siga ocurriendo esta situación en la comunidad de migrantes en EE.UU. Funcionarios estadounidenses han asegurado que los reportes sobre alimentos y agua inadecuados y celdas sucias en una estación en Texas no tienen fundamento. El presidente Donald Trump ha asegurado que el informe sobre las malas condiciones de los centros de detención es «falso» y «exagerado».

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Crece la injerencia militar estadounidense en Argentina

Fuente: Matías Caciabue y Paula Giménez | Estrategia.la Fecha: 29 junio 2019  La hecatombe económica del gobierno neoliberal de Mauricio  Macri ahoga a la Argentina en el mar de intereses militares y geopolíticos de Donald Trump. Bajo patrocinio de los Estados Unidos la Conferencia de Ejércitos Americanos realiza ejercicios militares en la triple frontera de Argentina, Brasil y Paraguay, y el responsable del Comando Sur, Craig Faller, visita Buenos Aires para cerrar diversos acuerdos y alinear a la Argenitna en contra de Rusia, de China y de Venezuela. Crónica de una Argentina ocupada en “defensa del medio ambiente” La protección de la biodiversidad está siendo la excusa para la realización de prácticas de ocupación en la triple frontera entre Brasil, Argentina y Paraguay, corazón del Acuífero Guaraní. La provincia argentina de Misiones fue el epicentro de un “Ejercicio Internacional de Operaciones Interagenciales en Protección del Medio Ambiente y Recursos Naturales”, organizado por la Conferencia de Ejércitos Americanos –organización interamericana surgida luego de la revolución cuban,a que cuenta con el patrocinio del Pentágono-, el Ejército argentino y la Subsecretaría de Protección Civil de esa provincia. Esto es posible gracias a las nuevas reglamentaciones que el gobierno de Mauricio Macri impuso para permitir la articulación de las instituciones de protección ciudadana (bomberos, defensa civil, entre otras), de las fuerzas de seguridad interior (policía), las fuerzas armadas argentinas, y su actual alineamiento neoconservador con las fuerzas extranjeras. El nuevo marco jurídico, como el brindado por la Ley 27287 promulgada en 2016 sobre el Sistema de Gestión de Riesgo, rompe con el entramado jurídico que el país se dio luego del retorno democrático de 1983. Los ejercicios se realizarán en la localidad de Puerto Libertad, en alrededores de la represa Urugua-í, con la presencia de representantes de ejércitos de quince países, donde destaca la presencia de Canadá, Estados Unidos y España. En una entrevista con el diario “El Independiente” de Misiones, el subsecretario de Protección Civil de la provincia, Enrique Parra, puso en evidencia la centralidad militar en estos supuestos ejercicios civiles: “hemos trabajado en otras oportunidades con las fuerzas federales lo que pasa es que el ejército viene con toda su estructura y vamos incorporándonos en su estructura de trabajo”. El portal Infobae, especializado en informar la agenda neoconservadora en el país, acreditó la participación de 450 civiles y militares en los operativos. Por su parte, la prensa de Misiones detalla la realización de cuatro grandes ejercicios militares que, detrás del relato de la protección al medio ambiente, parecieran estar direccionados a aceitar la acción civil y militar ante un eventual ataque militar o “terrorista”. El primer ejercicio simuló una fisura de la represa de agua de Urugua-í.  El segundo simulacro, la caída de un avión en plena selva misionera. El tercero fue sobre el hundimiento de una embarcación en el lago Urugua-í, y el último fue el de una simulación de un accidente de un camión con productos químicos de riesgo. ¿“Terrorismo” internacional en el país? Desde que asumiò Macri la presidencia, en más de una oportunidad en la prensa hegemònica se planteó la existencia de células “dormidas” de Hezbollah en la zona de la triple frontera, la zona donde casualmente se hicieron los ejercicios militares, algo que nunca pudo ser fehacientemente comprobado. Al contrario de lo que el martilleo mediático informa, Hezbollah es una organización política y militar que surgió en Líbano en 1982 como respuesta a la invasión de Israel a su territorio. Su estatus de organización “terrorista” para los Estados Unidos apareció cuando en 1983, en plena guerra contra esa ocupación israelí y occidental, mediante ataques suicidas que mataron a 258 estadounidenses en un cuartel de la Marina de los EEUU en Beirut. Lo extraño es que, luego de la guerra, Hezbollah se ha transformado en un partido legalmente constituido que cuenta, actualmente, con una de las bancadas más importantes en el parlamento libanès. Eso lo ha llevado a formar parte, sin inconvenientes, del gobierno de coalición del presidente cristiano, Michel Aoun. En Argentina, esa organización fue, sin pruebas, reiteradamente acusada de los atentados a la Embajada de Israel y a la AMIA (1992 y 1994), e incluso de hasta haber sido responsable del “asesinato” del fiscal Alberto Nisman (aunque todo indicaba que fue un suicidio). El Comando Sur estadounidense visita Argentina  Casual o causalmente, los ejercicios militares en Misiones coinciden con la visita del almirante Craig Faller, Jefe del Comando Sur de las Fuerzas Armadas de EEUU a Argentina, para luego dirigirse a Chile. El objetivo de la gira de Faller es señalar a China, a Rusia y a Venezuela como amenazas para las “democracias” hemisféricas. “Creo que una alianza fuerte entre nuestros dos países dejará fuera de la competición a otros países, incluidos China y Rusia”, señaló el jefe del comando conjunto de las fuerzas armadas norteamericanas que atienden, controlan e intervienen en Latinoamérica. Venezuela, como escenario geopolítico central de la región, no escapó del análisis del comandante estadounidense, señalando que la tarea del momento “es estudiar los informes de inteligencia, aprender y conseguir un cierto entendimiento de la situación y de la complejidad de este desastre, para así poder planificar el día después”. El jerarca militar visitó al ministro de Defensa argentino, el radical Oscar Aguad, y a la secretaria de Estrategia y asuntos militares, Paola Di Chiaro (vinculada al influyente Fulvio Pompeo (1), junto a Liliana Ayalde, una especialista en asuntos latinoamericanos del Departamento de Estado que ofició como embajadora norteamericana en Paraguay, durante el golpe de Estado a Fernando Lugo,  y en Brasil, durante el impeachment (juicio polìtico) a Dilma Rousseff. La presencia de Craig Miller viene con el ofrecimiento de aviones y vehículos blindados a las Fuerzas Armadas argentinas. En otras palabras, la industria militar estadounidense provee las armas y el Comando Sur los entrenamientos. Palabras finales En tiempos de definiciones electorales, pareciera que la estrategia oficial es empujar a discutir sobre Hezbollah y Venezuela y dejar de discutir el hambre, la pobreza, la desocupación de millones de argentinos y argentinas. Argentina transita una feroz recesión provocada por un proyecto económico que

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