noviembre 2017

Comunicados y Declaraciones

Judeofobia, política y medios

El LLAMAMIENTO Argentino Judío repudia de modo taxativo los comentarios judeofóbicos expresados por la periodista, Úrsula Vargues, quien afirmó que: “Los judíos gobiernan, hace mucho, el mundo de las comunicaciones. No entiendo por qué nombrarlos los lastima”. El comentario xenófobo aparece como el resultado del empoderamiento de los sectores más fascistas de nuestra sociedad que se sienten avalados por el modelo discriminatorio que hoy gobierna política y culturalmente nuestro país. La apertura de “La Caja de Pandora” prejuiciosa, racista y estigmatizadora —coherente con la cultura política de la derecha vernácula— es la misma que permite y avala su banalización, como claramente quedó expuesto hace unos días por parte del diputado de Cambiemos Waldo Wolff en su denuncia contra el dirigente político Leopoldo Moreau. En un nuevo capítulo de este procedimiento falaz, Alfredo Leuco y su hijo acusaron al productor radial de Víctor Hugo Morales, Julián Capasso, de proferir insultos antisemitas, a los que numerosos testigos presenciales aseguran como inexistentes. Asimismo, observamos con preocupación la liviandad de criterios y acusaciones expresados por la DAIA —sin la verificación correspondiente de los hechos— que parece más interesada protagonizar y perpetuar un reclamo que la verdadera y decidida acción de combatir el antisemitismo, la xenofobia y la discriminación. El LLAMAMIENTO expresa su más profundo repudio a los dichos de Vargues. Exige la rápida intervención del INADI y advierte a la sociedad acerca de la repetida y espuria utilización de una problemática tan dolorosa y trágica como la judeofobia, que de ninguna manera puede ni debe ser manoseada por quienes históricamente han sido –curiosamente— los primeros responsables en instaurarla. Buenos Aires, 13 de noviembre de 2017

America Latina, Internacionales, Portada

Los prostíbulos del capitalismo

Fuente: Emir Sader* | Alainet Fecha: 13 de NOV 2017 Los mal llamados paraísos fiscales funcionan como prostíbulos del capitalismo. Se hacen allí los negocios turbios, que no pueden ser confesados públicamente, pero que son indispensables para el funcionamiento del sistema. Como los prostíbulos en la sociedad tradicional. A medida se acumulan las denuncias y las listas de los personajes y empresas que tienen cuentas en esos lugares, nos damos cuenta del papel central y no solo marginal que ellos tienen en la economía mundial. “No se trata de ‘islas’ en el sentido económico, sino de una red sistémica de territorios que escapan a las jurisdicciones nacionales, permitiendo que el conjunto de los grandes flujos financieros mundiales rehúya de sus obligaciones fiscales, escondiendo los orígenes de los recursos o enmascarando su destino.” (A era do capital improdutivo, Ladislau Dowbor, Ed. Autonomia Literaria, Sao Paulo, 2017, pag 83) Todos los grandes grupos financieros mundiales y los más grandes grupos económicos en general tienen hoy filiales o incluso matrices en paraísos fiscales. Esa extraterritorialidad (offshore) cubre prácticamente todas las actividades económicas de los gigantes corporativos, constituyendo una amplia cámara mundial de compensaciones, donde los distintos flujos financieros ingresan a la zona del secreto, del impuesto cero o algo equivalente, y de libertad relativamente a cualquier control efectivo. En los paraísos fiscales, los recursos son reconvertidos en usos diversos, repasados a empresas con nombres y nacionalidades distintas, lavadas y formalmente limpias. No es que todo se vuelva secreto, sino que con la fragmentación del flujo financiero el conjunto del sistema lo vuelve opaco. Hay iniciativas para controlar relativamente a ese flujo monstruoso de recursos, pero el sistema financiero es global, mientras las leyes son nacionales y no hay un sistema de gobierno mundial. Asimismo, se puede ganar más aplicando en productos financieros y, encima, sin pagar impuestos, es un negocio redondo. “El sistema offshore creció con metástasis en todo el globo, y surgió un poderoso ejército de abogados, contadores y banqueros para hacer funcionar el sistema… En realidad, el sistema raramente agrega algún valor. Al contrario, está redistribuyendo la riqueza hacia arriba y los riesgos hacia abajo y generando una nueva estufa global para el crimen.” (Treasured Islands: Uncovering the Damage of Offshore Banking and Tax Havens, Shaxon, Nicholas. St. Martin’s Press, Nova York, 2011. «El tema de los impuestos es central. Las ganancias son offshore para escapar de los tributos donde aquellas son generadas, pero los costos, el pago de intereses y los tributos aplicados a ello son offshore de los paraísos fiscales». La mayor parte de las actividades es legal. No es ilegal tener una cuenta en las Islas Caimán. “La gran corrupción genera sus propia legalidad, que pasa por la apropiación de la política, proceso que Shaxson llama de ‘captura del Estado’” (Dowbor, pag. 86). Se trata de una corrupción sistémica. La corrupción involucra a especialistas que abusan del bien común, en secreto y con impunidad, minando las reglas y los sistemas que promueven el interés público, en secreto y con impunidad, y minando nuestra confianza en las reglas y sistemas existentes, intensificando la pobreza y la desigualdad. “La base de la ley de las corporaciones y de las sociedades anónimas, es que el anonimato de la propiedad y el derecho a ser tratadas como personas jurídicas, pudiendo declarar su sede legal donde quieran e independiente del lugar efectivo de sus actividades, tendría como contrapeso la trasparencia de las cuentas” (Dowbor, pag. 86) Las propinas contaminan y corrompen a los gobiernos, y los paraísos fiscales corrompen al sistema financiero global. Se ha creado un sistema que vuelve inviable cualquier control jurídico y penal de la criminalidad bancaria. Las corporaciones constituyen un sistema judicial paralelo que les permite incluso procesar a los Estados, a partir de su propio aparato jurídico. The Economist calcula que en los paraísos fiscales se encuentran 20 trillones de dólares, ubicando a las principales plazas financieras que dirigen estos recursos en el estado norteamericano de Delaware y en Londres. Las islas sirven así como localización legal y de protección en términos de jurisdicción, fiscalidad e información, pero la gestión es realizada por los grandes bancos. Se trata de un gigantesco drenaje que permite que los ciclos financieros queden resguardados de las informaciones. * Emir Sader, sociólogo y científico político brasileño, es coordinador del Laboratorio de Políticas Públicas de la Universidad Estadual de Rio de Janeiro (UERJ).

Nacionales, Opinion, Portada

Sobre la depresión kirchnerista

Fuente: Ricardo Aronskind* | La Tecl@ Eñe Fecha: 13 de NOV 2017 Luego de las PASO se vieron los primeros síntomas. Y después del 22 de octubre, se acentuaron los sentimientos negativos. Me refiero a un estado de ánimo sombrío que cubrió a parte del amplio espectro kirchnerista. Debo decir que me sorprendió el efecto que logró Cambiemos sobre el electorado nacional y popular. No espero que el público despolitizado esté alerta ante las maniobras manipulativas del gobierno. El estado de credulidad hace que muchos elefantes pasen inadvertidos. Pero creo que un público politizado, que posee una mirada muy crítica de lo que es el macrismo, y que está alertado sobre sus capacidades de confundir y engañar, no debió haber caído en la trampa psicológica implícita en la demora en la entrega de datos, para borronear la victoria de Cristina en las PASO, contra la descomunal campaña mediático-judicial. En la elección de legisladores, el 22 de octubre, cuando Cristina conquistó aún más votos, pero donde perdió ante un candidato que recibió una transfusión de votos anti-k desde un massismo en declinación, el clima se volvió más lúgubre. Cambiemos era claramente la primera fuerza nacional, había ganado en los principales distritos, y en todos los barrios de la CABA. Sus políticas socialmente regresivas, pro-empresariales, endeudadoras, su colosal venta de fantasías, parecían ser convalidadas. La desaparición y muerte de Santiago Maldonado no habían afectado a una parte del electorado satisfecho por el espíritu derechista que animaba al gobierno. No es para festejar. Pero ¿es para ver totalmente negro el panorama político del país? A partir de ese momento se escucharon en nuestro espacio todo tipo de reflexiones fatalistas: “se quedan 8 años”… “se quedan para siempre”… “son imparables”… “vienen por todo”… etc., etc. A eso se añadió un ingrediente que nunca falta, ante cualquier gobierno exitoso en sus primeras elecciones: aquellos que explican el resultado, y que lo empiezan a ver como… positivo. “Derecha democrática y moderna”, por ejemplo. Se percibía en muchos una sensación de debacle, de país que había cambiado profundamente, que se derechizaba a alta velocidad, que aceptada la eliminación de los logros de los 12 años kirchneristas en forma pasiva, y en algunos casos, con alegría. Incluso hasta el “consenso alfonsinista” sobre la relevancia ética de los derechos humanos parecía cuestionado. Franjas del peronismo que participaron en el Frente para la Victoria acordaban, e incluso tendían a acompañar a la actual gestión neoliberal. Todo parecía disgregarse. Una sensación de extrañamiento en relación a la sociedad se extendía, que llegaba incluso a una decepción con el propio país. Se había evaporado un sueño, y no quedaba nada… Algunos compañeros habían pasado de las expectativas que el macrismo se derrumbara rápidamente, envuelto en un segundo “20 de diciembre”, o que sería ampliamente vapuleado en las urnas por una súbita iluminación popular… a las peores visiones apocalípticas… Problemas de lectura histórica: Entiendo que en algunos compañeros pueden haber funcionado una serie de imágenes e ilusiones que llevaron a una lectura errónea del momento presente. “La caída del paraíso al infierno” Quizás en esta polarización subyace una lectura parcial de la historia pasada: la del kirchnerismo, y también la del período previo al kirchnerismo. Vale la pena, entonces, puntualizar algunos hechos que, si se les da la adecuada importancia, nos permiten entender el momento actual no como un rayo que cayó en un día soleado, sino como parte de un trabajoso conflicto en el que hace rato estamos inmersos. 1- Hay que recordar que la experiencia kirchnerista surge de una catástrofe social y económica. Catástrofe que no fue espontánea, sino que se incubó desde 1989 –en las que gana el Partido Justicialista- hasta 2001, cuando cae el gobierno de la Alianza UCR-Frepaso: más de 11 años de neoliberalismo. Se puede sostener que Menem mintió groseramente cuando ganó en 1989. Pero no mintió en 1995, cuando ya teníamos 18% de desempleo y un parte grande de la sociedad entraba en la precariedad económica más absoluta. El PJ apoyó masivamente ese período nefasto de la historia nacional, sin sufrir escisiones significativas. En 1999 ganó la Alianza, que “luchaba contra la corrupción” (menemista) pero con la que “un peso es un dólar”, o sea que sostenía la continuidad total del modelo económico-social neoliberal que había implantado el menemismo. Les tocó a ellos vivir el descalabro de una política económica que asumieron como propia. 2- Cuando se derrumba el delirante experimento económico de la “convertibilidad”, al fin de 2001, la inmensa mayoría de la sociedad argentina pasa por una situación gravísima de miseria, desempleo y privaciones. Sin embargo, a comienzos de 2003, o sea que a menos de un año y medio del estallido de la “convertibilidad”, los candidatos neoliberales abiertamente partidarios del experimento de los ´90 que se presentan a las elecciones (Menem y López Murphy), sacaron el ¡42%! de los votos. Por una alquimia electoral inventada por Duhalde gana las elecciones Néstor Kirchner con el 22% de los votos al no presentarse Menem al ballotage. No es un dato anecdótico: en el momento en que se inicia el ciclo kirchnerista, los votos abiertamente neoliberales (en su versión populista conservadora o “pura” y pro-norteamericana) son el 42% del electorado. 3- La reaparición de un proyecto neoliberal en 2015, no es entonces un problema de “memoria” de los argentinos: en 2003, a poquísimo tiempo de una catástrofe social como no conocíamos desde los años ´30 del siglo XX, una fracción importante de la población seguía insistiendo en apoyar a las políticas que nos llevaron al abismo. ¿Cómo habían entendido lo que había pasado? ¿Qué es lo que habían votado? ¿Por qué insistían en un modelo violentamente antipopular? Alguien puede señalar que históricamente en las elecciones argentinas hay un 20% de sectores abiertamente de derecha, muy conservadores, neoliberales en lo económico y autoritarios en lo político. Pero a ese porcentaje se sumaban más de 20 puntos de sectores medios y populares, menemistas, radicales, liberales o despolitizados. 4- Recordemos también que Néstor Kirchner fue la tercera opción de Duhalde, luego de que un candidato conservador como Reutemann

Historia, Portada

Octubre rojo: balance con futuro

Fuente: Jorge Elbaum | Hamartia Fecha: 10 de NOV 2017 Toda la experiencia del sujeto –biográfico o colectivo– contiene luces y sombras. Pero los matices de su interpretación, con concesiones o atribuciones de oscuridad, depende del enfoque. La nostalgia puede llegar a ser un atributo productivo, si se liga al deseo colectivo, no a la procesión a su sepultura, instalado en los confines del pasado arqueológico. Todavía “suena” en el imaginario humano, en la sucesión de datos históricos, la revolución de octubre. Todavía atraviesa como fantasma a memoriosos y también sus detractores. Ese atravesamiento se liga no solo a una historicidad sino al paradigma de un anhelo y al mismo tiempo a la evidencia de las contingencias sociales: todo puede pasar, incluso lo más desafiante. Y todo puede pasar –incluso hoy o mañana—porque hay ejemplos de que ya ha pasado. ¿La revolución rusa es parte de un proceso o un salto aislado en la continuidad histórico- social? Esa es la pregunta central del análisis teórico. Dado el déficit de humanidad provocado por el capitalismo, su inmanente incapacidad para incorporar a una gran porción de los seres vivos (a una vida plena), su fetichismo de los mercados y su engolamiento por la violencia y las guerras, pareciera que no es una cuestión del pasado. Lenin —llamativamente— sigue “funcionando” como un recurso programático permanente. Pensar “octubre” como un hecho aislado, una gota hundida en el mar de la historia, parece ser más un deseo ingenuo que una entidad operable. Luego de la Comuna de París ha sido el segundo intento por conquistar la identidad completa de lo humano, en la magnitud de un desafío aún pendiente. La larga lista de intentos no suele incorporar –salvo en las investigaciones de larga duración– las derivas parciales de sus efectos. ¿Fracasó la revuelta de los esclavos, liderados por Espartaco, contra el Imperio Romano? ¿qué dejó como impulso volitivo, como “principio de deseo” su derrota a manos del Imperio? Las victorias pírricas, o su dialéctica de sentido hacen de las luchas sociales algo más que triunfos o fracasos. Son jalones apropiables por generaciones venideras que recogen el guante de la historia. Capítulos que servirán para forjar la mística (siempre necesaria) del enfrentamiento, el homenaje a los caídos, pero también el ejemplo de lo posible, de lo ya iniciado, de lo accesible, aunque sea en lo imaginable. No ha habido experiencia de cambio social –consensuado o bélico—que no haya sido guiado en paradigmas previos. La Revolución Rusa sigue siendo hoy el paradigma –entre los dueños del mundo– de aquello que es temido. He ahí su constante desesperación e insistencia para hablar de su “fracaso” y su derrota. La paradoja básica de los sucesos de 1917 es que su eco inició el periodo de las “revoluciones triunfantes” algunas de las cuales fueron sus herederas y hoy permanecen. Octubre supone la persistente amenaza de un cambio que en su momento admitió la posibilidad de enfrentarse a un relato único de desarrollo económico y, simultáneamente, a las extorsiones de los designios imperiales. Supuso, además, una reconfiguración del capitalismo –su versión keynesiana y el “estado de bienestar”— como respuesta defensiva frente a los “peligros” revolucionarios. El leninismo no solo produjo efectos por acción. También generó ecos por defecto: los “treinta gloriosos”, el periodo de mayor extensión de derechos en occidente fue la opción que asumieron las democracias en occidente ante la esperanza subversiva que imponía la revolución rusa. Otra de las consecuencias que permitió la revolución rusa –hoy llamativamente olvidadas—es la liberación de la mitad de la humanidad del yugo colonial. De no haber existido la URSS, los movimientos de liberación nacional hubiesen tenido que enfrentarse en solitario a la lógica imperial extractiva y monopólica que controlaba dos tercios de la geografía del mundo en la época en que se desarrollaron los sucesos de octubre. Una de las dimensiones menos nombradas en los espacios de la nobleza académica es el “efecto conceptual” que devino de la revolución: cuáles fueron los cambios en las sensibilidades de época y las democratizaciones simbólicas que devinieron de su victoria. El mundo de 1917 cambió con su irrupción. Pero lo menos nombrado es que el mundo actual –principios del siglo XXI continúa latiendo con su fantasma. En términos evolutivos, el recorrido cronológico es una combinación yuxtapuesta de regularidades y rupturas. Los sujetos, tanto los individuos como los actores colectivos, son expresión y al mismo tiempo expresiones de esos procesos y de sus creadores y/o sintetizadores. Solo que no eligen el ritmo de sus continuidades ni de sus cambios. Lo que sabemos de la historia humana incluye quiebres abruptos que al mismo tiempo son hijos y nietos de pequeñas mutaciones a veces imperceptibles. Esos “saltos”, esas reconfiguraciones –los que expresan el “derrame” de los cambios anteriores–, producen nuevas formas de entender la realidad (el pasado, el presente y el futuro), y suponen la reorganización de los dispositivos materiales disponibles en una época. Muchos de esos cambios están precedidos por impulsos previos cuya conclusión final obnubila su gestación. o es posible prospectivamente dar por muerto un hecho o una acción social colectiva si ese dato no está anulado por las condiciones de su productividad: la revolución de octubre no feneció simplemente porque las causas que la produjeron están hoy presentes. Tanto los materiales como las simbólicas. La humanidad sigue estrechando su círculo de privilegiados y excluidos. Los procesos migratorios, la crisis de la “noción de trabajo”, los conflictos producidos por el extractivismo, las cíclicas crisis financieras generadas por las caídas de las tasas de ganancia, y las guerras avaladas por las imposiciones neocoloniales actualizan permanentemente los espectros de los soviets. En el nivel “simbólico” la revolución otorgó –sin fecha de vencimiento atraviese o no a generaciones— una “tabla de salvación” esperanzadora para quienes viven en la ignominia y quienes no soportan la idea de convivir (portándola u observándola) con ella. La Revolución Rusa ha sido un salto en la posibilidad de conquistar la vida para nuestra especie. Un múltiple impulso que las biografías históricas apenas pueden divisar

Comunicados y Declaraciones

La utilización del antisemitismo

El LLAMAMIENTO Argentino Judío repudia la repetida utilización del “antisemitismo” como justificación para la confrontación política. El legislador Waldo Wolff, uno de los voceros más fundamentalistas de la derecha argentina, ha acusado públicamente al diputado Leopoldo Moreau de ser portador de discursos judeofóbicos, tergiversando aviesamente el debate planteado por el dirigente del Movimiento Nacional Alfonsinista. En una carta documento enviada por Wolff a Moreau, el exdirigente de la DAIA (que preside el grupo de parlamentarios judíos organizado en torno al Congreso Judío Mundial, y acompañante en diciembre pasado de la ministra Patricia Bullrich a un Congreso y exposición de aparatología bélica realizado en Tel Aviv) utiliza nuevamente la sensible temática del antisemitismo, en este caso, para difamar a Moreau. En la misiva dirigida a Leopoldo Moreau —de la que la DAIA se hace eco—, el legislador de Cambiemos asocia la agencia de inteligencia israelí a la identidad judía, confundiendo a la opinión pública acerca del significado real de la judeofobia: se puede pertenecer al Mossad sin ser judío. De hecho, una de las tareas centrales de todos los organismos de inteligencia consiste en cooptar a actores de otras nacionalidades. El antisemitismo —que Wolff intenta constituir como un escudo político— no puede ni debe ser utilizado como subterfugio para defenderse, ni para agraviar a quien se expresa sobre aspectos asociados a lo jurídico y/o lo político. El LLAMAMIENTO rechaza terminantemente la adulterada y espuria utilización que Waldo Wolff y la DAIA hacen de la temática discriminatoria contra los judíos, al tiempo que participa del merecido desagravio a Leopoldo Moreau, quien en sus cuatro décadas de militancia política ha dejado en claro su apego a los valores del respeto a la diversidad, el pluralismo y a los valores democráticos.   Buenos Aires 8 de Noviembre de 2017  

Internacionales, Medio Oriente, Portada

El kibutz que vende armas para control de disturbios a criminales de guerra

Fuente: Eitay Mack | 972 mag Fecha: 08 NOV 2017 La semana pasada cientos de manifestantes ultraortodoxos bloquearon la entrada a Jerusalén para protestar por el arresto de estudiantes de seminarios considerados «desertores» por el ejército porque se negaron a ser reclutados. La policía israelí envió vehículos especiales antidisturbios que rociaron con agua coloreada a los manifestantes. Las imágenes del agua azul fosforescente salpicadas sobre los manifestantes religiosos vestidos de blanco y negro aparecieron en los medios israelíes, principalmente debido al colorido contraste. Estos vehículos de control de disturbios, producidos por el kibutz Beit Alfa, que pertenece al movimiento sionista socialista Hashomer Hatzair, se han vendido a regímenes despóticos durante décadas. El agua coloreada ayuda a marcar a los manifestantes, por lo que es fácil arrestarlos incluso después de que abandonen la escena. Hashomer Hatzair y Pinochet Lily Traubmann, Tamara Santos Traubmann y Daniel Silberman, sobrevivientes del régimen de Pinochet en Chile cuyos seres queridos fueron secuestrados y desaparecidos, presentaron una solicitud de desclasificación de información, solicitando al Estado que revele sus vínculos con el régimen de Pinochet. Se adjuntó a su petición una declaración jurada del ciudadano israelí Eitan Kalinsky. En 1989 Eitan y su esposa fueron enviados por la Agencia Judía para enseñar en una escuela judía en Santiago, la capital de Chile. Era el ocaso de la brutal dictadura de Pinochet, responsable del asesinato y la desaparición de 3.200 personas y de la tortura de 40.000 personas, perpetrada con algunos de los métodos más crueles de la era moderna. Durante su estancia en Chile, Eitan y su esposa asistieron a 10 manifestaciones contra la dictadura y en apoyo de la democracia. En su declaración jurada, Eitan dice lo siguiente: “Durante una de las protestas en Santiago hubo vehículos con cañones de agua de colores, el color del agua cambiaba cada pocos minutos, por ejemplo, un verde muy fuerte. El enviado de Hashomer Hatzair me dijo: «Mira, dice ‘Hakibbutz Haartzi, Hashomer Hatzair’». Todos sabíamos que estaba hecho en el kibutz Beit Alfa. El agua coloreada empujó a la gente hacia atrás con una fuerza intensa y un escaparate colapsó. Yo era un enviado del Estado de Israel y no podía criticar al Estado, así que me guardé mi dolor. Fueron padres de izquierda quienes se volvieron hacia nosotros y preguntaron cómo Israel podía apoyar a Pinochet. No pronuncié una sola palabra mala sobre Israel, pero en casa grité contra las paredes. La manifestación con los cañones de agua fue dura. Los manifestantes no se rindieron fácilmente. Se retiraron solo debido a los cañones de agua. Otros me dijeron que en las protestas cerca de las universidades, en la ciudad más antigua, hubo incluso un mayor uso de cañones de agua. Los vi solo esa vez, en la protesta que marcó el golpe [de 1973] en septiembre de 1989”. Según el informe de la comisión del Gobierno chileno para la investigación de los crímenes del régimen de Pinochet, en 1989, 19 ciudadanos, mujeres y hombres fueron asesinados o desaparecieron en Santiago. El final de la década de 1980 fue un momento crítico en Chile. El mundo entero contuvo la respiración para ver si Pinochet permitiría la transición a la democracia. El alcance de la represión disminuyó en comparación con los años anteriores y masas de personas protestaron en todo Chile en apoyo de la democracia. Pero las fuerzas de seguridad de Pinochet siguieron torturando, desapareciendo y asesinando a civiles que participaron en las protestas, especialmente a aquellos reconocidos como líderes o prominentes defensores de la transición democrática. Beit Alfa en Burundi Según Amnistía Internacional, los vehículos antidisturbios fabricados en la fábrica de Beit Alfa Technologies también se han utilizado en Burundi desde el comienzo de una crisis política en abril de 2015, debido a la extensión no constitucional del mandato del presidente Nkurunziza. El sitio web del kibbutz se jacta de la visita del Ministro del Interior de Burundi a la fábrica que produce los vehículos antidisturbios en junio de 2013. Al parecer los vehículos fueron entregados a Burundi a principios de 2015. En los últimos dos años la ONU y la comunidad internacional han estado en alerta por genocidio en Burundi. La Unión Europea ha congelado toda la ayuda al Gobierno del país. Graves violaciones de los derechos humanos han tenido lugar allí, los manifestantes han sido asesinados en manifestaciones o en sus hogares; los cuerpos, incluidos los de menores, fueron encontrados muertos a tiros y esposados, a veces incluso mutilados; activistas de los derechos humanos y periodistas han sido asesinados y desaparecidos. El Gobierno y la oposición llevan a cabo actos de venganza en barrios asociados con el lado rival. Se han producido enfrentamientos esporádicos en todo el país, especialmente en la capital de Bujumbura. Algunos detenidos han sido llevados a centros de detención secretos, incluidos los hogares del presidente y el ministro de Seguridad Interior. Funcionarios de seguridad del país han admitido haber preparado listas de asesinatos con los nombres de integrantes de la oposición y miembros de las fuerzas de seguridad cuestionados por el régimen. Informes de las Naciones Unidas de septiembre de 2016 y de agosto de 2017 indican que la violencia en Burundi puede considerarse crímenes de lesa humanidad. Según expertos de la ONU, las fuerzas de seguridad del Gobierno han usado fuerza excesiva, como por ejemplo el uso de fuego real contra los manifestantes, incluidos los que intentan abandonar la escena y atacar a los manifestantes después de que las manifestaciones se hayan dispersado. También se reveló que la «unidad especial antidisturbios» de la policía ha convertido su sede en Bujumbura en un centro de tortura. Las mujeres y los hombres detenidos por participar en protestas, o por sospecha de haberlo hecho, son sometidos a crueles métodos de tortura que incluyen atar pesas a los testículos de los detenidos; aplastar los dedos de las manos y los pies con un tornillo de banco; encarcelamiento en un contenedor cerrado; encarcelamiento con el cadáver de un pariente; sentarse forzado sobre ácido, fragmentos de vidrio o uñas; violación en grupo, incluso en presencia de niños,

Historia, Portada

Declaración Balfour – Un estudio sobre la duplicidad británica

Fuente: Avi Shlaim* | Middle East Eye Fecha 06 de NOV 2017 Cien años han pasado desde que este documento cambió el curso de la historia y sin embargo, Gran Bretaña sigue sin admitir la negación de Israel del derecho palestino a la autodeterminación nacional ni su propia complicidad. La Declaración Balfour, emitida el 2 de noviembre de 1917, fue un breve documento que cambió el curso de la historia. En ella el gobierno británico se comprometía a apoyar el establecimiento de un hogar nacional para el pueblo judío en Palestina siempre que no se hiciera nada “para perjudicar los derechos civiles y religiosos de las comunidades no judías existentes en Palestina”. En aquel momento los judíos constituían el 10% de la población de Palestina: 60.000 judíos y poco más de 600.000 árabes. No obstante, Gran Bretaña decidió reconocer el derecho a la autodeterminación nacional de la pequeña minoría y negárselo rotundamente a la mayoría indiscutible. En palabras del escritor judío Arthur Koestler: aquí hubo una nación que prometió a otra nación la tierra de una tercera nación. Algunos informes coetáneos presentaron la Declaración Balfour como un gesto desinteresado e incluso como un noble proyecto cristiano para ayudar a que un pueblo antiguo reconstruyese su vida nacional en su patria ancestral. Tales argumentos emanaban del romanticismo bíblico de algunos funcionarios británicos y de sus simpatías hacia los judíos ante la difícil situación que afrontaban en Europa oriental. Los estudios posteriores establecen que el principal motivo para emitir la declaración fue el frío cálculo de los intereses imperiales británicos. Se creyó, erróneamente, que una alianza con el movimiento sionista en Palestina serviría mejor a los intereses de Gran Bretaña. Palestina controlaba las líneas de comunicaciones del Imperio Británico al Lejano Oriente. Francia, el principal aliado de Gran Bretaña en la guerra contra Alemania, también era un rival influyente en Palestina. Bajo el acuerdo secreto de Sykes-Picot de 1916, los dos países habían dividido Oriente Próximo en zonas de influencia pero acordando una administración internacional para Palestina. Al ayudar a los sionistas a apoderarse de Palestina, los británicos esperaban asegurar su presencia dominante en la zona y excluir a los franceses. Los franceses llamaron a los británicos “Pérfida Albión”. La Declaración Balfour constituyó un ejemplo primordial de esa traición permanente. Las principales víctimas de Balfour Sin embargo, las principales víctimas de la Declaración Balfour no fueron los franceses sino los árabes de Palestina. La declaración fue un típico documento colonial europeo improvisado por un pequeño grupo de hombres con una mentalidad absolutamente colonial. Se formuló con un desprecio absoluto hacia los derechos políticos de la mayoría de la población indígena. El secretario de Asuntos Exteriores, Arthur Balfour, no hizo ningún esfuerzo por disimular su desprecio hacia los árabes. En 1922 escribía: El sionismo, sea correcto o incorrecto, bueno o malo, está arraigado en tradiciones milenarias, en necesidades actuales y en futuras esperanzas de trascendencia mucho más profunda que los deseos y prejuicios de los 700.000 árabes que ahora habitan esa tierra antigua. Difícilmente podría hallarse un ejemplo más sorprendente de lo que Edward Said llamó “la epistemología moral del imperialismo”. Balfour no era más que un lánguido aristócrata inglés. La verdadera fuerza motriz de la declaración no fue Balfour sino David Lloyd George, el exaltado radical galés que dirigía el gobierno (1916-1922). En política exterior, Lloyd George era un imperialista británico pasado de moda y un acaparador de territorios. Sin embargo, su apoyo al sionismo no se fundamentaba en un análisis sólido de los intereses británicos sino en la ignorancia: admiraba a los judíos pero también los temía, y no comprendió que los sionistas eran una minoría dentro de una minoría. Al alinear a Gran Bretaña con el movimiento sionista Lloyd George actuó desde la perspectiva errónea –y antisemita– según la cual los judíos eran extraordinariamente influyentes y hacían girar las ruedas de la historia. En realidad, el pueblo judío estaba indefenso y sin otra influencia que no fuera la del mito del poder clandestino. En resumen, el apoyo británico al sionismo durante la guerra estaba enraizado en una arrogante actitud colonial hacia los árabes y en una concepción equivocada sobre el poder internacional de los judíos. Una doble obligación Gran Bretaña agravó su primer error al incluir los términos de la Declaración Balfour en el Mandato de la Liga de Naciones para Palestina. Lo que había sido una mera promesa de una gran potencia a un aliado menor se convirtió en un instrumento internacional jurídicamente vinculante. Para ser más precisos, Gran Bretaña en tanto que potencia mandataria, asumió una doble obligación: ayudar a los judíos a construir un hogar nacional en toda la Palestina del Mandato y, al mismo tiempo, proteger los derechos civiles y religiosos de los árabes. Gran Bretaña cumplió la primera obligación pero rechazó honrar lo irrisorio de esa segunda parte. Que Gran Bretaña fue culpable de duplicidad y de dobles tratos es incuestionable. Por lo tanto, la verdadera pregunta es: ¿consiguió Gran Bretaña alguna recompensa concreta con esa política inmoral? Mi respuesta a esa pregunta es que no. La Declaración Balfour fue un pesado fardo para Gran Bretaña desde el comienzo del Mandato hasta que alcanzó su infame final en mayo de 1948. Los sionistas se quejaron de que todo lo que Gran Bretaña hizo por ellos en el período de entreguerras no estuvo a la altura de lo prometido inicialmente. Argumentaron que la declaración implicaba el apoyo a un Estado judío independiente; los funcionarios británicos replicaron que solo habían prometido un hogar nacional, que no es lo mismo que un Estado. Entretanto, lo que Gran Bretaña provocó fue el resentimiento no solo de los palestinos sino de millones de árabes y musulmanes de todo el mundo. En su obra clásica Britain’s Moment in the Middle East [El momento de Gran Bretaña en Oriente Próximo], Elizabeth Monroe ofrece un juicio equilibrado sobre este episodio. “Calculada únicamente por los intereses británicos”, escribe Monroe, “[la Declaración Balfour] constituye uno de los mayores errores en nuestra historia imperial”. En retrospectiva, la

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La banalidad de Carrió

Fuente: Ricardo Ragendorfer | Revista Zoom Fecha: 06 de NOV 2017 Envalentonada por su triunfo electoral, ancha como nunca y con el ímpetu de una orca que se abre paso en el océano, la diputada Elisa Carrió anunció el uso indiscriminado de su arma más dañina: la lengua. “Ya me saqué el bozal de campaña”, supo consignar el 31 de octubre en su cuenta de Twitter. Ya se sabe que sus desafortunadas expresiones sobre la desaparición forzada de Santiago Maldonado (“Hay un 20 por ciento de posibilidades de que esté en Chile” y la comparación con Walt Disney tras ser hallado su cuerpo en las frías aguas del río Chubut) hicieron que, por orden del propio Presidente, se llamara a silencio en los días previos al sufragio. Aún así, durante un acto partidario en el barrio de Belgrano –cuyas imágenes se difundieron recién ahora– no vaciló en decir que buscará “el consenso” para impulsar la revisión de los juicios a represores, al afirmar que muchos de ellos fueron “condenados sin pruebas”. Lo cierto es que más allá del bochorno y los repudios, sus atrocidades verbales –y esta en particular– son para el régimen macrista un eficaz globo de ensayo para testear sus iniciativas más monstruosas. Pero, a la vez, sus dichos poseen la extraña virtud de derivar en debates signados por un nivel de absurdo sin antecedentes tan extremos en la historia política argentina. Al respecto, un añejo ejemplo. La anécdota es mínima: Lilita equiparó a fines de 2013 al entonces secretario de Comercio, Guillermo Moreno, con el Obersturmbanführer de las SS, Adolf Eichmann, considerado el arquitecto del Holocausto. Tal concepto hizo que la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA) la acusara de “banalizar el genocidio”, lo cual generó una respuesta suya –a través de una epístola dirigida al presidente de esa entidad, Julio Schlosser– que arranca con un consejo: “Para hablar hay que estudiar más”, no sin después sorprender a la opinión pública al atribuir sus palabras a un texto de la filosofa judeo-alemana Hannah Arendt, cuyos aportes al estudio de los totalitarismos del siglo XX ejerce –según ella– una “gran influencia” en sus propias ideas. Arendt cubrió entre abril y junio de 1961 para la revista estadounidense The New Yorker el juicio en Israel contra Eichmann. De ello resultó su ensayo Eichmann en Jerusalén. Un informe sobre la banalidad del mal (1963). Así, con aquellas tres últimas palabras la antigua discípula de Martín Heidegger denomina una notable característica –pero hasta entonces no pensada– de las matanzas masivas en nombre del Estado y la naturaleza de sus hacedores. El caso abordado es ejemplar: Eichmann no era una bestia sádica sino un simple burócrata, un individuo con categoría gerencial en un sistema basado en el exterminio, y sin más motivaciones que no malquistarse con sus jefes. Por lo tanto había una relación directa entre su mediocridad personal y el calibre de sus crímenes. Es digno de análisis lo que puede derivar la obra de Arendt en alguien como la señora Carrió, cuya cosmovisión ultracatólica –matizada con niveles metafísicos desaforados y brotes místicos rayanos con el delirio– es su marca registrada. De modo que la misma mujer que se ufana del trato personalizado que le dispensa el Señor (“A mí, Dios se me apareció dos veces; en ambas, me pidió que fuera presidenta”, aseguró en diversas oportunidades ante calificados testigos), es la que también se apropia del pensamiento de Arendt con carácter de “experta”, al punto de regentear desde 2004 un denominado “Instituto de Formación Política Hannah Arendt”, con una agenda que suele incluir, por ejemplo, cursillos teológicos sobre la figura de María Magdalena, talleres de autoestima y otros de logoterapia. La propia Carrió suscribe en la página Web de esa entidad una evocación bibliográfica: “El primer libro de Arendt que llegó a mis manos estaba dedicado al nazismo. Allí entendí lo que significaba la desaparición forzada de personas. Corrían los años setenta”. Justo por aquella época ella era una joven abogada con una promisoria carrera en la justicia del Chaco. De hecho, en 1979 el mismísimo interventor de esa provincia, general Antonio Serrano, la nombró por decreto asesora de la Fiscalía del Estado. Tiempo después atribuiría su etapa como funcionaria judicial de la última dictadura a una razón atendible: “Yo necesitaba una obra social”. Al parecer, poco antes había sufrido un accidente. “Si no hubiera aceptado esa tarea, hoy no estaría con vida”, fueron sus palabras. En 1980 fue designada secretaria de la Procuración del Superior Tribunal de Justicia, un cargo con nivel y jerarquía de juez de Cámara. En tal oportunidad tuvo que cumplir con un pequeño formalismo: jurar por las actas del Proceso. Y no le tembló el pulso. Tres décadas más tarde, ya convertida en una abanderada de los valores republicanos, fustigó al gobierno kirchnerista por una orden de arresto librada por la justicia misionera contra el coronel retirado Luis Sarmiento. El hecho de que éste sea el progenitor de la jueza María José Sarmiento –quien saltó a la fama por suspender el decreto que creaba el Fondo del Bicentenario– bastó para que Carrió pusiera el grito en el cielo. “¡Es una maniobra del oficialismo para intimidar magistrados!”, fue su lectura al respecto, pese a que el anciano militar –conocido entre sus camaradas como “El mago de la picana”– estaba acusado por 43 privaciones ilegítimas de la libertad con torturas seguidas de muerte ocurridas durante su gestión como ministro de gobierno de Misiones, entre 1976 y 1977. Lilita también apeló a su fineza humanitaria para abordar otro costado de la cuestión: “Presionar así a la familia; usar a una persona de 85 años muy enferma, es terrible”. Y lo dijo sin un ápice de duda; como si el advenimiento de la vejez, acompañada por una leve chochera, pudiese atenuar el carácter criminal de una vida. Lo cierto es que Lilita es una fuente inagotable de polémicas. Por caso, en su momento hasta logró irritar a los residentes paraguayos en la Argentina cuando sostuvo que “durante el régimen del general Stroessner

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Polarizar siempre, rendirse jamás

Fuente: Paula Vázquez | Revista Crisis Fecha: 04 de NOV 2017 “Coqui” es un poco rain man. Articula una verba sistémica con niveles de abstracción por encima de la media, y afectivamente puede parecer un extraterrestre. Cuando se relaja, lo que suele durar una fracción de segundo, aflora un chaqueño afable. Es un tipo joven “con toda la vida por delante”, y al mismo tiempo un político hecho y derecho de vasta experiencia y trayectoria. Con varios “saltos” a la política nacional, y sucesivas “vueltas” al territorio de una Provincia que parece quedarle chica. Aunque acaba de perder Resistencia, a manos del vendaval amarillo. Para el mundillo político Capitanich es sinónimo de eficiencia y capacidad de gestión, por eso se desempeñó como Jefe de Gabinete de Duhalde primero y de Cristina después (el Marcos Peña que no fue). Pero Coqui sueña con ser un estadista: estudia tres horas diarias, dicta conferencias, escribe libros. Su proyecto teórico apunta a mixturar el populismo posmoderno con la teología del pueblo de su viejo amigo y mentor, el compañero Bergoglio. Espera su momento, mientras insiste en la centralidad de la figura de Cristina o en el caudal de votos que, por el efecto de una varita mágica, podría transmitir a un elegido que se figura del riñón. En su discurso de la noche electoral, Cristina dijo “esto recién empieza”. Vos proponés un espacio de centro izquierda que no tenga como primera referencia al peronismo. ¿Ves a Unidad Ciudadana ocupando ese lugar? Es necesario una primera etapa de acumulación opositora y para eso necesitás identidad ideológica, doctrinaria, filosófica. A la luz de la realidad: ¿cuántos peronistas comulgan con Macri? Caló está con Macri, Moyano por lo menos no expresa oposición, gran parte de la CGT son adherentes al modelo. Urtubey, ¿en qué se diferencia cualitativamente? Y lo digo con buena leche: el peronismo como expresión política no es el que define la contradicción. Si hay una centroderecha neoliberal conservadora, entonces la contradicción es con una centro izquierda de base popular y/o progresista. La contradicción es inmanente a la política. Y la oposición no puede hacer lo mismo que el oficialismo, porque si no no existe democracia representativa. El primer peronismo tuvo su columna vertebral en el movimiento obrero, pero después de la dictadura el vector principal pasa a ser el territorio, ¿ahora se estaría planteando que la esencia es el discurso? Yo planteo que no hay política sin contradicción, y no hay contradicción sin discurso. El problema central es que el discurso precisa un actor como exponente, por eso la matriz hegemónica te va a insultar, agravia y descalifica al actor que enuncia. Nosotros tenemos un problema serio de comunicación, porque atacan al actor y descalifican el discurso. Pero la sociedad es cada vez más volátil. Cuando sean más los que pierdan, entonces habrá una redefinición desde el punto de vista electoral. Hoy la contradicción es pasado contra futuro, corrupción contra honestidad, lo cual te impide hablar del tarifazo o del endeudamiento. ¿Imaginás una recuperación de ciertos valores del kirchnerismo, para “volver” y afrontar lo que no se pudo o no se quiso hacer? ¿O ves necesario crear algo nuevo? Necesitamos una agenda de unidad de la oposición, de carácter programático: incorporar el problema de las identidades de género, una política ambiental, los problemas del desarrollo industrial, la desigualdad de ingresos, los modelos de comercio exterior, y a su vez la construcción del federalismo. Antes de que ustedes llegaran yo estaba trabajando en la construcción de cadenas de valor en la economía popular. Más allá de las medidas del gobierno, el ajuste se da fácticamente, incluso como consecuencia de la cuarta revolución industrial que definió Schwab, porque hay cada vez menos probabilidad de incorporación de empleo privado formal. Los que quedan por fuera del trabajo privado formal son “ajustados fácticos”. El kirchnerismo parece esperar que la malaria económica sea tan grave como para que el electorado vuelva corriendo a buscarlo, pero el macrismo ha logrado desacoplar las consecuencias de sus medidas de gobierno de las aspiraciones electorales. ¿No hay una suerte de aporía de la política en este planteo de sit and wait? Bueno, eso ocurre en una primera fase, no es sine die. Ellos, con mucha inteligencia, omitieron el presente. Trabajan pasado y futuro, ganan en base a las expectativas. Ahora bien, las expectativas tienen que traducirse en acciones porque si no pierden credibilidad. Entonces el presente se valoriza más que el futuro. Ahora ganaron un poco de tiempo pero tienen que demostrar, si no demuestran se les va a poner difícil. Cuando recorrés la historia argentina tenés dos modelos, el neoliberal clásico y el modelo populista. En ambos casos el ciclo termina con un problema de estrangulamiento del sector externo, nosotros por falta de divisas y ellos por crisis de deuda. Ellos resuelven las contradicciones con endeudamiento y el endeudamiento tienen un límite. Que las tensiones de stop and go e inestabilidad macroeconómica sean indefectibles no quiere decir que no puedan resolverse. Hay que tener el pensamiento muy ordenado desde el punto de vista de la conceptualización global e ideológica para tratar de administrar las contradicciones. La resistencia populista Las primeras armas de Capitanich en la política fueron a mediados de los noventa. Por entonces, un treintañero pujante y metódico se propuso derrotar la hegemonía radical del rozismo chaqueño. También fue funcionario de Menem: ocupó el puesto de Subsecretario de Proyectos Sociales en Desarrollo Social de la Nación, durante la gestión de Palito Ortega. El otro Subsecretario, en la misma repartición, se llamaba Horacio Rodríguez Larreta. Mientras por los pasillos correteaba una novata Mariu Vidal. Luego, el estallido dosmilunero repartió las cartas de otro modo y las jóvenes promesas formaron en escuderías antagónicas. Pero se conocen. Y se respetan. Aunque Coqui pone en primer plano la ideología: “Hoy tenemos una matriz hegemónica de pensamiento neoliberal y no existe matriz contra-hegemónica. Esto no sucede solo en el plano nacional, sino que es un fenómeno internacional. Estamos ante un sistema económico que privilegia la especulación financiera y promueve asimetría y concentración económica:

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