noviembre 2016

Nacionales, Portada

«El voto electrónico es un sistema que sirve para democratizar el fraude»

por Gimena Fuertes / TiempoAR 6 de NOVIEMBRE 2016 Siete expertos hablaron con Tiempo sobre los proyectos para reformar el sistema de votación. Rechazaron los dos que existen en el Congreso y advirtieron sobre su «vulnerabilidad». El feroz lobby de las empresas que pretenden quedarse con el negocio. Mientras Mauricio Macri volvió a insistir esta semana en que quiere que el año que viene se vote con boleta única electrónica (BUE) con chip, los diputados de Cambiemos y los senadores del PJ hacen oídos sordos a las advertencias de los especialistas informáticos y de derecho electoral. Éstos advierten una y otra vez sobre el alto nivel de vulnerabilidad de cualquiera de los sistemas tecnológicos que proponen los dos proyectos de ley de reforma electoral. Por lo pronto, Sergio Angelini, presidente de la empresa Magic Software Argentina (MSA), proveedora de la BUE, concurrirá este martes al plenario de comisiones del Senado a defender su producto. Allí lo están esperando los informáticos, que harán una demostración en vivo de la falibilidad de su propuesta. En el Congreso hay dos proyectos dando vueltas. Uno es el que envió el Poder Ejecutivo, y que cuenta con media sanción en Diputados, que pretende que en 2017 se vote en todo el país con la boleta única electrónica con chip. Se trata del mismo sistema que mostró sus debilidades en la ciudad de Buenos Aires el año pasado, cuando fue atacado desde direcciones IP anónimas desde Estados Unidos. El otro proyecto lleva la firma de los senadores peronistas Juan Manuel Abal Medina y Omar Perotti. Propone una boleta única “sin chip”, pero con la máquina que imprime el voto. Sin embargo, ninguna de las dos iniciativas despeja las dudas sobre la privacidad o la seguridad del voto de los ciudadanos. Vulnerable El jueves pasado, en el Senado, especialistas como Delia Ferreira Rubio y Beatriz Busaniche denostaron ambas propuestas en danza. Sin embargo, desde Santa Fe, Macri pidió no «seguir con un sistema tramposo» y pidió dejar de “robar” con el modo manual en vigencia. En respuesta a esta afirmación, Sebastián Uchitel, investigador del Departamento de Computación, Premio Houssay 2014 en Física, Matemática y Ciencias de la Computación, explica de modo pedagógico que con el voto electrónico “agrandaste el robo de boletas o de urnas a todo el país, la escala del problema cambia”. “La pérdida de derechos y de transparencia que introduce cualquiera de estos sistemas al acto eleccionario se basa en que poca gente puede controlar el resultado y tendrá la tarea de decirle al pueblo argentino quien ganó, ya que no habrá un sistema transparente que todo el mundo puede entender”, remarcó. Rodrigo Iglesias, abogado e investigador de la UBA en el área de ciencia y tecnología, especialista en derecho informático, recordó que el año pasado, en la ciudad de Buenos Aires, desde una dirección anónima de IP, que se encontraba en Estados Unidos, se vulneraron 536 mesas. Los tickets correspondientes a cada urna terminaron siendo trasportados en taxi al centro de cómputos. El ataque internacional que se produjo desde direcciones anónimas ubicadas en Estados Unidos tuvo la clara intención de mostrar cuán débil es el sistema que se usó. Por ese caso terminó “allanado y sobreseído”, tal como él se presenta en Twitter, Joaquín Sorianello, el especialista informático que avisó que el sistema había sido hackeado el año pasado, en la elección porteña. Ese caso, que en su momento apenas trascendió, ahora, a la luz de las intenciones de Macri de imponer este sistema en todo el país, vuelve a tomar cada vez más notoriedad. “Atacaron el servidor que contaba los votos. No se trató de la máquina que los imprimía sino directamente de los votos. Fueron por el servidor y nunca se auditó ni se peritó. Tampoco sabemos donde están. Ni la jueza María Luisa Escrich ni la fiscal Silvana Rivarola se encargaron de buscarlos”, recordó Iglesias. El Informe Final de la Defensoría del Pueblo de la CABA sobre la elección para Jefe de Gobierno de 2015 señala que “una vez cerrada la mesa, el 83,9% de los presidentes pudo realizar el escrutinio sin inconvenientes. Durante el conteo de votos, sólo el 10,1% de las mesas contó con fiscales que realizaron algún reclamo”. Esto representa una cantidad de votos significativa en el caso de una elección reñida. Asimismo, surge del mismo informe que un 26,2% de los votantes dijo no haber verificado que el voto impreso coincidiera con lo que había elegido. Falta de privacidad Por los pasillos del Congreso, un senador peronista quería rebatir con picardía el argumento de que la boleta electrónica es delatora del voto. Sostenía que también con la boleta tradicional se pueden hacer marquitas en el papel para avisarle al puntero que lo obedeció dentro del cuarto oscuro. “Lo que los senadores no saben es que esa trampita ahora va a tomar escala nacional”, se alarmaron los informáticos. Para los especialistas es pueril el proyecto de Abal Medina. La iniciativa no incluye el chip. Es para evitar que se modifique el voto con un dispositivo desde fuera del cuarto oscuro. Pero sí propone que se use una máquina con pantalla táctil que muestre toda la oferta electoral e imprima el sufragio. “Esa máquina que proponen es una computadora que se puede intervenir. Hay mil maneras de truchar un resultado y también de descubrir quién votó qué. La pérdida del secreto del voto induce a la corrupción, al voto comprado. Es perder un pilar fundamental de la democracia. En cuanto tenés una computadora que registra tu orden de llegada y tu voto, ya no es más secreto”, explica Uchitel. El ministro del Interior Rogelio Frigerio sostuvo el martes que no sabe cuál va a ser el sistema porque la ley no indica cuál será la tecnología. Sin embargo, las empresas interesadas están tienen un lobby muy activo. Otra de las interesadas en que el año que viene toda la ciudadanía use su tecnología para votar es Unitec Blue, propiedad de Matías Eurnekian. La firma ofrece servicios de

America Latina, Internacionales, Portada

Para qué vuelve la derecha latinoamericana

Por Emir Sader  / La Jornada / México 05 de NOVIEMBRE 2016 La nueva ola de derecha en América Latina no tardó en decir a qué vino. Los gobiernos de Mauricio Macri en Argentina y de Michel Temer en Brasil se dedican, única y exclusivamente, a aplicar el mismo tipo de duro ajuste fiscal que ya había sido aplicado en esos y otros países del continente, con las desastrosas consecuencias económicas y sociales que se conocen. Para ello tuvieron que reimponer el viejo diagnostico, según el cual los problemas son resultado de gastos excesivos del Estado, diagnóstico totalmente desmentido por la forma en que en esos mismos países los gobiernos han reaccionado a los duros efectos de la crisis internacional iniciada en 2008. Se podría haber hecho lo que se hace ahora, cortando hondamente los presupuestos en los recursos para políticas sociales. Las economías habrían ingresado en recesiones profundas y prolongadas, de las cuales no habrían salido, como ocurre con las economías europeas. Sin embargo, los gobiernos de Argentina y de Brasil, con orientaciones distintas de las actuales, no se han dejado llevar por la crisis y han reaccionado en contra de la recesión con medidas anticíclicas. Con ello han podido recuperar rápidamente sus economías de la recesión; han vuelto a crecer, a superar el desempleo y a retomar la dinámica de expansión económica con distribución de la renta, lo que ha permitido el momento más virtuoso de la historia de esos y otros países del continente en este siglo. La derecha vuelve a los gobiernos de esos países como si no hubiera pasado nada desde que se aplicaron por primera vez esos modelos. Como si éstos no hubieran fracasado y no se hubiera sacado a los países de las peores crisis recesivas en mucho tiempo, con altos niveles de desempleo y profunda crisis social. Como si no se hubieran dado gobiernos que han recuperado esas economías, superado la crisis social y desarrollado los programas de inclusión social más amplios de su historia. La derecha retoma el mismo diagnóstico que ha llevado a los ajustes, las recesiones, a las crisis sociales. Necesita, para ello, borrar o descalificar todos los avances logrados a lo largo de este siglo. Como si Argentina y Brasil no fueran mucho mejores, desde todos los puntos de vista, con las políticas de reacción a la crisis que con las que la han ahondado. Tratan de hacer pasar la idea de que la crisis actual es generada por el modelo que más resultó en nuestra actualidad. Se habría gastado demasiado. Los gastos en políticas sociales serían la causa del desequilibrio de las cuentas públicas. No las tasas de interés muy altas, no el pago de las deudas interna y externa, no el encubrimiento de impuestos, no los paraísos fiscales, no los subsidios a los grandes empresarios, no la especulación financiera. En realidad, la derecha vuelve para destruir lo que fue construido a lo largo de este siglo en los países donde logra, por una u otra vía, volver al gobierno. Su agenda es estrictamente negativa: privatización de propiedades públicas, menos recursos para políticas sociales, menos derechos para los trabajadores, más recesión, más desempleo. Y más Estados Unidos en el continente y menos integración regional. No pueden decir que son lo nuevo porque rescatan viejos economistas neoliberales. Ni que van a retomar el crecimiento económico, porque ahondan la recesión. Ni que van a controlar las cuentas públicas porque aumentan la inflación y el déficit público. No tienen que prometer, porque lo que hacen no tiene nada de popular, ni de democrático. Sólo pueden sobrevivir, blindados por los medios. ¿Cómo deben reaccionar las fuerzas populares frente a esa ofensiva conservadora? Antes que nada, buscando el más amplio proceso de conciencia, de movilización y de organización de los sectores populares, víctimas de las políticas de esos gobiernos. Sin eso no será posible revertir la situación. En segundo lugar, buscando la más amplia unidad de las fuerzas opositoras, tomando como línea divisoria entre los dos campos el modelo neoliberal. Unir a todas las fuerzas antineoliberales. En tercer lugar, haciendo un balance del pasado reciente, pero antes de todo valorar todo lo conquistado, antes de criticar los errores. En cuarto, finalmente, reconquistar la hegemonía de los valores que han llevado a los gobiernos progresistas a ser elegidos por la mayoría. Relaborar los temas de la justicia social, de la democracia política, de la soberanía nacional, entre tantos otros, en los términos actuales, después de los avances de la derecha. Total, como cada vez que se da una victoria política de la izquierda o de la derecha, es antecedida de una victoria en el plano de las ideas, hay que reimponer como objetivos fundamentales del país el desarrollo económico con distribución de la renta, después de desarticular las falsedades con que la derecha vuelve a países de América Latina. Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2016/11/05/opinion/020a2pol  

Estados Unidos, Internacionales, Portada

Noam Chomsky: «Incluso si no gana, Trump será muy peligroso»

Por Antonio Baquero / El Periódico / Barcelona 05 de NOVIEMBRE 2016 El lingüista y filósofo estadounidense advierte que los seguidores del magnate están acumulando armas y que, si su candidato pierde, conciben el día después de los comicios como un día de rabia. Referente intelectual a nivel planetario en la denuncia de los abusos de las grandes multinacionales y de los excesos de la maquinaria militar de EEUU, el lingüista y filósofo Noam Chomsky ha aterrizado este sábado en Barcelona para realizar una conferencia sobre los refugiados, invitado por el Instituto sobre Globalización, Cultura y Movilidad de la Universidad de Naciones Unidas (UNU-GCM). Ediciones B acaba de publicar también su último libro, ‘¿Quién domina el mundo?’. A sus 87 años, reconoce la inquietud que le produce Trump, tanto si pierde como si gana. -¿Como lingüista qué impresión le producen los discursos de Donald Trump y Hillary Clinton? -No es una cuestión de lingüista. Personalmente no me gusta ninguno de los dos. Y creo que Trump sería un desastre. Pero el hecho es que si miran cómo se desenvuelven en televisión, verán que Trump suele hablar de asuntos que le importan a la gente a la que él se dirige. Habla su lenguaje y actúa como si fuera a obrar para defender sus intereses sobre lo que a esa gente le preocupa: el comercio, el trabajo, la inmigración. -¿Y Clinton? -Clinton dedica buena parte de su tiempo solo a atacar a Trump personalmente. Que no está capacitado para ser presidente, denuncia su modo de actuar… El modo de desenvolverse de Clinton no es muy bueno. Lo más grave es que ninguno de los dos habla de los asuntos realmente importantes, ni plantean de qué modo van a enfrentarse a los grandes problemas. Y los medios no están denunciando eso. Solo se atacan el uno al otro pero no nos dicen cómo piensan afrontar los problemas. -¿Hasta qué punto la cobertura de los medios de todo lo que hace o dice ha propiciado el auge de Donald Trump? -Ha sido dramático. El foco de los medios ha estado de una forma masiva sobre Trump. No solo Fox News. También aquellos medios que se le oponen. Por ejemplo, una semana, como experimento, miré el ‘New Yorker’, que es una publicación liberal. Y me fijé en las caricaturas. En todas aparecía Trump. Y eso en todos los medios. El jefe de la CBS, cuando le preguntaron por qué dedicaba tanto tiempo a Trump, contestó que Trump ‘era maravilloso para sus audiencias’, lo que suponía más anuncios. Los medios de comunicación son empresas privadas que quieren ganar dinero. Son los medios los que han hecho que la figura política de Trump se convierta en relevante. -¿Había imaginado alguna vez que alguien como Trump pudiera llegar a ser presidente de EEUU? -Es una persona que ha llegado sin ningún tipo de pasado político ni de experiencia política. Un hombre de negocios que gana mucho dinero, que pierde mucho dinero. Es un hombre espectáculo, básicamente. Recuerda un poco a Ronald Reagan que, eso sí, era un poco más serio que Trump. Tampoco tenía mucha idea del mundo. Era un actor. La diferencia es que Reagan era un instrumento del Partido Republicano, y del ‘establishment’ y las grandes corporaciones y tradujo sus preocupaciones. En cambio Trump viene de ninguna parte, es odiado por el ‘establishment’. -¿Qué ha cambiado con Trump? -Es muy interesante. Si mira en las últimas campañas, en las primarias republicanas, cada vez que aparecía un candidato aupado por la base, y con apoyo popular, solía ser un candidato extremo que, antes o después, era aplastado por el aparato. Hasta ahora, los republicanos habían sido capaces de liquidar a esos candidatos. Con Trump ha sido la primera vez que no lo han conseguido. Y lo que refleja es hasta qué punto la base republicana siente una desafección creciente por el ‘establishment’ del partido. -¿Por qué esa desafección? -Lo que ha pasado es que ambos partidos, Republicanos y Demócratas, pero sobre todo los Republicanos, se han ido tan a la derecha, han defendido tanto los intereses de las grandes empresas, que ya no consiguen atraer votos de la gente. El partido ya no es capaz de movilizar a grandes sectores de la población. -¿Qué capas de la población? -Por ejemplo, los cristianos evangélicos. EEUU es un país con una sociedad básicamente fundamentalista. Uno de los problemas para concienciar a la gente sobre el riesgo del cambio climático es que el 40% no cree que sea un problema. Y no lo cree porque está convencida de que Jesús va a volver en unos pocos años. También creen que el mundo se creó hace unos pocos miles de años. Y esto son franjas de la población que antes no eran una fuerza política y que ahora sí lo son. -¿Hay otras causas? -Sí. Hay una parte de la población blanca que está aterrorizada con la pérdida de la supremacía blanca en la sociedad estadounidense. En 10 o 15 años, la mayoría de la población ya no será blanca. Y EEUU es un país levantado sobre una idea extrema de supremacía blanca. Y perder esta posición dominante desde un punto de vista social y también económico es una conmoción. Además, los éxitos en la lucha por los derechos de las mujeres, o del colectivo homosexual, es visto por una parte de la sociedad como un ataque a su sistema de privilegios, a su sistema de valores, a los valores del sistema patriarcal… -Y Trump los ha activado. -Trump ha movilizado esa base social. Trump va a bajar los impuestos a los más ricos y a las grandes corporaciones, va a aumentar el presupuesto militar y va a hundir el sistema público, que no tendrá recursos. Incluso si Trump no llega a ser presidente puede ser muy peligroso. Sus seguidores están acumulando armas, se han convencido de que Clinton va a instaurar la ley marcial, que va atacarles y que tendrán que defenderse. El propio Trump ha hecho circular la

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