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¿Quién es Santiago Cuneo, el periodista de Crónica que realizó una editorial antisemita?

Fuente: Radio Jai Fecha: 18 de MAY 2018 La popularidad de Santiago Cuneo, conductor del programa “1+1=3”, en Crónica TV, creció exponencialmente luego de una serie de editoriales con contenido antisemita, motivo por el cual será denunciado por la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA). Durante su programa, Cuneo realiza críticas feroces contra el presidente de Argentina, Mauricio Macri, y se manifiesta cercano a personajes vinculados al kirchnerismo. En las últimas horas realizó una serie de editoriales antisemitas en las que, entre otras cosas, revive el fantasma del Plan Andinia, acusó a los dirigentes de la DAIA de tener una “doble lealtad” y afirmó que Israel puso agentes dentro del gobierno argentino, entre otras cosas. ¿Quién es Cuneo? El pasado de este personaje es al menos cuestionable. Fue muy cercano a Aldo Rico y Luis Patti, dos ex carapintadas que intentaron derrocar al por entonces presidente Raúl Alfonsin, lo que da cuenta de que sus convicciones democráticas no siempre fueron muy sólidas. Su amistad con Rico lo ubicó como el titular del MODIN bonaerense, un partido vinculado al nacionalismo católico y a la extrema derehca antidemocrática, repleto de carapintadas. Cuando estaba en ese partido definió al represor Patti como “un preso político”. Cúneo era el principal accionista de Cop Petro, una petrolera que fue señalada por adulterar nafta durante el menemismo. Dicho sea de paso, el actual conductor de Crónica fue un ferviente defensor de la re reelección de Carlos Menem e incluso en el año 1999 mandó a pegar miles y miles de carteles en los que aparece abrazado al riojano. Claro está que este caudillo peronista no fue el presidente que más defendió la industria nacional argentina. Si bien es crítico de Macri, lo apoyó durante las elecciones. Un dato interesante es que no hace mucho, en el 2015, fue candidato en el partido Bonaerense de San Miguel, por Cambiemos. Fue el impulsor y jefe de campaña de Octavio Frigerio en su candidatura a intendente de la localidad bonaerense de San Miguel. Este cambio de opinión puede estar relacionado con la salida de Cuneo de Canal 26. La DAIA presentó un comunicado y, tal como adelantó Radio Jai hace algunas horas, querellará a Cuneo por sus declaraciones antisemitas.

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Macri no entiende

Fuente: Alfredo Zaiat | Página 12 Fecha: 17 de MAY 2018 Si el presidente Mauricio Macri está realmente convencido del relato de las causas de la corrida cambiaria que ofreció en la conferencia de prensa ayer en Olivos, y si es compartido también por su equipo de gobierno, otra vez las fuerzas políticas conservadoras, que tienen un inmenso ejército de economistas dedicado hace décadas a confundir a la sociedad, siguen sin entender nada de la debilidad estructural de la economía argentina y sus cíclicas crisis. Macri insistió una y otra vez que el principal problema es el déficit fiscal. Lo mismo repite la enorme red de propaganda pública y privada y casi todos los economistas que circulan por los medios. El camino para abordar el desequilibrio de las cuentas públicas, profundizado por medidas instrumentadas por la administración macrista (eliminación de retenciones y disminución de alícuotas de impuestos progresivos), será acelerar el ajuste fiscal, como informó Macri, en línea con lo aconsejado por el Fondo Monetario Internacional en la evaluación del Artículo IV. Aunque el discurso oficial y dominante continúe prometiendo la bonanza futura con la reducción del gasto público, incluso alcanzando déficit fiscal cero, el peligro de otra fase de la corrida cambiaria seguirá presente. La fragilidad de la economía no es las cuentas fiscales, nominadas en pesos, sino la de las cuentas externas, nominadas en dólares. El argumento falaz para avanzar en un ajuste regresivo es que disminuyendo el déficit fiscal no habrá que seguir mendigando dólares en Wall Street. Financiar necesidades en pesos con endeudamiento en dólares fue uno de los mayores desatinos de la economía macrista. Los billetes verdes que conseguía el Tesoro se los entregaba a cambio de pesos al Banco Central que, a la vez, los reabsorbía emitiendo Lebac, como estrategia principal de una política anti inflacionaria que se demostró fallida. El saldo es el actual desquicio económico con una bomba de tiempo mensual en cada mega vencimiento de Lebac, el agotamiento de la fuente de financiamiento de dólares de Wall Street y la profundización del déficit de las cuentas externas. La restricción externa, o sea la escasez relativa de divisas, es el factor más relevante para entender la inestabilidad económica argentina hoy y desde hace ocho décadas. No hay suficientes dólares para satisfacer la constante e importante demanda de diferentes actores económicos. Prometer entonces que acelerando el ajuste fiscal mejorará la economía, como hizo ayer Macri, actúa, en realidad, como una potente herramienta de extorsión a gobernadores y a la sociedad sensibilizada por la angustia de las últimas semanas agudizada por la memoria colectiva de crisis pasadas. El ajuste fiscal, que ya fue lanzado con la fortísima devaluación que licuó el gasto público y los ahorros de personas y empresas en pesos, es el camino señalado hacia un nuevo capítulo de incertidumbre financiera y, fundamentalmente, es el viento para atizar el fuego de las tensiones sociales. El saldo negativo de la suma del déficit comercial, del desequilibrio del rubro turismo y de otros servicios, de las ganancias enviadas por las multinacionales y bancos extranjeros a las casas matrices y del pago de los intereses de la deuda externa (en total, la Cuenta Corriente de la Balanza de Pagos) es el verdadero talón de Aquiles, no las cuentas fiscales. A esa suma se le agrega la intensa dolarización del ahorro doméstico. Para cubrir ese faltante se necesitan dólares, no pesos. El año pasado, el déficit de Cuenta Corriente fue de 31.000 millones de dólares, equivalente a 4,8 por ciento del Producto Interno Bruto. Desequilibrio que casi duplicó al de 2016 y es idéntico al de 1998, de acuerdo con las estadísticas compiladas por el Banco Mundial. La proyección para este año apuntaba a uno mayor, de unos 38.000 millones de dólares, equivalente a 6,5 por ciento del PIB, número que sería el peor de la serie desde 1976. La devaluación, que arrojó a la moneda nacional al provisorio techo de los 25 pesos, aliviará un poco ese déficit –por una eventual merma de importaciones por la recesión y menor demanda de dólares–, pero igual todavía seguiría siendo muy elevado. Mientras ese déficit puede ser financiado parece que no es importante. Es lo que ha sucedido en los primeros dos años del gobierno de Cambiemos. El 28 de marzo pasado escribí aquí: “El salvavidas inmediato de la economía argentina con déficit de Cuenta Corriente de 5 por ciento del PIB es el financiamiento externo. Este fue utilizado en forma irresponsable por el Gobierno para atender el déficit fiscal cuando lo podía haber hecho con deuda (en pesos) emitida en la plaza local. Las dificultades que se han presentado ahora para seguir seduciendo a los fondos internacionales para que compren nueva deuda es un escenario no tan apacible para el macrismo. El FMI se presenta como prestamista de último recurso si el panorama se sigue oscureciendo”. Y se oscureció en forma fulminante. Se cerró el grifo de dólares y estalló la magia macrista. No fue por el déficit fiscal, fue porque Wall Street dejó de aportar dólares para cubrir el inmenso desequilibrio externo. Como esa puerta no se abrirá por ahora, Macri se abrazó en forma desesperada al FMI. Lo hizo para evitar que siga la hemorragia de reservas y para conseguir los dólares que el mundo de las finanzas internacionales ya no entrega. Para que se entienda, la debilidad de la economía argentina no son los pesos, moneda que emite, sino los dólares, que no genera ni tiene suficientes. Mientras no se comprenda que éste es el principal problema, y no la cuestión fiscal como afirma Macri, y se promueva que con el ajuste del gasto público disminuirá las necesidades de financiamiento en dólares, el riesgo de una corrida cambiaria y el colapso de la economía macrista seguirán estando latente.

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De la transparencia judicial a la Justicia a la Carta (II)

Fuente: Maximiliano Rusconi* | Infobae Fecha: 15 de MAY 2018 Hay episodios en la vida institucional o política de un país que nos obligan a preguntarnos si las coincidencias visibles en algunos movimientos o comportamientos que emanan del poder están guiados por el azar, por las buenas intenciones o por las peores y más oscuras motivaciones. Muchas veces esa pregunta tiene respuestas claras pero que, en cambio, muchos no se animan a expresar por temor, egoísmo, falta de solidaridad, vagancia comunitaria, o lo que sea. Cuando eso sucede, debemos reconocer, estamos en el peor de los mundos. Mientas vivamos en un país donde nos animemos a expresar todo lo que pensamos, entonces todavía hay esperanzas. Con títulos festivos de algunos medios de comunicación masivos se acompañó un descomunal embate del Poder Ejecutivo sobre algunos y determinados jueces que integraban la selecta justicia federal penal con asiento en la Ciudad de Buenos Aires. También los elegidos para ese castigo mediático e institucional fueron cuidadosamente seleccionados. La crítica no fue a todos, ni a muchos, ni por varias razones, sino por excusas elegidas con llamativo esmero discriminador. No se trató de ir contra todos los jueces, supongamos, que ingresaron al poder judicial en épocas no democráticas, ni ir contra todos los que, imaginemos, prestaron su apellido para que algunas servilletas sean bordadas (perdón, se trataba de una servilleta de papel), tampoco se trató de averiguar si algunos jueces con sus fallos demostraron un desconocimiento del derecho que deprimiría al más optimista. Mucho menos se utilizó el criterio estandarizado de preguntarse si algunos de los jueces normalmente hacen estallar las agendas del Consejo de la Magistratura por la multiplicidad de las denuncias en su contra. No, nada de esto sucedió. Frente a la ausencia de criterios visibles, que por lo menos lucieran como «objetivos», parece razonable preguntarnos qué es aquello que se presenta como un dato común en los magistrados elegidos en los últimos dos años (es decir, por ESTE gobierno) para su castigo y crítica pública previos a la emanación de las elegantes invitaciones a irse de sus lugares. Recordemos, con fecha 14 de mayo de 2010, el ex juez, Norberto Oyarbide, procesó, entre otros, al Sr. Mauricio Macri, por ser penalmente responsable en carácter de coautor de los delitos contenidos en los art. 153 – violación de secretos y privacidad -, 248 – abuso de autoridad – y 293 – falsificación de documentos – , en concurso con el delito de asociación ilícita – 210 CP -. Dicho procesamiento fue, posteriormente confirmado por tres magistrados de la Sala I de la Cámara Federal de Apelaciones – incidente N°12466/09/40 -, que con fecha 15 de julio de 2010 estaba conformada por los Dres. Jorge L. Ballestero, Eduardo R. Freiler y Eduardo G. Farah. Seguramente, salvo esta casualidad estos cuatro jueces no comparten muchas cosas y sus trayectorias serán distintas, pero los cuatro o ya no están, o están en trámites para no estar o están mudados a lugares menos estratégicos. Hay que recordar que la causa continuó su trámite, hasta que, luego de la asunción presidencial de fecha 10 de diciembre de 2015, Mauricio Macri fue sobreseído con fecha 29 de diciembre de 2015. Pero posiblemente, ese dato tranquilizador llegó tarde para las exigencias de la política. Seguramente se trata de una casualidad. También es arbitrario suponer que dentro de aquellos jueces que no gozan de tanta antipatía por el Poder de turno habrá algunos que están dispuestos a darle buenas noticias (¡y a tiempo!) al Presidente. Como por ejemplo, mantener en cautiverio a uno de los Diputados, como Julio de Vido, que más podrían haber resistido y alzado la voz en épocas en las cuales se debate la independencia económica, la autonomía energética, la distribución económica y la pobreza. En épocas en las cuales muchas decisiones judiciales no son explicables jurídicamente, se corre el riesgo de tener que realizar estas especulaciones que seguramente son exageradas. Por todo ello, los abogados, jueces y fiscales que pretenden que el derecho penal se encamine bajo reglas del estado de derecho añoramos una vuelta a lo jurídico. Esa esperanza se sostiene en la enorme mayoría de jueces que no están dispuestos a someter sus decisiones al buen o mal humor del Poder de turno. *Maximiliano Rusconi es doctor en derecho (UBA), profesor titular de derecho penal (UBA) y profesor honorario (San Martín de Porres, Perú). Nota relacionada: De la transparencia judicial a la Justicia a la Carta  

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Llover sobre mojado

Fuente: Claudio Scaletta | Página 12 Fecha: 06 de MAY 2018 Aunque abunden los aprendices de brujo, en la macroeconomía no existe la magia. Salvo situaciones límite, que no es el caso, siempre es posible encontrar un nivel de tasa de interés que frene, al menos por un tiempo, una corrida cambiaria. De la misma manera, también existe una tasa de desempleo que puede frenar cualquier proceso inflacionario. Son relaciones que suelen llamarse “de hierro”. El problema, como siempre, no es instantáneo, es lo que viene después. En las últimas dos semanas el modelo económico gubernamental comenzó a dar un giro brusco hacia la radicalización del ajuste. La dirección de las transformaciones emprendidas por Cambiemos era conocida, el dato nuevo fue el cambio de velocidad impuesto no por la voluntad gubernamental, sino por “los mercados”. El gobierno había apostado a planchar el dólar para intentar mantener la estabilidad de la macroeconomía afectada por otras variables, como el nuevo shock tarifario, pero los actores económicos, locales y globales, le dijeron que no. La idea subyacente en la tropa oficialista era que el Banco Central disponía de las reservas suficientes para contener cualquier corrida. No importa si más de 60 mil millones de dólares era mucho o poco, tampoco hilar fino entre reservas brutas y netas, lo que podría deparar sorpresas. El dato duro es que bastaron unas pocas semanas de puja cambiaria para que las reservas pasen de casi 65 mil millones alcanzados en enero a unos 55 mil la semana que pasó. En pocas palabras, se volatilizaron casi 10 mil millones, pero el precio del dólar no se detuvo. Mientras tanto, cuando se había borrado hasta la eterna sonrisa de Sturzenegger, el señor de los cuadritos descendentes, el Banco Central llevó la tasa de referencia al nivel récord del 40 por ciento, un costo sideral para que el dólar ni siquiera baje de los 22 pesos. ¿Eran pocas las reservas internacionales? En realidad no. Lo que quedó en evidencia fue que eran demasiados los desequilibrios acumulados por el modelo y que los llamados mercados comenzaron a advertirlo. Los detalles sobre impuestos a la renta financiera, cambio de condiciones internacionales e impericia en el manejo de la crisis vienen mucho después. También las infaltables sospechas de corrupción con ventas de divisas que habrían favorecido a entidades como el JP Morgan, entre otras, una línea argumentativa que siempre se evitó en este espacio, en el que se prefiere el análisis de la lógica del comportamiento de los actores. Lo que sucedió, al tope de la lista, fue que al establishment financiero le “cayó la ficha” de la insustentabilidad de un déficit de cuenta corriente de 5 puntos del PIB que, además, deberá financiarse con deuda por muchos más años que los previstos por la errática conducción económica colegiada. Luego, para sumar desconcierto en el observador imparcial, extraterrestre, el gobierno hasta se excluyó voluntariamente de disponer de los dólares “genuinos” de las exportaciones, ya que una decisión central de la política económica cambiemita fue eliminar la obligatoriedad de liquidar internamente (cambiar por pesos) las divisas de exportación. En un país con escasez crónica de dólares tanta creencia en la libertad individual produce azoramiento. Dicho de manera rápida, a la dependencia creciente con el exterior, implícita en la toma multimillonaria de deuda para cubrir el déficit externo, el oficialismo sumó la renuncia voluntaria de los grados de libertad brindados por los dólares “propios”. Una vez desatada la corrida y disparadas todas las variables de control, el gobierno recurrió a otra receta remanida, el anuncio de la profundización del ajuste como “señal de confianza para los mercados”. Otra vez las pantallas televisivas con ministros con cara de póquer anunciando la inevitable reducción del gasto público como solución a todo. Alcanza con remitirse a la historia económica para conocer los resultados de antaño de políticas similares. La experiencia enseña que los ajustes purificadores nunca llevan a futuros venturosos, sino a nuevos ajustes más profundos. Se trata de la viejísima historia del perro que se muerde la cola, se achica el gasto, cae la actividad, luego la recaudación y vuelta a empezar. Sucede que los objetivos reales de estas políticas no son los saneamientos anunciados, sino la disminución del peso del Estado en la economía. Un sustrato ideológico que, por supuesto, no se descubre aquí. Si vuelven a traducirse los hechos para el observador extraterrestre, lo que ocurrió es que en una semana se fue por un tubo todo el aparato de legitimación de la política económica, la larga zoncera del gradualismo. Ya no se podrá afirmar que caen los salarios, pero habrá más rutas y cloacas, o que se toma más deuda en dólares para que el gasto público pueda bajar más despacio, presuponiendo que tal baja es buena y deseable. En adelante habrá ajuste puro y duro. En apenas poco más de dos años el macrismo empardó a sus peores antecesores. No existe ninguna razón para pensar que el futuro tendrá resultados diferentes cuando se repiten las mismas políticas del pasado que llevaron al desastre. Y no solamente una vez. La secuencia ya comenzó: calificadoras de riego bajando la nota de la deuda local, prensa financiera internacional afirmando que llegó la hora de salir de la Argentina, el Banco Central obligando a los bancos comerciales a vender dólares y los inefables econochantas sugiriendo que todo sucedió por haber demorado un ajuste mayor. En adelante, el indicador de la futura velocidad de la crisis ya no estará solamente en el precio del dólar, sino también en el nivel de depósitos del sistema financiero. La estanflación, en tanto, llegó para quedarse.

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Un duelo por la conciencia social

Fuente: Jorge Elbaum | El Cohete a la Luna Fecha: 06 de MAY 2018 La frase del Presidente de la Nación referida a que “el tema de las tarifas es el centro de la batalla cultural” supone no solo la aceptación de la puja, de un enfrentamiento entre sectores e intereses en disputa, sino la existencia de una lucha simbólica, eminentemente política, por “ganar consciencias” y voluntades. Es lógico que para Macri esta tirantez, que se expresa en el Congreso, las calles y en el humor social, suponga una pelea de fondo dispuesta a quebrar los diques de contención de lo aceptable socialmente. De esa lucha –y de las jubilaciones o de la reforma laboral— provendrá, conjetura el PRO, la base de una legitimidad apta para arrasar con el resto de las fortalezas sociales que se encargaron de edificar los trabajadores durante un siglo. Admitir que se trata de una batalla supone reconocer contendientes, actores sociales que se encuentran en situación de antagonismo. Por supuesto que siempre existió este pleito, pero su asunción pública por parte del Presidente (subrayado con un latiguillo caro a la década ganada, —batalla cultural—), funda un escenario menos dependiente del maquillaje marketinero y, por lo tanto, más abierto a la confrontación política. El gobierno vio en los últimos meses deshilacharse su maquillaje a un ritmo paralelo al de su incapacidad de dar soluciones a los problemas que prometió superar. La política incluye consentir la existencia de modelos contrapuestos, asumir que hay algo que los aparta: una fisura, una mínima hendija o una profunda grieta. La nitidez creciente de la acción gubernamental –ostensible por sobre cualquier disimulo u ocultamiento mediático— convierte los colores iniciales de su arco iris en un brutal contraste cromático fundido en blanco y negro, sobreexpuesto por rumores de impaciencia y cansancio irritado. Algunos han denominado esa discrepancia visceral que cíclicamente se pone sobre la mesa, a la vista de tod@s, como proyectos de país opuestos, como lucha de clases, o simplemente como el resultado de antagonismos epocales. Lo cierto es que la contienda –siempre— termina por superar cualquier fraseología acostumbrada al ninismo (ni esto ni lo otro, es todo lo mismo) y se posiciona como una confrontación en el territorio de la política. Ese es el predio donde los latiguillos como “la unidad de los argentinos” y “los argentinos somos derechos y humanos” empiezan a ser insípidos. Donde las convocatorias a superar la grieta se transfiguran en antiguallas protoelectorales que dejan lugar a la irrupción de un conflicto dispuesto únicamente para reducir el valor de la fuerza de trabajo (eufemismo sustituido mediante el sambenito de costo laboral) y la capacidad de pelea de quienes no pueden valorizarse en el mercado financiero. A grandes rasgos (estilizados), el conflicto se expresa en términos de quienes buscan que el capital (lo denominan inversiones) sea más rentable contra quienes pretenden compartir las mieles del desarrollo social en términos un poco más equitativos. Ese conflicto tiene superficies económicas, pero se entabla sobre bases y zonas culturales y simbólicas: se trata de convencer a grandes mayorías acerca de la indefectibilidad de unos aumentos de tarifas (cuyos beneficiarios son los más privilegiados). El macrismo intenta reinstaurar la creencia –un upgrade de Rodrigo, Martínez de Hoz, Menem y De la Rúa— sobre la inexistencia de alternativas por fuera del esfuerzo abnegado de los trabajadores. En una rapiña cíclica, la derecha argentina recurre desde los años ´70 a convocatorias sacrificiales que auguran un paraíso de crecimiento que nunca llega. El mandato neoclásico exige el costo ascético del sufrimiento como única garantía de acceso al reino de los cielos, donde no es posible diferenciar claramente —en su letra chica—, el inequitativo reparto de dicho sacrificio. La energía como territorio en disputa La tensión política se desplaza a todos los campos, sobre todo porque plantea interrogantes sobre el devenir. ¿Cuán lejos nos encontramos del precipicio del 2001? ¿Son el mejor equipo? ¿Gobiernan para enriquecerse aún más? Estas preguntas invaden la cotidianeidad de colectivos sociales que no entienden mucho de la suba del dólar o de las LEBACs, pero sí comprenden las externalidades de la inflación y el incremento de las tarifas. Los empresarios del Foro por la Convergencia Empresarial, reducto condensado de uno de los dos lados del mostrador –aliados de la batalla cultural declarada por Macri— emergieron recientemente como adalides de la responsabilidad fiscal, a través de un documento justificador del tarifazo. [1] Entre las justificaciones manifestadas, demandaron “dejar de lado las especulaciones electorales y el afán de confrontar con el Gobierno”, como si la batalla planteada desde el Ejecutivo requiriese una rendición incondicional de quienes figuran del otro lado del mostrador. “Te declaran la guerra y te acusan de irresponsable cuando intentás defenderte”, murmuró un asistente a las reuniones de Comisión de la Cámara de Diputados, donde se trató la ultima semana el pedido para retrotraer los aumentos. Algunos de los integrantes empresariales de la infantería cultural macrista exigieron, a través de un comunicado, “no apelar a recursos demagógicos que hagan retroceder en el camino iniciado”. El trayecto iniciado al que hacían referencia se traduce, en términos cuantitativos y sintéticos, a los siguientes guarismos ejemplificadores: [2] La factura mensual de gas –de consumo moderado— creció desde $158 a $1.234, entre 2015 y abril de 2018. Eso supone un aumento del 681%. [3] Desde comienzos de 2016 los servicios públicos, en el ámbito de la Ciudad y provincia de Buenos Aires, se incrementaron en un 920% en energía eléctrica y 683% en agua. [4] Un quinto (21%) del Salario Mínimo Vital y Móvil actual de $9.500 por mes se destina a pago del consumo de servicios públicos, monto que implicaba un 3 % en 2015. [5] Su contraparte, en la llamativa repartija de los panes y los peces, puede plasmarse en el siguiente caso: Pampa Energía, cuyo accionista mayoritario y CEO es Marcelo Mindlin, controla al grupo EDENOR, la Transportadora de Gas del Sur y otras empresas que intervienen en todas las etapas del proceso energético. Edenor es la distribuidora y

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Aprovechando para reforzar el ajuste

Fuente: Carlos Heller | TiempoAR Fecha: 05 de MAY 2018 Para solucionar las tensiones financieras de esta semana, el gobierno responde a los requerimientos de los inversores externos: bajar el déficit fiscal y aumentar las tasas de interés. Hay un tema que debe quedar claro: el gobierno no está cometiendo errores, sino que está cumpliendo con sus objetivos. Es cierto que la inflación está excediendo sus metas. Pero con el cierre de gran cantidad de paritarias que acordaron un aumento en el año del 15% o menos, en cuotas y sin cláusula gatillo, tanto el salario medido en dólares, como el salario real, seguirán bajando: una ofrenda de «mejora de la productividad» en la mesa de los grandes empresarios. Precisamente, el «cambio» más reclamado por estos. El incremento del dólar le da pie al gobierno para avanzar en el ajuste: Nicolás Dujovne anunció el viernes pasado lo que los mercados esperaban: una reducción del objetivo del déficit fiscal primario del 3,2 al 2,7% del PBI para todo 2018. Unos U$S 3200 millones, bastante más que el gasto del gobierno nacional en Infraestructura, sumando Educación, Vivienda y Agua potable, en todo 2017. O el 70% de los gastos de funcionamiento del Estado (excluidos los salarios). Vaya si es un recorte, pero siempre desde el gasto social y nunca pensando en gravar la riqueza y los grandes ingresos. El ministro informó que la magnitud de los intereses a pagar no se verían afectados: me permito discrepar con esta proposición. En el primer trimestre de 2018 los intereses de la deuda pública crecieron algo más del 100%, y con el aumento del dólar crecerán en forma importante. Parece otra posverdad que desea instalar el oficialismo. Más aún, Dujovne asoció las subas en el dólar con que «tenemos más incertidumbre doméstica por la presión fiscal de los proyectos irresponsables que en el Congreso quieren modificar nuestra política tarifaria». También informó que, de prosperar estos proyectos, significarían un aumento del gasto público de $ 200 mil millones. Sin embargo, los subsidios a las tarifas energéticas se redujeron $ 83.552 millones en 2017, según detalla su ministerio. Si lo informado por el ministro es correcto, esta cuenta puede servir para reforzar una idea que expreso cotidianamente: una parte menor del aumento de tarifas realizado va a la reducción de subsidios, y una parte importante al aumento de la rentabilidad de las empresas de servicios públicos. Las razones de las tensiones que se desplegaron en las dos últimas semanas en el mercado cambiario son varias. La primera causa es la extrema liberalización de las variables financieras y cambiarias, que agregan volatilidad y una gran dependencia del exterior, especialmente para Argentina, en donde la moneda de ahorro y la referencia para tomar decisiones sigue siendo el dólar. También una fuerte liberalización comercial, que lleva a severos déficits de la Balanza Comercial (exportaciones menos importaciones) junto con la no obligación de los exportadores de ingresar divisas al país, convirtiendo así un negocio comercial en especulación financiera. En la actualidad, el mundo viene complicado. Se está viviendo la suba de la tasa de interés del bono a 10 años del Tesoro estadounidense, que superó el 3% anual. Este aumento, junto con los incrementos proyectados en la tasa de referencia de la Reserva Federal para lo que resta del año, generaron una apreciación del dólar en relación a las otras monedas. Y hay un «vuelo a la calidad» de las inversiones externas en los países en desarrollo, hacia Estados Unidos. Por este hecho, las monedas del resto de los países se depreciaron, ya sea el euro como el yen. Las monedas latinoamericanas cayeron en mayor medida: cobra especial importancia la baja del real, que impacta fuertemente en nuestra economía. Aquí aparece entonces el dilema del gobierno argentino: si permite que el tipo de cambio flotante se adecue a la situación internacional, con una depreciación de nuestra moneda, el aumento del valor del dólar determinará una mayor inflación, complicando este frente. Es lo que yo llamo «el efecto de la frazada corta». Si persigue un objetivo, empeora la chance de lograr el otro. De allí que ante la primera presión importante del mercado (un día antes que entrara en vigencia el impuesto a la renta para los inversores externos) el BCRA decidió mantener el dólar en torno al valor existente los días anteriores, $ 20,25. En esa oportunidad vendió U$S 1472 millones de las Reservas Internacionales, la cifra más alta de ventas en un día para los últimos años. En los días siguientes siguió vendiendo, pero el valor del dólar comenzó a deslizarse al alza. Después de haber vendido U$S 5686 millones en abril y los dos primeros días hábiles de mayo (que se suman a los U$S 2040 vendidos en marzo), decidió dejar flotar libremente la moneda y el dólar llegó a los $ 23 el 3 de mayo (debido a una solitaria operación realizada al final de la rueda mayorista). En el medio, el BCRA subió la tasa de interés de política monetaria 3 puntos hasta el 30,25% el último día de abril, y volvió a subirla 3 puntos, a 33,25% dos días hábiles después, el 3 de mayo. Cabe citar que este último día, el BCRA realizó operaciones de Lebacs a una tasa del 39% anual. Pero la artillería pesada se desplegó el 4 de mayo: subió la tasa de política monetaria 6,75 puntos a nada menos que el 40 por ciento. Además, decidió reducir en dos tercios el límite a la posesión de dólares de los bancos, llamativamente, volviendo al límite existente hasta noviembre de 2015. Esto implicará que los bancos coloquen en el mercado esos dólares que a partir del lunes no podrán tener en sus balances. Es una medida adecuada, pero indica que a los funcionarios del BCRA no les tiembla el pulso para reglamentar cuando resulta necesario, aunque vaya en contra de su ideología desreguladora. Con esta batería de medidas, el dólar BNA que el 3 de mayo cerró a $ 23,30 se ubicó al

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El pequeño holocausto del pequeño Cohen Sabban

Fuente: El Cohete a la Luna Fecha: 05 de MAY 2018 La DAIA pidió la renuncia de su presidente, el comerciante Ariel Cohen Sabban, a raíz de un escándalo sexual con la actriz Esmeralda Mitre, quien en un comunicado mencionó un pedido de dinero. Ya asumió en su reemplazo el vicepresidente Alberto Indij. Segun el diario La Nación, que dirige el padre de la actriz, ella presentó ante la DAIA comunicaciones vía Whatsapp en las que el dirigente habría intentado “aprovechar una situación de vulnerabilidad”. Desde el entorno de Esmeralda Mitre dijeron que todavía evalúan realizar una denuncia formal. La primera información la publicó en Twitter el periodista Hernán Dobry, muy próximo a la conducción institucional de la entidad. Mitre, quien hace un mes se divorció del ex ministro Darío Lopérfido, provocó un escándalo al afirmar que en el Holocausto nazi durante la Segunda Guerra no habían sido asesinadas seis millones de personas. De ese modo intentó justificar a Lopérfido, quien había negado la cifra de 30.000 desaparecidos en la Argentina. Para la DAIA, que acusa de antisemita a cualquiera que critique la política de Israel y que junto al gobierno argentino señala a la ex presidente CFK como responsable de la muerte del ex fiscal Natalio A. Nisman, el caso presentó una encrucijada, ya que la heredera del diario La Nación, también milita en grupos de intelectuales y artistas que adhieren a la alianza Cambiemos. En noviembre de 2015 Mitre firmó la declaraciòn “Votamos a Macri”, junto con Marcos Aguinis, Marcelo Birmajer, Santiago Kovadloff ,Gustavo Noriega,Juan José Sebreli, Luis Alberto Romero, Martín Seefeld, Pablo Sirvén y Marcos Novaro. “Queremos ser protagonistas en esta nueva etapa de la vida argentina”, dijeron. Vaya si Mitre lo ha sido. Cohen Sabban cuestionó a Mitre pero no hubo una declaración formal de repudio como es usual. Para salir del paso la DAIA propuso una reunión con Mitre, que duró una hora y media y en la que se acordó una estrategia discursiva. Al retirarse del encuentro ella dijo que la reunión fue durísima y que asumió el compromiso de instruirse más acerca de todo lo que pasó en el Holocausto. “Pido perdón y me retracto sobre todo lo sucedido, por haber ofendido a la más grande tragedia de la humanidad. También quedamos con la DAIA en que voy a ir al Museo del Holocausto para aprender cada día más acerca de lo que pasó”. Su pedido de disculpas no fue feliz: “Jamás estuvo en mí lastimar y/o injuriar a la comunidad judía. Les tengo un grandísimo respeto y admiro cómo con valentía superaron un hecho tan triste como el Holocausto. Soy una persona libre y apasionada que dije lo que pienso desde el interés personal, no creí que se podría mal interpretar. Para mí la comunidad judía es una comunidad superior, y ojalá fuese mi origen. Reitero, si alguien se sintió lastimado pido disculpas una vez más”. Cohen Sabban está casado y tiene cuatro hijos. Separada de Lopérfido, Mitre vive sola en un departamento en el que recibió la visita de Cohen Sabban. Allí se produjo el episodio sexual sobre el que según Dobry ahora negocian los abogados de ambas partes. La actriz negó que hubiera acciones legales en curso. El comunicado de la señora Mitre dice que vivió “una situación desagradable como mujer y como víctima de un pedido de dinero improcedente. Para que sucesos así no vuelvan a repetirse con otra persona lo he hecho conocer a quienes correspondía a fin de que se tomaran las medidas pertinentes. Dichas medidas ya han sido tomadas. Como no busco ni el estrépito público ni la venganza, no voy a iniciar acciones legales, ni a hacer declaraciones ni a proporcionar detalles sobre los hechos. Defiendo mi privacidad y mi carrera artística, que ha sido construida sobre la base del trabajo honesto y no del escándalo”. El periodista Jorge Rial publicó en Twitter que hay mensajes de WattsApp que muestran acoso y desubicación. El nuevo presidente El nuevo presidente de la DAIA, Alberto Indij, confirmó lo sucedido a la cadena de noticias Vis a Vis, creada por Claudio Avruj y por el esposo de Patricia Bullrich, Guillermo Yanko, y sostenida con publicidad oficial de los gobiernos de PRO. Según Indij, “ante la situación muy compleja que se desencadenó de todo lo que comenzó a circular en las redes sociales, que es muy serio, le pedimos la renuncia a Ariel, que ya fue efectivizada. Es el mecanismo que disponemos hasta que la situación se aclare. No podemos decir de ninguna manera que todo el episodio sea cierto, pero la situación es insostenible”. Se espera un comunicado oficial. Como vicepresidentes continúan Alberto Hammerschlag y Luis Grynwald. Indij es abogado y heredó el estudio del ex embajador de la dictadura en Italia, Rafael Martínez Raymonda. Su especialidad son los juicios laborales, del lado de los patrones. El año pasado defendió ante la justicia el despido de la ex empleada de la DAIA Vanesa Rodriguez Bustamante quien presentó la demanda por discriminación. Rodriguez Bustamante era secretaria, pero era tratada con desprecio porque no era judía. Hoy es abogada y trabaja con sectores populares. En su favor testimonió el ex director de la DAIA, Jorge Elbaum. La suciedad Consultado para esta nota el sociólogo Jorge Elbaum, presidente del Llamamiento Argentino Judío dijo que “la misoginia es parte del estatuto implícito de la DAIA, que dice luchar contra la judeofobia y contra toda forma de discriminación: casi no hay mujeres en sus Consejos Directivos y su conformación conservadora y dependiente de la derecha israelí la han catapultado a un seguidismo reaccionario desde el cual han perseguido a Cristina Fernández, a Daniel Rafecas y a todas las versiones de argentinidad judía que no se pliegan a los mandatos del PRO, el Likud o la derecha republicana”. “Las acusaciones de Esmeralda Mitre contra el presidente de la DAIA desarman la falacia de un colectivo que dice estar preocupado (y trabajar) contra la discriminación: El paraguas estatutario, sustentado en un organismo que promueve

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Pasar la tormenta

Fuente: Martín Alfíe | Anfibia Fecha: 04 de MAY 2018 Esta semana volvimos a hablar del dólar. Hubo rumores de corridas, corralito y otras yerbas. Antes que nada, cabe aclarar: el escenario está muy lejos de la crisis del fin de la convertibilidad. Sin embargo, la preocupación estuvo presente: hubo una escalada frente al dólar y la actitud del gabinete económico no fue la más adecuada. En el medio de la tormenta, al BCRA se lo vio bastante perdido, al menos hasta hoy. Corría de atrás al mercado y no encontraba la forma de frenar esta escalada. Si bien el fortalecimiento del dólar se dio a nivel global, acá en Argentina tomó otra dinámica y la floja respuesta del Banco Central generó una inquietud que no se vio en otros países. El público está siguiendo minuto a minuto la cotización del dólar. Entonces, por estas idas y vueltas, la preocupación y el miedo de las familias son lógicos: no poder pagar las cuentas, no llegar a fin de mes, perder los ahorros. Las recurrentes crisis macroeconómicas de nuestro país aún viven en la memoria colectiva. Lo que se esperaba es que el gobierno mostrara una mayor firmeza: medidas en el corto plazo más efectivas y también un plan más consistente en el largo plazo. En los últimos meses también vimos una descoordinación entre los distintos sectores del gobierno, y eso impactó negativamente. El Banco Central tironeando con Jefatura de Gabinete provocó incertidumbre tanto en los mercados como, por lo que esta semana con el dólar, en los pequeños ahorristas. Para salir de este enfrentamiento tiene que haber un plan más equilibrado y unificado de la conducción de la economía. Pueden seguir los mismos actores, pero lo importante es que todos tiren para el mismo lado. No que unos crean que hay que bajar la tasa de interés, que otros crean que hay que subirla, que haya peleas, idas y vueltas. Esas señales no vienen siendo positivas y es lo que está generando estos movimientos en el valor del dólar y esta preocupación de la población. Las fuertes medidas que tomó el Banco Central hoy son una señal en ese sentido. El BCRA cuenta con herramientas para frenar la tormenta, a pesar de que vino errando en sus movimientos. En efecto, hoy bajó luego de la conferencia del Ministro y el comunicado del BCRA. La jugada del BCRA fue fuerte: obligó a los bancos a desprenderse de sus dólares desde el lunes y anunció una muy fuerte suba de la “tasa de política monetaria”. Además, Dujovne anunció “metas fiscales” más estrictas. Esto es principalmente una señal a los inversores: muchos bancos de inversión pedían ayer en sus reportes un sendero fiscal más duro. Vale mencionar que un movimiento así era esperable: la economía argentina está muy expuesta internacionalmente, y la desregulación de los movimientos de capital lo amplifica. El problema es que se adelantó: esta semana se vio la salida de una parte de los fondos de inversión que habían venido a la Argentina y generó un ruido anticipadamente a lo que esperaba el gobierno y parte del mercado. La crisis del aumento del dólar, por lo tanto, es más bien externa que fiscal. Por eso la solución viene por otro lado. El ajuste de metas fiscales fue más para la “tribuna”. El problema del gobierno es que depende mucho de esa tribuna. Ahora hay que pensar en el futuro. Esta crisis quedó como una señal de debilidad, es decir, que en un momento de salida de capitales el Banco Central no se mostró de una manera activa y correcta frente al movimiento del dólar. Lo más probable es que esta tormenta pase y nos adaptemos a un escenario con un dólar más alto y con una tasa más alta. Pero lo que queda como preocupación es, si se vuelve a dar una situación así, qué rol va a jugar el Banco Central y si las herramientas que tienen son suficientes. Otro problema no menor a remarcar es el traslado a precios. Más allá de que el dólar pueda bajar un poco por las medidas del Banco Central, un movimiento de este nivel tendrá impacto en los precios, inclusive por subas precautorias. En agosto del año pasado el gobierno decía que el traslado del dólar a los precios había muerto. Y claramente durante este primer trimestre, con el movimiento del dólar y de los precios, ese argumento fue invalidado. Es un hecho que la economía argentina está dolarizada, que cualquier movimiento impacta fuerte en los precios. El propio Dujovne lo reconoció hoy en la conferencia de prensa. Finalmente, el BCRA mostró los dientes. Esta tormenta probablemente pase. Estaremos en un escenario de “equilibrio” temporal con tasa de interés más alta, dólar más alto y una aceleración inflacionaria en relación a dos semanas atrás. Pero el problema es estructural, de largo plazo, vinculado con el déficit de cuenta corriente y la dependencia de dólares financieros. Escenarios como el de esta semana van a ser recurrentes en los próximos años debido a la desregulación de la entrada y salida de dólares. Hoy hay que pasar la tormenta. Por ahora, pareciera que se puede ir guardando el paraguas.

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Trampas macristas

Fuente: Jorge Beinstein* | La Tecl@ Eñe Fecha: 03 de MAY 2018 El gobierno aparece acosado por una serie de trampas que él mismo ha construido, en algunos círculos opositores (o no tanto) comienza a circular la idea de que Macri se cae solo sin necesidad de que lo empujen abrumado por fenómenos que no podrá superar. Aunque si observamos más en profundidad constataremos que las causas que engendraron la pesadilla macrista no solo están intactas sino que se han agravado. Tal vez ese optimismo extremo respecto del fin del régimen no sea otra cosa que un llamado a la pasividad ante la decadencia de la sociedad argentina. La trampa económica Todo comenzó al iniciarse la presidencia de Macri con un shock recesivo causado por una desmesurada transferencia de ingresos hacia la élite económica dominante. La devaluación acompañada por una fuerte reducción tributaria a favor de los grupos más concentrados de la economía y por la liberación del mercado de cambios y de las importaciones achicó el mercado interno, generó inflación, déficit fiscal y declinación de la actividad industrial. 2016 fue un año de crecimiento negativo y 2017 tuvo un crecimiento anémico gracias a la dinámica perversa de la bicicleta financiera (la fiesta de las Lebacs) y a una avalancha de deudas externas. La promesa de una lluvia de inversiones productivas extranjeras nunca se concretó ante una economía declinante, sólo llegaron fondos especulativos aprovechando las altas tasas de interés internas. Lo que el gobierno llamó “gradualismo” fue una política aplicada de manera sistemática tendiente a reducir en términos reales salarios y jubilaciones, impulsar la expansión del desempleo público y privado (y así enfriar las protestas sindicales) y alentar depredaciones de todo tipo en beneficio de un reducido círculo de intereses (tarifazos, contratos turbios de obra pública, exenciones y reducciones impositivas, negocios financieros, etc.). Nunca en la historia económica argentina se depredó tanto en tan poco tiempo. El equilibrio inestable conseguido por el macrismo durante algo más de dos años se sostuvo con deudas, sobre todo con operaciones de corto plazo cuya máxima expresión es la avalancha de Lebacs que ya supera el billón de pesos, unos 47 mil millones de dólares al cambio de 21 pesos por cada dólar (aproximadamente el 80 % de las reservas del Banco Central). Las Lebacs tienen la apariencia de ser deudas en pesos, así lo presenta el gobierno tratando de enfriar las alarmas, se trata de deudas en pesos libremente convertibles en dólares u otras divisas con tasas de interés nominales altísimas. Un especulador convierte sus dólares en pesos, compra Lebacs por ejemplo con una tasa del 30 % (tomando el valor del último día hábil de Abril) y luego cobra sus Lebacs y compra dólares, si durante la dulce espera se devaluó el peso habrá que descontar esa diferencia que nunca hasta ahora ha conseguido arruinar el súper negocio. Y ante una amenaza devualuatoria fuerte o alguna oportunidad externa tentadora los especuladores se retiran de ese mercado y compran dólares, lo que acentúa la devaluación, agrava la inflación y achica el volumen de reservas del Banco Central. Es lo que ha estado ocurriendo hacia finales de Abril y comienzos de Mayo. En realidad la burbuja financiera no podía seguir creciendo infinitamente, el deterioro productivo general, la agravación del déficit comercial (causado por la liberación de las importaciones) y la suba de las tasas de interés en Estados Unidos sumado a una pequeña presión fiscal, son entre otros factores los que desencadenaron la crisis. No debemos olvidar que al festival de Lebacs se agrega un endeudamiento externo clásico que crece vertiginosamente lo que fragiliza aún más la situación financiera argentina. La trampa política El gobierno creyó que podía consolidar la suma del poder público, es decir convertir su dinámica dictatorial en un sistema de dominación sólido apoyándose en la corrupción de buena parte de la clase política y de la dirigencia sindical presionándolas a través de su control de los medios de comunicación y del poder judicial. La combinación de carpetazos y sobornos deberían haber creado una suerte de colchón protector capaz de bloquear el descontento social, supuestamente anestesiado por el bombardeo mediático, y al mismo tiempo, facilitar el recorrido parlamentario de sus proyectos de leyes. El riesgo electoral sería eliminado a través de la instauración del voto electrónico, instalando así un mecanismo fraudulento manipulado por el Poder Ejecutivo. La frutilla del postre era la conformación de una policía militar capaz de intervenir en los casos puntuales de desborde impidiendo su propagación, se trataba de construir una convergencia represiva articulando policías, gendarmería, prefectura naval y algunas unidades militares. El Ministerio de Seguridad es la pieza clave de dicha iniciativa. La aventura depredadora contaría así con una retaguardia institucional autoritaria controlada por la camarilla mafiosa gobernante, sin embargo las cosas no funcionaron según lo esperado. El deterioro social generó un marea ascendente de descontento ante la cual resultaron insuficientes los frenos sindicales y la droga mediática, las represiones puntuales no generaron miedo y repliegue popular sino que en algunos casos amplificaron las protestas, incluso radicalizándolas como ocurrió el 18 de Diciembre pasado en Plaza Congreso. La marea social opositora impactó sobre el movimiento sindical reduciendo la capacidad de bloqueo de la conducción de la CGT y también sobre el opo-ofialismo político que matiza su complicidad con el Poder exhibiendo algunos desplantes opositores que se van amplificando. Mientras tanto, la imagen presidencial viene cayendo y ya empieza a arrastrar en su descenso a lo que aparecía como su alternativa gatopardista: María Eugenia Vidal. Todo parece indicar que lo que aparentaba ser un fácil disciplinamiento social y político se va convirtiendo en un pantano cuya densidad y complejidad desconcierta a los asesores de imagen, los comunicadores y los gerentes convertidos en altos funcionarios. El realismo mafioso de Macri, su brutalidad elitista, parece condenarlo a sufrir el embate de una sucesión de crisis (financieras, políticas y sociales) que desbordan su limitada racionalidad. La ya vieja y desgastada estrategia de polarización anti-K no rinde los resultados de otros

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