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¿Cui bono?

Fuente: Uri Avneri | Gush Shalom Fecha: 15 de ABRIL 2017 Cui Bono —«quién se beneficia»— es la primera pregunta que un detective experimentado hace al investigar un crimen. Desde que fui detective durante un corto tiempo en mi juventud, sé el significado. A menudo, la primera y obvia sospecha es falsa. Te preguntas «¿cui bono?», y otro sospechoso, en quien no pensaste, aparece. Desde hace dos semanas la pregunta me da vueltas por la cabeza. No me abandona. En Siria, se ha cometido un terrible crimen de guerra. La población civil en un pueblo rebelde llamado Idlib fue golpeado con gas venenoso. Decenas de civiles, entre ellos niños, tuvieron una muerte miserable. ¿Quién podría hacer semejante cosa? La respuesta era obvia: Bashar al-Assad, ese terrible dictador. ¿Quién sino él? Y así, en minutos (literalmente) el New York Times y un buen número de excelentes periódicos de todo Occidente proclamaron sin titubear: ¡Assad lo hizo! No se necesitan pruebas. Ninguna investigación. Es evidente. Assad, desde ya. En cuestión de minutos, todo el mundo lo supo. Una tormenta de indignación atravesó el mundo occidental. ¡Debe ser castigado! El pobre Donald Trump, que ni idea tiene, sucumbió a las presiones y ordenó de inmediato un ataque de misiles sin sentido a un aeródromo sirio, después de haber predicado durante años que los Estados Unidos no debían bajo ninguna circunstancia involucrarse en Siria. De repente, se desdijo. Sólo para darle una lección a ese bastardo. Y para mostrarle al mundo lo que él-él-él hombre, él, Trump realmente es. La operación fue un éxito inmenso. Durante la noche, el Trump despreciado se convirtió en un héroe nacional. Incluso los liberales lo reverenciaron. Pero después de todo, la pregunta siguió sacudiendo mi cabeza. ¿Por qué lo hizo Assad? ¿Qué tenía para ganar? La respuesta es simple: nada. Absolutamente nada. (En árabe «Assad» significa «león», y a pesar de lo que los expertos y estados de occidente creen, el énfasis está en la primera sílaba Con la ayuda de Rusia, Irán y Hezbolá, Assad está ganando, lentamente, la guerra civil que viene golpeando a Siria desde hace años. Domina casi todas las ciudades importantes que constituyen el corazón de Siria. Tiene suficientes armas para matar a tantos enemigos civiles como su corazón desee. Entonces, ¿Por Dios, por qué habría de usar gas para matar algunas decenas más de enemigos? ¿Por qué despertar la ira de todo el mundo, invitando a una intervención norteamericana? No hay manera de llegar a otra conclusión: Assad no obtuvo ningún beneficio del detestable operativo. En la lista de «beneficiarios», está en el último puesto. Assad es un dictador cínico, incluso cruel, pero está muy lejos de ser un tonto. Fue adiestrado por su padre Hafez al-Assad quien fuera su antecesor y también dictador durante mucho más tiempo que el mismo Bashar. Aún si pensásemos que fuera tonto, tiene como asesores a algunas de las personas más hábiles del planeta: el ruso Vladimir Putin, Hassan Rouhani de Irán y Hassan Nasrallah de Hezbolá. Entonces ¿quién tenía algo para ganar? Bueno, por lo menos una media docena de sectas y milicias sirias que luchan contra Assad y se enfrentan en la loca guerra civil. También sus aliados árabes suníes, los saudíes y otros jeques del Golfo. E Israel, sin dudas. Todos ellos tienen interés en incitar al mundo civilizado contra al dictador sirio. Simple lógica. Una acción militar debe tener un objetivo político. Como lo aseguró el famoso Carl von Clausewitz hace 200 años: la guerra es la continuación de la política por otros medios. Los dos principales contendientes en la guerra civil siria son el régimen de Assad y Daesh (ISIS o Estado islámico). Y entonces ¿cuál es el objetivo de los EE.UU.? Suena como una broma: Estados Unidos quiere destruir ambos lados. Otra broma: primero quiere destruir a Daesh, por lo tanto bombardea a Assad. La destrucción de Daesh es sumamente deseable. Existen en el mundo pocos grupos tan detestables. Pero Daesh es una idea, más que una simple organización. La destrucción del Estado Islámico dispersaría a miles de devotos asesinos por todo el mundo. (Curiosamente, los asesinos originales, hace unos 900 años, eran fanáticos musulmanes muy similares a los de Daesh ahora.) Los socios de Estados Unidos en Siria hoy inspiran lástima y están casi vencidos. No tienen la más mínima posibilidad de éxito. Hacer daño a Assad ahora significa prolongar una guerra civil que ahora tiene menos sentido que antes. Para mí, como periodista profesional de larga experiencia, el aspecto más deprimente de todo este asunto es la influencia de los medios de comunicación estadounidenses y occidentales en general. Leo regularmente el New York Times y lo admiro. Sin embargo, destrozó todos sus estándares profesionales publicando una verdad revelada, sin verificación alguna. Después de todo, tal vez Assad sea culpable. Pero, ¿y la evidencia? ¿Quién investigó y cuáles fueron los resultados? Peor aún, la «noticia» inmediatamente se convirtió en una verdad mundial. Millones la repiten sin reflexionar, como que el sol sale por el este y se pone por el oeste. Es muy deprimente que nadie pregunte, que nadie pida una prueba. Pero volvamos al dictador. ¿Por qué Siria necesita un dictador? ¿Por qué no es una bella democracia al estilo estadounidense? ¿Por qué no acepta con gratitud el «cambio de régimen» diseñado por Estados Unidos? La dictadura siria no es un fenómeno accidental. Tiene raíces muy concretas. Siria fue creada por Francia después de la Primera Guerra Mundial. Más tarde una parte de se separó y se convirtió en el Líbano. Ambas son creaciones artificiales. Dudo que aún existan auténticos «sirios» y verdaderos «libaneses». El Líbano es un país montañoso, ideal para pequeñas sectas que necesitan defenderse. A través de los siglos, muchas pequeñas sectas encontraron refugio allí. Como resultado, el Líbano está lleno de sectas que desconfían entre sí: musulmanes sunitas, musulmanes chiítas, cristianos maronitas, muchas otras sectas cristianas, drusos y kurdos. Siria es casi lo mismo, con la mayoría de las mismas sectas, sumado a

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¿De verdad quiere usted salvar vidas humanas?

Fuente: Por Jorge Majfud* | Página 12 Fecha: 14 de ABRIL 2017 Señor, presidente, ¿por qué comenzó usted tan temprano? ¿Cuál es la urgencia? Sí, ya sabemos, la edad y todo eso, pero ¿no era que iba a hacer las cosas diferente? No, no me refiero solo a Siria. El mes pasado su ejército bombardeó Mosul y murieron casi doscientas personas. El mundo apenas se conmovió, pero muchos niños murieron en ese ataque. Sí, ya sé que ustedes no tenían intención de matar ningún niño inocente. Tal vez su colega, ese otro enamorado del poder que preside Siria tampoco quería matar niños. Será malo pero no tan estúpido. Su objetivo era el mismo que el de ustedes: los terroristas del Estado Islámico. Pero a ellos (si fueron ellos, claro) no les importó que entre las cincuenta o sesenta víctimas hubiesen niños, como no les importó a ustedes en Mosul. ¿Sabía que los pobres también tienen niños? Hasta en la base militar que acaba usted de bombardear en Siria murieron niños. Cierto, no tantos, y probablemente eran hijos de militares. Pero niños al fin, ¿no? Su portavoz ha dicho que ni Hitler usó armas químicas como el dictador de Siria. Eran las preferidas de Churchill, ¿recuerda? No, no lo sabe. Supongo que al menos sabrá que ustedes las usaron sistemáticamente en Vietnam, por mencionar un solo caso. ¿No? El famoso Agente Naranja no se llamó así por el color de su pelo. No murieron cincuenta ni cien personas. Probablemente murieron un millón de personas y otro millón nació y sigue naciendo con malformaciones. Bueno, supongamos que los malditos profesores exageran las cifras. Digamos que solo murieron mil o dos mil, para no ofender a nadie. ¿Pero usted? ¿No era que iba a hacer las cosas diferentes? No, yo no. No soy tan ingenuo. Yo no le creo a ningún político, ni al más malo. Es un defecto que me quedó de la dictadura militar en la que crecí. Lo sé, lo sé. Todos dicen lo mismo antes de ganar las elecciones. Pero uno tampoco puede dejar de anotarlo. Faltaba más, que además de acusarnos de radicales peligrosos por usar palabras y no armas ni dinero, además nos dedicáramos al silencio cómplice. No hace mucho, usted dijo que la guerra en Irak había sido producto de mentiras. Cuando nosotros lo dijimos antes de que se lanzara esa aventurita, resulta que éramos infantiles, poetas desvinculados de la realidad. Claro, porque un billonario como usted sí sabe lo qué es la realidad… Luego, como siempre, la verdad se supo cuando ya no importaba. Ahora que es prácticamente imposible ocultar la verdad, la solución es que no importe en ningún momento. Vayamos a lo que importa. ¿Es usted realmente honesto sobre sus intenciones de salvar vidas alrededor del mundo, vidas de inocentes como conmovedoramente dijo antes de bombardear Siria? ¿De verdad? Por favor, dígamelo con la mano en el pecho. ¿Sí? Bueno, ¿entonces, por qué no bombardea el mundo con alimentos, con medicinas, con libros, en lugar de arrojar doscientos millones de dólares diarios solo en bombas, como se ha venido haciendo desde hace ya muchos años? De esa forma ahorrará usted millones. Millones de vidas y millones de dólares. Claro, la seguridad nacional y todo eso. Siempre habrá gente que insista en lo mismo. No le conviene a la seguridad nacional alimentar a los enemigos. Los que gritan este tipo de obviedades son los mismos que han creado gran parte del problema, sino todo el problema. Pero considere por un segundo que los enemigos se crean por millones cada vez que una bomba que cuesta un millón de dólares cae sobre un grupo de casas que no llegan siquiera a la cuarta parte de ese valor, cargada de buenas intenciones pero matando inocentes como resultado tradicional e inevitable. ¿Qué libertades perdieron ustedes cuando fueron derrotados en Vietnam, aparte de millones de dólares y millones de vidas humanas? ¿O el mundo está mejor hoy que antes de la invasión a Irak? ¿Estamos mejor luego de trillones de dólares invertidos en guerras que han dejado millones de muertos? ¿Está usted mejor? ¿Se siente usted hoy más seguro que antes? Qué pregunta tonta, ¿no? Tal vez usted sí, pero no el resto. Entonces ¿es por eso que usted también insiste con un método tan absurdo? Claro, hay que vender, la economía debe ser reactivada, debe crecer sin pausa o todo se va al diablo. ¿Pero qué es lo que se iría al diablo? ¿Los buenos negocios? Sí, obvio, la muerte es un gran negocio desde hace siglos. Pero es probable que la vida sea un mejor negocio, no a corto plazo, sino a largo plazo. Imagine todos esos miserables sobreviviendo en esos países tan horribles que ustedes suelen bombardear de vez en cuando, en lugar de hambrientos y moribundos tendrían algo de dinero para comprar sus cachivaches. Es más, muchos de ellos ni vendrían a joder a estos países tan pulcros y bien organizados y muchos menos tendrían el concepto que tienen de ustedes, los salvaguardas de la libertad y la civilización. ¿No sabe usted que en toda sociedad, en toda la historia, la tercera ley de Newton se aplica mejor que a los cuerpos inertes? ¿Cómo? ¿Que le gustaron las dos últimas palabras? ¿Pero, en serio, se acuerda de la tercera ley de Newton? Toda acción produce una reacción. Usted no puede jugar al ta-te-ti sin siquiera considerar que el otro también juega. Usted no puede orinar sobre México y pensar que los mexicanos lo van a recibir como agua bendita. Lo mismo cuando cree que ganar significa aplastar o marginar a otros seres humanos. Eso que usted confunde con la competencia, como buen zar de los negocios. ¿Cuál es la próxima aventura, Sr. Presidente? ¿Asia? ¿África? ¿América latina? ¿Los hielos antes eternos del Ártico y del Antártico? Porque de eso estamos seguros, Sr. Presidente. Habrá muchas otras nuevas aventuras y muchos más muertos. No, no, sus hijos no. Bueno, no creo. Los hijos de

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Mentiras y Misiles

Fuente: Randy Alonso Falcón | Cuba Debate Fecha: 07 de ABRIL 2017 La guerra es el estado natural de los imperios. Los motivos poco importan para desatar los conflictos; si no existen se provocan; y si no, se inventan. El fin supremo es demostrar el poder que se posee, amedrentar a los otros, mostrarse incontestable. Poco tiempo le ha tomado a Donald Trump para bajar el pulgar y decretar bombardeos. Lo hizo en Yemen, apenas a unos días de instalado en la Casa Blanca. Después mandó aviones a bombardear en Iraq. Ahora repite la dosis, con andanada de millonarios misiles, en Siria. Acosado por los grupos mediáticos, derrotado en su primer intento de derogar el Obamacare, con una sostenida baja en la popularidad y rodeado de generales halcones y representantes del complejo militar industrial, Trump ha decidido lanzar su primera operación militar de envergadura en el exterior, para mostrar músculos y desviar ataques contra su gestión. Para Rusia, lo de desviar miradas también incluye el propósito de Estados Unidos de ocultar las matanzas de civiles en Iraq, como resultado de los bombardeos de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, tras la renovada presencia militar del Pentágono en ese país. La supuesta causa que motivó el instinto imperial de universal juez y verdugo fue un alegado uso de armas químicas por el gobierno sirio. Una razón que mucho recuerda aquel fantasma levantado en Iraq, en el año 2003, de que Saddam Hussein tenía poderosas armas químicas que usaría en cualquier momento; y que, por tanto, había que invadir aquel riquísimo enclave petrolero. Como recordaba hoy, en una intervención radial, el expresidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva: “Invadieron Iraq, mataron a Hussein y hasta hoy no encontraron allí armas químicas” Nada se ha investigado seriamente sobre la tragedia provocada por armas químicas en el poblado sirio de Jan Shijún. Pero eso no hace falta para la Casa Blanca. Bastó que fuentes interesadas echaran a rodar la noticia del hecho y lo catalogaran como un ataque con armas químicas del Ejército de Siria; que imágenes fuertes de niños muertos se pusieran a circular en las redes y los medios, que voceros aquí y allá salieron a mostrar rígidas caras de condena, para que el Presidente Trump hablara de masacre inaceptable y exigiera una respuesta punitiva contra el gobierno de Damasco. El corresponsal en Siria de la agencia Prensa Latina develó en un enjundioso despacho las verdades y mentiras alrededor del suceso con las armas químicas, y el papel mercenario de los llamados Cascos Blancos. Otros analistas cuestionan la validez de las acusaciones contra el gobierno sirio. Unos plantean sus dudas de que Damasco conserve capacidad de uso de armas químicas tras el exhaustivo monitoreo a que ha sido sometido en este campo. Otros aducen el irrentable costo-beneficio que una acción de estas le traería al gobierno de Bachar Al Assad. Para Waddah Abded Rabbo, director del diario Al Watan, el gobierno “no tenía ningún interés en provocar un ataque químico, sobre todo después de que Asad hubiera obtenido lo que esperaba desde hacía seis años: el reconocimiento y la legitimidad por parte de Estados unidos” (expresado por el Secretario de Estado Tillerson en Turquía a fines de marzo). “Por qué habría arruinado esta oportunidad lanzando un ataque químico en una localidad que no tiene ninguna importancia estratégia o militar?”, se pregunta el periodista árabe. La magnitud de lo acontecido está aún por calcular, pero nada bueno aporta a la estabilidad y la paz en el mundo. Estados Unidos apuesta nuevamente a la guerra directa para involucrarse en el conflicto sirio. Donald Trump enseña sus credenciales de nuevo jefe imperial. Rusia recibe un varapalo a su presencia estabilizadora en el país árabe. El poder militar estadounidense reasume su incontenible papel dirimidor de conflictos internacionales por sobre la diplomacia del imperio. Con el ataque a Siria, Trump le ha dado un portazo a su promesa electoral de buscar alianzas para enfrentar a los terroristas de ISIS, como enemigos principales de Estados Unidos, y le ha insuflado ánimos a las fuerzas terroristas que operan en Siria, las cuales han sufrido contundentes derrotas en las últimas semanas. También ha dejado explícita su apuesta por el unilateralismo en la política exterior y su desprecio por la concertación y las soluciones negociadas. Así lo plantearon hoy algunas voces en la reunión del Consejo de Seguridad. La era Trump apenas está comenzando. Veremos qué nos depara. Links relacionados

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Una nueva generación de judíos americanos contra Trump y Netanyahu

Fuente: Yorgos Mitralias | Viento Sur Fecha: 07 de ABRIL 2017 El vídeo que sigue es llamativo y produce olas al otro lado del Atlántico y en todo el mundo: más de 1000 jóvenes manifestantes rodean y algunos de ellos invaden el edificio del AIPAC, el poderoso “Comité americano-israelí de Asuntos Públicos”, para denunciar su papel en el apoyo incondicional de los Estados Unidos a Israel y a la colonización israelita de los territorios palestinos ocupados. Y todo ello en la apertura del congreso anual del AIPAC, al que asiste la flor y nata del establishment político y económico americano, empezando por el presidente y el vicepresidente del país, el presidente del Senado Paul Ryan y el jefe de filas de los diputados Demócratas… sin olvidar el inevitable primer ministro M. Netanyahu. Esta manifestación/invasión sin precedentes del edificio del AIPAC sería ampliamente suficiente para constituir un acontecimiento americano e internacional de primer orden. Sin embargo, lo que hace sensación e historia es el origen de los manifestantes: todos y todas son jóvenes judíos y judías del movimiento If Not Now (Si no, ahora) y su consigna principal es muy elocuente: “¡Los judíos no serán libres mientras que los palestinos no lo sean también. Abajo el AIPAC, abajo la ocupación (de los territorios ocupados)”!/1. En realidad, la manifestación histórica del 25 de marzo no ha sido más que la conclusión de profundos cambios que han tenido lugar en el interior de la comunidad judía americana y que se han hecho visibles con ocasión y durante la campaña del senador socialista radical —y judío también— Bernie Sanders. En efecto, en muy primera línea de la masa (¡más de 500.000!) de los jóvenes americanos que han sido inspirados por la radicalidad del mensaje de Sanders y que han hecho todo para apoyar su campaña, se ha encontrado la jóven generación de jovenes judíos radicalizados que combina la oposición al establishment político y económico americano con la solidaridad con la lucha del pueblo palestino. Es pues la existencia de esa vanguardia radical de masas de los jóvenes judíos americanos lo que ha permitido, algunos meses más tarde, asistir a las innumerables maravillosas manifestaciones de solidaridad activa entre judíos y musulmanes americanos después de la puesta en aplicacion de las medidas islamófobas del presidente Trump. Es así como, después de haber visto a millares de jóvenes (sobre todo) judíos manifestarse en los aeropuertos del país contra la prohibición impuesta a los musulmanes de inmigrar a los Estados Unidos, justo después de que se haya asistido a la multiplicación de los actos de fraternización activa y de apoyo mutuo entre judíos y musulmanes con ocasión de los –igualmente incontables- actos de profanación de sus cementerios, han tenido lugar incendios criminales de sus sinagogas y mezquitas así como una ola de actos antisemitas e islamófobos que barre los Estados Unidos de Trump y de Bannon. ¿Ardía una mezquita? La sinagoga de al lado daba hospitalidad al imán y sus fieles, pero no se ha visto nunca hacer lo mismo a una iglesia cristiana. ¿Era profanado un cementerio judío? ¡Los musulmanes de los alrededores organizaban enseguida una colecta y reparaban los desperfectos con sus propias manos! Y también, ¡los rabinos progresistas se manifestaban a favor de sus hermanos musulmanes y eran conducidos esposados a las comisarías, mientras que los hombres de fe musulmanes se ponían a la cabeza de las manifestaciones contra el racismo y el antisemitismo renacientes! Y todo esto y muchos otros pasos ¡no una o dos sino decenas de veces y todos los días en los últimos 4 o 5 meses!… Sin embargo, lo que ha provocado a la comunidad de judíos americanos un verdadero electrochoque, constituyendo el punto de partida de ulteriores desarrollos (¿históricos?), es la indiferencia escandalosa del primer ministro Bibi Netanyahu frente a la ola de antisemitismo que ha seguido a la elección de Trump a la presidencia de los Estados Unidos. Como por otra parte repiten los manifestantes/invasores del AIPAC, el gobierno israelí y, más generalmente, el establishment israelita y el judío internacional se muestran completamente indiferentes frente al renacimiento del antisemitismo más peligroso (¡sin incluso una protesta formal!) contentándose con un apoyo incondicional a Israel y sus políticas por parte de Trump y sus amigos. En otros términos, es como si Netanyahu y su gobierno dijeran a los actuales inquilinos de la Casa Blanca, declarados racistas y antisemitas: ¡“tenéis carta blanca para hacer lo que queráis a los judíos de Estados Unidos y del mundo entero a condición de apoyar a Israel y sus políticas racistas”! Y, por paradójico que pueda parecer, es exactamente eso lo que se está viendo cuando la peste fascista, que solo jura por Trump y por Bannon, multiplica los actos del antisemitismo más abyecto en el mismo momento en que su presidente, no solo declara que quiere transferir la embajada desde Tel Aviv a Jerusalén, sino que nombra también como nuevo embajador americano en Israel a un americano-israelí que es… ¡el consejero más próximo del primer ministro Netanyahu y que además preside una asociación de amigos de una colonia israelita plantada en medio de los territorios ocupados!… Asi pues este matrimonio, a primera vista increíble y grotesco, del antisemitismo más extremo con el más incondicional apoyo a Israel, está creando una nueva situación en el interior de la diáspora judía, facilitando la clarificación de las ideas y empujando a la juventud judía no solo a alejarse del racismo de los diversos Netanyahu de los últimos decenios sino también a ponerse al lado de los palestinos y de los musulmanes oprimidos en el mundo. De ahí todos estos desarrollos tan prometedores que están teniendo lugar en Estados Unidos estos últimos tiempos que podrían, a medio plazo, contribuir en gran medida a cambiar el mismo paisaje de Oriente Medio tan atormentado y privado de perspectivas. Conclusión: Entonces, (demos) atención a esta dimensión indirectamente “medio oriental” de los acontecimientos norteamericanos, que da nacimiento a una nueva vanguardia judía radical y de masas, a una nueva generación de

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Ecuador: el pueblo dijo ni un paso atrás

Fuente: Atilio Borón | www.atilioboron.com.ar Fecha: 03 de ABRIL 2017 La victoria obtenida por Alianza País en el balotaje del 2 de Abril confirma que el pueblo ecuatoriano supo discernir lo que estaba en juego: la continuidad de un gobierno que marcó un antes y un después en la historia contemporánea del Ecuador o el suicida salto al vacío, emulando la tragedia argentina. Lenin Moreno y Jorge Glas representan la consolidación de los avances logrados en numerosos campos de la vida social durante diez años bajo el liderazgo de Rafael Correa; su adversario, Guillermo Lasso, personificaba el retorno de la alianza social que tradicionalmente había gobernado al Ecuador con las desastrosas consecuencias por todos conocidas. Un país con grandes mayorías nacionales secularmente sumidas en la pobreza, con índices de desigualdad y exclusión económica, social y cultural aberrantes. Una nación víctima de la insaciable voracidad de banqueros y latifundistas que saqueaban impunemente a una población que tenían como rehén y que, en su desenfreno, provocaron la megacrisis económica y financiera de 1999. En un alarde de falsificación de los hecho históricos a esa tremenda crisis la denominaron, amablemente, “feriado bancario”, a pesar de que en su vorágine acabó con la moneda ecuatoriana, que fue reemplazada por el dólar estadounidense, y provocó la estampida de unos dos millones de ecuatorianos que huyeron al exterior para ponerse a salvo de la hecatombe. Son varios los factores que explican este alentador resultado, para Ecuador y para toda América Latina. Uno: los traumáticos recuerdos del 1999 y el descaro con que los agentes sociales y las fuerzas políticas de aquella crisis —antes que nadie Guillermo Lasso— proponían la adopción de las mismas políticas que la habían originado. La candidatura de la derecha manifestó que ampliaría los márgenes de autonomía de las fuerzas del mercado, reduciría el gasto público, privatizaría la salud y la educación, bajaría los impuestos y acabaría con la hidra de siete cabezas del supuesto “populismo económico”. La política social sería recortada porque sin decir cómo, Lasso aseguraba que crearía un millón de nuevos empleos en cuatro años, pero se cuidó muy bien de notarizar esta promesa en el programa de gobierno que, tal como lo prescribe la legislación electoral, inscribió ante un escribano público. En el terreno internacional, Lasso declaró que cerraría la sede de la UNASUR, entregaría a Julian Assange a las autoridades británicas y se alejaría de todos los acuerdos y organismos regionales como la UNASUR, la CELAC y el ALBA. Dos, el intenso trabajo de campaña hecho por el binomio Moreno-Glas, que le permitió establecer un profundo vínculo con la base social del correísmo y de llevar a cabo, de nueva cuenta, una extenuante recorrida por las 24 provincias del país, afianzando una presencia territorial y organizacional cuyos réditos fueron evidentes a la hora de abrir las urnas. Otro factor explicativo, el tercero, fue el apoyo de Correa y su denodado esfuerzo por apuntalar con una vertiginosa dinámica gubernamental, la campaña de la fórmula oficialista. Si algo hacía falta para ratificar el carácter excepcional de su liderazgo era esto: una victoria inédita en la historia ecuatoriana porque nunca antes un gobierno se había re-elegido al cambiar la candidatura presidencial. En línea con esto hay que recordar que en la primera vuelta Alianza País había obtenido la mayoría absoluta de los diputados a la Asamblea Nacional y que un 55 por ciento de la ciudadanía votó a favor de la propuesta del gobierno de prohibir que los altos funcionarios y gobernantes pudieran tener sus dineros invertidos en paraísos fiscales. En otras palabras, apoyo interno en lo institucional y en el plano de la sociedad civil no le faltará al nuevo presidente. En los días previos predominaba en los ambientes de la Alianza País una profunda preocupación. Las encuestas no estaban arrojando los resultados que se esperaba y ponían en cuestión el entusiasmo militante con que Moreno y Glas eran recibidos en todo el país. La campaña de terrorismo mediático fue de tal magnitud y bajeza moral, y este es el tercer factor que hay que tomar en cuento, que hizo que el votante aliancista temiese manifestarse ante las preguntas de los encuestadores. Las acusaciones lanzadas en contra de Correa y Glas eran tan tremendas como carentes por completo de sustancia. Lo significativo del caso es que la derecha acusaba en los medios pero se abstenía de hacer una denuncia en los tribunales. Como dijo uno de los observadores en la reunión con la gente de CREO-SUMA: “no queremos chismes, aporten datos concretos”. Nunca lo hicieron. Pero, abrumada e intimada por esta artillería mediática (que contó con la activa colaboración de algunos “dizque periodistas” argentinos, en realidad agentes de propaganda al servicio de las peores causas) y por las veladas amenazas de los profetas de la restauración una parte significativa de los encuestados se definían como “indecisos” cuando en realidad no lo estaban. La verdad salió a la luz a partir del escrutinio. En una nota anterior decíamos que esta elección sería la “batalla de Stalingrado”, porque de su desenlace dependería el futuro del Ecuador y de América Latina. Una derrota daría pábulos a la derecha regional y aceleraría la modificación regresiva del mapa sociopolítico sudamericano, fortaleciendo a los tambaleantes gobiernos de Argentina y Brasil, protagonistas fundamentales del actual retroceso político, y refutando la tesis de algunos analistas agoreros que se apresuraron a decretar el “fin del ciclo progresista” mientras el finado seguía respirando. La victoria de Alianza País confirma que la lucha continúa, que los traspiés experimentados en fechas recientes son sólo eso, que el viejo topo de la historia continúa su labor y que aquí, en la mitad del mundo, un pueblo consciente tomó el futuro en sus manos y dijo “ni un paso atrás”. Como lo afirmara Correa, hicimos mucho pero queda mucho más por hacer. Haber ganado esta batalla crucial es una gran noticia no sólo para los latinoamericanos sino para todos quienes, en el resto del mundo, pugnan por poner fin a la barbarie neoliberal.

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El plan destituyente del Pentágono y el secretario de la OEA

Fuente: Telma Luzzani* | TiempoAR 30 de MARZO 2017 Existe un gravísimo señalamiento contra el actual Secretario General de la OEA, Luis Almagro, que lo involucra en una operación comando planificada por el Pentágono contra el gobierno de Venezuela. El dato se encuentra en un documento titulado “Venezuela Freedom 2” con fecha del 25 de febrero de 2015 y está firmado por el jefe del Comando Sur, Almirante Kurt Tidd. Cabe destacar que Estados Unidos nunca cuestionó la autenticidad de este documento ni el acuerdo entre el Pentágono y Almagro que aquí se va a detallar. El plan destituyente “Freedom 2” consta de 12 puntos y plantea entre otras cosas un “enfoque de cerco y asfixia» contra el gobierno de Nicolás Maduro y, en “el plano político interno insistir en el gobierno de transición y las medidas a tomar después de la caída del régimen, incluyendo la conformación de un gabinete de emergencia”. El punto octavo es el que involucra directamente a Almagro. Dice así: “En el plano internacional hay que insistir en la aplicación de la Carta Democrática, tal como lo hemos convenido con Luis Almagro Lemes, Secretario General de la OEA.” Este pacto con las altas esferas de Estados Unidos (cuya contraaprestación se desconoce) explica el afán con que Almagro se ha abocado desde el comienzo de su cargo en la OEA a derribar el gobierno de Maduro. Almagro condena a diario la prisión del venezolano Leopoldo López (quien, como dice el politólogo Atilio Borón, si hubiera realizado los mismos actos en EEUU no tendría apenas 13 años de prisión sino probablemente cadena perpetua) pero no dice una palabra sobre los asesinatos a líderes sociales en Colombia (que pasan largamente el centenar desde la firma de los acuerdos de paz), ni de los crímenes diarios en Honduras o México, ni de las denuncias de persecución que elevan organizaciones sociales y de izquierda contra el gobierno de Horacio Cartés en Paraguay. En mayo de 2016, Almagro organizó una cruzada que terminó en fracaso. Convocó al Consejo Permanente de la OEA a una sesión extraordinaria para “atender a la alteración del orden constitucional y cómo la misma afecta gravemente el orden democrático” de Venezuela. Salvo Paraguay ningún país apoyó su iniciativa sino todo lo contrario defendieron el diálogo propiciado por Unasur. A fines de 2016, frente a otra ofensiva de Almagro fue el Vaticano quien recomendó continuar con la mesa del diálogo entre gobierno y oposición pero el uruguayo se animó incluso a criticar a la Iglesia diciendo que con esas propuestas estaba retardando la aplicación de la Carta Democrática. El presidente boliviano ha sido uno de los más duros críticos del secretario general de la OEA. Escribió Evo: “Almagro de la invasión española ha resucitado para convertirse en el Almagro de la intervención imperial norteamericana”. Se refería al conquistador español Diego de Almagro socio de Pizarro: ambos urdieron el asesinato de Atahualpa y para robar y repartirse las riquezas del Imperio Inca. « * Autora de Territorios Vigilados. Cómo operan las bases militares de EEUU en Sudamérica.

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Revelaciones: la yihad de Lafarge-Holcim

Autor: Thierry Meyssan / Red Voltaire 24 de MARZO 2017 El 2 de marzo de 2017, la empresa Lafarge-Holcim reconoció que su filial en Siria «entregó fondos a terceras partes para llegar a arreglos con cierto número de grupos armados, entre ellos terceros bajo sanciones, con vista a mantener la actividad [de la filial] y garantizar un paso seguro a los empleados y el aprovisionamiento hacia y desde la fábrica» [1]. Esa transnacional productora de cemento ya es objeto de 2 investigaciones. La primera la iniciaron, el 15 de noviembre de 2016, las asociaciones Sherpa y ECCHR, mientras que la segunda la emprendió el ministerio francés de Economía. Ambas encuestas son consecuencia de supuestas revelaciones del diario francés Le Monde, que afirma que Lafarge entregó dinero al Emirato Islámico (Daesh), en violación de las resoluciones de la ONU. Es importante observar que los artículos publicados el 2 de marzo en Intelligence Online (un boletín poco difundido de Le Monde) y en el propio diario Le Monde fueron redactados por Dorothy Myriam Kellou, que no es periodista de ese cotidiano francés. Dorothy Myriam Kellou estudió en la universidad de Georgetown, notoriamente vinculada a la CIA, y fue encargada de prensa en el consulado francés de Jerusalén. Lo que publicó esta joven fue confirmado por un libro de Jacob Waerness, titulado Risikosjef i Syra, donde este ex empleado describe la grave situación del personal de Lafarge en Siria. Después de publicar el libro, su autor siguió colaborando con el fabricante de cemento. Las falsas revelaciones de Le Monde en realidad se coordinaron con Lafarge-Holcim para desviar la mirada de la opinión y de los jueces hacia algo que no pasa de ser un detalle: ¿Podía aceptarse o no el chantaje de Daesh? La verdad es mucho más grave. La preparación de la guerra contra Siria En junio de 2008, la OTAN organizaba la reunión anual del Grupo de Bilderberg [2] en Chantilly, Estados Unidos. Hillary Clinton y Barack Obama se presentaron como participantes en esa reunión. Entre los 120 presentes se hallaban también Basma Kodmani –la futura portavoz de la Coalición Nacional Siria– y Volker Perthes –el futuro asistente del diplomático estadounidense Jeffrey Feltman en la ONU a cargo del tema de Siria. Durante un debate sobre la permanencia de la política exterior estadounidense, estos dos personajes intervinieron para presentar la importancia de la Hermandad Musulmana y el papel que esa cofradía podía desempeñar en la «democratización» del mundo árabe. Jean-Pierre Jouyet –el futuro jefe del equipo de trabajo del presidente de Francia–, Manuel Valls –futuro primer ministro de Francia– y Bertrand Collomb –el patrón de Lafarge– estaban presentes en el encuentro junto a Henry R. Kravis –el futuro coordinador financiero del Emirato Islámico (Daesh). Lafarge en Siria Lafarge es el líder mundial de la producción de cemento. La OTAN pone en manos de Lafarge la construcción de búnkeres para los yihadistas en Siria y la reconstrucción de la parte sunnita de Irak. A cambio, Lafarge permite que la OTAN maneje el funcionamiento de sus instalaciones en ambos países, sobre todo la fábrica de cemento de Yalabiyeh –al norte de Alepo y cerca de la frontera turca. Durante 2 años, la transnacional francesa garantiza el material de construcción para la edificación de gigantescas fortificaciones subterráneas que permiten a los yihadistas desafiar al Ejército Árabe Sirio. Lafarge se halla ahora bajo la dirección del estadounidense Eric Olsen, quien integra a la transnacional las fábricas de los hermanos Sawiris y de Firas Tlass. Este último es hijo del general sirio Mustafá Tlass, quien fue ministro de Defensa del presidente Hafez al-Assad. Firas Tlass es además hermano del general Manaf Tlass, al que Francia quiso convertir en el próximo presidente de Siria, y de Nahed Tlass-Ojjeh, la viuda del negociante de armas saudita Akram Ojjeh. Nahed Tlass-Ojjeh trabaja actualmente con el periodista francés Franz-Olivier Giesbert. Los vínculos entre Lafarge y las fuerzas especiales francesas se facilitan gracias a la amistad existente entre Bertrand Collomb –ahora convertido en presidente honorario de la transnacional– y el general Benoit Puga –jefe del estado mayor particular del presidente de Francia bajo los mandatos sucesivos de Nicolas Sarkozy y de Francois Hollande. La mentira del diario francés Le Monde En un primer momento, el diario online de los mercenarios anti-sirios Zaman Al-Wasl publica varios correos electrónicos que demuestran que Lafarge está entregando dinero al Emirato Islámico. En una segunda fase, Le Monde publica sus artículos y los documentos de Zaman Al-Wasl desaparecen de su sitio web, documentos que usted encontrará aquí, en nuestro sitio. Según el diario francés Le Monde, Lafarge estaba pagando a los yihadistas el petróleo que necesitaba para el funcionamiento de la fábrica. Eso es falso porque esa instalación funciona principalmente con carbón, que seguía recibiendo de Turquía. Sin darse cuenta de la importancia de lo que está confesando, «Le Monde» reconoce que Lafarge producía anualmente 2,6 millones de toneladas de cemento, destinadas a las «zonas rebeldes». Pero, en medio de esta terrible guerra, era imposible que los civiles construyesen absolutamente nada en esas zonas. La construcción de búnkeres para los yihadistas 2,6 millones de toneladas durante más de 2 años suman un total de 6 millones de toneladas de cemento producidas para los «rebeldes». Y si escribo la palabra «rebeldes» entre comillas es porque esos combatientes no son sirios sino individuos provenientes de todo el mundo musulmán e incluso de Europa. Tal cantidad de cemento es comparable a la que utilizó el Reich alemán para construir la Línea Sigfrido en 1916-1917. Desde julio de 2012, la OTAN –incluyendo a Francia– estaba organizando una guerra de posiciones, conforme a la estrategia que describe Abu Mussab «El Sirio» en su libro de 2004 Management of Savagery, o sea “Gestión de la Barbarie”. Es fácil imaginar la cantidad de ingenieros militares de la OTAN –incluyendo especialistas franceses– que fueron necesarios para construir este gran conjunto de fortificaciones. Lafarge, los Clinton y la CIA En la década de los 80, Lafarge enfrentó su proceso por contaminar en el Estado de

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El mundo según Rockefeller

Ernesto Cazal/Misión verdad 21 de MARZO 2017 La historia del clan Rockefeller está íntimamente unida a la de un mundo que desde el siglo XIX ha experimentado sucesivas revoluciones, guerras y órdenes geopolíticos. Uno de los factores clave a escala global fue (y es) el petróleo, por lo que el comerciante John Davison Rockefeller decidió instalarse en el negocio del petróleo con la compañía Standard Oil de Ohio, en 1870. Pactó acuerdos secretos con la industria del ferrocarril para así facilitar el transporte del petróleo si le hacían descuentos. Su expansión monopólica abarcó diferentes puntos del mapa de los Estados Unidos. Primero los EEUU Rockefeller (1839-1937) recibió el subsidio y estímulo por parte del gobierno para que la Unión ampliara su influencia de poder luego de la Guerra de Secesión. Esto le facilitó a la Standard Oil manejarse holgadamente en el terreno de la corrupción de cuello blanco y la violencia como forma de acumulación de capitales. Cuenta Howard Zinn en La otra historia de los Estados Unidos que de esta forma «en las décadas de 1880 y 1890, el petróleo llegó a ser un importante artículo de exportación: en 1891, la compañía Standard Oil, de la familia Rockefeller, daba cuenta del 90% de las exportaciones americanas de queroseno y controlaba el 70% del mercado mundial. Ahora el petróleo era, tras el algodón, el segundo producto de exportación». Las implicaciones geopolíticas del petróleo se hallaban en consonancia con el afán de lucro y monopolio de John D. Rockefeller, por lo que decidió expandirse a comienzos del siglo XX hacia las instituciones financieras que no sólo financiarían la industria del crudo sino que asimismo fortalecerían el dólar frente a otras monedas, para posteriormente crear la Reserva Federal de los EEUU junto con otras poderosas familias financieras. A su vez, la Standard Oil formaba parte de las «siete hermanas» más poderosas del mundo petrolero. De acuerdo a los datos en el obituario de John D. Rockefeller en el New York Times, su fortuna equivaldría a unos 340 mil millones de dólares en la actualidad. Con las dos guerras mundiales, el negocio petrolero y financiero del clan Rockefeller se afianzó en casi todo el mundo con las áreas de influencia de los EEUU como pivotes corporativos. Un mundo corporativo feliz Como todas las familias multimillonarias, los Rockefeller están involucrados en todos los sectores económicos y financieros de la economía global. El petróleo y la banca han sido sus principales activos financieros, sin embargo se han adentrado en otros terrenos que se interconectan directa e indirectamente con las dos industrias mencionadas: el negocio de los alimentos, la innovación tecnológica-científica y la formación académica acorde a su visión mercantil del mundo. Por un lado, es conocido el financiamiento del clan a diversas universidades en los EEUU como la de Chicago y la de Columbia, así como las millonarias «donaciones» a la Universidad de Harvard, previa gestión a través de la Fundación Rockefeller. Esa misma institución se encarga de invertir en un sinfín de actividades y campos de la producción como: los programas de manipulación genética de alimentos a las que Bayer-Monsanto hoy le deben tanto; los experimentos eugenésicos de Josef Mengele y la campaña de guerra nazi; y los primeros estudios de guerra psicológica aplicada. Aunque de esto no quieran hablar los medios corporativos. Por otro lado, las conexiones de los Rockefeller con el gobierno estadounidense son de vieja data y tan estrechas que: Nelson Rockefeller (1908-1979) llegó a ser gobernador de Nueva York y vicepresidente durante la administración de Gerald Ford; Winthrop Rockefeller (1912-1973) fue gobernador de Arkansas en algún momento; Henry Kissinger, consejero en asuntos exteriores de David Rockefeller, fue secretario de Estado de Richard Nixon; los Rockefeller y los Dulles son primos. John Foster Dulles fue secretario de Estado de Dwight Eisenhower. Allen Dulles creó la CIA y ayudó, como John Rockefeller padre, a los nazis. De hecho, un documento de inteligencia soviético describe el suministro de dólares a una escuela de entrenamiento para espías de la CIA en Medio Oriente por parte de los Rockefeller a través de Aramco, petrolera saudí de la cual el clan es una de las principales accionarias. La familia en cuestión es además uno de los principales patrocinadores de una serie de organizaciones de profunda influencia en el mundo occidental: Consejo de Relaciones Exteriores, organización que cuenta entre sus miembros a secretarios de Estado y directores de la CIA; Comisión Trilateral, en cuyo seno se redactó el documento que le daría piso político al neoliberalismo, «La crisis de la democracia»; Grupo Bilderberg, club elitesco en el que participan banqueros, políticos y magnates industriales. Su poder político se equipara con su latifundismo, cuyos datos son difícilmente rastreables, sin embargo se cuentan en millones de hectáreas las propiedades terrenales de los Rockefeller en el estado de Nueva York, donde se encuentra el famoso centro que lleva el nombre del clan y que constituye su propio búnker familiar. Y es precisamente en Wall Street donde el Chase Manhattan Bank (hoy JP Morgan) «hacía vida», y del que el recién fallecido David Rockefeller fue presidente y mayor accionista durante 30 años. Ese mismo banco fue multado en 1985 por 1 mil 200 millones de dólares bajo la acusación de facilitar el lavado de dinero proveniente de bandas criminales y organizaciones de narcotraficantes en los EEUU. El alcance de esta multimillonaria familia parece no tener límites en el mundo corporativo, financiero y político, público y privado, íntimo a la estructura vital del poder en los EEUU y en todas sus áreas de influencia. Todo sirve para el fomento del mundo corporativo sin restricciones para la acumulación delictiva de capital. Los hombres del subsuelo En Venezuela, la Standard Oil se asentó en 1921 e hizo todo lo posible por ganar en la guerra de las concesiones petroleras. Las filiales en suelo criollo fueron la Standard Oil Company de Nueva York, la Standard Oil de Venezuela (posteriormente Creole Petroleum Corporation), la Lago Petroleum Company y la Orinoco Oil Company, cuyos trabajos industriales

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Todo lo que debes saber sobre Vault 7, el arma cibernética de la CIA

Autor: María Jesús Vigo Pastur / Russia Today 10 de MARZO 2017 Una nueva filtración de WikiLeaks revela los sistemas de ‘hacking’, software malicioso y armas cibernéticas empleados por la agencia de espionaje estadounidense. El portal de filtraciones Wikileaks ha comenzado este martes a difundir miles de documentos de un programa encubierto de ‘hacking’ (ataque cibernético) de la CIA, como parte de una serie de siete entregas, llamada ‘Vault 7’, que ha definido como «la mayor filtración de datos de inteligencia de la historia». Según ha informado la organización, la CIA perdió recientemente el control de la mayoría de su arsenal de ‘hackeo’, incluyendo malware, virus, troyanos, sistema de control remoto y documentación asociada, entre otros. «Esta extraordinaria colección de varios cientos de millones de códigos dan a su poseedor la capacidad de ‘hacking’ íntegra de la CIA», explica Wikileaks en el comunicado. Así, el archivo parece haber estado circulando de forma no autorizada entre antiguos hackers y proveedores del Gobierno, uno de los cuales le ha proporcionado fragmentos a Wikileaks. Esta primera entrega, llamada «Year Zero» (Año Cero), comprende 8.761 documentos y archivos, procedentes de «una red aislada y de alta seguridad situada en el Centro de Inteligencia Cibernética de la CIA en Langley, Virginia». La mayoría de los documentos publicados exponen los sistemas de ‘hacking’, software malicioso y armas cibernéticas empleados por la agencia para el espionaje. Malware para hackear iPhones, Android y Smart TVs, entre otros Wikileaks ha explicado que el arsenal de pirateo desarrollado por la CIA, concretamente por el Engineering Development Group (Grupo de Desarrollo de Ingeniería) ha alcanzado a todo tipo de dispositivos electrónicos y afecta a una amplia gama de productos estadounidenses y europeos, entre ellos el iPhone de Apple y el Android de Google. Los teléfonos infectados envían a la CIA la geolocalización del usuario, sus comunicaciones de audio y textos, y también activan la cámara y el micrófono del aparato. Estas técnicas permiten a la CIA sortear el cifrado de WhatsApp, Signal, Telegram, Wiebo, Confide y Cloackman y recibir cualquier información de móviles ‘hackeados’ a distancia. Además, el portal subraya que la CIA ha conseguido infectar Smart TVs para que, incluso estando apagadas, funcionen como micrófonos y, tras grabar las conversaciones que se desarrollan en la sala donde se encuentran, las retransmitan a un servidor de la agencia de espionaje. Windows, McOs, Linux y Solaris, otros de los perjudicados Wikileaks también revela que la agencia «realiza un esfuerzo muy importante para infectar y controlar a los usuarios de Microsoft Windows con su malware», y asegura que la capacidad de espionaje de la CIA también abarca a los sistemas operativos MacOS, Solaris y Linux, entre otros. En este caso, los malwares pueden estar en dispositivos USB, CD, DVD, en áreas cubiertas en los discos o en sistemas para ocultar datos de imágenes. Además, realizan ataques contra las redes de Internet y sus servidores través de la Network Devices Branch (Red del Sistema de Dispositivos) de la CIA. El consulado de EE.UU. en Fráncfort es una base de hackers de la CIA Según los documentos filtrados, la CIA tiene en la localidad alemana de Francfort uno de sus mayores centros de ciberespionaje (el Agency’s Center for Cyber Intelligence Europe Engineering), cuyo radio de acción abarca toda Europa, el Norte de África y Oriente Próximo. Además, tal y como señala el portal, una vez en Francfort los hackers de la CIA pueden viajar sin ningún control de fronteras a cualquiera de los «25 países europeos que forman parte del espacio Schengen, incluyendo Francia, Italia y Suiza». La proliferación de armas cibernéticas son un grave riesgo Esta primera entrega pone de manifiesto que «las armas cibernéticas, una vez desarrolladas, son muy difíciles de controlar», ya que «las mismas personas que las desarrollan y las utilizan tienen las habilidades para hacer copias sin dejas huellas». «En los últimos tres años, el sector de inteligencia de EE.UU., que consiste en agencias gubernamentales como la CIA y la NSA —a Agencia de Seguridad Nacional— y sus contratistas, como Booze Allan Hamilton, ha estado sujeto a una serie sin precedentes de filtraciones de datos por parte de sus propios trabajadores», denuncia el portal. Además, Wikileaks subraya la existencia de un «mercado de vulnerabilidad» global que paga cientos de miles de millones de dólares por copias de esas «armas». Del mismo modo, los contratistas y las empresas que obtienen tales «armas» a veces las utilizan para sus propios fines, obteniendo una ventaja sobre sus competidores en la venta de servicios de «hacking». Los ataques de ‘día cero’ de la CIA Los ‘día-cero’ (en inglés, zero-day attacks) son ataques contra una aplicación o sistema que tiene como objetivo la ejecución de código malicioso gracias al conocimiento de vulnerabilidades que, por lo general, son desconocidas para la gente y el fabricante del producto, por lo que no existen parches o sistemas que los combatan. En este sentido, a raíz de las filtraciones de Edward Snowden sobre la Agencia de Seguridad Nacional estadounidense, la industria de la tecnología consiguió un compromiso de la administración Obama por el cual el ejecutivo estadounidense informaría de todos los peligros que podían vulnerar la seguridad de estas empresas. Así, los documentos publicados por Wikileaks exponen no solo el alcance y la dirección del programa de ‘hacking’ encubierto de la CIA, sino todo un arsenal malicioso que incluye docenas de posibles ataques de ‘día cero’, a través de fallos de software, contra varios productos. La CIA evita las investigaciones forenses y los anti-virus Según expone Wikileaks, la CIA utiliza malware para ayudar a los investigadores en las escenas de un crimen y, así, eliminar cualquier huella digital de la agencia, del Gobierno estadounidense o de sus empresas afiliadas. En este sentido, el portal denuncia que la agencia de espionaje estadounidense utiliza mecanismos similares para ocultar sus ‘hackeos’ y las comunicaciones de malware. Además, los hackers de la CIA habrían desarrollado ataques contra los programas anti-virus más conocidos de las principales compañías informáticas. Por último, WikiLeaks asegura que, al difundir

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