Internacionales

America Latina, Internacionales, Portada

La derecha latinoamericana dijo a qué vino

Fuente: Emir Sader | La Jornada Fecha: 26 de MAY 2018 Después de años duros, en que parecía que el neoliberalismo había venido para quedarse en América Latina, fuerzas populares han logrado construir programas de gobierno antineoliberales, ganar elecciones y protagonizar los años más virtuosos de nuestra historia, en algunos de nuestros países. Pero la derecha, aun derrotada, no ha dejado de maniobrar para intentar frenar a esos procesos, que representan el desenmascaramiento de todo lo que la derecha había dicho que era nuestro destino inevitable. Planteaba distintas cosas, pero su política económica siempre era el viejo modelo centrado en los ajustes fiscales, como medicamento contra la enfermedad de los gastos estatales. Tras el periodo de gobiernos posneoliberales, la derecha ha vuelto a la carga, conquistando el gobierno en Argentina mediante elecciones, logrando el poder en Brasil mediante un golpe. Y tuvo la posibilidad de decir a qué vino, porque peleó tanto, con todas sus fuerzas, legales e ilegales, para retornar al gobierno. ¿Qué es lo que tiene que proponer y realizar en América Latina? En verdad, no fue necesario aguardar ese retorno, porque podemos saber lo que la derecha latinoamericana tiene que proponer ante la situación de países como México, gobernado hace tantas décadas por la derecha, con su modelo neoliberal ya hace por lo menos dos décadas y media. Las preferencias a favor de Andrés Manuel de López Obrador para volverse el próximo presidente de México es el resultado directo del fracaso de los gobiernos de PRI y PAN, que se han alternado en el gobierno, sin cambiar la política económica neoliberal, llevando México a una situación catastrófica, desde todos los puntos de vista. El país que iba a marcar la senda para los otros países del continente, habiendo sido el primero en firmar un tratado de libre comercio con Estados Unidos (y con Canadá, en ese caso) representa, al contrario de lo propuesto, el fracaso de esos tratados y esas políticas. Los dos partidos de derecha sumados no tienen las preferencias de López Obrador, que aparece como la ruptura con la corrupta oligarquía tradicional en México. Pero el retorno de la derecha al gobierno en Argentina y en Brasil podría significar una actualización de las propuestas de la derecha. Sin embargo, en los dos países se ha aplicado el mismísimo modelo que ya había fracasado en los años 90. El mismo diagnóstico de que los problemas de nuestras economías son los gastos excesivos del Estado tuvieron el mismo tipo de respuesta: la centralidad del ajuste fiscal. Con las desastrosas consecuencias apraejadas: profunda y prolongada recesión, desempleo, recorte, desindustrialización de la economía, fuga de capitales, alza del déficit público. ¿A eso vinieron las derechas en Argentina y en Brasil? ¿Eso prometen? ¿Por ello han luchado contra los gobiernos populares, valiéndose de acusaciones falsas, campañas de mentiras, cerco a los gobiernos desde los medios y desde los capitales especulativos? Ello demuestra, para México, Colombia, Bolivia y otros países que están o tendrán procesos electorales, lo que pueden esperar de los partidos y candidatos de derecha en América Latina, cualesquiera que sean sus promesas. En Venezuela se llegó a prometer la dolarización de la economía. En Brasil se privatizan los mejores bienes nacionales, los de Petrobras. En Argentina se vuelve a la entrega a los brazos del Fondo Monetario Internacional, volviendo a comprometer el futuro del país. Las alternativas de retomar el desarrollo económico con distribución de renta suponen la ruptura con el modelo neoliberal, lo cual solamente gobiernos de izquierda pueden hacer, como se ha demostrado en este siglo. De la capacidad de la izquierda para unificarse donde está dividida, a superar los obstáculos jurídicos donde la derecha se vale contra líderes de izquierda, de la reformulación de los proyectos que han resultado, adecuándolos a las condiciones internas y externas actuales, y del rescate de los valores solidarios, cooperativos, humanistas, depende una solución positiva de la crisis actual que afecta a todo el continente.

America Latina, Internacionales, Portada

La planta insolente del Comando Sur

Fuente: Luis Britto García* | luisbrittogarcia.blogspot.com Fecha: 18 de MAY 2018 Alguna vez dije que vivíamos en la época del imperialismo humanitario y el genocidio filantrópico. Prueba de ello, el plan Masterstroke, del almirante Kurt Tidd, comandante en jefe delSouth Command, sección del ejército de una potencia del Norte que nada tiene que hacer en nuestro Sur (http://www.voltairenet.org/article201091.html.). Lo publica Voltairenet; lo comenta Stella Calloni, especialista en operaciones de genocidio, y su contenido es coherente con anteriores políticas y documentos de Washington.  Si el dueño del circo “no descarta” la intervención armada contra Venezuela, es creíble que los payasos disparen papelillo. El solo título, “Plan to overthrow the Venezuelan Dictatorship” (Plan para derrocar la dictadura venezolana), es ya una confesión delictiva. En términos  de la Carta de la ONU y de la de la OEA, ningún Estado puede ni debe intervenir en las cuestiones internas de otro, y mucho menos derrocar su gobierno. A confesión de parte, relevo de pruebas. Tidd confiesa desvergonzadamente en el texto  la implicación de su gobierno en las acciones contra Venezuela: “Es tiempo de que Estados Unidos pruebe, con acciones concretas, que está implicado en el proceso de derrocar la dictadura venezolana, lo cual significará un punto decisivo”. Pero también admite con mayor cinismo todavía que ese proceso no va a ser cumplido por venezolanos, pues las fuerzas opositoras “no tienen el poder de poner fin a la pesadilla”, ya que “las disputas internas, la supremacía de los favoritismos particulares, la corrupción similar a la de sus rivales, su escaso arraigo, no les garantizan la oportunidad de aprovechar la situación y dar los pasos necesarios”. Mayor desprecio no puede caber hacia los opositores en cuyo beneficio se pretende destruir un país. Esta oposición perniciosa es además minoritaria, pues  el plan está dirigido contra “los ciudadanos de menores ingresos -quienes apoyan a los gobernantes actuales” –o sea, la mayoría democrática. El almirante  desarrolla su plan para exterminarla:“-Obstruir completamente las importaciones, y al mismo tiempo, desalentar a los potenciales inversionistas extranjeros a fin de contribuir a hacer más crítica la situación de la población -sobre todo en lo relativo al combustible, esencial para cualquier intento de recuperación de la economía nacional”. A fin de agravar la crisis que supuestamente quiere solucionar, el humanitario Comando Sur propone: “Alentar la insatisfacción popular incrementando la escasez y el alza en precio de los alimentos, medicinas y otros bienes, con la intención de provocar la deserción de los ciudadanos por todas las fronteras, poniendo en riesgo así la seguridad nacional de los países fronterizos. Causando víctimas y haciendo responsable al gobierno de ellas. Exagerando ante el mundo la crisis humanitaria a la cual ha sido sometido el país”. No se olvidan detalles: hay que estructurar un plan para lograr la profusa deserción de los más calificados profesionales, a fin de “dejarlo absolutamente sin profesionales”, lo que agravará todavía más la situación interna, y culpar de ello al gobierno. Un “Golpe Maestro” no ahorra crímenes: “Incrementar la inestabilidad interna hasta un nivel crítico  intensificando la descapitalización del país, la fuga de las divisas extranjeras y el deterioro de su base monetaria, provocando la aplicación de nuevas medidas inflacionarias que incrementen su deterioro y que simultáneamente provoquen a los ciudadanos de menores ingresos -quienes apoyan a los gobernantes actuales- y a aquellos que están en mejor situación, a ver su status social como amenazado”. No se le escapa al aprovechado almirante que a pesar de todas estas fechorías,  una oposición minoritaria, sin poder, “de escaso arraigo”, sumida en “disputas, favoritismos y corrupción” seguramente será incapaz de arrebatarle el gobierno a la mayoría democrática. Por tanto, se impondrá la democracia minoritaria con los métodos más antidemocráticos: “Usar a los oficiales del ejército como una solución alternativa o definitiva… endureciendo las condiciones dentro de las Fuerzas armadas para que ejecuten un golpe antes de que acabe el año  2018”. Pero Estados Unidos y cierta oposición llevan veinte años fraguando un golpe de Estado   que nunca cuaja. Habrá entonces que derrocar al gobierno con fuerzas foráneas.  A tal fin, urge Tidd “Apelar a los aliados domésticos, así como a otras personas insertas desde el exterior en la escena nacional a fin de que generen protestas, motines e inseguridad, saqueos, robos, asaltos y secuestros de transportes de naves y de otros medios de transporte, con la intención de sumergir al país en una crisis a través de las fronteras y otras posibles vías, dificultando de tal modo la Seguridad Nacional de los países fronterizos. Causando víctimas y haciendo al gobierno responsable de ellas. Magnificando ante el mundo la crisis humanitaria a la cual el país ha sido sometido”. “Avanzar en la instalación en bases de aeroplanos de combate y helicópteros, vehículos blindados, posiciones de inteligencia, y unidades militares especiales y logísticas (de policía y militares, fiscales de distrito y prisiones)”. O, para hablar más claro: la imposición por la fuerza bruta de ejércitos de ocupación extranjeros, pues los estadounidenses generosamente están dispuestos a sacrificar como carne de cañón ciudadanos de otros países latinoamericanos: “Comprometer a Brasil, Argentina,  Colombia y Panamá para contribuir con un mayor número de tropas, para utilizar su proximidad geográfica y su experiencia en operaciones en regiones selváticas. Fortalecer su condición internacional con la presencia de unidades de combate de los Estados Unidos de América y los países citados, bajo el comando de un Estado Mayor conjunto dirigido por Estados Unidos”. Los estadounidenses estarán allí para fortalecer y comandar: que los desechables hispanos se quemen el pecho por ellos. Se engañan entonces los opositores que anhelan  una fotogénica invasión de rubios marines airosamente uniformados. Estados Unidos utiliza actualmente en sus guerras sucias los más inmundos mercenarios. Planea Tidd “Reclutar paramilitares principalmente en los campos de refugiados en Cúcuta, la Guajira y el Norte de  Santander, áreas densamente pobladas por ciudadanos colombianos que emigraron a Venezuela y ahora regresan huyendo del régimen, para intensificar las actividades desestabilizadoras en la frontera común entre ambos países. Hacer uso del espacio vacío dejado por las FARC, la beligerancia del ELN y las actividades en el área del Clan del Golfo. Preparar la involucración

Internacionales, Medio Oriente, Portada

El día de la vergüenza

Fuente: Uri Avneri | Gush Shalom Fecha: 19 de MAY 2018 En el lunes sangriento, esta semana, cuando el número de muertos y heridos palestinos aumentaba por hora, me pregunté: ¿qué habría hecho si hubiera sido un joven de 15 años en la Franja de Gaza? Mi respuesta fue, sin dudarlo: me habría parado cerca del alambrado de la frontera y habría manifestado, arriesgando mi vida y mis extremidades a cada minuto. ¿Cómo estoy tan seguro? Simple: hice lo mismo cuando tenía 15 años. Fui miembro de la Organización Militar Nacional («Irgun»), un grupo clandestino armado llamado «terrorista». Palestina estaba en ese momento bajo la ocupación británica (llamada «mandato»). En mayo de 1939, los británicos promulgaron una ley que limita el derecho de los judíos a adquirir tierras. Recibí una orden para estar en un momento determinado cerca de la orilla del mar en Tel Aviv para participar en una manifestación. Tenía que esperar una señal de trompeta. Sonó la trompeta y comenzamos la marcha por la calle Allenby, que era la principal de la ciudad. Cerca de la sinagoga principal, alguien subió las escaleras y pronunció un discurso incendiario. Luego marchamos hasta el final de la calle donde se encontraban las oficinas de la administración británica. Allí cantamos el himno nacional, «Hatikvah», mientras algunos miembros adultos prendían fuego a las oficinas. De repente, varios camiones que transportaban soldados británicos se detuvieron y una salva de disparos resonó. Los británicos dispararon sobre nuestras cabezas y huimos. Recordando este evento 79 años después, se me pasó por la mente que los niños de Gaza son más grandes héroes que entonces. No huyeron. Se mantuvieron firmes durante horas, mientras que el número de muertos aumentó a 61 y el número de heridos por munición real a unos 1.500, además de 1.000 afectados por el gas. En ese día, la mayoría de las estaciones de televisión en Israel y en el extranjero dividiron su pantalla. A la derecha, los eventos en Gaza. A la izquierda, la inauguración de la Embajada de los Estados Unidos en Jerusalén. En el año 136 de la guerra sionista-palestina, esa pantalla dividida es la imagen de la realidad: la celebración en Jerusalén y el baño de sangre en Gaza. No en dos planetas diferentes, no en dos continentes diferentes, sino apenas a una hora de distancia. La celebración en Jerusalén comenzó como un evento tonto. Un grupo de hombres adecuados, inflados de auto-importancia, celebrando ¿qué, exactamente? El movimiento simbólico de una oficina de una ciudad a otra. Jerusalén es la manzana de la discordia. Todo el mundo sabe que no habrá paz, ni ahora, ni nunca, sin un compromiso allí. Para cada palestino, cada árabe, cada musulmán en todo el mundo, es impensable renunciar a Jerusalén. Es de allí, según la tradición musulmana, que el profeta Mahoma ascendió al cielo, después de atar su caballo a la roca que ahora es el centro de los lugares sagrados. Después de La Meca y Medina, Jerusalén es el tercer lugar más sagrado del Islam. Para los judíos, por supuesto, Jerusalén significa el lugar donde, hace unos 2000 años, se encontraba el templo construido por el rey Herodes, un cruel medio judío. Un remanente de una pared exterior aún se encuentra allí y es reverenciado como el «Muro Occidental». Solía llamarse el «Muro de las Lamentaciones», y es el lugar más sagrado de los judíos. Los estadistas han tratado de cuadrar el círculo y encontrar una solución. El comité de las Naciones Unidas de 1947, que decretó la partición de Palestina en un estado árabe y uno judío —una solución respaldada con entusiasmo por los líderes judíos— sugirió separar Jerusalén de ambos estados y constituirla como una unidad separada dentro de lo que se suponía que era de hecho un tipo de confederación La guerra de 1948 resultó en una ciudad dividida, la parte oriental fue ocupada por el lado árabe (el Reino de Jordania) y la parte occidental se convirtió en la capital de Israel. (Mi aporte más modesto fue luchar en la batalla por el camino que la une a Tel Aviv). A nadie le gustaba la división de la ciudad. Entonces mis amigos y yo ideamos una tercera solución, que ahora se ha convertido en un consenso mundial: mantener la ciudad unida en el nivel municipal y dividirla políticamente. Occidente como capital del Estado de Israel, Oriente como capital del Estado de Palestina. El líder de los palestinos locales, Faisal al-Husseini, vástago de una distinguida familia palestina local e hijo de un héroe nacional que fue muerto no lejos de mi posición en la misma batalla, aprobó esta fórmula públicamente. Yasser Arafat me dio su consentimiento tácito. Si el presidente Donald Trump hubiera declarado que Jerusalén Occidental era la capital de Israel y hubiera trasladado allí su embajada, casi nadie se hubiera emocionado. Al omitir la palabra «Oeste», Trump encendió un fuego. Quizás sin darse cuenta de lo que estaba haciendo, y probablemente sin importarle nada. Para mí, el traslado de la embajada de EE. UU. no significa nada. Es un acto simbólico que no cambia la realidad. Si llega la paz, a nadie le importará un acto estúpido de un presidente estadounidense ya medio olvidado. ¡Inshallah! (Dios quiera) Así que estaban allí, este manojo de don nadies auto-suficientes, israelíes, estadounidenses y otros entre medio de ellos teniendo su pequeño festival, mientras que los ríos de sangre fluían en Gaza. Los seres humanos fueron asesinados de a docenas y heridos por miles. La ceremonia comenzó como una reunión cínica que rápidamente se volvió grotesca y terminó siendo siniestra. Nerón tocaba mientras Roma ardía. Cuando se intercambió el último abrazo y se realizó el último cumplido (especialmente a la agraciada Ivanka), Gaza siguió siendo lo que era: un enorme campo de concentración con hospitales severamente superpoblados, carentes de medicinas y alimentos, agua potable y electricidad. Se lanzó una ridícula campaña de propaganda mundial para contrarrestar la condena mundial. Por ejemplo: la historia que el terrorista Hamas había obligado

America Latina, Internacionales, Portada

Trump bajo el fantasma de Chávez

Fuente: Jorge Elbaum | El Cohete a la Luna Fecha: 19 de MAY 2018 El domingo 20 tendrán lugar las elecciones presidenciales en Venezuela. El proceso electoral se ha desarrollado en el marco de una feroz ofensiva de Estados Unidos para quitarle legitimidad, deteriorar su economía —a través del bloqueo económico y el ahogo financiero— y amenazar su soberanía mediante provocaciones militares fronterizas. Los candidatos que disputan la presidencia para el periodo 2019-2025, son cuatro: Nicolás Maduro, Henri Falcón (propuesto por una alianza compuesta por Avanzada Progresista, Copei y el Movimiento Al Socialismo, MAS). El tercer candidato es el pastor evangélico Javier Bertucci (Esperanza por el Cambio). Cierra la lista Reinaldo Quijada (Unidad Patriótica Popular). El resto de los partidos opositores se sumaron a un boicot promovido desde Washington y Miami, pese a que todos sus referentes habían llegado a un acuerdo político de participación en las elecciones con el MUD (Mesa de Unidadad Democrática), como resultado de acuerdos políticos alcanzados bajo la mediación del ex jefe de gobierno español José Luis Zapatero. Fue este último quien informó a los medios, mediante una carta pública, el 7 de febrero de 2018, mostrando su sorpresa y desazón frente al abandono de las conversaciones de Santo Domingo, en las que se debatían los formatos de participación electoral y se había alcanzado un principio de acuerdo de todas las partes. En aquella ocasión Zapatero señaló que: “De manera inesperada para mi, el documento no fue suscrito por la representación de la oposición”. A última hora, los referentes del MUD habían sido comisionados desde Miami –específicamente a través de integrantes del staff del senador Marco Rubio— para evitar cualquier compromiso con el chavismo. Frente a esta certidumbre, Rodríguez Zapatero señaló en su carta pública dirigida a la comunidad internacional: (…) Es por ello que le pido, pensando en la paz y la democracia, que su organización suscriba formalmente el acuerdo que le remito, una vez que el gobierno [de Maduro] se ha comprometido a respetar escrupulosamente lo acordado”. El MUD no suscribió los acuerdos de Santo Domingo porque el gobierno de Trump y su encargado de monitorear las políticas de América Latina –Marco Rubio— lo impidieron, exigiendo a sus líderes el abandono de las conversaciones so pena de limitar o suprimir el financiamiento otorgable a la oposición al chavismo, a futuro. El MUD está conformado por los partidos Acción Democrática, Voluntad Popular y Primero Justicia y desde esa renuncia se sumaron a la tarea de deslegitimar el proceso electoral, llamando al boicot de las mismas. Las elecciones de este domingo están enmarcadas en una guerra no convencional entablada por las compañías petroleras, las elites económicas de Caracas articuladas con corporaciones trasnacionales —gran parte de ellas refugiada hoy en Miami—, el Comando Sur del Pentágono y el Grupo de Lima, integrado por países miembros de la OEA a instancias de Estados Unidos. Uno de los voceros y activistas de este grupo es Mauricio Macri, quien ha repetido en los últimos meses que no reconocerá el resultado de las elecciones. Mas de 20 millones de electores están convocados a sufragar en el marco de una situación económica crítica que incluye hiperinflación, escasez de alimentos y medicinas, cortes de agua y luz, migraciones hacia países vecinos y altas tasas de delincuencia persistentes. Estos penosos desajustes son parte de una estrategia liderada por el Pentágono, cuyas especificaciones tácticas han sido filtradas en 2012. Se trata del Manual de Entrenamiento de las Fuerzas Especiales, conocido como TC-1801, inscripto en la doctrina de Guerra No Convencional del Departamento de Estado. [1] Guerras No Convencionales Esa guía de acción operativizada –entre otros destinatarios— contra la República Bolivariana de Venezuela, dice textualmente: “Las intenciones en los esfuerzos de guerra no convencional de los Estados Unidos buscan explotar las vulnerabilidades políticas, militares, económicas y psicológicas de un poder hostil, mediante el desarrollo y el sostenimiento de fuerzas de resistencia que cumplan con los objetivos estratégicos de los Estados Unidos”. [2] Eso supone tanto la “producción de fragilidad” como el aprovechamiento de las debilidades endógenas del país a ser atacado. Hugo Chávez fue el iniciador, dentro de América Latina, de una oposición frontal al neoliberalismo, con posterioridad a su implantación a sangre y fuego con el golpe de estado contra Salvador Allende en 1973. Su liderazgo motorizó proyectos de integración regional y el acompañamiento del “No al ALCA” en conjunto con Néstor Kirchner, Lula y Evo Morales en 2005. Esa Guerra No Convencional (GNC) incluye aspectos políticos, mediáticos, jurídicos, económicos y financieros. Uno de sus soportes es el que cuestiona el sistema electoral que llamaron a boicotear. Sin embargo, las razones institucionales no parecen ser de fondo a la hora de cuestionar a Caracas e intentar incluso (frustradamente) su reciente expulsión de la OEA. La preocupación de Estados Unidos sobre el sistema electoral de Venezuela no parece ser compatible –por ejemplo— con los cuestionamientos dirigidos a sus aliados de las autocracias teocráticas del Golfo Pérsico donde no abundan los modelos de representación política, desde hace casi un siglo. Ese rasero no se hace visible frente a los sistemas institucionales de los países cuya estructura y fortaleza militar generan respeto, como es el caso de la República Popular China. Tampoco,  frente a ninguna de las dictaduras sangrientas (presentes y pasadas) con las que Washington ha entablado beneficiosas relaciones económicas, políticas y diplomáticas. El Departamento de Estado nunca ha solicitado la expulsión de la OEA del Chile de Pinochet, de la Argentina de Videla, ni de la Guatemala de Efraín Ríos Montt, donde se asesinaron a 200.000 personas, mayoritariamente integrantes de pueblos originarios. El Departamento de Estado monitorea los sistemas políticos de acuerdo con el beneficio o perjuicio para sus intereses estratégicos y geopolíticos. En ninguna ocasión han juzgado un sistema sobre la base de meros parámetros institucionales, basados en el derecho local o internacional. El problema de Washington con Caracas no es de representaciones o de votos. Es de políticas emancipatorias que desafían los intereses que Estados Unidos considera parte de su patio trasero. La doble vara 

Internacionales, Medio Oriente, Portada

60 muertos en Gaza y el fin de la conciencia israelí

Fuente: Gideon Levy | Haaretz Fecha: 16 de MAY 2018 ¿Cuándo llegará el momento en que la matanza masiva de palestinos importe algo a la derecha? ¿Cuándo llegará el momento en que la matanza de civiles golpee al menos al centro izquierda? Si 60 personas asesinadas no lo hacen, ¿tal vez 600? ¿6.000 los sacudirán? ¿Cuándo llegará el momento en que surja una pizca de sentimiento humano, aunque solo sea por un momento, hacia los palestinos? ¿Simpatía? ¿En qué momento alguien se detendrá y sugerirá compasión sin ser tildado de excéntrico o enemigo de Israel? ¿Cuándo habrá un momento en el que alguien admita que el matarife tiene, después de todo, alguna responsabilidad por la matanza, no solo por los matados, que son por supuesto responsables de su propia matanza? Sesenta personas asesinadas no le importaban a nadie, ¿tal vez 600 lo harían? ¿Qué hay de 6.000? ¿Israel encontrará todas las excusas y justificaciones entonces también? ¿Se echará la culpa a las personas asesinadas y sus «despachadores» incluso entonces, y no se escucharán ni una palabra de crítica, mea culpa, dolor, piedad o culpa? El lunes, cuando el recuento de muertos aumentó de forma alarmante, Jerusalén celebró la embajada* y Tel Aviv se regocijó por el premio de Eurovisión, parecía que ese momento nunca volvería. El cerebro israelí ha sido lavado irrevocablemente, el corazón sellado para siempre. La vida de un palestino ya no se considera que valga nada. Si 60 perros callejeros fueran asesinados a tiros en un día por soldados de las FDI**, todo el país estallaría en protestas. Los asesinos de perros serían enjuiciados, la nación de Israel habría dedicado oraciones a las víctimas, se diría un servicio de Yizkor*** para los perros sacrificados por Israel. Pero en la noche de la matanza de los palestinos, Sion se regocijó y se puso jubiloso: tenemos una embajada de EE.UU. y un premio de Eurovisión. Es difícil pensar en un eclipse moral más atroz. Tampoco es difícil imaginar el escenario inverso: 60 israelíes mueren en un día y las multitudes celebran la embajada en Ramala y se regocijan por un concierto en El Bire para animar a la ganadora del «A Star is Born» árabe, mientras que los presentadores de televisión y los entrevistados se ríen durante las transmisiones en vivo. Oh, esos animales palestinos, oh, los monstruos. La víspera de este lunes negro me encontré sentado en uno de los estudios de televisión junto a un risueño derechista. Risitas no es el término correcto, estaba a punto de estallar en carcajadas. Le hizo reír tanto la matanza en masa y le pareció aún más gracioso que alguien se horrorizara por ello. El periódico Israel Haiom abrió con la bendición «Shehecheyanu» en su título principal sobre otro asunto, sin darse cuenta de la oscura ironía. Iediot Ajaronot mantuvo una acalorada discusión sobre si los líderes de Hamas deberían ser eliminados ahora o no, quién está a favor del asesinato y quién está en contra. Imagina una discusión en un diario palestino: a favor o en contra de matar a Gabi Eizenkot La verdad es que Israel está bien preparado para masacrar a cientos y miles, y para expulsar a decenas de miles. Nada lo detendrá. Este es el final de la conciencia, la muestra de moralidad ha terminado. Los eventos de los últimos días lo han demostrado de manera decisiva. El camino ha sido trazado, la infraestructura para el horror ha sido lanzada. Docenas de años de lavado de cerebro, demonización y deshumanización han dado sus frutos. La alianza entre los políticos y los medios para suprimir la realidad y negarla ha tenido éxito. Israel está dispuesto a cometer horrores. Nadie se interpondrá en su camino por más tiempo. Ni desde adentro o desde afuera. Aparte de la hipocresía habitual, el mundo de la era Trump no moverá un dedo, incluso cuando Gaza se convierte, no lo quiera el cielo, en Ruanda. Incluso entonces, nuestros observadores y analistas recitarán que la IDF ha logrado sus objetivos, que la IDF mostró moderación, que es la más moral y «¿qué sugieres hacer en su lugar?». El jefe del ejército sería coronado como el hombre del año, el hombre moderado y bueno, la oposición twittearía sus aplausos. En la plaza de la ciudad se celebrará la victoria de la cantante «izquierdista», nadie pensaría siquiera en cancelar la fiesta, o al menos reservar un momento para los muertos. ¿Qué tiene eso que ver con nosotros? Es culpa de Hamas. Sesenta personas murieron en un día, y ni una pizca de dolor ha sido vista en Israel. A partir de ahora, nunca se verá. Traducción: Dardo Esterovich N. del T.: * La apertura de la embajada de Estados Unidos en Jerusalén ** Fuerzas de Defensa de Israel *** Responso

Internacionales, Medio Oriente, Portada

La decisión de Israel de disparar a los palestinos debería horrorizarnos, pero no sorprendernos

Fuente: Peter Beinart | FORWARD Fecha: 15 de MAY 2018 El otro día, un conocido, políticamente a mi derecha, me hizo una pregunta. Me preguntó qué aconsejaría que Israel hiciera cuando se enfrentara a miles de palestinos, algunos probablemente empeñados en tratar de atravesar violentamente la valla que separa la Franja de Gaza del resto de Israel. (Digo «el resto de Israel» porque creo que Gaza aún permanece bajo la ocupación israelí.) Le dije que no sé. No lo sé porque no soy un planificador militar ni un experto en control de multitudes. Y como no sé, evité criticar a las FDI por usar «fuerza desproporcionada». Estoy perfectamente dispuesto a reconocer que, en el momento en que miles de manifestantes convergieron en la cerca, ninguna de las opciones de Israel fueron buenas. Pero es la pregunta incorrecta. A mediados y finales de la década de 1960, se produjeron disturbios una y otra vez en los barrios negros de las ciudades estadounidenses. Desde una perspectiva de control de multitudes, la policía se enfrentó a una decisión difícil: cómo evitar que las personas destruyan propiedades e incluso cometan actos violentos sin usar fuerza letal. Pero si alguien en ese momento preguntara: «¿Qué debería hacer la policía?», Hubieran estado haciendo una pregunta incorrecta. La pregunta correcta no era «¿Cómo debería responder la policía de Estados Unidos a los disturbios?», Sino debería de ser: «¿Cómo deberían responder los líderes de Estados Unidos a los agravios que produjeron los disturbios en primer lugar?». Lo mismo ocurre con Gaza. Mucho antes de que los soldados israelíes decidieran disparar contra los manifestantes, los líderes israelíes decidieron impedir que los agricultores de Gaza exportaran espinacas, papas y frijoles. Decidieron prohibir a los pescadores de Gaza pescar más de seis millas náuticas. Decidieron prohibir a los estudiantes en Gaza que salgan de la Franja para estudiar, para impedir que los cónyuges se unieran legalmente a sus esposos o esposas en Cisjordania, para impedir que los nietos vayan a los funerales de sus abuelos. Decidieron prohibirles a las personas en Gaza importar las piezas de repuesto necesarias para reconstruir la red eléctrica de la Franja. Estas no fueron decisiones tomadas en segundos por jóvenes soldados asustados. Eran políticas formuladas por políticos en oficinas con aire acondicionado. Esos políticos respondieron a la victoria de Hamas en las elecciones legislativas de 2006 al ayudar a torpedear a un gobierno de coalición palestino que hubiera dejado a Mahmoud Abbas como el presidente de la Autoridad Palestina. Rechazaron las negociaciones con Hamas hasta que el grupo cumpliera las condiciones -entre ellas la aceptación de los acuerdos anteriores y el apoyo a la solución de los dos estados- que el actual gobierno de Israel no cumple. En su lugar, eligieron una política de castigo colectivo: una política que castigaba a la población de Gaza por ser gobernada por Hamas. Más de una década después, Hamas sigue a cargo. Pero Gaza, que apenas tiene electricidad o agua potable, está a punto de convertirse, según las Naciones Unidas, en «inhabitable». Hace una semana, Hamas volvió a plantear la idea de una tregua a largo plazo con Israel. No lo hizo porque dejó de ser una organización autoritaria con una historia de terrorismo que rechaza el derecho de Israel a existir. Lo hizo porque está geopolíticamente aislado. No obstante, una tregua a largo plazo constituiría un avance. Una tregua similar ha existido desde principios de la década de 1950 entre Corea del Norte y Corea del Sur. Si Israel hubiera aceptado la oferta y tomado medidas para aliviar el bloqueo (algunos aspectos de los cuales tienen poco que ver con la seguridad), las muertes de ayer podrían no haber sucedido. Pero Benjamin Netanyahu, según las noticias, no respondió. No respondió por la misma razón por la que intensificó la construcción de asentamientos y rechazó un estado palestino cerca de las líneas de 1967: porque ve a los palestinos no como seres humanos con derechos inherentes, sino como un enemigo a ser subyugado. Decenas de palestinos están muertos, y miles más heridos, no por las decisiones que Israel tomó en un solo día, sino por las decisiones que tomó durante muchos años. Cada político estadounidense, y cada líder judío estadounidense, que ha defendido esas decisiones —quién ha defendido la política descerebrada y sin sentido de Israel hacia Gaza— está implicado en la masacre de ayer. Diferentes opciones son posibles. Siempre han sido posibles. Pero requieren ciudadanos, tanto en Israel como en América, dispuestos a exigir que sus líderes los hagan, antes de que más palestinos acaben muertos.

America Latina, Internacionales, Portada

“El mayor límite de los gobiernos progresistas fue no haber profundizado la participación popular”

Fuente: Lucio Garriga y Gerardo Szalkowicz | Nodal Fecha: 04 de MAY 2018 Entrevista a Isabel Rauber, filósofa e investigadora argentina. La recomposición de los proyectos conservadores en América Latina se explica en parte por su dominio de los poderes fácticos y los aciertos y artimañas que han desplegado, pero también por las debilidades y los límites de los gobiernos progresistas y populares. Isabel Rauber –filósofa, investigadora y docente argentina- es una de las interpretadoras más lúcidas de este cambio de escenario en la región. Marca tres dilemas claves: la política de alianzas, el empoderamiento popular y la matriz productiva, tópicos que desarrolla en esta entrevista. Además, analiza el conflicto social en Nicaragua y la nueva etapa que se abrió en Cuba con la asunción de Miguel Díaz-Canel quien, según Rauber, “encabeza el proceso de evolución en la revolución”. -¿Por dónde ves las principales razones del cambio en el escenario político en América Latina en los últimos años? ¿Cuáles son los límites que mostraron los gobiernos progresistas y populares? – Creo que uno de los problemas fundamentales que tuvieron los gobiernos populares es haberse estancando luego del primer período. Esos gobiernos asumieron después de largos períodos neoliberales, como consecuencia de levantamientos populares y luchas sociales. Hubo un período inicial en el que había tareas urgentes que resolver como la comida, la educación, un mínimo de infraestructura. Ese período se termina más o menos en los primeros 10 años, es decir, resueltos esos dramas urgentes de sobrevivencia había que profundizar los procesos hacia cambios de raíz, cambios desde abajo. Esos cambios de raíz implicaban acelerar la disputa con los poderes hegemónicos de siempre. Y ahí creo que predominó, en casi todos los procesos, una actitud de pensar que podían conservar el gobierno acordando con los sectores del poder. El caso más emblemático es Brasil, donde el PT gobernó en acuerdo con un Parlamento que acumuló el poder suficiente hasta terminar inventando un proceso para tumbar a Dilma y ahora encarcelar a Lula. – Alguna vez lo llamaste “cogobernar con los adversarios” – No está mal hacerlo en determinados momentos, pero son momentos que se agotan. No se puede gobernar así 12 años porque lo que se agota es el pueblo. Sobre todo un pueblo que no participa en las decisiones. Las movilizaciones en Brasil sobre el “pase libre” ya habían sido un indicativo, y ¿cuál fue la conclusión del PT? Que eran sectores medios impulsados por Estados Unidos. Basta de tener una visión tan paranoica de la política. El adversario siempre va a estar presente en las debilidades porque quiere disputar el poder. El problema es por qué ocurre lo que ocurre y cuál es tu actitud con lo que está ocurriendo. Es decir, salvo en casos muy puntuales, no te podés aliar con el adversario para resolver los problemas fundamentales. La segunda cuestión es el empoderamiento de los pueblos, que implica que los pueblos se hagan cargo de las políticas de gobierno y para que se hagan cargo tienen que decidir. Los pueblos no son carne de cañón que sólo salen a manifestarse. Tienen organizaciones de base, tienen capacidad de interpretación, de conocimiento, de saber y de poder territorial. Por lo tanto, se necesita que el Estado abra las compuertas para la participación del pueblo en la toma de decisiones, lo que llamamos un “empoderamiento creciente”. Si un pueblo decide que quiere vivir de una forma no hay campaña de prensa posible que le diga que ha sido engañado porque actuó y decidió con plena conciencia. La fuente mediática más poderosa que tenemos es la conciencia de cada persona sobre cómo quiere vivir. Creo que el mayor límite de los gobiernos progresistas fue no haber profundizado la participación popular. Una tercera pata es el tema de la producción de formas alternativas que salieran del marco del extractivismo, y en el sentido económico se quedaron en lo que podríamos llamar un neodesarrollismo de izquierda que pensó que el extractivismo si sirve para financiar un plan social está bien. Está bien para los primeros 10 años, porque los gobiernos tienen que funcionar, pero ¿se apostó y se apoyó realmente a los modelos alternativos en lo que hace a la energía, a otras formas de producción? Muy débilmente. No es que los gobiernos progresistas retrocedieron, estas cuentas pendientes, estos agujeros negros, son los que han intervenido en las caídas. – ¿Cómo analizás la situación que se dio en Nicaragua en las últimas semanas? – Nicaragua es otro emergente de una problemática común, más allá de las características particulares de cada país. Me parece importante evaluar los procesos analizando siempre cómo se da la participación popular en la toma de decisiones. Es decir, ¿hay un empoderamiento real o hay un desplazamiento del lugar de los sectores históricos del poder por una cúpula que, aunque se diga de izquierda, no garantiza que se trate de un proceso real de cambio. Hay que recordar que el detonante de las protestas en Nicaragua es un cambio en los impuestos, una propuesta de reducción de las jubilaciones del 5% y un aumento de un impuesto interno. Fue como una bomba de tiempo que estalló en la ciudadanía. Luego el gobierno se autocritica y quita la medida. Pero la pregunta es: ¿por qué tomó la medida? No quiero escuchar explicaciones técnicas, estoy saturada de escuchar a tecnólogos y tecnócratas que explican cómo eso hacía falta. La pregunta es: ¿a quién le hacía falta? En segundo lugar, si es tan necesario ¿por qué no se construyó en consenso con los sectores del pueblo? ¿O no es un gobierno del pueblo? El problema es que siempre estamos con lo mismo, el déficit de la participación popular en la toma de decisiones. Los gobiernos creen que pueden decidir desplazando el protagonismo popular. Creo que hay una gran debilidad en ese sentido en la construcción del proceso político en Nicaragua. Por supuesto que el imperialismo se ha metido y financia también, pero esos son los códigos de la política y es sabido que

Internacionales, Medio Oriente, Portada

Netanyahu afirma que Irán mintió sobre su programa nuclear, pero Israel ha estado mintiendo durante décadas

Fuente: Gideon Levy | Haaretz Fecha: 03 de MAY 2018 Dejemos de lado nuestra incomodidad al ver la actuación de Office Depot* del primer ministro. Esa es una cuestión de estilo y gusto. Pero es imposible ignorar los nuevos registros que Israel sigue estableciendo, una y otra vez, por falta de autoconciencia, o uno podría decir doble moral e hipocresía. Los israelíes realmente creen que es impactante descubrir cómo Irán mintió descaradamente al mundo, del mismo modo que realmente creen que es terrible cuando las dictaduras disparan balas contra los manifestantes, cuando los regímenes tiránicos encarcelan a los oponentes políticos sin juicio, cuando los estados del apartheid mantienen dos sistemas penales , cuando los residentes de las dictaduras son retenidos en su propio país como en una jaula, cuando las personas son perseguidas por su religión o nacionalidad, cuando las sociedades cierran sus puertas a los refugiados, cuando los países se burlan del derecho internacional. La “nación de la moralidad” no puede permanecer indiferente ante tan impactantes desarrollos. Y, de hecho, se conmociona periódicamente, y en ocasiones incluso expresan una protesta. Hasta que se trata de sí mismo. Cuando Benjamin Netanyahu demostró con carpetas de archivos que Irán mintió sobre su programa nuclear, ninguna persona pensó que Israel debería haber sido el último país del mundo en tenr el valor de quejarse de esto. Después de todo, ¿cómo ha actuado Israel en este mismo tema durante décadas? El archivo nuclear de Irán parece sin duda una biblioteca que presta libros al vecindario en comparación con el archivo nuclear de Israel. Pero Israel no firma convenciones, no permite inspecciones y miente. Se burla y guiña un ojo: 60 años de continuas mentiras nucleares. De hecho, nunca ha dicho una sola palabra verdadera sobre su programa nuclear. Todo es para fines pacíficos, tal como Irán afirma que es su programa nuclear. El reactor Dimona fue construido para salvar vidas con un tomógrafo PET/CT ** en el departamento de medicina nuclear del Hospital Ijilov. Israel tiene permitido mentir. Israel es un caso especial. «Israel no será el primer país en introducir armas nucleares en el Medio Oriente», dijo Shimon Peres. Estaba orgulloso de hacer esta afirmación, que fue el fraude del siglo***. ¿Cuál es la política de ambigüedad nuclear de Israel sino una serie de negativas para decir la verdad? Cada vez que alguien trata de exponer las mentiras nucleares de Israel, ya sea en Israel o en el extranjero, es denunciado como un enemigo y un traidor. Solo las mentiras de Irán deben estar expuestas. Los científicos nucleares israelíes ganan el Premio de Defensa de Israel. El Dr. Mohsen Fakhrizadeh, según el diario Yedioth Ahronoth, es una «mente peligrosa» y un «Dr. Strangelove, un conferenciante codiciado de día y un agente secreto por la noche» (…)  «el presidente del departamento de la muerte». ¿Y qué hay de sus contrapartes israelíes? ¿Son Janusz Korczak? ¿O la Madre Teresa? ¿El admirado Prof. Ernst David Bergmann no dio conferencias durante el día y trabajó como agente secreto por la noche? ¿Yuval Neeman no era el Dr. Strangelove? ¿Y el Prof. Israel Dostrovsky no trabajó para los departamentos de la muerte? Sin duda, todos estaban involucrados en la preservación de especies raras de flores silvestres en peligro de extinción. ¿Cuál es la diferencia entre ellos y el terrible Dr. Fakhrizadeh, a quien Israel sin duda asesinará algún día? La diferencia es enorme. Está bien que lo hagamos. Después de todo, somos un caso especial. Simplemente nos estamos defendiendo. Estamos en peligro de ser destruidos. Siempre estamos en peligro de ser destruidos, por Teherán, por supuesto, pero también por las cometas de Gaza (que es por lo que está permitido que ejecutemos a los barrilete). ¿Pero quizás el régimen en Teherán también siente que está en peligro de ser destruido? ¿Quizás también sabe que los regímenes con armas nucleares son regímenes con una póliza de seguro de vida? ¿Puede Israel, un país bastante violento y agresivo -de hecho, uno de los más violentos y agresivos del mundo de hoy- convencer a alguien de que las armas nucleares están a salvo en sus manos? ¿En manos de Netanyahu y del ministro de Defensa Avidgor Lieberman en un mal día? ¿En las manos de sus sucesores? Necesitamos combatir el programa nuclear de Irán en la medida de lo posible, a pesar de que aparentemente es menos peligroso que su descripción histérica aquí. Pero también deberíamos examinar periódicamente la joroba por nuestra propia espalda. Netanyahu trató de conmocionar al mundo demostrando que Irán mintió. Pero si el mundo se hubiera escandalizado por las mentiras de Teherán, las mentiras de Jerusalén también hubieran tenido que conmocionarlo. Porque cuando se trata de mentiras nucleares, no hay diferencia entre ellos. De hecho, la mentira de Israel es más grande. Traducción: Dardo Esterovich   * Cadena internacional de de tiendas de artículos de oficina. El autor utiliza esta metáfora por el despliegue utilizado carpetas de archivo y de CD durante la disertación. (N del T) **Tomógrafo con tecnología nuclear (N del T) ** *Este autor tiene motivos para hacer esta afirmación: fue desde 1978 a 1982 ayudante de Shimon Peres (N del T).

Internacionales, Medio Oriente, Portada

«Israel se ha convertido en un país extremadamente derechista, fundamentalista y religioso»

Fuente: Cristina Armunia Berges | eldiario.es Fecha: 01 de MAY 2018 La lucha contra la ocupación israelí necesita un cambio. Esta es la tesis central de Jerusalén, la ciudad imposible, libro en el que el doctor en Historia Israelí Contemporánea y activista Meir Margalit da las claves para entender a los opresores y a los oprimidos. El libro recibió el Premio Catarata de Ensayo. ¿Cómo es ser un disidente en Israel? Esta es una pregunta que me han hecho más de una vez, pero cada vez me cuesta más definirlo porque cada vez es más difícil. Este país se ha convertido en un país extremadamente derechista, fundamentalista, religioso. Me da vergüenza decirlo, pero es un país fascista en gran medida. Por lo tanto, ser un disidente de izquierdas es cada vez más difícil y más peligroso. En particular, cuando tú vives en una ciudad como Jerusalén que es el epicentro de la derecha israelí. Es mucho más sencillo ser izquierdista en Haifa o Tel Aviv. Cada vez es más complicado. Hay mucha gente joven que conozco que me dice ‘nosotros te apoyamos y estamos contigo, pero por favor no nos pidas que nos identifiquemos abiertamente porque esto nos puede costar muy caro’. Podemos tener problemas en el trabajo y en el barrio. La gente nos mira con mala cara. Todo esto influye en la gente joven. Gente más madura dice, bueno sigo adelante porque no tenemos de qué temer. Pero, efectivamente, no es un buen momento para la gente pacifista de izquierda. ¿Cree que pronto llegará el momento en el que no pueda seguir expresándose libremente? Si lo que tú me estás preguntando es si yo hoy puedo expresarme libremente como lo hacía años atrás, la respuesta es no. A día de hoy, ya me tengo que cuidar muchísimo de lo que digo. Yo tengo un trabajo académico y, si había épocas en las que todavía podía decir todo lo que pensaba, ahora tengo que medir mis palabras. La respuesta es que si esto sigue por este camino, llegaremos al día en el que tendremos que sopesar varias veces nuestras palabras antes de abrir la boca. ¿En qué momento decide que quiere formar parte del movimiento pacifista? A mí me gustaría decir que soy pacifista desde el momento en el que salí del vientre de mi madre, desde que empecé a mamar. Creo que las raíces están en mi infancia. Pero si tuviera que marcar un momento concreto diría que fue después de haber sido herido en la guerra de Yom Kipur, en octubre de 1973. Fue después de estar internado un par de meses y ver cosas sumamente dramáticas: padres que pierden a sus hijos, hijos que pierden a sus padres, mujeres que pierden a sus maridos… A partir de ese momento, empecé a entender que cada ideología tiene su precio. El precio del Gran Israel, el precio que estamos pagando por mantener territorios conquistados, es demasiado alto, y creo que a partir de ese momento empecé de forma gradual a hacer este cambio que me llevó de las posiciones de la derecha israelí a las izquierdas pacifistas. Al comienzo del libro cuenta que concibe esta obra como una herramienta para mejorar las estrategias de lucha. ¿Cuál es la estrategia de los pacifistas? No tengo la fórmula exacta de lo que habría que hacer, pero lo que tengo claro es que no todos son conscientes de que después de 50 años de ocupación esto ha calado muy profundamente dentro de la misma sociedad palestina. Los palestinos, en particular cuando comparan su situación con lo que está pasando en los países limítrofes, sobre todo los jerosolimitanos (habitantes de Jerusalén Este) que tienen un nivel económico mejor que el que tienen sus hermanos en la Cisjordania, hoy se están planteando en qué medida prefieren ser libres bajo la Autoridad Palestina o seguir viviendo bajo la ocupación israelí. En otras palabras, los palestinos se preguntan bajo qué régimen van a tener mejores condiciones de vida, bajo qué condiciones pueden asegurarles a sus hijos un plato de comida cada noche. Esto puede sonar mal. Pero dada la dramática situación en la que vive el mundo árabe en esta zona, el hecho de que la gente ya se da cuenta de que pasaron 50 años y parece que esto seguirá por lo menos otros 50 años más, sumando también que el presidente americano haya trasladado la Embajada a Jerusalén y que los europeos están más impotentes que nunca… los palestinos normales dicen ‘señores hay que resignarse con lo que tenemos y dar gracias de que podamos alimentar a nuestros hijos cada día’. Esto significa que nosotros, las izquierdas que luchamos por la paz y contra la ocupación, tenemos que hacernos alguna reflexión. Parte de mis amigos siguen luchando con las mismas estrategias que han utilizado en los últimos 50 años y creo que esto es ya un poco anacrónico. ¿A qué se refiere? Yo precisamente estoy ahora trabajando mucho con materiales de Paulo Freire, el pedagogo brasileño que escribió la brillante teoría sobre la pedagogía de los oprimidos. Hay que trabajar más el tema de la concienciación, en particular en la generación joven. En estos momentos, tenemos que basarnos en teorías postcolonizadoras y también en esta pedagogía. ¿Cómo recibieron los pacifistas los dos últimos movimientos de Donald Trump, trasladar la embajada a Jerusalén y congelar fondos para la UNRWA? Los palestinos de Jerusalén se preguntan cuál es el cambio, se preguntan qué podría cambiar en su situación cotidiana. Ellos entienden que esto no va a influir para mal en su situación cotidiana por lo tanto les da lo mismo. Los palestinos de Cisjordania junto con nosotros, los pacifistas israelíes, vemos en esta acción algo así como un acto de terrorismo, un acto de terrorismo estratégico. Están los que ponen bombas y los que trasladan embajadas a Jerusalén. Este es el último clavo en el ataúd del proceso de paz. Van a pasar muchos años hasta que se pueda volver a hablar de paz.

Scroll al inicio