El desalojo de “Néstor Kirchner” y la destrucción de Unasur
Fuente: Emiliano Guido | Nuestras Voces Fecha: 11 de AGO 2018 Tras la decisión del gobierno argentino y el llamado Grupo Lima de suspender su participación en la Unasur, el Jefe de Estado ecuatoriano anunció el cierre de la sede central –ubicada en Quito– que lleva el nombre de su primer Secretario General, Néstor Kirchner. Lenin Moreno pretende transformar la nave del bloque en una universidad indígena para reforzar su enfrentamiento con el ex presidente Correa. Mientras tanto, la diplomacia boliviana, a cargo de la presidencia pro témpore, intenta sin suerte convocar a una reunión extraordinaria de Cancilleres para zanjar la crisis. Una de las actividades turísticas típicas en la zona conocida como “la mitad del Mundo”, ubicada en el extrarradio de Quito, es conocer el edificio “Néstor Kirchner”; la nave moderna, vidriada y con jardines verticales, donde cumplen su jornada diaria de labor los funcionarios, cuadros técnicos y administrativos del bloque regional Unasur. “La actividad no ha sufrido ningún cambio a raíz del anuncio del presidente Moreno”, asegura Liset Lantigua, encargada del lugar, ante una enviada especial del diario colombiano El Tiempo que busca saber qué pasa en el supuesto “elefante blanco” de Sudamérica. Los nuevos gobiernos sudamericanos y los medios de comunicación no identificados con el proceso de integración vivido a principios de siglo vienen insistiendo con esa imagen: el coloso de la Unasur como un lugar fantasma, integrado por “okupas” de la burocracia zonal. “En un recorrido que realizó El Tiempo por la construcción de 20 mil metros se sintió el nerviosismo de decenas de empleados, nacionales y extranjeros que aún asisten y desconocen su futuro laboral. Estudiantes y turistas visitan a diario el edificio y algunos compran recuerdos del emblemático lugar en el que todavía funciona activamente la biblioteca Gabriel García Márquez”, detalla el artículo mencionado. En términos informativos, el presidente ecuatoriano anunció semanas atrás en un acto conjunto con la central indígena CONAIE que el edificio escoltado simbólicamente por la estatua de bronce del ex gobernador patagónico, una escultura que lo muestra con el saco abierto y el brazo extendido, será la futura Universidad Intercultural de las Nacionalidades y Pueblo Indígenas Amawtay Wasi. Además, el oficialismo y la oposición no correísta coincidieron, tanto en el Congreso como en la Alcaldía de Quito, en la intención de remover la estatua de Kirchner en Unasur y un busto del ex presidente situada en un plaza quiteña por considerar que no se debe homenajear a “un símbolo de la corrupción”. Moreno tomó la propuesta de su nuevo Canciller José Valencia, un diplomático de carrera formado en la Universidad de Harvard y ex representante permanente ante la OEA. Es más, el movimiento conservador CREO, liderado por el poderoso banquero Guillermo Lasso, propuso a Moreno realizar una minuciosa auditoría sobre los gastos incurridos por la burocracia asentada en el edificio “Néstor Kirchner”. Pero ninguna institución –o edificio en esté caso– termina casualmente con los músculos de gestión ateridos y vacío por dentro. El estado fallido de la Unasur fue construyéndose en los últimos meses con el auxilio de las administraciones que han adoptado una estrategia de inserción política y comercial diametralmente opuesta al horizonte marcado en su momento por el power trío conformado por los mandatarios Néstor Kirchner, Luiz Inácio Da Silva y Hugo Chávez. Un semestre atrás, la mitad de los miembros de la Unasur, capitaneados en la decisión por la Casa Rosada, determinaron su alejamiento temporal del bloque alegando que la no definición de su Secretario General estaba produciendo una parálisis del organismo. La no concurrencia de seis socios a los Consejos Ministeriales de la Unasur –como el Consejo de Defensa Sudamericano– paraliza el funcionamiento de la entente porque el quórum necesario de dichos brazos coordinativos requiere la participación de la mitad más uno de sus miembros. Luego, Lenin Moreno comunicó su intención de “recuperar” el edificio. Por último, el entrante mandatario colombiano Iván Duque fue por más y propuso directamente un abandono en estampida de la mesa común sudamericana. El profesor de relaciones internacionales Juan Gabriel Tokatlian advirtió en una columna titulada “¿Bye bye South America?” escrita para el diario colombiano El Tiempo que: “No resulta claro el cálculo estratégico que podría subyacer al eventual alejamiento definitivo de Unasur. Un simple análisis de correlación de fuerzas muestra que los gobiernos de derecha y centroderecha constituyen hoy una mayoría evidente y políticamente gravitante. Si Unasur no funciona mejor no es por Ecuador, Bolivia o Uruguay, o por los gobiernos de derecha en Guyana o por el mandatario de origen golpista –ahora reelecto– de Surinam. El problema ha estado en la incapacidad de forjar acuerdos prácticos acerca de la Secretaría General y de crear mecanismos operativos para dirimir desavenencias, a lo cual se suman el elocuente ensimismamiento de Brasil y la refractaria política venezolana en materia de concertación. En todo caso, la responsabilidad del deficiente funcionamiento reciente de Unasur no puede recaer sobre Bolivia, que asumió la presidencia pro témpore hace apenas unos meses”. Mientras tanto, la Cancillería boliviana, a cargo de la presidencia provisional, advierte que el intento de desalojo anunciado por Moreno no es reglamentario y, en paralelo, intenta, o simula, la activación de un canal diplomático para devolverle sangre al bloque multilateral. En el primer punto, el ministro de Relaciones Exteriores de Evo Morales, Fernando Huanacuni, explicó en declaraciones públicas que el edificio “Néstor Kirchner” le pertenece en realidad a los doce miembros del bloque y que, por lo tanto, Moreno no puede pretender disponer del inmueble como si fuera una propiedad a su nombre. En todo caso, advierte Huanacuni, el gobierno ecuatoriano sólo podría abandonar su rol de anfitrión del bloque dando de baja el Tratado Constitutivo de la Unasur ante el Congreso local. Y recalca que una sede opcional a Quito debe suscribirse nuevamente por consenso entre los doce países miembros. En paralelo, el presidente boliviano Morales aprovechó una reunión bilateral con su futuro colega paraguayo Mario Abdo Benítez para remarcar que, ante el intento sin suerte de su Canciller, está dispuesto a tomar con manos propias lo que ya parece una ciclópea misión:








