Fuente: Gideon Levy | Haaretz
Fecha: 13 de MAYO 2017
Al final, la historia juzgará. Y ¿a quién recordará la historia, a Gilad Erdan o a Marwan Barghouti? El comerciante de neumáticos de Ramat Aviv Guimel (antes Savion), que vive, por cierto, en una calle con el nombre de un asesino judío, o el activista del Centro de Detención de Khison (antes prisión de Hadarim)? ¿Al carcelero o al prisionero? ¿Al que ocultó los dulces o a la persona que se los comió? ¿Al ministro o al “archi-asesino”, como le llamó el corresponsal de Canal 2 Moshe Nussbaum?
¿Cuál de los dos lucha por una causa más justa? ¿Cuál de ellos de hecho lucha? ¿Cuál de ellos ha sacrificado algo en el curso de su vida? Y ¿quién es responsable de más derramamiento de sangre? ¿A quién le interesa más la paz? Al final, la historia juzgará.
En realidad, la historia decidió hace mucho tiempo. Erdan ni siquiera será una nota al pie de página. Como ministro responsable de la Policía y la policía de fronteras de Israel, también es responsable del derramamiento de sangre que causen. En cuanto a Barghouti, ha trabajado a favor de la paz mucho más que Erdan, hasta que perdió la esperanza y con razón.
Erdan lleva el pelo mejor cortado, su traje es de diseño y su reloj de lujo brilla en la oscuridad. La última vez que vi a Barghouti llevaba un Casio barato. Ambos estudiaron ciencias políticas y Erdan también estudió derecho. Ha tenido, sin duda, mejor educación. Erdan fue a una escuela secundaria religiosa y Barghouti no. Erdan trabajó para la Asociación de Constructores, Bargouti, no. Ambos tienen cuatro hijos y Erdan les dedica más tiempo, porque puede verlos. A la misma edad que Erdan estudiaba en su yeshiva, Barghouti se sumó a la lucha palestina. A la misma edad que Erdan era un oficial adjunto, Barghouti ya había sido detenido por primera vez.
Cuando Erdan condenó los Acuerdos de Oslo, Barghouti llamaba a las puertas en Israel y trataba de convencer a la gente de la importancia de la paz. Erdan puede ser el “hombre de la década en la lucha contra los accidentes de tráfico” (como la organización de la seguridad vial O Yarok le ha llamado), pero el hombre de la década en la lucha de verdad es Barghouti. Erdan nunca ha luchado por nada en su vida, a excepción de su puesto en las listas de la Knesset. Diputado de la Knesset en cinco legislaturas y ministro de tres gobiernos, nunca ha sacrificado nada en el altar por una idea. Ni siquiera ha luchado por la radiotelevisión pública que tanto le costó crear; se plegó, se quedó en silencio y débilmente sucumbió, intimidado por el primer ministro Benjamin Netanyahu. Erdan no es del tipo de los que están dispuestos a pagar un precio personal por nada. Barghouti ha sacrificado su vida, su familia y su destino por las ideas más elevadas. Barghouti es un luchador por la libertad. Erdan lucha en las primarias de su partido. Barghouti es un gato callejero. Erdan es un perrito faldero.
Barghouti está en huelga de hambre, y Erdan le tendió una trampa. Hay que atribuirle el mérito a Erdan y al Servicio de Prisiones de Israel. No tienen vergüenza, ni siquiera la más mínima. Adelante carceleros, grabarle, vosotros que os hacéis los héroes a costa de los más débiles. Seguir grabando en los retretes, en los cuartos de baño y debajo de ellos, y transmitir los cortes en horario de máxima audiencia. Poner una trampa de ratón y publicitar todas vuestras capturas, almas miserables. Les va a encantar en las agrupaciones del partido Likud. Erdan vs Barghouti. “No puedo dar detalles sobre quién la puso [la cámara]. Cuando me jubile podré revelarlo”, dijo el ministro Tortit, como estuviera guardando un secreto.
El John Le Carré israelí también elogió el “trabajo de inteligencia” del Servicio de Prisiones de Israel. ¡Menudo trabajo de inteligencia! No puede haber nada más patético, ni lo habrá. El hombre que es responsable de una fuerza policial que enseña a los niños a asegurarse de la muerte de un hombre herido indefenso o cómo lanzar a perros contra seres humanos está, naturalmente, también orgulloso de la labor heroica del Servicio de Prisiones en la Operación Tortit.
1-0 a favor de Erdan. El archi-carcelero venció al archi-terrorista. Barghouti se comió la oblea; la batalla está decidida. Barghouti no está en huelga de hambre, porque dio un mordisco. Pero en un día de huelga de hambre, incluyendo la de Tortit, Barghouti ha sacrificado más que Erdan en toda su vida por algo. Y en un solo día de huelga de hambre Barghouti está luchando por una causa más justa que cualquier problema sobre el que Erdan haya pensado, incluyendo su lucha contra los accidentes de tráfico.
¡Salud, Erdan, el héroe del momento! La historia se acordará de Barghouti.
Traducción: Enrique García