“Es la economía, estúpido”

Los economistas mediáticos se ocupan de vaticinar catástrofes cuando no terminan de ocurrir y victorias cuando los desastres ocurren.

Por: Hache Gurvit

“Es la economía, estúpido” fue una frase muy utilizada en la política estadounidense durante la campaña electoral de Bill Clinton en 1992 contra George H. W. Bush (padre). Y que le sirvió para ser elegido presidente. Y es la economía lo que marca el tiempo político. Que supone ser la más científica de las ciencias sociales. O la menos exacta de las ciencias exactas.

Entender los mecanismos de las fluctuaciones del mercado es como la cuadratura del círculo. No hay solución para construir un cuadrado de la misma área de la de un círculo con regla y compás. Histórico problema de la matemática que se resolvió hacia 1882. Se demostró la imposibilidad de lograrlo.

Hay una economía de lo real, de la que sabemos poco y una economía para el show. Para entender cuáles son los temas que juegan para la distribución de ingresos hay que jugar con una importante cantidad de parámetros que enturbian el entendimiento. Enuncio algunos:

  • La deuda externa.
  • El equilibrio fiscal. Lo que ingresa y lo que se gasta.
  • Las importaciones y las exportaciones.
  • Los comodities. Sus valores.
  • Los impuestos.
  • El valor del dólar en todas sus variantes: no existe un solo dólar, ya lo sabemos, pero lo que no sabemos es que hay muchos mas tipos de cambio de los que creemos: dólar oficial, dólar oficial minorista, mayorista, dólar MEP o mercado electrónico de pagos, dólar futuro, dólar blue y todos los dólares que con la base del oficial tienen retenciones distintas (maíz, soja, etc.)
  • El presupuesto, que es el espejo de lo que económicamente va hacerse el año próximo.

Esta enumeración es una muestra de por qué la economía no es algo mágico. Y cuando se dice que la economía es contra cíclica lo que se dice es que están apegadas al modelo económico keynesiano, que considera que la política económica de un país, para salir de una crisis, se debería enfocar en el estímulo de la demanda con el impulso del gobierno. Pero no puede ser así siempre. Un estimulo de la demanda infinito lleva a la escasez de divisas para ciertos insumos que paralizarían la economía y que sufrió el gobierno de Cristina en su última etapa.Hay un juego sutil que debería aplicarse en el estímulo de la demanda. Jugar con el a la manera de la paradoja de Zenón. Consiste en que la liebre nunca alcance a la tortuga.

Marcelo Gullo escribió varios libros, pero uno me parece esencial, que se titula “La insubordinación fundante” donde demuestra cómo se desarrollaron los países más desarrollados. Recorre la historia de las potencias a través de la historia: Portugal, España, Inglaterra y de la modernidad, toma como ejemplos a Inglaterra, Estados Unidos, Alemania, Japón y China como modelos a tener en cuenta. Simplificando, establece tres etapas:

  • 1ra con una fuerte participación del estado con créditos, subsidios, aun en contra del déficit fiscal.
  • 2da en la que se transforma en una empresa mixta.
  • 3ra en donde el desarrollo de esa industria puede abastecerse sin ayuda del estado

En su prólogo, escrito por Helio Jaguaribe, refiriéndose a los países que nombramos dice: “el libro nos explica cómo lograron salir de su condición periférica y se convirtieron en países efectivamente autónomos, en importantes interlocutores internacionales independientes. Conduce a una relevante discusión sobre la situación de Sudamérica y de cómo la región podrá, a su vez, superar su condición periférica y convertirse también –como lo hicieron los mencionados países– en un importante interlocutor internacional independiente”.

Cabe mencionar al libro de Adam Smith “La riqueza de las naciones” de 1776, que instala la famosa frase “la mano invisible del mercado” que muy sabiamente, alguien dijo, fue escrito para advertir sobre lo que Inglaterra no debía hacer y para que lo aplicaran los países periféricos. El libro tiene una suerte de subtítulo: “Una investigación sobre la naturaleza y las causas de la riqueza de las naciones”.  Aquella famosa frase no es “todo” el libro de Adam Smith. Se la menciona fuera de contexto. No porque sea una frase señera, pero para ser honestos con Smith, a esa afirmación le agrega lo siguiente: “siempre que haya un Estado que garantice la paz y la justicia”. Esto no justifica a Smith, porque no sabemos muy bien cómo se obtienen esas garantías. Smith plantea dos curvas: una de la demanda y otra de la oferta y el punto donde coinciden, se intersecan, se corresponde con el equilibrio y el escenario “ideal”. Dicho esto, queda planteado un dilema cuya solución, como lo entiende la economía, es compleja.

La Licenciatura en Economía, en la UBA, antes de la dictadura del 76, tenía otro nombre: Licenciatura en Economía Política. No resulta menor el cambio. La Economía no es una ciencia exacta y los “economistas astrólogos” pretenden que lo sea. Cuando resulta que lo que pasa no se adapta a los pronósticos ortodoxos no hay autocrítica. Se apela a algún factor que cambió, que alteró las condiciones iniciales. No es una falla del análisis, dicen, sino de las condiciones. El problema es la realidad que no se acomoda según sus predicciones. La química suele apelar a ciertas condiciones iniciales de presión y temperatura, que vaya paradoja, se pueden obtener y con suerte en un laboratorio.

El adjetivo “política” adherido a la economía ensaya medidas heterodoxas, contra cíclicas. Porque es la política la que orienta acerca de lo social y, sobre el desarrollo de las sociedades, se disponen medidas económicas. No es al revés. Los economistas del show pronostican hechos y esperan a que produzcan resultados que, en la mayoría de los casos no suceden.

En este momento, del tránsito de la pandemia a la postpandemia, en la economía sucede que el crecimiento que se verifica favorece a ciertos sectores, pero no a otros como jubilados, monotributistas, los trabajadores de la economía informal, docentes y otros que, quien está leyendo, podrán seguir enumerando. Está claro que la inflación deteriora aun mas el salario y en julio llegó al 3% lo que implica una proyección para el año del 51.8%. La deuda externa asciende a 277.921 millones. Todos estos datos son extraídos del INDEC y del sitio Motor Económico de Raúl Dellatorre.

Afirma Fernanda Vallejos: “la economía está en una situación heterogénea, con muestras de recuperación en algunos sectores bastante importante, en algunos muy alentadoramente, en particular, la industria que está creciendo”, y agregó que sería “deshonesto comparar los niveles de actividad con relación al año 2020, fuertemente impactado por la pandemia”. En efecto, la producción industrial mostró en junio su mayor nivel desde mayo de 2018. Según el Índice de Producción Industrial Manufacturero (IPI) que mide el INDEC, este indicador se ubicó un 8,5% por encima del nivel que tenía previo a la pandemia. Mientras que en el primer semestre acumuló una mejora del 4,6% frente al mismo periodo de 2019.

Para quienes recordamos y vivimos ciertos periodos peronistas, una de las acciones económicas propias de Perón era la de aumentar salarios con importes fijos. Este hecho generaba enojos y aplausos. Por un lado, aplastaba la pirámide salarial de modo que los menores salarios recibirían porcentajes de aumento significativos, no así los que estaban en la cima de la escala salarial. Algo parecido ocurre con el impuesto a las ganancias. Parece, por elemental que parezca, que los economistas nos conocen las propiedades de una función continua y toman escalas fijas que distorsionan la imputación.

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