Cien años no son nada

En el centenario del Partido Comunista de China (PCCh) recordamos la influencia que el movimiento estudiantil tuvo en su formación.

Por Ludmila Ferrer | Grito del Sur (1° de julio de 2021)

Este jueves, el Partido Comunista de China (PCCh) cumplió cien años y el gobierno del gigante asiático ha celebrado durante toda la semana con desfiles vistosos, espectáculos de luces, fuegos artificiales y una representación artística en el Estadio Nacional de Beijing donde estuvieron el presidente Xi Jinping y otros líderes del Partido junto a 20 mil personas que vieron el show “El gran viaje”, que recogió las etapas de la revolución. Pero para entender la creación del PCCh es necesario ir un poco más atrás y mencionar el Movimiento Cuatro de Mayo o Movimiento Wusi.

Los movimientos estudiantiles y de trabajadores alrededor del mundo fueron claves a principios del siglo XX para impulsar la modernización de sus países, para romper con lógicas tradicionalistas -como la Reforma Universitaria en Argentina en 1918- y con tradiciones monárquicas.

Hasta 1912, China había sido gobernada por la dinastía Qing, la última dinastía imperial, derrocada por una revolución que inauguró la etapa de la República de China. Pero el gobierno no cumplió con las expectativas populares y en 1917 los representantes chinos enviados a firmar el Tratado de Versalles fueron condescendientes con uno de los términos de la negociación: la cesión de la provincia de Shandong (cuna del filósofo Confucio), que estaba bajo dominio alemán, a Japón, eterno enemigo de China que invadió el territorio continental en numerosas ocasiones.

El hecho generó indignación entre la población china, ya que ambas naciones formaban parte del bando vencedor de la Primera Guerra Mundial. Más de 3 mil estudiantes marcharon en Beijing hasta la plaza de Tiananmen el 4 de mayo de 1919 y en las semanas subsiguientes hubo movilizaciones en todo el territorio con una clara postura antinipona. El gobierno chino decidió reprimir a los manifestantes y asesinaron, hirieron y apresaron a los estudiantes. En solidaridad, trabajadores de todo el país se unieron a las protestas.

Gracias a la presión social ejercida, el gobierno liberó a los estudiantes encarcelados, echó a los oficiales projaponeses, hizo renunciar al gabinete y ordenó a sus enviados en Versalles no firmar el acuerdo con Alemania. Pero quizás más importante que eso es que el Movimiento Wusi impulsó cambios en toda la vida china y especialmente en el ámbito político, propiciando la reorganización del Partido Nacionalista (Kuomintang), que encabezaría Chiang Kai-shek, y estimuló el nacimiento del Partido Comunista de China.

Chen Duxiu y Li Dazhao, fundadores del PCCh, encabezaron las protestas en Beijing, donde también estuvo un joven Mao Tse Tung, que meses después de lo sucedido en Tiananmen publicó un editorial en el que decía: “El mundo es nuestro, la nación es nuestra, la sociedad es nuestra. Si no hablamos, ¿quién va a hablar? Si no actuamos, ¿quién va a actuar?”.

En 1915 Chen había creado la revista Qingnian (“Revista Juventud”) en Shanghai, que luego pasó a llamarse Xin Qingnian (“Nueva Juventud”) y que contó con las plumas de quienes se convertirían en intelectuales de la época y miembros del PCCh. 

En ese entonces también existió un feminismo incipiente que se hizo presente en las hojas de revistas.  Xiang Jingyu, compañera de Mao en el movimiento estudiantil en la provincia de Hunan y considerada una de las pioneras del feminismo en China, se afilió al PCCh en 1922 y, ese mismo año, se convirtió en la primera mujer en integrar el Comité Central.

Xiang Jingyu

Años después llegó la traición de Chiang Kai-shek, la persecución y ejecución de miembros del PCCh -Xiang entre elles-, la Larga Marcha y muchos otros sucesos que permitieron que triunfara el comunismo en China luego de la Segunda Guerra y que quienes se alinearon con el Kuomintang formaran lo que hoy se conoce como Taiwán.

Y muchísimo más pasó después con éxitos y fracasos -como el Gran Salto Adelante-, el distanciamiento con la Unión Soviética y la transformación en la segunda potencia mundial que es en la actualidad, mezclando capitalismo y comunismo, tradición y vanguardia, campo y ciudad.

El centenario del Partido Comunista de China es, sin duda, un hito y un buen momento para recordar al Movimiento Wusi. Aunque la manifestación tuvo lugar dos años antes de la formación del PCCh e insufló también al Kuomintang, también es la demostración de que sin una juventud comprometida con el pueblo, empática y que salga a las calles no habrá revolución que dure cien años.


Ludmila Ferrer: Periodista y Licenciada en Comunicación Social (UBA). Escribe también en Página/12 y sigue más podcasts de los que puede escuchar.

Posted in Aportes de adherentes, Asia - África - Oceanía, Internacionales, Portada