Fuente: Dardo Esterovich | Revista Convergencia
Fecha: 10 de diciembre de 2019
Últimamente las noticias de las controversias internas en la colectividad judía de EE. UU. han ganado amplio espacio en la prensa judía y en algunos casos han trascendido a la prensa en general. No es que antes no las hubiera pero ahora se han exacerbado por razones domésticas y otras relacionadas a Israel. Las domésticas tienen que ver con un notable incremento del antisemitismo que se suma a la histórica división entre la gran mayoría cercana a los demócrata que se posiciona en defensa y ampliación de los derechos de las minorías, y se los reconoce como liberales en la significación que este término tiene en la política estadounidense. El otro es un sector minoritario, producto de la emergencia de una parte de la colectividad a las clases altas de multimillonarios de gran poder económico, que adhieren a los republicanos y que se los reconoce como conservadores. Las controversias relacionadas a Israel se manifiestan en dos planos: El creciente rechazo a la política del gobierno derechista de Netanyahu en relación al conflicto en Medio Oriente y su negativa a quitarle los privilegios al sector ultraortodoxo que lo acompaña en la coalición de gobierno, en perjuicio de las otras corrientes religiosas judías como los reformistas y conservadores que a su vez son mayoritarias en EE.UU.
En este marco, en los últimos lustros han surgido diversos movimientos que se expresan por fuera del establishment tradicional representado por la Conferencia de Presidentes de las principales instituciones judías, el poderoso lobby judío AIPAC y la ADL (Liga contra la Difamación). Estos movimientos, en apretada síntesis son:
- a) If Not Now (Si no es ahora) se fundó en julio de 2014 para protestar por el apoyo institucional estadounidense judío a las acciones de Israel durante el conflicto con Gaza de 2014 Su primera acción fue recitar la oración de luto judía, el Kaddish, por todas las víctimas palestinas e israelíes de la guerra, reuniéndose en las afuera de las oficinas de la Conferencia de Presidentes.
- b) Jewish Voice for Peace (Voz Judía por la Paz) fue fundada en septiembre de 1996 como una organización opuesta a la ocupación de Cisjordania y Gaza. Durante sus primeros años fue buscando su propia identidad en un proceso de intenso debate. En el año 2009 define su misión, que rige actualmente. Se opone al fanatismo y la opresión y discriminación anti-judía, anti-musulmana y anti-árabe. Busca el fin de la ocupación israelí de Cisjordania, la Franja de Gaza y Jerusalén Este; seguridad y autodeterminación para israelíes y palestinos; una solución justa para los refugiados palestinos basada en principios establecidos en el derecho internacional; el fin de la violencia contra los civiles; y paz y justicia para todos los pueblos del Medio Oriente.
- c) J-Street (Calle Judía) es una asociación sin fines de lucro con una rama que ejerce funciones de lobby. Fue fundada en abril de 2008 y propone una firme implicación norteamericana para poner fin al conflicto entre israelíes y palestinos, defiende un cambio en la política estadounidense en Medio Oriente privilegiando las soluciones diplomáticas por encima de las soluciones militares. Defienden el acuerdo nuclear pacífico con Irán, y promueve una aproximación a la resolución del conflicto, de una manera multilateral, no unilateral, así como el diálogo en lugar del enfrentamiento. Apoya financieramente a los candidatos al Congreso estadounidenses, fundamentalmente demócratas, que se comprometan en apoya estas políticas.
- d) Bend the Arc (Curvando o tensando el arco) se formó en 2012 a partir de la fusión de los Fondos Judíos para la Justicia y la Alianza Judía Progresiva. Se propone unir voces progresistas judías en todo Estados Unidos para luchar por la justicia para todos. Se viene solidarizando con las comunidades minoritarias atacadas. La organización aboga por una sociedad más equitativa y justa, enfocándose estrictamente en los asuntos domésticos. Bend the Arc no se ocupa de cuestiones relacionadas con Israel.
- e) Americans for Peace Now (Estadounidenses por Paz Ahora)) es una organización sin fines de lucro cuyo objetivo declarado es ayudar a lograr una solución política integral al conflicto israelí-palestino. Fundada en 1981 como la organización hermana de Shalom Ajshav (Paz Ahora) de Israel, APN se describe a sí misma como una organización judía estadounidense no partidista, sin fines de lucro, pro Israel, pro paz.
Estas son las más importantes organizaciones estadounidenses judías por fuera del establishment con inserción en la mayoría de los estados de EE.UU. con amplia presencia de la colectividad judía. Hay numerosos movimientos locales especialmente en los campus universitarios no vinculados entre sí ni con alguna institución que los centralice que también dan pelea por las mismas cuestiones que las mencionadas anteriormente.
Este conjunto de movimientos con sus matices de mayor o menor radicalización, buscan relacionarse con la sociedad norteamericana en general en defensa de los derechos de las minorías, contra la discriminación y la xenofobia, y en defensa de los sectores más desprotegidos económica y socialmente. Pero lo que últimamente ha monopolizado la atención de todos estos movimientos y otros no necesariamente adscriptos a principios progresistas, es el incremento exponencial del antisemitismo durante la era Trump. Todos los gestos hacia Israel del presidente norteamericano -traslado de la Embajada a Israel, reconocimiento de la soberanía sobre el Golán y Jerusalén Este, y últimamente la legitimación de los asentamientos judíos en Cisjordania- no ha podido aplacar la preocupación ante este peligroso fenómeno.
El antisemitismo en EE.UU. viene de larga data –basta recordar los carteles que no admitían en comercios, hoteles y casas de comida a negros, judíos y perros- con exponentes de alto perfil como Henry Ford y Charles Lindbergh. Después de la Segunda Guerra Mundial con la derrota del nazismo y la posterior creación del Estado de Israel, se remitió en pequeño grupos racistas y neonazis. Pero el advenimiento de Trump a la presidencia de EE.UU. hizo revivir a lo que estaba esporulado.
La primera advertencia tuvo lugar en Charlottesville, Virginia, cuando durante una marcha convocada por los supremacistas blancos agrupados en “Alt-Right” (Alternativa de Derecha) en protesta por la decisión del ayuntamiento de la ciudad de retirar la estatua del general y héroe de los ejércitos confederados Robert E. Lee. Durante estos eventos un joven atropello con su auto a integrantes de una multitudinaria contramanisfestación contraria a los racistas y mató a Heather Heyer. Los supremacistas portaban pancartas con consignas como “Sangre y Tierra”, “Haremos grande de nuevo a EE.UU.” -que se usó durante la campaña electoral de Trump- y otras, pero había una que provocó alarma en la colectividad judía: “No nos reemplazarán, los judíos no nos reemplazarán”. Nunca Trump condenó explícitamente la violencia de la derecha racista, integrante del núcleo duro de su apoyo electoral, lo que aumento la indignación y condena mundial por estos acontecimientos.
El otro hecho conmocionante fue la masacre ocurrida el 27 de octubre de 2018 en la sinagoga Tree of Life Congregation (Congregación Árbol de la Vida) de Pittsburgh, Pensilvania, donde un supremacista blanco asesino a 11 personas e hirió a otras 7 con un rifle de asalto, en lo que se considera el peor ataque antisemita en EE.UU. Si bien Trump y miembros de su gobierno condenaron el ataque, las principales figuras de la colectividad judía no dejaron de señalar que este hecho y otros de menor repercusión son producto de la actividad de los supremacistas blancos que apoyan a Trump y que éste ha alentado y tolerado en más de una ocasión. El 27 de abril de este año se repitió un ataque armado de un supremacista a la sinagoga de Poway, cerca de San Diego, California, con el resultado de una mujer muerta y 3 heridos.
Es alarmante el aumento detectado de actos antisemitas. Un informe de la ADL registra el año pasado 1879 incidentes antisemitas en EE.UU. de los cuales 39 fueron ataques físicos con 59 personas involucradas, un incremento del 105% con respecto a 2017.
En 2018, ADL registró 249 incidentes antisemitas atribuidos a grupos extremistas conocidos o individuos inspirados en ideologías extremistas. Esto representa el 13% del número total de incidentes y es el nivel más alto de incidentes Casi la mitad de los incidentes de acoso contra instituciones judías fueron obra de conocidos supremacistas o extremistas blancos.
Estos datos duros han alarmado a los estadounidenses judíos, lo que se ve reflejado en la encuesta del American Jewish Committee (Comité Judío Estadounidense) de 20192 sobre las actitudes estadounidenses judíos sobre el antisemitismo, realizada por la compañía de investigación SSRS. Se basó en entrevistas telefónicas realizadas del 11 de septiembre al 6 de octubre, con una muestra nacional de 1,283 judíos mayores de 18 años. El margen de error es más o menos 4.2 %.
A la pregunta si cree que el antisemitismo es un problema hoy en EE.UU. el 88% respondió que sí y el 12% que no.
Preguntados si en los últimos 5 años el antisemitismo se ha incrementado, el 84% respondió que sí, el 4% no, el 12% que permanece igual y el 1% no sabe.
Si comparado con un año atrás la situación de los judíos es más segura, el 2% respondió que sí, el 42% que no, el 55% que es igual y el 1% no sabe.
Preguntado si en los últimos cinco años, ha sido blanco de un comentario antisemita en persona, por correo o por teléfono, el 23% respondió que sí y el 77% que no. Igualmente en línea o en las redes sociales, el 20% sí y el 80% no.
Cuando se les preguntó si evitan ciertos lugares, eventos o situaciones por su seguridad o comodidad como judíos, el 25 por ciento de los encuestados dijo que sí, mientras que el 31 por ciento dijo que evitaron usar, cargar o exhibir públicamente cosas que podrían ayuda a las personas a identificarlo como judío.
Cuando se les preguntó si aprueban o desaprueban el manejo del antisemitismo por parte de Trump, el 72% dijo que lo desaprueba -el 62% enérgicamente- y el 24% lo aprueba.
Respecto de los partidos políticos y su responsabilidad por el nivel actual de antisemitismo, los encuestados responsabilizaron a los republicanos con un 6.2 en una escala con 10 como el más alto, mientras que los demócratas llegaron a 3.6.
Interrogados sobre hasta qué punto representa una amenaza antisemita la extrema derecha política en los Estados Unidos hoy, el 89% respondió que lo era, mientras el 9% dijo que no y el 2% que no sabe. La misma pregunta sobre la extrema izquierda fue respondida por un 64% que sí, el 34% que no y el 2% que no sabe. De estos resultados surge que perciben el peligro antisemita más desde la extrema derecha que de la extrema izquierda.
Para cerrar nada más pertinente que las palabras del CEO del AJC David Harris: “Los judíos estadounidenses no podrían ser más claros sobre la realidad del antisemitismo en los Estados Unidos. Nuestra encuesta proporciona, por primera vez, una evaluación en profundidad de las percepciones judías estadounidenses y las experiencias con el antisemitismo en su propio país. Este odio es real, proviene de múltiples fuentes y está creciendo. Debe tomarse en serio y abordarlo en una respuesta sostenida y múltiple”.
1) Ver nota La Larga sobra de Montichello en el N° 67 de Julio-Setiembre de 2017
2) https://www.ajc.org/AntisemitismSurvey2019
La actitud de los estadounidenses de origen judío me produce envidia. Tienen una lucidez que ojalá encontráramos en muchos de los argentinos de origen judío que confunden judaísmo con apoyo incondicional a Israel. No hay más que recordar que, mientras Obama era el enemigo a aplastar y humillar para Netanyahu y el AIPAC, la mayoría de los judíos lo votaba.
Lo política de Israel no solo suele ser contraria a los derechos humanos en general sino que parece dar más importancia al «estado judío» que a los judíos de carne y hueso. Los principales amigos de Israel en el mundo suelen ser racistas básicamente antisemitas como Bolsonaro y gobiernos como los de Polonia y Hungría que tienen hoy el antisemitismo más o menos oculto por un odio mayor a los musulmanes. Un episodio lamentable se dio hace pocos años cuando una delegación de partidos europeos de ultraderecha fue recibida con todos los honores por la Knesset.
Desde después de la Guerra de los Seis Días Israel está enteramente jugado a una sola carta, el apoyo incondicional de los Estados Unidos. Lo cual me parece muy poco inteligente porque si en un país con la tradición de antisemitismo que se relata en este artículo muchos decidieran que ese apoyo los perjudica, no solo Israel sino también la comunidad judía americana estarían en problemas.