El Objetivo de la derecha: Expulsión

Fuente: Amira Hass | Haaretz
Fecha: 25 de DIC 2018

Las insinuaciones del saliente Jefe de Estado Mayor de las FDI Gadi Eisenkot son aterradoras incluso si no dicen nada nuevo, especialmente para aquellos que ven a Yeshastán, el conglomerado de colonos, haciéndose más grande, más rico y mejor armado.

No es nada nuevo que la derecha de los colonos y la derecha sionista-religiosa estén presionando por expulsión, la escalada y la guerra. ¿Por qué la derecha de los colonos (incluso los que viven en Ra’anana) quieren la guerra? Aquí se necesita una explicación muy clara y detallada porque los niveles de represión cognitiva entre las personas que viven al oeste de la Línea Verde son altísimos.

La derecha de los colonos no se conforma con la habilidad  para el robo sancionada por el Estado demostrada por los organismos oficiales: quiere más. Y el «más» es crear situaciones que permitan la expulsión masiva de palestinos. El caos de la guerra permitirá a los israelíes trasladar a los palestinos más allá de la frontera, no solo dentro de Cisjordania (como lo pide Habayit Hayehudi en un proyecto de ley, que busca normalizar el despreciable término expulsión).

El objetivo del régimen colonial de los colonos israelíes no es matar a tantos palestinos como sea posible. Esto no es un cumplido; más bien, es una introducción esencial para entender las intenciones políticas sólidas. El asesinato de palestinos fue y es un medio para el fin de expandir la propiedad sionista sobre las vidas arruinadas de los palestinos. Matar es un medio legítimo para Israel, como lo son las redadas nocturnas, el encarcelamiento de dos millones de habitantes de Gaza, la expropiación de tierras a ambos lados de la Línea Verde y la asfixia económica.

Este asesinato casual de un hombre de negocios de 60 años en camino al trabajo, de manifestantes detrás de la cerca de alambre de púas del campo de concentración en Gaza, así como de los sospechosos de asesinato, aún no acusados, es posible gracias a nuestra cultura de la impunidad, la cultura de «nosotros (los judíos) estamos por encima de cualquier ley».

Matar es un medio que los soldados y la policía utilizan alegremente, porque han sido alimentados desde la infancia con una mezcla mortal de miedo a los palestinos y desprecio por aquellos a quienes robamos las casas y las seguiremos robando. El desdén hace que el robo sea más natural.

Israel abandonó la generosa oportunidad de oro que recibió de los palestinos en 1994, y en lugar de permitir el establecimiento de un estado palestino junto a él, Israel decidió atenerse a sus características de colonizadores y mejorarlas.

Así, bajo el paraguas de las negociaciones, Israel creó los enclaves palestinos. En los últimos años, estos enclaves se han convertido en la contemporización  israelí entre el deseo de ver desaparecer a los palestinos y la comprensión de que la situación geopolítica no permite una repetición de 1948.

Los  colonos y la derecha religiosa exigen la anexión del Área C, el 61 por ciento de Cisjordania que envuelve a los enclaves. Es decir, hacer ahora, abiertamente y de una vez, lo que el derecho no mesiánico (en primer lugar, el Partido Laborista) ha estado haciendo mediante la aplicación hábil del método «otro dunam*, otra cabra», fuera de los focos, mientras que se seguía hablando dulcemente de paz.

La derecha de los colonos no se conforma con los métodos legales de robo de tierras y hogares desarrollados por los organismos oficiales. En un momento dado, un vaquero judío expulsa a un pastor palestino, un grupo de colonos que construyen una carretera en una tierra que no es la suya, una nueva casa prefabricada que se transporta a un puesto de avanzada. Cada surco de tierra en Cisjordania y cada casa en Jerusalén Este son presas de los apetitos victoriosos de los príncipes de Yeshastán.

Los judíos de Yeshastán que han estado gritando amargamente durante las últimas dos semanas que son «patos sentados»**, saben muy bien que son los israelíes mejor protegidos, más densamente acolchados.

Hicieron un espectáculo de histeria para provocar una escalada y volver al plan maestro que espera en el cajón. La derecha de los colonos también codicia a los enclaves palestinos. Hebrón vacío de sus habitantes palestinos es el modelo.

En cualquier caso, la falta de un futuro en los enclaves (en primer lugar en Gaza) ya está alentando a los jóvenes y profesionales a emigrar.

Ningún derecho internacional y ningún país que apoyó a Oslo detuvo el galopante proyecto de asentamiento israelí. Y así, la conclusión de la derecha de los colonos es que el próximo paso natural, la expulsión masiva de palestinos, es posible, geopolíticamente, y no hay ninguna entidad internacional que se interponga en su camino.

Traducción: Dardo Esterovich

*Unidad de superficie equivalente a 1000 m2 (N. del T.)
** Dicho israelí equivalente a blanco fácil (N. del R.)

 

 

 

2 comentarios en “El Objetivo de la derecha: Expulsión”

  1. natalio steiner

    que se podia esperar de Amira Hass sino odio y una posicion abiertamente propalestina ?

  2. Kurt Brainin

    Amira Hass se ha inspirado para su maravillosa vida en lo que le contó su madre sobre cuando la bajaron del tren para trasladarla al campo de concentración de Bergen-Belsen, en cuanto a la indiferencia con que miraban a los prisioneros los alemanes de alrededor.

    Por eso es que se ha propuesto no ser indiferente al sufrimiento palestino del cual, mal que le pese a usted señor Steiner, somos los principales responsables.

    Le recomiendo enterarse de los datos que expongo en otro comentario sobre el tema de la expulsión en este mismo número.

    Quienes son como Amira Hass me permiten seguirme sintiendo orgulloso de ser judío.

Los comentarios están cerrados.

Scroll al inicio