Sergio Bergman, el impostor
Fuente: Jorge Elbaum | Nuestras Voces Fecha: 19 de SEPTIEMBRE 2017 El ministro de Ambiente y Desarrollo Sustentable que compra televisores en Chile y se disfraza de árbol, también tiene oscuros secretos. Los manejos financieros de la escuela comunitaria Arlene Fern. Su propuesta “enterrar la causa AMIA en Plaza Lavalle” al irse de Memoria Activa y el más reciente desaire de la viuda del rabino y activista de DDHH Marshall Meyer en el propio diario La Nación, que lo había presentado como su discípulo: “Nada más alejado de la verdad (…) está en las antípodas del pensamiento de Marshall Meyer”. El domingo primero de julio de 2007, el matutino La Nación publicó una carta de lectores firmada por Naomi Mayer, la viuda del rabino Marshall Meyer con quien convivió en la argentina durante 25 años, entre 1959 y 1984. En esa misiva, Naomí señalaba: “Su diario ha presentado al rabino Sergio Bergman como discípulo de mi difunto esposo, el rabino Marshall Meyer. Nada más alejado de la verdad. Le puedo asegurar que los actos y posiciones políticas del rabino Bergman están en las antípodas del pensamiento de Marshall Meyer. (…) Quienes conocimos a Marshall sabemos que como parte de su fe religiosa estuvo en la Plaza de Mayo junto con las Madres durante la dictadura y visitó las cárceles donde recluyeron a Jacobo Timerman y a tantos prisioneros políticos. Le ruego que deje de utilizar la figura de mi esposo sin conocer ni su obra ni a sus verdaderos discípulos.” Marshall Meyer había sido fue un comprometido activista de los Derechos Humanos que colaboró con las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo durante los años más oscuros de la dictadura genocida. Fue integrante de la CONADEP, formador de jóvenes rabinos y un gran opositor a las Leyes de Obediencia Debida y Punto Final aprobadas durante los gobiernos de Alfonsín y Menem. Desde sus inicios en el Seminario Rabínico Latinoamericano –donde Marshall era el referente más importante-, Sergio Bergman se auto promocionó como su discípulo, e incluso como su continuador. Esa fue la pretendida legitimidad desde la cual, luego del atentado a la AMIA en 1994, se sumó a los familiares de las víctimas. Su presencia en los actos de Memoria Activa, frente a los tribunales ubicados en la Plaza Lavalle, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, durante el año 1994 –curiosamente un año después del fallecimiento de Meyer- se constituyó en su plataforma de su lanzamiento a la visibilidad pública. Tiempo después, debido a la utilización espuria del nombre “Memoria Activa” como trampolín de su lanzamiento mediático, fue repudiado por los familiares y las víctimas del atentado: “Bergman se retiró de Memoria Activa en Marzo de 1996 –decía el documento-, expresando que debíamos enterrar la causa AMIA en la Plaza Lavalle (…) por lo que se pidió que aclarara que no pertenece más a Memoria Activa, cosa que Bergman no ha hecho.” Escalera a la fama Las recurrentes apariciones televisivas, acompañadas de una pretendida aureola humanista y pseudo-mística, lo ayudaron a catapultarse hacia su posterior destino de exhibición, en el que se transfiguró como adalid de la seguridad pública, junto al “ingeniero” Blumberg. Ambos se construirán en los encargados de acaparar cámaras en la “Plaza de la Seguridad” en la que se repudió el homicidio del joven Axel, como producto de un secuestro extorsivo. El propio Bergman se desmarcará tiempo después de Blumberg –en un reiterado ejercicio de prestidigitación política– afirmando haber saldado la “hipoteca Blumberg”, producida por la usurpación de título académico en la que incurrió el padre de Axel. En forma paralela a este ascenso meteórico, caracterizado por la impostación, la apariencia y los negociados, el farmacéutico recibido en la UBA, erigió el Centro Comunitario Arlene Fern en homenaje a una joven fallecida a inicios de los años ´90. Los padres de Arlene donaron un millón de dólares para construir dicho centro de enseñanza, que se constituyó desde su origen en la “caja negra” de gran parte de su subsistencia personal. La institución, ubicada en el barrio de Belgrano demanda en la actualidad una mensualidad por alumno de alrededor de 15 mil pesos, pero —llamativamente para la población a la que se dirige— ha garantizado parte de su superávit gracias a subsidios otorgados por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. La “escuela comunitaria” ha sido, desde su fundación, una garantía de financiación para el propio farmacéutico , quien ha reorientado donaciones y subsidios a su pecunio personal desde el año 1994. Un ex ejecutivo de la entidad, que pidió confidencialidad antes de dar su testimonio para esta investigación, que fue despedido por revelar dichos manejos “non-sanctos”, intentó en vano difundir los desmanejos financieros entre los familiares de la escuela Arlene Fern, pero sucumbió a repetidos “aprietes” laborales y sociales por intentar hacerlos visibles. Según el informante, para 2012 el farmacéutico retiraba de las arcas de la institución alrededor de cien mil pesos mensuales. La profesional encargada en la escuela Arlene Fern de establecer la “contabilidad creativa” destinada a solventar la suntuosa vida del rabino fue su histórica persona de confianza, Patricia Holzman, quien además sustenta en la actualidad la presidencia de la “Fundación Judaica”, entidad a través de la cual el rabino recauda donaciones de ingenuos aportantes estadounidenses. Lo llamativo de dicha “Fundación” es que la justificación de dichos aportes se lleva a cabo bajo el paragua ideológico-institucional de la “Unión Mundial del judaísmo progresista”, sin brindar mucha definición precisa acerca de la acepción otorgada a la categoría de “progresista”, por parte de dicho conglomerado. Para darle continuidad a la alianza estrecha con su adlátere Patricia Holzman, Bergman la ha nombrado como Jefa de Gabinete del Ministerio de Medio Ambiente y aparece en las listas del PRO como candidata a diputada nacional en “sábana” que encabeza Lilita Carrió. La inclusión de Holzman en el puesto número once la lista, por exigencia de Bergman, supuso un chisporroteo entre la ex militante radical y el farmacéutico-rabino. Este último había caracterizado en 2103 a Carrió –que