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Cae otra opereta de Clarín: Nisman avaló el acuerdo con Teherán por la AMIA

Fuente: M. Escalada & A. Ronconi | El Disenso Fecha: 19 de OCT 2017 Una nueva opereta que se cae a pedazos. Mientras Santoro desde las paginas de Clarín asegura que la secretaria del fallecido Fiscal Nisman “negó que su ex jefe haya avalado la firma del acuerdo con Teherán por la AMIA“, la defensa del ex canciller Timerman le responde contundentemente publicando documentación oficial donde Nisman firma que la fiscalía “recibe con beneplácito y encuentra altamente constructivo” el acuerdo. Desde El Disenso reproducimos el comunicado del ex Canciller Timerman sobre la causa. El ex canciller Héctor Timerman se presentó el martes en Comodoro Py citado por el juez Claudio Bonadio, por una supuesta “traición a la patria” a partir de la firma del Memorándum de Entendimiento con Irán para intentar avanzar con el esclarecimiento del atentado a la AMIA. Debido a sus problemas de salud, el ex Canciller solicitó declarar en el mes de septiembre, lo que fue rechazado por su señoria. La declaración debió interrumpirse por una descompensación de Timmerman, quien debió ser trasladado desde tribunales a la Unidad Coronaria del Sanatorio Otamendi. “Fue una tortura y una crueldad lo que hicieron hoy”, denunció su abogada, la doctora Graciana Peñafort. Durante su declaración, Hector Timerman dejó en claro que el fiscal Alberto Nisman, al que se le anunció oficialmente y por escrito la existencia de negociaciones reservadas, respaldó el Memorándum con Irán. Esta declaración provocó una nueva embestida mediática contra el ex canciller. Desde el medio hegemónico, Santoro aseguró que “los testimonios de la ex secretaria letrada del fallecido fiscal Alberto Nisman Soledad Castro tanto ante la Justicia como ante el Consejo de la Magistratura, entre otras pruebas, contradicen la coartada que Héctor Timerman ante el juez federal Claudio Bonadio en la causa por encubrimiento de Irán en el atentado contra la AMIA“. El Dr. Alejandro Rúa, abogado del ex canciller Timerman, fue quien echo luz sobre el tema. Según Santoro, la ex secretaria aseguró que “Nisman “siempre sospechó del Memorándum”“, lo que se hace difícil de creer luego de ver los documentos firmados por el propio Nisman donde queda claro la contundencia de lo declarado por el ex Canciller. La ex secretaria, cuyas declaraciones Clarín utiliza para la nueva embestida mediática contra el ex Canciller Timerman, hoy trabaja en la vocalía del ministro de la Corte, Horacio Rosatti. La palabra de Héctor Timerman Un día después de declarar ante el Juez Bonadío, quien rechazó la presentación espontánea solicitada por el ex canciller a raíz de su delicado estado de salud, Timerman hizó público un comunicado sobre la causa, que reproducimos a continuación. Por mi esposa, mis hijas, mi nieta, mis hermanos, y por la memoria de mis padres. Por mis amigos. Por los asesinados en el atentado a la AMIA, por sus familiares, y por todos los argentinos. Mi delicado estado de salud, tal vez no me permita enfrentar hasta su finalización, la investigación por traición a la patria y encubrimiento que lleva adelante el juez Claudio Bonadío. Por eso, solicité hace un tiempo, se fije una audiencia en forma inmediata, a fin de poder aclarar los hechos de los que me acusan, en una presentación espontánea. Pero el juez no respondió a mi pedido. Escribo la presente para que toda la sociedad conozca la verdad. El llamado Memorándum con Irán, aprobado por ambas cámaras en el Congreso de la Nación, y por el que se me acusa de haber querido encubrir a los culpables del atentado, tenía un solo objetivo: Terminar con la parálisis de casi dos décadas en la causa, encontrar y juzgar a los responsables del más cruel atentado del que hayamos sido víctimas desde el retorno de la democracia. Desde que era joven participé de muchas acciones para proteger los Derechos Humanos en todo el mundo. Pensé que esta misión, impulsar la Causa AMIA, inmovilizada desde hace mucho tiempo, era la más importante de mi vida y que una vez finalizada podía retirarme satisfecho de haber cumplido con mis ideales como persona y mi deber como canciller. Sentí, con la firma del memorándum, la profunda emoción de encontrar el camino para encontrar y juzgar a los autores del atentado a la AMIA. Es normal que haya desacuerdos en cualquier tema de política internacional, pero nunca me imaginé la reacción que se desataría en este caso. Y, particularmente, el vehemente rechazo de la comunidad judía a la que pertenezco, que me sorprendió y causó un profundo dolor. En la Argentina no existe la posibilidad de continuar con un proceso penal si no hay indagatoria de los imputados.Dado que varios imputados por el atentado a la AMIA residen en Irán, que por legislación nacional no los puede extraditar, todo lo que nos propusimos era lograr que la Justicia Argentina tuviera la posibilidad tomarle declaratoria a los imputados en su país. Contra todas las acusaciones sin pruebas, aclaro una vez más que: No solicitamos el levantamiento de las alertas rojas. Por el contrario, me comuniqué con el responsable de Interpol para asegurarme que las alertas rojas se mantendrían vigentes. No negociamos el reclamo de justicia a cambio del acuerdo. Ni el comercio de granos, ni de petróleo ni de nada. No hubo reunión secreta en Alepo. Nunca se negoció abandonar la causa de la Amia. El fiscal Alberto Nisman al que se le anunció oficialmente y por escrito la existencia de negociaciones reservadas, respaldó el Memorándum con Irán. Poco después de nuestro fallido intento de mover el estancamiento de la causa con una negociación para mandar a la Justicia Argentina a Irán, el por entonces presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, intentó un camino de negociación. Firmó – junto con Alemania, Francia, Reino Unido, Rusia y China- un tratado con Irán. En este caso, para detener el acceso de los iraníes a la bomba atómica. A cambio, otorgó el levantamiento de sanciones contra Irán. Nosotros no cedimos nada – quizás por eso nunca logró la aprobación final en Irán. ¿De qué encubrimiento y traición se me acusa?

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Eso (It)

Fuente: Jorge Elbaum | Página 12 Fecha: 19 de OCT 2017 “Eso” está de vuelta. Es un payaso que detrás de su sonrisa esconde mezquindad, avaricia y malignidad. El autor de la novela, Stephan King, le puso el sobrenombre de Pennywise al payaso que siembra de sufrimientos el pueblo. Su seudónimo puede traducirse como mísero o avaro, un sujeto que es portador de una máscara que esconde su genuino rostro alejado de toda compasión y solidaridad. La presencia de “Eso” está curiosamente precedida por un globo. Un soporte de apócrifa alegría que anuncia los peores males. El payaso irrumpe sobre el pueblo, periódicamente, cuatro veces en cada siglo y hace estragos entre sus habitantes. Es la manifestación de la perversidad investida en formato engañoso. Su sonrisa, la mueca de su gesto equívoco, es el signo que asume la simulación más despiadada y cruel. “Eso” construirá el acontecimiento desde la celebración payasesca: matará en nombre de la convivencia. Desocupará en nombre del trabajo. Odiará en nombre del amor. Despreciará en nombre de la alegría. Acrecentará la violencia en nombre de la paz. Promocionará la indiferencia como acto de madurez republicana en nombre del compromiso ciudadano. Producirán pobreza en nombre de su reducción. Será la contracara, la espalda, de los que dice ser. El mal se despierta repetidamente luego de algunas décadas y se alimenta de miedos, fobias y miserias humanas. Se cría entre los narcisismos, las ambiciones, los egoísmos y la suma de intereses corporativos varios. Ensalzan la fiera que todas las sociedades tienen dentro para salir a la caza de los mismos sectores que ya fueron alguna vez agredidos: los más vulnerables. Quienes le harán frente asumen formatos colectivos y siempre parecen demasiado débiles para combatir a “Eso”. Pero no se resignan al miedo. Desafían al payaso sin que las frustraciones y los azotes los hagan trastabillar. Saben que la única manera de vencer supone no ocultar sus propias debilidades, ni sus errores, ni siquiera sus íntimos dolores estrujados. Quienes resisten a “Eso” tienen que ser capaces de lidiar en todos los campos en los cuales el payaso desarrolla sus prácticas de sometimiento, castigo y disciplinamiento. Los más lúcidos de quienes suelen enfrentar a “Eso” saben, íntimamente, que el payaso nunca sucumbe del todo. Que en el mejor de los casos vuelve a su letargo, para comenzar de nuevo el ciclo que sólo la indolencia popular permitirá hacer presente nuevamente. Y que terminará, como otras tantas veces, con acontecimientos luctuosos que jurarán, colectivamente, nunca olvidar. Stephen King en su libro deja en claro que el pueblo suele distraerse y permitir el renacimiento cíclico del mal. Que la peor parte de lo que somos alimenta a “Eso”. Y que quienes deben velar por su inactividad suelen olvidar y/o negar las angustias y opresiones del pasado, lo que convierte a los ciudadanos en presa fácil, en cobayos de los payasos malditos. En la ciudad donde tiene sede la perversidad y el cinismo de “Eso” –afirma King–, “olvidar la tragedia y el desastre era casi un arte”. Casi un pronóstico articulado con la escena final de “La Peste” de Albert Camus: “Pues él sabía que esta muchedumbre dichosa ignoraba lo que se puede leer en los libros, que el bacilo de la peste no muere ni desaparece jamás, que puede permanecer durante decenios dormido en los muebles, en la ropa, que espera pacientemente en las alcobas, en las bodegas, en las maletas, los pañuelos y los papeles, y que puede llegar un día en que la peste, para desgracia y enseñanza de los hombres, despierte a sus ratas y las mande a morir en una ciudad dichosa.”

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¿Para qué sirven nuestras instituciones?

Fuente: Julio Maier* | Página 12 Fecha: 17 de OCT 2017 ¿Para qué sirven nuestras instituciones? Hace un buen tiempo que me formulo esta pregunta, sin poder contestarla. No voy a abrumar con ejemplos históricos, pero vale la pena preguntarse qué se hizo de la ley audiovisual, desaparecida en combate en la administración del gobierno actual, pese a que contaba con la bendición de la CSJN, en audiencia y fallo público (afirmó la constitucionalidad de sus normas en contra de lo pretendido por el grupo Clarín). Vale la pena preguntarse de qué sirvió la prohibición de provecho para familiares de funcionarios públicos en la ley de “blanqueo”, si luego un decreto presidencial se dio el lujo de disponer lo contrario, para que incluso los familiares y amigos de quien ejerce el PEN aprovechen la condonación del injusto y “blanqueen” fortunas. ¿Dónde están los legisladores –tanto oficialistas como opositores– que, en conocimiento de estas afrentas, no proponen el aquí llamado “juicio político” para los funcionarios responsables, aun cuando la demanda no tenga éxito final por carencia de la mayoría calificada de votos parlamentarios necesarios para el éxito; al menos la apertura del juicio serviría para la discusión pública del asunto. ¿Dónde están los legisladores que ni siquiera se despeinan cuando organismos internacionales como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos u organismos de control sobre el tratado multilateral de “desapariciones forzadas”, impulsado incluso por nuestro país frente a crueles acontecimientos vividos, denuncian a la Argentina por las prácticas de su gobierno?: me refiero a la privación de libertad de Milagor Sala y a la desaparición de Santiago Maldonado. ¿Dónde estuvieron cuando se probó que la Gendarmería invadió sin permiso una comunidad indígena en la que se hallaba Maldonado, si no comandada al menos asesorada por el PEN, y luego del ataque ilegítimo “Maldonado no estuvo más allí, fue inexistente”, tal como lo definió un presidente de facto hace ya muchos años? ¿Dónde están los jueces de la Corte Suprema que tienen para sentenciar dos acciones sobre la privación de libertad de Milagro Sala, recursos que duermen el sueño de los justos por atribución que no le corresponde a la Corte (negación de justicia); ¿y dónde los legisladores que, de nuevo, no denuncian a sus jueces por delito o mala conducta en el cumplimiento de sus funciones? La condena internacional no basta ni alcanza para romper la modorra de nuestras instituciones, ni su Derecho interno resulta útil para desplazar a los funcionarios responsables que no sólo encubren sino que, públicamente, participan en los hechos imputados. Del Poder Judicial federal e “inferior” mejor ni hablar. Es más: ya no es posible pensar en un Poder Judicial correcto sin antes una limpieza de quienes lo han destruido. La semana pasada se conoció el procesamiento de la Procuradora General de la Nación, múltiplemente atacada por nuestro presidente actual y su ministro de justicia sin razón alguna y aún más, en contra de la autonomía dispuesta por la Constitución nacional. Esto me demuestra la razón que tenía al opinar jurídicamente que los fueros previstos en la Constitución, que amparan a ciertos funcionarios de primmera línea, como al mismo presidente de la Nación, no sólo están referidos a la privación de libertad, sino que, antes bien, los protegen, durante la duración de sus mandatos –mientras no cesen por cualquier causa–, de las imputaciones judiciales en materia penal. La ley actual, por razones ocasionales, sólo los protege, al menos con su consentimiento, del cumplimiento forzado de una condena penal –algo ilusorio conforme a la duración del mandato–, pero no de la persecución penal judicial, hoy de moda. No conozco el caso, pero, francamente, no se comprende cómo un juez puede, sin permiso parlamentario, procesar a la Procuradora General de la Nación. Por lo demás, no quiero mentir: no deposito ni un mínimo de confianza en los tribunales y sus jueces hoy en día y existen ciertos apellidos que me provocan repulsión. En cambio, pese a no ser amigo de la Procuradora, la conozco bien, como a su defensor, y, si de algo sirve mi palabra, es, precisamente, para confesar confianza en ellos y dar crédito a sus explicaciones acerca de la inexistencia total de fraude al Estado y de la corrección de la conducta administrativa en cuestión. No se trata de que un juez sea un mal jurista –nunca los jueces, salvo excepciones, fueron un buen ejemplo en el sentido contrario entre nosotros–, se trata de algo peor que eso, de la inexistencia de límites interpretativos de la ley penal, del ejercicio de la fuerza pública puesta en sus manos de conformidad con políticas gubernamentales, como en el caso. La impudicia, según alguien sentenció en esta misma publicación, es aquello que me rebela contra mi propio oficio. * Profesor Emérito U.B.A.

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Trastienda de una frustrada operación contra Casanello

Fuente: Néstor Espósito | TiempoAr Fecha: 07 de OCT 2017 El fallo que confirmó los procesamientos de dos personas que dijeron haber visto al juez Sebastián Casanello en la Quinta de Olivos, en la antesala de una reunión con Cristina Fernández, invita a profundizar la investigación para determinar quiénes estuvieron detrás de esa maniobra. Gabriel Corizzo y Carlos Scozzino, los dos procesados por “falso testimonio agravado”, corren riesgo de condena de hasta diez años de cárcel. Y, según se desprende del expediente, no les será fácil zafar. Ya no pueden argumentar que confundieron a Casanello con alguien parecido. No vieron a nadie parecido porque ni siquiera estuvieron en Olivos: “Las pruebas que desacreditan la visita del Magistrado a la morada presidencial revelan, al mismo tiempo, que ninguno de los imputados concurrió al complejo en la fecha declarada”, dice el fallo. Mintieron a sabiendas. El Código Penal lo define como “una divergencia entre lo que el (imputado) transmite y lo que conoce como verdadero”. ¿Hay alguna forma de mejorar sus situaciones procesales? Los difusos contornos del régimen de “delación premiada” no están pensados para el delito de falso testimonio. Pero las mentiras de ambos procesados parecían apuntar a apartar a un juez federal que está investigando un caso de presunta corrupción. Y para eso sí aplica la delación premiada. Corizzo y Scozzino deberían, en ese caso, revelar quiénes pergeñaron la mentira, y para qué. Corizzo se presentó en el expediente como “un soldado del proyecto” kirchnerista. Pero el fiscal Carlos Stornelli (quien no puede ser considerado K) advirtió que su relato “significaba una acusación grave contra la persona que conducía el ‘proyecto’ con el cual se identificaba fuertemente”. ¿Quién es, en realidad, Corizzo? El fallo de la Cámara aporta dos primeros nombres para una investigación ulterior y más profunda: Martín, uno de los hijos de Lázaro Báez, y su abogado, Santiago Viola. Pero la supuesta presencia de Casanello en Olivos y su relación con CFK sólo existieron en la literatura periodística, que luego fue reconocida por los propios autores de las notas como “pescado podrido”. Sin embargo, sobre la base de esos artículos que luego se revelaron falsos, Graciela Ocaña pidió el juicio político de Casanello ante el Consejo de la Magistratura. Peor aún: las publicaciones dieron cuenta de comunicaciones telefónicas reales que había sostenido el juez con parientes y allegados. Pero Casanello no tenía su teléfono intervenido por orden judicial. Es decir, lo espiaron ilegalmente. Lo que resta investigar está en manos del juez federal Luis Rodríguez. Tirar de esa cuerda podría dejar al desnudo una vergonzosa operación político-mediático-servicial.

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«Son amenazas directas y claras»

Fuente: Página 12 Fecha: 07 de OCT 2017 «El presidente ha dicho que soy la peor lacra que existe en el país, y luego ha dicho que el país andaría bien si pusieran en un cohete y enviaran a la luna a 562 personas, entre las cuales dijo que hay periodistas. Yo por las dudas me ajusto el cinturón”. Con estas palabras, Horacio Verbitsky graficó sus sensaciones ante la ofensiva de Mauricio Macri contra aquellos que critican con pruebas el gobierno de Cambiemos. El periodista y titular del CELS quedó en el ojo de la tormenta por la publicación en Página/12 de una nota en la que revelaba que Gianfranco Macri, hermano del presidente, había blanqueado más dinero que el propio Mauricio, aprovechando las bondades del decreto a través del cual modificó la ley de blanqueo y permitió que los familiares de funcionarios públicos se sumen a este beneficio. “El Presidente esta omitiendo bienes en su declaración, de otro modo es incomprensible que su hermano menor, que ha tenido siempre un rol secundario en los negocios de la familia, pueda blanquear cinco veces más de lo que el Presidente declara», dijo Verbitsky en FM La Patriada. El columnista dejó traslucir su molestia por la serie de trascendidos respecto de la irritación de Macri por esa nota y la ofensiva oficial a través de otros medios. «Son amenazas muy directas, muy claras, que yo no las minimizo en absoluto. Puedo decir que los insultos de Macri son un galardón, que me honran, pero de todos modos prefiero que no me lo coloque personalmente al galardón», aseguró. También consideró que “la irritación presidencial, incluso con el principal accionista de Página/12, Victor Santa María, no es por él específicamente, sino por las cosas que yo he publicado específicamente en la nota ‘Gianfrancamente hablando’ sobre el blanqueo del hermanito». Así, no dudó en calificar como “represalia” el enojo de Macri, que llevó a buscar en la AFIP la fuente que pudo haber suministrado información sobre el blanqueo de capitales. Para Verbitsky, también tuvo que ver la labor del CELS en tres casos: el 2×1 en el fallo de la Corte Suprema que benefició a genocidas, la desaparición de Santiago Maldonado y la denuncia por el arresto arbitrario de Milagro Sala en Jujuy. «Me parece que esos son los motivos de la furia presidencial, eso es lo que dicen periodistas que no son afines ni a mí, ni al CELS, como Carlos Pagni o Alconada Mon, por ejemplo”, afirmó el autor de Robo para la corona. «En el caso de Menem, por ejemplo, quién me llamo ‘terrorista de la pluma’, ponía la cara y lo decía él, en consecuencia esto estaba dentro de un marco institucional y habían formas de enfrentar esto”, agregó. Precisó que “no lo dice el Presidente, lo deja trascender a través de funcionarios, a través de voceros, de periodistas, incluyen amenazas de muerte”, y que “desde el año 75 con las notas de la revista El Caudillo no recuerdo algo similar en la Argentina». Respecto del caso de Milagro Sala y el trabajo del CELS, narró que el gobernador Gerardo Morales respondió al pedido de la CIDH llevándola “a una vivienda que no es su domicilio y que la eligió él arbitrariamente, y colocar allí un destacamento de Gendarmería en la puerta. Es una violación directa de la Ley de Ejecución Penal”. Para comprender la magnitud de la medida, dijo que “hay 150 funcionarios de la última dictadura, procesados o condenados por crímenes de Lesa Humanidad que tienen el beneficio de la prisión domiciliaria y ni uno de ellos tienen la menor custodia de fuerzas de seguridad”, lo cual da la pauta de lo “absolutamente ilegal” de lo ocurrido en Jujuy. Verbitsky habló además del caso Maldonado y estimó que “la resolución de Naciones Unidas de ayer habla claramente de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, de sus declaraciones, de sus actitudes, del retaceo de información, de la información falsa que suministró a la opinión pública y a las propias Naciones Unidas. Es una declaración muy dura, si a ellos les consuela pensar que yo manejo los organismos internacionales, bueno, cosa de ellos». Sobre el caso del joven desaparecido desde el 1º de agosto, remarcó que el informe de la ONU consigna “ese diálogo terrible entre el subsecretario Barbieri, de Seguridad, con un grupo de gendarmes donde Barbieri dice ‘Estamos en el mismo bote, nos salvamos todos juntos o nos hundimos todos juntos’, lo cual, a su juicio, “no es el lenguaje institucional de la Seguridad sino es el lenguaje de la mafia”. El titular del CELS puntualizó que “no ha habido ninguna sanción a Barbieri por decir eso, no ha habido ninguna sanción a ningún gendarme, al margen de que si judicialmente se prueba o no se prueba quién hizo qué con Santiago Maldonado”; y fue categórico al resaltar que “está acreditado absolutamente que varios de los gendarmes han mentido, entre ellos el segundo jefe del operativo de represión”.

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Bajo el signo del poder de policía

Fuente: Raúl Zaffaroni* | La Tecl@ Eñe Fecha: 05 de OCT 2017 Nuestra idea de “dictadura” suele evocar la última y, para los más memoriosos, la de 1955 o incluso la de 1930, sin contar con otros periodos más discutibles. Preocupa que con ese concepto difuso a veces se hable hoy de una “dictadura”, porque confunde la naturaleza del actual momento político y equivoca la crítica. Decididamente, no vivimos bajo una dictadura, porque ese modelo está pasado de moda: corresponde a una etapa anterior del colonialismo, que si bien continúa con su estrategia de profundizar nuestra condición periférica, lo hace ahora con tácticas diferentes a las dictatoriales. Después de la implosión del totalitarismo del llamado “socialismo real”, el capitalismo hizo un giro hacia el totalitarismo que acabó con su variable keynesiana, instalando en el poder a los tecnócratas que manejan corporaciones transnacionales en detrimento de la política, que lo va perdiendo en beneficio de estos chiefs executive officers, que son la nueva oligarquía planetaria, que ya concentra en el 1% de la humanidad el equivalente a lo que recibe el 57% más pobre de ella. “… no vivimos bajo una dictadura, porque ese modelo está pasado de moda: corresponde a una etapa anterior del colonialismo, que si bien continúa con su estrategia de profundizar nuestra condición periférica, lo hace ahora con tácticas diferentes a las dictatoriales.” Esto no es el producto de la concentración de capital que vaticinaba la Suprema Corte norteamericana a fines del siglo XIX, imaginando que un día los monopolios debían “derramar” alguna riqueza para crear mercado de consumo, o el que preveía Lenin con un final completamente diferente. Las cosas no fueron por ninguno de esos caminos, porque hace cien años no se podía calcular que un día irrumpirían masas de dinero de propietarios ignotos, manejadas por tecnócratas, que buscasen sólo concentrar más dinero en el menor tiempo a costa de cometer “macrodelitos”, cuyo crecimiento superase con creces al de la producción y que ese afán plutocrático ni siquiera se detuviese ante el deterioro acelerado de las condiciones de vida humana en el planeta. Para colmo, el dinero que se concentra no existe, ni siquiera en los billetes verdes en que todos confiamos, porque aunque parezca mentira sólo una mínima parte de todos los billetes que se contabilizan y circulan por computadora existe en la realidad. ¿Cómo es esto posible? Muy sencillo: el dinero que depositamos en los bancos se presta y vuelve a los bancos que lo vuelven a prestar y, al final, los billetes que quedan en el banco son apenas una séptima parte de los que entregamos al depositar, de modo que si todos retirásemos nuestros depósitos, los bancos no podrían devolverlos, quebrarían porque no los tienen. El llamado “neoliberalismo” (con perdón de los viejos liberales, que con todos sus defectos nunca pensaron semejantes incoherencias) defiende la “libertad” de esas ficciones que son las corporaciones, pero no de los seres humanos de carne y hueso y, además la teoriza, adueñado de las universidades, del Premio Nobel de Economía y de los monopolios de medios. Este poder totalitario avanza por el mundo a propulsión delitos de dimensiones astronómicas: estafas, coacciones, administraciones fraudulentas, cohechos, trabajo esclavo a distancia, y un enorme aparato de encubrimiento por receptación, que es el servicio de reciclaje de dinero del hemisferio norte, que legaliza el producto de toda la criminalidad organizada y de la evasión fiscal de todo el mundo. El totalitarismo corporativo lucha contra la política debilitando su instrumento, o sea, el Estado. En los países sede de las corporaciones sus líderes políticos son agentes de las corporaciones, al menos desde la traición mundial a la política protagonizada por Reagan y Tatcher. Nuestra región no escapa a la regla: debilitan nuestros Estados. ¿Cómo lo hacen? Mediante el cohecho activo, es decir, ofreciendo y pagando “coimas” que les permiten tomar como rehenes a los politicastros que les son funcionales; debilitando la autonomía de los poderes judiciales con jueces “propios”; corrompiendo a las policías mediante la prohibición de tóxicos; neutralizando la defensa nacional al involucrar a las fuerzas armadas en funciones policiales; mostrando a la política como sucia, corrupta y perversa; creando políticos que no se presentan como políticos (imitación de Trump); estigmatizando al sindicalismo; fabricando enemigos, como los Mapuche y los adolescentes de barrios precarios; metiéndose en los servicios de informaciones autonomizados; difamando a cualquier disidente y a los defensores de Derechos Humanos y del medio ambiente; haciendo callar toda voz diferente; y cuando todo eso no alcanza, acudiendo a la violencia institucional, y podríamos seguir varias páginas más detalladas. Por supuesto que la columna vertebral o instrumento central indispensable a esta faena destructora son los monopolios de medios de comunicación, que también son corporaciones y que crean una realidad virtual que hoy se llama “posverdad”, pero que no es nada nuevo ni muy diferente a Göbbels ni a la fábula de los “Protocolos de los sabios de Sión”, salvo en que hoy está más desarrollada la tecnología del “marketing”. “El totalitarismo corporativo lucha contra la política debilitando el Estado mediante el instrumento central indispensable a esta faena destructora que son los monopolios de medios de comunicación …» Este poder totalitario colonialista y delincuencial no instala una “dictadura”, sino que deteriora y degrada al Estado de Derecho (que somete a todos por igual a la ley), que nunca en el mundo real llega a ser como su modelo ideal. El Estado de Derecho es una cápsula que contiene a su contrario, que es el Estado de policía (que somete a todos a la voluntad arbitraria de los que mandan), que tampoco nunca es como su modelo ideal. Los Estados reales oscilan entre los dos modelos ideales en una continua tensión de pulsiones entre la cápsula que trata de contener las del Estado de policía, y éste que trata de perforarla y hacerla estallar. Lo que vivimos es producto de las perforaciones que logra el Estado de policía en la cápsula del Estado de Derecho, es decir, el debilitamiento programado

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La CGT y el vandorismo herbívoro

Fuente: Carlos Romero | Revista Zoom Fecha: 05 de OCT 2017 La paulatina pero constante domesticación de la CGT ocupa un lugar destacado entre los méritos políticos del gobierno de Mauricio Macri. En menos de dos años, sin alterar demasiado el curso de sus decisiones y ahora en la antesala de un pleito electoral clave, Cambiemos volvió a ubicar a la conducción cegetista en la fila de sus interlocutores bajo control, a los que suele proponer una negociación con muy poco margen de maniobra y en la que el Ejecutivo establece y altera a su gusto las reglas de juego, los tiempos y la lógica del intercambio, con más destrato que cortesías. El saldo del Comité Central Confederal, celebrado el martes en la sede de La Fraternidad, vino a formalizar esta relación de fuerzas: la CGT llamó a deponer las amenazas lanzadas al aire, apuntalar la integridad del triunvirato, cajonear eventuales planes de lucha y reencausar el diálogo con Balcarce 50, misión para la que se facultó el Consejo Directivo. Así las cosas, a pesar de que se acercan las temperaturas más cálidas, la CGT seguirá en cuarteles de invierno, a la espera de que pasen las elecciones de octubre y se aclare el panorama. En la nada quedó la advertencia que el 22 de agosto realizó Juan Carlos Schmid. En esa jornada de protesta, desde un escenario en la Plaza de Mayo, el triunviro había asegurado que la reunión del Confederal serviría “para decidir un plan de lucha que incluya un paro general”. “Si en un momento la Rosada y la CGT simulaban dos autos acelerando en rumbo de colisión, no fue el gobierno quien pegó el volantazo o redujo la velocidad” Antes que a la paciencia del cauto, la postura de los líderes sindicales se parece más a la resignación de quien espera lo inevitable: un resultado que en las urnas confirme la potestad del oficialismo para continuar con su programa en materia económica y laboral, reforma mediante. Si meses atrás, cuando el panorama no le era tan adverso y la nueva conducción todavía generaba más expectativas que desencantos, la central obrera nunca mostró la astucia necesaria para disputar con el gobierno, ahora hay un convencimiento general de que las condiciones sólo permiten replegarse y defender. Igual de cierto es que esa fue la conclusión a la que la cúpula de la calle Azopardo arribó, una y otra vez, desde que Macri llegó a la presidencia. Reivindicando su prédica cristiana, la CGT nunca dejó de poner la otra mejilla. Prueba de la situación desfavorable que presiente la dirigencia gremial es la unidad conseguida: a la cita del Confederal asistieron todos, excepto los Moyano, que igualmente acompañaron a la distancia, en un gesto que los preserva para articular por la libre, en vista de los intereses diversificados que encarnan el líder Hugo y sus hijos Pablo y Facundo. Con distintos argumentos y temperamentos, los “gordos”, los independientes, el barrionuevismo, e inclusive los díscolos, se abroquelaron en torno al triunvirato y respaldaron la decisión de reemplazar los tambores de guerra por la bandera blanca del diálogo. Sólo si las tratativas no llegan a buen puerto –algo con profusión de antecedentes en los contactos con la Rosada– volverá a hablarse de pasar a la acción. Esta fue la cláusula gatillo impuesta por Sergio Palazzo, referente de La Bancaria y una de las voces fuertes de la Corriente Federal de Trabajadores, una línea interna que no tiene representación en el secretariado y que apoya abiertamente a Unidad Ciudadana. Palazzo, quien tiempo atrás pedía tensar la soga y confrontar, consideró que hoy salir a la calle sólo traería beneficios para la estrategia electoral de Cambiemos. Otro sector que retornó al seno cegetista fue el de los cerca de 40 gremios del Movimiento de Acción Sindical Argentino (MASA), liderado por Omar Viviani y el ferroviario Sergio Sasia, que tiene como exigencia dejar de lado el mando colegiado y, en 2018, volver al esquema de un solo secretario, un pedido que hace rato conforma mayorías. En apenas dos horas y sin mayores conflictos, salvo algún chisporroteo menor, se ratificó lo acordado en reuniones previas. Lejos del tono inflamado que tuvo a mediados de agosto, Schmid explicó a la prensa las razones de la mesura: “Llevaremos adelante medidas de protesta de no prosperar el diálogo, pero es una resolución que va a ir madurando. Agradecería que no empecemos a poner fechas o establecer límites”. El pedido vino a cuento de uno de los episodios más sonados en el historial del triunvirato, ocurrido en marzo último, cuando los secretarios generales convocaron a un paro nacional, pero sin precisar qué día iba a realizarse, mientras desde abajo del palco montado frente al Ministerio de Producción les gritaban “poné la fecha, la puta que lo parió”. “Antes que a la paciencia del cauto, la postura de los líderes sindicales se parece más a la resignación de quien espera lo inevitable: un resultado que en las urnas confirme la potestad del oficialismo para continuar con su programa en materia económica y laboral, reforma mediante” Héctor Daer fue el encargado de subrayar los “límites innegociables” que pondrán sobre la “mesa de entendimiento” reflotada con el macrismo: no permitir que los cambios en la formación profesional “se transformen en un mercado laboral de pasantes”; seguir de cerca el denominado blanqueo de trabajadores, para lo cual pretenden “compartir la potestad de fiscalizar aquellos nichos y actividades que tienen empleados en la informalidad”; y monitorear “la situación de las organizaciones sindicales que están intervenidas”, un tema que hace sonar todas las alarmas en el mundo gremial. Como contraparte, los compromisos asumidos informalmente por el gobierno tienen ese perfil que caracteriza al oficialismo en la negociación: prometen que no harán lo que todavía no pueden hacer. En el caso concreto de la reforma laboral, el ministro Jorge Triaca ya garantizó que no tendrá un espíritu antisindical y que se evaluará sector por sector. “No va a ser a la brasileña”, resumió el ministro. Palomas

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Mindlin, el empresario favorito de Macri

Fuente: Ari Lijalad | Nuestras Voces Fecha: 03 de OCT 2017 Marcelo Mindlin goza de negocios y cerco mediático desde el bajo perfil. Es el rey de la energía eléctrica, con empresas de extracción, generación, transporte y distribución que incluyen a Petrobras Argentina, Edenor, Transener entre muchas otras manejadas desde Pampa Holding. Además compró la empresa del primo del presidente para realizar el soterramiento del Sarmiento y fue uno de los grandes beneficiados del perdón fiscal de Macri a millonarios y corporaciones. Radiografía del mayor empresario M. Marcelo Mindlin es, sin dudas, uno de los empresarios del momento. La proliferación de sus negocios bajo el influjo de Mauricio Macri sólo se compara con los beneficios que recibió el Grupo Clarín. Pero, a diferencia de Héctor Magnetto, Mindlin aún goza del beneficio del anonimato, fruto de un blindaje mediático equiparable al que disfrutan Macri y sus principales laderos. Este ocultamiento de su rostro, su historia y sus negocios hacen que el empresario que concentra en sus manos Edenor, Petrobras y el soterramiento del tren Sarmiento, que encabeza la lista de beneficiarios de la amnistía para delitos financieros decretada por Macri y que fue investigado por lavado de dinero, sea prácticamente desconocido para millones de personas que, en su cotidianidad, consumen electricidad, nafta, viajan en tren y no acceden a la condonación de sus deudas con el fisco. Electricista Marcelo Mindlin y Mauricio Macri no sólo comparten las iniciales, sino su optimismo por la nueva etapa económica del país. “La excusa de la falta de financiamiento no existe, ahora hay que invertir», aseguró Mindlin en enero de 2017. Estaba exultante. Desde la asunción de Macri no paró de hacer negocios y de expandir su holding, bautizado originalmente como Pampa Energía y que, con su diversificación en la era Macri, se cambió el nombre a Sociedad Argentina de Construcción y Desarrollo Estratégico (SACDE) Para Mindlin, el cambio de Gobierno fue una bendición. Si bien tiene un historial de buenos negocios mantuvo una relación tensa con el kirchnerismo en los últimos años por una cuestión clave: las tarifas eléctricas. La tarifa eléctrica tuvo el mismo destino que muchas de las concesiones otorgadas por Carlos Menem en los ’90. En 2002, tras la implosión de diciembre de 2001, la Ley de Emergencia Económica pesificó las tarifas. Edenor, que por entonces estaba en manos de la francesa Electricité de France, tenía una cláusula que establecía que las tarifas se ajustaban en dólares que quedó descartada. Esto generó uno de los tantos juicios contra el país en el CIADI. Con este contexto, Mindlin se lanzó a la compra de varias empresas vinculadas a la electricidad. Tal vez adivinó un negocio, tal vez sabía que tarde o temprano las tarifas se actualizarían, tal vez tenía todo eso conversado con Néstor Kirchner y Julio De Vido. Empezó en 2004 con Transener, que tiene casi el monopolio (95%) de la transmisión de electricidad en todo el país. En 2005 se quedó con el 65% de Edenor, y al poco tiempo logró el retiro la demanda en el Ciadi, un claro gesto hacia Kirchner. A los pocos meses, Mindlin obtuvo la revisión de las tarifas, que se hacían a través de la Unidad de Renegociación y Análisis de Contratos de Servicios Públicos (UNIREN). Pero no fue suficiente. Durante todo el kichnerismo hubo reclamos públicos de las empresas eléctricas para aumentar las tarifas. Buenos negocios No es que a Mindlin le fuera mal durante el kirchnerismo. Hace años que su nave insignia es Pampa Holding, desde donde Mindlin pilotea empresas que acaparan toda la estructura del negocio de la energía: generación, trasmisión y distribución. En la generación tiene la mayoría accionaria de las Hidroeléctricas Los Nihuiles y Diamante, de las Centrales Térmicas Piedra Buena y Güemes y acciones también en las termoeléctricas José de San Martín y Manuel Belgrano. En la trasmisión controla Transelec y a través de ella Transener, cuya gestión reparte ahora en mitades con el Estado. En la distribución cuenta con Edenor y Emdersa, que agrupa a las distribuidoras regionales Edelar (La Rioja), Edesa (Salta), Edesal (San Luis). Sólo Edenor tiene cerca de 3 millones de clientes. Desde Pampa Energía también controla la Transportadora Gas del Sur (TGS), Petrolera Pampa y Loma la Lata. La Anses, a través del Fondo de Garantía de Sustentabildiad (FGS) tiene porcentajes importantes de las acciones de las empresas del grupo Mindlin. Tiene el 26,8% de Edenor, el 23,23% de Pampa Energía, el 20,96% de Emdersa, el 19,57% de Transener, el 20,96% de Edesa. Pese a sus quejas constantes, transmitidas muchas veces sin firma a través de medios de comunicación, Pampa Holding reporta ganancias en 2007, 2008, 2009, 2013, 2014 y pérdidas en 2010, 2011 y 2012. Lo que sucede algunos años es que en el rubro Distribución, en especial en Edenor, tuvo pérdidas. En 2007, la trasmisión eléctrica (Edenor y otras) le generaron 2.834 millones de pesos de ganancias. Pero, con los años, está área de Pampa Holding fue la que morigeró las ganancias o profundizó, en ciertos años, las pérdidas. En 2015, el último año de gobierno kirchnerista, el holding de Mindlin tuvo ganancias por 3.484 millones de pesos. Edenor, pese a las sistemáticas quejas por aumentar tarifas, aportó 613, el 17,6%. Macri y su ministro de Energía, Juan José Aranguren, le solucionaron el problema con los sucesivos tarifazos. Los balances de Pampa Energía reflejaron el cambio de época. “El ejercicio 2016 trajo sin dudas un hito transformacional para Pampa: la adquisición de Petrobras Argentina, la ex Pérez Companc, compañía insignia del país durante décadas. En casi 12 años de historia de Pampa, no sólo alcanzamos a ser la empresa integrada de electricidad más grande del país, sino también Pampa es ahora la empresa independiente totalmente integrada de energía más grande de Argentina”, dice el balance de la empresa. En lo que va de 2017 Pampa Energía tuvo ventas por más de 30.000 millones de pesos, un 267% más que el mismo período de 2016. De esos, 2.346 millones de pesos

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El cuento del análisis de Gendarmería

Fuente: Raúl Kollman | Página 12 Fecha: 24 de SEPTIEMBRE 2017 El informe sobre la muerte de Alberto Nisman entregado el viernes por la Gendarmería –fuerza que no tiene ninguna trayectoria en el mundo de las autopsias ni los estudios médicos– se basa en una secuencia especulativa sobre la cual no hay evidencia científica alguna. Se supone que dos personas entraron al departamento del fiscal porque él les abrió la puerta. Es que no hay nada forzado y él cerraba las puertas por dentro, como quedó comprobado. Las visitas le habrían dado una bruta paliza, pero sin desordenar nada: le fracturaron la nariz, le pegaron en la zona de los riñones y en las piernas. Todos esos golpes –detectados por un grupo de peritos sin experiencia médica– no fueron advertidos ni por la médica policial, que analizó el cuerpo en el propio baño, ni por los dos experimentados profesionales que hicieron la autopsia unas horas más tarde, ni por trece médicos forenses designados por la Corte Suprema. Es decir que la Gendarmería sugiere que los médicos con más autopsias del país no vieron una fractura de nariz que, además, debió dejar un hematoma. El siguiente paso fue la supuesta administración de ketamina –tampoco detectada por los toxicólogos del máximo tribunal– a un fiscal que estaba ya desmayado por los golpes. No hay constancia alguna de la cantidad ni de cómo se le administró, ya que no registra rastros de inyección, la única manera de dormir a un individuo con ketamina. Estas manipulaciones son parte del arsenal usado para concluir lo que los poderes nacional e internacional exigían que fuera la conclusión: que a Nisman lo mataron. Es su forma de continuar la ofensiva contra el gobierno anterior, ya que le adjudicarán la responsabilidad, e incluso meterán en la bolsa a Irán y Venezuela, que integraron el comando sicario, según especulan sin una sola prueba. Se necesitaba mucha elucubración para contrarrestar las pericias anteriores que no dejaban demasiado resquicio para la hipótesis del homicidio. No había rastros de pelea ni en el departamento ni en el baño. No había desorden Las gotas de sangre salpicaron hacia los cuatro costados, lo que indicaba que no había ninguna otra persona en el baño No hay pisadas No hay huellas, salvo de Nisman y del informático Diego Lagomarsino, en una taza, en la que tomó café el sábado No hay ingreso forzado Nadie vió a personas sospechosas o ajenas al edificio Nisman le pidió el arma a Lagomarsino, pero antes lo hizo con el custodio Rubén Benítez y el ex comisario Bogoliuk. Es decir que buscó el arma. Nisman ingresó a su computadora el domingo 18 de enero a las 7.30 de la mañana y terminó revisando una página sobre el regreso de la muerte Golpiza Lo que le dieron a la Gendarmería era un guión escrito, un resultado marcado antes de iniciar la pericia. Por lo tanto había que buscar cómo encajar las piezas. La Gendarmería tiene un cuerpo de peritos con trayectoria en temas como balística, porque siempre les dieron los estudios en casos de gatillo fácil en que estaba apartada la Federal o alguna fuerza policial provincial. Lo mismo respecto de pericias de voz o, hasta cierto punto, comunicaciones. Pero la Gendarmería no tiene la menor trayectoria en lo que tiene que ver con autopsias, análisis médico de muertes, porque justamente la última palabra siempre fue del Cuerpo Médico Forense, dependiente de la Corte Suprema. Uno de los obstáculos mayores que afrontaban los gendarmes es que no hay ningún rastro de pelea. Resulta poco aceptable que un hombre de 1,90 de altura, como Nisman, no haya opuesto ninguna resistencia a un disparo realizado a menos de un centímetro. La solución que encontraron los gendarmes es que a Nisman lo tuvieron groggy gracias a una paliza singular. En primer lugar, concretada por alguien a quien el fiscal le abrió la puerta. No se puede sospechar en este caso de Lagomarsino porque cuando el informático subió al departamento de Nisman estaba acompañado por el custodio, Néstor Durán. Ambos subieron juntos en el ascensor, algo que quedó filmado por la cámara del propio ascensor. Como no hay ningún vestigio de cerradura violada, el fiscal le abrió la puerta a sus agresores, según la versión tácita de la Gendarmería. Y, además, Nisman no se dió cuenta del peligro, porque después le dieron la paliza. Todo ocurrió sin romper nada ni desordenar nada. La madre de Nisman, Sara Garfunkel, testimonió: “Cuando entramos al departamento estaba todo en su lugar, como cuando yo fui de visita dos días antes”. Los especialistas del CMF registraron dos golpes. Uno, en la cabeza, producto de la caída. El segundo en una pierna, de antigua data. En cambio los de la Gendarmería, que no tienen experiencia ni trayectoria en autopsias, sostienen que le fracturaron la nariz, algo que se le habría pasado a la doctora Gabriela Piroso, de la Policía Federal, que fue la primera que revisó el cuerpo en el propio baño. Unas horas más tarde, a las ocho de la mañana del lunes 19 de enero, dos veteranísimos forenses hicieron la autopsia: Héctor Di Salvo y Fernando Trezza, ambos del CMF. Tampoco vieron la fractura de nariz. Y finalmente, trece forenses, la gran mayoría del cuerpo de la Corte, tampoco percibieron algo tan obvio como una fractura reciente de la nariz que, por supuesto, deja hematoma. A esto se agrega que, según los gendarmes, también tenía un golpe al costado del cuerpo. Los especialistas de la defensa de Lagomarsino afirman, en cambio, que los gendarmes no tienen los equipos para hacer esos análisis y que usaron radiografías que no sirven para ese estudio. No sólo consideran que no tiene ninguna fractura sino que, en caso de existir, tiene que ser muy anterior. Ketamina Para seguir el guión prefijado, los gendarmes diseñaron una especulación en base a un químico que supuestamente se le encontró a Nisman en el hígado. La sustancia no fue detectada por el equipo de toxicología

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