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La larga sombra de Montichello

Fuente: Dardo Esterovich | Revista Convergencia Fecha: 10 de SEPTIEMBRE 2017 Charlottesville es una apacible ciudad del estado de Virginia de aproximadamente 45.000 habitantes. En estos días la tranquilidad se vio perturbada por la muerte de Heather Heyer al ser atropellado con un automóvil por un joven de 20, James Alex Fields Jr. quien también hirió en la embestida a una veintena de personas que formaban parte de una multitudinaria contramanifestación de un acto de supremacistas blancos, neonazis y del Ku Klux Klan. Estos protestaban por una iniciativa de la ciudad de retirar una estatua del Gral. del ejército confederado Robert E. Lee. Los supremacistas se convocaron bajo el consigna “Unite the Right” (Unir a la derecha) y el día anterior al acto realizaron una marcha que evocaba la estética de los nazis en la Alemania del 30 con svásticas, águilas fascistas, antorchas y consignas como “No nos reemplazarán, los judíos no nos reemplazarán”, “¡Blood and Soil!» (“¡Sangre y Tierra!”), pancartas con Trump y su consigna de campaña “Haremos grande de nuevo a Estados Unidos”. La propuesta de retirar la estatua en Charlottesville forma parte de una ola de iniciativas similares -cada vez más extendida en diversas ciudades de quitar los cientos de monumentos dispersos por todo el territorio estadounidense que glorifican a la Confederación y que fueron erigidas poco a poco después de la Guerra Civil por los derrotados, como una manera de perpetuar el espíritu racista y supremacista en la población. La reacción de los activistas que condenan al racismo es producto de la preocupación por la participación pública cada vez mayor de la derecha supremacista que considera al gobierno de Trump como “su gobierno”. Hasta aquí los hechos. Pero los hechos siempre admiten un antes y un después. Un antes Montichello –aledaño al ejido de Charlottesville simboliza una de las mayores contradicciones que atraviesan a la sociedad estadounidense desde los días de la independencia. Allí tenía su plantación y residencia Thomas Jefferson, que pertenecía a la aristocracia de los hacendados del Sur. Fue un estudioso que se fue acercando a las ideas de los iluministas, con grandes conocimientos de historia, literatura, derecho, arquitectura –diseñó su propia casa- ciencia y filosofía. Defendió la enseñanza pública y gratuita y la tolerancia religiosa. Fue el redactor principal del borrador de la Declaración de la Independencia de Estados Unidos (1776) texto donde se defendía la democracia, la igualdad, la soberanía de los pueblos para decidir sobre sí mismos y el derecho de los hombres “a la vida en libertad y la búsqueda de la felicidad”. Pero no todo fue tan idílico. En el borrador – aunque finalmente no fue incorporado por la oposición de algunos estados sureños— Jefferson condenaba la institución de la esclavitud y prohibía la trata de esclavos aunque no serían emancipados los ya existentes ni sus descendientes. Tanto él como los otros grandes propietarios del Sur dependían del trabajo esclavo y no estaban dispuestos a renunciar al mismo. Jefferson llego a tener en su plantación en Montichello cerca de 600 esclavos a los que mantuvo hasta su muerte en 1826. Aunque contrario a la esclavitud aceptó voluntariamente las leyes que la permitían y cuando tuvo posibilidades de abolir todo signo de desigualdad entre todos los seres humanos, no lo hizo Esta contradicción tenía su sustento en que para Jefferson libertad e igualdad no era lo mismo, especialmente si la igualdad se refería a los negros. En los últimos tiempos muchos autores han hecho hincapié en las ideas racistas de Jefferson. Estos juicios se han basado fundamentalmente en su «Notes on the State of Virginia» (1787) donde para justificar sus opiniones favorables a la deportación futura de los negros, expone «las verdaderas diferencias hechas por la naturaleza y otras muchas circunstancias. . .». Considera las de nivel puramente físico –color, funcionamiento de las glándulas sebáceas y otras— y las del plano intelectuales –poca inclinación a la reflexión, poco raciocinio—. Llegó a alegar «creo difícil encontrar uno sólo capaz de seguir y comprender las investigaciones de Euclides». Esta contradicción se mantuvo casi inalterable hasta la Guerra de Secesión (1861-1865) entre el Norte industrial-abolicionista y el Sud agrario-esclavista. El régimen esclavista era una rémora que obstaculizaba la expansión industrial la que finalmente se resolvió mediante el conflicto armado en que el Norte resultó victorioso. Una de las consecuencias fue la liberación de los esclavos. Esta medida fue lacomplementación de la tarea inconclusa de la Declaración de la Independencia en cuanto a la libertad para todos los habitantes de las ex Colonias. Pero tampoco significó la obtención de la igualdad. Pasado un tiempo los estados sureños se fueron recuperando económicamente de las consecuencias de la guerra y volvieron al manejo político de sus gobiernos, ya que su reincorporación a los Estados Unidos significó la recuperación de su autonomía como Estados de acuerdo a la Constitución. La derrota militar no significó la derrota cultural ya que las ideas racistas siguieron siendo predominantes especialmente en el sector rural. Para mantener la discriminación se dictaron un conjunto de leyes conocidas como los Códigos Negros que rigieron en el Sur y las leyes de Jim Crow en todo el país. Durante la vigencia de estas leyes –fueron derogadas en 1964 por las luchas llevadas a cabo por el Movimiento de los Derechos Civiles encabezado por Luther King–se erigieron miles de monumentos que glorifican a la Confederación, dispersos por toda la geografía estadounidense, destinados a perpetuar la ideología racista. Estas leyes ampararon durante 75 años la humillación, la vejación, el maltrato, los azotes, las violaciones, el terrorismo doméstico contra la población negra, incluyendo la horrorosa cifra de 5,000 linchamientos. El reverendo Wright, pastor de la parroquia de la United Church of Christ de Chicago y mentor del ex presidente Obama, en una conferencia en la Universidad Howard (Washington) en el 2006 afirmó: «Este país se fundó y está dirigido según un principio racista (…) Creemos en la superioridad blanca y en la inferioridad negra (…) más que en el propio Dios», según lo publicado por The

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¡Yo creé el terrorismo yihadista y no me arrepiento!

Fuente: Nazanín Armanian | http://blogs.publico.es Fecha: 20 de AGOSTO 2017 “¿Qué es lo más importante para la historia del mundo? ¿El Talibán o el colapso del imperio soviético?” Es la respuesta de quién fue el asesor de seguridad del presidente Jimmy Carter, Zbigniew Brzezinski, a la pregunta de la revista francesa Le Nouvel Observateur (del 21 de enero de 1998) sobre las atrocidades que cometen los yihadistas de Al Qaeda. Una escalofriante falta de ética de individuos como él que destruyen la vida de millones de personas para alcanzar sus objetivos. En esta entrevista, Brzezinski confiesa otra realidad: que los yihadistas no entraron desde Pakistán para liberar su patria de los ocupantes infieles soviéticos, sino que seis meses antes de la entrada del Ejército Rojo a Afganistán, EEUU puso en marcha la Operación Ciclón el 3 de julio de 1979, enviando a 30.000 mercenarios armados incluso con misiles Stinger a Afganistán para arrasar el país, difundir el terror, derrocar el gobierno marxista del Doctor Nayibolá y tender una trampa a la URSS: convertirlo en su Vietnam. Y lo consiguieron. A su paso, violaron a miles de mujeres, decapitaron a miles de hombres y provocaron la huida de cerca de 18 millones de personas de sus hogares, casi nada. Caos que continúa hasta hoy. Esta ha sido la piedra angular sobre la que se levanta el terrorismo “yihadista” y al que Samuel Huntington dio cobertura teórica con su Choque de Civilizaciones. Así, consiguieron dividir a los pobres y desheredados de Occidente y de Oriente, haciendo que se mataran en Afganistán, Irak, Yugoslavia, Yemen, Libia y Siria, confirmado la sentencia de Paul Valéry: “La guerra es una masacre entre gentes que no se conocen, para el provecho de gentes que si se conocen pero que no se masacran”. Consiguieron neutralizar la oposición de millones de personas a las guerras y convertir en odio la empatía. Con el método nazi de «una mentira repetida mil veces se convierte en una verdad»: El atentado del 11S no lo cometieron los talibanes afganos. La CIA en 2001 había implicado al gobierno de Arabia Saudí en la masacre. ¿Por qué, entonces, EEUU invadió y ocupó Afganistán? Las armas de destrucción masiva no las tenía Irak. El único país en Oriente Próximo que las posee, y de forma ilegal, es Israel y gracias a EEUU y Francia. Tampoco EEUU necesitaba invadir a Irak para hacerse con su petróleo. Demoler el estado iraquí tenía varios motivos, como eliminar un potencial enemigo de Israel y ocupar militarmente el corazón de Oriente Próximo, convirtiéndose en el vecino de Irán, Arabia Saudí y Turquía. Las cartas con ántrax que en EEUU mataron a 5 personas en 2001, no las enviaba Saddam Husein como juraba Kolin Powell, sino Bruce Ivins, biólogo de los laboratorios militares de Fort Derrick, Maryland, quien “se suicidó” en 2008. Ocultaron la (posible) muerte de Bin Laden agente de la CIA, hasta la pantomima organizada el 1 de mayo del 2011 por Obama, en el asalto hollywoodiense de los SEAL a un domicilio en Abottabad, a pesar de que la ex primera ministra de Pakistán, Benazir Bhutto, ya había afirmado el 2 de noviembre del 2007 que el saudí había sido asesinado, por un posible agente de MI6 (quizás en 2002). Benazir fue asesinada casi un mes después de esta revelación. Mantener “vivo” a Bin Laden durante 8-9 años le sirvió a EEUU aumentar el presupuesto del Pentágono (de 301.000 millones de dólares en 2001 a 720.000 en 2011), incrementar los contratos de armas de Boeing, Lockheed Martin, Raytheon, etc. y vender millones aparatos de seguridad y cámaras de vídeo-vigilancia, montar cárceles ilegales por el mundo, legitimar y legalizar el uso de la tortura, practicar asesinatos selectivos y colectivos (llamados “daños colaterales”) y concederse el derecho exclusivo de invadir y bombardear al país que desee. Una vez testados en Afganistán, la OTAN envió a éstos “yihadistas” a Yugoslavia con el nombre del Ejercito de Liberación de Kosovo; luego a Libia y les puso el nombre de “Ansar al Sharia», y a Siria, donde primero les denominó “rebeldes” y luego les dio otros 5-6 nombres diferentes. En esta corporación terrorista internacional, la CIA se encarga del entrenamiento, Arabia Saudí y Qatar de “cajero automático” como dijo el ministro alemán de Desarrollo, Gerd Mueller, y Turquía, miembro de la OTAN, acoge, entrena y cura a los hombres del Estado Islámico. ¡Son los mismos países que forman la “coalición antiterrorista! ¿Cómo decenas de servicios de inteligencia y los ejércitos de cerca de 50 países, medio millones de efectivos de la OTAN instalados en Irak y Afganistán, que han gastado miles de millones de dólares y euros en la “guerra mundial contra el terrorismo” durante 15 largos años, no han podido acabar con unos miles de hombres armados con espada y daga de Al Qaeda? Así fabricaron al Estado Islámico Siria, finales del 2013. Los neocon aumentan la presión sobre el presidente Obama para enviar tropas a Siria, y necesitan una casus belli. El veto de Rusia y China a una intervención militar en el Consejo de Seguridad, la ausencia de una alternativa capaz de gobernar el país una vez derrocado o asesinado el presidente Asad, el temor a una situación caótica en la frontera de Israel, eran parte de a los motivos de Obama a negarse. Sin embargo, el presidente y sus generales pierden la batalla y los sectores más belicistas del Pentágono y la CIA, Qatar, Arabia Saudí, Turquí y los medios de comunicación afines asaltan la opinión pública con las imágenes de las decapitaciones y violaciones cometidas por un tal Estado Islámico. Una vez que el mundo acepta que “hay que hacer algo”, y al no tener el permiso de la ONU para atacar Siria, el Pentágono, el bombero pirómano, diseña una especial ingeniería militar: metidas por un tal Estado Islámico. Una vez que el mundo acepta que “hay que hacer algo”, y al no tener el permiso de la ONU para atacar Siria, el Pentágono, el bombero

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Naomi Klein: Trump es la primera marca global completamente comercializada…

Fuente: Juan González |democracynow.org  Fecha: 13 de JUNIO 2017 Título completo: Naomi Klein: Trump es la primera marca global completamente comercializada que ha llegado a ser presidente de EE.UU. Una década después de que Naomi Klein publicara su ya icónico libro «La doctrina del shock», la reconocida escritora y activista analiza porqué el presidente Trump representa una forma de shock continuo y cómo hizo campaña para posesionar una marca, más que una campaña política, con el objeto de llegar a la presidencia. El libro de Naomi Klein de más reciente publicación se titula «No Is Not Enough: Resisting Trump’s Shock Politics and Winning the World We Need” («Decir ‘No’ no es suficiente: Resistiendo las políticas de shock de Trump y logrando el mundo que necesitamos»). JUAN GONZÁLEZ: En mi opinión, una de las cosas más interesantes en la lectura de su libro, fue ver cómo conecta su larga experiencia trabajando con el asunto de la creación de imagen de marca con cómo el gobierno Trump se ha convertido en la marca del presidente, Y cómo él fue capaz de entender lo importante que es la creación de una imagen de marca cuando estaba haciendo el programa El aprendiz. NAOMI KLEIN: Exacto. JUAN GONZÁLEZ: De hecho, usted habla de El aprendiz y analiza su impacto en la conciencia estadounidense. NAOMI KLEIN: Sí, creo que tenemos que entender que Trump no está jugando bajo las reglas de la política, sino bajo las reglas de la creación de marcas. Y como usted sabe, en el pasado ha habido conflictos de intereses presidenciales, ha habido presidentes con intereses comerciales, pero nunca había habido una marca global totalmente comercializada como presidente estadounidense, eso no tiene precedentes. La razón de que no tenga precedentes es porque se trata de un modelo de negocio relativamente nuevo. Es un modelo de negocio que fue adoptado por la Organización Trump y que en realidad no existía antes de los años noventa. Es a lo que llamé en mi primer libro «No logo», el modelo de marca vacío. Y el modelo surge del hecho de que en la historia primitiva de las marcas usted tenía un producto, quizás era arroz, quizás eran frijoles, o zapatos… Usted era un fabricante que quería que la gente comprara su producto, así que le daba una marca, estampaba un logotipo en el producto. Lo identificaba con algún tipo de imagen icónica como Uncle Ben’s o algo parecido. Usted le daba una especie de personalidad propia. Eso dejó de funcionar en los años ochenta, los clientes entendieron la idea. Quizás, la cita más popular que incluí en «No logo» es de un ejecutivo de publicidad que dijo: «Los consumidores son como las cucarachas: los rocías y los rocías, y se vuelven inmunes después de un tiempo». Es tan solo una adorable visión de un comercial sobre sobre cómo ven a los clientes. Por lo tanto, la mercadotecnia tuvo que ser más ambiciosa, y empezaron a aparecer este tipo de empresas que se posicionan como marcas «de estilo de vida». Su mensaje es: «No, no somos empresas basadas en productos. Estamos en el negocio de vender ideas e identidad». Nike es el perfecto ejemplo de esto último. Phil Knight, presidente ejecutivo de Nike, dio un paso adelante y dijo: «No somos una compañía de zapatillas. No somos una empresa de zapatos. Lo nuestro es la idea de trascender a través del deporte». Starbucks no era una compañía de café, se trataba de la idea de comunidad. Y en tercer lugar está Disney, que es una familia, y así sucesivamente. Así pues, las corporaciones tenían sus reuniones en las que se escuchaba: «Tenemos nuestra gran idea». Esto cambió dramáticamente la industria manufacturera, porque una vez que decides que estás en el negocio de vender ideas en lugar de productos, en realidad no importa quién fabrique tu producto. Lo que quieres es poseer cuanta menos infraestructura física sea posible, ya que tu valor real es tu nombre y cómo lo construyes. Por lo tanto, Trump fue un negocio de tipo más tradicional en la década de los 80. Trump era simplemente un tipo que construía edificios, que los construía y que tenía cierto instinto para la mercadotecnia. Pero lo que cambió la situación para él fue El aprendiz. Fue entonces cuando llegó a darse cuenta de que podía alcanzar la estratosfera de las supermarcas. Y su modelo de negocio cambió: ya no se trataba de construir o comprar edificios, eso era para otros, lo suyo iba a ser construir el nombre «Trump» para luego venderlo y arrendarlo en tantas formas como fuera posible. Así que ahí tienes el agua Trump, los filetes Trump, y la Universidad Trump, considerada por muchos de dudosa reputación. Y todas esas torres, las torres Trump, alrededor del mundo, y los complejos hoteleros Trump, por todo el mundo, de los cuales ninguno es propiedad de la Organización Trump. La Organización Trump recibe millones de dólares de los promotores por el privilegio de poner el nombre Trump a sus torres. Esta idea tiene enormes implicaciones sobre el modo en que entendemos la corrupción existente en lo más profundo de la decisión de Trump de fusionar su marca global con el gobierno de Estados Unidos, que es lo que está pasando en tantos frentes diferentes. Ya que, hablando claro, lo que significa es que cada vez que decimos la palabra «Trump», hasta cuando lo estamos diciendo de forma negativa, estamos haciendo mercadotecnia para él. Así que con esta demanda que acaba de ser anunciada por los fiscales generales de Nueva York y Washington, DC,… AMY GOODMAN: De Maryland. NAOMI KLEIN: Lo siento, de Maryland y Washington, DC, sí. Tal vez Nueva York se una a ello. [Esa demanda] trata sobre algo que tiene que ver con todo eso, en el sentido de que los gobiernos extranjeros están claramente favoreciendo los hoteles Trump como una forma de congraciarse con el presidente. Pero el conflicto va más lejos que todo eso, porque la gran idea de Trump,

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Crímenes y delitos de Donald Trump

Fuente: Amy Goodman y Denis Moynihan | Democracy Now Fecha: 19 de MAYO 2017 El presunto intento del presidente Donald Trump de socavar la investigación del FBI sobre su ex asesor de seguridad nacional, el teniente general Michael Flynn, y su posterior despido del director del FBI, James Comey, ha inspirado un sin fin de especulaciones en los medios de comunicación hegemónicos sobre la posibilidad de que sea sometido a juicio político. Sin duda, las pruebas presentadas por el periódico The New York Times, junto con todo lo ocurrido durante los primeros meses de gobierno de Trump, amerita una investigación independiente. Tal vez, como en el escándalo de Watergate de 1974, que forzó al presidente Richard Nixon a renunciar caído en desgracia para evitar el proceso de juicio político y destitución, el encubrimiento del delito termine siendo mayor que el delito mismo. ¿Pero qué pasaría si a Donald Trump se le hiciera rendir cuentas por sus verdaderos delitos, como matar civiles en ataques con aviones no tripulados, causarles sufrimiento o la muerte a los refugiados al negarles asilo y conducir el planeta hacia una catástrofe climática? ¿Qué sucedería si Donald Trump mantuviera sus promesas de campaña, tan indignantes como incendiarias, que, de ser implementadas, en su mayoría constituirían crímenes? Lamentablemente, el poder presidencial excesivo, y a menudo letal, ahora se considera algo normal. A los pocos días de asumir el cargo, el presidente Trump, durante una cena con su yerno Jared Kushner y otros asesores, aprobó un operativo militar del equipo especial SEAL 6 de la Marina estadounidense en Yemen. El ataque le costó la vida al integrante de los SEAL “Ryan” Owens, así como la pérdida de un helicóptero estadounidense. ¿Pero qué se supo de las bajas civiles? Pese a las declaraciones del gobierno de Trump de que la ofensiva recopiló amplios datos para inteligencia, han surgido informes de al menos 30 muertes de civiles; entre ellos, varios niños. Según Reuters, autoridades militares de Estados Unidos dijeron: “Trump aprobó su primera operación encubierta de antiterrorismo sin suficiente información de inteligencia, apoyo terrestre ni preparativos de respaldo adecuados”. Esto fue solamente un operativo militar en Yemen entre miles, en una devastadora guerra civil exacerbada por el armamento y apoyo de Estados Unidos a Arabia Saudí, que está arrasando Yemen. Trump visitará Arabia Saudí esta semana, el primer país extranjero al que irá como presidente. Donald Trump es el comandante en Jefe, y su orden casual en medio de esa cena condujo a la muerte violenta de decenas de personas inocentes. ¿Acaso no se trata de un crimen? A mediados de abril, el ejército estadounidense lanzó una bomba sobre un presunto objetivo del autoproclamado Estado Islámico (ISIS, por su sigla en inglés) en Afganistán, que estos días no atrae la atención de los medios, a pesar de que la guerra más larga en la historia de Estados Unidos ha llegado a su 17º año, con promesas de Trump de extenderla y enviar miles de tropas terrestres más al terreno. Pero esta no era una bomba común. Trump dejó caer sobre territorio afgano lo que el Pentágono ha calificado como “la madre de todas las bombas” (MOAB, por su sigla en inglés). La bomba GBU-43/B es la mayor bomba no nuclear del mundo. Se encuentra en el arsenal estadounidense desde principios de la guerra en Irak, pero nunca se había usado hasta que el comandante en jefe Donald J. Trump asumió el cargo. El Dr. “Hakim” es un médico que ha hecho trabajo humanitario en Afganistán durante más de una década. Hakim trabaja en Voluntarios por la Paz en Afganistán, un grupo interétnico de jóvenes afganos dedicados a crear alternativas no violentas a la guerra. Recientemente dio su opinión sobre el primer despliegue de la MOAB en una entrevista con Democracy Now!. En declaraciones desde Kabul, se mantuvo de espaldas a la cámara por temor a sufrir represalias si era identificado: “Creo que es un insulto llamarla ‘La Madre de Todas las Bombas’. Esta mañana, cuando estaba hablando con un integrante de Voluntarios por la Paz en Afganistán, Ali, él dijo: ‘¿Alguna madre le haría eso a la Madre Tierra? ¿O se lo haría a algún niño?’ El efecto es lo que el ejército estadounidense o lo que los ejércitos de todo el mundo quieren infligirles a los ciudadanos comunes; es decir, miedo, pánico, hambre, ira”. Los medios de comunicación hegemónicos han asumido un tono más opositor desde que Donald Trump asumió el cargo, sin embargo, vuelven a alinearse cuando Trump se involucra en acciones militares. Entonces, los medios declaran, que Trump está actuando como un “presidente”. El mismo artículo del periódico The New York Times que sostenía que Trump interfirió en la investigación sobre las relaciones entre Flynn y Rusia contenía otra sorprendente revelación. El medio informó que “según uno de sus asesores, el señor Comey debería considerar encarcelar a los periodistas por publicar información clasificada”. La libertad de prensa es la base de nuestra sociedad democrática. Trump también se ha comprometido a ampliar las leyes de difamación para que sea más fácil perseguir a quienes lo critican. Rod Rosenstein, vicefiscal general, acaba de nombrar al ex director del FBI Robert Mueller como asesor especial para supervisar la investigación en curso de la presunta influencia rusa en las elecciones estadounidenses de 2016. Mueller debería evaluar los hechos enérgicamente y hacer públicas sus conclusiones. Pero la investigación completa de los crímenes de Donald Trump debería ir mucho más lejos. Traducción: Inés Coira

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¿De verdad quiere usted salvar vidas humanas?

Fuente: Por Jorge Majfud* | Página 12 Fecha: 14 de ABRIL 2017 Señor, presidente, ¿por qué comenzó usted tan temprano? ¿Cuál es la urgencia? Sí, ya sabemos, la edad y todo eso, pero ¿no era que iba a hacer las cosas diferente? No, no me refiero solo a Siria. El mes pasado su ejército bombardeó Mosul y murieron casi doscientas personas. El mundo apenas se conmovió, pero muchos niños murieron en ese ataque. Sí, ya sé que ustedes no tenían intención de matar ningún niño inocente. Tal vez su colega, ese otro enamorado del poder que preside Siria tampoco quería matar niños. Será malo pero no tan estúpido. Su objetivo era el mismo que el de ustedes: los terroristas del Estado Islámico. Pero a ellos (si fueron ellos, claro) no les importó que entre las cincuenta o sesenta víctimas hubiesen niños, como no les importó a ustedes en Mosul. ¿Sabía que los pobres también tienen niños? Hasta en la base militar que acaba usted de bombardear en Siria murieron niños. Cierto, no tantos, y probablemente eran hijos de militares. Pero niños al fin, ¿no? Su portavoz ha dicho que ni Hitler usó armas químicas como el dictador de Siria. Eran las preferidas de Churchill, ¿recuerda? No, no lo sabe. Supongo que al menos sabrá que ustedes las usaron sistemáticamente en Vietnam, por mencionar un solo caso. ¿No? El famoso Agente Naranja no se llamó así por el color de su pelo. No murieron cincuenta ni cien personas. Probablemente murieron un millón de personas y otro millón nació y sigue naciendo con malformaciones. Bueno, supongamos que los malditos profesores exageran las cifras. Digamos que solo murieron mil o dos mil, para no ofender a nadie. ¿Pero usted? ¿No era que iba a hacer las cosas diferentes? No, yo no. No soy tan ingenuo. Yo no le creo a ningún político, ni al más malo. Es un defecto que me quedó de la dictadura militar en la que crecí. Lo sé, lo sé. Todos dicen lo mismo antes de ganar las elecciones. Pero uno tampoco puede dejar de anotarlo. Faltaba más, que además de acusarnos de radicales peligrosos por usar palabras y no armas ni dinero, además nos dedicáramos al silencio cómplice. No hace mucho, usted dijo que la guerra en Irak había sido producto de mentiras. Cuando nosotros lo dijimos antes de que se lanzara esa aventurita, resulta que éramos infantiles, poetas desvinculados de la realidad. Claro, porque un billonario como usted sí sabe lo qué es la realidad… Luego, como siempre, la verdad se supo cuando ya no importaba. Ahora que es prácticamente imposible ocultar la verdad, la solución es que no importe en ningún momento. Vayamos a lo que importa. ¿Es usted realmente honesto sobre sus intenciones de salvar vidas alrededor del mundo, vidas de inocentes como conmovedoramente dijo antes de bombardear Siria? ¿De verdad? Por favor, dígamelo con la mano en el pecho. ¿Sí? Bueno, ¿entonces, por qué no bombardea el mundo con alimentos, con medicinas, con libros, en lugar de arrojar doscientos millones de dólares diarios solo en bombas, como se ha venido haciendo desde hace ya muchos años? De esa forma ahorrará usted millones. Millones de vidas y millones de dólares. Claro, la seguridad nacional y todo eso. Siempre habrá gente que insista en lo mismo. No le conviene a la seguridad nacional alimentar a los enemigos. Los que gritan este tipo de obviedades son los mismos que han creado gran parte del problema, sino todo el problema. Pero considere por un segundo que los enemigos se crean por millones cada vez que una bomba que cuesta un millón de dólares cae sobre un grupo de casas que no llegan siquiera a la cuarta parte de ese valor, cargada de buenas intenciones pero matando inocentes como resultado tradicional e inevitable. ¿Qué libertades perdieron ustedes cuando fueron derrotados en Vietnam, aparte de millones de dólares y millones de vidas humanas? ¿O el mundo está mejor hoy que antes de la invasión a Irak? ¿Estamos mejor luego de trillones de dólares invertidos en guerras que han dejado millones de muertos? ¿Está usted mejor? ¿Se siente usted hoy más seguro que antes? Qué pregunta tonta, ¿no? Tal vez usted sí, pero no el resto. Entonces ¿es por eso que usted también insiste con un método tan absurdo? Claro, hay que vender, la economía debe ser reactivada, debe crecer sin pausa o todo se va al diablo. ¿Pero qué es lo que se iría al diablo? ¿Los buenos negocios? Sí, obvio, la muerte es un gran negocio desde hace siglos. Pero es probable que la vida sea un mejor negocio, no a corto plazo, sino a largo plazo. Imagine todos esos miserables sobreviviendo en esos países tan horribles que ustedes suelen bombardear de vez en cuando, en lugar de hambrientos y moribundos tendrían algo de dinero para comprar sus cachivaches. Es más, muchos de ellos ni vendrían a joder a estos países tan pulcros y bien organizados y muchos menos tendrían el concepto que tienen de ustedes, los salvaguardas de la libertad y la civilización. ¿No sabe usted que en toda sociedad, en toda la historia, la tercera ley de Newton se aplica mejor que a los cuerpos inertes? ¿Cómo? ¿Que le gustaron las dos últimas palabras? ¿Pero, en serio, se acuerda de la tercera ley de Newton? Toda acción produce una reacción. Usted no puede jugar al ta-te-ti sin siquiera considerar que el otro también juega. Usted no puede orinar sobre México y pensar que los mexicanos lo van a recibir como agua bendita. Lo mismo cuando cree que ganar significa aplastar o marginar a otros seres humanos. Eso que usted confunde con la competencia, como buen zar de los negocios. ¿Cuál es la próxima aventura, Sr. Presidente? ¿Asia? ¿África? ¿América latina? ¿Los hielos antes eternos del Ártico y del Antártico? Porque de eso estamos seguros, Sr. Presidente. Habrá muchas otras nuevas aventuras y muchos más muertos. No, no, sus hijos no. Bueno, no creo. Los hijos de

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Mentiras y Misiles

Fuente: Randy Alonso Falcón | Cuba Debate Fecha: 07 de ABRIL 2017 La guerra es el estado natural de los imperios. Los motivos poco importan para desatar los conflictos; si no existen se provocan; y si no, se inventan. El fin supremo es demostrar el poder que se posee, amedrentar a los otros, mostrarse incontestable. Poco tiempo le ha tomado a Donald Trump para bajar el pulgar y decretar bombardeos. Lo hizo en Yemen, apenas a unos días de instalado en la Casa Blanca. Después mandó aviones a bombardear en Iraq. Ahora repite la dosis, con andanada de millonarios misiles, en Siria. Acosado por los grupos mediáticos, derrotado en su primer intento de derogar el Obamacare, con una sostenida baja en la popularidad y rodeado de generales halcones y representantes del complejo militar industrial, Trump ha decidido lanzar su primera operación militar de envergadura en el exterior, para mostrar músculos y desviar ataques contra su gestión. Para Rusia, lo de desviar miradas también incluye el propósito de Estados Unidos de ocultar las matanzas de civiles en Iraq, como resultado de los bombardeos de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, tras la renovada presencia militar del Pentágono en ese país. La supuesta causa que motivó el instinto imperial de universal juez y verdugo fue un alegado uso de armas químicas por el gobierno sirio. Una razón que mucho recuerda aquel fantasma levantado en Iraq, en el año 2003, de que Saddam Hussein tenía poderosas armas químicas que usaría en cualquier momento; y que, por tanto, había que invadir aquel riquísimo enclave petrolero. Como recordaba hoy, en una intervención radial, el expresidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva: “Invadieron Iraq, mataron a Hussein y hasta hoy no encontraron allí armas químicas” Nada se ha investigado seriamente sobre la tragedia provocada por armas químicas en el poblado sirio de Jan Shijún. Pero eso no hace falta para la Casa Blanca. Bastó que fuentes interesadas echaran a rodar la noticia del hecho y lo catalogaran como un ataque con armas químicas del Ejército de Siria; que imágenes fuertes de niños muertos se pusieran a circular en las redes y los medios, que voceros aquí y allá salieron a mostrar rígidas caras de condena, para que el Presidente Trump hablara de masacre inaceptable y exigiera una respuesta punitiva contra el gobierno de Damasco. El corresponsal en Siria de la agencia Prensa Latina develó en un enjundioso despacho las verdades y mentiras alrededor del suceso con las armas químicas, y el papel mercenario de los llamados Cascos Blancos. Otros analistas cuestionan la validez de las acusaciones contra el gobierno sirio. Unos plantean sus dudas de que Damasco conserve capacidad de uso de armas químicas tras el exhaustivo monitoreo a que ha sido sometido en este campo. Otros aducen el irrentable costo-beneficio que una acción de estas le traería al gobierno de Bachar Al Assad. Para Waddah Abded Rabbo, director del diario Al Watan, el gobierno “no tenía ningún interés en provocar un ataque químico, sobre todo después de que Asad hubiera obtenido lo que esperaba desde hacía seis años: el reconocimiento y la legitimidad por parte de Estados unidos” (expresado por el Secretario de Estado Tillerson en Turquía a fines de marzo). “Por qué habría arruinado esta oportunidad lanzando un ataque químico en una localidad que no tiene ninguna importancia estratégia o militar?”, se pregunta el periodista árabe. La magnitud de lo acontecido está aún por calcular, pero nada bueno aporta a la estabilidad y la paz en el mundo. Estados Unidos apuesta nuevamente a la guerra directa para involucrarse en el conflicto sirio. Donald Trump enseña sus credenciales de nuevo jefe imperial. Rusia recibe un varapalo a su presencia estabilizadora en el país árabe. El poder militar estadounidense reasume su incontenible papel dirimidor de conflictos internacionales por sobre la diplomacia del imperio. Con el ataque a Siria, Trump le ha dado un portazo a su promesa electoral de buscar alianzas para enfrentar a los terroristas de ISIS, como enemigos principales de Estados Unidos, y le ha insuflado ánimos a las fuerzas terroristas que operan en Siria, las cuales han sufrido contundentes derrotas en las últimas semanas. También ha dejado explícita su apuesta por el unilateralismo en la política exterior y su desprecio por la concertación y las soluciones negociadas. Así lo plantearon hoy algunas voces en la reunión del Consejo de Seguridad. La era Trump apenas está comenzando. Veremos qué nos depara. Links relacionados

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Una nueva generación de judíos americanos contra Trump y Netanyahu

Fuente: Yorgos Mitralias | Viento Sur Fecha: 07 de ABRIL 2017 El vídeo que sigue es llamativo y produce olas al otro lado del Atlántico y en todo el mundo: más de 1000 jóvenes manifestantes rodean y algunos de ellos invaden el edificio del AIPAC, el poderoso “Comité americano-israelí de Asuntos Públicos”, para denunciar su papel en el apoyo incondicional de los Estados Unidos a Israel y a la colonización israelita de los territorios palestinos ocupados. Y todo ello en la apertura del congreso anual del AIPAC, al que asiste la flor y nata del establishment político y económico americano, empezando por el presidente y el vicepresidente del país, el presidente del Senado Paul Ryan y el jefe de filas de los diputados Demócratas… sin olvidar el inevitable primer ministro M. Netanyahu. Esta manifestación/invasión sin precedentes del edificio del AIPAC sería ampliamente suficiente para constituir un acontecimiento americano e internacional de primer orden. Sin embargo, lo que hace sensación e historia es el origen de los manifestantes: todos y todas son jóvenes judíos y judías del movimiento If Not Now (Si no, ahora) y su consigna principal es muy elocuente: “¡Los judíos no serán libres mientras que los palestinos no lo sean también. Abajo el AIPAC, abajo la ocupación (de los territorios ocupados)”!/1. En realidad, la manifestación histórica del 25 de marzo no ha sido más que la conclusión de profundos cambios que han tenido lugar en el interior de la comunidad judía americana y que se han hecho visibles con ocasión y durante la campaña del senador socialista radical —y judío también— Bernie Sanders. En efecto, en muy primera línea de la masa (¡más de 500.000!) de los jóvenes americanos que han sido inspirados por la radicalidad del mensaje de Sanders y que han hecho todo para apoyar su campaña, se ha encontrado la jóven generación de jovenes judíos radicalizados que combina la oposición al establishment político y económico americano con la solidaridad con la lucha del pueblo palestino. Es pues la existencia de esa vanguardia radical de masas de los jóvenes judíos americanos lo que ha permitido, algunos meses más tarde, asistir a las innumerables maravillosas manifestaciones de solidaridad activa entre judíos y musulmanes americanos después de la puesta en aplicacion de las medidas islamófobas del presidente Trump. Es así como, después de haber visto a millares de jóvenes (sobre todo) judíos manifestarse en los aeropuertos del país contra la prohibición impuesta a los musulmanes de inmigrar a los Estados Unidos, justo después de que se haya asistido a la multiplicación de los actos de fraternización activa y de apoyo mutuo entre judíos y musulmanes con ocasión de los –igualmente incontables- actos de profanación de sus cementerios, han tenido lugar incendios criminales de sus sinagogas y mezquitas así como una ola de actos antisemitas e islamófobos que barre los Estados Unidos de Trump y de Bannon. ¿Ardía una mezquita? La sinagoga de al lado daba hospitalidad al imán y sus fieles, pero no se ha visto nunca hacer lo mismo a una iglesia cristiana. ¿Era profanado un cementerio judío? ¡Los musulmanes de los alrededores organizaban enseguida una colecta y reparaban los desperfectos con sus propias manos! Y también, ¡los rabinos progresistas se manifestaban a favor de sus hermanos musulmanes y eran conducidos esposados a las comisarías, mientras que los hombres de fe musulmanes se ponían a la cabeza de las manifestaciones contra el racismo y el antisemitismo renacientes! Y todo esto y muchos otros pasos ¡no una o dos sino decenas de veces y todos los días en los últimos 4 o 5 meses!… Sin embargo, lo que ha provocado a la comunidad de judíos americanos un verdadero electrochoque, constituyendo el punto de partida de ulteriores desarrollos (¿históricos?), es la indiferencia escandalosa del primer ministro Bibi Netanyahu frente a la ola de antisemitismo que ha seguido a la elección de Trump a la presidencia de los Estados Unidos. Como por otra parte repiten los manifestantes/invasores del AIPAC, el gobierno israelí y, más generalmente, el establishment israelita y el judío internacional se muestran completamente indiferentes frente al renacimiento del antisemitismo más peligroso (¡sin incluso una protesta formal!) contentándose con un apoyo incondicional a Israel y sus políticas por parte de Trump y sus amigos. En otros términos, es como si Netanyahu y su gobierno dijeran a los actuales inquilinos de la Casa Blanca, declarados racistas y antisemitas: ¡“tenéis carta blanca para hacer lo que queráis a los judíos de Estados Unidos y del mundo entero a condición de apoyar a Israel y sus políticas racistas”! Y, por paradójico que pueda parecer, es exactamente eso lo que se está viendo cuando la peste fascista, que solo jura por Trump y por Bannon, multiplica los actos del antisemitismo más abyecto en el mismo momento en que su presidente, no solo declara que quiere transferir la embajada desde Tel Aviv a Jerusalén, sino que nombra también como nuevo embajador americano en Israel a un americano-israelí que es… ¡el consejero más próximo del primer ministro Netanyahu y que además preside una asociación de amigos de una colonia israelita plantada en medio de los territorios ocupados!… Asi pues este matrimonio, a primera vista increíble y grotesco, del antisemitismo más extremo con el más incondicional apoyo a Israel, está creando una nueva situación en el interior de la diáspora judía, facilitando la clarificación de las ideas y empujando a la juventud judía no solo a alejarse del racismo de los diversos Netanyahu de los últimos decenios sino también a ponerse al lado de los palestinos y de los musulmanes oprimidos en el mundo. De ahí todos estos desarrollos tan prometedores que están teniendo lugar en Estados Unidos estos últimos tiempos que podrían, a medio plazo, contribuir en gran medida a cambiar el mismo paisaje de Oriente Medio tan atormentado y privado de perspectivas. Conclusión: Entonces, (demos) atención a esta dimensión indirectamente “medio oriental” de los acontecimientos norteamericanos, que da nacimiento a una nueva vanguardia judía radical y de masas, a una nueva generación de

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El mundo según Rockefeller

Ernesto Cazal/Misión verdad 21 de MARZO 2017 La historia del clan Rockefeller está íntimamente unida a la de un mundo que desde el siglo XIX ha experimentado sucesivas revoluciones, guerras y órdenes geopolíticos. Uno de los factores clave a escala global fue (y es) el petróleo, por lo que el comerciante John Davison Rockefeller decidió instalarse en el negocio del petróleo con la compañía Standard Oil de Ohio, en 1870. Pactó acuerdos secretos con la industria del ferrocarril para así facilitar el transporte del petróleo si le hacían descuentos. Su expansión monopólica abarcó diferentes puntos del mapa de los Estados Unidos. Primero los EEUU Rockefeller (1839-1937) recibió el subsidio y estímulo por parte del gobierno para que la Unión ampliara su influencia de poder luego de la Guerra de Secesión. Esto le facilitó a la Standard Oil manejarse holgadamente en el terreno de la corrupción de cuello blanco y la violencia como forma de acumulación de capitales. Cuenta Howard Zinn en La otra historia de los Estados Unidos que de esta forma «en las décadas de 1880 y 1890, el petróleo llegó a ser un importante artículo de exportación: en 1891, la compañía Standard Oil, de la familia Rockefeller, daba cuenta del 90% de las exportaciones americanas de queroseno y controlaba el 70% del mercado mundial. Ahora el petróleo era, tras el algodón, el segundo producto de exportación». Las implicaciones geopolíticas del petróleo se hallaban en consonancia con el afán de lucro y monopolio de John D. Rockefeller, por lo que decidió expandirse a comienzos del siglo XX hacia las instituciones financieras que no sólo financiarían la industria del crudo sino que asimismo fortalecerían el dólar frente a otras monedas, para posteriormente crear la Reserva Federal de los EEUU junto con otras poderosas familias financieras. A su vez, la Standard Oil formaba parte de las «siete hermanas» más poderosas del mundo petrolero. De acuerdo a los datos en el obituario de John D. Rockefeller en el New York Times, su fortuna equivaldría a unos 340 mil millones de dólares en la actualidad. Con las dos guerras mundiales, el negocio petrolero y financiero del clan Rockefeller se afianzó en casi todo el mundo con las áreas de influencia de los EEUU como pivotes corporativos. Un mundo corporativo feliz Como todas las familias multimillonarias, los Rockefeller están involucrados en todos los sectores económicos y financieros de la economía global. El petróleo y la banca han sido sus principales activos financieros, sin embargo se han adentrado en otros terrenos que se interconectan directa e indirectamente con las dos industrias mencionadas: el negocio de los alimentos, la innovación tecnológica-científica y la formación académica acorde a su visión mercantil del mundo. Por un lado, es conocido el financiamiento del clan a diversas universidades en los EEUU como la de Chicago y la de Columbia, así como las millonarias «donaciones» a la Universidad de Harvard, previa gestión a través de la Fundación Rockefeller. Esa misma institución se encarga de invertir en un sinfín de actividades y campos de la producción como: los programas de manipulación genética de alimentos a las que Bayer-Monsanto hoy le deben tanto; los experimentos eugenésicos de Josef Mengele y la campaña de guerra nazi; y los primeros estudios de guerra psicológica aplicada. Aunque de esto no quieran hablar los medios corporativos. Por otro lado, las conexiones de los Rockefeller con el gobierno estadounidense son de vieja data y tan estrechas que: Nelson Rockefeller (1908-1979) llegó a ser gobernador de Nueva York y vicepresidente durante la administración de Gerald Ford; Winthrop Rockefeller (1912-1973) fue gobernador de Arkansas en algún momento; Henry Kissinger, consejero en asuntos exteriores de David Rockefeller, fue secretario de Estado de Richard Nixon; los Rockefeller y los Dulles son primos. John Foster Dulles fue secretario de Estado de Dwight Eisenhower. Allen Dulles creó la CIA y ayudó, como John Rockefeller padre, a los nazis. De hecho, un documento de inteligencia soviético describe el suministro de dólares a una escuela de entrenamiento para espías de la CIA en Medio Oriente por parte de los Rockefeller a través de Aramco, petrolera saudí de la cual el clan es una de las principales accionarias. La familia en cuestión es además uno de los principales patrocinadores de una serie de organizaciones de profunda influencia en el mundo occidental: Consejo de Relaciones Exteriores, organización que cuenta entre sus miembros a secretarios de Estado y directores de la CIA; Comisión Trilateral, en cuyo seno se redactó el documento que le daría piso político al neoliberalismo, «La crisis de la democracia»; Grupo Bilderberg, club elitesco en el que participan banqueros, políticos y magnates industriales. Su poder político se equipara con su latifundismo, cuyos datos son difícilmente rastreables, sin embargo se cuentan en millones de hectáreas las propiedades terrenales de los Rockefeller en el estado de Nueva York, donde se encuentra el famoso centro que lleva el nombre del clan y que constituye su propio búnker familiar. Y es precisamente en Wall Street donde el Chase Manhattan Bank (hoy JP Morgan) «hacía vida», y del que el recién fallecido David Rockefeller fue presidente y mayor accionista durante 30 años. Ese mismo banco fue multado en 1985 por 1 mil 200 millones de dólares bajo la acusación de facilitar el lavado de dinero proveniente de bandas criminales y organizaciones de narcotraficantes en los EEUU. El alcance de esta multimillonaria familia parece no tener límites en el mundo corporativo, financiero y político, público y privado, íntimo a la estructura vital del poder en los EEUU y en todas sus áreas de influencia. Todo sirve para el fomento del mundo corporativo sin restricciones para la acumulación delictiva de capital. Los hombres del subsuelo En Venezuela, la Standard Oil se asentó en 1921 e hizo todo lo posible por ganar en la guerra de las concesiones petroleras. Las filiales en suelo criollo fueron la Standard Oil Company de Nueva York, la Standard Oil de Venezuela (posteriormente Creole Petroleum Corporation), la Lago Petroleum Company y la Orinoco Oil Company, cuyos trabajos industriales

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Líder árabe israelí irrita a J Street por criticar al Laborismo

Autor: Chaim Levinson / Haaretz 5 de MARZO 2017 J Street desmiente que su presidente se haya negado a estrechar la mano de Aymen Odeh después de que el legislador acusara a la Unión Sionista de no tomar medidas para detener la violencia en una aldea beduina.   En su discurso de la semana pasada en la conferencia nacional de J Street en Washington el líder de la Lista Conjunta y diputado Ayman Odeh criticó duramente a la Unión Sionista, asegurando que el partido de centro izquierda «fracasó» en su papel de oposición, ignorando de este modo el pedido de la organización J Street de no hacerlo. Mientras Odeh se retiraba del podio tras su discurso, el presidente de J Street Jeremy Ben-Ami, visiblemente enojado, no habría estrechado la mano de Odeh, según consignaron fuentes presentes. Odeh asistió a la conferencia junto a los diputados Tamar Zandberg (Meretz) y Omer Bar-Lev (Unión Sionista). Tanto el presidente de la Unión Sionista Isaac Herzog como la número dos del partido Tzipi Livni, fueron invitados pero se abstuvieron de concurrir. Como resultado, el diputado Odeh —no sionista—, quien participó de la conferencia por primera vez, fue en realidad el legislador israelí más importante entre los asistentes a la conferencia. Odeh y J Street mantuvieron una serie de entredichos en el transcurso de la conferencia. Durante su visita a Estados Unidos el legislador asistió a la conferencia de la Voz Judía por la Paz, una agrupación judía que apoya el boicot, la desinversión y las sanciones contra Israel, que ha ido cobrando fuerza en los últimos tiempos. Este grupo es considerado antagónico para J Street, que se define sionista y pro-israelí. Antes de la alocución, Ben-Ami le solicitó a Odeh que no atacara a la Unión Sionista en su discurso, pero Odeh hizo caso omiso al pedido. El líder de la Lista Conjunta habló extensamente sobre los acontecimientos ocurridos en enero pasado en Um al-Hiran, en los cuales un ciudadano árabe y un policía fueron asesinados mientras las fuerzas de seguridad aseguraban el área para las demoliciones de viviendas en la aldea. Durante la dura represión Odeh sufrió una ligera lesión en la cabeza. También habló de las aldeas beduinas no reconocidas en el Neguev y aseguró que la estrategia del primer ministro Benjamin Netanyahu es incitar a los árabes y presentarlos como enemigos del Estado, en lugar de ciudadanos. Odeh denunció la incapacidad del laborismo para evitar acciones de este tipo. «El Partido Laborista no hizo nada para detener la orden de destruir Um al-Hiran y dejar a sus residentes sin hogar», dijo. «Ha abandonado a las organizaciones de derechos humanos y a los grupos de la sociedad civil a los que atacan los partidos de derecha. No ha logrado generar ningún liderazgo real para terminar con la ocupación y resistir la agenda extremista del gobierno derechista». «Se han autodenominado ‘el campo sionista’. La derecha se llama a sí misma ‘el campo nacional’. Nosotros, árabes y judíos juntos, estamos construyendo un nuevo campo, un campo democrático que ha comenzado a mostrarle al mundo que es una realidad, una oposición fuerte y de principios”. «Este es el momento para una verdadera oposición, basada en principios, valiente», dijo Odeh. «Una oposición dirigida por un Partido Laborista que es una sombra de la derecha no es, en absoluto, oposición». Según fuentes que escucharon el discurso de Odeh dijeron que Ben-Ami estaba visiblemente enojado por las declaraciones y evitó estrechar la mano de Odeh al momento que el diputado finalizó su discurso. «Fue demasiado obvio, estaba a tres metros de él y lo ignoró.», dijo un observador. En las declaraciones formuladas con posterioridad a la conferencia, la participación de Odeh fue minimizada. En tanto, Ben-Ami declaró que «J Street (y yo personalmente) estuvimos muy contentos de recibir a Ayman Odeh en la conferencia y valoramos fuertemente una estrecha relación de trabajo con la Lista Conjunta. Tengo un enorme respeto por él y J Street comparte su creencia que Israel debe ser un país que proteja y promueva la igualdad de derechos civiles para todos sus ciudadanos, independientemente de su raza y religión”. «J Street no se involucra en la política interna de Israel, así que nuestra petición a todos los disertantes israelíes —incluyendo los que hemos tenido del Likud, Yesh Atid, Laborista, Meretz, Kulanu y la Lista Conjunta— es dejar las disputas domésticas en casa y traer a la conferencia temas que se vinculan con la política de Israel y las relaciones entre Estados Unidos e Israel». «Me alegró mucho ver al diputado Odeh después de su discurso, le estreché la mano y le deseé buen viaje de regreso. Personalmente y en nombre de J Street como organización, no hay más que gratitud por su participación en la conferencia y esperamos que se reúna con nosotros el próximo año y que la Lista Conjunta sea representada anualmente en nuestras reuniones”. «J Street es una organización pro-Israel que cree firmemente que Israel puede ser el hogar nacional del pueblo judío, cumpliendo el sueño de una patria judía, al tiempo que sea democrático y garantice la igualdad de derechos a todos los ciudadanos. No esperamos que la Lista Conjunta se una a nosotros en el trabajo para cumplir los sueños de los fundadores del sionismo, pero esto no es obstáculo para trabajar juntos para lograr un futuro que garantice la paz, la seguridad y la justicia tanto para judíos como para palestinos». Traducción: Dardo Esterovich

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