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“Tenemos una derecha que aprendió de sus derrotas»

Fuente: Agencia Paco Urondo 28 OCTUBRE 2016 Entrevista exclusiva con el vicepresidente de Bolivia, Álvaro García Linera. Analizó la situación geopolítica mundial. Además, no descartó que la baja del petróleo tuviese como objetivo debilitar a Rusia y los países de América Latina. Se refirió también a la suspensión del segundo aguinaldo para este año. Por Santiago Gómez Desde Cochabamba El vicepresidente del Estado Plurinacional de Bolivia, Álvaro García Linera, inauguró ayer en la ciudad de Cochabamba el II Congreso Internacional de Pensamiento Económico Latinoamericano, organizado por el Banco Central de Bolivia a partir de una propuesta de la Asociación de Pensamiento Económico Latinoamericano, presidida por el economista argentino Demian Panigo. A pesar de un visible malestar físico, la tos no le impidió al vicepresidente brindar una clase de una hora, ante un auditorio repleto, en su mayoría estudiantes, en la que realizó un análisis de los diez años de gobierno del Movimiento al Socialismo (MAS), con el Presidente Evo Morales al frente del Ejecutivo. El Vicepresidente mostró los resultados del último informe del Banco Mundial que muestra que Bolivia fue el país que más creció económicamente en el mundo y el país que más inclusión social ha producido. El gobierno de Morales redujo la cantidad de personas que se encuentran en extrema pobreza del 39% a 17%, así como también acortó la brecha entre el 10% más rico de la población y el 10% más pobre 128 veces, en 2005, a 39 veces, en 2014. “Éramos, con Brasil, uno de los países más injustos del mundo, pero todavía tenemos una deuda pendiente para seguir reduciendo las desigualdades”, señaló Linera. El gobierno boliviano se encuentra actualmente en un nuevo conflicto con Chile, debido a que el paro en los puertos chilenos afecta la economía de este país que mantiene una disputa con el gobierno chileno por la salida al mar. “Es una violación del Tratado de Libre Comercio, porque es un bloqueo que obstruye la circulación de las mercancías de nuestro país, y en el ámbito estrictamente económico, son días en que se paralizan nuestras exportaciones e importaciones; por esa vía circula casi el 60% de las exportaciones bolivianas”, expresó el vicepresidente en una conferencia de prensa que brindó al finalizar su exposición, rodeado por reconocidas personas del ámbito académico y político latinoamericano que fueron invitadas al Congreso, entre ellos el ex presidente del Banco Central, Alejandro Vanoli, el economista Fernando Porta, y el presidente de APEL, Demian Panigo. Finalizada la conferencia, APU tuvo la posibilidad de conversar con uno de los referentes políticos y teóricos más importantes de nuestro continente, sobre la suspensión del segundo aguinaldo para este final de año, que fue otro de los importantes conflictos que mantuvo el gobierno este año con los sindicatos. AGENCIA PACO URONDO: En el texto “Derrotas y victorias” analizó los retrocesos a pesar de la distribución del ingreso, el peso del sentido común y la conciencia en los procesos de ascenso social que se dieron y los efectos del reenclasamiento. Al respecto quisiera saber si la suspensión del pago del segundo aguinaldo este año, con los números de la economía que acaba de exponer. ¿No puede llevar a que los trabajadores no entiendan la medida? ÁLVARO GARCÍA LINERA: Hubo protestas de los compañeros, nos sentamos frente a frente con la COB (Central Obrera Boliviana), mineros, fabriles, constructores, maestros, todos y les dijimos que este gobierno nunca va a tomar una medida contra los trabajadores, preferimos matarnos antes que tomar una medida contra los trabajadores, pero también les dijimos: cualquier cosa que vamos a hacer en favor de ustedes, tiene que ser sostenible. El segundo aguinaldo ahorita podíamos sustentarlo, pero a costa de generar desempleo entre las fábricas más pequeñas. Las fábricas grandes no van a tener problemas, pero en Bolivia las fábricas grandes apenas concentran el 20% de la población laboral y el 80% son pequeñas fábricas de cinco o diez operarios. Ellos tienen problemas, hay una ralentización de su economía, de sus ventas. Si se hubiera pagado, ese 20% de las fábricas grandes salía muy contento, pero miles de compañeros hubieran tenido segundo aguinaldo y el primero de enero desocupación. Dijimos no, seamos responsables, si damos un beneficio que sea sostenible, no puede ser a costa de generar desempleo. Estudiamos hasta dónde podíamos jalar al empresario privado, en el fondo el segundo aguinaldo es un incremento del 8% del salario. Hemos incrementado el salario 6%, la inflación es 3%, sobre eso un incremento del 8%. Le estás sacando ganancia al empresario, hazlo, pero no lo hagas a costa de que el empresario decida cerrar la fuente de trabajo y dedicarse a una actividad más rentable. Se lo hemos dicho de frente a los compañeros de la COB, que tomamos la decisión teniendo en cuenta que no queremos generarle desempleo a las pequeñas empresas. Tres años lo hicimos, hemos sabido medir hasta dónde podíamos seguir jalando esta redistribución del excedente, este cuarto año generaría problemas, porque el crecimiento se ha ralentizado. Seguimos siendo líderes de crecimiento, pero hemos tenido 6% hace tres años, ahora 4%, 4,5% o 4,7%, hay una caída del crecimiento y también de la ganancia y por lo tanto en la forma en que distribuis la ganancia. Hablamos así, de forma abierta, sin esconder ningún dato, con esta reflexión que es política y económica. A la COB no le gustó la decisión, pero la entendió, y nuestro pedido fue: hagamos todo el esfuerzo con los trabajadores bolivianos para que el siguiente año se restituya el segundo aguinaldo. Según nuestros cálculos, es sostenible y no genera desempleo, cuando creces arriba de 4,5%. ¿Qué pasó este año? Vamos a crecer hasta fin de año a 4,7%, pero de junio de 2015 a junio de 2016, que es como dice el decreto, solamente crecimos 4,4%. Tú bien me dices, pero Álvaro me acabas de dar el dato que vas a crecer a 4,7%, pero eso tomando en cuenta de enero a diciembre, porque ya estamos comenzando a recibir los resultados del

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Destruir a Lula y Cristina para destruir Brasil y Argentina

Fuente: Agencia Latinoamericana de Información 26 de octubre de 2016 por Emir Sader* Los grandes procesos de trasformación de nuestras sociedades están estrechamente asociados a los grandes liderazgos que los han conducido. No son procesos espontáneos, sino voluntarios, en los que la voluntad política colectiva de las sociedades se articular a partir de un proyecto y de un liderazgo que lo conducen. La derecha no necesita de ese tipo de liderazgo. Sus objetivos son conservadores, restauradores, les basta formas de acción que obstruyan la acción de los movimientos populares, que dividan al pueblo, lo neutralicen, dificulten el surgimiento de grandes liderazgos populares. El pueblo, a su vez, necesita, para unificarse, de grandes liderazgos, armados de grandes proyectos de trasformación social, económica y política. La derecha tiene sus instrumentos de unificación y de acción – sus partidos, sus medios de información, sus entidades corporativas, la policía, el Poder Judicial, entre otros. El pueblo necesita crearlos. Los liderazgos populares, con sus discursos, establecen vínculos con el pueblo, que son esenciales como ellos para una construcción contra-hegemónica. En el período histórico actual, de lucha para la superación del modelo neoliberal, han surgido liderazgos, como los de Hugo Chávez, Lula, Néstor y Cristina Kirchner, Pepe Mujica, Evo Morales, Rafael Correa, que personifican a esos modelos frente al pueblo. Cuando la derecha busca recomponer su modelo neoliberal, necesita, como elemento indisoluble de su objetivo de restauración conservadora, destruir también los imágenes de los líderes que han representado los proyectos antineoliberales. ¿De qué sirve destruir los Estados, reducirlos a su mínima expresión, si se mantienen los liderazgos que los han fortalecido, que lideran la resistencia a esos intentos y pueden volver a la presidencia y recomponerlos? Es parte indisoluble del proyecto de restauración neoliberal del gobierno de Mauricio Macri atacar la imagen pública de Cristina. Al mismo tiempo que pone en práctica su proyecto de exclusión social, su gobierno se empeña en la campaña que ataca sistemáticamente a Cristina, no discutiendo lo que su gobierno ha hecho en comparación con que lo que se hace hoy, sino buscando la descalificación personal. Porque saben que los argentinos han vivido mucho mejor en el gobierno anterior, saben que el ajuste que ponen en práctica ya ha fracasado en los años 1990, que menos Estado y más mercado lleva a mas recesión, con las consecuencias de más desempleo y miseria. Por ello tienen que diagnosticar que los problemas que enfrentan vienen de gastos supuestamente excesivos del gobierno que se deben, en parte a la corrupción. Sin comprobar esta, su diagnóstico no se mantiene. De ahí la campana diaria de descalificación de Cristina y de su gobierno. Lo mismo pasa en Brasil, confirmando que son gobiernos gemelos en los intentos de retorno al neoliberalismo. El gobierno que asumió, mediante un golpe, trata de imponer el modelo no solo fracasado en los años 1990, sino que también fue derrotado cuatro veces, incluso en la última elección de 2014. Lo hace en medio de inmensas manifestaciones en su contra. Mientras las encuestas dicen que el 70% de los brasileños están en contra de la ley que congela los recursos para políticas sociales por 20 años, la ley fue aprobada por la Cámara de Diputados con el 70% de votos a favor, a contramano de la opinión de la población. Un gobierno así tiene, al igual que el argentino, que dividir sus esfuerzos, entre la aplicación cruel del ajuste fiscal, el desvío de las acusaciones de corrupción que afectan a 15 de sus ministros, y el ataque a Lula – el fantasma que quita el sueño a la derecha brasileña. Acusaciones que no se sostienen y que, por ello, se vuelven descabelladas – tal como la penúltima, de que el Itaquerao, el estadio de futbol de Corinthians, donde se jugó el partido inaugural del Mundial de Futbol, habría sido un regalo (sic) de una constructora acusada de corrupción a Lula. Además de 8 millones de reales, acusación que se agregó al día siguiente, para no tener un día en los medios sin alguna acusación. El mecanismo es el mismo. La derecha de los dos países sabe que sin la destrucción de la imagen de los dos líderes que mejor personifican gobiernos que han resultado en esos dos países, no se cumple plenamente su objetivo de destrucción de esos países. Hay que destruir la imagen de Lula y de Cristina, para poder destruir a Brasil y a Argentina. *Emir Sader, sociólogo y científico político brasileño, es coordinador del Laboratorio de Políticas Públicas de la Universidad Estadual de Rio de Janeiro (UERJ). http://www.alainet.org/es/articulo/181243

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¿Qué está pasando realmente en Venezuela?

Fuente: Agencia Latinoamericana de Información 25 de OCTUBRE 2016 por Juan Manuel Karg* Venezuela está en boca de todos los medios de comunicación del mundo desde hace algunos años. Si con Hugo Chávez el país caribeño ya era permanente noticia, tras su fallecimiento y con el recrudecimiento de los intentos (legales e ilegales) de apartar al chavismo de Miraflores, está todos los días en las primeras planas de los principales diarios internacionales, con informaciones tergiversadas y maniqueas en una proporción creciente. Venezuela se ha convertido, como lo era Cuba décadas atrás, en la nueva “mala palabra” en las RRII, con el objetivo de fondo de forzar un cambio tras más de tres lustros de chavismo en aquel país, que termine de consolidar a la derecha regional tras su llegada a los gobiernos de Argentina y Brasil (este último, vía golpe parlamentario). Cuando la oposición a Maduro, nucleada en la heterogénea MUD, conquistó la Asamblea Nacional en diciembre pasado, prometió que en seis meses acabaría con el gobierno del PSUV. Esto en palabras del propio presidente de la AN, el veterano dirigente Henry Ramos Allup. En esos meses, además, se dio el momento más grave de la crisis económica que vive aquel país, con un descenso pronunciado de los precios internacionales del petróleo (variable que comienza a cambiar fruto del acuerdo entre los países OPEP) y dificultades crecientes en el abastecimiento de alimentos. El gobierno ideó una iniciativa que le permitió sortear parcialmente el escenario adverso, aún con notorias dificultades: los CLAP, Consejos Locales de Abastecimiento y Producción, que se constituyeron en un bypass -tal como hacía Chávez con las Misiones respecto al propio Estado- frente a la distribución privada de alimentos, donde aún hoy sigue brillando el acaparamiento. Pasaron tres trimestres y la derecha, que tiene gran apoyo externo y al alineamiento de diversos medios de comunicación en lo interno, no logró conquistar Miraflores. ¿Qué factores inciden en que no haya podido? Diversos: a) A diferencia de Brasil, la MUD no controla al poder judicial ni al vicepresidente del país. Tampoco a las FFAA. Una fórmula “a lo Temer” es impensada. b) El chavismo permea como identidad de gran parte del pueblo venezolano, aún en condiciones adversas. Incluso con aquellos que pudieran estar “desilusionados” con el actual estado de cosas. La consultora opositora Datanálisis, en un reciente sondeo, muestra que al menos 5 de cada 10 venezolanos sigue reivindicando el legado de Chávez. Hinterlaces, por otro lado, muestra que hay una progresiva recuperación del oficialismo ante las nuevas iniciativas económicas. c) La oposición sigue mostrando dos tendencias nítidas, en una similar situación a la vivida en 2014: un sector dialoguista y otro abiertamente rupturista, que exige “calentar la calle” nuevamente. Capriles, que pertenecía al primer bando dos años atrás, ahora parece abonar a una línea más confrontativa, parecida a la que comandó en 2013, tras el triunfo de Maduro. Esa puja, lejos de quedar enterrada tras la victoria de la MUD en diciembre, sigue sobre la mesa y se acrecentó. Unos culpan a otros de que Maduro siga en Miraflores, y viceversa. Los sectores más radicales, con Tintori y Machado a la cabeza, buscan una insurrección antichavista para la cual no parece haber condiciones objetivas a mediano plazo, tal como queda demostrado en el punto previo. d) La progresiva suba en los precios internacionales del petróleo y una mejora en indicadores como el riesgo país parecen demostrar que es posible un rebote luego de meses de profundas complejidades. Sobre el primer planteo, la reciente gira de Maduro por países OPEP y no OPEP deja un piso de acuerdos que haría prever un crecimiento de expectativas de cara al año próximo. En conclusión, con la navidad y las vacaciones cerca parece lejano un inminente “derrumbe institucional” como el que se plantea un sector de la MUD. El referendo también parece lejano, ya que la derecha debería juntar nuevamente el 1% de firmas en los 5 estados impugnados. Sin embargo la estrategia de “calentar la calle” buscará ser legitimada nuevamente, sobre todo desde el plano internacional: las condiciones regionales -sobre todo Argentina y Brasil, por sus respectivos nuevos gobiernos- son bien distintas a 2014, cuando las guarimbas buscaron derrocar a Maduro. Pero la MUD deberá tener bien claro algo: aun cuando cuente con un indisimulable apoyo externo, deberá primero construir condiciones de gobernabilidad a lo interno, algo impensado si al menos 5 de cada 10 venezolanos siguen reivindicando el legado de Hugo Chávez, tal como enunciáramos. A fin de cuentas, se pueden intentar erosionar y deslegitimar a un gobierno a distancia, pero no se puede gobernar (y ser elegido previamente) solo con rimbombantes declaraciones de la OEA. Juan Manuel Karg Politólogo UBA / Analista Internacional / Investigador CCC http://www.alainet.org/es/articulo/181218

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