America Latina

America Latina, Internacionales, Portada

¿Por qué el PSUV volvió a ganar en Venezuela?

Fuente: Juan Manuel Karg* | actualidad.rt.com Fecha: 17 de OCT 2017 Las elecciones a gobernadores en Venezuela fueron un verdadero cimbronazo para las fuerzas de las derecha regional, que esperaban que se refrendaran los resultados de las legislativas 2015, donde la MUD triunfó de forma contundente. Nada de eso sucedió: el chavismo ganó 18 gobernaciones de las 23 en juego, sacando el 54% a nivel nacional. La MUD apenas se impuso en 5, ganando la mayoría de ellas Acción Democrática, del veterano cacique Ramos Allup. Las fuerzas más radicales de la derecha, quienes encabezaron las violentas protestas meses atrás, se quedaron con las manos vacías. «¿Cómo se explica que en la crisis económica, social y política en Venezuela el oficialismo haya ganado la mayoría de las gobernaciones?» se preguntó en Twitter la presentadora de CNN, Patricia Janiot, adversa al chavismo desde los tiempos del propio Chávez. Esa es la pregunta que revolotea en la derecha regional: ¿cómo puede «esta gente», para ellos siempre inferior en cuanto a capacidades, seguir ganando elecciones, incluso frente a la guerra económica que ha provocado desabastecimiento y una enorme inflación?Posiblemente haya que buscar explicaciones en el quiebre político que significó la convocatoria a la Asamblea Nacional Constituyente: millones salieron a votar para decirle no a las guarimbas, violentas movilizaciones de calle que dejaron un centenar de muertos, varios de ellos incinerados por el «pecado» de ser pobres y chavistas. Desde ese domingo electoral, la violencia disminuyó notablemente, y la MUD aceptó la convocatoria a elecciones regionales -diálogo mediante- realizando unas elecciones primarias con magra participación, donde Allup comenzó a ganar la interna de la derecha. Pero además Janiot, al igual que centenares de comunicadores a lo largo y ancho del continente, olvida un dato adicional: el chavismo es una fuerza política que ha constituído un verdadero nuevo paradigma en la política venezolana. Esto también puede explicar, en parte, que pueda ganar una elección nacional en el marco de una embestida internacional sin precedentes, con una inflación galopante, desabastecimiento inducido, y con buena parte de los medios de comunicación -internos y externos- en contra. El chavismo no solo ha sobrevivido al fallecimiento de su propio líder, sino que cuando parecía agonizante pateó el tablero, aprovechando los groseros errores de una oposición verdaderamente amateur. Y de esa forma construye esta victoria, que descoloca a aquellos que vaticinaban el derrumbe del gobierno de Maduro hace apenas diez semanas. Uno de los datos más interesantes de la elección tiene que ver con la aparición en escena de una nueva generación del PSUV. La llegada de Héctor Rodríguez a la gobernación de Miranda oxigena al propio chavismo, demostrando que es un proyecto político a largo plazo, que puede modificar su propio discurso intentando interpelar nuevamente a sectores medios urbanos. Dentro de la oposición hay grandes derrotados: los ex gobernadores Capriles y Falcón, y el trío Guevara, López y Tintori, quienes foguearon la calle meses atrás. Pero también un gran ganador: el experimentado cacique Ramos Allup, que con 4 gobernaciones para Acción Democrática se constituyente en un claro precandidato presidencial para el 2018, posiblemente disputando la interna con Julio Borges, presidente de la Asamblea Nacional. La floja hipótesis de fraude queda desbaratada por el propio Capriles, que al momento de escribir estas líneas aún no ha emitido posicionamiento público. La elección del pasado domingo demuestra, entonces, varias cosas. En primer lugar que no es verdad aquella hipótesis de la derecha venezolana sobre que «el 80% quiere a Maduro fuera del poder». No por casualidad el gobierno adelantó de diciembre a octubre estas regionales: tenía conocimiento de un voto condena a aquellos que desestabilizaron el país por meses, de ahí que sus principales slogans tuvieran que ver con la paz y la democracia. Además evidencia que los votos a la oposición fueron a sus sectores menos radicalizados, tendencia que tuvo lugar tanto en las primarias como en las generales. Esto debería favorecer el diálogo, aislando a los sectores radicalizados, que fueron castigados por el voto popular. Parece abrirse, por tanto, un nuevo momento político en Venezuela, con un gobierno consolidado desde lo institucional, pero que aún seguirá afrontando grandes dificultades en lo económico, y una oposición que deberá rearmarse si pretende disputar la elección presidencial que tendrá lugar el año próximo. *Politólogo UBA / Analista Internacional

America Latina, Internacionales, Portada

¿Qué viene a hacer Obama por América Latina?

Fuente: Emir Sader* | Alainet Fecha: 04 de OCT 2017 En su viaje anterior, todavía presidente de EEUU, Obama vino a bendecir la restauración conservadora en Argentina, no tuvo el coraje de pasar por Brasil, donde ya estaba instalado un gobierno golpista, con su silencio complaciente. Ahora viene como ex-presidente, en representación de su Fundación, financiada por grandes conglomerados económicos. En el último mes, Obama ha tenido conversaciones con el Banco Northern Trust, con el banco Cantor Fitzgerald y con el grupo de compra en la privatización de empresas, Carlyle Group. Su fundación está financiada especialmente por donaciones de Microsoft, de la gigante del sector eléctrico Exelon, ambas con contribuciones de más de un millón de dólares. Obama ya hecho reiteradamente conferencias en Wall Street, recibiendo alrededor de 400 mil dólares por cada una. En São Paulo, Obama participará en un evento en el periódico economico Valor, del grupo O Globo, patrocinado por el banco español Santander. Cínicamente, dice que viene a “oír a líderes jóvenes”. No va a encontrar a ningún líder joven ahí. Para ello, tendría que venir sin patrocinio de bancos, tendría que ir a la periferia de Sao Paulo y de Buenos Aires. Pero con los patrocinios de las empresas que financian su fundación, viene más bien a buscar nuevas oportunidades de negocios para esas empresas, en especial en los procesos de privatización que los gobiernos de Macri y de Temer ponen en práctica. En Argentina, Obama tendrá una reunión con empresarios y se anuncia un encuentro con Mauricio Macri. En Brasil, al parecer, no se atreverá a un encuentro con Temer, que tiene el 3% de apoyo de los brasileños. Estaría en un encuentro en Córdoba sobre “economía verde”, organizada por la Fundacion Advanced Leadership, organización que tiene su sede en Washington, con el apoyo del BID, de la OEA y de la Fundación Mediterráneo y la Boston Seguros. El Obama que viene ya no tiene nada que ver con aquel que fue elegido como primer presidente negro de EEUU. Si fuera aquel, iría a las comunidades negras de Brasil, se interesaría por el destino de Milagro Salas y de Santiago Maldonado. Hablaría con los líderes populares y no con los dirigentes de bancos. Es tradicional que un ex-presidente norteamericano organice su fundación y viaje por el mundo, buscando mantener espacios propios, así como financiando sus viajes apoyado en donaciones de grandes empresas privadas de los EEUU. El único de los ex-presidentes norteamericanos que ha puesta una fundación al servicio de las causas democráticas en el mundo ha sido Jimmy Carter. Obama no esconde que se apoya en las grandes corporaciones norteamericanas y no en entidades civiles, de derechos humanos, de defensa de la democracia, de promoción de las políticas sociales. Llega a Brasil invitado por el grupo O Globo, que ha estado siempre del lado de las peores causas. Llega apoyado en bancos y trayendo la representación de una fundación que tampoco esconde quienes la financian. A Argentina, llega invitado por la organización norteamericana. Si quisiera inaugurar la presencia de su fundación con las buenas causas en el continente, tendría que venir a denunciar los inmensos retrocesos sociales que se dan en Argentina y en Brasil, donde gobiernos que promueven los intereses del mercado y de los bancos se han adueñado del gobierno. Tendría que preocuparse con lo que pasa en México, en Puerto Rico, en Guatemala, entre tantos otros países con graves problemas. Pero no es ese el programa de Obama en esta visita. Obama vivió el período del más grande aislamiento de EEUU en América Latina. Obama tuvo que elogiar a Lula, a convivir con gobiernos sumamente hostiles, apostó a presidentes como Peña Nieto, en Sebastián Piñera, pero no pudo tener éxito con ninguno de ellos. Tuvo que confesar el fracaso de 50 años de bloqueo a Cuba, visitó la Isla, pero no pudo tener la foto que pidió con Fidel. Termino su gobierno derrotado, no pudo elegir a su sucesora y vio que el sucesor de su gobierno era un bufón que deslegitima la presidencia de EEUU. Obama ahora quiere salvar su imagen, pero viene patrocinado e invitado por lo peor que tienen nuestros países. *Emir Sader, sociólogo y científico político brasileño, es coordinador del Laboratorio de Políticas Públicas de la Universidad Estadual de Rio de Janeiro (UERJ).

America Latina, Internacionales, Portada

Una nueva vieja derecha

Fuente: Emir Sader | El Telégrafo Fecha: 20 de SEPTIEMBRE 2017 No podría ser tan similar la derecha que vuelve en países de América Latina y esa misma derecha en los años 1980/1990, en sus programas de Gobierno. Aplican duros ajustes fiscales, a partir de los mismos diagnósticos que criminalizan los gastos estatales, las políticas sociales, los derechos de los trabajadores. Los gobiernos de Macri y de Temer no toman en cuenta que ese mismo programa se ha agotado, ha terminado por fracasar y ha sido sucedido por gobiernos que han resultado, disminuyendo significativamente la pobreza y la exclusión social. Pero la derecha no tiene nada distinto a proponer, han fracasado los intentos de “terceras vías”, que han revelado no son tales, sino formas disfrazadas del mismo proyecto neoliberal. De ahí que no se trata de superación de los gobiernos antineoliberales, sino de retomada dura y pura, de los programas neoliberales que han llevado a países del continente -Argentina como modelo más acabado- a las peores crisis de su historia. Lo que cambian son las formas de acción de esa misma derecha, buscando nuevos esquemas de acción, para tratar de imponer su viejo modelo. Lo que caracteriza hoy la acción de la derecha latinoamericana no son nuevas propuestas para terminar con la desigualdades y la exclusión social, sino métodos de acción nuevos, para volver a sus antiguos proyectos. Es una tragedia para la democracia cuando el Judiciario, en lugar de ser el gran defensor del Estado de Derecho, se compromete, al contrario, con violencias en contra de la democracia. Más todavía cuando participa de una colusión con los medios monopolistas privados, para que se constituya como fuerza política -a veces incluso partidaria- de derecha. El uso de las leyes como instrumento con objetivos políticos concretos es lo que se llama de “lawfare”, palabra que conscientemente tiene orígenes en la palabra guerra, porque de eso se trata: de desatar una verdadera guerra en contra de líderes políticos democráticos y populares, buscando desgastar su imagen pública e incluso inviabilizar su participación política vía acúmulo de sospechas y de procesos judiciales. Lo que hay de nuevo en la forma de acción de la vieja derecha es una alianza explícita entre sectores del Judiciario -y de la Policía- con los medios, para la espectacularización de procesos judiciales y acciones policiales y para hacer efectiva la judicialización de la política. Una alianza sin la cual ni los medios tendrían mayor efecto en sus reiteradas denuncias, ni el Judiciario ni la Policía lograría pasar en la opinión pública la imagen de corrupción de los líderes populares y de sus partidos. En un testimonio al juez que lo acusa sin pruebas en tantos procesos, en Curitiba, ese juez intentaba impedir que Lula hablara del colusorio que él y sus comparsas llevan a cabo con los medios, alegando que era un tema fuera del proceso. Lula se impuso, reiterando cómo los jueces hacen llegar, de manera privilegiada y fuera de cualquier procedimiento legal, informaciones sigilosas a los medios. Como los jueces no solo hablan fuera de los autos de los procesos, como aparecen reiteradamente en portadas de revistas y diarios, así como sus mismas esposas, y en fiestas de líderes políticos de derecha, además de posturas subservientes con el mismo presidente Temer, el jefe de toda la corrupción en Brasil. Lula logró ‘imponer’ la idea de que es parte esencial de la operación de judicialización de la política, la participación de los medios, en promiscuidad absoluta con el Judiciario. Sin poder cuestionar las políticas de prioridad de los programas sociales, que responden, en gran medida, por el éxito de esos gobiernos y por el prestigio en las capas populares de los presidentes, los dirigentes de la nueva derecha intentan desplazar el debate hacia los gastos estatales, como si fueran los responsables por la crisis económica. Y tratan de desplazar el debate sobre el significado de los líderes de los gobiernos populares hacia supuestas irregularidades que habrían cometido, incluyendo a cuestionamiento judicial a medidas de gobierno. Cuando se acercan elecciones, se montan operativos especiales, para copar el clima político, buscando réditos electorales inmediatos. En las elecciones municipales del año pasado en Brasil, se han retomado acusaciones antiguas en contra de Lula, se han aprisionado exdirigentes del PT, todo con gran despliegue midiático, revelando que se trata de la gran carta de que dispone la derecha. En las vísperas de las Paso, en Argentina, se ha desplegado nueva ofensiva en contra de Cristina, así como, ahora, cuando se acercan las elecciones, se retoman casos como el de Nisman – con una indecente supuesta reconstrucción en imágenes de lo que habría sido su asesinato -, así como otras acusaciones en contra de la expresidenta, en perspectiva de la disputa electoral, en particular en la provincia de Buenos Aires. Esos los nuevos métodos de la vieja derecha, cuyos objetivos son los mismos: acaparar el poder político en manos de la banca privada, destruir el patrimonio público, así como los derechos de los trabajadores y los programas sociales, así como la soberanía en la política externa de nuestros países. Lo único nuevo es ese método de colusión entre el Judiciario y los medios.

America Latina, Internacionales, Portada

Chile: Salvador Allende, entre la memoria y el olvido

Fuente: Marcos Roitman Rosenman | La Jornada Fecha 09 de SEPT 2017 os hechos significativos marcan el devenir de la historia chilena en el siglo XX. El triunfo de la Unidad Popular el 4 de septiembre de 1970 y el golpe de Estado el 11 de septiembre de 1973. Fue el primer gobierno socialista salido de las urnas. En ambos acontecimientos la figura relevante fue Salvador Allende: médico nacido en 1908, fundador del Partido Socialista, declarado marxista, ministro de sanidad a los 30 años durante el gobierno del Frente Popular encabezado por Pedro Aguirre Cerda, en 1938. Diputado, senador, presidente del Senado; impulsor de numerosas leyes sanitarias, de seguridad social, protección de los trabajadores y viviendas sociales; declarado defensor de la revolución cubana antimperialista; infatigable luchador social y, por último, presidente de Chile entre 1970 y1973. Dejó su vida en el palacio de gobierno defendiendo las libertades públicas y los derechos de los trabajadores, las mujeres, la juventud y los campesinos; en definitiva, del pueblo chileno. Llamó traidores y rastreros a los generales que se levantaron contra la patria, rompiendo la tradición constitucionalista. Inauguraban una larga noche. Fueron genocidas, torturadores, asesinos. Encabezados por el general Augusto Pinochet, secundado por los comandantes de la fuerza aérea Gustavo Leigh, de la armada José Toribio Merino y el general de carabineros César Mendoza. No fueron los únicos golpistas. El golpe de Estado fue la unión de civiles y militares más el apoyo internacional del gobierno de Estados Unidos y sus aliados en la región. Los acompañaba el entonces presidente del Senado Eduardo Frei Montalva, demócrata cristiano y ex presidente (1964-1970). Hoy se le llora como víctima de la dictadura. A su lado, Patricio Aylwin bloqueó y torpedeó cualquier acuerdo entre la democracia cristiana y el presidente Allende. Conspiró y brindó con champán la muerte de miles de chilenos. Hoy, plazas, calles y escuelas llevan su nombre. Lo recuerdan como el primer presidente postiranía. Hace meses se hizo pública el acta de una reunión privada entre la dirección de los empresarios chilenos y Frei como presidente del Senado en agosto de 1973. Este fue su consejo: Vayan a las fuerzas armadas, pídanle su intervención. Para derrocar al gobierno marxista no hay diálogo: esto se resuelve con balas. Junto a la plana mayor del Partido Nacional, citaré sólo a Onofre Jarpa, más tarde ministro del Interior de la tiranía. Son venerados como próceres, estandartes de las luchas democráticas. Pocos, los ya ancianos, los relacionan con el genocidio y menos se les confieren responsabilidades. Tal vez a los ya jubilados, chilenos o no, este recordatorio les resulte banal e injustificado. Sin embargo, vale la pena preguntarse cómo perciben esta etapa de la historia las nuevas generaciones. Y no me refiero a la militancia juvenil de los partidos políticos, sino a la juventud de la era digital, desenfadada, muchas veces desideologizada y, sobre todo, víctima de una educación de cuatro décadas, en la cual priman la manipulación, el olvido, la competitividad y la desafección por la memoria histórica. ¿Son conscientes de los crímenes de lesa humanidad de su pasado o siguen defendiendo, como hace el ex vicepresidente de Chile de la concertación y primer gobierno de Michelle Bachelet, Alejandro Foxley, que Pinochet cambió el destino de los chilenos para bien, convirtiéndole en el prohombre que puso al país en el umbral del progreso y en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos? Tal vez esto nos haga pensar. Muchos no quieren hacerlo. Es fatigoso y en ocasiones causa dolor. Saber la verdad de los hechos no les interesa y, lo que es peor, se sienten cómodos en su indolencia. Les basta una caricatura para identificar al gobierno de Salvador Allende y sus reformas: era un izquierdista cuyo proyecto era instaurar un Estado totalitario. Los chilenos se opusieron, lucharon y ganaron la batalla al comunismo y el marxismo-leninismo. No resulta extraño que la hoy candidata a la presidencia de Chile por la nueva izquierda –el Frente Amplio–, Beatriz Sánchez, de 46 años, universitaria, periodista, ex conductora de programas de televisión, cara conocida en los medios de comunicación, autoproclamada de izquierda y feminista, apoyada por los diputados Giorgio Jackson y Gabriel Boric, fundadores de Revolución, Democracia e Izquierda Autónoma, se despachaba de la siguiente manera en la entrevista concedida a la revista del corazón Paula, el 30 de junio de este año. Pregunta: ¿Te sientes cómoda con el modelo de Salvador Allende? Respuesta: No es lo mismo, porque estamos en otro contexto. Yo prefiero un Estado que no sea totalitario, porque no creo en un Estado totalitario. ¿Era Allende un tirano, un dictador cualquiera? Eso parece insinuar su respuesta. Ante la repercusión de semejante metedura de pata se vio obligada a pedir perdón, eso sí, a petición de sus avales, los diputados Jackson y Boric. Lo peor no es lo dicho, sino que lo crea y no tenga pudor en decirlo. Además, es la opinión generalizada de las nuevas generaciones educadas en la desmemoria, el olvido y la mentira. Son pocos los interesados en romper la amnesia colectiva que encubre a canallas, traidores, golpistas y genocidas. Rescatar de la manipulación histórica al gobierno de la Unidad Popular y a su presidente, Salvador Allende, señalando que fue el momento más democrático y en el que la dignidad de un pueblo soberano brilló en el escenario internacional, sigue siendo la signatura pendiente. Mientras tanto, sus dirigentes –los mismos que fueron exiliados y sufrieron torturas– abandonan sus principios, olvidan y hoy participan de las acciones golpistas contra el gobierno de Venezuela. Hace 47 años estarían con Pinochet señalando que Allende quería instaurar un régimen totalitario y, por tanto, el golpe de Estado fue una liberación. La posverdad se impone. Salvador Allende fue dictador, marxista-leninista y comunista. El resto es irrelevante.

America Latina, Internacionales, Portada

La Colombia que visita Francisco

Fuente: Fernando Collizzolli | Revista Zoom Fecha: 07 de SEPT 2017 El Papa Francisco emprendió esta semana, una visita de Estado a Colombia que lo llevará durante cinco días por cuatro ciudades (Bogotá, Villavicencio, Medellín y Cartagena), con el objetivo principal de apuntalar el proceso de paz que atraviesa el país cafetero. La primera visita de Jorge Bergoglio a Colombia como máximo responsable de la Iglesia Católica y la quinta de Francisco a la región se produce en el marco de una coyuntura política particularmente intensa e inédita en un país acostumbrado durante décadas, de algún modo, a que el pasado no pase. Rebobinemos un poco, antes de avanzar en el análisis de este complejo escenario en el que se enmarca la estadía de Francisco. Desandando el proceso de paz ¿Cómo se alcanzó esta instancia de posacuerdo entre el gobierno colombiano y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC)? Juan Manuel Santos llegó a la presidencia de Colombia en las elecciones del 2010, como continuador de las políticas de Álvaro Uribe, y en parte, eso hizo, al sostener la “Política de la Seguridad Democrática”, una amplia y sistemática ofensiva militar que despejó territorios para el establecimiento de condiciones favorables para la “Confianza Inversionista”. No obstante, la conformación de una amplia coalición de gobierno, la reconstrucción de las relaciones diplomáticas con los países de la región, el reconocimiento de la existencia del conflicto armado y de la responsabilidad del Estado y, finalmente, la apertura de una mesa de negociaciones de paz con las FARC y luego con el ELN llevaron al enfrentamiento de Santos con Uribe, quien había edificado su construcción política sobre la base de sostener un discurso “antifariano” que transformó a las guerrillas en general, y a las FARC en particular, en enemigos narco-terrorista de la nación colombiana.[i] “La primera visita de Jorge Bergoglio a Colombia como máximo responsable de la Iglesia Católica y la quinta de Francisco a la región se produce en el marco de una coyuntura política particularmente intensa e inédita en un país acostumbrado durante décadas, de algún modo, a que el pasado no pase” En ese sentido, en este desarrollo de las negociaciones de paz convergieron una serie de elementos como: a) la correlación de fuerzas en el campo de batalla (con las FARC replegadas y en situación de debilidad relativa ante un Estado, sin capacidad de desarticularlas); b) la estrategia política de los principales actores involucrados (mientras que a Santos, le permitieron diferenciarse de Uribe, conseguir la re-elección en 2014 y concitar un amplio apoyo internacional; para las FARC, supusieron la posibilidad de iniciar la disputa por otros medios); c) la deslegitimación de la “solución armada” ante los escándalos públicos producidos por las sucesivas violaciones a los derechos humanos; d) y el reconocimiento por parte de las elites de que tendrían negocios más rentables y seguros en tiempos de paz. Todo ello en un contexto de transformaciones en el escenario internacional, en el que los gobiernos progresistas de la región presionaron a las partes para sentarse a negociar. Fueron, precisamente, estos elementos los que permitieron “salvar” el proceso de paz ante el (no tan) sorpresivo triunfo del NO en el plebiscito popular de octubre de 2016, en el que confluyeron desde la apatía de la gran mayoría de la población colombiana y el rechazo a los acuerdos por parte de aquellas poblaciones que ya no registran el conflicto en su cotidianidad, hasta la prédica opositora de las iglesias cristianas evangélicas, pasando por el liderazgo de Uribe y la eficacia de una campaña articulada en torno a la desinformación y la generación de indignación.[ii] Así las cosas, incorporando algunas de las recomendaciones planteadas por los principales impulsores de la campaña del NO, los acuerdos resistieron y se terminaron rubricando en noviembre del año pasado en el Teatro Colón de Bogotá. Los desafíos del posacuerdo Desde entonces, Colombia enfrenta el desafío de materializar el Acuerdo Final, en un proceso que ha tenido, hasta el momento, su mayor logro en el histórico desarme cumplido por las FARC el pasado mes de junio –6800 guerrilleros entregaron 7132 armas y las coordenadas de 949 caletas donde se encuentran los restantes recursos bélicos–, y su conformación como partido político a través de la realización de un congreso partidario, en el que se acordó mantener la sigla de la organización, ahora como Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común, con la rosa roja como símbolo, un discurso amplio para interpelar a los sectores populares, y la apuesta por un “gobierno de transición” en las próximas elecciones. Sin embargo, desde el inicio, las dificultades del Estado colombiano para cumplir con lo acordado se hicieron, a todas luces, evidentes. Uno de los graves problemas actuales es la ocupación por parte de grupos paramilitares, guerrilleros del ELN, y de una fracción disidente de las FARC (el Frente Primero) de alrededor de 46 municipios liberados por las FARC, y la conversión de otros 16 en “zonas de anarquía”, en los cuales se ha producido un incremento de la violencia. “A la lamentable continuidad de los ataques contra dirigentes sociales –entre noviembre de 2016 y julio de 2017 fueron asesinados 55 líderes–, deben agregarse ahora los actos de violencia contra familiares y exguerrilleros desmovilizados de las FARC” A la lamentable continuidad de los ataques contra dirigentes sociales –entre noviembre de 2016 y julio de 2017 fueron asesinados 55 líderes–, deben agregarse ahora los actos de violencia contra familiares y exguerrilleros desmovilizados de las FARC. Finalmente, como elemento nodal de este cuadro de situación, se destacan los importantes retrasos en la institucionalización normativa de los contenidos del Acuerdo: hasta el momento se llevan aprobadas media docena de leyes y actos legislativos en el Congreso Nacional cuando se había contemplado la necesidad de aprobar alrededor de 20 durante el 2017.[iii] Estas demoras responden, entre otras cuestiones, a las limitaciones impuestas por sectores de las elites que intentan incidir en el escenario de posacuerdo a través del poder judicial, la persistencia de los factores que llevaron al rechazo de

America Latina, Internacionales, Portada

La restauración neoliberal tropieza en América Latina

Fuente: Emir Sader* | ALAI Fecha: 21 AGOSTO 2017 Parecía todo redondo: los gobiernos “populistas” serian un breve paréntesis breve en el continente, a contramano de las corrientes globales. En la derecha y en la ultra izquierda, el análisis estaba listo: “fin de ciclo” de los gobiernos antineoliberales. Problemas graves en Venezuela, derrota electoral en Argentina, revés en Bolivia, golpe en Brasil, entre otros, prenunciaban que la derecha volvería. La anunciada restauración neoliberal ganaba cuerpo en Argentina con el flamante gobierno de Mauricio Macri y en Brasil con el de Michel Temer. La derecha se preparaba para conmemorar victorias en Ecuador, en Chile, en México, en Colombia, a lo mejor incluso en Bolivia, entre otros países del continente. EEUU proclamaba que su período de más grande aislamiento en América Latina terminaba. Los que se incomodaban con los gobiernos que más conquistas habían logrado en el continente, pero que no correspondían a sus equivocadas previsiones, volvían a aparecer, después de haber estado ausentes, sin discurso alguno. Fueron los más contundentes en prever el “fin de ciclo” de gobiernos que desmienten todo lo que ellos han dicho. Alivianados, podrían volver a sus viejas y siempre desmentidas tesis académicas. Pero las cosas no han evolucionado como preveían los conservadores. Ni los gobiernos de Macri y de Temer logran cumplir con lo que prometían, ni tampoco en otros países el panorama corresponde a lo que la derecha esperaba. Los modelos de restauración neoliberal, puestos en práctica en Argentina y en Brasil, ni han retomado el crecimiento económico, ni tampoco han superado la crisis. La recesión se perpetúa y se profundiza en esos países, el desempleo llega a niveles records, la situación social se degrada, los apoyos de esos gobiernos caen, al punto de que el gobierno de Temer tiene menos del 5% de apoyo. Se confirma que retomar el viejo proyecto, ya aplicado en los 80 y los 90 del siglo pasado en varios países de la región, no tiene ninguna capacidad de dar solución a los problemas de esos países. Al contrario, disminuir las inversiones estatales, los recursos para las políticas sociales, cortar los derechos de los trabajadores, solo ha ahondado la crisis. La restauración neoliberal desemboca en un fracaso. Por otra parte, la crisis venezolana, frente al agotamiento de los métodos de acción de la oposición y de las amenazas desastrosas de Trump, así como frente a la elección de una Asamblea Constituyente, han generado una situación de crisis para la oposición. Sus manifestaciones han bajado de tono, el desconcierto cunde en sus filas. En países como México, Colombia, Chile, a su vez, la izquierda tiene perspectivas reales de victoria en las próximas elecciones presidenciales. Andrés Manual López Obrador aparece como favorito en las encuestas, al tiempo en que los partidos tradicionales de la derecha, el PRI y el PAN, tiene hasta dificultades de unificarse mínimamente a su interior y lanzar candidatos competitivos. En Colombia, Gustavo Petro, ex-alcalde de Bogotá, disputa en las encuestas el liderazgo con el candidato más connotado de la derecha, Vargas Peñaloza, mientras el partido de Uribe busca un nombre, en medio de la parálisis del respaldo del ex-presidente, que por primera vez tiene un nivel de rechazo más alto que el de apoyo. En Chile, cuando la derecha ya se preparaba para conmemorar el retorno de Sebastián Pinera, frente a la incapacidad del gobierno de Bachelet de siquiera tener un candidato propio, el Frente Amplio desarrolla una importante campaña con la candidatura de Beatriz Sánchez, una gran líder del sector de la educación en el país, y se ubica en segundo lugar en las encuestas. En Ecuador, aun con un resultado apretado, el problema no viene del retorno de la derecha, sino de disensiones dentro del gobierno de Lenin Moreno y de Alianza País. Conflictos que no dejan de preocupar, aún más por el tono que asumen los reproches mutuos. Pero son diferencias al interior de un mismo proceso. En Bolivia, desecha completamente la farsa de las acusaciones personales en contra de Evo Morales, que se han revelado un completo montaje de la oposición, el MÁS se prepara para encarar la forma de poder volver a presentar la candidatura de Evo, apoyado en el respaldo masivo que tiene su gobierno. Ha pasado el auge de la contraofensiva de la derecha, que pierde aliento y no presenta ninguna propuesta novedosa, que pudiera configurar realmente un fin de ciclo, superado por nuevo período histórico. Son intentos de volver al viejo modelo neoliberal que, ni en América Latina, ni en ningún otro lado, presenta capacidad de superar la crisis generalizada a la que ese mismo modelo ha arrojado a la gran mayoría de las economías de Europa, EEUU y América Latina. Es de las mismas fuerzas que han protagonizado el extraordinario proceso de lucha en contra del neoliberalismo, que pueden surgir nuevas perspectivas para retomar y dar continuidad, en las nuevas condiciones históricas, a ese proceso. Emir Sader, sociólogo y científico político brasileño, es coordinador del Laboratorio de Políticas Públicas de la Universidad Estadual de Rio de Janeiro (UERJ).

America Latina, Internacionales, Portada

11 tesis sobre Venezuela y una conclusión escarmentada

Fuente: Juan C. Monedero | blogs.publico.es Fecha: 11 de AGOSTO 2017 1. Es indudable que Nicolás Maduro no es Allende. Tampoco es Chávez. Pero los que dieron el golpe contra Allende y contra Chávez son, y eso también es indudable, los mismos que ahora están buscando un golpe en Venezuela. 2. Los enemigos de tus enemigos no son tus amigos. Puede no gustarte Maduro sin que eso implique olvidar que ningún demócrata puede ponerse al lado de los golpistas que inventaron los escuadrones de la muerte, los vuelos de la muerte, el paramilitarismo, el asesinato de la cultura, la operación Cóndor, las masacres de campesinos e indígenas, el robo de los recursos públicos. Es comprensible que haya gente que no quiera ponerse del lado de Maduro, pero conviene pensar que en el lado que apoya a los golpistas están, en Europa, los políticos corruptos, los periodistas mercenarios, los nostálgicos del franquismo, los empresarios sin escrúpulos, los vendedores de armas, los que defienden los ajustes económicos, los que celebran el neoliberalismo. No todos los que critican a Maduro defienden esas posiciones políticas. Conozco gente honesta que no soporta lo que está pasando ahora mismo en Venezuela. Pero es evidente que del lado de los que están buscando un golpe militar en ese país están los que siempre apoyaron los golpes militares en América Latina o los que priman sus negocios por encima del respeto a la democracia. Los medios de comunicación que están preparando la guerra civil en Venezuela son los mismos conglomerados mediáticos que vendieron que en Irak había armas de destrucción masiva, que nos venden que hay que rescatar a los bancos con dinero público o que defienden que la orgía de los millonarios y los corruptos hay que pagarla entre todos con recortes y privatizaciones. Saber que se comparte trinchera con semejante gente debiera llamar a la reflexión. La violencia siempre debe ser la línea roja que no debe traspasarse. No tiene sentido que el odio a Maduro ponga a nadie decente al lado de los enemigos de los pueblos. 3. Maduro heredó un papel muy difícil -gestionar Venezuela en un momento de caída de los precios del petróleo y de regreso de Estados Unidos a Latinoamérica después de la terrible aventura en Oriente Medio- y una misión imposible -sustituir a Chávez-. La muerte de Chávez privó a Venezuela y a América Latina de un líder capaz de poner en marcha políticas que han sacado de la pobreza a 70 millones de personas en el continente. Chávez entendió que la democracia en un solo país era imposible y puso sus recursos, en un momento de bonanza gracias a la recuperación de la OPEP, para que se iniciara la etapa más luminosa de las últimas décadas en el continente: Lula en Brasil, Correa en Ecuador, Morales en Bolivia, Kirchner en Argentina, Lugo en Paraguay, Mujica en Uruguay, Funes en El Salvador, Petro en Bogotá e incluso Bachelet en Chile referenciaban esa nueva etapa. La educación y la salud llegaron a los sectores populares, se completó la alfabetización, se construyeron viviendas públicas, nuevas infraestructuras, transportes públicos (después de la privatización de los mismos o la venta y cierre de los trenes), se frenó la dependencia del FMI, se debilitó el lazo con los Estados Unidos creándose la UNASUR y la CELAC. También hay sombras, principalmente vinculadas a la debilidad estatal y a la corrupción. Pero haría falta un siglo para que los casos de corrupción en los gobiernos progresistas de América Latina sumen, por citar sólo un asunto, el coste de la corrupción que significa el rescate bancario. La propaganda de los dueños de la propaganda terminan logrando que el oprimido ame al opresor. Nunca desde la demonización de Fidel Castro fue ningún líder latinoamericano tan vilipendiado como Chávez. Para repartir entre los pobres, hubo que decirle a los ricos, de América y también de Europa, que tenían que ganar un poco menos. Nunca lo toleraron, lo que puede entenderse, especialmente en España, donde, en mitad de la crisis, responsables económicos y políticos del Partido Popular robaban a manos llenas al tiempo que decían a la gente que tenía que apretarse el cinturón ¿Iba Chávez ese “gorila” a frenarles sus negocios? Desde que ganó las primeras elecciones en 1998, Chávez tuvo que enfrentarse a numerosos intentos de derribarlo. Por supuesto, con la inestimable ayuda de la derecha española, primero con Aznar, luego con Rajoy, y la ya conocida participación de Felipe González como lobbista de grandes capitales. (Es curioso que el mismo Aznar que hizo negocios con Venezuela y con Libia luego se convirtió en ejecutor cuando se lo ordenaron. Gadafi incluso le regaló a Aznar un caballo. Pablo Casado fue el asistente de Aznar en esa operación. Luego, cosas de la derecha, celebraron su asesinato). 4. Chávez no legó a Maduro los equilibrios nacionales y regionales que construyó, que eran políticos, económicos y territoriales. Eran una construcción personal en un país que salía de tasas de pobreza del 60% de la población cuando llegó Chávez al gobierno. Hay cambios que necesitan una generación. Ahí es donde la oposición pretende estrangular a Maduro, con problemas mal resueltos como las importaciones, los dólares preferenciales o las dificultades para frenar la corrupción que desembocan en desabastecimiento. Sin embargo, Maduro supo reeditar el acuerdo “cívico-militar” que tanto molesta a los amigos del golpismo. Algo evidente, pues Estados Unidos siempre ha dado los golpes buscando apoyos en militares autóctonos mercenarios o desertores. El ejército en América Latina solo se entiende en relación con Estados Unidos. Les han formado, sea en tácticas de tortura o en “lucha contrainsurgente”, sea en el uso de las armas que les venden o en el respeto debido a los intereses norteamericanos. En Venezuela, los mismos que formaron a los asesinos de la Escuela Mecánica de la Armada argentina o que sostuvieron al asesino Pinochet lo tienen complicado (el asalto por parte de mercenarios vestidos de militares a un cuartel en Carabobo buscaba construir la sensación de fisuras en

America Latina, Internacionales, Portada

La CIA y la contrarrevolución en Venezuela

Fuente: Blog de Atilio Borón Fecha: 26 de JULIO 2017 La sociedad capitalista tiene como uno de sus rasgos principales la opacidad. Si en los viejos modos de producción precapitalistas la opresión y la explotación de los pueblos saltaba a la vista y adquiría inclusive una expresión formal e institucional en jerarquías y potestades, en el capitalismo prevalece la oscuridad y, con ella, el desconcierto y la confusión. Fue Marx quien con el descubrimiento de la plusvalía descorrió el velo que ocultaba la explotación a la que eran sometidos los trabajadores “libres”, emancipados del yugo medieval . Y fue él también quien denunció el fetichismo de la mercancía en una sociedad en donde todo se convierte en mercancía y por lo tanto todo se presenta fantasmagóricamente ante los ojos de la población. Lo anterior viene a cuento de la negación sobre el papel de la CIA en la vida política de los países latinoamericanos, aunque no sólo en ellos. Su permanente activismo es insoslayable y no puede pasar desapercibido para una mirada mínimamente atenta. Peso a ello al hablarse de la crisis en Venezuela –para tomar el ejemplo que ahora nos preocupa- y las amenazas que se ciernen sobre ese país hermano a la “Agencia” nunca se la nombra, salvo pocas y aisladas excepciones. La confusión que con su opacidad y su fetichismo genera la sociedad capitalista se cobra nuevas víctimas en el campo de la izquierda. No debería sorprender que la derecha alentara ese encubrimiento de la CIA. La prensa hegemónica —en realidad, la prensa corrupta y canalla— jamás la menciona. Es un tema tabú para estos impostores seriales. Ni a ella, la CIA, ni a ninguna de las otras quince agencias que constituyen en conjunto lo que en Estados Unidos amablemente se denomina “comunidad de inteligencia”. Eufemismos aparte, es un temible conglomerado de dieciséis pandillas criminales financiadas con fondos del Congreso de Estados Unidos y cuya misión es doble: recoger y analizar información y, sobre todo, intervenir activamente en los diversos escenarios nacionales con un rango de acción que va desde el manejo y la manipulación de la información y el control de los medios de comunicación hasta la captación de líderes sociales, funcionarios y políticos, la creación de organizaciones de pantalla disimuladas como inocentes e insospechadas ONGs dedicadas a inobjetables causas humanitarias hasta el asesinato de líderes sociales y políticos molestos y la infiltración en – y destrucción de- toda clase de organizaciones populares. Varios arrepentidos y asqueados ex agentes de la CIA han descrito todo lo anterior en sumo detalle, con nombres y fechas, lo que me excusa de abundar sobre el tema.[1] Que la derecha sea cómplice del encubrimiento del protagonismo de los aparatos de inteligencia de Estados Unidos es comprensible. Son parte del mismo bando y protege con un muro de silencio a sus compinches y sicarios. Lo que es absolutamente incomprensible es que representantes de algunos sectores de la izquierda —notablemente el trotksismo—, el progresismo y cierta intelectualidad atrapada en los embriagantes vapores del posmodernismo se inscriban en este negacionismo donde no sólo la CIA desaparece del horizonte de visibilidad sino también el imperialismo. Estas dos palabras, CIA e imperialismo, ni por asomo irrumpen en los numerosos textos escritos por personeros de aquellas corrientes acerca del drama que hoy se desenvuelve en Venezuela y que, ante sus ojos, parece tener como único responsable al gobierno bolivariano. Quienes se inscriben en esa errónea —insanablemente errónea— perspectiva de interpretación se olvidan también de la lucha de clases, que brilla por su ausencia sobre todo en los análisis de supuestos marxistas que no son otra cosa que “marxólogos”, esto es, cultos doctores embriagados por las palabras, como a veces decía Trotsky, pero que no comprenden la teoría ni mucho menos la metodología del análisis marxista y por eso ante los ataques que sufre la revolución bolivariana exhiben una gélida indiferencia que, en los hechos, se convierte en complacencia con los reaccionarios planes del imperio. Toda esta horrible confusión, estimulada como decíamos al comienzo por la naturaleza misma de la sociedad capitalista, se disipa en cuanto se recuerda el sinfín de intervenciones criminales que la CIA llevó a cabo en América Latina (y en donde fuera necesario) para desestabilizar procesos reformistas o revolucionarios. Una somera enumeración a vuelo de pájaro, inevitablemente incompleta, subrayaría el siniestro papel desempeñado por “la Agencia” en Guatemala, en 1954, derrocando al gobierno de Jacobo Arbenz organizando una invasión dirigida por un coronel mercenario, Carlos Castillo Armas, quien luego de hacer lo que le fuera ordenado sería asesinado tres años después en el Palacio Presidencial. Sigamos: Haití, en 1959, sosteniendo al por entonces amenazado régimen de François Duvallier y garantizando la perpetuidad y el apoyo a esa criminal dinastía hasta 1986. Ni hablemos del intenso involucramiento de la “Agencia” en Cuba, desde los comienzos mismos de la Revolución Cubana, actividad que continúa hasta el día de hoy y que registra como uno de sus principales hitos la invasión de Playa Girón en 1961; o en Brasil, 1964, asumiendo un activísimo papel en el golpe militar que derribó al gobierno de Joao Goulart y sumió a ese país sudamericano en una brutal dictadura que perduró por dos décadas; en Santo Domingo, República Dominicana, en 1965, apoyando la intervención de los marines luchando contra los patriotas dirigidos por el Coronel Francisco Caamaño Deño; en Bolivia, en 1967, organizando la cacería del Che y ordenando su cobarde ejecución una vez que había caído herido y capturado en combate. La CIA permaneció en el terreno y ante la radicalización política que tenía lugar en Bolivia conspiró para derribar el gobierno popular de Juan J. Torres en 1971. En Uruguay, en 1969, cuando la CIA envió a Dan Mitrione, un especialista en técnicas de tortura, para entrenar a los militares y la policía para arrancar confesiones a los Tupamaros. Mitrione fue ajusticiado por estos en 1970, pero la dictadura instalada por “la embajada” desde 1969 perduró hasta 1985; en Chile, desde comienzos de los años sesenta e

America Latina, Internacionales, Portada

El lobby argentino contra Venezuela

Fuente: Jorge Elbaum* | Nodal Fecha: 25 de JULIO 2017 La reciente derrota de los presidentes de Brasil y Argentina en su intención de expulsar a la República Bolivariana de Venezuela del MERCOSUR estuvo prologada por la labor de un colectivo de políticos y empresarios argentinos ligados a la más violenta oposición al gobierno de Maduro, con terminales en Think Tank de Miami y Washington. La “Red V” tiene como objetivo desestabilizar las instituciones democráticas venezolanas, confundir a la opinión pública del continente latinoamericano e impulsar una guerra civil al interior del país caribeño para habilitar una mayor injerencia de los Estados Unidos, y legitimar, en última instancia, una intervención militar. “La Red”, que se encuentra en su etapa de institucionalización tiene como uno de sus articuladores centrales al diputado argentino del oficialismo, Waldo Wolff. El vínculo de Wolff con vectores de este conglomerado agrupa a sectores del establishment del continente vinculados al mundo académico, empresarial y relacionado a la fundación ESTELA, un think tank vinculado a Esteban Bullrich, exministro de educación de Mauricio Macri. https://estelasur.org/ Los vínculos comerciales de Wolff se establecieron durante el año 2014, cuando se asoció al venezolano Eduardo José Esquivel Ortega en el emprendimiento MASSPARKING, inscripto con el número 829953 del registro público panameño, en uno de los emprendimientos que fue parte del escándalo internacional –a inicios de 2016– de los denominados “Panamá Papers”. Esta empresa, adscripta a un “paraíso fiscal”, que nunca fue declarada ante el fisco argentino, se articula además con otra iniciativa comercial caratulada como “Simulador Indoor Golf Center”, ubicado en el tercer subsuelo del Hotel Panamericano de la capital panameña, donde prominentes exiliados venezolanos asisten para practicar su “drive” y planificar acciones de los grupos de choque antichavistas conocidas como “guarimbas”. Tiempo después de sustanciar estas asociaciones comerciales Wolff fue elegido vice presidente de la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA) y es catapultado –inmediatamente– a la escena pública nacional debido alfallecimiento del fiscal Natalio Alberto Nisman, sucedidoen enero de 2015. El dirigente del sector más reaccionario de la colectividad judía argentina se montó en la muerte de Nisman para liderar una campaña de desprestigio contra Cristina Fernández de Kirchner del mismo tipo que la utilizada por la red anti chavista que actualmente lidera, y cuyo objetivo es echar por tierra al gobierno de Maduro. Apenas conocido el deceso de Nisman se reveló la existencia de cuentas no declaradas del fiscal fallecido por casi 700 mil dólares en bancos de EEUU y propiedades no declaradas en Uruguay por 400 mil dólares.Wolff, sin embargo, organizó junto al secretario general de la DAIA, Jorge Knoblovits, una campaña internacional de difamación contra el entonces gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, que incluyó una gira por Estados Unidosen la que amplió los contactos políticos con sectores ligados a los denominados “fondos buitres” (http://bit.ly/2umYUFb). Uno de los encuentros públicos más resonantes de esa “gira” fue la conferencia conjunta brindada por Knoblovits y el cubano –nacionalizado estadounidense– Carlos Alberto Montaner, sindicado por múltiples fuentes como un conspicuo instigador de todos los intentos golpistas existentes en América Latina en los últimos treinta años, y al mismo tiempo, enemigo de la revolución bolivariana iniciada por Hugo Chávez en 1999. En ese coloquio público, la DAIA y Montaner impugnaron a los gobiernos de Maduro y de CFK (en forma conjunta) en el seno de un Templo confesional, el Beth Torá Benny Rock Campus, ubicado en Miami, donde se asoció al fallecido Natalio Alberto Nisman con el golpista venezolano Leopoldo López. Ambos –Nisman y López– fueron equiparados como dos patriotas, víctimas delapersecución del “populismo” latinoamericano. Los contactos de 2015, incluyeron consultascon AIPAC (lobby de la derecha comunitaria donde las corporaciones petroleras tienen un lugar relevante), organización que ha sido ampliamente repudiada por amplios sectores de la judeidad estadounidense, por carecer de compromiso con la paz en Medio Oriente, y promover soluciones bélicas en distintos puntos del planeta (http://bit.ly/2tQELDF).Dos de los acaudalados donantes más relevantes de AIPAC son –curiosamente— Paul Singer y Sheldon Adelson, quienes han sido (a) asociados al oscuro financiamiento de Natalio Alberto Nisman descubierto poco después de su fallecimiento, (b) integrantes de los “fondos buitres” que pretendieron llevar al default al gobierno de los Kirchner y que terminaron cobrando sus inversiones e intereses usurarios, luego del triunfo de Mauricio Macri, (c) el vínculo con el partido de la derecha israelí, el Likud, defensor de las políticas coloniales de ocupación sobre los territorios palestinos, y (d) quienes –según el propio presidente Maduro—son los máximos responsables de la “guerra económica” desatada contra el chavismo, cuyo interés fundamental es la apropiación y control de la cuenca petrolífera venezolana (http://bit.ly/2vNsj9p). Las simpatías y confianzas con estos sectores ya habían sido puestas en evidencia por el propio jefe de Wolff, Mauricio Macri cuando afirmó frente a las cámaras de TV (el 23 de noviembre de 2009) que había consultado con las embajadas de Israel y Estados Unidos antes de nombrar a su jefe de policía. Macri, en forma textual, afirmó: “Fuimos a la embajada de Estados Unidos y a la de Israel y les dijimos: ‘Queremos que nos recomienden cuál es el mejor policía’, y los dos, sin hablar entre ellos, dijeron: ‘El señor Palacios’”. Luego, el actual presidente remarcó: “Fue una recomendación de dos servicios de inteligencia extranjeros”, refiriéndose a la CIA y el Mosad (http://bit.ly/2eFO0EX). La tarea de articulación internacional y la concomitante deslegitimación del chavismo (y de Cristina Kirchner), le granjeó a Wolff la confianza de Mauricio Macri, quien lo incorporó en las listas legislativas en diciembre de ese año 2015, permitiéndole acceder a la cámara de diputados de la Nación. El 6 de marzo de 2016, a los pocos meses de incorporarse a la Cámara Baja, Wolff participó del vigésimo primer encuentro de parlamentarios judíos de América Latina y el Caribe que se desarrolló en Miami, auspiciado por una organización ligada a la derecha del partido republicano, la Fundación Alianza por Israel (IAF, por sus siglas en inglés). El representante por la República Bolivariana de Venezuela fue el congresista

Scroll al inicio