Comunicados y Declaraciones

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Santiago Maldonado, el Gobierno es responsable

El 1º de agosto se cumple un año de la desaparición forzada seguida de muerte de Santiago Maldonado. Desde su desaparición —en el marco de la represión a la Comunidad Mapuche Pu Lof de Cushamen— el Gobierno puso todo su empeño en encubrir a los responsables con información falsa e inadmisibles presiones sobre la Justicia, apoyado en un vergonzoso blindaje de los medios hegemónicos. No es ésta una muerte aislada. El gobierno neoliberal de la alianza Cambiemos es responsable del asesinato por la espalda de Rafael Nahuel, de las víctimas del gatillo fácil, de los chicos humildes  baleados por las fuerzas de seguridad, de los presos políticos y la represión en general, métodos con los que pretende acallar la resistencia popular a sus políticas. Tenemos claro que los sectores populares somos los únicos interesados —y los únicos capaces— de enfrentar y resistir este profundo deterioro del Estado de Derecho y el agravamiento de las condiciones de vida de las grandes mayorías de nuestra sociedad. El LLAMAMIENTO Argentino Judío se solidariza con el dolor de la familia de Santiago y demanda junto a todas las entidades de derechos humanos y las organizaciones populares, la inmediata implementación de una investigación judicial independiente de las manipulaciones del Poder Ejecutivo, tal como reclama la familia Maldonado. Sin el esclarecimiento de este horrible crimen, la democracia argentina aparece como mutilada por la impunidad. En el marco de estos reclamos el LLAMAMIENTO estará presente el próximo 1º de agosto en la Plaza de Mayo junto a centenas de organizaciones populares para exigir Verdad y Justicia para Santiago. Marcelo Horestein – Secretario Jorge Elbaum – Presidente

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Fuerzas Armadas, libertades individuales y Estado de Derecho

El LLAMAMIENTO Argentino Judío rechaza de manera terminante la intención del Poder Ejecutivo de asignar a las FF.AA. nuevas tareas vinculadas con la “seguridad interior”. Dicho mandato es ilegal y quiebra el contrato tácito de todas las fuerzas políticas que se sucedieron desde el regreso de la democracia en 1983, después de atravesar la etapa más oscura de la historia argentina signada por la represión y la desaparición de 30.000 compatriotas a mano de una dictadura genocida. El manejo del lenguaje ambiguo usado por el gobierno de la alianza Cambiemos para definir las (posibles) nuevas áreas de incumbencia para la intervención de las fuerzas militares, y el equívoco uso de consideraciones de seguridad interna ponen en grave peligro las libertades individuales y el Estado de Derecho, dejando a discreción del Poder Ejecutivo el uso de las fuerzas armadas para ejercitar la violencia estatal. Con este decreto el gobierno autoriza a las FF.AA. la posibilidad de participar de la represión para contener las protestas que genera su plan de corte neoliberal, que pretende excluir a la inmensa mayoría de los argentinos, cediendo además soberanía económica y política a grupos financieros y organismos multilaterales empecinados en la flexibilización laboral, la reducción de las jubilaciones y la entrega de los recursos naturales. En este marco, desde el LLAMAMIENTO rechazamos cualquier cambio que el Ejecutivo pretenda realizar (vía decreto) para confundir, redefinir o igualar los conceptos de “defensa nacional” y “seguridad interior” dilapidando 35 años de consensos en la política de Estado relacionada con las Fuerzas Armadas.

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Una amarga impunidad

A 24 años del criminal atentado a la AMIA que costó la vida de 85 personas y que enlutó a toda la sociedad argentina, el LLAMAMIENTO Argentino Judío expresa su total solidaridad con los familiares de las víctimas. Casi un cuarto de siglo de impunidad es una insostenible afrenta para aquellos que libran una durísima lucha para lograr Justicia, a lo que magistrados y fiscales —y gran parte del aparato judicial— parecen empeñados en obstaculizar. En tiempos en los que se desarrolla el “Juicio por encubrimiento” repudiamos y denunciamos el silencio cómplice de los medios hegemónicos, la apatía generalizada de la dirigencia política, el truculento alegato absolutorio de la AMIA —apoyada por el Ministerio de Justicia— para con los exfiscales acusados de múltiples irregularidades y la vergonzosa connivencia exculpatoria con el extitular de la DAIA Rubén Beraja. El LLAMAMIENTO reitera su total apoyo a las agrupaciones de familiares de las víctimas —Memoria Activa, 18J y A.P.E.M.I.A.— quienes jamás renunciaron a su legítima demanda de total esclarecimiento del atentado, habiendo tenido que padecer el engaño del magistrado abocado a la instrucción de la causa original Juan José Galeano y las farsas procesales pergeñadas por los fiscales acusados Eamon Müllen y José Barbaccia.

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Día de la Independencia: ¡La Patria está en peligro!

La conmemoración de las fechas patrias siempre fue motivo para que queden expuestas dos visiones diferentes de país. Al momento mismo de los acontecimientos, éstas fueron el resultado de dos modelos en pugna: el 25 de Mayo se trataba de romper los lazos coloniales y reemplazar la autoridad del Rey de España y reemplazarla por un gobierno criollo y el 9 de Julio, concluir lo que “Mayo” había dejado pendiente: la Independencia. En ambos casos hubo que vencer la resistencia de quienes querían continuar con el modelo colonial y con quienes dudaban de la oportunidad de declarar la independencia temerosos de la reacción de España que estaba dispuesta a recuperar sus excolonias americanas con el apoyo de la Santa Alianza europea. Todo ese período estuvo signado por la pugna entre un modelo emancipador y otro conciliador con el viejo modelo, no faltando quienes actuaran para reemplazar a España por Inglaterra, la potencia europea fortalecida tras la derrota de Napoleón y que ya contaba con un incipiente desarrollo capitalista. Los acontecimientos posteriores —el largo período del caudillismo y las luchas intestinas hasta Caseros y los acontecimientos posteriores hasta la consolidación del régimen oligárquico en la década del 80 del siglo XIX, en el cual finalizan los enfrentamientos armados que marcaron ese período— fueron la expresión de una sangrienta pugna entre dos modelos de país. Las clases sociales triunfantes impusieron un relato único acorde con sus intereses; una especie de un “fin de la historia” de esa época, augurando un dominio que se extendería indefinidamente en el tiempo. Al igual que en nuestro tiempo ese “fin” es una falacia. Poco a poco los sectores derrotados por la oligarquía terrateniente —en una nueva situación de la consolidación del capitalismo y el imperialismo colonialista como sistema mundial— entraron en pugna con el régimen oligárquico y empezaron a concebir modelos distintos de país y a la par un relato distinto al discurso dominante. Así, ante cada celebración “oficial” de una fecha patria se le yuxtaponían las conmemoraciones de los sectores populares que reivindicaban un modelo de país revolucionario para su época, en abierto desafío a los sectores conservadores herederos de sus antecesores en la historia. ¿Y qué pasa aquí y ahora? Esa pugna entre los dos modelos se hizo más evidente porque los hechos la hacen incontrovertible. Estamos frente a un nuevo aniversario de la Declaración de la Independencia. El gobierno de Cambiemos, al igual que el 25 de Mayo reciente, minimiza la conmemoración, rehuye de darle la relevancia que merece, teme el contacto con el pueblo, suspende actos oficiales y trata de que pase lo más inadvertido posible. Su accionar de todos días lo muestra impulsando un modelo neoliberal de país que lo está llevando al colapso y hunde en la desesperación a los sectores más humildes. Más aún, cuando el presidente Macri se atrevió a expresar su interpretación de la gesta emancipadora lo único que se le ocurrió fue disculparse ante el rey de España por la angustia que debieron sentir los congresales de Tucumán al momento de declarar la Independencia. A esto nos oponemos los sectores que aspiramos a otro modelo de país, en el cual no sea el mercado el que determine —en una especie de maltusianismo social— el destino de los argentinos, sino que el Estado regule y le imponga reglas para que seamos una sociedad inclusiva y justa. Lo que no le escapamos a la convocatoria popular para exaltar el espíritu patriótico de nuestro pueblo y no patriotero como acostumbra la derecha. Un modelo que dé continuidad a la gesta de la Independencia ante los nuevos peligros a los que nos conduce Cambiemos con la firma del acuerdo con el FMI, el ministerio de colonia financiera del imperialismo, que conlleva a la dependencia política y económica que quiebra nuestra soberanía para diseñar políticas propias acordes a los intereses de los argentinos. De los dos modelos en pugna, el que adhiere y se considera heredero de los sectores patrióticos y populares de Mayo, Julio y de todas las luchas por una patria soberana que le sucedieron, el que no le teme al pueblo, convoca a repetir las concentraciones multitudinarias como las que tuvieron lugar el último 25 de Mayo que congregó a 1.000.000 de personas en la avenida 9 de Julio de Buenos Aires y a miles en plazas de otras ciudades del país, para repetir el llamado de alerta: ¡La Patria está en peligro! ¡No al acuerdo al FMI! El LLAMAMIENTO Argentino Judío fiel continuador del espíritu de nuestros antepasados que llegaron al país trayendo consigo los valores de justicia y equidad de la milenaria tradición judía y formaron parte de las luchas del pueblo argentino por una sociedad más justa, decimos ¡La Patria no se rinde!!!

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Confusión, discriminación y estigmatización

El LLAMAMIENTO Argentino Judío advierte que en estos tiempos, no por casualidad, la cuestión judía continúa su derrotero de confusiones, falacias, discriminaciones y estigmatizaciones varias. Al episodio reciente con el periodista Santiago Cúneo se le agrega ahora el protagonizado por otro periodista, Tomás Méndez en su programa ADN. Tiempo atrás algunos fascistas u oligarcas etiquetaban a Néstor Kirchner como parte de una prosapia judía porque su apellido era similar a otros de conocidos judíos. Cuando CFK asumió la presidencia sectores emparentados con los anteriores divulgaron capciosamente que los ancestros maternos de Cristina, de apellido Wilhem, eran portadores de esa misma particularidad identitaria, similar a la imputa a su marido. Ahora Méndez afirma que Macri es un apellido de «origen hebraico», como si eso le agregara o le quitara algo de su componente político repudiable, cipayo y carente de espíritu nacional o patriótico. Desde el LLAMAMIENTO venimos insistiendo, desde nuestra constitución, que las diferencias relevantes no son entre católicos o no católicos, evangélicos o no evangélicos, o entre musulmanes y no musulmanes, ni entre heterosexuales, homosexuales, travestis o transgénero. La brecha —o el sinónimo que se le quiera asignar a esta distancia social— es ser o no participes de proyectos neoliberales y entreguistas de la Patria, versus quienes se identifican la soberanía nacional. Desde el LLAMAMIENTO denunciamos las políticas coloniales de Israel por ser contrarias al derecho internacional, no por ser sus gobernantes judíos. Si no lo fueran también los denunciaríamos. Valoramos los posicionamientos y las luchas de Tupac Amaru, de San Martín, de Bolívar, de Dorrego, de Simón Radowitsky, de Agustín Tosco, de Angela Davis, de Judit Butler, de Bernie Sanders, de Noam Chomsky, de Mordejai Anielevich, de Nelson Mandela, de Néstor Kirchner o de Hugo Chávez no por las creencias religiosas que profesan (o profesaron) o su procedencia étnica, sino por su posicionamiento en relación con una ética social y un compromiso con la solidaridad y la equidad. A Macri lo repudiamos fuese o no judío. Y sus creencias –o sus ancestros— no cambian el hecho de que sea un representante de la versión más reaccionaria del neoliberalismo. La identidad nacional, cultural confesional, étnica o su simpatía deportiva no hacen al proyecto vital, político, humano de quien lo suscribe. Sólo sus prácticas sociales lo ponen en evidencia. Hay musulmanes, católicos, evangelistas y judíos que están en las antípodas de los que somos. Y hay individuos pertenecientes a esos colectivos que los consideramos nuestros hermanxs y compañerxs. Con estos últimos nos sentimos unidos en una lucha común, en la que enfrentamos al egoísmo, el privilegio y la violencia. Como en otros momentos de la historia es necesario advertir sobre el peligro de «mezclar los tantos»: las categorizaciones confusas tienden a dividir al campo popular.  

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Cúneo, una expresión xenófoba

El LLAMAMIENTO Argentino Judío condena los comentarios judeofóbicos pronunciados por el periodista Santiago Cuneo. En uno de sus recientes “editoriales” televisivos recurrió al fraudulento libelo conocido como “Plan Andinia” que hace referencia a un supuesto plan destinado a apropiarse de la Patagonia por parte de la colectividad judía, versión actualizada de los “Protocolos de los Sabios de Sion”, panfleto difundido en la Rusia zarista de principios del siglo XX. Las diatribas de Cuneo también hicieron referencia al sionismo internacional como un ente conspirativo del que participan los judíos de todo el mundo y —para completar la estigmatización— sugirió la vinculación intrínseca de los judíos con el dinero. Su nuevo ropaje “nacional y popular” que ha estrenado en estos años —después de haber transitado por diferentes expresiones nacionalistas de derecha y de Cambiemos—, no lo exime de una firme condena. No es casualidad que en momentos en que nuestro país está sumido en una profunda crisis, que golpea a los sectores populares, aparezcan expresiones judeofóbicas y xenófobas en contra de las minorías. Así ocurre con los inmigrantes de los países vecinos o con los pueblos originarios, entre otros. La historia nos muestra que estas apariciones son el caldo de cultivo en busca de chivos expiatorios sobre quien descargar la culpa y desviarla de los verdaderos responsables, los promotores de las políticas neoliberales llevadas a cabo por el actual gobierno. El LLAMAMIENTO convoca al pueblo argentino, a los sectores populares —de los cuales somos parte— a no dejarse llevar por estas repudiables manifestaciones que solo sirven para generar divisiones entre quienes debemos enfrentar las políticas reaccionarias que tanto daño le están haciendo a nuestra Patria.  

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Gaza: represión brutal e injustificable

El LLAMAMIENTO Argentino Judío repudia los últimos acontecimientos en la Franja de Gaza y en Jerusalén y expresa su solidaridad con las víctimas de la represión, brutal e injustificable, del ejército israelí —contraria a los principios humanistas del judaísmo— frente a las manifestaciones de civiles. Además, rechazamos la política expansionista del gobierno israelí, la provocadora actitud estadounidense de trasladar su embajada a Jerusalén y las ambiguas políticas de Hamás teñidas de fundamentalismo y sectarismo que perjudica las aspiraciones palestinas de tener su propio estado. El LLAMAMIENTO expresa una vez más su firme convicción de que sólo un acuerdo de paz, basado en el retiro de Israel de los territorios ocupados y el desmantelamiento de los asentamientos ilegales, permitirá avanzar en acuerdos de fronteras seguras para ambos Estados y un estatus de Jerusalén como capital compartida por ambos pueblos.

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No en nuestro nombre

Desde nuestros comienzos, en el LLAMAMIENTO Argentino Judío nos referimos a la DAIA con la frase «No en nuestro nombre». Por entonces advertimos sobre cómo la institución se había desviado de sus principios fundacionales —el combate contra antisemitismo y la discriminación— para comerciar apoyo político a cambio de cargos y ayuda económica para terminar hoy siendo un apéndice del actual gobierno y de intereses geopolíticos ajenos a nuestro país. Lejos de alegrarnos por lo sucedido en los últimos días, el escándalo no es más que el corolario de una viciada forma de hacer política que viene desde hace mucho tiempo y de ejercer un aparente poder de la peor manera posible. No hay idea más ruin que la de utilizar la memoria del Holocausto para solicitar donaciones y otro tipo de favores. Estamos convencidos que la DAIA no sólo no representa el pensar y el sentir del LLAMAMIENTO, sino que está muy lejos de poder considerarse la «representación política de la comunidad judía argentina». No solo no la representa, tampoco representa su historia y, sobre todas las cosas, no expresa la pluralidad de voces que transitan la vida institucional de las entidades adheridas. Menos aún las voces de los judíos no institucionalizados. La DAIA debería dejar de arrogarse esa “representación política de la comunidad judía”. Muchos argentinos judíos se expresan políticamente de maneras diversas: participan de partidos políticos, movimientos sociales y hacen oír su voz en los sindicatos; escriben artículos en diarios y revistas; son escuchados en las universidades y leídas sus investigaciones. Estos argentinos judíos no necesitan una representación política: ellos solos eligen a quienes los representan y a su vez representan la voz de otros. Los judíos, en tanto colectivo, tenemos reivindicaciones específicas que deben tener una representación política no partidaria, del mismo modo que las tienen organizaciones sociales de similares características. Esto no significa que una institución pueda arrogarse la totalidad de la representación en desmedro de otras, menos cuando objetivamente la realidad muestra otra cosa. Debemos señalar también la fingida sorpresa de muchos dirigentes que ahora exigen investigaciones y renuncias masivas y que, hasta hace unos pocos días, apoyaban a la gestión saliente o en el mejor de los casos guardaron un silencio cómplice. Ellos también son responsables del mismo modo que lo son los referentes de grandes intereses económicos que adscriben a la DAIA y que han influenciado en el alineamiento de la institución con las políticas neoliberales. En el LLAMAMIENTO siempre tuvo cuidado en distinguir la dirigencia de las últimas décadas de la institución DAIA; siempre reivindicamos la creación y actuación inicial de la DAIA como una página memorable de la tradición argentina judía en su derrotero de incorporación a la vida de la patria. Esta fue la idea motora elegida por los primeros inmigrantes judíos para construir el camino tomando lo mejor de los aportes de sectores populares, democráticos, progresistas, de quienes nos antecedieron. “Todo se construye y se destruye tan rápidamente…” dice Charly García en una de sus maravillosas canciones. Hay un sistema de poder que está destruido, y hay una colectividad que seguramente, luego de reflexionar y debatir, quiere reconstruir rápidamente. La premisa para que esta debacle no vuelva a ocurrir es retornar a las fuentes, a los principios fundacionales de combate contra el nazismo y el antisemitismo con los que la DAIA conquistó un lugar de respeto en la sociedad argentina. El LLAMAMIENTO Argentino Judío está dispuesto a debatir sobre todo lo expuesto, como siempre.

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Rechazamos las declaraciones negacionistas y judeofóbicas del presidente palestino

El LLAMAMIENTO Argentino Judío rechaza las declaraciones negacionistas y judeofóbicas del presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas, que efectuara en su participación en la 23ª reunión del Consejo Nacional, el equivalente del parlamento de los palestinos. Durante su discurso le dedicó un largo tramo a desarrollar una narrativa palestina sobre su historia. Esto que pudiera parecer legítimo quedó totalmente desvirtuado por una serie de errores históricos (llegó a describir a Stalin como judío), omisiones y una afirmación claramente judeofóbica donde explicó que el odio hacia los judíos, en Europa de fines del siglo XIX y principios del XX, estuvo motivado por sus actividades ligadas al préstamo de dinero, la usura y el vínculo con el sistema financiero; estereotipos clásicos de un discurso judeofóbico atávico. El LLAMAMIENTO Argentino Judío, repudia estas declaraciones y señala que la solución del conflicto israelí-palestino pasa por el reconocimiento mutuo del derecho de ambos pueblos a tener su propio Estado, con fronteras seguras, instauradas  sobre la base de las existentes en 1967, Jerusalén Oeste y Este capitales de ambos estados, y la solución del problema de los refugiados palestinos, decididos por el acuerdo consensuado de ambas partes.

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