Por: Daniel Kupervaser | Blog deDaniel Kupervaser (29 de julio de 2021)
En sus denodados esfuerzos por desechar las críticas dirigidas en su contra por el accionar en el conflicto con los palestinos, y ante la falta de recursos apropiados y convincentes, Israel recurre frecuentemente a la acusación de antisemitismo. Para ello nada más oportuno que la definición de antisemitismo tal como fue propuesta por la Alianza Internacional para el Recuerdo del Holocausto y que Israel, como las direcciones judías de la diáspora, tanto se preocupan en demandar su adopción por parte de países e instituciones del mundo. Según este documento, se considera antisemitismo, entre otros motivos, “aplicar un doble rasero al pedir a Israel un comportamiento no esperado ni exigido a ningún otro país democrático”.
Curiosamente, desde la toma de mando del nuevo gobierno israelí a mediados del mes de junio pasado, su nueva cancillería demostró claramente que recurre justamente al doble rasero en sus argumentaciones para su defensa o para criticar a otros países. En las próximas líneas analizaremos su conducta en el debut bajo la batuta liderada por Yair Lapid en tres ocasiones de significativa trascendencia con sendos anuncios y/o toma de posiciones en votaciones de organismos internacionales.
DOBLE RASERO
A la semana de asumir su nuevo cargo, el flamante canciller israelí se descargó contra el gobierno de Polonia por la promulgación de una nueva ley cuyo objetivo principal es limitar drásticamente las posibilidades de restituir la pertenencia o resarcir el valor de propiedades de judíos polacos que les fueron usurpadas por las fuerzas nazis durante el holocausto en la segunda guerra mundial y que, posteriormente, pasaron a dominio polaco.
En un lenguaje en términos diplomáticos, aunque muy ásperos en su contenido, la cancillería israelí aseguró que, “Israel se conducirá como un muro de defensa por la memoria de la Shoa y por el honor de los sobrevivientes de la Shoa y sus propiedades. La ley polaca, que impide en la practica la restitución de propiedades de judíos, o indemnización por su valor, para aquellos sobrevivientes de la Shoa y sus descendientes, es una injusticia detestable e ignominia que daña los derechos de esos sobrevivientes de la comunidad judía que vivieron en Polonia durante cientos de años” (Comunicado de la cancillería de Israel, 24-6-2021).
La segunda ocasión surgió como consecuencia de la réplica de Lapid a la decisión de la firma estadounidense Ben & Jerrys de cancelar la representación de su agente en Israel por la oposición de este último a suspender las ventas de sus productos en los territorios ocupados por Israel en Cisjordania por estar en contradicción con el contrato de representación que adjudica el derecho de venta solamente dentro de los limites de Israel.
Esta drástica medida del productor estadounidense de helados llevó a Lapid a considerar que se trata de un boicot a judíos que viven en Cisjordania y a declarar que “la decisión de Ben & Jerrys es una vergonzosa rendición ante el antisemitismo y de todo lo que es malo en el lenguaje anti israelí y anti judío. Nosotros no callaremos. Yo programo dirigirme uno a uno a los mas de 30 estados de USA y exigir de ellos poner en ejecución para este caso sus leyes en contra del boicot comercial a Israel” (Lapid replica a Ben & Jerrys: rendición al antisemitismo”, Srugim, 19-7-21).
El día 20 de julio de este año, Tayyip Erdogan, presidente de Turquía, anunció que se propone repoblar la zona de Verosha en la Isla de Chipre. Se trata de un distrito de la ciudad Famagusta que fue conquistado por Turquía en la guerra de 1974 y de entonces permanece despoblado. El anuncio de Erdogan despertó un repudio generalizado en el mundo moderno que no ve con buenos ojos la intención de anexar a Turquía un territorio conquistado en guerra.
En boca de su Cancillería, también Israel se acopló al coro de protesta, principalmente por afectar directamente intereses de su nuevo y estratégico aliado: Grecia. Paralelamente al anuncio turco, en Israel se difundió un comunicado en donde la Cancillería expresa su dura crítica a la declaración turca que simboliza en la práctica la división de la isla. El canciller Lapid le trasmitió al su paralelo chipriota que “Israel observa con mucha preocupación los pasos y declaraciones unilaterales de Turquía con respecto a la situación de Verosha” (“Cancillería israelí: preocupados por los pasos unilaterales de Turquía contra Chipre”, Ynet, 20-7-21).
¿Dónde retumba el doble rasero israelí?
Según la ley titulada de Propietarios Ausentes de 1950, el Estado de Israel se apropió de todo bien cuyo dueño (palestino) abandonó el país hacia otro país enemigo de Israel durante la guerra de independencia. Estos bienes (principalmente viviendas y tierras) quedaron en poder del Estado de Israel y/o fueron trasferidas a instituciones públicas/privadas o directamente a personas. En la misma ocasión, un proceso similar se sucedió en regiones que quedaron bajo dominio del gobierno jordano (principalmente en lo que es hoy Jerusalén Oriental y Hebrón) quien se apropió de bienes de judíos que abandonaron la región. En esta oportunidad, el gobierno jordano cedió estas viviendas a refugiados palestinos que huyeron o fueron desterrados de Israel y cuyas familias viven en ellos hasta hoy.
Como consecuencia de la guerra de los 6 días en 1967, Jerusalén Oriental fue declarada territorio bajo soberanía israelí. Como consecuencia de ello, y según interpretación legal de la justicia israelí, judíos que fueron despojados de sus bienes en Jerusalén Oriental durante la guerra de independencia, o sus descendientes, tienen el derecho a desalojar a sus habitantes de hoy y recuperar sus bienes. Al refugiado palestino que vive en esos bienes y que fue despojado de su vivienda en Jerusalén Occidental u otra parte de Israel, carece de todo derecho a demandar restitución o indemnización. ¿Lapid no se mira en el espejo cuando critica a los polacos? Si la conducta de los polacos es injusticia e ignominia, ¿cómo se debe catalogar la conducta israelí que protege a judíos despojados y abandona a otros también despojados que viven bajo territorio soberano israelí, por el solo motivo de no ser judíos?
También en la intervención de Lapid con referencia a la decisión de la empresa Ben & Jerrys exhala un fuerte tufo de hipocresía y uso de doble rasero. Tan solo tres semanas con anterioridad, Israel fue el único país del mundo que se acopló a USA para demandar en ONU la continuidad del embargo y boicot internacional a Cuba (“Pese al clamor de la ONU y aun con Biden, EE. UU. mantiene el embargo sobre Cuba”, France 24, 23-6-21). ¿Cuál es el mensaje de Lapid? ¿Embargo y boicot a Cuba es judío y Kosher, mientras se considera antisemitismo la prohibición a una sucursal de empresa estadounidense por la venta no autorizada de productos en Cisjordania según condición explícita en contrato previo, área ocupada militarmente por Israel? ¿Se dará cuenta que realmente está banalizando el antisemitismo?
Sin lugar a dudas, el colmo del uso del doble rasero se lo lleva su crítica a Turquía por la colonización civil de parte de Chipre. El típico caso que el muerto se asusta del degollado. Es cierto, a medida de Erdogan es claramente criticable. Ningún país en el mundo reconoce tal derecho turco en esa región. Pero por la misma razón, nadie en el mundo reconoce soberanía israelí en Cisjordania. ¿Qué pretende hipócritamente Lapid? ¿Que el mundo critique a Erdogan, pero aplauda a Israel mientras continúa colonizando Cisjordania, al igual que Erdogan, por medio de las botas y metralla en contradicción con decisiones de ONU y la oposición de todos los países del mundo?
En tanto y en cuanto Israel continúe con sus políticas exigiendo el excepcionalísimo judío e israelí bajo la protección del servilismo estadounidense frente a la masiva financiación a candidatos a elecciones en USA, la difusión de las posiciones israelíes (conocida como Hasbara) continuará con su rotundo y conocido fracaso ante las sociedades del mundo. Escudarse en el antisemitismo es un arma de doble filo que termina por generalizar, popularizar y legitimar justamente el antisemitismo. La realidad está delante los ojos de todos.
Daniel Kupervaser
Herzlya – Israel 29-7-2021
kupervaser.daniel@gmail.com
@KupervaserD
Haces caso omiso de los bienes (que no eran pocos al parecer) de la mayoria de los Judios que quedaron en los paises arabes cuando estos se vieron obligados a emigrar despues de la creacion del Estado de Israel; pequeno detalle que de una manera u otra ; historiadores; publicistas; etc. se » olvidan de mencionar». Asimismo se » olvidan» de mencionar que parte de las tierras que los arabes reclaman; fueron legalmente compradas a sus propietarios.
Por ultimo ; otro detalle; tanto la Guerra de Liberacion (1948) como la guerra de los Seis Dias (1967) fueron guerras contra ejercitos y no masacres provocadas por «vecinos» como lo fueron en Polonia.
Señor Fleischer, si hubo judíos obligados a emigrar de los países árabes ha sido después de que casi todos los árabes autóctonos de Israel fueron expulsados y pasaron a ser refugiados. Y la compra de tierras por particulares no justifica la compra de un país, de lo contrario olvidémonos de la Patagonia.
No es con excusas de ese tipo que se podrán eventualmente solucionar los problemas actuales. Así como en medicina no hay un buen tratamiento sin un buen diagnóstico, no puede haber soluciones políticas sin tener en cuenta los hechos históricos.
Y la historia dice que durante el siglo XIX, antes de la colonización sionista, nunca hubo más de un cinco por ciento de judíos en Palestina. Y que los árabes autóctonos llevaban allí tanto o más tiempo que el que estuvieron esos antiguos hebreos que, por otra parte, son más que dudosos antepasados nuestros y con los cuales no tendríamos otra cosa en común que la religión. Y no creo que debamos ser como los musulmanes integristas que pretende que lo que alguna vez fue del islam lo es para siempre.