Cómo la gloriosa alianza judía-negra de Georgia triunfó sobre la mafia pro-Trump

Fuente: Etan Nechin | Haaretz

Fecha: 7 de enero de 2021

Ayer, tuvo lugar uno de los peores hechos de la historia cuando una mafia pro-Trump irrumpió en el Capitolio de los Estados Unidos, rompiendo las puertas de la cámara sagrada del Senado en un intento de golpe impulsado por el presidente Trump.

Ese mismo día, hubo otro hito histórico muy diferente, oscurecido por la bruma del gas lacrimógeno que flotaba por las calles de Washington. Un progresista judío y el pastor negro de la iglesia de Martin Luther King Jr cambiaron de bando ambos escaños del Senado en Georgia, dando al Partido Demócrata el control del Senado por primera vez desde 2014.

Raphael Warnock y Jon Ossoff han causado un gran revés en el panorama político de Estados Unidos al vencer a los senadores republicanos Kelly Loeffler y David Perdue. Junto con la victoria de Biden, el Partido Demócrata ahora controlará los tres factores principales del gobierno de Estados Unidos.

Pero esta victoria es quizás menos sorprendente de lo que parece. Los dos candidatos republicanos se ataron fuertemente al mástil de Donald Trump, a pesar de cuán profundamente está sufriendo Georgia por su incompetente y alienada gestión de la pandemia de COVID.

Y Perdue y Loeffler tomaron el dog whistling (silbato para perros) [1] racista y antisemita de Trump y se asociaron con él, incluso más allá de los porosos límites de lo que el presidente mismo ha hecho en público. Georgia no quedó impresionada. Su respuesta: votar a los primeros senadores negros y judíos del estado del sur profundo.

En su discurso de aceptación pronunciado por Zoom, Warnock declaró: “La mujer de 82 años que recolectó el algodón de otra persona fue a las urnas para elegir a su hijo menor como el próximo senador de los Estados Unidos».  

Este resultado histórico es aún más profundo si se considera que estos dos fueron elegidos en un estado que hasta hace 70 años, según la memoria viva, linchaba a negros y hace 100 a Leo Frank, el gerente judío de una fábrica de lápices que fue acusado injustamente de la violación y asesinato de un empleado de 13 años.

Su victoria evocó recuerdos de décadas de alianza entre las comunidades negra y judía que durante el movimiento de derechos civiles estuvo en su apogeo.

De hecho, Ossoff me dijo en una entrevista justo antes de las elecciones que estábamos presenciando el «surgimiento de una alianza [judía-negra] que se pronuncia por la salud, el empleo y la justicia para todas las personas en este estado. Y que los abanderados de esta histórica competencia  son un joven judío hijo de un inmigrante, guiado por John Lewis,  el pastor principal de la Iglesia Bautista Ebenezer, un predicador negro que ocupara el púlpito del Dr. [Martin Luther] King Jr y que la actual conducción pastoral de John Lewis es una continuación de esta tradición.

Esa renovada alianza entre negros y judíos cumplió su promesa de responsabilidad mutua y solidaridad, y salió con toda su fuerza en Georgia el martes.

En Georgia, los demócratas obtuvieron resultados muy por encima de su peso. Se beneficiaron del viento de cola de la campaña decididamente centrista, tranquila y serena de Joe Biden. Pero la razón por la que Georgia estuvo en juego en este ciclo es gracias a un gran cambio demográfico en el Sur y a un esfuerzo masivo de base para lograr el voto, que se ha cultivado cuidadosamente durante la última década.

Desde 2016, ha habido un aumento del 20 por ciento de votantes registrados afroamericanos en Georgia y un aumento del 18 por ciento en votantes latinos. Esto no solo resultó en más votantes, sino en más organizadores que luchan por superar siglos de supresión de votantes, más recientemente en la última carrera para gobernador de 2018 cuando el entonces secretario de Estado Brian Kemp [2] realizó purgas masivas de votantes.

Conduciendo por Georgia, se no solo muchos letreros de Warnock y Ossoff en los patios y jardines externos, sino también «VOTE TEMPRANO» y «SUVOTO, SU VOZ». Después de años de supresión de votantes, la mayor victoria de los grupos minoritarios fue simplemente poder enviar sus boletas por correo y llegar a las urnas. Y no ha habido una persona más importante para convertir a Georgia en un estado viable para los demócratas que Stacey Abrams, la exlíder de la minoría de la Cámara de Representantes de Georgia que perdió por estrecho margen ante Kemp en 2018. Fundó el Proyecto New Georgia al que se le atribuye un estimado de 800.000 nuevos votantes registrados. Abrams y otros activistas de base han establecido el plan para una nueva «estrategia del sur» no solo en Georgia, sino en todo el sur.

Otra razón de la gran victoria fue la campaña débil y divisionista de los candidatos republicanos.

Si bien David Perdue es un nombre familiar en el Partido Republicano y ganó su escaño cómodamente en 2014, Kelly Loeffler era una candidata débil. No tenía experiencia previa en el servicio público, o como funcionaria electa en ningún nivel. El gobernador Kemp la nombró para el escaño de Georgia en enero de 2019, luego de que el titular, Johnny Isakson, renunciara por razones de salud. Loeffler tuvo que ganarse su asiento y fracasó rotundamente.

Tanto Loeffler como Perdue optaron por alinearse completamente con Trump. Sobre la base de la estrategia de Trump de involucrar y enfurecer a su base, ambos candidatos optaron por tratar de difamar a sus oponentes en una de las campañas políticas más desagradables de los últimos años, descendiendo a ataques francamente racistas y antisemitas. La campaña de Loeffler oscureció la piel del reverendo Raphael Warnock en un anuncio de Facebook. Perdue hizo un anuncio atacando a Ossoff al que le agrandaba deliberadamente su nariz.

Traducción: Dardo Esterovich

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