A MÍ NO ME REPRESENTAN LA AMIA NI LA DAIA

Por: Alberto Golberg (Compañero adherente en La Pampa)

La nota que se transcribe en el presente texto fue publicada en el diario La Arena de la ciudad de Santa Rosa, La Pampa, simultáneamente al cuestionamiento de DAIA-AMIA a la publicación del Memorandum de Entendimiento con Irán impulsado por el canciller argentino Héctor Timerman; pienso que dicha nota es suficientemente explícita de mí estado de ánimo en el momento de escribirla y explica claramente la razón de la adhesión temprana al ENCUENTRO, aún antes de su presentación pública en el acto realizado en FOETRA. Por otra parte puede considerarse que existe un hilo conductor en todo esto, desde el temprano intento de encubrimiento del atentado por el gobierno de Menem, hasta la actualidad: la muerte de 86 compatriotas aquel día de julio de hace veintiseis años fue convertida en el agujero negro donde se han sumido todos los intentos de hacer luz sobre ese crimen.

Un temprano intento de desvio de la investigación con la participación de personeros del gobierno menemista, el Poder Judicial y la DAIA; dos juicios realizados y uno en curso no ha podido arrojar ni un resquicio de verdad. En la actualidad se está substanciando un tercer juicio donde el solo acusado es un pequeño delincuente especializado en reducir vehículos robados quien preparó el coche bomba utilizado en el atentado, probablemente desconocía cuál sería su destino final, así lo ha asumido hasta la querella. Pero, francamente qué conciencia podrá tranquilizarse cuando termine el juicio y al personaje le caiga una condena de 20 años como parece, quién puede pensar que el Enano ha sido el máximo culpable, seguramente no ha sido un perejil pero ni siquiera un cómplice mayor.

En el lapso que medió desde el intento frustrado de firma del Memorandum de Entendimiento hasta nuestros días, surgio otro hecho relevante donde AMIA-DAIA volvió a mostrar la hilacha, me refiero al suicidio de Natalio Nisman, fiscal nombrado especialmente para investigar el caso AMIA, quien después de más de una década de gastar parte del presupuesto asignado para la investigación en francachelas y en su provecho personal, produjo un engendro jurídico donde se acusaba a la presidenta Cristina Fernández, el canciller Héctor Timerman, el diputado Andrés Larroque, Luis D´Elia y Fernando Esteche, por abuso de autoridad y violación de los deberes de funcionario público, por haber formado parte de una supuesta «confabulación» «destinada a dotar de impunidad a los ciudadanos de nacionalidad iraní imputados» en la causa AMIA. La aberración jurídica era tan notoria que los jueces a los que recurrió no accedieron a tomar la causa. El final de la historia es harto conocido pero no estaría demás mencionar el papel caricaturesco que nuevamente representó AMIA-DAIA al hacer pasar (conjuntamente con otros nefastos personajes) a un bon vivant como un héroe de la patria sacrificado por oscuros intereses.

¿Seguirá impune la muerte de los 86 compatriotas y cada año, al llegar un 18 de julio seguiremos repitiendo sus nombres y reclamando justicia en vano?, a la luz de lo sucedido hasta ahora es posible hipotetizar que así será, una niebla como la noche y niebla del gobierno nazi envolverá los hechos ocurridos en aquel invierno porteño de 1994. Mientras tanto, y de no mediar cambios profundos en las representaciones de la comunidad judía, seguiré repitiendo como en aquel artículo que escribí con bronca un día del verano de 2013: a mí no me representa la AMIA ni la DAIA.

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