Gaby Lasky, abogada de la adolescente palestina Ahed Tamimi

Fuente: Shlomo Slutzky | Nueva Sion
Fecha: 12 de ENE 2018

Hay que ser muy valiente para enfrentar las amenazas de muerte que recibe constantemente la abogada de DD.HH. Gaby Lasky, contra ella y contra sus hijos, por empecinarse en defender a menores y jóvenes palestinos acusados por las autoridades israelíes de rebelarse contra la ocupación israelí. Y mucho más necesario es tomar medidas de precaución en tiempos de un gobierno como el de Netanyahu, signado por la persecución contra organizaciones y personas que luchan por la paz, la igualdad y los DD.HH. en Israel.

Gaby Lasky estuvo a punto de ser diputada por Meretz y es la Presidenta de la Convención de este partido de izquierda, amén de ocupar otros cargos en ONG de DD.HH. En las últimas semanas una de sus clientes, Ahed Tamimi, llegó a los titulares de los diarios del mundo entero, tras la viralización de un video en el que esta joven palestina, de 16 años, fue filmada pegándole a un oficial israelí al que trataba de echar de su casa en Nabi Saleh.

Gaby Lasky conversó con Nueva Sión sobre esta joven palestina, cuya detención por las fuerzas israelíes convirtió en un ícono, y sobre la ocupación de los territorios palestinos, que va cercenando la democracia israelí cada vez más rápido.

Nueva Sión: ¿Qué diferencia el caso de Ahed Tamimi de tantos otros que acompañaste en los últimos años?

Gaby Laski: Ya hace muchos años que estoy dedicada a la defensa de menores palestinos en juzgados militares y el caso de Ahed no es el más grave con el que me topé, ni por la edad, ni por las condiciones de detención. La diferencia es que acá hay un video que documenta la situación. Y este video constituye la síntesis de lo que es la situación de ocupación: cada una de las partes le puede dar al video la interpretación adecuada a su propia narrativa. La parte palestina ve a la joven de 16 años echando del patio de su casa a los soldados israelíes pertrechados con cascos, chalecos antibalas, fusiles ametralladoras y granadas de mano, y ella golpeándolos con sus propias manos. De esta manera, ella se convierte en un símbolo de la batalla popular palestina.

Mientras tanto, en la parte israelí, hay quienes leen el episodio como la expresión de una ocupación “respetuosa”, en la que a pesar de la provocación, los soldados se autocontrolan y se comportan como debe ser. Pero hay otra parte de la sociedad israelí que ve en el comportamiento de Ahed en el video una humillación nacional. Creo que por esta sensación de humillación es que Ahed fue detenida por la fuerza, a las 04.00 de la mañana, revolviendo la casa y su pieza, en vez de requerir su presentación ante las autoridades israelíes para ser interrogada por las acusaciones en su contra.

Vivimos un ambiente en el que el ministro de Educación, Naftali Benet, en una muy poco educativa declaración, llamó a poner a esta menor palestina detrás de las rejas de por vida. Prisión perpetua para un “crimen” por el cual si se tratara de una colona o alguien de su partido El Hogar Judío, ni sería detenida o a lo sumo sería indagada y liberada a su casa, y por supuesto que nadie pediría que fuera detenida hasta el término del proceso judicial.

NS.: ¿Se puede comparar la lucha de los palestinos con la lucha contra el mandato inglés antes de la creación del Estado?

GL: Indudablemente los palestinos tienen derecho a la autodeterminación, que les fuera otorgada en el mismo momento en que lo fuera al Estado de Israel el 29/11/1947. Y durante el mandato británico en la región, los judíos se rebelaron contra él, algunos utilizando la violencia, y otros utilizando sólo los caminos diplomáticos. Lo que está claro es que la lucha por la independencia es legítima, especialmente cuando vemos acá a una joven que vive como segunda generación de nacidos bajo la ocupación. Y más aún cuando la imagen es de una joven que saca de su casa a soldados israelíes, que son el símbolo de la ocupación, que atenta contra sus derechos nacionales y personales.

NS: ¿Cómo se produjeron los hechos en Nabi Saleh ese día?

GL: Una hora antes del episodio que aparece en el video, las fuerzas de seguridad israelíes dispararon al primo de Ahed en el rostro, contrariando todas las órdenes y permisos de tiro contra población civil. El primo fue llevado al hospital israelí en estado de coma. A continuación los soldados entraron al patio de su casa y ella intentó expulsarlos, primero con palabras y luego utilizando manos y piernas.

NS: ¿Por qué había llegado el ejército al poblado?

G.L: La justificación es que había habido alteración del orden. Todos los viernes hay manifestaciones en el poblado en contra del robo de tierras y un manantial por parte de los colonos judíos, ante los ojos de los soldados y el las autoridades civiles israelíes en la zona.

N.S.: ¿Cómo caracterizas a los soldados que participaron del evento filmado?

GL: Antes que nada hay que decir que los soldados se comportaron correctamente, en lo que respecta a no utilizar fuerza innecesaria y desproporcionada. Pero es imprescindible entender que la política de ocupación es la que lleva a niños israelíes de apenas 18 años a realizar acciones policiales de “mantenimiento del orden” en un poblado civil y enfrentados a civiles en territorios ocupados, lo que para nada es su función como Ejercito de Defensa de Israel. Estas acciones no tienen nada que ver con la defensa del Estado, sino que están destinadas a mantener la ocupación ilegal de las tierras palestinas por parte de los colonos, atentando así contra los derechos humanos de los palestinos.

Lo que es seguro es que hasta los más normativos soldados que llegan a esta región y en estas circunstancias, se encuentran implementando una política de ocupación ilegal a través de acciones y conductas amorales.

Es más, la presencia forzada de estos jóvenes israelíes en esta situación amoral en los territorios ocupados no puede no filtrarse hacia adentro de Israel misma. Cuando jóvenes conviven en una circunstancia en la que la fuerza está en sus manos, al punto que pueden entrar a una casa y revolverla sin tener una orden de detención o de búsqueda de elementos peligrosos. O cuando podes arrancar a un niño de su casa a las cuatro de la mañana —despertando brutalmente a toda la familia— en vez de solicitar que se presente ante las autoridades, como como ocurrió en este caso, en el cual Ahed que fue sacada de su casa con las manos atadas y con los ojos vendados. Cuando tenés la libertad y el respaldo para hacer esto diariamente, algo en vos se transforma. Volvés a tu casa el fin de semana cuando en tu mochila personal tenés esta experiencia, que todo se puede lograr por la fuerza, que es correcto que el más fuerte decida e imponga su deseo y no normas morales, que no te hacés —y no hay que hacerse— preguntas sino cumplir órdenes, todo esto no puede no influir psicológicamente en la sociedad israelí, embruteciéndonos y violentándonos también hacia adentro.

NS: No es la primera vez en que representás legalmente a palestinos. ¿Cuál es tu relación a tu ser israelí y judía nacida en México que decidió emigrar a Israel?

GL: Ellos quieren que los represente porque saben que haré todo por conseguir justicia. Pero creo que más importante que su decisión de solicitar mis servicios, es que ellos saben quién soy yo y cuáles son mis posiciones. Que estoy a favor de la solución de Dos Estados para Dos Pueblos, que respaldo el Estado judío y que elegí vivir en Israel. De hecho, de esta manera se desvanecen todas las suposiciones y acusaciones como que en el lado palestino hubiese un odio intrínseco al judío, al israelí y al sionista.

NS: ¿De dónde surge la decisión y la energía para luchar por los DD.HH. en contra de la corriente?

GL: Creo que parte de tener bien claro que, lamentablemente, mientras no haya solución al conflicto, nuestros niños, los israelíes y los palestinos, habrán de sufrir. Y yo, como abogada de DD.HH. y como persona, no puedo quedar impasible ante la injusticia, siguiendo el mandato judío que nos dicta: “No te quedarás impasible ante la sangre de tu hermano”. Creo que nos debemos a nosotros mismos el actuar contra el mal, dado que quien calla frente al mal, se convierte en sí mismo en su socio.

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