Fuente: Marco Teruggi | Notas de periodismo popular
Fecha: 30 de NOV 2017
La noticia impactó: el jueves en la madrugada fueron detenidos por orden del Ministerio Público los ex presidentes de Petróleos de Venezuela Sociedad Anónima (Pdvsa) y ministros de Petróleo, Eulogio del Pino y Nelson Martínez. El primero había estado al mando de la petrolera estatal desde el 2015 hasta el mes de agosto, y del ministerio hasta el pasado domingo 26 de noviembre.
Se esperaba que un anuncio de estas características pudiera suceder. Las investigaciones impulsadas por el Fiscal General, Tareck William Saab, habían comenzado a destapar la trama de corrupción instalada en diversas áreas de Pdvsa. En los últimos dos meses se habían multiplicado los anuncios de detenciones, llegando al arresto la semana pasada de los directivos de Citgo, la filial de Pdvsa en los Estados Unidos. Las capturas de gerentes iba en ascenso. El jueves llegó a 65.
El Fiscal había dicho con todas las letras que se estaba ante un desfalco a la nación gestado durante diez años. Las consecuencias económicas se habían traducido en déficit fiscales, baja de producción petrolera, deterioro de las instalaciones, la consolidación de una trama de corrupción en el pulmón económico del país: el 95% de los dolares que ingresan al país provienen del petróleo.
Los métodos de robos fueron varios: contratos con sobreprecios en varias filiales, sabotaje a la producción, contratos para refinanciar la empresa sin aprobación del ejecutivo nacional, alteración de cifras fiscalizadas de producción de crudo, ventas de petróleo sin declarar. En el caso de Eulogio Del Pino una de las acusaciones fue por haber sido parte del caso de corrupción en Petrozamora, donde se perdieron 15 millones de barriles diarios entre el 2015 y el 2017, equivalentes a 500 millones de dólares.
Los delitos por los que se acusa a los ex presidentes de Pdvsa son: peculado doloso propio, concierto de funcionario público con contratista, incumplimiento al regimen de seguridad de la nación, asociación, uso indebido de sistemas de información y daños a la industria petrolera. “Estamos desmantelando un cartel de delincuencia organizada en la industria petrolera de nuestro pais”, afirmó el Fiscal General en la rueda de prensa.
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Estos anuncios llegan en uno de los momentos más complejos del país. En lo político, el lado chavismo mantiene la inciativa política. La misma presencia y actuación del actual Fiscal, quien remplazó a la prófuga Luisa Ortega Díaz, es muestra de eso. La victoria electoral del 15 de octubre en las gobernaciones también lo es, así como los pronosticos de cara a las elecciones municipales del 10 de diciembre. La revolución, que oscilaba entre la defensiva y el empate, pasó a la ofensiva política en esta segunda mitad del año, y la oposición entró en una fase de rupturas y desorientación estratégica.
En simultáneo, el cuadro económico empeora de manera sostenida. Las diferentes esfereas de la vida diaria -conseguir dinero en efectivo, realizar una operación bancaria, viajar en autobús, recargar saldo en el teléfono, comprar medicamentos, etc.- se han transformado en pequeñas o grandes batallas, y el aumento de los precios, ligado al dólar ilegal y real en su impacto, ha hecho ingresar a la economía en un cuadro similar a la hiperinflación. La perdida de poder adquisitivo es hasta cotidiana.
En el plano geopolítico, es sobre el frente económico donde se han concentrado los ataques. Por la imposibilidad que ha mostrado el chavismo hasta la fecha para revertir el cuadro en lo nacional -en lo internacional ha mostrado mayor capacidad de maniobra-, y por las derrotas sucesivas de las tácticas insurreccionales y electorales de la oposición. Los Estados Unidos y sus aliados/subordinados optaron por concentrar los golpear sobre el flanco más debil para generar nuevas condiciones políticas.
La batalla contra la corrupción se enmarca en esa totalidad del escenario. Un mapa de las zonas afectadas muestra cómo las mafias se habían instalado centralmente en el petróleo y las importaciones, espacios claves para asfixiar la economía dentro del plan de desestabilización internacional. Exsitía una complicidad de hecho entre la corrupción y el ataque económico. Operaba como un freno a la posibilidad de recuperación de los indicadores económicos: las principales herramientas estaban tomadas. ¿Hasta qué punto lo están todavía?
El impacto de estos anuncios también debe verse en lo político. Ya no se trata de arrestos de administradores desconocidos públicamente, sino de quienes aparecían en pantallas de televisión, ocupaban puestos de dirección, vestían de rojo y hablaban en nombre del legado de Hugo Chávez. El mismo Eulogio Del Pino había twiteado el 26 de noviembre: “Gracias presidente @NicolasMaduro por haberme dado el honor de estar a su lado en años tan difíciles y de tantos ataques. Siempre seré leal a usted y a nuestro comandante Chávez, con los trabajadores petroleros saldremos delante de toda esta coyuntura. ¡Viviremos y venceremos!”. Esas encarcelaciones son un acto de justicia al interior del chavismo.
¿Hasta dónde llegan las tramas de corrupción? Por el momento existen especulaciones, disparos cruzados en redes sociales entre dirigentes, la sospecha de que ni Del Pino ni Martínez son la parte más alta de redes poderosas y ramificadas que no solamente abarcan las áreas del petróleo y las importaciones.
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El frente que se abrió tiene otras implicaciones. Muestra una voluntad política por parte de Nicolás Maduro y el Fiscal General de enfrentar un problema que afecta de manera grave el cuadro nacional. Un fenómeno que no fue creado por el chavismo, no es parte de su proyecto, pero que en los hechos se ha consolidado y lo ha golpeado con fuerza. Asumir el problema, ponerlo sobre la mesa, nombrarlo y combatirlo, es un acción política que pocos gobiernos del continente hicieron estando al frente de sus mandatos. La opción por el silencio les juega en contra hasta el día de hoy.
Eso significa a su vez haberle quitado una bandera a la oposición que, sin ningun papel en regla y teniendo su génesis muchas veces en hechos de corrupción, se presenta como ejemplo de honestidad. Tenía -como todas las derechas del continente- la acusación de corrupción como eje central en la construcción de sentido contra el chavismo. ¿Qué puede decir ahora que una parte del gobierno asumió esa confrontación?
Es, por último, una señal generalizada de que el Ministerio Público actuará. Esto es clave en un momento donde la corrupción y la impunidad parecen haberse transversalizado en medio de la crisis económica. La mayoría de los venezolanos de a pie la señalan como uno de los principales problemas ligado directamente a la crisis económica. El pedido de justicia -de castigo- se ha generalizado. Comenzar por las partes más altas es una señal, una voluntad que debe se debe subrayar, apoyar de manera comunicacional y política. En la lucha contra la corrupción están concentradas algunas de las principales batallas de esta etapa de la revolución venezolana.