Medio Oriente

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¿Cui bono?

Fuente: Uri Avneri | Gush Shalom Fecha: 15 de ABRIL 2017 Cui Bono —«quién se beneficia»— es la primera pregunta que un detective experimentado hace al investigar un crimen. Desde que fui detective durante un corto tiempo en mi juventud, sé el significado. A menudo, la primera y obvia sospecha es falsa. Te preguntas «¿cui bono?», y otro sospechoso, en quien no pensaste, aparece. Desde hace dos semanas la pregunta me da vueltas por la cabeza. No me abandona. En Siria, se ha cometido un terrible crimen de guerra. La población civil en un pueblo rebelde llamado Idlib fue golpeado con gas venenoso. Decenas de civiles, entre ellos niños, tuvieron una muerte miserable. ¿Quién podría hacer semejante cosa? La respuesta era obvia: Bashar al-Assad, ese terrible dictador. ¿Quién sino él? Y así, en minutos (literalmente) el New York Times y un buen número de excelentes periódicos de todo Occidente proclamaron sin titubear: ¡Assad lo hizo! No se necesitan pruebas. Ninguna investigación. Es evidente. Assad, desde ya. En cuestión de minutos, todo el mundo lo supo. Una tormenta de indignación atravesó el mundo occidental. ¡Debe ser castigado! El pobre Donald Trump, que ni idea tiene, sucumbió a las presiones y ordenó de inmediato un ataque de misiles sin sentido a un aeródromo sirio, después de haber predicado durante años que los Estados Unidos no debían bajo ninguna circunstancia involucrarse en Siria. De repente, se desdijo. Sólo para darle una lección a ese bastardo. Y para mostrarle al mundo lo que él-él-él hombre, él, Trump realmente es. La operación fue un éxito inmenso. Durante la noche, el Trump despreciado se convirtió en un héroe nacional. Incluso los liberales lo reverenciaron. Pero después de todo, la pregunta siguió sacudiendo mi cabeza. ¿Por qué lo hizo Assad? ¿Qué tenía para ganar? La respuesta es simple: nada. Absolutamente nada. (En árabe «Assad» significa «león», y a pesar de lo que los expertos y estados de occidente creen, el énfasis está en la primera sílaba Con la ayuda de Rusia, Irán y Hezbolá, Assad está ganando, lentamente, la guerra civil que viene golpeando a Siria desde hace años. Domina casi todas las ciudades importantes que constituyen el corazón de Siria. Tiene suficientes armas para matar a tantos enemigos civiles como su corazón desee. Entonces, ¿Por Dios, por qué habría de usar gas para matar algunas decenas más de enemigos? ¿Por qué despertar la ira de todo el mundo, invitando a una intervención norteamericana? No hay manera de llegar a otra conclusión: Assad no obtuvo ningún beneficio del detestable operativo. En la lista de «beneficiarios», está en el último puesto. Assad es un dictador cínico, incluso cruel, pero está muy lejos de ser un tonto. Fue adiestrado por su padre Hafez al-Assad quien fuera su antecesor y también dictador durante mucho más tiempo que el mismo Bashar. Aún si pensásemos que fuera tonto, tiene como asesores a algunas de las personas más hábiles del planeta: el ruso Vladimir Putin, Hassan Rouhani de Irán y Hassan Nasrallah de Hezbolá. Entonces ¿quién tenía algo para ganar? Bueno, por lo menos una media docena de sectas y milicias sirias que luchan contra Assad y se enfrentan en la loca guerra civil. También sus aliados árabes suníes, los saudíes y otros jeques del Golfo. E Israel, sin dudas. Todos ellos tienen interés en incitar al mundo civilizado contra al dictador sirio. Simple lógica. Una acción militar debe tener un objetivo político. Como lo aseguró el famoso Carl von Clausewitz hace 200 años: la guerra es la continuación de la política por otros medios. Los dos principales contendientes en la guerra civil siria son el régimen de Assad y Daesh (ISIS o Estado islámico). Y entonces ¿cuál es el objetivo de los EE.UU.? Suena como una broma: Estados Unidos quiere destruir ambos lados. Otra broma: primero quiere destruir a Daesh, por lo tanto bombardea a Assad. La destrucción de Daesh es sumamente deseable. Existen en el mundo pocos grupos tan detestables. Pero Daesh es una idea, más que una simple organización. La destrucción del Estado Islámico dispersaría a miles de devotos asesinos por todo el mundo. (Curiosamente, los asesinos originales, hace unos 900 años, eran fanáticos musulmanes muy similares a los de Daesh ahora.) Los socios de Estados Unidos en Siria hoy inspiran lástima y están casi vencidos. No tienen la más mínima posibilidad de éxito. Hacer daño a Assad ahora significa prolongar una guerra civil que ahora tiene menos sentido que antes. Para mí, como periodista profesional de larga experiencia, el aspecto más deprimente de todo este asunto es la influencia de los medios de comunicación estadounidenses y occidentales en general. Leo regularmente el New York Times y lo admiro. Sin embargo, destrozó todos sus estándares profesionales publicando una verdad revelada, sin verificación alguna. Después de todo, tal vez Assad sea culpable. Pero, ¿y la evidencia? ¿Quién investigó y cuáles fueron los resultados? Peor aún, la «noticia» inmediatamente se convirtió en una verdad mundial. Millones la repiten sin reflexionar, como que el sol sale por el este y se pone por el oeste. Es muy deprimente que nadie pregunte, que nadie pida una prueba. Pero volvamos al dictador. ¿Por qué Siria necesita un dictador? ¿Por qué no es una bella democracia al estilo estadounidense? ¿Por qué no acepta con gratitud el «cambio de régimen» diseñado por Estados Unidos? La dictadura siria no es un fenómeno accidental. Tiene raíces muy concretas. Siria fue creada por Francia después de la Primera Guerra Mundial. Más tarde una parte de se separó y se convirtió en el Líbano. Ambas son creaciones artificiales. Dudo que aún existan auténticos «sirios» y verdaderos «libaneses». El Líbano es un país montañoso, ideal para pequeñas sectas que necesitan defenderse. A través de los siglos, muchas pequeñas sectas encontraron refugio allí. Como resultado, el Líbano está lleno de sectas que desconfían entre sí: musulmanes sunitas, musulmanes chiítas, cristianos maronitas, muchas otras sectas cristianas, drusos y kurdos. Siria es casi lo mismo, con la mayoría de las mismas sectas, sumado a

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Hamas se prepara para aceptar fronteras anteriores a 1967

Autor: Jack Khoury / Haaretz 09 de MARZO 2017 Título completo: Por primera vez, Hamas se prepara para aceptar fronteras anteriores a 1967 para el Estado palestino Hamas está formulando un nuevo perfil político, dentro del cual incluiría una aceptación en principio de Palestina dentro de las fronteras de 1967, aunque no un reconocimiento de Israel. Según los informes, el documento además declararía que la organización no fue parte de la Hermandad Musulmana. Según el diario Asharq al-Awsat, con sede en Londres, fuentes de Hamas aseguran que funcionarios del buró político de la organización —el presidente Khaled Meshal y su segundo Ismail Haniyeh— y otros funcionarios del ala militar y político, participaron en la formulación y modificación del documento, que todavía está en la fase preliminar. La aprobación final se espera a finales de este mes o a principios del próximo, una vez concluídas las elecciones internas para el buró político y el Consejo Consultivo (N de R: órgano religioso para dirimir y/o resolver conflictos) El informe dice que el documento dejará claro que Hamas es una organización independiente, que no está vinculada a la Hermandad Musulmana, lo que le ayudará en sus contactos con las autoridades egipcias que le exigen que la organización esté completamente desconectado de la Hermandad Musulmana, prohibida en Egipto. Funcionarios de Hamas creen que la aceptación del principio de un estado palestino con las fronteras de 1967 ayudará a romper el boicot de países extranjeros y organizaciones internacionales. Fuentes de la organización aseguran que el documento definirá la lucha contra Israel como una lucha contra la ocupación y no contra los judíos, mientras que la plataforma de la organización —que fue aprobada hace 29 años— definió a Hamas como una extensión de la Hermandad Musulmana en Palestina, definió la cuestión palestina como un asunto religioso y declaraba que la lucha era contra los judíos. Un miembro del ala política declaró a Haaretz que el documento que será aprobado en las próximas semanas no presentará nuevas posiciones, sino que resumirá las posiciones y principios que surgieron en los últimos años en las conversaciones para la reconciliación y entendimiento con las otras diversas facciones palestinas y en las conversaciones con Egipto y otros países árabes. «Cualquiera que haya seguido las declaraciones de Khaled Meshal y los líderes de Hamas no encontrará nada diferente, pero a la luz de los grandes cambios que han ocurrido en la región y dentro del campo palestino, Hamas ha formulado este documento como una tarjeta de presentación del movimiento y sus principios», dijo el funcionario. El mes pasado, la organización llevó a cabo elecciones internas en Gaza, incluyendo la victoria de Yahya Sinwar como «cabeza de Hamas en Gaza», y a principios del próximo mes debería completar su proceso electoral en el extranjero. En Cisjordania no existen certezas con respecto a la realización del proceso eleccionario debido a las trabas presentadas por Israel y la Autoridad Palestina. Se espera que Haniyeh sea elegido jefe del buró político en lugar de Meshal, que está renunciando, y Hamas tratará de presentar una agenda que favorezca sus relaciones frente a la comunidad internacional y los países árabes, principalmente Egipto. En esta etapa no está claro en que medida Hamas desea poner fin a su ruptura con Fatah y la Autoridad Palestina, pero es posible que su acuerdo a un estado palestino en las fronteras de 1967 y la definición de la lucha contra la ocupación en términos de una resistencia popular junto con la lucha militar, podría servir de base para un acuerdo nacional con las otras facciones, y con Fatah en particular.

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La era de la pureza de las armas ha terminado

Autor: Nota Editorial de Haaretz 22 de FEBRERO 2017 Hay muchas diferencias significativas entre el sistema legal y el sistema político. Uno de ellos es que en la corte, se supone que se deben presentar argumentos racionales, libres de fanfarronería, que ayuden a los jueces a llevar a cabo un juicio justo basado en hechos debidamente probados y en las normas legales pertinentes. Pero la sentencia excepcionalmente indulgente dictada el martes (21/2) en el caso del soldado Elor Azaria —18 meses de cárcel, más una sentencia suspendida y una degradación de rango— representa una seria desviación de las esperadas normas del sistema legal por el tribunal militar que intervino en el caso. Mientras que el veredicto, en el cual el tribunal condenó a Azaria por homicidio, fue construido de manera ejemplar con las normas fundamentales del estado de derecho, la sentencia del martes parece que fue adaptada como una especie de compromiso político y mancha las normas fundamentales que guían al sistema de justicia militar. Un ejército que impone una sentencia de apenas un año y medio en la cárcel a un soldado que mató a un terrorista que ya estaba mortalmente herido no sólo envía un mensaje de desprecio por la vida humana, sino también uno que amenaza a la población palestina de los Territorios, porque los soldados que llevan a cabo funciones policiales allí son ahora propensos a tener los dedos ligeros en el gastillo, y el ejército se abstendrá de demandarlos a pagar cualquier cuenta verdadera. El tribunal militar no es el único culpable en la parodia del acorde final del caso. Para empezar, la acusación militar, que se limitó a buscar una condena indulgente, además de una larga lista de políticos de derecha que intentaron incitar al público contra el sistema legal, también influyeron en el resultado final. Y ahora, aquellos que ven a un héroe en cada soldado que dispara el gatillo sobre un palestino, independientemente de si lo hizo legal o ilegalmente, están instando a que incluso esta sentencia nominal impuesta a Azaria sea suavizada, y que el soldado sea indultado o que su sentencia sea conmutada. Sin embargo, el daño causado por la mancha que el tribunal militar ha vertido sobre generaciones de juristas que se esforzaron por inculcar los principios del estado de derecho en las filas de las Fuerzas de Defensa de Israel no termina ahí. La sentencia no se limitó a capitular al populismo de la derecha política al incluir consideraciones irrelevantes. También, en gran medida, constituyó una declaración de que la era de la pureza de las armas ha terminado en las FDI, la pureza misma de las armas que lleva a los políticos a jactarse de las FDI y lo llaman «el ejército más moral del mundo». Traducción: Dardo Esterovich  

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Miles de palestinos y judíos protestan en Tel Aviv contra el racismo

Autor: Haggai Matar / 972mag  05 de FEBRERO 2017 Más de 5.000 personas marcharon en Tel Aviv en una de las mayores manifestaciones árabes-judías que la ciudad ha visto en años. Más de 5.000 manifestantes árabes y judíos de todo el país marcharon juntos el sábado por la noche en Tel Aviv contra las demoliciones de viviendas y en apoyo de la igualdad para todos. Los manifestantes pidieron al primer ministro Benjamin Netanyahu y al ministro de Seguridad Pública, Gilad Erdan, que dimitan, tras meses de incitación contra ciudadanos palestinos de Israel. La manifestación, organizada por una gran coalición de organizaciones y partidos políticos, entre ellos «Standing Together», Hadash, Meretz, «Yad B’Yad», «Sikuy» y otros, fue la mayor protesta árabe-judía que Tel Aviv había visto en años. Los manifestantes marcharon a lo largo de la avenida George St. mientras coreaban consignas como «judíos y árabes se niegan a ser enemigos», hasta que llegaron a la calle Dizengoff, donde celebraron un gran mitin. Entre los oradores estuvieron el líder de la Lista Conjunta Ayman Odeh, la diputada de Meretz Michal Rozin, la presidenta de Meretz Zehava Galón. Los representantes de la Unión Sionista, que se suponía que debían asistir, estuvieron ausentes. La doctora Amal Abu Sa’ad, viuda de Yacoub Abu al-Qi’an, quien fue baleado y asesinado por la policía en el pueblo beduino de Umm el Hiran el mes pasado habló de la muerte de su esposo a manos de la policía, de la lucha para obligar al Estado a entregar su cuerpo y borrar su nombre de toda conducta ilícita, así como de la trágica muerte de Erez Levy, el policía que murió también en los enfrentamientos en Umm el-Hiran. «Es importante para mí enviar un mensaje al primer ministro y su gabinete: a pesar de su incitación, racismo y discriminación en la legislación, la aplicación de la ley, la infraestructura y los servicios del Gobierno, ustedes no serán capaces de dividir a los ciudadanos de este país. Abu Sa’ad también llamó a establecer una comisión gubernamental para investigar los hechos de Umm el-Hiran. «Hagamos que en este lugar valga la pena vivir, por respeto a Yacoub y Erez». Odeh, que habló a continuación, reiteró su llamado de hace un año a construir un campo democrático árabe-judío que se oponga tanto a la derecha como a la izquierda sionista, exigiendo la plena igualdad y la democracia. El doctor Meir Buzaglo, profesor del Departamento de Filosofía de la Universidad Hebrea, invocó la historia compartida de judíos y musulmanes en Marruecos para promover la convivencia en Israel, mientras Bar Itamari y Fátima Yahiye, dos estudiantes de la escuela bilingüe árabe-judía «Mano a Mano – puente sobre el Wadi», describieron tanto el desafío como el privilegio de estudiar juntos. Muhammad Barakeh, que encabeza el Superior Comité Árabe de Seguimiento, pidió a los manifestantes que regresen a Tel Aviv este mes para otra manifestación, advirtiendo contra la creciente asociación entre el Gobierno de Netanyahu y los partidos fascistas en Europa y Estados Unidos. El diputado Dov Khenin (Lista Conjunta) agregó que es «irritante ver a Netanyahu copiar a los antisemitas en Europa. En Europa los partidarios del zar decían «golpear a los judíos y salvar a Rusia». El primer ministro dice «atacar a los árabes y salvar a Netanyahu». Traducido del inglés para Rebelión por J. M. https://bestlasikphoenix.com/cialis-online/ Many individuals seeking convenient and discreet options for obtaining erectile dysfunction treatment are turning to Cialis online, as it provides a way to consult with healthcare professionals and receive medication without the need for a physical doctor’s visit, ensuring privacy and ease of access. It’s important, however, to verify the legitimacy of the online pharmacy to ensure the safety and effectiveness of the medication.

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Mapeo de los pueblos palestinos borrados y reemplazados por ciudades judías

Autor: Tom Pessah* / 972mag 29 de ENERO 2017 Un nuevo mapa busca proporcionar nueva información sobre las ciudades, pueblos y aldeas palestinas arrasadas y sustituidas desde el inicio del movimiento sionista. Es probable que los inmigrantes que vienen a Israel ignoren el nombre de «Mlabes», pero los israelíes están más familiarizados con él. Después de todo es el nombre de un periódico local, un joven cantante, un shawarma mixto y ??una división del movimiento de los exploradores israelíes. Sin embargo todo esto tiene algo en común: los distintos significados están asociados con la ciudad de Petah Tikva, al noreste de Tel Aviv. De acuerdo con la página web del archivo de la ciudad de Petah Tikva, Mlabes era el nombre de un pueblo que existía mucho antes del establecimiento de la ciudad. Aparece en un mapa elaborado por el ejército invasor de Napoleón alrededor de 1799. Hay evidencia arqueológica de colonización en el mismo lugar durante la época bizantina, así como por los cruzados. Una canción famosa del icónico cantante israelí Arik Einstein menciona que el pueblo fue visitado por los pioneros sionistas en 1878. De acuerdo con la canción no había pájaros que cantaban en este pantano, pero los pioneros perseveraron y fundaron Petah Tikva, la primera moshava (en hebreo «colonia») sionista. ¿Y Mlabes? El citado archivo dice que los propietarios querían deshacerse del lugar debido a las malas condiciones climáticas, inundaciones y pantanos. Lo vendieron, dice el sitio, y luego Mlabes desaparece de la narración. Un avance rápido hasta enero de 2017. En 1956 se estableció el pueblo beduino de Um el-Hiran, al este de Beer Sheva, después de que sus habitantes fueran desplazados de sus tierras originales por el Gobierno militar israelí. Ahora Israel está una vez más tratando de desplazarlos con el fin de reemplazar a su pueblo por una población judía. La policía llegó al pueblo totalmente armada, disparó al amado profesor de matemáticas del pueblo Yacoub Abu al-Qi’an porque, según los informes, trató de rescatar sus pertenencias personales de su casa a punto de ser demolida. Al-Qi’an, aparentemente, perdió el control del coche después de que le llegaron los disparos, golpeando a un policía. Tanto el agente de policía como al-Qi’an murieron, este último después de que le negasen tratamiento médico. ¿Qué tienen en común Mlabes en 1878 y Umm el-Hiran en 2017? Ambos son parte de un proceso gradual, a largo plazo, de la sustitución de las localidades palestinas por las designadas para judíos, todo ello dentro del marco del sionismo. Gracias a las actividades de la ONG israelí Zochrot -que se esfuerza por aumentar la conciencia de la Nakba- los israelíes son algo más conscientes hoy de una parte clave de este proceso que se produjo durante la guerra de 1948. Sin embargo hay una tendencia a ver la Nakba como una «catástrofe» aislada nacida de la guerra, de modo que el proceso de despojo a largo plazo se oscurece. Incluso Palestine Remembered -un sitio web que ofrece detalles de las ciudades palestinas, pueblos y aldeas que limpiaron de sus habitantes árabes – se centra casi exclusivamente en las localidades destruidas en 1948. Un nuevo mapa, confeccionado por la ONG israelí “Des-colonizar”, pretende llenar ese vacío. El mapa incluye varias etapas, cada una marcada por puntos de diferentes colores. En azul son las 57 localidades palestinas destruidas entre 1878 y 1948, cuando los sionistas compraron la tierra y se la sacaron a sus arrendatarios palestinos con el fin de despejar el camino a los colonos judíos. Algunos de estos agricultores recibieron una compensación; muchos fueron expulsados de la tierra por las autoridades estatales después de que los compradores sionistas hicieron acuerdos con los propietarios de tierras que no eran locales. Un grupo adicional de sitios en azul marca las 18 localidades judías destruidas en los disturbios que estallaron periódicamente en reacción al asentamiento sionista, especialmente en 1920, 1929 y 1936. De este modo el mapa demuestra que el proceso de destrucción también afectó a judíos, incluidos los miembros de comunidades judías anteriores al sionismo, como los judíos de Hebrón. Estos estratos también incluyen una intrigante serie de flechas que marcan una de las pieza más olvidadas de la historia: las 46 iniciativas de no agresión entre las localidades judías y palestinas entre 1947 y 1948. Estos acuerdos estaban destinados a proteger a ambos lados del conflicto y el desplazamiento. Por ejemplo los aldeanos chiítas de Hunin se opusieron al ataque contra sus vecinos en el kibbutz Manara y se negaron a cooperar. A pesar de esto el pueblo, junto con otras ciudades y pueblos de la Galilea oriental, fue limpiado cuando las fuerzas del Palmach comandadas por Yigal Allon llegaron a la zona en mayo de 1948. Según el historiador israelí Benny Morris, la toma de Hunin incluyó matanzas y violaciones. La historia de Hunin ejemplifica la segunda etapa en el mapa, las localidades marcadas en rojo. Fueron 615 localidades palestinas destruidas entre 1948 y 1952 por las fuerzas sionistas, en lo que se llegó a conocer como la Nakba, cuando la mayoría de la población palestina del país fue impelida a huir bajo el pretexto de una guerra. Esta capa también incluye 26 localidades judías destruidas durante la guerra por los ejércitos árabes invasores. Las localidades marcadas en verde, destruidas durante la guerra de 1967 y después, se compone de un capítulo poco conocido de la historia: las 194 localidades sirias destruidas durante la limpieza de los Altos del Golán, días después de su conquista en 1967. La expulsión resultante de 130.000 sirios hoy se considera tabú en Israel, al igual que pasaba con la Nakba. Pocos conocen los nombres de los pueblos cuyas ruinas aún pueden verse hoy en el Golán. Esta etapa también incluye 11 pueblos palestinos destruidos durante la guerra y después, así como 54 localidades palestinas en el valle del Jordán y en el sur de las colinas de Hebrón que, según la organización israelí de derechos humanos B’Tselem, se enfrentan a la expulsión. Otras 64 localidades

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Sí, podemos

Autor: Uri Avneri/Gush Shalom 7 de ENERO 2017 Durante la Segunda Guerra Mundial, cuando los bombarderos alemanes aterrorizaron a Gran Bretaña, un pequeño grupo de valientes aviadores los enfrentaba todos los días. Su esperanza de vida estaba numerada en días. Una vez, un genio en el ministerio de propaganda ideó un cartel: «¿Quién tiene miedo de la Luftwaffe alemana?» Cuando se colocó en una de las bases de la Royal Air Force, una mano anónima escribió debajo: «Firmar aquí». En cuestión de horas, todos los aviadores habían firmado. Éstos eran los hombres sobre los cuales Winston Churchill dijo: «¡Nunca tantos debieron tanto a tan pocos!» Si alguien hoy diseñara un cartel preguntando «¿Quién tiene miedo de los colonos?» Yo sería el primero en firmar. Tengo miedo. No por mí. Por el Estado de Israel. Por todo lo que hemos construido durante los últimos 120 años. Últimamente, más y más personas en Israel y en todo el mundo han estado diciendo que la «solución de dos Estados» está muerta. Finito. Kaput. Los colonos finalmente la han matado. La paz ha terminado. No hay nada que podamos hacer al respecto. Sólo podemos sentarnos en nuestro cómodo sillón delante del televisor, suspirar profundamente, beber nuestra copa y decirnos: «¡Los asentamientos son irreversibles!» ¿Cuándo lo escuché por primera vez? Hace unos 40 años —o hace 50 años—, el conocido historiador israelí Meron Benvenisti lo usó por primera vez. Los asentamientos, proclamó, han dado lugar a una situación «irreversible». No hay solución de dos estados, sobre la que mis amigos y yo estábamos insistiendo. Lo sentimos, es irreversible. En ese momento, había menos de cien mil colonos en Cisjordania, la Franja de Gaza e incluso algunos en el Sinaí. Ahora, este eslogan se puede escuchar en todas partes. Irreversible. La gran masa de los colonos ha hecho de la solución de dos Estados una ilusión. Se dice que ahora hay unos 450 mil colonos en Cisjordania y otros 150 mil en Jerusalén Oriental ocupada. No pueden ser removidos sin una guerra civil, de judíos contra judíos. Así que dejemos de hablar de la solución de dos estados. Pensemos en otra cosa. ¿Una solución de un solo estado? ¿Un estado del apartheid? ¿Ninguna solución en absoluto? ¿Un conflicto eterno? No creo que haya un problema humano que no tenga solución. No creo que la desesperación sea una buena consejera, aunque puede ser cómoda. No creo que nada en la vida sea «irreversible». Excepto la muerte. Si uno se enfrenta a un problema que parece irresoluble, uno tiene que mirarlo, analizarlo y considerar las posibles salidas. Se dice que el general Bernard Montgomery, comandante británico en el norte de África, tenía una foto de su adversario, el legendario general alemán Erwin Rommel, en su escritorio de su cuartel general. Para sus asombrados visitantes, explicaba: «Quiero preguntarme a cada momento: ¿Qué estará pensando?» Si tratamos de imaginar a los colonos, vemos ante nosotros una masa de 650 mil fanáticos, creciendo en número cada día. Realmente espantoso. Pero no es aterradoramente real. No existe una masa de colonos. Hay varios tipos de colonos. Si queremos idear un medio para superar este problema, primero tenemos que desmontarlo. Veamos los diversos grupos, uno por uno. Primero están «los colonos de calidad de vida». Ellos van a Cisjordania, encuentran un lugar rodeado de pintorescos pueblos árabes y se establecen allí en tierras que probablemente pertenecen a algún aldeano árabe. Miran por la ventana a hermosos minaretes y olivos, escuchan el llamado a la oración y son felices. Consiguen la tierra por nada o casi nada. Vamos a llamarlos “Grupo 1”. Puesto que no son fanáticos, no será demasiado difícil reasentarlos en Israel. Encontrar un lugar agradable, darles un montón de dinero, y se mueven sin demasiados problemas. Luego están los «asentamientos de la frontera». Allí los colonos viven en pueblos y aldeas muy cerca de la antigua Línea Verde, la frontera pre-1967 que sigue siendo la frontera legal del Estado de Israel. La mayor parte de los colonos viven allí. Existe un acuerdo tácito entre Israel y los palestinos de que estos asentamientos serán incluidos en el «intercambio de territorios» previsto por prácticamente todos los que se ocupan de la «solución de dos Estados». La base es un intercambio de 1 a 1, de igual valor. Por ejemplo, a cambio de los «bloques de asentamientos», Israel podría ceder territorio junto a la Franja de Gaza. Los hijos e hijas de las familias dentro de la Franja, el área más abarrotada del mundo, recibirían la oportunidad de construir sus hogares allí, cerca de sus familias. Llamemos a este tipo de colonos «Grupo 2». A este grupo pertenecen muchos de los colonos ultra-ortodoxos, que realmente no se preocupan por la locación. Sólo tienen familias muy grandes, siguiendo el mandamiento de Dios. También necesitan vivir juntos en comunidades atestadas, ya que muchos mandamientos de su credo exigen que se agrupen en instituciones específicas. Los ultra-ortodoxos («haredim» en hebreo, que quiere decir los «temblorosos» ante Dios) viven en ciudades terriblemente superpobladas en Israel, Jerusalén Oeste, Bnei-Brak, etc. Necesitan más tierra y el gobierno está dispuesto a complacerlos, pero más allá La Línea Verde. Uno de estos lugares es Modi’in Illit, frente a la aldea árabe de Bil’in, donde durante muchos años sus habitantes han maniafestado cada viernes contra la toma de tierras. Por último, pero no menos importante, están los colonos ideológicos, los fanáticos, los que fueron enviados allí por Dios mismo. Vamos a llamarlos “Grupo 3”. Constituyen el corazón del problema. Eliminar este núcleo duro es un trabajo muy difícil y peligroso. Lo difícil depende de varios factores. En primer lugar: la opinión pública. Mientras estos colonos sientan que el grueso del público en general israelí los apoya, sólo podrán ser removidos por la fuerza bruta. Pero la mayoría de los soldados y policías pertenecen precisamente al mismo público en general. Esta batalla sólo puede ser ganada si es precedida por un cambio en la opinión pública. Para lograr esto, se necesita mucho trabajo

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Kerry se confiesa y el pueblo judío se envilece

Autor: Daniel Kupervaser 30 de DICIEMBRE 2016 El duelo mediático entre John Kerry y Benjamín Netanyahu que prosiguió a la votación en el Consejo de Seguridad de ONU se convirtió en el canto del cisne de los interminables roces entre los gobiernos del Primer Ministro israelí y Obama durante los 8 últimos años. De esta batalla entre “caballeros” se pueden obtener algunas conclusiones muy interesantes. Paradójicamente, todo comenzó como en un idilio repleto de coincidencias a principios del año 2009. Discursos de los máximos dirigentes de ambos países, ámbitos académicos de prestigio internacional y, finalmente, un objetivo idéntico: solucionar el conflicto palestino-israelí por medio de la formula “dos estados para dos pueblos”. Pese al optimismo que reinaba en el ambiente, este autor pronosticó desde un principio que esa fantasía utópica seria sepultada a poco tiempo de su concepción y antes de su parto. “Hoy, a cuatro meses de los famosos discursos que crearon tantas expectativas, a tan solo un mes de la Asamblea Anual de las Naciones Unidas, marco programado para la apertura de las negociaciones palestino-israelíes, se puede afirmar sin mayores riesgos de equivocación que el estado palestino es un mortinato. Murió sin conocer el mundo. Le dieron tantas cachetadas y lo asfixiaron hasta que lo mataron antes que nazca”[1]. En estos días, como lo dice un reconocido analista de Medio Oriente, “Kerry se acordó un poco tarde. La solución de dos estados no está en peligro, ella ya murió”[2]. A esto se le puede agregar que, solo por conveniencia, algunos de los actores centrales de esta farsa se esfuerzan por demostrar que agoniza en sus últimos momentos de vida, pero el corazón aun late. La performance de Kerry en representación del gobierno de Obama fue patética en su aparición en conferencia de prensa destinada a dejar como herencia histórica los principios prácticos de la implementación de la solución de dos estados. La imagen que se proyectó no puede ser interpretada de otra manera más que la de un pobre feligrés que se arrodilla en el confesonario frente a su párroco para confesarle que pecó durante 8 años defendiendo y protegiendo a delincuentes internacionales que se ocuparon de usurpar tierras a campesinos que tenían bajo su dominio por la fuerza de las armas. Más vale tarde que nunca. Al menos se debe admirar su sinceridad. Está reconociendo delante todo el mundo que durante 8 años todas sus peroratas estaban destinadas a servir intereses israelíes escondiendo los verdaderos acontecimientos detrás de las bambalinas. El canciller Kerry, tácitamente, da a entender que el silencio hasta ahora de la administración de la potencia número uno del mundo es el resultado de la dominación por parte del poder de Jerusalén que tiene la suficiencia de manipular su país con la inmensurable capacidad de injerencia de instituciones judías locales. La aparición de Netanyahu ante las cámaras, como réplica a la de Kerry, se convirtió en uno de los mejores ejemplos de implementación de la estrategia de disuasión de Israel. Lejos de refutar las claras acusaciones de campaña oficial de rateo de tierras, la furia del Primer Ministro de Israel se encargó de desbaratar todo intento futuro que esta actitud de Obama pueda en alguna oportunidad futura convertirse en antecedente de algún otro sirviente de Israel que habitando la Casa Blanca no entienda bien las reglas de juego. En su réplica, Netanyahu se basó en dos argumentos básicos. En el primero afirmó que “El discurso de Kerry fue una gran decepción. Se ocupó obsesivamente de las colonias israelíes en vez de ocuparse de la raíz del conflicto: el rechazo palestino a reconocer Israel como Estado Judío bajo los límites que sean”[3]. Como segunda motivación, Netanyahu no admite que se critique a Israel. “Medio Oriente entero arde en llamas, países enteros se desmoronan, el terrorismo arrasa con todo, y durante toda una hora el Canciller Americano ataca a la única democracia en Medio Oriente que se mantiene estable en la región”[4]. Como se mencionó en artículos anteriores, el segundo argumento es ridículo pues asume a Israel como delincuente, solo que hay otros más sanguinarios. El primero es más disparatado aún. Es inadmisible la exigencia de reconocer a Israel como Estado Judío, desde el momento en que los Tratados de Paz firmados con Egipto y Jordania se firmaron solamente con el Estado de Israel sin ningún agregado. Está claro que esa condición de Netanyahu esconde oscuros propósitos racistas respecto de ciudadanos israelíes no judíos, o simplemente es un pretexto para eternizar el status quo. Netanyahu y el liderazgo del pueblo judío propone esperar pacientemente otros 20 días para poner todo el peso de su futuro en manos de Donald Trump, “nuestro maestro, rabino y Rey de los Mesías, por siempre jamás”. El pueblo judío ya no necesita las Tablas de Moisés. Ahora dispone de un nuevo manantial divino que alimenta de justicia la nueva escala de valores del judaísmo moderno. Un nuevo presidente estadounidense que asume los próximos días con un oscuro curriculum de racismo, xenofobia, sexismo, machismo y dudosas relaciones con grupos neo nazis. Las direcciones comunitarias judías de la diáspora no pueden quedar fuera de este juego sucio. El mismo Congreso Judío Mundial aprovecha la condición de ciudadanos judíos estadounidenses de sus miembros para convertirlos en agentes de intereses foráneos y así movilizarlos detrás de este objetivo israelí. “Toda la comunidad judía y el establishment judío están luchando activamente en contra de cualquier nuevo paso que todavía el gobierno norteamericano este decidido a dar sobre este tema. El asunto no se terminó con la última resolución”[5]. Desprecian a Trump, pero para cuidar los intereses de Israel en su conquista de Cisjordania no tiene ningún problema en codearse con el nuevo presidente tapándose la nariz. Si se pudiera adjudicar esta problemática conducta a Netanyahu y su coalición, siempre existiría una alternativa de cambio. Esto es una ilusión. Lamentablemente, se trata de un problema que afecta a la gran mayoría de la sociedad israelí y el pueblo judío, probablemente, por muchos años, y tal vez generaciones.

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Según un informe de la ONU, el desarrollo palestino es imposible…

Autor: Ben White / Middle East Monitor 27 de DIC 2016   Título completo: Según un informe de la ONU, el desarrollo palestino es imposible sin acabar con la ocupación israelí Mientras Israel y sus defensores promueven un marco despolitizado de mejoras económicas para los palestinos bajo la ocupación, un nuevo documento de la ONU es de lectura obligada. El mes pasado el Equipo de la ONU en los Territorios Palestinos Ocupados (TPO) publicó un informe de 180 páginas sobre “el estado de desarrollo en Palestina cuando la ocupación israelí entra en su año 50”. [El informe] “ Leave No One Behind: A Perspective on Vulnerability and Structural Disadvantage in Palestine” [No dejar a nadie atrás: una perspectiva sobre la vulnerabilidad y la desventaja estructural en Palestina] se centra en particular “en los grupos de palestinos más vulnerables y desfavorecidos y en las limitaciones a las que se enfrentan” y “analiza los factores que llevan a esta vulnerabilidad”. La conclusión principal del informe es categórica y un toque de atención para todas aquellas personas que todavía creen que es posible promover el “desarrollo” palestino sin abordar la actual ocupación colonial de Israel. “Cualquier discusión sobre el desarrollo en Palestina debe empezar con el hecho de que la limitación mayor y más visible al desarrollo palestino en la ocupación”, afirma el informe. Para la mayoría de los palestinos, continúa, “prácticamente no hay ninguna esfera de la vida que no toque la ocupación”. El informe añade además que “las herramientas para cambiar radicalmente esta vulnerabilidad fundamental no están en manos de los palestinos que hacen las políticas de desarrollo ni del Grupo de Desarrollo de la ONU”. Esto se debe a que “solo se puede acabar con esta vulnerabilidad acabando con la ocupación militar de Palestina” o “a corto plazo, mitigando sus medidas más perniciosas”. En otras palabras, “el desarrollo (y la ayuda humanitaria) solo puede mitigar los efectos de la ocupación”. El informe afirma que la ocupación israelí “tiene impacto sobre el movimiento de personas y mercancías, fragmenta el territorio geográfica y sociopolíticamente, estanca el crecimiento económico y restringe el uso palestino de recursos críticos, como la tierra, el agua y los minerales”. Y añade que “con los mismos instrumentos pone obstáculos para que la Autoridad Palestina (AP) elabore políticas, su gobernanza y preste de servicios”. Los políticos y diplomáticos deberían conocer este conciso y elocuente resumen. La conclusión es clara: sin voluntad política de presionar a Israel para que acabe su ocupación entregar ayuda monetaria a la AP o para proyectos de desarrollo en los TPO es igual que tirar dinero a un pozo sin fondo. El informe aborda una serie de formas específicas que tiene la ocupación israelí de tierras palestinas de obstaculiza el desarrollo, de las cuales lo que sigue no es sino una muestra. En primer lugar, están las restricciones israelíes al movimiento de personas y mercancías que “se implementa por medio de un complejo sistema de checkpoints, permisos, bloqueos militares de carreteras, colonias, carreteras circunvalación [de las colonias], regímenes legales paralelos y el Muro [de Separación]”. Estas restricciones “han fragmentado el paisaje palestino” y “han creado comunidades aisladas, han minado la cohesión social, roto una identidad común y reducido la actividad económica dentro y entre las fracturadas poblaciones palestinas del territorio”. Las restricciones al movimiento de mercancías, por ejemplo, “perjudican gravemente a la economía palestina y su potencial de crecimiento” y contribuyen a limitar “la capacidad de funcionamiento del sector privado, por no hablar de su capacidad para prosperar y generar empleo”. El informe señala que cuando Israel impuso en los TPO su régimen de comercio exterior y fiscal “se permitía el flujo de mano de obra y de productos palestinos a Israel bajo restricciones no recíprocas» y las importaciones a los TPO “estaban sujetas a las estructuras y cuotas arancelarias israelíes”. A consecuencia de ello “los productores palestinos vieron cómo se cortaban progresivamente sus relaciones con su socios comerciales tradicionales y tuvieron que reorientar el comercio hacia la economía israelí”. Con el tiempo “los exportadores palestinos perdieron gran parte de su ventaja competitiva, mientras que los productos israelíes disfrutaban de un acceso sin obstáculos a los mercados palestinos”. En segundo lugar, además de controles discriminatorios del movimiento y de las trabas comerciales, la colonización israelí de los recursos naturales obstaculiza aún más el desarrollo palestino. Según el informe, “las colonias, zonas militares y reservas naturales israelíes, y el Muro [de Separación] constituyen el 44 % de toda Cisjordania, incluido el 70 % de la llamada ‘Zona C’, en el 30 % de la cual “la construcción está fuertemente restringida”. Esto se debe a que el régimen de planificación de Israel en la Zona C y en el ocupado Jerusalén Oriental es “discriminatorio y restrictivo”, afirma el informe, y contrariamente al derecho internacional humanitario, “no está ideado para beneficiar a la población protegida”. El sector agrícola está limitado por “restricciones a los recursos esenciales de la tierra y del agua” , mientras que de forma similar el sector industrial “está profundamente afectado por las limitaciones a la tierra disponible y por las posibilidades limitadas de abrir canteras y extraer minerales”. Además de la colonización de la tierra, “Israel controla todos los recursos compartidos de agua superficial y subterránea”, utiliza el 85 % de estos y deja solo el 15 % para uso palestino. “Las restricciones relacionadas con el agua afectan a los medios de vida de las comunidades al aumentar la pobreza e incrementar aún más la vulnerabilidad”. En tercer lugar, fundamental desde el punto de vista de cómo la comunidad internacional se ha comprometido hasta la fecha con esta cuestión, incluso “los intentos palestinos de superar estos muchos obstáculos al desarrollo están igualmente circunscritos por la ocupación”. Así, por ejemplo, “el gobierno palestino no tiene control de sus fronteras (tierra, mar o aire) ni de sus ingresos aduaneros”. Carece de “acceso y de prerrogativa política sobre la Zona C”, el 60 % de Cisjordania, y su “espacio fiscal” también está sujeto a restricciones (por ejemplo,

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La resolución de la ONU es un aliento de esperanza

Autor: Gideon Levy /Haaretz/Israel 25 de DIC 2016 Título completo: La resolución de la ONU es un aliento de esperanza en un mar de oscuridad y desesperación El 29 de noviembre de 1947, la Asamblea General de las Naciones Unidas votó por establecer un Estado judío (junto a un Estado árabe) en la Tierra de Israel. Sesenta y nueve años después, el 23 de diciembre de 2016, el Consejo de Seguridad de la ONU votó por intentar salvarlo. La resolución 2334 que fue aprobada el viernes es una ráfaga de buenas noticias, un aliento de esperanza en el mar de oscuridad y desesperación de los últimos años. Justo cuando parecía que todo iba cuesta abajo – la creciente ocupación cada vez más apoyada por Estados Unidos, con Europa galopando a la derecha – junto con Hanukkah vino una resolución que enciende una delgada vela. Cuando parecía que los malvados continuarían siendo victoriosos, vinieron Nueva Zelanda y otros tres países y le dieron al mundo un regalo de Navidad. Así que gracias a Nueva Zelanda, Venezuela y Malasia. Es cierto que el árbol de Navidad que han suministrado, con todas sus luces brillantes, pronto será eliminado; Donald Trump ya está esperando en la puerta. Pero la huella quedará. Hasta entonces, este regocijo temporal es una alegría, a pesar de la resaca esperada. Por supuesto, debemos preguntarle al presidente estadounidense Barack Obama con furia: ¿Recién ahora estás haciendo algo? Y debemos preguntar a un mundo frustrante: ¿Qué pasa con las acciones? Pero es imposible ignorar la decisión del Consejo de Seguridad que establece que todos los asentamientos son ilegales por naturaleza. El primer ministro Benjamin Netanyahu puede llamar a sus embajadores, mientras que su ministro de la derecha Yuval Steinitz puede gritar que la resolución es «injusta» (el tiene sentido del humor). Y el líder de la oposición Isaac Herzog puede balbucear que «tenemos que combatir la decisión con todos los medios.» Pero no hay una persona en el mundo con conciencia que no se regocije por la resolución. Tampoco hay un israelí decente que debiera caer en la propaganda que llama a la resolución «anti-israelí», una definición que los medios de comunicación israelíes se apresuraron a adoptar con su característica servidumbre, por supuesto. Esta decisión ha llevado a Israel de nuevo a la sólida tierra de la realidad. Todos los asentamientos, incluso en los territorios que han sido anexados, incluso en Jerusalén oriental, por supuesto, son una violación del derecho internacional. En otras palabras, son un crimen. Ningún país del mundo piensa lo contrario. El mundo entero lo piensa -todos los llamados amigos de Israel y todos sus llamados enemigos- por unanimidad. Lo más probable es que las herramientas de lavado de cerebro en Israel, junto con los mecanismos de represión y negación, traten de socavar la decisión. Pero cuando Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, China y Rusia se unen en una declaración tan clara, esto será un trabajo difícil. Así que usted puede decir «el mundo entero está en contra de nosotros». Usted puede gritar «¡antisemitismo!» Usted puede preguntar «¿Qué pasa con Siria?» Al final esta verdad clara como el cristal permanecerá: El mundo piensa que los asentamientos son un crimen. Todos los asentamientos y todo el mundo. Es cierto que el mundo no levanta un dedo para que los asentamientos sean removidos, pero tal vez algún día esto suceda. Sin embargo, ya será demasiado tarde, demasiado tarde. La Resolución 2334 distingue artificialmente entre Israel y los asentamientos, ya que está dirigido a éstos, no a la ocupación. Como si la culpa de Amona estuviera en sus colonos y no en todos los israelíes. Este engaño demuestra cuánto el mundo sigue tratando a Israel con indulgencia y vacila en tomar medidas en su contra, como lo hizo con la conquista de Crimea por parte de Rusia, por ejemplo. Pero los israelíes que no viven en Amona, que nunca han estado allí, que no tienen ningún interés real en su destino – la mayoría de los israelíes según parece- tienen que preguntarse: ¿Realmente vale la pena? ¿Todo esto por unos cuantos colonos a los que no conocen y que realmente no quieren conocer? La resolución 2334 es, sobre todo para las orejas israelíes, como un reloj de alarma que asegura despertarte a tiempo, como una sirena que te dice que vayas al refugio antiaéreo. Es cierto que la resolución no tiene valor concreto; es cierto, la nueva administración estadounidense promete borrarla. Pero dos preguntas no dejará de lado: ¿Por qué los palestinos no merecen exactamente lo mismo que los israelíes merecen?, y ¿cuánto puede un país, con todo su poder de presión, armas y alta tecnología, ignorar al mundo entero? En este primer día de Jánuca y Navidad, podemos disfrutar, aunque sólo sea por un momento, de la dulce ilusión que la Resolución 2334 suscitará estas preguntas en Israel. Traducción: Dardo Esterovich

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