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Reconozcan Palestina como Estado soberano

Fuente: Daniel Barenboim* | El País Fecha: 22 de DIC 2017 La decisión del Gobierno estadounidense de trasladar su Embajada en Israel a Jerusalén y, al hacerlo, reconocer a Jerusalén como capital de Israel, es la última de una serie de graves decisiones geopolíticas relacionadas con el conflicto palestino-israelí. La decisión deja bastante claro que cada nuevo movimiento proactivo desde el exterior de la región se inclina a favor de una de las partes del conflicto y desmoraliza a la otra. Esto enciende la euforia en un bando y la violencia en el otro. Si esta decisión no es objeto de una oposición clara y resuelta, la perspectiva de poner fin al conflicto seguirá alejándose. La reaparición de la violencia que ha provocado la decisión estadounidense y las reacciones internacionales a la misma demuestran que todos los actores implicados deben replantearse algunos aspectos del conflicto. La comunidad internacional lleva varias décadas debatiendo sobre la posibilidad de alcanzar una solución de dos Estados, pero esto plantea una pregunta: ¿dónde está este segundo Estado? La cuestión es especialmente importante, porque el conflicto palestino-israelí difiere de los demás centenares de conflictos que se han librado desde los albores de la historia humana. Por lo general, los conflictos surgen entre dos naciones o pueblos que luchan por líneas fronterizas, o recursos como el agua o el petróleo. Sin embargo, en el caso de Palestina e Israel, no se trata de un conflicto entre naciones o Estados sino entre dos pueblos que insisten por igual en su derecho al mismo trocito de tierra y que están decididos por igual a vivir en ella, preferiblemente sin el otro. En consecuencia, no puede dársele al conflicto una solución militar o puramente política. Tiene que haber una solución humana. Los hechos del conflicto son de sobra conocidos y no hace falta detallarlos aquí. La decisión tomada en 1947 de dividir Palestina fue rechazada por toda la comunidad árabe en aquel entonces. La decisión, o la respuesta a la misma, tal vez fuese un error, pero desde la perspectiva palestina fue un desastre. No obstante, se tomó y todos tuvimos que aprender a vivir con las consecuencias. Los palestinos han renunciado desde hace tiempo a su reivindicación de toda Palestina y aceptan la división del territorio. Israel, por otro lado, sigue construyendo asentamientos ilegales en territorio palestino, lo cual pone de manifiesto una falta de voluntad de emular el planteamiento palestino. Algunos aspectos del conflicto presentan cierta simetría, mientras que otros son asimétricos: Israel es ya un Estado, un Estado muy poderoso, y como tal debe asumir una parte mayor de la responsabilidad. Ya nadie cuestiona en serio el derecho de Israel a existir, pero el mundo está dividido respecto a la cuestión de Israel más en general. Por una parte, hay países que se sienten responsables del cruel trato dado a los judíos en Europa, y debemos estar muy agradecidos de que este sentido de la responsabilidad se mantenga hoy en día. Por otra parte, sigue habiendo quienes niegan el Holocausto, una actitud que espolea a algunos de los grupos más extremistas del mundo árabe y da a la población judía buenas razones para la desesperanza. Y sin embargo, a pesar de todas las críticas justificables a la hostilidad palestina hacia Israel, estas no deberían considerarse una continuación del antisemitismo europeo. Ante la decisión unilateral tomada por Estados Unidos, yo lanzo el siguiente llamamiento al resto del mundo: reconoced a Palestina como Estado soberano al igual que habéis reconocido a Israel como Estado. No es posible esperar ninguna avenencia entre dos pueblos —ni siquiera entre dos personas— que no reconocen la existencia mutua. Para alcanzar una solución de dos Estados necesitamos primero tener dos Estados, y la actual situación no lo refleja. Palestina lleva 50 años ocupada y no puede esperarse que los palestinos entablen negociaciones en estas circunstancias. Todos los países verdaderamente interesados en una solución de dos Estados deben reconocer a Palestina como Estado soberano y simultáneamente exigir que comiencen de inmediato conversaciones serias. Medidas unilaterales como la decisión estadounidense no pueden sino empeorar la situación, porque ofrecen falsas esperanzas a un bando y aumentan la desesperación del otro. Solo pueden considerarse una provocación. Si no fuera por la historia de los últimos 70 años, un Estado binacional podría considerarse una opción concebible. Pero la indecisión de ambas partes debe considerarse como lo que es: la solución de dos Estados es la única opción factible, y la condición previa para conseguirlo es que existan dos Estados autónomos. Dos Estados que existan juntos en pie de igualdad sería la única forma de garantizarles equidad a los palestinos y seguridad a Israel. En la cuestión de Jerusalén, la solución parece lógica: Jerusalén es una ciudad tan sagrada para los judíos como para los musulmanes y los cristianos. Como parte de una solución de dos Estados, no veo problema en que Jerusalén Oeste sea la capital de Israel y Jerusalén Este, la de Palestina. En consecuencia, animo a todas las grandes naciones que no han reconocido aún a Palestina como Estado soberano a hacerlo ahora y a comprometerse al mismo tiempo a abrir negociaciones sobre delimitación de fronteras y otras cuestiones esenciales. Lejos de representar una medida antiisraelí, este sería un paso hacia una solución aceptable para ambas partes. Está bastante claro que ambos pueblos, israelíes y palestinos, tendrán que estar igualmente deseosos de alcanzar la paz. No puede imponerse a las partes una solución desde fuera. Por eso voy más lejos e insto a las naciones de Israel y Palestina a declarar de manera inequívoca que ya están hartas de este conflicto de décadas y que ansían que por fin llegue la paz.   Daniel Barenboim (Buenos Aires, 1942) es pianista y director de orquesta. Tiene nacionalidad argentina, española, israelí y palestina.  

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El atrevimiento de una niña

Fuente: Gideon Levy | Haaretz Fecha: 21 de DIC 2017 Ahed Tamimi, de 16 años, es una heroína palestina. Tal vez la intifada de las bofetadas tendrá éxito donde todos los demás métodos de resistencia han fallado. El martes pasado los soldados del ejército israelí dispararon a Hamed al-Masri a la cabeza, hiriendo severamente al niño desarmado de Salfit. El viernes los soldados dispararon al desarmado Mohammed Tamimi, también de 15 años, en la cabeza, hiriendo gravemente al niño de Nabi Saleh. También el viernes los soldados mataron a Ibrahim Abu Thuraya, un amputado de las dos piernas a quien también dispararon en la cabeza. El mismo día Ahed Tamimi, de 16 años, estaba en el patio de su casa con su prima y abofeteó a un oficial del ejército israelí que había invadido la casa de ella. Israel despertó de su sueño enojado: ¿Cómo se atreve? Las tres víctimas de los bárbaros disparos no interesaban a los israelíes y los medios ni siquiera se molestaron en informar sobre ellos. Pero la bofetada (y patada) de Tamimi provocó furia. ¿Cómo se atreve a abofetear a un soldado del ejército de Israel? Un soldado cuyos compañeros abofetean, golpean, secuestran y por supuesto disparan a los palestinos casi todos los días. Realmente es audaz Tamimi. Rompió las reglas. Golpear está permitido solo para los soldados. Ella es la verdadera provocación, no el soldado que invadió su casa. Ella, que tiene tres parientes cercanos asesinados por la ocupación, cuyos padres han sido detenidos incontables veces y cuyo padre fue condenado a cuatro meses de prisión por participar en una manifestación en la entrada de una tienda de comestibles, se atrevió a resistirse a un soldado. Desfachatez palestina. Se suponía que Tamimi se enamoraría del soldado que invadió su casa, le arrojaría arroz, pero como es una ingrata lo recompensó con una bofetada. Todo se debe a la «provocación». De lo contrario, ciertamente no odiaría a su conquistador. Pero hay otras fuentes de la desenfrenada pasión de venganza contra Tamimi. (Ministro de Educación Naftali Bennett: «Debería terminar su vida en prisión»). La niña de Nabi Saleh destrozó varios mitos de los israelíes. Lo peor de todo es que se atrevió a dañar el mito israelí de la masculinidad. De repente resulta que el soldado heroico, que nos vigila día y noche con osadía y coraje, se enfrenta a una niña con las manos vacías. ¿Qué va a pasar con nuestro machismo, que Tamimi rompió tan fácilmente, y nuestra testosterona? De repente los israelíes vieron al enemigo cruel y peligroso al que se enfrentan: una niña de 16 años con el cabello rizado. Toda la demonización y la deshumanización en los medios aduladores se hicieron añicos al enfrentarse con una chica con un suéter azul. Los israelíes perdieron la cabeza. Esto no es lo que les dijeron. Están acostumbrados a oír hablar de terroristas y comportamientos asesinos. Es difícil acusar a Ahed Tamimi de todo eso, ni siquiera tenía unas tijeras en sus manos. ¿Dónde está la crueldad palestina? ¿Dónde está el peligro? ¿Dónde está el mal? Podrías perder el entendimiento. De repente, todas las cartas se reorganizaron, por un extraño momento, el enemigo parecía muy humano. Por supuesto, se puede confiar en la maquinaria de propaganda y lavado de cerebro de Israel, que son tan eficientes, para asesinar al personaje de Tamimi lo suficientemente pronto. Ella también será etiquetada de cruel terrorista que nació para matar, se dirá que no tiene motivos justificables y que no hay contexto para su comportamiento. Ahed Tamimi es una heroína palestina. Logró volver locos a los israelíes. ¿Qué dirán los corresponsales militares, los incitadores de derecha y los expertos en seguridad? ¿Por qué son buenas 8200, Oketz, Duvdevan, Kfir y todas estas otras unidades especiales si al final del día el ejército se enfrenta a una población civil indefensa que está cansada de la ocupación, encarnada en una chica con un kufiya en el hombro? Si solo hubiera muchos más como ella. Tal vez las chicas como ella podrán sacudir a los israelíes. Tal vez la intifada de las bofetadas tenga éxito donde todos los demás métodos de resistencia, violentos y no violentos, han fallado. Mientras tanto Israel ha reaccionado de la única manera que sabe hacerlo: un asalto nocturno en su casa y la detención de ella y su madre. Pero en el fondo de su corazón, todo israelí decente probablemente sepa no solo quién tiene la razón y quién no, sino quién es fuerte y quién es débil. ¿El soldado armado de pies a cabeza que invade una casa que no le pertenece o la niña desarmada que defiende su casa y su honor perdido con sus propias manos, con una bofetada? Traducido del inglés para Rebelión por J. M. Nota relacionada

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Las dos condiciones de Arabia Saudí para entregarle Jerusalén a EE.UU.

Fuente: Nazanín Armanian | Blog.Publico.es Fecha: 11 de DIC 2017 “Tengo el honor de presentarle un proyecto para establecer relaciones entre el Reino de Arabia Saudí y el Estado de Israel basado en el acuerdo de asociación estratégica con los Estados Unidos de América”. Así empieza la presunta carta secreta enviada por el ministro de exteriores de Arabia Adel al-Jubeir al príncipe heredero Mohammed bin Salman, filtrada por el diario libanés Al-Akhbar del 14 de noviembre que también revela el viaje secreto de Mohammed a Israel en septiembre. En la carta se puede destacar lo siguiente: 1. Una hoja de ruta para establecer relaciones diplomáticas con Israel, 2. El apoyo de Riad al plan de paz de EE.UU. en el conflicto palestino-israelí, en el que: a) La Autoridad Palestina (AP) renunciaría al Jerusalén Este como su capital, en cambio y podrá llamar a Abu Dis (un suburbio de Jerusalén) “Al Quds” «Tierra Sagrado» convirtiéndolo en su capital. b) La AP tendría soberanía limitada sobre las áreas de Judea y Samaria, y además se mantendrán los asentamientos judíos en ambas áreas, y c) Los refugiados palestinos no tendrían “derecho de retorno”. Sin embargo, la carta añade que 3. “El reino no puede arriesgarse a este movimiento” sin que EE.UU. se comprometa a: a) Contener a Irán. b) Dotar a Arabia de armas nucleares. La traición de Riad ¿ Se trata de un complot contra Palestina? El mismo diario revela que Riad amenazó a Mahmud Abás o aceptaba el plan o era forzado a dimitir.  No sería la primera vez que Riad cooperaba con EE.UU. contra una nación “musulmana». Afganistán, Irak, Yemen, Siria, Libia e Irán también han sufrido las consecuencias de la “Santa Alianza” entre las fuerzas más reaccionarios y sin escrúpulos del mundo. También han sido secretos los tres viajes que realizó Jared Kushner, asesor sionista de Trump, a Arabia Saudí (el último fue el 29 de octubre) para negociar con el Príncipe Mohammed bin Salman la cuestión palestina. Se desconoce el contenido de las negociaciones de estos dos peligrosos jóvenes, que han ascendido al poder gracias al favoritismo familiar. Era imposible que EEUU decidiera reconocer a Jerusalén como la capital de Israel sin antes haberlo pactado con Arabia Saudí, Egipto y Jordania. Se aseguró de que la reacción de los principales países “musulmanes” no iba a ser más allá de la controlada quema de banderas por algunos cientos de indignados. En caso de un desafío serio (por parte de Irán, Siria y Hizbolá), Israel utilizaría su superioridad militar. Con este cierre chapuza del conflicto israelí-palestina, el triángulo Washington-Riad-Tel Aviv pretende centrarse en reducir a Irán, como la prioridad compartida; la construcción del Gran Israel puede ser uno de los premios que recibirán Netanyahu y Trump a cambio de la imposible tarea de reducir a Irán. La ofensiva israelí La destrucción de los estados árabes de Irak y Libia, el desmoronamiento del “Frente de resistencia” como el principal objetivo de la guerra contra Siria,  el fracaso de las primaveras de Egipto y Túnez, las presiones contra Irán, los fuertes vínculos de las monarquías árabes del Golfo Pérsico con el imperialismo occidental le garantizan a Israel su imparable avance en la región: no habrá otra “crisis energética” como la del 1973, provocada cuando los países árabes impusieron un embargo petrolero a EEUU por su apoyo militar a Israel. Mohammed ElBaradei, ganador del Premio Nobel de la Paz propone reducir de forma drástica los miles de millones de dinero que los árabes envían a EEUU y disminuir sus relaciones diplomáticas, militares y de inteligencia con este país. Sin embargo, la tragedia invisibilizada de los palestinos y el fracaso de su lucha, en parte es una manifestación de las limitaciones del panarabismo como ideología basada en la etnia: no es capaz de explicar los intereses de clases que unen a las burguesías árabes, israelíes y estadounidenses.  La cuestión palestina tampoco es de índole religioso. Se trata de un pueblo y su territorio colonizados por una fuerza ocupante.  Israel, que les exige a los palestinos reconocer su estado, les niega un estado y  les considera y les trata como Untermensch, en el nombre de Yahvé. Nadie debe tomar en serio al vendedor de humo “musulmán”,  el Sultán Tayyip Erdogan (que como otros dirigentes de la región suele explotar la causa Palestina para desviar la atención domestica de los problemas políticos), cuando advierte de que Jerusalén es la “línea roja” para los musulmanes: él mismo sigue vendiendo el petróleo del Kurdistán iraquí a Israel. Por su parte, Irán, que no tiene una propuesta viable al conflicto (espera que un día Israel desaparezca por voluntad de Dios), y nunca se ha llevado bien con AP, no le perdona a Mahmud Abás su buena relación con la Organización de Muyahidines del Pueblos, un grupo de extrema derecha islamista iraní que disputó el poder con Jomeini en los ochenta. La medida de Trump, aunque ampliará la esfera de influencia de Israel en la región, ha devuelto la causa olvidada palestina a la agenda internacional, desenmascarado a los hipócritas líderes de Oriente Próximo, además de dificultar a los jeques saudíes establecer relaciones oficiales con Israel. Ahora son los palestinos y las fuerzas solidarias a nivel mundial que mostrarán su capacidad para frustrar una nueva limpieza etnia palestina.

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Réquiem por el Estado judío

Fuente: Meir Margalit | www.sinpermiso.info Fecha: 10 de DIC 2017 Hay fenómenos que son peligrosos no por sus efectos inmediatos sino por sus consecuencias a largo plazo. La declaración de Trump reconociendo a Jerusalén capital de Israel, en flagrante contradicción con el derecho internacional, es un golpe a los palestinos y a la comunidad internacional. Pero una semana después de la declaración, y luego de la relativa calma de las manifestaciones del pasado viernes, que prometían ser «infernales»  – y acabaron con «tan solo» un par de muertos y una centena de heridos, lo que en esta región ya es casi “normal”-,  podemos aventurarnos a emitir la opinión de que el efecto de la declaración es  menos dramático de lo que suponíamos al principio. Por cierto, se trata de un acto de violencia simbólica, porque en realidad la cotidianidad de los palestinos no cambia en nada, ni afecta a sus condiciones de vida, ni para bien, ni para mal. Tampoco podemos decir que esta nueva política de EE UU tire por borda el proceso de paz, pues en realidad tal proceso no existe, de modo que no se puede acabar con lo que ni siquiera ha comenzado. Pero esta declaración tiene un efecto fatal para todos aquellos que todavía nos aferrábamos a la paz y queríamos creer que no todo está perdido. La postura claramente sionista del gobierno estadounidense ha acabado con los últimos vestigios de esperanza que quedaban en algunos activistas por la paz y ha puesto en evidencia, con toda impiedad, que esa lucha la hemos perdido. Después de 50 años de lucha contra la ocupación, ha llegado la hora de reconocer que no nos quedan más municiones y que el enemigo nos ha doblegado.  La comunidad internacional es impotente y los actores sobre el terreno son demasiado débiles para invertir estos resultados. El único país en el planeta que podría imponer una solución es EEUU y Trump ha dejado claro que hará lo que los evangelistas y los judíos le pidan.  Muchos de mis amigos se percataron ya hace un año que esto ya ha acabado-  que de un personaje desequilibrado no hay nada que esperar. Pero a pesar de todo, algunos creíamos que el acercamiento estadounidense a Arabia Saudí llevaría a Trump a formular alguna propuesta que los palestinos pudiesen llegar a aceptar. Algunos indicios en el terreno, como la prohibición de construir nuevos asentamientos, o la postergación del traslado de la embajada de EEUU de Tel Aviv a Jerusalén, generaron la impresión de que el gobierno de EE UU estaba consolidando algo viable, no precisamente acorde a las expectativas palestinas, pero alguna fórmula que permitiese crear un estado independiente en gran parte de sus territorios ocupados. Pero los más realistas de nuestros compañeros no tenían dudas de que todo era una farsa y un fraude.  De algún modo debemos agradecer a Trump por haber puesto fin a esta comedia de mal gusto y abrirnos los ojos. Ya era hora de dejar de auto-engañarnos. En adelante debemos cambiar los paradigmas. Dejaremos de pensar en cómo acabar la ocupación para imaginar cómo continuar viviendo en una realidad en la que la ocupación es un hecho consumado. Mientras el movimiento pacifista se debatía en derredor a la cuestión de si es preferible la creación de dos estados o de un estado bi-nacional, la derecha israelí y estadounidense han clavado el último clavo en el ataúd del proceso de paz, que en realidad había muerto ya hace tiempo, aunque nos negásemos a reconocerlo.  Ahora ninguna de aquellas dos alternativas son reales, porque aquellos que detentan el poder no permiten ni una solución ni la otra. O tal vez, habría que decir, no han sido nunca reales, y ahora todavía menos. En adelante, Israel tendrá luz verde para acabar con la Autoridad Palestina, que al carecer de la posibilidad de crear su propio estado tampoco tiene razón de continuar existiendo. Paulatinamente, Israel irá destrozando lo poco que queda de la Autoridad Palestina, y cuando, como consecuencia del caos que se genere con “estimulo» israelí, Hamas tome el poder, Israel tendrá el pretexto ideal para volver a reconquistar los territorios palestinos y acabar con este frágil y endeble gobierno semi-autonomo. Pero este escenario tiene su precio. Y a la larga, Israel lo pagará con creces. Israel puede controlar a la población palestina, pero no a la demografía. En el curso de una generación los palestinos serán mayoría, y no hay forma de evitarlo. Cuando se transformen en mayoría, Israel no podrá continuar siendo un estado judío. El gobierno y el ejército serán israelíes, pero el tejido humano será palestino, y la cultura musulmana será la dominante.  A partir de ese momento, Israel deberá aplicar un régimen de Apartheid, y el destino de Israel será similar al de Sudáfrica.  Hay muchas formas de acabar con un imperio.  El imperio israelí sucumbirá ante la demografía palestina.  Llevará más tiempo, pero es inevitable.  Para los pacifistas israelíes será triste, pero también un alivio. Un país racista no tiene derecho a existir, y este no es el país que anhelamos para nuestros hijos.

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Los israelíes tienen derecho a saber que no están siendo arrastrados a la guerra en Siria

Fuente: Editorial de Haaretz Fecha: 03 de DIC 2017 El ataque del viernes por la noche en Siria, que fuentes extranjeras han atribuido a Israel, aparentemente golpeó una base militar siria construida por Irán, una fábrica de municiones y fuerzas sirias. Esta no es la primera vez que las Fuerzas de Defensa de Israel supuestamente atacaron a Siria. Pero a diferencia de otros numerosos ataques llevados a cabo este año, el objetivo fue entregar un mensaje agresivo directamente a Irán. Este mensaje parece redundante. Después de todo, de acuerdo con el ministro de Defensa, Avigdor Lieberman, no hay presencia militar iraní en Siria salvo por unos pocos cientos de asesores. Esta declaración contradice los informes de la oposición iraní -que publicó extensos detalles del despliegue de las fuerzas iraníes y pro iraníes en Siria- y la solicitud de Israel a Rusia para exigir que Irán separe sus fuerzas de la frontera israelí en los Altos del Golán. En una conferencia de prensa el mes pasado, Lieberman explicó que la nueva base que está construyendo Irán cerca de Damasco es una base siria sin la presencia de las fuerzas iraníes. Por otro lado, los informes de este fin de semana indican que esa base fue el objetivo del ataque, lo que significa que Israel supuestamente decidió atacar a un objetivo sirio que no constituía una amenaza para él. Mientras estas contradicciones esperan ser aclaradas, Israel continúa deslizándose hacia el frente sirio: una vez con el pretexto de proteger a la comunidad drusa en el pueblo fronterizo de Khader, y otra vez atacando un convoy de armas destinado a Hezbollah. Israel se ha abstenido de atacar las bases de misiles de Hezbollah en el Líbano, a pesar de que en realidad representan una amenaza permanente, pero encuentra un espacio operativo relativamente libre en Siria. Aquí hay un gran peligro, ya que esta vez parece que el ataque podría verse cruzando una línea roja. Altos funcionarios militares a menudo explican que Israel no tiene interés en entrar en una confrontación directa con Irán o en intervenir en la guerra civil siria. Al mismo tiempo, sin embargo, dejan en claro que una guerra puede estallar debido a un juicio poco consistente o un malentendido. Sin minimizar el tamaño de la amenaza contra Israel, el frente sirio, como el frente en el sur, es un terreno fértil para malentendidos peligrosos que podrían convertirse en una guerra más amplia. Los israelíes tienen derecho a saber que su gobierno no está arrastrando al país a otra aventura militar en el frente sirio. El ataque del viernes es potencialmente peligroso y su necesidad no es convincente. Si la intención es enviar un mensaje a Irán, ¿por qué se atacó una base siria que Lieberman mismo evitó llamar a iraní? Esos mensajes, que cruzan líneas rojas, pueden poner a Israel en conflicto con terceros, como Rusia. Aunque este ataque es ahora un hecho consumado, no es irrelevante expresar dudas sobre su propósito o justificación, e incluso preguntarse si está relacionado con batallas políticas dentro de Israel. Traducción: Dardo Esterovich  

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El kibutz que vende armas para control de disturbios a criminales de guerra

Fuente: Eitay Mack | 972 mag Fecha: 08 NOV 2017 La semana pasada cientos de manifestantes ultraortodoxos bloquearon la entrada a Jerusalén para protestar por el arresto de estudiantes de seminarios considerados «desertores» por el ejército porque se negaron a ser reclutados. La policía israelí envió vehículos especiales antidisturbios que rociaron con agua coloreada a los manifestantes. Las imágenes del agua azul fosforescente salpicadas sobre los manifestantes religiosos vestidos de blanco y negro aparecieron en los medios israelíes, principalmente debido al colorido contraste. Estos vehículos de control de disturbios, producidos por el kibutz Beit Alfa, que pertenece al movimiento sionista socialista Hashomer Hatzair, se han vendido a regímenes despóticos durante décadas. El agua coloreada ayuda a marcar a los manifestantes, por lo que es fácil arrestarlos incluso después de que abandonen la escena. Hashomer Hatzair y Pinochet Lily Traubmann, Tamara Santos Traubmann y Daniel Silberman, sobrevivientes del régimen de Pinochet en Chile cuyos seres queridos fueron secuestrados y desaparecidos, presentaron una solicitud de desclasificación de información, solicitando al Estado que revele sus vínculos con el régimen de Pinochet. Se adjuntó a su petición una declaración jurada del ciudadano israelí Eitan Kalinsky. En 1989 Eitan y su esposa fueron enviados por la Agencia Judía para enseñar en una escuela judía en Santiago, la capital de Chile. Era el ocaso de la brutal dictadura de Pinochet, responsable del asesinato y la desaparición de 3.200 personas y de la tortura de 40.000 personas, perpetrada con algunos de los métodos más crueles de la era moderna. Durante su estancia en Chile, Eitan y su esposa asistieron a 10 manifestaciones contra la dictadura y en apoyo de la democracia. En su declaración jurada, Eitan dice lo siguiente: “Durante una de las protestas en Santiago hubo vehículos con cañones de agua de colores, el color del agua cambiaba cada pocos minutos, por ejemplo, un verde muy fuerte. El enviado de Hashomer Hatzair me dijo: «Mira, dice ‘Hakibbutz Haartzi, Hashomer Hatzair’». Todos sabíamos que estaba hecho en el kibutz Beit Alfa. El agua coloreada empujó a la gente hacia atrás con una fuerza intensa y un escaparate colapsó. Yo era un enviado del Estado de Israel y no podía criticar al Estado, así que me guardé mi dolor. Fueron padres de izquierda quienes se volvieron hacia nosotros y preguntaron cómo Israel podía apoyar a Pinochet. No pronuncié una sola palabra mala sobre Israel, pero en casa grité contra las paredes. La manifestación con los cañones de agua fue dura. Los manifestantes no se rindieron fácilmente. Se retiraron solo debido a los cañones de agua. Otros me dijeron que en las protestas cerca de las universidades, en la ciudad más antigua, hubo incluso un mayor uso de cañones de agua. Los vi solo esa vez, en la protesta que marcó el golpe [de 1973] en septiembre de 1989”. Según el informe de la comisión del Gobierno chileno para la investigación de los crímenes del régimen de Pinochet, en 1989, 19 ciudadanos, mujeres y hombres fueron asesinados o desaparecieron en Santiago. El final de la década de 1980 fue un momento crítico en Chile. El mundo entero contuvo la respiración para ver si Pinochet permitiría la transición a la democracia. El alcance de la represión disminuyó en comparación con los años anteriores y masas de personas protestaron en todo Chile en apoyo de la democracia. Pero las fuerzas de seguridad de Pinochet siguieron torturando, desapareciendo y asesinando a civiles que participaron en las protestas, especialmente a aquellos reconocidos como líderes o prominentes defensores de la transición democrática. Beit Alfa en Burundi Según Amnistía Internacional, los vehículos antidisturbios fabricados en la fábrica de Beit Alfa Technologies también se han utilizado en Burundi desde el comienzo de una crisis política en abril de 2015, debido a la extensión no constitucional del mandato del presidente Nkurunziza. El sitio web del kibbutz se jacta de la visita del Ministro del Interior de Burundi a la fábrica que produce los vehículos antidisturbios en junio de 2013. Al parecer los vehículos fueron entregados a Burundi a principios de 2015. En los últimos dos años la ONU y la comunidad internacional han estado en alerta por genocidio en Burundi. La Unión Europea ha congelado toda la ayuda al Gobierno del país. Graves violaciones de los derechos humanos han tenido lugar allí, los manifestantes han sido asesinados en manifestaciones o en sus hogares; los cuerpos, incluidos los de menores, fueron encontrados muertos a tiros y esposados, a veces incluso mutilados; activistas de los derechos humanos y periodistas han sido asesinados y desaparecidos. El Gobierno y la oposición llevan a cabo actos de venganza en barrios asociados con el lado rival. Se han producido enfrentamientos esporádicos en todo el país, especialmente en la capital de Bujumbura. Algunos detenidos han sido llevados a centros de detención secretos, incluidos los hogares del presidente y el ministro de Seguridad Interior. Funcionarios de seguridad del país han admitido haber preparado listas de asesinatos con los nombres de integrantes de la oposición y miembros de las fuerzas de seguridad cuestionados por el régimen. Informes de las Naciones Unidas de septiembre de 2016 y de agosto de 2017 indican que la violencia en Burundi puede considerarse crímenes de lesa humanidad. Según expertos de la ONU, las fuerzas de seguridad del Gobierno han usado fuerza excesiva, como por ejemplo el uso de fuego real contra los manifestantes, incluidos los que intentan abandonar la escena y atacar a los manifestantes después de que las manifestaciones se hayan dispersado. También se reveló que la «unidad especial antidisturbios» de la policía ha convertido su sede en Bujumbura en un centro de tortura. Las mujeres y los hombres detenidos por participar en protestas, o por sospecha de haberlo hecho, son sometidos a crueles métodos de tortura que incluyen atar pesas a los testículos de los detenidos; aplastar los dedos de las manos y los pies con un tornillo de banco; encarcelamiento en un contenedor cerrado; encarcelamiento con el cadáver de un pariente; sentarse forzado sobre ácido, fragmentos de vidrio o uñas; violación en grupo, incluso en presencia de niños,

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Imperdonable e inconsolable

Fuente: Editorial | Haaretz Fecha: 03 de NOV 2017 A 22 años del asesinato de Yitzhak Rabin. La historia tiene sus propias formas irónicas de interrumpir planes, frustrar intenciones y ocultar a sus profetas. Pero ninguno de estos métodos se materializó en la tragedia del asesinato de Yitzhak Rabin. En retrospectiva, es claro que las divisiones, la ira y el temor que muchos israelíes experimentaron en esa noche hace 22 años fueron reacciones viscerales, que presagiaron con gran precisión lo que está sucediendo hoy, a pesar del saldo de represión y manipulación que se ha acumulado desde entonces. Sin embargo, el asesinato de Rabin no contuvo ironías históricas reconfortantes. Desde el punto de vista de sus perpetradores, fue uno de los asesinatos más exitosos en la historia de los asesinatos políticos. Cumplió con las intenciones del pistolero más allá de todas las expectativas, y ha seguido haciéndolo durante una generación. De la confusión de emociones que acompañó la noche del asesinato, solo faltaba una: sorpresa. El asesinato de Rabin estuvo en el aire a lo largo de los meses que lo precedieron, al igual que ha permanecido en el aire en las dos décadas que han transcurrido desde entonces. La intensidad de la oposición de los colonos y la derecha en su conjunto, encabezada por Benjamin Netanyahu, junto con el alcance de la incitación a su muerte, que se centró en Rabin personalmente, hizo que la pregunta de cuándo sería atacado, y por quién , casi un tecnicismo. En retrospectiva, está claro que incluso el asesinato físico de Rabin no detuvo la ola de incitación contra los esfuerzos de «israelidad» que él simbolizó, es decir, el deseo de normalidad, reconciliación y soberanía hebrea secular dentro de las fronteras políticas. Simplemente los reforzó, entre otras cosas, al disuadir a cualquiera que intentara seguir por ese camino. Por lo tanto, en la batalla por el alma de la nación y su propia autodefinición, ha ganado la visión «judía» trascendente y fatalista, una visión que carece de límites y se basa en el miedo y la introversión. La tragedia podría resumirse así, si no fuera por otro tema: el de protagonismo. Aunque hemos tenido otros primeros ministros desde entonces, la oposición diametral entre la personalidad egocéntrica, engañosa y oportunista de Netanyahu y la de Rabin, que era un tanto de madera pero basada en la integridad, el servicio y la responsabilidad, los une para siempre en la misma trama histórica. Netanyahu continuará siendo recordado no solo por la incitación que orquestó en contra de Rabin en ese momento y hoy orquesta contra la izquierda, sino también por lo muy lejos que está de una verdadera estatura de liderazgo. Traducción: Dardo Esterovich  

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Un nuevo comienzo

Fuente: Uri Avneri | Gush Shalom Fecha: 21 de OCT 2017 Un día, el Partido Laborista israelí sintió que necesitaba un nuevo líder. Le sucede a este partido cada dos años. El partido está en mal estado. Se parece más a un cadáver político que a un organismo vivo. Buscaron un nuevo líder, carismático, enérgico, entusiasta. Encontraron a Avi Gabbay. ¿Por qué él? Nadie está realmente seguro. Avi Gabbay no tiene cualidades visibles de liderazgo político. No tiene en absoluto carisma. Sin energía especial. Sin entusiasmo y sin la capacidad de inspirar entusiasmo en los demás. Después de haber servido como un funcionario del gobierno en el área de la telefonía móvil, él mismo se convirtió en el director exitoso de la mayor empresa de telefonía móvil. Luego entró en la política y se unió a un partido moderado de derecha, y fue nombrado Ministro de Protección del Medio Ambiente. Cuando el ultraderechista Avigdor Lieberman fue nombrado ministro de Defensa, Gabbay renunció al gobierno y a su partido y se unió a los laboristas. Eso fue hace sólo un año. Gabbay tiene un activo importante, es un mizrahí, un judío oriental. Sus padres son inmigrantes de Marruecos y él es el séptimo de ocho hijos. Como el Partido Laborista se considera una agrupación elitista occidental, asquenazí, estos atributos pasivos son importantes. Hasta cierto punto. Gabbay no perdió el tiempo en presentar su tarjeta de identidad política. Primero hizo un discurso afirmando que no se sentará en el mismo gobierno con la «Lista conjunta». La Lista conjunta es la lista unida (o desunida) de la comunidad árabe en Israel. Une a tres partidos «árabes» muy diferentes: el Partido Comunista, que es abrumadoramente árabe, pero incluye algunos judíos (incluido un miembro judío del parlamento), el partido Balad, que es secular y nacionalista, y un partido religioso islámico. ¿Cómo es que estas diversas partes crearon una lista conjunta? Deben este logro al genio del gran enemigo de los árabes, Avigdor Lieberman, que vio que los tres partidos eran pequeños y decidió eliminarlos elevando el umbral electoral. Pero en lugar de perecer por separado, decidieron sobrevivir juntos. No hay dudas que su lista representa a la gran mayoría de los ciudadanos palestinos de Israel, que constituyen más del 20% de la población. Por extraño que parezca, un quinto de los israelíes es árabe. El simple hecho numérico es que sin el apoyo de los miembros árabes en la Knesset, ningún gobierno de izquierda puede existir. Yitzhak Rabin no se habría convertido en primer ministro, y el acuerdo de Oslo no habría surgido sin el apoyo «desde afuera» del bloque árabe. Entonces, ¿por qué no se unieron al gobierno de Rabin? Ambas partes tenían miedo de perder votos. Muchos judíos no pueden concebir un gobierno que incluya a los árabes, y muchos árabes no pueden imaginar que sus representantes compartan «responsabilidad colectiva» en un gobierno ocupado principalmente en la lucha contra los árabes. Esto no ha cambiado Es muy poco probable que los árabes se unan a un gobierno de Gabbay si son invitados, y aún es más improbable que reciban tal invitación. Entonces, ¿por qué hacer tal declaración? Gabbay no es tonto. Lejos de eso, cree que los árabes están en su bolsillo de todos modos. No podrían unirse a un gobierno del Likud. Al hacer una declaración abiertamente antiárabe, espera atraer a los votantes de derecha. Su predecesor, Yitzhak Herzog, se quejó públicamente de que demasiadas personas consideraban que el Partido Laborista era «amante de los árabes». Terrible. Si alguien esperaba que esto fuera una anomalía por única vez, Gabbay lo ratificó rápidamente. Después del primer golpe vino más. Declaró que «no tenemos pareja para la paz». Este es el lema más peligroso de los populistas. «Sin pareja» significa que no tiene sentido hacer un esfuerzo. Nunca habrá paz. Nunca jamás. Él declaró que Dios prometió a los judíos toda la tierra entre el mar y el Jordán. Eso no es del todo correcto: Dios nos prometió toda la tierra desde el Éufrates hasta el río de Egipto. Dios nunca cumplió esa promesa. La semana pasada Gabbay declaró que en cualquier futuro acuerdo de paz con los palestinos, ni un solo asentamiento judío en Cisjordania sería evacuado. Hasta ahora, ha habido un acuerdo tácito entre los activistas por la paz israelíes y palestinos de que la paz se basará en un intercambio limitado de territorios. Los llamados «bloques de asentamientos» (grupos de asentamientos cercanos a la frontera de la línea verde) se unirán a Israel, y una zona equivalente del territorio israelí (por ejemplo, a lo largo de la Franja de Gaza) se cederá a Palestina. Esto dejaría algunas docenas de asentamientos «aislados» en Cisjordania, generalmente habitados por fanáticos religiosos de derecha, que deben ser evacuados por la fuerza. La nueva declaración de Gabbay significa que después de un acuerdo de paz, estas islas de extremismo racista continuarán existiendo donde están. Ningún palestino lo aceptará. Hace que la paz sea imposible, incluso en teoría. En general, Gabbay acepta la «solución de dos estados», pero bajo ciertas condiciones. Primero, el ejército de Israel sería libre de actuar en todo el estado palestino desmilitarizado. El ejército israelí también se posicionaría a lo largo del río Jordán, convirtiendo el «estado» palestino en una especie de enclave. Este es un «plan de paz» sin compradores. Gabbay es demasiado inteligente para no darse cuenta de esto. Pero todo esto no está diseñado para oídos árabes. Está destinado a atraer a los israelíes de derecha. Dado que una coalición de «centroizquierda» liderada por los laboristas necesita votos derechistas o religiosos, el razonamiento parece acertado. Pero no lo es. No hay ninguna posibilidad de que un número significativo de derechistas se mueva hacia la izquierda, incluso si la izquierda es liderada por una persona como Gabbay. Los derechistas detestan al Partido Laborista, no desde ayer, sino que lo han hecho por generaciones. El Partido Laborista nació hace cien años. Fue la principal fuerza política que condujo a la creación

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Trump no expuso a Abbas, sino a Netanyahu como el obstruccionista de la paz

Fuente: Editorial de Haaretz, Fecha: 06 de OCT 2017 El ala derecha israelí había apostado por el descaro políticamente incorrecto del presidente estadounidense Donald Trump, para exponer la postura obstruccionista de los palestinos. Pero parece que el obstáculo que se ha expuesto es en realidad el del primer ministro Benjamin Netanyahu, quien, dijo Trump al secretario general de las Naciones Unidas el mes pasado, es más difícil que Abbas en avanzar hacia la paz. En esa reunión de la Asamblea General de la ONU, el presidente egipcio Abdel Fattah el-Sissi hizo un llamamiento emocional a los palestinos, instándolos a unificarse para no perder la oportunidad. A los israelíes, les dijo que la experiencia de Egipto en hacer la paz con Israel es «maravillosa y única y se puede repetir para resolver los problemas con los palestinos». Sus comentarios siguieron al regreso de una visita a El Cairo de una delegación de Hamas, que llevó a una posterior visita de representantes de la Autoridad Palestina a Gaza y al inicio de conversaciones sobre la reconciliación entre ambas partes, que continuarán la semana próxima en El Cairo. Sissi ha estado por mucho tiempo decidido a reiniciar el proceso de paz. Pero parece que, como lo observó Trump, no hay un socio serio en el lado israelí. El año pasado Sissi se reunió secretamente con Netanyahu y el presidente de la oposición MK Isaac Herzog, después de lo cual los dos políticos israelíes mantuvieron conversaciones sobre un gobierno de unidad. Todo el mundo recuerda cómo terminaron las «conversaciones»: un giro a la derecha de Netanyahu y el nombramiento de Avigdor Lieberman como ministro de Defensa. A la luz de la seriedad demostrada por Sissi y de los primeros frutos que sus esfuerzos han logrado, la respuesta del gobierno israelí es vergonzosa: «No aceptaremos falsas conciliaciones», dijo Netanyahu despectivamente de la reunión AP-Hamas en Gaza, como si Israel no usara la brecha palestina para socavar la legitimidad de Abbas. Netanyahu entonces presentó una lista de condiciones; sólo si estas se cumplieran se daría por satisfecho. El ministro de Educación, Naftali Bennett, también pidió que la transferencia de fondos a los palestinos sea detenida. Mientras tanto los palestinos están cooperando con Egipto en la reconciliación, —la cual, si tuviera éxito, sería enormemente significativa para los líderes palestinos y el futuro de Gaza, donde las condiciones de vida son casi inapropiadas para los seres humanos y ayudaría a renovar el proceso de paz— los israelíes continúan tocando el mismo disco roto y se niegan a dar al cambio una oportunidad real.   Traducción: Dardo Esterovich

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