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Los Muchachos judíos peroniostas

Lunes, 24 de agosto de 2015  DIALOGOS › EL HISTORIADOR ISRAELI RAANAN REIN REVELA UN COSTADO POCO EXPLORADO DEL JUSTICIALISMO Los judíos del peronismo El investigador vino a Buenos Aires a presentar Los muchachos judíos peronistas, un libro que rescata la voz de los judíos que formaron parte activa del peronismo. En esta entrevista explica que fueron muchos más que los que se cree y cuenta por qué fueron ocultados por la historiografía oficial sobre la comunidad judía argentina.  Por Verónica Engler   Cuando llega a la entrevista dice “hoy es un día peronista”, y se ríe. Se refiere al día soleado y templado del invierno porteño que le ha tocado. La frase, aclara, fue acuñada por Luis Elías Sojit, un argentino de origen judío, que fue un cronista deportivo muy popular en las décadas del cuarenta y cincuenta. El historiador israelí Raanan Rein ya es un habitué de muchos reductos porteños, sobre todo de Villa Crespo, que es el barrio en el que generalmente se aloja cuando viene a Buenos Aires, al menos una vez al año. Raanan Rein es uno de los investigadores extranjeros que más ha publicado sobre peronismo, en el último cuarto de siglo fueron más de veinte libros (en castellano), algunos en los que él ofició como compilador. Su derrotero, a esta altura, ya resulta bastante conocido para el público local: en realidad todo comenzó con la historia de España, especialmente la dictadura franquista, en sus años de estudio de pregrado. Y cuando tuvo que elegir tema para su tesis doctoral, optó por la relaciones entre España y Argentina durante la década peronista. Ese fue el germen, pero también en el inicio de su pasión por los temas de nuestro país está su esposa y colega, argentina ella. “Decidí trabajar sobre la historia argentina porque esta sociedad de inmigrantes, que siempre está en búsqueda de su identidad colectiva, me fascinó. Y como quería trabajar sobre la segunda mitad del siglo veinte, era casi imprescindible estudiar el fenómeno peronista”. Desde que comenzó con sus investigaciones Rein se ha dedicado a derribar mitos en torno al peronismo: como el de la buena relación entre Perón y Franco, o el de la Argentina peronista como “refugio” de criminales nazis, o el del antisemitismo peronista o inclusive el de la relación directa de Perón con las masas. En esta ocasión Rein vino a Buenos Aires a presentar “Los muchachos judíos peronistas”, un libro en donde se propuso rescatar la voz de los judíos que formaron parte activa del peronismo, que no fueron tan pocos como hasta ahora hacía pensar la historiografía oficial sobre la comunidad judía argentina. –¿Cómo surge esta investigación en la que usted se propone rebatir una idea muy difundida que indica una supuesta hostilidad de la comunidad judía hacia el peronismo? –Yo me considero un historiador de la Argentina, no de los judíos en Argentina. Cuando trabajo sobre los judíos en este país los estudio como argentinos, mientras que los especialistas en historia judía piensan primero y sobre todo en los judíos en este país como judíos. Y por eso yo insisto en emplear el término argentinojudíos y no judíoargentinos. Y las mismas divisiones, los mismos conflictos, las rivalidades, la polarización que caracterizan a la sociedad argentina en su conjunto, se notan también entre los argentinojudíos. Lo que sucedió es que con el correr de los años me encontré con muchos testimonios acerca de la supuesta hostilidad de toda la comunidad judía hacia el peronismo. Pero al mismo tiempo, de vez en cuando, me encontré con comentarios del tipo: “éste que sí militaba en el primer peronismo”, “el otro sindicalista que estaba apoyando el justicialismo en sus inicios antes de la llegada de Perón al poder”, entonces no podía reconciliar esta imagen tan común acerca de la hostilidad judía hacia el peronismo. Por eso decidí volver a las fuentes, como hacen los historiadores, y busqué material acerca de argentinos judíos que apoyaban al peronismo en los años cuarenta y cincuenta. Ahora, debo aclarar al principio una cosa: la historiografía de las experiencias judías en Argentina padece de unas ausencias muy notables, porque se ha enfocado solamente en los judíos afiliados a las instituciones comunitarias. Sin embargo, la mayoría de los judíos en este país, como la mayoría de los judíos en Estados Unidos por ejemplo, nunca se han afiliado a las instituciones comunitarias, así que sabemos muy poco acerca de estos miles y miles de argentinos de origen judío, y de sus aportes en la esfera económica, social y cultural. –¿Por qué no se quería hablar de la participación judía en el peronismo? –A veces porque en las publicaciones comunitarias no se hacía mención a esta gente, alguna gente importante. Así que estuve buscando en documentación relacionada con el movimiento, con los intelectuales judíos en este país. Y de repente descubrí una gran variedad de individuos y grupos que sí apoyaban al peronismo, y que tenían un papel importante en la movilización del apoyo al peronismo o en la elaboración de la doctrina peronista. Y también me encontré con que todo el mundo, por diferentes motivos, prefería no hablar demasiado del aporte judío al movimiento peronista. Entre los judíos porque la comunidad organizada estaba dominada por sectores no afines al peronismo, y entre los peronistas algunos no se sentían cómodos en mencionar el apoyo judío a este movimiento popular. Si se observa, por ejemplo, los sindicatos de principios de los años cuarenta, el sindicato más importante del país de aquellos años fue la Unión Ferroviaria, cuyo secretario general era Rafael Kogan. El puso todo el peso de este sindicato, que era fuerte en el movimiento trabajador, para que apoyara al secretario de Trabajo y Previsión, Juan Domingo Perón. Pero yo no conozco casi ningún trabajo que mencione el papel de Rafael Kogan en esta movilización. En la rama de los metalúrgicos estaba Angel Perelman, que tenía su importancia. Y había otros judíos que tenían puestos clave en distintos sindicatos. No solamente apoyaban al peronismo, sino que trabajaban para

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Los Muchachos judíos peronistas

Lunes, 24 de agosto de 2015  DIALOGOS › EL HISTORIADOR ISRAELI RAANAN REIN REVELA UN COSTADO POCO EXPLORADO DEL JUSTICIALISMO Los judíos del peronismo El investigador vino a Buenos Aires a presentar Los muchachos judíos peronistas, un libro que rescata la voz de los judíos que formaron parte activa del peronismo. En esta entrevista explica que fueron muchos más que los que se cree y cuenta por qué fueron ocultados por la historiografía oficial sobre la comunidad judía argentina.  Por Verónica Engler   Cuando llega a la entrevista dice “hoy es un día peronista”, y se ríe. Se refiere al día soleado y templado del invierno porteño que le ha tocado. La frase, aclara, fue acuñada por Luis Elías Sojit, un argentino de origen judío, que fue un cronista deportivo muy popular en las décadas del cuarenta y cincuenta. El historiador israelí Raanan Rein ya es un habitué de muchos reductos porteños, sobre todo de Villa Crespo, que es el barrio en el que generalmente se aloja cuando viene a Buenos Aires, al menos una vez al año. Raanan Rein es uno de los investigadores extranjeros que más ha publicado sobre peronismo, en el último cuarto de siglo fueron más de veinte libros (en castellano), algunos en los que él ofició como compilador. Su derrotero, a esta altura, ya resulta bastante conocido para el público local: en realidad todo comenzó con la historia de España, especialmente la dictadura franquista, en sus años de estudio de pregrado. Y cuando tuvo que elegir tema para su tesis doctoral, optó por la relaciones entre España y Argentina durante la década peronista. Ese fue el germen, pero también en el inicio de su pasión por los temas de nuestro país está su esposa y colega, argentina ella. “Decidí trabajar sobre la historia argentina porque esta sociedad de inmigrantes, que siempre está en búsqueda de su identidad colectiva, me fascinó. Y como quería trabajar sobre la segunda mitad del siglo veinte, era casi imprescindible estudiar el fenómeno peronista”. Desde que comenzó con sus investigaciones Rein se ha dedicado a derribar mitos en torno al peronismo: como el de la buena relación entre Perón y Franco, o el de la Argentina peronista como “refugio” de criminales nazis, o el del antisemitismo peronista o inclusive el de la relación directa de Perón con las masas. En esta ocasión Rein vino a Buenos Aires a presentar “Los muchachos judíos peronistas”, un libro en donde se propuso rescatar la voz de los judíos que formaron parte activa del peronismo, que no fueron tan pocos como hasta ahora hacía pensar la historiografía oficial sobre la comunidad judía argentina. –¿Cómo surge esta investigación en la que usted se propone rebatir una idea muy difundida que indica una supuesta hostilidad de la comunidad judía hacia el peronismo? –Yo me considero un historiador de la Argentina, no de los judíos en Argentina. Cuando trabajo sobre los judíos en este país los estudio como argentinos, mientras que los especialistas en historia judía piensan primero y sobre todo en los judíos en este país como judíos. Y por eso yo insisto en emplear el término argentinojudíos y no judíoargentinos. Y las mismas divisiones, los mismos conflictos, las rivalidades, la polarización que caracterizan a la sociedad argentina en su conjunto, se notan también entre los argentinojudíos. Lo que sucedió es que con el correr de los años me encontré con muchos testimonios acerca de la supuesta hostilidad de toda la comunidad judía hacia el peronismo. Pero al mismo tiempo, de vez en cuando, me encontré con comentarios del tipo: “éste que sí militaba en el primer peronismo”, “el otro sindicalista que estaba apoyando el justicialismo en sus inicios antes de la llegada de Perón al poder”, entonces no podía reconciliar esta imagen tan común acerca de la hostilidad judía hacia el peronismo. Por eso decidí volver a las fuentes, como hacen los historiadores, y busqué material acerca de argentinos judíos que apoyaban al peronismo en los años cuarenta y cincuenta. Ahora, debo aclarar al principio una cosa: la historiografía de las experiencias judías en Argentina padece de unas ausencias muy notables, porque se ha enfocado solamente en los judíos afiliados a las instituciones comunitarias. Sin embargo, la mayoría de los judíos en este país, como la mayoría de los judíos en Estados Unidos por ejemplo, nunca se han afiliado a las instituciones comunitarias, así que sabemos muy poco acerca de estos miles y miles de argentinos de origen judío, y de sus aportes en la esfera económica, social y cultural. –¿Por qué no se quería hablar de la participación judía en el peronismo? –A veces porque en las publicaciones comunitarias no se hacía mención a esta gente, alguna gente importante. Así que estuve buscando en documentación relacionada con el movimiento, con los intelectuales judíos en este país. Y de repente descubrí una gran variedad de individuos y grupos que sí apoyaban al peronismo, y que tenían un papel importante en la movilización del apoyo al peronismo o en la elaboración de la doctrina peronista. Y también me encontré con que todo el mundo, por diferentes motivos, prefería no hablar demasiado del aporte judío al movimiento peronista. Entre los judíos porque la comunidad organizada estaba dominada por sectores no afines al peronismo, y entre los peronistas algunos no se sentían cómodos en mencionar el apoyo judío a este movimiento popular. Si se observa, por ejemplo, los sindicatos de principios de los años cuarenta, el sindicato más importante del país de aquellos años fue la Unión Ferroviaria, cuyo secretario general era Rafael Kogan. El puso todo el peso de este sindicato, que era fuerte en el movimiento trabajador, para que apoyara al secretario de Trabajo y Previsión, Juan Domingo Perón. Pero yo no conozco casi ningún trabajo que mencione el papel de Rafael Kogan en esta movilización. En la rama de los metalúrgicos estaba Angel Perelman, que tenía su importancia. Y había otros judíos que tenían puestos clave en distintos sindicatos. No solamente apoyaban al peronismo, sino que trabajaban para

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DAIA COMO AGENTE DE POTENCIA SUPRANACIONAL

http://daniel.kupervaser.com/2016/06/27/daia-como-agente-de-potencia-supranacional/ DAIA COMO AGENTE DE POTENCIA SUPRANACIONAL Posted on June 27, 2016 by Daniel Kupervaser  La genialidad y la picardía de su gente, de la que tanto se jacta el pueblo judío, no solo es responsable del surgimiento del “Start-up Nation”, como lo define un conocido libro, sino también del diseño de una nueva concepción en materia de relaciones internacionales: la potencia supranacional. Potencias coloniales del pasado organizaban cruzadas con sus ejecitos en pro de conquistas y dominación territorial por el mundo. Generaciones mas tarde, potencias imperialistas concentraron beneficios en su favor por medio de tentáculos de sus compañías multinacionales distribuidos por los cuatro puntos cardinales. La potencia supranacional de nuestro tiempo logra réditos económicos y políticos con mayor elegancia.  Solo requiere del accionar de ciudadanos de otros países, con enorme poder de influencia para interferir en decisiones políticas y económicas locales, para beneficio de la potencia supranacional con la que mantienen vínculos personales y emocionales sobre una base étnica. Para Israel, las principales organizaciones de la colectividad judía en todo el continente americano, más algunos países de forma individual, especialmente EE. UU, representan la base de un enorme poder que se proyecta por todo el mundo.  En una desatinada e irresponsable maquinación política, en vez de dedicarse únicamente a la colectividad judía local, nuevamente la DAIA (Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas) se tentó por representar intereses de Israel en vez de dejarlo en manos de la diplomacia de Jerusalén, únicos responsables del tema en Argentina. Como es de conocimiento público, la resolución número 199 de UNESCO[1], titulada “Palestina Ocupada” criticó severamente la conducta de Israel como “potencia ocupante” en todo territorio conquistado en 1967, por modificar, en contravención a normas internacionales, el status demográfico y físico de la región y limitar o impedir el libre acceso a sitios sagrados musulmanes. Representantes argentinos fueron parte de la mayoría abrumadora que aprobó esta resolución el pasado mes de abril. En una misiva dirigida a la Canciller Malcorra y en entrevista personal con el Presidente Macri, la DAIA expresa “su preocupación y malestar y de la comunidad judía argentina que representa, por la decisión adoptada por parte de Argentina de votar afirmativamente esa resolución. Se trata de negar la histórica e indisoluble ligazón del pueblo judío con los lugares sagrados a los que se refiere dicha resolución”[2]. El mensaje de DAIA comete dos graves desatinos. En primer lugar, pareciera que el liderazgo judío argentino continúa con las anteojeras que le pusieron en Jerusalén. Dan la impresión que todavía no se dieron cuenta que ningún país del mundo reconoce soberanía israelí más allá de la línea verde de 1967 y su condición jurídica internacional en Cisjordania es justamente la de potencia ocupante en territorio todo destinado al futuro estado palestino, salvo acuerdo mutuo de las partes.  Directivos de DAIA no prestaron suficiente atención que nadie discute, ni tampoco la mencionada resolución hace referencia, no niega ni confirma, los vínculos históricos del pueblo judío o del cristianismo con determinados sitios de la región. El detallado informe de Unesco solo enumera y critica una seria de contravenciones de Israel, según Convenciones Internacionales, que impiden el libre acceso a lugares sagrados musulmanes o modifican la estructura edilicia y física. La pretensión de soberanía judía sobre esos territorios solo se basa en vínculos históricos desentendiéndose de derechos civiles de población nativa, por el solo motivo de la supremacía militar. Si Macri se convence de los argumentos expuestos por DAIA, necesariamente debe estar al tanto de la vinculación del judaísmo con territorios de colonias judías de Argentina, hecho históricamente indiscutible. Bajo estas condiciones, en un futuro lejano probablemente los argentinos sean testigos del desembarco de soldados israelíes en la región con la exigencia de DAIA que se trata de tierras que pertenecen a Israel y al pueblo judío. Sin lugar a dudas, en esta ocasión, el premio a la ingenuidad política se lo merece Ariel Cohen Sabban, Presidente de DAIA. A la salida del último encuentro con Macri, este dirigente judío y ciudadano argentino trató de apoyarse en una excusa infantil para no ser acusado de doble lealtad o lealtad suprema al Estado de Israel. Enterrando los principios de DAIA, que sin excepción se adjudica la representación política de todos los judíos en Argentina, en esta oportunidad “aclaró que la evaluación ante el presidente la hacían desde el rol como argentinos que profesamos la religión judía y no como representantes del Estado de Israel”[3].  Cohen Sabban seguramente piensa que los argentinos tienen la memoria atrofiada y se olvidaron los malestares que reiteradamente manifestó DAIA e instituciones judías ante el reconocimiento argentino del Estado Palestino[4], acuerdo de Mercosur con la Autoridad Palestina[5] y otras circunstancias parecidas. Solo un presidente “tonto” o “comprado” podría convencerse de la seriedad de las piruetas mediáticas de Cohen Sabban. El Presidente Macri está muy lejos de ser tonto, pero con seguridad no escapan de su conocimiento los cuantiosos beneficios económicos y políticos que le pueden resultar a su país como consecuencia del entrometimiento de instituciones judías en la administración de EE. UU por el simple hecho que él decida coquetear y flirtear con las posiciones dominantes y expansionistas de Israel. Las recientes experiencias de países como Colombia y Panamá son un buen ejemplo de movilización general de instituciones judías nacionales, regionales y mundiales para “aceitar” Tratados de Libre Comercio de EE. UU con esos países. No por casualidad se trata de unos de los contados países de la región que no reconocieron la existencia del Estado Palestino o sus presidentes difundieron declaraciones que apoyan el dominio israelí en Jerusalén Oriental[6]. Probablemente Macri también tenga en la memoria el enorme potencial de beneficios de la época de oro del romance entre Cristina Kirchner y el Congreso Judío Mundial (Antes del Memorándum con Irán).  Como se sabe, “el presidente del Congreso Judío Mundial, Ronald Lauder, mantenía “muy buenas relaciones” con la presidenta Cristina Kirchner. En el viaje anterior de la Presidenta a Nueva York, el presidente Lauder dio una recepción en el Museo de Arte Alemán y Austriaco, un almuerzo

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