Aportes a la Cultura Judía

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Soledad Acuña y yo, o los nazis en Bariloche

Por: Diana Estrin (miembro del llamamiento)* A la memoria de mi madre que dejó Polonia a los diez años “porque era el país más antisemita de todos”. Sí, ya sé que es bastante sabido que muchos nazis se establecieron en Bariloche. También sé que es conocido el hecho de que Erich Priebke fue descubierto allí en 1994, cuando tenía casi 80 años. Y sé también  que es sabido por algunos que  Acuña cursó el secundario en la escuela  alemana de Bariloche que él dirigía, la Primo Capraro, donde se graduó en  1992 y compartió la foto de fin de año con el consabido nazi. Sí, todo eso lo sé. Sin embargo quiero compartir mi experiencia ad hoc en Los Angeles, California, en el Museo del Holocausto en 1994, cuando Erich Priebke fue descubierto en Bariloche y juzgado en Italia. Pasaron 17 meses hasta que fue extraditado. Después que se lo descubrió en Argentina, Alemania e Italia solicitaron la extradición para juzgarlo. Ocurrió cuando yo viajaba a EEUU por cuestiones de trabajo, cuando combinaba mi práctica de psicoanálisis con mi trabajo en el campo del arte aplicado a la moda y el periodismo free-lance. En cada viaje me quedaba tres días en Los Angeles antes de ir a Nueva York. Trabajaba algunas horas y el resto del tiempo visitaba los maravillosos museos y galerías. Dio la casualidad que la ciudad estaba llena de posters que decían “Ahora el odio y la discriminación tienen un lugar” (NOW HATE AND BIGOTRY HAVE A PLACE): EL MUSEO DEL HOLOCAUSTO. Y hacia allí fui. La sede está cerca de Beverly Hills. Llegué a horario y la guía –son voluntarias- estaba en la explanada esperando a los visitantes. Nos señaló que el Museo tenía dos puertas de entrada: una decía “para gente prejuiciosa” y la otra decía “para gente sin prejuicios”. Supuestamente teníamos que elegir por cuál entrar y ella, esa viejita judía, nos sacó rápidamente de dudas: solo podíamos entrar por la primera porque -nos invitó a pensar-  no existe la gente sin prejuicios, todos discriminamos a alguna persona, a algún sector, a alguna comunidad, a algún grupo humano, a algún vecino, a los porteros, a los administradores, lo sepamos o no. Más vale pensarlo y estar advertido. Entramos y nos entregaron a cada uno un documento que correspondía a alguien que había estado en un campo de concentración. Al final del recorrido nos enteraríamos de cuál había sido su destino.  (La niña de mi pasaporte había muerto a los 15 años en un campo). Me apresuré a ir a la recepción, me presenté como periodista free-lance de Argentina y pedí un press-pack, es decir un sobre con información sobre el museo destinado a la prensa. Cuando dije “de Argentina” noté un movimiento raro entre la gente. Alguien tomó un teléfono y a los dos minutos se me acercó desde el fondo un hombre joven y muy buen mozo. Me dijo “acabo de volver de Argentina” mientras me daba la mano. Yo ya había entregado mi tarjeta. Le pregunté si le había gustado Bs. Aires y me respondió “no estuve en Buenos Aires”. En ese momento sin mucho esfuerzo junté dos ideas y le dije “¿Bariloche”? Me dijo que sí. ¿Nazis”? dije. Sí, fue su respuesta. Acto seguido me invitó muy calurosamente a una conferencia de prensa que daría esa misma tarde a las 3. No podía ir, muy lamentablemente, no había nada que me hubiera interesado tanto como ser testigo. Volaba esa noche a Nueva York y tenía compromisos previos que no podía deshacer, todavía no habían entrado los celulares a mi vida. Me dio su tarjeta donde se leía Rick Eaton,  y me dijo que viera el noticiero de las 7 del canal ABC. Me senté a ver el noticiero antes de ir al aeropuerto y nada. Lo llamé, me atendió el contestador, dejé un mensaje, siempre dejo el mismo “It’s Diana from Argentina” y a los 5 minutos Eaton mismo me llamaba. Comentó que había habido un problema y que se había postergado el informe para la mañana siguiente. Algo me había adelantado sobre el hecho de que había estado reunido con un jerarca nazi en Bariloche, de los nervios no recuerdo exactamente la conversación. Le pregunté cómo había llegado él al nazi y me dijo que haciéndose pasar por un millonario americano que quería donar un millón de dólares a la causa del nacional-socialismo, eso sí, con la condición de entregárselos a Priebke en persona que ya había sido identificado por Donaldson el periodista “del canal ABC en Bariloche mismo, cuando se acercó a un tipo y le preguntó “Ud. es Reinhard Kopps”? No, contestó el sujeto,  “Soy Laufer…. Hace tiempo fui Kopps”  y olvidándose que tenía el micrófono prendido en su solapa le dijo al periodista como en secreto “no tenés que hablar conmigo, vos buscás al pez gordo que es Priebke”. Donaldson lo buscó a Priebke y este sin ningún problema declaró ser el responsable de la masacre de las fosas ardeatinas (ver encuentro en alemán en youtube). 50 años después se sentía a salvo.  Pareciera que en todo momento se sintió a salvo, entre los suyos, en familia. Para hacerla corta, porque estamos escribiendo sobre Soledad Acuña, la ministra de educación de Larreta aunque tengamos que pasar por Priebke que fue el responsable del asesinato de 335 detenidos italianos en las fosas ardeatinas. Los partisanos habían hecho el día anterior, el 23 de marzo de 1944, un atentado poniendo explosivos en un camioncito con basura que explotó cuando pasaron las SS y así mataron  a 33 militares alemanes.  Hitler dio la orden de matar 10 italianos por cada alemán. Buscaron entre los detenidos en varias cárceles y comisarías y también buscaron supuestos partisanos por la calle, hasta chicos de quince años. Los llevaron hasta unas minas abandonadas y los fueron haciendo entrar de a cinco mientras les disparaban a la nuca. Priebke iba anotando los nombres de cada fusilado que caía sobre los cuerpos de los que

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Cine debate político y social: «Los Invisibles»

Cine debate político y social del Llamamiento. Referentes: Alicia Rabovich, Liliana Fijtman y Víctor Gurvit El viernes 19 de noviembre tuvimos el zoom de cine debate para recrear con nuestras apreciaciones la película de este mes “Los invisibles”. Fueron invitados especiales Marcelo Seltzer, abogado e integrante de la Comisión Jurídica del Llamamiento y una invitada sorpresa que nos conmovió profundamente. Marcelo: comenzó aportando que la película tiene muchos disparadores. Desde 1914, con la guerra y la Shoá y más adelante, el cine ha sido siempre un vehículo para interpretar la historia. Con la serie Holocausto se giró la mirada de los perpetradores hacia las víctimas. Durante el juicio de Auschwitz, en cambio, estaba puesta en los victimarios. Hubo silencio en la posguerra. La declaración de la imprescriptibilidad de los crímenes de lesa humanidad en Alemania generó un debate que profundizó los planes de estudios. Hubo otros films que trataron el tema de las víctimas, tales como La decisión de Sophie, Portero de Noche, Un juicio a Dios. A continuación hizo un breve desarrollo acerca de la progresión de leyes y medidas antisemitas del régimen nazi desde 1933, que dieron cuenta de un crescendo macabro. Si los hubo, fue porque aún en Polonia hubo salvadores. “Si los polacos no hubieran delatado hubieran sobrevivido muchos más. Los que se fueron a los bosques, los partisanos, se tenían que proteger de los polacos, bielorusos, ucranianos, rumanos. En los vagones estaban sentados los lituanos y ametrallaban a los que querían escapar”. Quedó sola de una familia de 80 personas, por eso se fue. Recomienda que vayan a conocer el Nuevo Museo del Holocausto. Hay una pared de salvadores. En los Cuadernos de la Shoá que emitía la organización Generaciones de la Shoá, el primer número, casi un libro, fue dedicado a los salvadores. A ella también la salvaron. Estuvo en una barraca con mujeres francesas y belgas militantes que la protegieron. Escuchar a Lea fue emocionante y produjo comentarios en ese sentido de algunos participantes, quienes además hicieron diversos aportes: Catalina Frey recomendó mucho la película. No sabía que se habían salvado en Berlín mismo. Mónica Streger destacó que el valor de la película es que habla de la resistencia de los judíos, un aspecto que además del tema de los salvadores, es novedoso. José Adasko aportó que muchos de los salvadores están entre los Justos entre las Naciones, tales como Hellen Jacob.Silvia Leicher dijo que sus padres se salvaron porque vinieron antes, que ellos conocieron a un polaco funcionario que no quiso entregar a los judíos y fue ejecutado. “Había en Polonia un antisemitismo racial. Engels dice que el “antisemitismo es el socialismo de los imbéciles”. Lea expresa su voz “Siempre hay los que se exponen para salvar a otros, son los que afrontan el miedo, porque el miedo paraliza. Yo muchas veces me pregunté que hubiera hecho…Supongo que no me hubiera quedado pasiva”Compañeres, esta fue la última reunión por este año. Nos encontraremos el próximo para continuar con cine debate. Les deseamos muchas felicidades y un 2022 con salud y justicia social. Hasta entonces!

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Januká – una mirada alternativa

Intrigas y poder detrás de la Janukiá: la lucha por el control del tiempo Rab. (laico) Andy Faur | Judaísmo Laico (1/12/2018) ¿Cúales fueron los motivos de fondo que desataron la Rebelión de los Macabeos contra los griegos y los judíos helenizados?. ¿Qué relación hay entre Januká y los Rollos del Mar Muerto?. ¿Cómo influyeron estos sucesos en el judaísmo hasta el día de hoy? Esta nota se basa en conjeturas expuestas por la prof. Rajel Elior del Departamento de Filosofía  judía de la Universidad Hebrea de Jerusalem, que muchos de sus colegas no comparten. La hipótesis de Elior que analizaremos a continuación, que sostiene que los Rollos del Mar Muerto no pertenecen a la secta de los Esenios, se basa en el hecho de que en los propios manuscritos, los “Esenios” como tales, no son nombrados en ningún momento y sólo son conocidos a través de los relatos en griego de Flavio Josefo o de Filón de Alejandría, sin tener ninguna otra fuente o prueba de la existencia de los mismos. Historia y Arqueología: distintas lecturas A partir del año 1947 se descubre uno de los tesoros históricos-arqueológicos más importantes y relevantes para el estudio de los textos sagrados del judaísmo. Son hallados los Rollos del Mar Muerto o de Qumrám, casi mil textos en su mayoría de tinte sagrado, parte de ellos textos bíblicos y parte composiciones de índole sectaria. Según gran parte de los investigadores del tema, estos rollos pertenecen a los Esenios, grupo judío sectario de la época del Segundo Templo, que se retiró a vivir una vida ascética y célibe en la zona de Qumrám, en el Desierto de Judea. Para ser miembro de esta hermética comunidad se necesitaban años de formación y estudio, así como ceder todos los bienes personales a la misma. Estas hipótesis, avaladas por la mayoría de los historiadores del tema, sitúan su existencia entre el s. II a.e.c. (Rebelión de los Macabeos) y el s. I e.c (Destrucción del Templo), que coinciden con las fechas de los eventos que se relatan en esta nota. El antiguo orden y el tiempo En términos históricos/religiosos generales, el orden bíblico antiguo concluye con la conquista griega del Reino de Judea a manos del rey de origen sirio-heleno, Antíoco IV Epifanes en el año 175 a.e.c. Este rey impone un nuevo orden político y administrativo sobre Judea, así como un nuevo calendario de base lunar, contrario al calendario bíblico antiguo manejado por los Cohanim/Sacerdotes del Templo, que era de origen solar. En el orden bíblico, el año comienza siempre en primavera, y su primer mes es el de Nisan (el de la salida de los judíos de Egipto), como se lo denomina en la posterior literatura talmúdica. Como es sabido, en el calendario tradicional actual, Nisan es el séptimo mes del año judío. El calendario que impuso el régimen griego empezaba en el mes Díos – paralelo al mes de Tishrei del calendario hebreo y que cae siempre en otoño. La dinastía de los Cohanim hasta esta época provenía, según la tradición, de los descendientes de Tzadok (de aquí el nombre de Tzdukim/Saduceos), primer Cohén Gadol (Sumo Sacerdote) del Templo y que, de acuerdo a la genealogía bíblica, eran descendientes de Aharón HaCohén y sus hijos. Jonio ben Shimón es el último representante de este antiguo orden sacerdotal. El período de dominio helénico en Judea es una época turbulenta, compleja y de grandes cambios en el judaísmo. Se imponen nuevas reglas, se subvierten tradiciones y normas, y sobre todo, cunde la anarquía a nivel de autoridades y poderes. En esta coyuntura de luchas de poder e intrigas palaciegas, Jasón hermano de Jonio aprovecha un momento político favorable y se hace del cargo de Sumo Sacerdote, apartando del Templo a Jonio y al resto de los Cohanim “históricos”, no sin antes haber ofrecido una importante dádiva a Antíoco IV y comprometiéndose a realizar reformas administrativas, impositivas y por supuesto imponer a sus súbditos el nuevo y helenizado calendario lunar. Es importante remarcar que éste no era un capricho de Antíoco o de algún movil antijudío en especial, sino que era parte del nuevo orden administrativo imperial para cobrar impuestos en forma sistemática y realizar eventos importantes del calendario griego en todos sus dominios. Es sabido que parte de los Cohanim de la dinastía bíblica estaban dispuestos a cierta cooperación en temas administrativos e impositivos con los griegos, pero por ningún motivo estaban dispuestos a cambiar la herencia del calendario solar. El Templo, desde tiempos inmemoriales funcionaba de acuerdo a éste y cambiarlo representaba para ellos una transgresión al orden divino, imposible de aceptar. Este hecho, dramático por cierto, logra que por primera vez después de casi mil años de continuidad, se rompa este antiquísimo orden y alguien externo al manejo del Templo nombre al Cohén HaGadol, en contra de la antigua tradición bíblica. A partir de este antecedente, el importante cargo de Sumo Sacerdote del Templo de Jerusalem ya no se transmitirá en forma dinástica, sino que estará supeditado a negociaciones, conspiraciones y constelaciones políticas determinadas. Jasón dura tres años en el puesto, le sucede Menelao y finalmente Alkemos, estos dos últimos nada tenian que ver con la dinastia sacerdotal antigua. Estos son los tres sacerdotes conocidos como los “Sacerdotes Helenizados”, que ocuparon el puesto de Sumo Sacerdote entre el 175 y el 159 a.e.c. La rebelión de los Asmoneos/Macabeos y las luchas por el poder En los años 168/167 a.e.c., Antíoco Epifanes impone por la fuerza restricciones a los ritos básicos judíos de aquellos tiempos (obligar a comer cerdo o prohibir el estudio de la Torá, la realización del Brit Mila o el cumplimiento del Shabat), con la clara intención de helenizar a la población bajo su dominio, es decir asimilarlos por la fuerza a la cultura y las costumbres griegas. Los “sacerdotes helenizados” no sólo cooperan con la ejecución de dichas imposiciones sino que tambíen profanan el Templo con prácticas paganas y rituales contrarios a la tradición judía. Judíos helenizados (que es interesante mencionar que componian la mayor parte de los pobladores de Judea de entonces), Templo profanado y sacerdotes corruptos que impusieron y llevaron a la práctica tambíen el nuevo calendario griego, son el trasfondo turbulento en donde se gesta la Rebelión Macabea (167-164 a.e.c.). En una primera etapa, luego de tres años de lucha tenaz

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MIS DÍAS COMO JUDÍO

Por: Alberto Daniel Golberg En el 2000 realicé un stage de 4 meses en la Universidad de California-LOS ÁNGELES, si bien el objetivo era profundizar el estudio de la fisiología de estomas, la razón fundamental fue la de acercarme a una comunidad judía religiosa. La mayoría de los judíos de la diáspora padecemos un “conflicto de identidad” de muy difícil solución. El dilema que se nos presenta posee numerosas aristas, aunque en un afán reduccionista podría restringirse al interrogante: ¿Qué es ser judío: religión, raza, nacionalidad, cultura, todo eso junto? Cada uno debe hacer su propia experiencia para tratar de responder ese dilema Y probablemente termine sus días sin poderlo resolver. Hay quienes se consideran descendientes de Abraham por línea directa, han recorrido un largo camino desde Babilonia hasta Estados Unidos, Rusia o Argentina, otros se conciben como un gajo desprendido del árbol de la diáspora sin saber a ciencia cierta dónde están sus raíces ¿Venimos directamente de Sión o de algún sitio ignoto del Mediterráneo, el norte de África o el  Cáucaso? Quién puede afirmarlo con total certidumbre. ¿Cómo se construyó esa identidad judía si es que realmente existe? Podría haber realizado el stage en Israel pero me pareció un territorio muy complejo para obtener lo que estaba buscando, preferí los Estados Unidos donde la ortodoxia religiosa parece tener un nivel más civilizado porque lo que estaba investigando era la manera de introducirme en el entramado de la identidad a través de la fe religiosa.    Como en la Divina Comedia, yo elegí mi Virgilio       —Descendamos, ahora, al mundo sin luz—dijo mi noble Guía, conmovidoy pálido—. Y yo, al ver su blanca faz:¡Maestro!, si vacila la virtudde tu valor, ¿qué haré? —Hijo querido,lo que en mi rostro ves, sólo es piedad.Y siguiendo sus pasos, me adentréen el primer círculo.  Pero mi búsqueda era diferente a la del Dante, no se trataba de un descenso a los infiernos, modestamente rastreaba mi identidad judía. El Guía elegido resultó ser Roberto Bronstein (llamado Menahem en su metamorfosis al universo de la trascendencia) pues tenía varias ventajas: lo conocía de antigua data, investigaba sobre movimiento de estomas por lo cual me resultó fácil incluirlo en mi proyecto de stage y sobre todo, lo más importante: se había transformado en un religioso ortodoxo. Charlas instructivas tuve con él mientras recorríamos el campus de UCLA; fueron bastante extrañas y difíciles de comprender, estaban relacionadas principalmente con el basamento científico de la fe judía, al menos de la que él ostentaba. El día que abordamos el tema del Génesis se me quemaron todos los papeles: yo pensaba que la única manera de interpretar la descripción del inicio del Universo tal cual la describe el Génesis es asimilándola a una metáfora de la cual seguramente muchos pensadores ya habían encontrado su significado, un sacudón neuronal recibí cuando mi Horacio negó esa posibilidad aduciendo que el Libro era la palabra de Dios transmitida a los hombres y que no cabía realizar ninguna interpretación por fuera de lo que estaba escrito.  Le respondí que si se echaba por la borda la Teoría de la Evolución gran parte del andamiaje de la biología se venía abajo; a lo cual él replicó: ¿Qué es lo que se vendría abajo? Sentí que con eso había llegado al límite de la razón, al menos de la mía y dejé la respuesta rebotando en la arboleda del campus circundante. Otra duda que me había perturbado desde que comencé a interesarme en los misterios de la judería está vinculada con el status de pueblo elegido que ostentamos, privilegio que nos ha costado tanta sangre sudor y lágrimas. A ese interrogante, mi Virgilio respondió: “no es ningún gracia sino una inmensa responsabilidad ante los otros”. -Pero algún beneficio debió haber significado para nosotros y sin embargo sólo nos agració con persecución y muerte (yo). -Las escrituras establecen que Él siempre obra para bien, a veces resulta difícil de comprender el trasfondo de ese bien (él). -Pero como entender la Shoa si consideramos que siempre obra para bien (yo). -Te dije, a veces es muy difícil, quizás imposible para nosotros encontrar la explicación de ese bien (él). Nuevamente sentí que habíamos llegado al límite de mi racionalidad, dirigí mí mirada a una ardilla que nos cruzó a poca distancia y me callé. Virgilio-Bronstein en realidad me tercerizó en la persona del rabino Mendel, un enorme pedazo de humanidad, gordo como el mundo y con tantos hijos que confundía sus nombres o los olvidaba. Había pasado algunos años en Buenos Aires, vivió en el gheto judío del barrio Once, allí estuvo a cargo de una sinagoga, hablaba un español rudimentario que preferí al inglés californiano de los otros rabinos. El objetivo de la tarea que Menahem le había encomendado a Mendel fue introducirme en los arcanos de la fe judía, al menos en su faz operativa; su labor diaria consistía en iniciarme en la colocación del tefilin (o filacteria): se trata de una pequeña pirámide trunca de cuero con unas tiras salientes confeccionadas también en cuero. Mendel me lo colocaba primeramente en el brazo izquierdo y yo debía repetir con él unas frases en hebreo que estaban relacionadas con versículos de la Biblia, al menos eso presumía, la manera de sujetarlo al brazo no era aleatoria (nada es aleatorio en la fe judía, de eso pude darme cuenta muy rápidamente), sino que debían darse siete vueltas siguiendo el trazo de algunas letras del alfabeto hebreo. Una vez concluido el ritual del brazo, lo desataba también siguiendo un protocolo y me lo colocaba en la frente conjuntamente con la correspondiente oración. Cuando Mendel intentó explicármelo, poco entendí sobre el significado de ese ritual; recurrí entonces a mi primer guía espiritual quien me informó que la manera más sencilla de concebirlo era como si fuera una antena que permitía comunicarnos directamente con Él.  La lectura del Libro fue mucho más ardua que la colocación de los tefilines, apenas podía retener algunas palabras sueltas en hebreo y los conceptos se me

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Je suis Karl: los cimientos de la nueva ultraderecha europea

Por: Francisco Pedroza | Agencia Paco Urondo Enviado por: Alberto Ferrari Tras la avanzada de políticas de ultraderecha en Europa y en el mundo, llega a Netflix un nuevo exponente del cine alemán: Je suis Karl. Una película de ficción que recorre las entrañas de un movimiento de extrema derecha. No resulta una novedad la creciente ola de movimientos de extrema derecha en el mundo. En nuestra región lo podemos ver con nuestros propios ojos. Ideas que parecían enterradas hace tiempo, debido a sus sanguinarios desenlaces, hoy vuelven a hacerse presentes pero con otras máscaras y otros referentes. Más allá de esas consignas que creíamos que nunca más íbamos a ver en el poder, hay otro factor que se repite: los movimientos que los difunden están, en general, integrados mayormente por jóvenes, siendo estos los más fieles a sus ideas y los más radicales a la hora de su expansión. Je suis Karl es una coproducción entre Alemania y República Checa donde se aborda esta problemática desde adentro de una organización ficticia. La trama sigue la historia de Maxi (Luna Wedler),  joven alemana e hija de padres que ayudan a refugiados a cruzar la frontera y radicarse en el país. Todo comienza cuando la madre, junto a sus dos hermanos, son asesinados en un ataque terrorista y Maxi conoce a Karl (Jannis Niewohner), un carismático líder de una organización fascista. A partir de este encuentro, veremos las estrategias que usan desde adentro para atraer jóvenes hacia su movimiento, que lejos de ser skinheads o reivindicar algunas de las banderas de antaño, son hipsters, influencers y estudiantes bien posicionados.  Esto se vuelve muy claro cuando, al inicio de un discurso de Karl en la universidad, una de las jóvenes se anima a gritar “Sieg heil”, frase del nazismo utilizada para saludar a su líder. Karl, lejos de condenar aquellas palabras, sólo atina a decir que es parte del pasado y que hay que superarlo. Una especie de referencia a una batalla perdida y no un genocidio. En términos narrativos, el film por momentos cae en lugares comunes y hasta trillados, como apelar a la lastima o al romance. Sin ir más lejos, la historia sobre movimientos radicalizados fue contada muchas veces: en La ola veíamos a un profesor que experimentaba con una clase convirtiéndola de a poco en una organización política; o, más reciente, en la serie Years and Years vemos el crecimiento de posiciones extremistas a lo largo de los años y la simpatía que generan en ciudadanos, que incluso al principio eran reacios. Sin embargo, a diferencia de estas producciones, Je suis Karl no muestra escenarios hipotéticos, sino que refleja algo mucho más crudo y perturbador: una serie de ideas que hoy en día están en expansión y de qué forma son transmitidas. Como señalamos más arriba, estas ideas no son algo nuevo en ninguna parte del mundo, pero hoy son comunicadas de otra manera y esta película se mete en el debate. No sobre por qué para tantos jóvenes son llamativas, eso queda muy claro a lo largo de las dos horas de duración del film, sino ¿Por qué a pesar de todo todavía no hemos podido desterrarlas? Y en especial ¿Qué es lo que realmente están pidiendo? ¿Qué necesitan? En definitiva, si existe alguna forma de satisfacer esas demandas, sin necesidad de recurrir a movimientos extremistas y prácticas violentas, que ya sabemos a dónde nos han llevado en la historia de la humanidad.

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¿QUIÉN ES ESA CHICA, LA DE LA FOTO QUE  APARECIÓ EN EL PROGRAMA DE TELEVISIÓN QUE DIO TANTO QUE HABLAR?

Por: Graciela Perez Esandi (Com. de P. de Género) Es posible que algunos de los lectores de esta revista sepan quién es, o quién era, pero es muy probable que muchos otros, no. Y que una persona joven diga, no la conozco, no está en las redes, no aparece en revistas ni diarios y piense ”si no estás en ningún medio social es como que no existís”. Para esas personas es que escribo este relato. Esa joven, conocida en todo el mundo, se llamaba Anna Frank. Anna nació en Francfort, Alemania en 1929, hace 92 años y murió en el campo de concentración de Bergen-Belsen en marzo de 1945, poco antes de la liberación que se produjo el 8 de mayo de 1945. Tenía sólo quince años, ¿Qué pudo haber hecho para que se la siga recordando aún hoy? Durante su corta vida vivió en su país de origen con su familia sin contratiempos hasta que en 1933 se produjeron hechos violentos muy graves contra los judíos y otros grupos no deseados por el gobierno que asumió ese año. Y pudieron exiliarse en Amsterdam en los Países Bajos. No fué sencillo y tuvieron suerte porque muchas otras familias judías no pudieron irse de su país y sucumbieron en los campos de concentración o en los ghettos que los Nazis formaron para encerrar a los judios en barrios de los que no podían salir. En Amsterdam el padre, Otto Frank, logro tener un empleo, sus hijas, Margot y Anna, pudieron seguir estudiando en la escuela. Edith Frank, la madre, pudo hacer una vida normal. El gobierno Neerlandés era tolerante y neutral. La vida apacible duró hasta que el país fué invadido por las tropas alemanas nazi en mayo de 1940. Ya había comenzado la Segunda Guerra Mundial, y las condiciones nuevamente tomaron un giro para peor. Por segunda vez intentaron exiliarse en otro país o incluso en otro continente, pero no tuvieron esa suerte. A partir de ahí, en secreto, los padres organizaron un escondite, mudaron muebles, ropa, libros, enseres domésticos, todo de manera poco visible, mientras siguieron viviendo de manera normal en su domicilio, hasta que decidieron irse a lo que llamaron luego “La Casa de Atrás”, unos ambientes que estaban detrás de la fábrica donde trabajaba Otto. Para sostener este audaz proyecto tuvieron que contar con personas que los protegieran, que les llevaran alimentos, que los ayudaran a resolver todo tipo de problemas y que no los denunciaran. Además de la familia Frank, se alojaron en ese pequeño espacio, otra familia, los Van Pels, formada por Auguste, Hermann y Peter, madre, padre e hijo, y un dentista de nombre Fritz Pfeffer. En ese encierro vivieron desde el 9 de julio de 1942 hasta que el 4 de agosto de 1944 los hallaron fuerzas de la Grune Polizei neerlandesa y los detuvieron y encarcelaron. El 11 de septiembre de 1944 los llevaron al campo de concentración transitoria de la policía alemana en Amerfoort. Sus protectores fueron Viktor Kugler y Johannes Kleiman, quienes fueron detenidos también, aunque a las mujeres que también fueron protectoras, Miep Gies y a Elizabeth “Bep” Voskuijl, no se las llevaron. La policía se llevó todo objeto de valor y dinero, pero no se llevaron todo. Algo muy importante quedó en ese lugar, gracias a Miep Gies y “Bep” Voskuijl, que pusieron a resguardo el Diario que Anna venía escribiendo desde poco antes que su familia fuera sacada de la “Casa de Atrás”. De los detenidos sólo uno de los ocho que estuvieron escondidos en la Casa de Atrás sobrevivió y ese fue Otto Frank, el padre de Anna. De sus protectores, Kugler y Kleiman sobrevivieron, Kleiman porque fue liberado por cuestiones de salud y Kugler porque logró escaparse y emigró a Canadá. “Bep” vivió en Amsterdam hasta su muerte en 1984. Miep Gies vivió hasta los 100 años. La mención de todos estos nombres es intencional, es para recordar que así como hay personas violentas, asesinas y crueles, hay personas que son compasivas, altruistas, y que resisten las injusticias aún a riesgo de perder sus vidas en defensa de otras personas. A ellos hay que recordarlos y rendirles homenaje también. EL DIARIO DE ANNA FRANK Este texto, escrito por Anna Frank desde el 12 de junio de 1942, el día que cumplió trece años, finaliza el 1ro de agosto de 1944. En esa fecha ella tiene quince años y termina su última anotación diciendo que está “buscando siempre la manera de ser como de verdad me gustaría ser y como podría ser…si no hubiera otra gente en este mundo”. Una adolescente que no llegó a ser adulta, una jovencita que demostró un talento para escribir que se va conociendo al leer su diario al que le había puesto el nombre de “Kitty”. Sus anotaciones están escritas como Cartas a Kitty como si fuera su confidente, con franqueza. Le cuenta todo lo que le pasa, lo que le preocupa, lo que sueña, sus emociones, sus enojos, sus planes para el futuro. Otto Frank recibió de manos de Miep Gies el diario de su hija cuando se supo que no volvería. El padre decidió publicar el libro pero no fue tarea sencilla porque los temas sexuales que aparecen en el Diario no eran tratados en la literatura, mucho menos si era para jóvenes, en esa época. Además, él quiso respetar la memoria de las personas de La Casa de Atrás que Anna mencionaba muy francamente, a veces con simpatía y otras con irritación o antipatía. Finalmente legó los escritos originales al Instituto Holandés de Documentación de Amsterdam. Otto falleció en 1980.

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Y sin embargo, soy judía

Enviado por: Benjamin Falicoff  Por: Alexandra Kohan | El Diario AR (7 de septiembre de 2021) Este año fui invitada por LimudBA a participar de esa lindísima celebración que se llama Rosh Hashaná Urbano. Un acontecimiento que emociona por la alegría que suscitan los lazos comunitarios que se construyen. La idea, como siempre para Limud, es celebrar la diversidad. Me animaría a decir que se trata de sacar lo judío a la ciudad, de que se mezcle en lo público, de ser parte de algo que no se encierre en un “nosotros” -subrayo que no se encierre-. Fue una experiencia de vitalidad y entusiasmo en medio de una época en la que no abundan. Siguen siendo momentos difíciles para todos y considero que estos espacios nos muestran que, a pesar de todo lo que se rompió, a pesar de que la pandemia no haya terminado, la vida sigue siendo posible, sigue siendo posibilidad. Voy a estar siempre agradecida a LimudBA por ese momento. Una parte del texto que sigue fue leído ese día: Yo no sabía que era judía cuando íbamos a lo de mi tía Raquel a comer kreplaj y varenikes.  Yo no sabía que era judía cuando mi mamá hacía un leicaj riquísimo, unos knishes espectaculares, o un guefilte fish exquisito. Yo no sabía que era judía cuando veía el carnet de mi papá de socio vitalicio de Hebraica. Yo no sabía que era judía cuando mi papá decía tujes o shikse. Yo no sabía que era judía cuando pregunté un día qué quería decir que mi hermano estuviera circuncidado.  Yo no sabía que era judía cuando mi papá decía “(tal) es paisano”.  Yo no sabía que era judía cuando iba al templo para los casamientos de los amigos de mi hermana. Yo no sabía que era judía cuando iba a los Bar Mitzvah de algunos amigos.  Yo no sabía que era judía cuando escuchaba a mis amigos decir potz. Yo no sabía que era judía porque en mi casa nadie había dicho nunca “sos judía” ni “somos judíos” ni “soy judío”.  Sé, por mi querido amigo Facundo Milman, que Emmanuel Levinas dice: “no se puede ser judío sin saberlo”, pero yo era judía aunque no lo supiera, pero lo sabía: Como el  inconsciente, que es un saber no sabido.  Y un día supe qué era un matrimonio “mixto”. Porque resulta que, para algunos judíos, yo no era judía, por el vientre de mi mamá, pero tampoco era católica por el apellido de mi papá. ¿Y entonces?  Y entonces pensé que eso también era lo judío en mí: esa errancia, esa expulsión, ese ir de un lugar al otro sin ser alojada del todo, manteniendo siempre una extrañeza en lo familiar, siendo un poco extranjera en lo propio. En mi familia no se practicó jamás ningún ritual religioso, no se celebró jamás ninguna fiesta judía. Y sin embargo, no dudo cuando digo soy judía.  El psicoanálisis me enseñó que una identidad no es algo natural y dado y que, en cambio, se construye a partir de múltiples escrituras, identificaciones, legados, determinaciones, muchas de ellas, la mayoría, inconscientes. Sé, porque estudié psicoanálisis, que la identidad es un palimpsesto que se construye con otros, en la alteridad. Que no hay Yo sin otro y que la identidad es siempre un poco precaria, movediza, inestable; que el ser es una ficción -verdadera como toda ficción-. Y sin embargo, no dudo cuando digo soy judía.  La identidad es un palimpsesto que se construye con otros, en la alteridad. Que no hay Yo sin otro y que la identidad es siempre un poco precaria, movediza, inestable.Y sin embargo, no dudo cuando digo soy judía. Las lecturas que hice a lo largo de mi vida me enseñaron que los esencialismos son una usina de prejuicios, que se trata de que sospechemos de eso que tiende a la naturalización, que los esencialismos funcionan como un modo de obturar preguntas y coagular estereotipos, de conformar odios y segregaciones. Comparto lo que dice Milman: “ser judío no es una esencia, es la imposibilidad de ser total”. Eso también me lo enseñó el psicoanálisis. Y sin embargo, no dudo cuando digo soy judía. Yo, que creo con vehemencia, que pensar es dudar, hacer vacilar las certidumbres; que pensar es hacer preguntas, abrir hiatos, interrogar las certezas, no dudo cuando digo soy judía. Quizás porque no dudo del poder performativo de la palabra, acaso porque sé que la palabra no es sólo un decir, sino que es un hacer, acaso porque sé que el ser es un efecto del decir, acaso porque sé que la palabra funciona en la medida en que se responda por ella, es que no dudo cuando digo soy judía. Me gustó mucho lo que dijo Wally Liebhaber en otra edición del Rosh Hashaná urbano: “el judaísmo es esa pregunta constante que no termina (…) nadie puede arrogarse el derecho a decir quién es judío y quién no (…) cada uno tiene su manera de ser judío”. Gershom Scholem también había dicho: “¿qué es ser judío? seguir preguntándoselo”. Martín Kohan lo dice así: “Me preguntaba, pues, por mi judaísmo. ¿Era judío? ¿había dejado de serlo? Claro que era judío, ¿pero en qué sentido lo era? Me hacía la pregunta, y no daba con la respuesta. Me llevó algún tiempo advertir que el judaísmo radicaba en la pregunta. En la pregunta, antes que en cualquier respuesta”. ¿De qué está hecho mi judaísmo? y no ¿qué es mi judaísmo? Dice Diana Sperling: “el acento más puesto en el hacer que en el ser, y el hacer no constituye identidad porque nunca se aquieta, es dinámico”. Me gusta pensar ahí, en eso que me fue legado sin saber, en eso que me fue transmitido sin aleccionamientos. Quizás porque en mi familia no hubo dogmatismos es que puedo decir soy judía sin tener que dar explicaciones. Quizás porque uno de los legados más importantes de mi papá fue el de practicar la diversidad. No solo casándose con una mujer no judía, sino evitando hacer de eso una épica. Y es que sí, como dice Diana Sperling, «lo que caracteriza a lo judío es la diversidad”. Quizás porque en mi familia

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1er. CONCURSO DE NARRATIVA BREVE: “Pequeñas historias o cuentos de la vida judía en la Argentina”

EL LLAMAMIENTO ARGENTINO JUDÍO y la Comisión de Cultura invitan a participar de su 1er. CONCURSO DE NARRATIVA BREVE – Edición 2021 “Dardo Esterovich” Tema: “Pequeñas historias o cuentos de la vida judía en la Argentina”. BASES DEL CONCURSO: 1.          El concurso es abierto y gratuito a todo/a aquel que quiera participar. Es de alcance internacional. 2.          Se convoca a presentar trabajos escritos que no hayan ganado premios anteriormente. 3.          Las obras deberán estar escritas en castellano. 4.          Las narraciones se enmarcarán bajo el siguiente tema: “Pequeñas historias o cuentos de la vida judía en la Argentina”. Pueden ser de ficción o real. 5.          Sólo se puede presentar un trabajo por participante. 6.          Las obras figurarán bajo un seudónimo y serán enviadas por correo electrónico a la siguiente dirección: llamamiento.concurso@gmail.com.         Se enviarán 2 documentos Word adjuntos con el siguiente texto en el asunto: “1er. Concurso Llamamiento Argentino Judío”.         En un primer documento Word se enviará la obra. En el encabezado y en cada hoja debe figurar: «TITULO DE LA OBRA – SEUDÓNIMO (con el que se participa)«         Un segundo documento Word con el título: “PLICA – seudónimo (con el que se participa)” debe contener los siguientes datos indefectiblemente: seudónimo, nombre y apellido, edad, número de documento, título del trabajo presentado, domicilio, teléfono y correo electrónico (recomendable). 7.          Los trabajos no podrán exceder las tres (3) carillas en letra Arial 12 a doble espacio y numeradas.  8.          Los tres trabajos ganadores -diferenciados en 1er, 2do, 3er lugar y menciones- serán premiados con medallas, diplomas y con la publicación virtual de los mismos en todas las redes del Llamamiento Argentino Judío.  9.          Todos los premios podrán ser declarados desiertos. El Jurado estará conformado por distintas personalidades vinculadas al tema y sus nombres se darán a conocer en el acto de entrega de premios. 10.       Los premios se entregarán en un acto de premiación a realizarse entre los meses de abril y mayo 2022. En ningún caso se enviarán por correo. 11.       El fallo del Jurado será inapelable.  12.       La participación en el presente concurso implica el conocimiento de las bases y su total aceptación. IMPORTANTE: El no cumplimiento de las presentes bases implicará la descalificación automática del trabajo presentado. 13.       El Llamamiento Argentino Judío se reserva el derecho de incluir los trabajos en sus redes sociales u otros medios gráficos, radiales y televisivos como así también formar parte de un potencial libro.  14.       Se establece como fecha y hora tope para recepción de los trabajos, el 31 de diciembre de 2021 a las 24 horas. 15.       El resultado del presente concurso será dado a conocer a través de la página Web del Llamamiento Argentino Judío.   16.       Se podrán hacer consultas al correo electrónico:  llamamiento.concurso@gmail.com. Si tenés previsto participar enviando un trabajo, podés completar este muy breve form para tener un número estimativo de participantes. HACER CLICK AQUÍ (Es opcional)

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